Urbi et Orbe

Mark Zückerberg, el todo poderoso dueño de Caralibro, se nos ha descolgado hoy con una serie de declaraciones interesantes, a raíz del discurso que con motivo de su graduación en Harvard, ofreció “Urbi et 0rbe”, que este tipo de gente habla siempre así.
Le costó al bueno de Mark, según nos cuentan las crónicas, doce añitos eso de terminar la carrera, que estaba el muchacho dedicado en cuerpo y alma a levantar su imperio, y no estaba para broncas de cátedros, digo yo. Sus papás encantados, la sociedad americana casi tanto como la familia, y él supongo que no se habrá apuntado a la cola de los estudiantes que buscan un puesto de becario en algún bufete de campanillas.
Ahora bien, en su discurso ha mencionado algunas cosas, que me han gustado, y que llevo diciendo bastante tiempo, otras desde luego que son suyas, y solo suyas, que no me lo ha copiado todo.
La primera que debo reconocerle, es su mención a que la cantidad de dinero que ha obtenido, le parece obscena, y me consta que va a dejar toda su fortuna a la Fundación que ha creado.
Piensa Mark, que el mundo debe ser más igualitario, en el buen sentido de la palabra, y que para mí, y parece que para él se fundamenta en la igualdad de oportunidades para todos, es decir, que todo el mundo pueda tener la mejor educación, y eso forzosamente no quiere decir que vaya todo el mundo a Harvard, sino aquellos que realmente tengan los méritos personales para conseguirlo.
No sé si está planteando la gratuidad de la institución para los alumnos, de forma que la financiación llegue por otras vías, que realmente los alumnos son en casi todos los casos los únicos que no pueden pagar los costes del aprendizaje.
Plantea que la educación debería ser algo “personalizado”, y lleva razón, todos somos diferentes, y de la misma forma que tendemos a buscar soluciones a las enfermedades, o a las compras de bragas que se ajusten lo máximo posible al objetivo que se plantee, por qué no hacerlo con la educación.
No tardaremos mucho en ver impresoras 3D en el Corte Inglés, imprimiendo tu camisa o tus gayumbos siguiendo las instrucciones que tu ADN y su expresión fenotípica haya calculado un algoritmo, que tendrá en cuenta tus alergias y lo que espera tu entorno acerca de tu aspecto externo.(La búsqueda desesperada del «me gusta» de la manada)
La educación, que desgraciadamente ha ido perdiendo a pasos agigantados en todo el mundo (quizás con la excepción china) calidad y eficacia, parte de la idea de que todos somos iguales (falso), y el objetivo que demasiadas veces se reduce al trámite administrativo de haber superado unos protocolos, y el tipo de adoctrinamiento que debe insertarse en el cerebro de los estudiantes, no son desde luego una metan aceptable.
La consecuencia, es ir obteniendo cada vez más poblaciones homogéneas, poco formadas, bien adoctrinadas, que hace la vida más fácil a cualquier cadena de producción a la hora de plantear los productos que deben salir al mercado.
Las tecnologías que hoy tenemos disponibles son perfectamente capaces de diseñar sistemas de educación personalizados, nunca la misma materia para los cuarenta alumnos de la clase, cada uno tiene sus capacidades, sus intereses, sus deficiencias, y sus virtudes.
Y eso lo conocen perfectamente las compañías de gran consumo..(y no tan grande), que son capaces de decir con precisión apechuscante, qué vas a comprar mañana no ya como consecuencia de la conducta del grupo, sino con tu posición dentro de la manada. Pero sin embargo el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, no es tan profundo como el que pueda tener sobre nosotros el director de márketing de la multinacional de turno, y en eso jugamos con absoluta desventaja.
Así, que amigo Mark, ¡uuupppss! ¡que no tengo Caralibro!, estoy de acuerdo en tu campaña de personalizar la educación, aunque no sé cómo se integrará el factor humano del educador en todo eso. No sé si podremos unirnos sentimentalmente a nuestro maestro, que quizás sea un elemento holográfico. Pero todo se andará.
Parece que en esto de la igualdad, mencionó algo que es realmente importante, y es la pérdida de talento que sufre el mundo por la falta de medios económicos individuales en la mayoría de los casos.
Y es que lleva razón, la falta de un colchón económico provoca que la mayoría de los seres humanos deban utilizar sus capacidades para la supervivencia, quedando relegada la creatividad a aquellas personas que tienen recursos suficientes.
Y es cierto que la cantidad de talento que a cada momento desaparece por el sumidero es insoportable.
Esto entronca con la famosa renta básica de la que cada vez se habla más cuando se empiezan a considerar las consecuencias de la aparición de la Inteligencia Artificial de forma importante en la robótica, en los mercados de trabajo.
Reconozco humildemente mi incapacidad de poder determinar si una renta básica que garantizase de por vida a todos los seres humanos un bienestar aceptable, sería la solución. Lo ignoro, porque mi bienestar es diferente del suyo, señor lector, y no te digo nada si eres bosquimano, o de la Isla de Java, que nuestro concepto de bienestar depende del adoctrinamiento que hemos recibido en nuestras épocas de formación, y si seguimos las ideas de Mark, que me gustan, y tenemos una educación personalizada mi bienestar básico deberá ser personal, y además su coste será consecuencia directa.
No es fácil enfrentarse a los retos que la nueva sociedad nos va lanzando, sobre todo cuando las primeras consecuencias que ha tenido esta nueva era sobre la Humanidad ha sido una desviación de rentas desmesurada hacia capas de la población muy selectas, con el consiguiente cabreo general, que garantizo reventará por algún sitio, de forma cruenta o incruenta, pero reventará.
Que quisiera recordarle a Mark, que el acceso que él tuvo a una educación en Harvard, se debió a que ya estaba entre los elegibles posibles, cosa que mi amigo de dieciocho años que cose ropa deportiva en Katmandú a un dólar la hora para los de Columbia o North Face, nunca pudo serlo.
Ni las niñas mejicanas a las que su madre pone a la venta sus virginidades a los trece o catorce años, para que un narcotraficante o un blanco rico del norte opulento, las viole por mil o dos mil dólares. No, esas tampoco serán elegibles para al menos intentar algo en Yale, en Stanford, en Oxford, en Bocconi, en Tübingen en…..
A lo mejor en los proyectos de la Fundación del bueno de Mark, estas cosas se tienen en cuenta, que siempre que un mil millonario se mete en estos líos de las fundaciones me suena a lo mismo. No voy a pagar impuestos, y como soy lo suficientemente soberbio y rico, decido yo las políticas de inversión, que los representantes políticos de los ciudadanos no lo saben hacer.
Con su pan se lo coman

4 comentarios sobre “Urbi et Orbe”

  1. Me convence más lo de la igualdad de oportunidades para todo el MUNDO que lo de personalizar más la educación: 15 niños blancos europeos en un cole de un barrio bien lo tienen todo ya muy personalizado, o al menos personalizable, si alguno de los 20 adultos a los que toca el niño per capita así lo quiere.
    Supondría un cambio mucho más significativo que todos pudieran acceder a una buena educación. Así que a ver si mejoramos por esa parte.
    Como siempre, me encanta leer lo que escribes.

    1. Pues muchas gracias hija, pero permíteme que haga una pequeña matización en el sentido de que cuando hablamos de educación la mayoría de las veces estamos hablando de adoctrinamiento. Creo que sabes perfectamente diferenciar y además corregir en tu caso con tus hijos la carga de doctrina con que te vienen del colegio.

  2. Pufff! Que mal sabor de boca dejan estas reflexiones ta reales!
    Y sí… a mi también algunas fundaciones me suenana rarillo..
    Por cierto este artículo ya circula.por «caralibro»

    1. Anda, pues no sé quién lo habrá colgado, que yo lo paso a un número limitadísimo de personas, no más de cinco a parte de la familia….

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