In God we trust….and in the devil as well

Me acuerdo de lo que decía el bueno de Jean Paul Sartre, el gran estrábico existencialista, cuando daba su idea del diablo:
-El diablo son los otros.
Así que en una de sus obras de teatro…Huis clos, a puerta cerrada en su versión española, imagina el infierno como una habitación cerrada en la que los personajes, dos mujeres y un hombre deben estar juntos toda la eternidad mortificándose.
Recuerdo a Adolfo Marsillach, a Nuria Espert y a Gemma Cuervo en el Poliorama de Barcelona. Tendría yo dieciséis años, y se me quedó grabada aquella visión del “diablo-mayordomo” y del triángulo que al montarse debe durar toda la eternidad, cierto que no es un triángulo corriente, ya que deberá tener la pareja de “enamorados” como testigo de su ¿amor?, a una persona que odian. Incluso, cuando les abren la puerta, prefieren seguir allí.
Bien por el nihilista, es una aburrida forma de presentar el infierno, un poco cutre incluso, si me apuran, pero el bueno de Sartre, a través de su obra llena de pesimismo, en su intención de creer dar un atisbo de libertad al ser humano, al eliminar la vida eterna, y con ello la manipulación que las amenazas y supuestos premios que las religiones ofrecen a sus seguidores, no consigue más que construir una angustia creada por la propia existencia.
Se olvida Sartre, al presentar su obra Huis clos, que si su diablo/mayordomo representa un papel para la humanidad, forzosamente debe existir su contrario, es decir, un dios. Las fuerzas no deben estar descompensadas, ya que si su diablo en algún momento hace algo positivo, cambia su rol, y si no lo hace, si su comportamiento es eternamente en la misma línea, es a la vez dios y diablo, ya que sus actos no serían parangonables con lo que cualquier calificación sería imposible.
Hace mal Sartre en declararse ateo, y crear un personaje que representa al diablo. Pero qué le vamos a hacer, era un representante de la Gauche Divine, y le perdonamos hasta que renunciara al premio Nobel, aunque fuera pecado de soberbia, ciertamente.
Santo Tomás, en su Summa Teológica, ya habla de los ángeles caídos, afirmando que su pecado de soberbia, podía ser casi de autoidolatría. Bueno.
Siempre he pensado que de todos los pecados capitales, el peor considerado es la soberbia, es decir, la rebelión, como el deseo de conocimiento y de omnipotencia que la misma Biblia en el Génesis atribuye a los primeros humanos, y por el que seguimos pagando en este ¿valle de lágrimas?.
Algunas interpretaciones del magisterio postconciliar del Concilio Vaticano II, han sido consideradas por ciertos teólogos como la negación de la existencia del diablo, pero me temo que papas posteriores, se han apresurado a comulgar con San Agustín, por ejemplo, y dejar clara su existencia. Lo ha hecho, según creo, PabloVI, y el actual Papa Francisco.
También Benedicto XVI, abogó por su existencia, ya que Juan Pablo II, de alguna forma la negaba, acercándose más a Kant definiendo cielo e infierno no como lugares, sino como estados del alma.
Satanás, llegó a decir, está vencido, ya que Jesús nos liberó de su temor. Creo, sin atisbo irónico por mi parte, que “La Congregación de la doctrina de la fe” que presidía Benedicto XVI, se le venía abajo sin demonios que perseguir, ni mal que acorralar, pero eso es harina de otro costal.
Siempre me ha gustado el dicho popular de ponerle una vela a Dios y otra al Diablo, que no deja de tener un significado teológico campechano muy interesante. La competencia es buena, y la convertimos en oligopolio con el Mazdeísmo. Ahura Mazda, el Dios, necesita la adición de la figura de un fiscal, de un enemigo, Ahriman, y así se cerraba el círculo.
Posiblemente en nuestra tradición judaica, la contraposición a Yavé de un enemigo, de un diablo, que trasciende al cristianismo como el creador del mal, pero no del mal puro, sino como contraposición a la obra de Dios, que tampoco es el bien puro, son dos elementos de fuerzas equilibradas librando su batalla en todos y cada uno de nosotros.
Esta tradición persa del mazdeísmo, posiblemente se trasladó la religión judaica durante el cautiverio en Babilonia…va pensiero. Y quizás provenga de la India, o de los cultos egipcios, en donde también hay fuerzas contrapuestas, el creador y el destructor, que a la vez da la opción al primero de seguir con su obra, y al segundo de destruirla en un recorrido “ad infinitum”.
Hasta las religiones solares (Sol Invictus) como los cultos mitraicos, tienen su opuesto, tienen su nacimiento y su muerte diaria, los ciclos deben mantenerse con el nivel de complejidad que se quiera.
Necesitamos al diablo tanto como necesitamos a dios, so las dos caras de la misma moneda, y además están ambos en nosotros, como mantenía Juan Pablo II, pero con el añadido de la trascendencia a nosotros mismos que sugieren las interpretaciones que ligan cielo-infierno, dios-diablo a un lugar casi físico. Puede estar en una de esas dimensiones paralelas de las que nos hablan los físicos teóricos. La complejidad de la existencia está fuera de nuestra comprensión, o al menos de la mía.
Todos tenemos un poder de creación, a la vez que un poder de destrucción, en nosotros mismos, y aunque queramos negar a veces su existencia, están en nosotros, a niveles quizás desconocidos, o en niveles rutinarios, pero nuestra concepción dual del entorno con su calificativo de bueno o malo, de conveniente o inconveniente, de positivo o negativo, hace que continuamente perdamos la perspectiva real de nuestro entorno.
Nos es difícil al analizar un hecho, no juzgarlo y clasificarlo de inmediato, decidiendo si está del lado de dios o del diablo, sin darnos cuenta que siempre, cualquier hecho, cualquiera es en esencia neutro, somos nosotros quienes lo demonizamos o lo deificamos, además, las más de las veces sin análisis.
Ya he comentado en anteriores ocasiones el hecho de que rechazo los “ismos” y los “istas”, así que de la misma forma que estoy separado de las liturgias del lado de dios, también los hago de las liturgias del diablo, ya que pienso que la única liturgia está en nosotros mismos, y no nos debe ser dada de forma externa. Eso se llama adoctrinamiento.
Así, que a este nuevo dios, el del billete del dólar, debemos contraponerle una fuerza similar, que pueda destruirlo para que nazca de nuevo, y tengamos los ciclos que necesita la existencia.
Ese posiblemente sea el origen de nuestra crisis de valores, que está devorando a la sociedad de la era de Acuario, ya que no aparece diablo que nos haga considerar, con fuerza, el no adorar al dios dinero de la era nuestra. No se me ocurre un diablo con la suficiente fuerza que no sea la cultura sin ataduras, pero me temo que el portal de Belén ha sido alquilado a un grupo hotelero por una buena cantidad de dinero, y la cultura universal, no tiene sitio donde nacer.
Buenas noches, y buena suerte

In God we trust….others pay cash, Credo in unum Deum

Es un viejo chiste de bares americanos, ya sabéis, ¡Aquí no se fía!. El famoso lema de los billetes de dólar siempre me ha parecido una declaración de intenciones milenaria, es la última elevación del monoteísmo en su forma de becerro de oro.
Las cosas no son nunca casuales, el lema apareció por primera vez en una moneda americana allá por 1864, una moneda de dos centavos, en pleno mandato de Abraham Lincoln, y con el Sur casi derrotado. Fue una moneda de dos centavos.
Hasta 1956, Eisenhower, no cambió el lema “E pluribus unus” de los Estados Unidos en el escudo, por “In god we trust”, con lo que cerró el círculo iniciado con la declaración de creer en el Dios dinero, a pasarlo a lema nacional.
Como he dicho muchas veces, no creo en casualidades, y esa unión del dinero, el lema de una nación, y la creencia en un Dios, me parece humanamente peligrosa, y creo que se diseñó de forma consciente.
Eran lo años del “American way of life”, las casas americanas en urbanizaciones impolutas, los “haigas” por las calles, los primeros grandes deportivos ronroneando por la interminables autopistas que unían estados. Las famosas interestatales. Con un oficio sencillo tenías aparentemente una vida cómoda, una lavadora, un lavaplatos, y cine por las noches a un “pavo”, con palomitas.
Cierto que Eisenhower había ganado una guerra, que se había desarrollado en otras tierras, Alemania y Japón destruídos, Rusia solamente un problema ideológico y militar controlado. Eran los verdaderos amos del Universo, con todo el poder, con el mejor ejército.
Eran los tiempos de la guerra fría, se cerró en falso la guerra de Corea, empezó el avispero vietnamita, y los desastres humanitarios en Laos y Camboya. El Dios de “in God we trust” estaba venciendo.
Siempre he creído, que no hay nada más antiliberal que creer en un solo Dios, sobre todo porque su definición ha sido siempre confusa para mí. Podemos hablar de una fuerza creadora, de un origen de las cosas, de un pulso que hizo expandirse a la materia, y en una de sus múltiples y aleatorias combinaciones dio lugar a lo que entendemos por vida los humanos.
Podemos pensar en una Fuerza que controla el Universo, pero nuestro antropocentrismo hace que empecemos a circunscribir la idea al las calidades del ser humano y al ecosistema que nos rodea.
No sé por qué, pero el común de los mortales acabamos confundiendo a Dios con las teorías religiosas, con las normativas morales, y consecuentemente con diferentes grados de sumisión al final, así que empieza a gritar que hace esto o aquello, en nombre de Dios, que hay que proteger a Dios, que hay que luchar y morir por Dios….”In God we trust”, que hay que confiar en Dios.
Lo más chocante de todo esto, es que nadie tiene clara la idea de Dios. Se tiene la idea que las confesiones religiosas nos han inculcado en nuestro adoctrinamiento, y se tienen claros los ritos que hay que hay que seguir, la moral a la que hay que subyugarse, voluntariamente, claro. Pero la idea abstracta, no se la he oído a muchas personas.
Recuerdo cuando el Profesor Satorras, en sus clases de filosofía, pugnaba por desasnarme intentando que entendiese los postulados de Tomás de Aquino, que demostraban la existencia de Dios, y algo se me quedó, que si el primer motor inmóvil, la causa sin causa, la esencia la existencia , la jerarquía de las cosas , el orden del Universo.
No voy a ponerme en plan teólogo, no es mi intención, es mi recuerdo de la filosofía de sexto de bachillerato del plan 56, y se me quedó corto para entender que de todas esas causas enunciadas por el filósofo italiano al principio del siglo XIII, llevaban a un Dios que es una idea, no a la idea de Dios que las diferentes creencias religiosas intentan introducir a sus seguidores.
Creer en Dios se ha transformado en algo complejo si se trata de separarlo de las religiones, que desde mi punto de vista lo que transmiten es una especie de héroe con superpoderes, alguien, (no algo) capaz de crear, de destruir, de vengarse, de amar, es decir con todos los atributos de los seres humanos pero en plan superlativo.
Para eso nuestros ancestros egipcios, griegos, germanos….transformaban la Cosa en un creador de dioses, y luego cada una de esas creaciones tenía una función que daba la posibilidad de una adoración, o una fuente de deseos. Lo malo fue la intransigencia de los monoteísmos, que aunque se mitigó con los santos, los profetas, no dejaban de retratar ese pasado de creencias de nuestros ancestros, aunque se introdujo el elemento del, llamémoslo, Dios dictador, suponiéndole una cualidad humana que podía infundir terror si te alejabas de Él .
Hoy, decimos en el billete de dólar, “in God we trust”, y lo ponemos en la orla del escudo del Imperio. Es un nuevo Dios, moderno, terrible, agresivo, frío, pero que despierta amor, ya que todos quieren poseerlo, que construye más que crea, pero que nos aleja de la idea que deberíamos tener cuando alguien nos pregunta ¿qué es Dios para ti?, y estemos forzados a centrarnos en la idea, no en la funcionalidad, no en la moral de la religión, sea esta cual sea, incluída la religión del poder, de la ambición, de la bondad, de la guerra o del amor.
Así que al quitarle a Dios los atributos humanos, con que lo hemos dotado, que cada uno se pregunte, que es lo que queda, y si se ve algo, eso quizás sea la divinidad.
No podemos pensar que en el objeto de adoración “urbi et orbe” que es hoy el dinero, está todo lo deseable, y que fuera de él esta el llanto o el crujir de dientes, pero es muy difícil evitar esa idea, somos nuevos “Gollum” abrazando nuestro tesoro, nuestro saco de monedas, nuestro anillo de poder.
La única posibilidad que nos queda de una posible apostasía, es el aislamiento de la pobreza, y la ignorancia a que nuestro entorno nos someterá como el peor castigo que a seres gregarios que somos pueda condenarse.
El siglo XXI, nos ha traído el esplendor de los nuevos Sumos Sacerdotes de la religión del “In God we trust”, y nos dedicamos a admirarlos, a intentar copiar el garaje californiano, o la tienda de modas gallega, ¿qué más da?. Ellos en nombre del dios al que adoran, nos ofrecerán como sacrificios de sangre para elevar “ad infinitum” su comunión suprema. A Él seguirán adorando, estableciendo la moral que nos permita ser acólitos de su religión. Fuera está el llanto y el crujir de dientes
Buenas noches, y buena suerte

Oye…y tu chico, ¿de qué trabaja?

Estaba oyendo un programa sobre posicionamiento de empresas en buscadores de Internet.
El especialista, que por su voz debía ser muy joven, afirmaba cosas como que San Google bendito, llega a tener en el mundo de los buscadores cuotas de mercado que en algún caso superan el 90% en países como España, aunque en China no se comen un colín, ni el agujerito de un Donuts.
Hablaba este muchacho, de que Google empieza sus operaciones allá por 1998, o sea, ayer como aquel que dice, y recordaba algunos de los buscadores que fueron desapareciendo con el crecimiento de esta, hoy, enorme compañía…¿Recordáis Alta vista, Panda, incluso Yahoo, o Terra?. Tan cercanos en el tiempo, y sin embargo tan lejos ya en la memoria.
Al hilo de todo esto, me he puesto a considerar, si realmente ha existido un cambio en las profesiones desde digamos hace tres generaciones, proyectándolas al menos una más hasta los que hoy están en el primer tercio de su vida profesional, y si parece que si por las nuevas prioridades que la Humanidad va definiendo.
Mi abuelo nace en 1888, en un pueblón andaluz, en donde se podían tener muy pocas salidas profesionales si te quedabas en el mismo. Podías ser empleado público, esclavo del señorito, o señorito.
Mi bisabuelo, a parte de varios hijos, que es lo que se daba entonces, tenía un sueldo de empleado municipal, que hoy no estaría lejos de lo que se conoce como secretario de ayuntamiento.
Posiblemente tuviese un cierto nivel cultural, y la única salida que vió para sus hijos fue la milicia, y para sus hijas el matrimonio.
Nunca dejaré de agradecérselo, porque si la solución para su prole hubiera sido darlos a la iglesia, yo no estaría aquí, o querría ser obispo como el yayo.
Podías estudiar leyes, o medicina. También podías dedicarte a la enseñanza, o dedicarte a construir casas o caminos. Algunos más avispados aprendían el oficio de banquero, o directamente iban al comercio, negociantes, vaya, se les llamaba.
Los oficios, directamente emanaban de los gremios, y no los voy a listar, porque son de sobras conocidos….y poco más.
Por fin quedaban los artistas, pero ya se sabe, es una raza de las que nunca han tenido buena prensa entre el “establishment”, mientras el artista estuviera vivo. Luego ya era otra cosa.
El desarrollo de las ciudades en el siglo pasado, hizo cestos casi con los mismos mimbres, con muy poca más especialización, ya que de lo que se trataba era de sobrevivir a los holocaustos que tuvieron lugar en la funesta primera mitad del siglo. Profesiones nuevas, muy pocas, muy pocas. Pero el germen del desarrollo de nuevas profesiones estaba ya en la tierra, bien abonado, y con agua suficiente.
Pero el otro lado de las guerras significó avances en campos de la ciencia inexplorados o apenas intuídos.
Quiero pensar en el desarrollo de las comunicaciones, con dos hitos y medio, el teléfono, la radio, y el medio….la tele, claro.
La cantidad de nuevas profesiones que dieron lugar el desarrollo de estos inventos, los que ofreció la aeronáutica, o el desarrollo de la energía atómica en todas sus aplicaciones, hizo, que la pregunta ¿en qué trabaja tu chico?, se hiciera millones de veces, y la respuesta;
-Pues no sabía que eso existía-, se utilizara también millones de veces.
El mundo de Internet ha puesto las cosas patas arriba, literalmente, y en menos de veinte años lo ha cambiado todo, es decir, todo aquello susceptible de ser cambiado, que los Alba siguen en Liria, los Rockefeller a lo suyo, y los Rostchild, con su vino.
Seguro que muchas veces se ha escrito que esto es la tercera revolución industrial, y como las dos anteriores se va a llevar por delante infinitas formas de vida, ilusiones, sueños en todos los países del mundo. Posiblemente sea así, pero ha cogido con el pié cambiado a demasiada gente, y eso tiene un aquel de injusticia sin culpable definido.
Me explicaré, hasta mi tercer curro, que apareció un ordenador en mi compañía, un IBM 36, que nos hizo de lo más modernos, y se usaba para poco más que llevar la contabilidad, eso de la mecanización se reducía a una máquina de escribir eléctrica, y a una grabadora de casette, si querías dejar algún comentario o una instrucción a alguno de tus colaboradores. Hablo de la década de los ochenta, en la que debías llevar monedas por si tenías que llamar a la empresa si andabas de viaje y te surgía una urgencia. A mí me formaron para eso en las escuelas a las que asistí, y si se me hubiera ocurrido decirle a mi padre que mi vocación era la de posicionador de contenidos en buscadores de la red, le da un para allá como poco, y me manda a Sant Boi a que me lo miraran. (Sant Boi era donde estaba el manicomio de Barcelona, vaya, lo de Ciempozuelos en Madrid).
La generación de mis hijas se enfrentó con el mundo digital en estadíos más tempranos que yo, les pilló en su fase de estudios universitarios, pero aunque me sonaba, incluso a mí, si me dicen que se van a dedicar al diseño de sistemas para la explotación de la realidad virtual, les hubiera puesto la misma cara que mi padre me puso a mí cuando le dije eso de la Biología, a finales de los sesenta.
-¿Y eso para qué sirve?, dijo mi padre, y llevaba razón en el momento, la mía fue de las primeras promociones, que antes estaba eso de Ciencias Naturales, y poco menos te veían de “boletaire”, o con una redecilla y un salacof persiguiendo mariposas, actividades por otra parte dignísimas, claro, pero que no se veía si luego te daban para comer o para lo de la hipoteca.
De contar guisantes para ver las leyes de Mendel, o aprenderte las clasificaciones de Linneo, a ser experto en secuenciación de DNA, hay un mundo, que se ha recorrido en muy poco tiempo, demasiado poco, me temo, aunque se ha hecho con eficacia.
Miedito me da cuando veo a los enanos de la familia, dándole a la Tablet de turno, con una facilidad pasmosa, como cualquiera de sus coetáneos, y me hago la misma pregunta, una y otra vez.
¿Serán las profesiones y las especializaciones que empiezan a sernos hoy familiares las que harán productivas a las nuevas generaciones?.
Mucho me temo que no, que ellos vivirán en un mundo que hoy ni nos imaginamos, y lo que hoy es el reino de las telecomunicaciones, con todo lo que conlleva, ignoro totalmente si seguirá siendo la estrella, o los tiros irán por otro lado.
En mi limitación e ignorancia de casi todo, lo que he aprendido, es que la única profecía que he visto, de alguna manera hacerse realidad, fue la de Orwell en su 1984, publicada año y medio antes de mi nacimiento, todas las demás….2001 de Clark, o los cuentos de Bradbury, o las historias catastrofistas, ni se han hecho realidad, o se han desarrollado en universos paralelos. Ni siquiera la peliculilla de “regreso al futuro” dio una en el clavo.
Así que ¿para qué debemos preparar a las generaciones que ahora están apareciendo?. No lo sé, realmente no lo sé, fuera de las tradicionales profesiones milenarias, que ya veremos cómo evolucionan, si la inteligencia artificial sigue desarrollándose.
Muchas veces pienso que al crear protocolos para la mayoría de las cosas que hacemos, junto con el desarrollo de la robótica, mi médico del futuro, será una pantalla, con una inteligencia artificial que posea todos los conocimientos médicos, y unos protocolos que seguirán al pié de la letra, para, seguro, mi beneficio.
Y esa visión es ampliable a lo que se quiera, fábricas con impresoras en tres dimensiones, regidas por inteligencias artificiales, y con robots como obreros. Ya veremos.
Ignoro el futuro, incluso ignoro si el ser humano será bienvenido al futuro, ya que nuestras capacidades son limitadas frente a las máquinas, así que le diré a mi hija que considere legarles a mis nietos los más amplios conocimientos de humanidades posibles, para que al menos sean capaces de entender el que para mi es futuro, y que para ellos será el ecosistema al que deberán adaptarse.
Buenas noches, y buena suerte

EPA la EPA ¡Oe, oé, oéeee!

EPA la EPA ¡Oe, oé, oéeee!
Ya se ha publicado la famosa EPA, y entre las proclamas propagandísticas del gobierno, las palabras de una oposición que parece desvariar cada vez más, y el silencio con palabras de los famosos sindicatos, se les ha olvidado destacar los datos que demuestran que no es oro todo lo que reluce.
Así que me he puesto a buscar algunas cifras, siempre de fuentes oficiales como el Instituto Nacional de Estadística o la Seguridad social, y vamos a comentar un poco el cuadro que sigue.

tabla
Las fechas escogidas no son al azar, T4/2007 es el inicio de la última legislatura de Zapatero, T4/2011 es el inicio de esta legislatura, T1/2012, es cuando se publicó la reforma laboral, T2/2012, un año después, para ver los efectos, y T3/2015, los últimos datos disponibles de hace un par de días.
La primera cosa que hay que constatar el la situación del país al comienzo de la segunda legislatura de Zapatero, en la que teníamos unas cifras muy buenas, sobre la que los socialistas actuaron despilfarrando, ya que la burbuja inmobiliaria que habían creado, hizo creer a los ayuntamientos que cualquier reordenación para adosados valía, las Cajas controladas por los partidos secundaron con créditos locos la idea de llenar de cemento un país seis o siete veces sus necesidades, de polideportivos monumentales los pueblos, de ferrocarriles y aeropuertos que nadie utilizaba, y de robos a manos llenas de los partidos con poder a todos los niveles.
Eso sí, casi el 46% de la población trabajaba, y la cifra de pensionistas era de alrededor de 7,6 millones. Todo muy sostenible, si los gastos hubieran sido productivos, es decir, que se hubieran hecho inversiones con garantías de retorno. Pero no, el dinero en el mejor de los casos se tiró a la basura, y el que no fue a ese saco, directamente se robó. Fue la neopolítica felipista del “pelotazo”…el que no se enriquece es tonto.
Alguien a mitad de legislatura se debió dar cuenta de lo que se estaba cociendo, y pararon los créditos, con lo que las obras que no estaban acabadas quedaron en esqueleto para siempre, y las acabadas, tenían unos costes tan altos, que iba a ser muy difícil venderlas con beneficios.
Así que empezaron a despedir obreros en número de 2,6 millones en la legislatura, más otro medio millón que pasaron a situación de jubilados. Así que de ese 46% de ciudadanos trabajando, pasamos a un 39%, con unas deudas inasumibles, agujeros que tapar por todas partes, y créditos a devolver por las familias, las empresas, el estado y los bancos. Además la población activa aumentó en 800 mil personas como consecuencia también del aumento de la población total del país en 1,45 millones. El pastel está servido.
No me gusta hablar de mis intenciones políticas, pero estos datos me llevan a no volver a votar nunca más al partido socialista. Creo honestamente que hundieron el país por un par de décadas por lo menos.
Cuando llega el PP al poder, y tras una modificación de la Constitución vergonzosa, a instancias de nuestros deudores, y en contra del pueblo español, se encuentra un panorama desolador. Una de sus primeras medidas es cambiar el marco de la legislación laboral, cambiando las reglas del juego a mitad de la partida. No sé a instancias de quién, pero me temo que de unos pocos.
Facilitar el despido, con la excusa de que en caso contrario las empresas corrían peligro de desaparecer, ha sido uno de los mayores errores que los gobernantes han cometido, junto con el mantenimiento de unos niveles de corrupción extrema durante los momentos de crisis que estamos viviendo. Estamos constatando de nuevo, el hecho de que otra generación de españoles se ha tirado a la basura, limpiamente, y lo que es casi peor, la experiencia laboral y el buen hacer de dos o tres millones de trabajadores.
El hecho de que los nuevos puestos de trabajo que se han creado, sean algo rayano en la esclavitud, dado que los salarios ofrecidos están por debajo de las recomendaciones de nuestra querida Europa, para merecer el calificativo de dignos, conllevan efectos no deseados, como la caída en los fondos de protección social pactados con toda la población, o el riesgo de no poder cubrir los compromisos de pensiones, de quienes están hoy laboralmente activos.
El primer año de puesta en marcha de la reforma laboral, dejaron de trabajar más de un millón de personas, y para recuperar la cifra de antes de la reforma, hemos tenido que aguantar cuatro años, perder el poder adquisitivo, descapitalizar buena parte del fondo de pensiones de la SS, perder una generación de españoles. Esas cifras de pérdidas y consecuentes gastos, unidos al desamparo al que se ha condenado a la clase media de este país, hace que el balance económico derivado de la reforma laboral, sea como poco miserable.
No he conseguido cifras del total de salarios pagados en España, o del número de horas, en su evolución durante estos años, pero viendo el panorama me temo lo peor.
Lo dije hace unos días, la salida para los jornaleros andaluces es volver a la vendimia, nuestros sanitarios a limpiar los hospitales ingleses, y el común de los mortales a hacer el taxi a Frankfurt.
Las cifras que nos da el gobierno del PP en esta legislatura son decepcionantes desde cualquier punto de vista.
La población activa ha descendido en cuatrocientas mil personas, justo las que ha crecido el número de jubilados, el número de empleados ha caído en cien mil personas, los sueldos y los
IPC salarios
salarios han caído, no solo en valor bruto, sino en el diferencial con el IPC, que por cierto, si no se les ha venido hacia arriba, ha sido debido a la caída del consumo de petróleo en China por el freno que en su demanda interna ha provocado el régimen neoleninista en el poder.
Los porcentajes de población ocupada sobre población total, son los mismos que al comienzo de la legislatura, con el agravante de que durante la misma demasiadas personas han dejado de ganar dinero con su trabajo, han perdido sus casas, y lo que es peor, la ilusión de un futuro mejor.
Como colofón, somos cuatrocientos mil censados menos, sin que tenga claro si se debe a la emigración de nuestros compatriotas, a la marcha de los emigrantes del boom inmobiliario, o a nuestra miserable tasa de natalidad, que nos lleva a la autoeliminación.
En estas circunstancias, es algo patético escuchar a la gran empresa española sacar pecho en la publicación de resultados del tercer trimestre de 2015, con crecimientos de EBIDTA de dos dígitos en la mayoría de los casos, y escuchar a los políticos en el poder presentar también unos balances de crecimientos que de mala manera llegan a lo que queda de la clase media española.
Todo esto, hace que como al partido socialista, no vuelva a votar al PP en otros veinte años.
No puedo olvidar, que entre los dos copan más del 80% del poder local, más el autonómico, más el central. Es decir, el gobierno de los españoles está en manos de corruptos, inútiles, o lo que es peor, corruptos e inútiles.
Voy a ver si me da el sol, y me animo un poco.
Buenas noches, y buena suerte

El otoño madrileño.

En esta tierra mía de adopción, siempre se ha dicho, al definir el clima, que tenemos nueve meses de invierno y tres de infierno.
Y debo reconocer, que en el exigente mundo laboral del que fui arte y parte, la percepción estaba muy en línea con el tal dicho. Pero es que no andaba yo con tiempo para detenerme y disfrutar de las cosas que me rodeaban, y sobre todo de las más pequeñas, esas, que cuando podía tomar unas vacaciones, intentaba encontrar a miles de kilómetros de casa, y claro, salía lo que salía.
Además por eso de lo laboral, las más de mis vacaciones me tocaban en el otoño boreal, o en la primavera austral, así que pude ver cosas como Japón de rojo otoñal, o los cerezos en flor…de Chile.
Pero con una “black berry” firmemente atada a mi tobillo, cuando estaba dispuesto a oler una lluvia de primavera, o una alfombra de hojas mojadas en el otoño canadiense entraba un correo importante, o un mensaje de que esto se va a pique, y adiós momento perceptivo.
Hasta el rumor de los arroyos, a veces se diluía entre los pensamientos relacionados con las cifras de ventas. La vida es así, ahora que sin esas preocupaciones jamás hubiese tenido la posibilidad de ver los arces rojos, o los cerezos chilenos.
Estos días, el Retiro madrileño huele a tierra mojada, ya no se nos caen los árboles encima, y como Doña Carmena no ha pasado la mopa, están las veredas llenas de hojas, el otoño en su esplendor.
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Siempre me ha gustado pasear por el Retiro, me ha parecido un parque amable conmigo, y el otro día andaba yo por allí, oyendo unos de esos programas del malogrado “Cifu”, un “Jazz en el tintero”, y no se le ocurrió más que poner una interpretación de Cannonball Adderley, el clásico “Autumn leaves”, o Les feuilles mortes, en su original francés. La cosa no podía ser más oportuna, pasear por el Retiro, mañana soleada, fresquita, pisoteando las hojas y escuchando Les feuilles mortes. Todo un lujo.
Casi me tuerzo un tobillo, al pisar una castaña que estaba acechando a mi aún maltrecha pierna, y claro, fue en ese momento cuando caí del guindo, y vi que caminaba entre castaños, dorados.
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Quise creer por un momento que estaba a punto de transformarme en aquel Subprefecto de Alphonse Daudet, que en su delicioso libro de cuentos “Cartas desde mi molino”, narra la historia de este subgobernador que intentaba escribir un discurso para unas fiestas de pueblo, y que embriagado por la primavera provenzal, se olvidó de todo, y dejando su diligencia y a su séquito, se tendió en la hierba a escribir versos.
Yo todavía estoy muy mayor para escribir versos, aunque en pocos años, como seguro que sigo rejuveneciendo, volveré a esa adolescencia en la que las hormonas desbocadas te hacen coger la pluma e intentar escribir “Los versos más tristes esta noche”, por un abandono, o por una nostalgia, o por las dos cosas. Pero aún estoy mayor, y la hormona no me ciega, así que puedo disfrutar del otoño de mi ciudad, y de mi otoño, que en cualquier momento trueca en abrigo de posguerra, y se le da la vuelta, para otros quince años de primavera.
Los castaños ya han hecho su trabajo, las castañas ya están en el suelo, pero las castañeras aún no han vuelto con sus asadores ambulantes, habrá que esperar al día de difuntos, y ver si queda alguna.
El día de difuntos desde tiempos de Zorrilla, nos traía a Madrid una tradición, que ríase usted del Samhain celta. El otoño con las castañeras deshojaba año tras año sobre los escenarios al romántico Don Juan, a la dulce doña Inés, y al Comendador que asistía al banquete después de muerto. Siempre recordaré aquellos Don Juanes y Doñas Ineses que recitaban Rabal, la Velasco, Larrañaga, y hasta María Luisa Merlo. Unos en estudio uno, otros en el Español o en el María Guerrero, lluvia a la salida, castañas, y al metro de Sol, o al de Banco, según se mire.
Este año, tras muchos de destierro a Alcalá de Henares, nos traen un Don Juan duro, el que nos escribió el meapilas de Tirso, y tiempo más tarde musicó Don Mozart.
Ya me avisó la taquillera del Español, que no la pasaban el día de difuntos, que será lunes, y los cómicos tienen que compaginar su trabajo con la familia, y que además venía el tal burlador sevillano de lo más modernizado, veremos.
Confío que el otoño madrileño haga su milagro, y al menos haya una castañera a la salida, que aunque con eso del calentamiento global, no haya necesidad de bajar el riesgo de sabañones, que la tradición se mantenga, aunque sea por los pelos.
He oído que los vallisoletanos, que no le perdonan a Madrid que les quitaran la capitalidad, han decidido patrocinar la producción de un Don Juan zorrillero, pero con alguna de esas modernidades que tanto deploro. Creo que a Don Juan le han crecido las tetas, y lo hace la Portillo, en plan feminista, con lo que la escenita del sofá quedará de lo más insinuante. No voy a prejuzgar algo que no he visto, y que además firma el Alfonso Paso de nuestros días, el gran Don Juan….Mayorga.
Pero para meterse con Don Juan, ya estaba desde mucho antes Don Gregorio Marañón, que sostuvo poco menos que era un maricón (con todas las connotaciones negativas que la tal palabrita encerraba en aquellos tiempos), porque ninguna mujer le satisfacía, y claro, debía seguir su búsqueda, no creo que se necesitase a Doña Blanca para darle un significado al personaje, que ya estaba en la mente de todos los que lo hemos visto, y disfrutado, y que desde luego sabíamos no era ejemplo a imitar.
Me quedaré pues, con mi burlador clerical de don Tirso, en la versión con la que la taquillera del Español me ha amenazado, no iré a verla el día de difuntos, pero sí al día siguiente, todo sea por la conciliación familiar de la farándula, y si no hay una castañera en la Plaza de Santa Ana, me colaré en alguno de esos bares irlandeses de la zona. Si han sobrevivido a su fiesta, y me dejan, me tomaré una Guiness a la salud del Samhain, y de Doña Inés del alma mía, con unos huesos de santo, que los panellets están de lo más independentistas ultimamente.
Buenas noches, y buena suerte

El comercio mundial

A los hombres siempre nos ha gustado comerciar, pero siempre nos ha molestado la competencia. Recuerdo, que cuando empezaba mi vida profesional, me llamaba la atención la facilidad con que los productos japoneses llegaban a los mercados, que simplemente los podían pagar.
Cualquier país que quisiera enviar sus productos a otros territorios fuera del suyo, debían limitarse a ponerlos en un transporte, y calcular los aranceles que su importador debería pagar a sus respectivas haciendas públicas, facturarlos, y cobrarlos. Si funcionaban en el país de origen podían funcionar casi en cualquier parte, y si había problemas, para eso teníamos al maestro armero.
El arancel, como todo el mundo sabe es, y era en aquel momento una forma burda de evitar que las empresas locales sufrieran los ataques de competidores. Los cálculos de los aranceles se negocian en el seno del GATT, (Acuerdo General sobre aranceles aduaneros y comercio) en sus siglas inglesas.
Para los productos manufacturados, mi impresión es que las tarifas arancelarias, han dejado de tener la importancia que tuvieron allá por los setenta del siglo pasado, ya que al final, podían obviarse con precios en origen, bien subvencionados, bien rebajados artificialmente por las compañías vendedoras, que las formas de obtener beneficios, son inescrutables, como los designios del Señor.
Recuerdo, que esa fue la causa de que en aquellas épocas, circuláramos con coches españoles, menos los ricos que llevaban coches americanos o los Mercedes de toreros, futbolistas y banqueros.
Y a los japoneses no había quien les vendiera un alfiler…
Independientemente de los aranceles que aplicaban, como todo el mundo, los japoneses tenían otra forma de proteccionismo sobre su industria, que impedía sin casi ningún riesgo, la entrada de productos foráneos. Esa forma era el desarrollo de regulaciones que regían para cualquier producto, nacional o importado, que iban desde normativas de uso de ciertas materias primas, que no podían formar parte de los fabricados, que debían garantizar de una forma determinada los procesos de fabricación, que debían cumplir normas de etiquetado, de caducidades en su caso, de garantías frente a fallos potenciales del producto, y así “ad nauseam”.
Esta política comercial, permitió que su economía desde el final de la segunda guerra mundial hasta 1989, tuviera un espectacular desarrollo, valga como ejemplo que el índice Nikkei pasara de un valor 100 en 1949, hasta casi 39000 a final de 1989.
Un país que había perdido la guerra frente a los Estados Unidos, y que sufrió su ocupación hasta 1952, consiguió, gracias, entre otras cosas a su política comercial, vender sus coches en América, comprar medio Hollywood, y en definitiva, dar la sensación de que estaban comprando el Imperio.
Fueron capaces de vendernos coches, cámaras de fotos, televisiones, en definitiva tecnología de todo tipo, electrónica, química avanzada, y encima no lo hicieron mal desde el punto de vista financiero. Fue el éxito del Sol Naciente.
Desde Occidente, la respuesta no se hizo esperar, Estados Unidos promovió el TLC (Tratado de libre comercio) con Canadá y Méjico, que supuso la supresión de aranceles entre esos países, y la creación de un área de bloqueo comercial importante, pero no suficiente.
En Europa, la respuesta con la ampliación de la Comunidad Económica Europea, supuso también la creación de una zona de influencia y de control comercial que pudo enfrentarse contra las políticas japonesas, y contra la asociación Norteamericana.
Desde el final de los ochenta, empezaron las normativas de calidad, y más que simplemente para mejorar los productos que recibíamos los consumidores, ha sido para proteger las industrias locales. Siempre he creído que la FDA (Administración americana del medicamento y la alimentación) o las agencias europeas del medicamento y de la alimentación, son las barreras que se ponen para que los alimentos, los medicamentos producidos por unos y otros tengan serias dificultades para venderse aquí o allá.
Hay multitud de otros ejemplos, desde sistemas de televisión o normativas de niveles de patógenos en alimentos, hasta el uso de alimentos transgénicos, o las condiciones de producción de pollo, sin ir más lejos, que se han ido estableciendo para proteger esta o aquella industria, este o aquel grupo de influencia.
La historia de los automóviles en Europa y USA, es enormemente ilustrativa. La idea es diseñar normativas, que en Europa facilitan el uso de automóviles con motor diésel, que emiten menos CO2 que los de gasolina que a su vez emiten menos N02. Los primeros protegen la capa de ozono, los segundos la respiración de los ciudadanos. Como consecuencia las ventas de coches americanos en Europa es marginal, y de los europeos en América, lo mismo. La realidad es que ni a unos nos interesa el planeta, ni a otros los pulmones de los ciudadanos. Lo que importa es la cuenta de resultados de General Motors y de Volkswagen, principalmente.
En ese contexto, evidentemente, es donde debemos encuadrar la última trapallería de los alemanes, y la habilidad de los yanquies en descubrirlo. Es una patada en el culo de la cuenta de resultados de la competencia, y solo eso. (Por cierto, a todo esto, los japoneses andan con sus híbridos, y pensando en eliminar en cualquier momento la utilización de combustibles fósiles en sus vehículos).
Supongo que ya estarán pensando sus competidores alguna forma de anular con las regulaciones adecuadas esa iniciativa japonesa, antes de que alguien se haga daño. Veremos.
Estos días, se ha firmado el TPP (Acuerdo Transpacifico de asociación comercial), del que se ha excluído a China, y que al TLC, ha añadido países como Japón, Corea del Sur, Perú, Chile, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, o Malasia entre los más importantes.
Los chinos no están muy felices con esto, ya que les deja fuera de una zona en la que las regulaciones comerciales se van a facilitar enormemente, así como los movimientos de capitales. Claro que con Japón muy debilitado desde su pico de finales del 89, queda Estados Unidos como potencia dominante en la zona, facilitándose la entrada en mercados muy importantes para su desarrollo económico.
Veremos cuál será la situación de estos países a la vuelta de dos o tres décadas, ya que si tomamos las consecuencias para México y Canadá del TLC, no auguro nada bueno para las economías que se han unido, especialmente en el caso de los países de economías más débiles que acabarán transformándose en reservorios de mano de obra barata, y receptores de productos que por su calidad o salubridad no tienen acomodo en los mercados más evolucionados.
Y ahora, a por nosotros, los acomodados europeos. Como es bien sabido, se lleva ya tiempo negociando el TTIP (Acuerdo trasatlántico para el comercio y la inversión), con lo que Estados Unidos se asocia con el bloque europeo para colocar sus productos con más facilidad, admitiendo aparentemente la recíproca. Se trata sobre todo de obviar las regulaciones, que se descubre ahora, no estaban diseñadas para la protección del ciudadano, sino para la protección de las cuentas de resultados de los más fuertes.
La fuerza ahora, la da el tamaño. Las absorciones y fusiones de compañías transnacionales sobre cada vez menos banderas comerciales, están llenando el mundo de oligopolios, para los que todos estamos obligados a trabajar, de una u otra forma, por cada vez menos beneficio personal…¡Ah, con China fuera de todos estos bloques y Estados Unidos, en todos!. Parece que el Imperio va ganando.
Buenas noches, y buena suerte

La recuperación económica, o me crecen los enanos

Anda Don Marianico, diciendo a quién quiere oírle, que estamos salvados, que ya pasaron los nubarrones de tormenta, que estas cosas de la pela están arregladas, que te lo digo yo, hombre, que lo que se dice por ahí es para que me amarguen los pepinos, que eso de la oposición a registrador que saqué para plaza de provincias, y lo de presi, debe ser lo mismo, y fundirse al funcionariado está muy mal visto, que nuestros cargos son vitalicios, ¡hombre!. ¡faltaría más!, ¡que nos jugamos la independencia, (con perdón), de la función pública!.
Pero la canallesca, que no se está quieta, y que parece que se me ha hecho del Albert, va y recoge un informe de esos que son públicos, y que nadie lee, del Banco de España, y me deja a los pies de los caballos., ¡que no me importa, que aquí estoy para servir al ciudadano!, pero claro quiero seguir sirviéndole después de las elecciones de diciembre.
Pues va, y publica el Confidencial, que los políticos no hemos hecho nada, en los últimos cuarenta años desde el punto de vista de los reales de a ocho (hoy conocidos como dólar americano), y eso duele, especialmente en períodos electorales, en los que tanto me juego….¡uy!, perdón, que tanto nos jugamos.

“El crecimiento de la renta per cápita en términos reales (la relación entre el PIB generado cada año y el número de habitantes) se ha estancado. Lo acaba de poner de manifiesto el Banco de España a la luz de la última revisión de la contabilidad nacional que ha hecho Estadística. Y su conclusión es que el PIB per cápita real en 2014 en términos de paridad de poder de compra (eliminando el efecto de la inflación) se situó en 24.100 euros. Por lo tanto, en un nivel similar al que existía en 2003, cuando la renta per cápita estaba en 24.162 euros”.

Pero Luisito. que no se ha caído de un guindo, (el hombre es muy leído), y de esas cosas entiende un montón, ya lo dijo en algún momento.
-Don Marianico, no se me apechusque usted, que el panorama se lo dejó el Zapatero, que se la lió parda, que usted le ha devuelto la pasta a las eléctricas, ha salvado a los banqueros, y ha puesto al obrerote en su sitio. Don Marianico, que lo suyo es épico, que ni los sindicatos le pían, hombre de Dios.

«El estancamiento, lógicamente, tiene que ver con la intensa recesión que ha vivido la economía española desde 2008 (España todavía no ha recuperado los niveles del PIB registrados antes de la crisis), pero también con el desplome del nivel de empleo. La tasa de ocupación, de hecho, ha caído hasta el 56%, lo que supone 7,6 puntos porcentuales menos de la que se registraba en 2005, es decir, antes de la recesión”.
-Luisito, pero ¿no me habías echado del Banco de España al Fernández Ordoñez?, que como esto siga así voy a tenerle que pedir un curro al Alierta en la centralita de Canal plus de Meirás por lo menos.

“Para hacerse una idea de lo que significa esa tasa extraordinariamente baja, hay que tener en cuenta que es similar a la que había en España en 1975, que por entonces se situaba en el 56,3%. Incluso es inferior a la registrada en 1970, cuando se situó en el 58,1%. La tasa de empleo mide la relación entre el número de ocupados y la población en edad de trabajar (la situada entre 16 y 64 años).”

Al final, lo que me preocupa, es que según el Banco de España, después de los cuarenta años de Franco, nos encontramos, que con la democracia, hemos perdido otros cuarenta años al menos en aquello que se refiere al trabajo de los españoles. Cientos de miles de millones de pesetas, o de euros recibidos desde Europa, despilfarros de todos los tipos posibles, obras faraónicas, peleas de políticos corruptos, dos generaciones perdidas, y un nivel de incultura jamás visto.
Mucho tiempo perdido, para no caminar nada. Los trabajadores en precario, las cuatro empresas grandes en manos de los mismos, los Duques de Alba en Liria. Nada ha cambiado y se le ha escapado la estadística al Banco de España.

«Este mal comportamiento del empleo en los últimos 40 años (con periodos en los que el paro ha sufrido fuertes oscilaciones con un máximo del 26% y un mínimo del 7,9% en el segundo trimestre de 2007) ha podido ser compensado con los avances de la productividad, lo que explica que pese a todo la renta per cápita se haya casi duplicado en términos reales entre 1975 y 2014. Ha pasado de 13.100 euros a 24.100. La productividad del trabajo por ocupado en términos de poder de compra ha pasado, en concreto, de 34.300 euros a 61.500″.

«Según Eurostat, la oficina de estadísticas de la Unión Europea, el PIB per cápita real de España en paridad de poder de comprar frente a la eurozona se situó el año pasado en el 87,5%, lejos del 92,6% en que llegó a estar en 2005. Y lo que no es menos significativo, se sitúa en niveles muy parecidos a los que existían hace 40 años (un 86,4%), lo que refleja los escasos avances que se han producido en términos de convergencia económica pese a los flujos destinados a cohesión social».
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Hace unas semanas, rememoraba una imagen de los años negros de la dictadura franquista, viendo salir a los vendimiadores hacia Francia. Nada ha cambiado, siguen marchando por cuatro perras, los mismos andaluces sin esperanza, y en la confianza de ganar en dos semanas dos mil eurillos.
Quizás no vayamos a Frankfurt a hacer el taxi, pero otra generación tiene que escaparse de esta España que cada día duele más, y a la que se empeñan en vender una y otra vez gobernantes mediocres, o corruptos y mediocres.
En estos últimos cinco años, nuestra convergencia con Europa, ha pasado de algo más del 100%, al 87%, y esto no se recupera, en un país descapitalizado, ineducado, y sin industria propia que pueda considerarse relevante a escala global.
Eso sí, tenemos los aeropuertos vacíos más bonitos del mundo, los trenes más rápidos, que siempre llevan plazas libres, y una fragmentación territorial que hace muy difícil que haya una productividad aceptable de la poca industria que tenemos.

La lástima es que lo ha publicado en la sección de economía, El Confidencial, cuando debería haber sido portada de telediarios, y objeto de un debate al que deberían asistir los dos partidos políticos responsables del mal gobierno de este país desde la muerte del dictador, teniendo delante, claro, al pueblo español.
Me voy a dormir bien cabreado.
Buenas noches, y buena suerte

La CUP, los adamitas y los hermanos del libre espíritu

Andaba yo de paseo esta mañana por el Paseo de Gracia, algo cabreado por no haberme dedicado desde joven, al noble deporte del rugby en cualquiera de sus versiones.
Pensaba lo útil que me hubiera sido el aplicar algún buen placaje, o un empujón con manotazo a las oleadas de turistas que siempre iban en dirección contraria a la que yo había tomado. No sé cuántos cruceros habían atracado hoy frente al cementerio, pero por un momento creí que andábamos por mil setecientos catorce y eran las tropas felipistas las que habían tomado la ciudad. ¡Jesús!, pensaba yo, ¿dónde andará el generalote vallisoletano, el Villarroel ese, que a Casanovas ya le ví salir corriendo hacia San Baudili?,¡ que se nos llena esto de enemigos!. Pero sin rencores, que después de hollar la Pedrera, y tirar chicles en la casa Batlló, se van a Bulgari y a Cartier, dejándose una pasta gansa. Pelillos a la mar.
Para que mi paseo, arrastrando una pata que voy estos días, tuviera su premio como penitencia, iba oyendo una de esas reflexiones de Iker Jiménez, a quién pido perdón desde este momento si algo de lo que escribo de aquí en adelante no le gusta. Nada más lejos de mi intención molestar, que él no es de la CUP, ni se le espera.
Lo dicho, andaba el bueno de Iker, metiéndose en una camisa de once varas, con un tema bastante interesante por cierto, pero que derivó por un camino que en un momento determinado empezó a aburrirme, pero no por eso desconecté.
Hizo referencia a las sectas/herejías de los hermanos del espíritu libre, y de los adamitas. Lo derivó hacia su libertinaje sexual, y a la violencia que en su momento desataron ligadas a sus ritos, y ya se enmarañó con la explotación sexual de hoy en día, la manipulación de la que somos objeto en la sociedad occidental por mor del sexo, y la influencia del amor como posible defensa. Se planteaba la pobreza espiritual de los depredadores sexuales, ya sean o no violentos, y de alguna forma daba a entender que estábamos frente a una suerte de drogadicción. Unos puntos de vista que comparto en buena medida, pero no tenía yo el cuerpo esta mañana, paseando entre las chichas turísticas, para ese tipo de análisis.
Un poco más abajo he incluído un texto, de esos que se encuentran dándole una patada a San Google bendito, y que me ha parecido breve y suficientemente explicativo, en donde podemos entrever de que iban estos hermanos del libre espíritu.
“Frailes del libre espíritu: Secta herética que se acogía, aunque exacerbándolas y exagerándolas, a las teorías de Amaury de Bène (m. 1207), maestro de teología en París, que enseñó un panteísmo sustancial: Dios está en todo y en todos y cada uno de nosotros, por ser encarnación del Espíritu Santo, no puede pecar; por lo mismo, no tiene necesidad de recibir ningún sacramento. Condenado por Inocencio III, Amaury se retractó, pero su herejía, hecha propia y desarrollada por Ortlieb, profesor de Estrasburgo, con el nombre de Frailes del libre espíritu, llegó a la absoluta negación de toda autoridad, de la ley moral y de los sacramentos, en virtud del principio de que el Espíritu Santo está en nosotros y eso basta. Entre las diversas aberraciones morales se encontraban la del amor libre, el nudismo y la magia. Los frailes del libre espíritu duraron hasta el siglo XIV”.
Otro de estos grupos, pero posiblemente del siglo II, fueron los adamitas, que hasta San Agustín los tuvo en cuenta, y con otros nombres o como sociedades secretas, quizás llegaran a confundirse en el pre-renacimiento con los hermanos del amor libre.
“Los “Adamitas” fueron una secta gnóstica del siglo II que fue fundada por Carpócrates. Eran partidarios de volver al origen, cuando el hombre aún no había pecado, en definitiva eran seguidores del Padre Adán y su Iglesia del Paraíso. Como si se tratara de proto-hippies estaban a favor del amor libre, del nudismo y planteaban que el sexo formaba parte de la vida espiritual. Creían que la represión del pecado era tan malo como el pecado mismo y, que el bien y el mal, dependían en exclusiva de la voluntad Divina. No creían en el infierno y sí en la salvación del hombre. Eran llamados los “Hermanos del espíritu libre”.

La Enciclopedia Católica los define como secta “tenebrosa” y miembros de un “comunismo primitivo”. Fueron exterminados pero, hasta el siglo XVI y hasta el XVII, se mantuvieron reductos de seguidores de esta herejía.”
No quiero liarme más de la cuenta, pero hay quien mantiene que hasta el mismo Ieronimus Bosco, algún coqueteo, o quizás algo más, mantuvo con los adamitas. Se ve que tenían en su pueblo una importante delegación, y su Jardín de las Delicias, suena al paraíso adamita. Javier Sierra lo explica mejor que yo en su “Maestro del Prado”.
El caso es que como está el patio tan revuelto por mi Barcelona, que hasta el Sardá se me cabrea en los periódicos, se me ha ocurrido buscar similitudes entre estos movimientos y algunos de los grupos que andan a la greña por el supuesto poder en mi Cataluña.
Estas formas de vida, que aunque tuvieran en su momento una calificación de “religiosas”, correspondían más que a una religión o una herejía, a una interpretación exagerada de la teoría religiosa imperante en Europa, que una vez retorcida, exagerada, y en su inicio, casi como un juego intelectual de profesores de la Sorbona, permitía una especie de hipismo medieval, que seguro produjo excesos execrables, y abusos contra las personas, y entre ellas las más débiles como mantenía, con razón Iker Jiménez.
No quisiera pensar que de alguna forma, esos movimientos que el independentismo ha hecho renacer, siguen vías de las que los adamitas, y los hermanos del libre espíritu, trazaron, eso sí sin andar en pelotas físicas por la Boquería, ni lanzarse al fornicio literal a la hora de las sardanas en la plaza de la Catedral.
Ahora que los de la CUP, parece que andan entre un anarquismo tipo FAI, pero con la integración de elementos de un comunismo primitivo, como el de los adamitas. Se tendrían, quizás que hacer mirar, que ni el comunismo, ni el anarquismo catalán han sido nunca independentistas, al menos en primera opción.
Lo que veo, es que aquí en vez de seguir el pensamiento de Juan Escoto, o de Amaury de Bène, se sigue un pujolismo ramplón, excluyente e irracional.
He constatado, al hablar con independentistas, que son incapaces de razonar fuera de las consignas que han recibido de sus mentores, y lo que es peor, es imposible establecer un diálogo intentando exponer puntos de vista fuera de la ortodoxia. Me han llegado a llamar traidor por pensar en clave no independentista.
Vamos, que yo no estoy dispuesto a despelotarme en la plaza de la Catedral a la hora de las Sardanas, que la Santa Espina siempre me ha gustado escucharla cuando la interpretaba la cobla “La Principal de la Bisbal”, y es parte de mi cultura que no solo respeto, sino que defiendo, y he defendido cuando todos estos aún se meaban en la cama, como dice Sardá .
Se proclama una no aceptación de las normas establecidas por la ley, y hasta por la urbanidad, si no están dentro de la ortodoxia del independentismo más acerado. Lo que no me cuadra lo incumplo, y punto pelota. A mí nunca me ha gustado pagar en el metro, pero pienso, en aras de la convivencia seguir haciéndolo.
Ni los adamitas, ni los hermanos del libre espíritu, fuera de los textos iniciales, al trascender tantos siglos, tuvieron ningún líder de secta, al estilo de esos americanos que acaban suicidándose en masa, y claro, cumplieron, con más o menos elegancia años y años.
Aquí si hay un santón al que seguir, que debe estos días dar la talla de su posible liderazgo, y conseguir que los adamitas políticos de la CUP lo eleven a los altares. Veremos si puede.
Su mensaje, es como el de las sectas, seguidme al Paraíso, que está donde yo digo, que todos somos parte de un cuerpo común, y dentro de nuestra concepción nacionalista no existe pecado, y todo se perdona, todo se comprende. Somos parte de la Creación, y nuestro Dios somos nosotros mismos, la independencia acoge bajo el mismo manto a todos los que quieran abrazarla, y fuera está el llanto y el crujir de dientes.
Es como si estuvieran convencidos de que su mensaje excluyente, va a llegar al corazón del mundo, que abrirá sus brazos para acogerlos en su seno.
Este pujolismo, que ha pasado el testigo a su bastardo político, ya que su hijo no fue capaz de seguir el camino del Padre, lleva treinta años de adoctrinamiento, y los resultados son una secta autodestructiva con casi dos millones de adeptos.
Espero que esta tierra pueda reaccionar a tiempo, y no siga la senda adamita, en pos del Paraíso del Bosco, pero lo veo difícil, de las sectas se acostumbra a salir muerto, y los que no quieren adherirse, no existen.
Buenas noches, y buena suerte

Cesc, el misógino.

Estaba, como tantas veces, apoyado en la barra de Boadas, al fondo, a mano izquierda. Siempre me ha gustado ese sitio, dominas la escena, la barra, el público heterogéneo que hacen del sitio algo incómodo, pero entrañable como siempre mantuvo “El Perich”.
El Negroni con su cereza de San Pons en el fondo de la copa, los cacahuetes a la derecha, las nueve, como siempre, antes de ir a cenar.
De frente vi llegar a Cesc, se sentó en el taburete que había dejado yo a mi derecha. El no entiende mi afición al Negroni, pidió su Martini, ese que se prepara enseñando a la ginebra la botella sin abrir del vermut, que nunca se sabe. Cesc no es de modernidades, es de los de Beefeater de toda la vida, y dice que como en Boadas no se lo preparan en ningún sitio.
Cesc es un sexalescente de muy buen ver. Le gustaba vestirse en Gales, y se llevó un disgusto cuando cerró, ahora el hombre anda un poco perdido, aunque creo que al final se ha decantado por Santa Eulalia, que los años no perdonan.
No es muy alto, pero como él dice:
– Muchacho, soy resultón, ya lo sabes, soy resultón.

A Cesc le ha gustado siempre vivir por la parte alta de la ciudad, ahora tenía un precioso ático en la calle León XIII junto al paseo de San Gervasio, seguía siendo socio del club de golf de San Cugat, como su padre. Eso le daba un constante moreno Agroman, que si no se quitaba la camisa, despertaba envidias y alguna mirada furtiva de las muchachas de su quinta.
Cesc es de los morenos hispánicos de toda la vida, y ahora su pelo entrecano cuidado por el LLongueras de la esquina del Turó Park, casi enfrente de aquel Bacarrá que en la época de la “gauche divina” barcelonesa, era templo de bailoteo casi transgresor, junto al Clochard y al Bocaccio de la calle Muntaner, aquellos templos hechos a medida para Teresa Gimpera.
Cesc, de chaval, cuando se saltaba las clases de Derecho Romano, se sentaba en el Taita, con algún colega, a jugar al ajedrez, si el tiempo no le parecía lo suficientemente grato. Luego lo compensaba siempre con un aperitivo en Tejada.
Cesc nunca entendió que a Justo Tejada, le dejaran abrir un bar en la zona noble de Barcelona, porque aunque metiera el primer gol en el Camp Nou, luego se fue al Madrit, y lo que casi es peor, acabó en el Español. Pero eran los tiempos de Matesa, y Don Juan Vilá-Reyes era un alguien y vecino de la zona.
Cesc, muy leído él, siempre te decía:
-Yo soy muy de Machado, ya sabes, recibí la flecha que me asignó Cupido, y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
-Mi padre, sostenía Cesc, fue como yo, un esbirro al servicio de las familias que, desde la llegada de los alemanes a poblar la Marca Hispánica, han controlado la ciudad. Desde nuestro despacho, hemos lavado toda porquería que generaban ellos, sus familias, sus amantes, y sus empresas. Cincuenta años llevamos en estas, y otros tantos desde ahora, que mi hijo, Felip, ya volvió de Yale con su título de picapleitos. No le dejaron entrar en la Skull and bones, pero eso no le ha importado mucho. Tonterías de juventud, ni tiene alma de amo del universo ni le importa un carajo la cabeza del indio Gerónimo. Nunca me ha perdonado que le llamara Felip, cree que me podía haber vengado con la concha de su abuela, pero eso es hablar demasiado.
Cesc es un hombre políticamente correcto, tanto es así, que fue a enamorarse de una hija de los Bosch y Folch, pero claro, no de la pubilla, sino de una segundona en la línea sucesoria, que estaba de toma pan, y moja. La conoció en “La cova del Drac”, la de Tuset, antes de su destierro al Balalaika. Al piano Tete Montoliu, y cantando Nuria Feliu.
Los apretujones, la cercanía, el Raf de Gordon’s, hicieron que la feromona se les pusiera en marcha…..y “la veu, la veu de la Nuria”.
No voy a insistir en las consecuencias del calentón, porque en aquellos tiempos, los calentones te los llevabas a casa, y te aliviabas como podías.
La cosa continuó, Cesc vió en la muchacha algo hospitalario, y el proceso químico del amor se puso en marcha. Cesc me confesó, que nunca supo si a ella le había pasado lo mismo. Quiso creer que sí, porque si no, lo suyo no tenía sentido.
La cosa era conveniente para todos, los Bosch y Folch, eran clientes del despacho de su padre, las familias se conocían, tenían intereses comunes, y no se tocaba la herencia. ¡Qué bonito!¡Els nens s’estiman!.
Pasaron los años, y como en esta Barcelona de mis amores, el tiempo es lo único que pasa, todo siguió como siempre. Cesc se encargó de pasar de las cuentas donde se le enviaban las comisiones a Porcioles a las cuentas del Jordi, y además ahora con esto de las Olimpiadas, seguro que salían más a participar del reparto. Pero no había problemas, todos conocían su parte de la tarta, y los repartos se hicieron discretamente. Siempre se ha hecho así.
Felip ya era un hombrecito, y Cesc empezó a cansarse de que la nena Bosch y Folch estuviera demasiado cansada de él. Se separaron como amigos, ante todo no perder la cuenta Bosch y Folch. De todas formas, no había peligro, demasiada porquería compartida, y demasiado dinero para hacer el tonto. Todo quedó en casa, Cesc compró un ático en Borí y Fontestá, y siguió yendo a las casas de Alp y de Sa Tuna, que tenían sus padres.
Cesc, no era nacionalista, ni dejaba de serlo. En la vida hay que saber adaptarse a lo conveniente, y rezar para que la cosa no hiciese mucho ruido.
-Muchacho, me dijo, tras mi separación de la nena Bosch y Folch, no me deprimí, no salí a la caza loca de faldas, nada de eso. Mi trabajo me gustaba y me permitía cambiar el Porsche cada tres años. Viajaba sin excesos, desarrollé nuevas aficiones. Empezó a gustarme ir al Liceu, y sentarme algunas noches en el Elephas, a charlar con una panda de amigos de la farándula que se reunían allí después de los espectáculos, nada trascendente.
-Pero descubrí un peligroso estado, muchacho, la de sentir que pasase lo que pasase, siempre que el despacho fuera bien, no debía dar explicaciones a nadie de lo que hacía en mi vida personal.
-Eso fue lo que al principio me llevó poco a poco a separarme del corazón de las mujeres, y no te equivoques, muchacho, sexualmente ya sabes que soy hetero hasta la cachas. Que por ahí no van los tiros.
La hormona me traicionó varias veces, y creí encontrar algo hospitalario en algunas mujeres con las mi camino se cruzó. Se parecían a la Bosch y Folch, tanto que me llegó a preocupar, y consulté aun especialista que me aclaró el tema.
-No chaval, no echas de menos a la nena de los Bosch y Folch, no, no es eso. Tu hormona te lleva a los receptores químicos que emanan genomas femeninos afines al tuyo, no te alarmes.
-Me había llevado algunos disgustos, de esos que llaman mal de amores, pero cuando descubrí, gracias a la consultoría, que la cosa era una especie de mono, provocado por la dificultad de encontrar los receptores a los que me había acostumbrado, la cosa cambió radicalmente.
Cuando Cesc llegaba a ese punto inevitablemente se hacía el silencio, se ponía trascendente, y muy serio te soltaba.
-Muchacho, ahí empezó mi misoginia. Me dí cuenta que la gestión que yo hacía de mis receptores, era totalmente diferente de como lo gestionaban ellas, y llevaba siempre las de perder. Decidí entonces que la sesión más larga con una dama debía de ser de unas horas, porque siempre se aprende de ellas, pero no más. Se podían repetir sesiones con espaciamientos temporales que impidieran crear dependencias a mis receptores neuro químicos.
-Creo, seguía diciendo, que al tener estructuras químicas diferentes, vivimos en universos diferentes, que buscan puntos de unión temporales, para garantizar nuestra misión en la tierra que es la de transmitir nuestro material genético a otra generación, pero realmente somos inmiscibles.
Las excepciones, las parejas eternas, tienen, en general, explicaciones económicas, educacionales, y hasta religiosas. Incluso puedo aceptar que un pequeño porcentaje, realmente lleguen a una armonía completa, pero también pienso que es a costa de que uno de los dos ceda hasta casi desaparecer.
-Así que, muchacho, dejaré que el universo de ellas se me abra cuando ellas quieran, pero no más de lo que yo crea conveniente para la preservación de mis receptores.
El cartel de misógino que me habéis colgado me protege.
Las cosas de Cesc me dejan siempre patidifuso. Acabé mi Negroni casi al tiempo que Cesc su Martini, iba a pedir otro, pero me paró mi amigo.
-Muchacho me dijo, paga esto y vámonos. Te invito a cenar, que el Señor Monje tiene siempre una mesa para mí en Ganduxer.
Buenas noches, y buena suerte

El guardainfantes

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, se entiende como guardainfantes una “Especie de tontillo redondo, muy hueco, hecho de alambres con cintas, que se ponían las mujeres debajo de la basquiña”.
Dejo a sus gracias consultar tontillo y basquiña, como yo he hecho, en caso de desconocimiento, y así entenderemos mejor no solo a la lengua castellana, si no lo que se esconde en el tal guardainfantes.
Por cierto, y entre paréntesis, diré en mi línea, que me asombra cuando el corrector de Word, me subraya la palabra como desconocida. Me muero de la risa.
Ahora que ya todos sabéis que es el tontillo y la basquiña, puedo permitirme recordar la utilidad que el tal elemento, en aquella España del Siglo de Oro, tuvo entre las damas que debían ocultar pruebas de un comportamiento reprobable para los usos de entonces, en cuanto a la utilización de sus bajos fuera de los circuitos habituales.
Cierto que también servía como amplificador de sayas y de alguna forma como impedimento sutil a un acercamiento no del todo deseado, que cuando era deseado no había guardainfantes suficientemente bien forjado.
Buenas preñeces de solteras, o casadas mal atendidas, ocultó el tal adminículo faldero, y así, tiempo se tuvo de reparar errores, de buscar conventos o de encontrar maridos complacientes entre los hijos de algo en busca de carrera nacional, que eso de las Américas siempre fue muy duro y pasear por el Prado, siempre ha sido más apacible que el navegar por el Madre de Dios.
Las ciencias, como es bien sabido, adelantan que es una barbaridad, y claro, al guardainfantes, la tecnología también le ha llegado, porque en esto de las ocultaciones de lo que no era deseado publicar, el mundo ha alcanzado el Magister cum laude.
Así, que repasaré algunos de los guardainfantes que a buen seguro nos son familiares a todos, y si de paso nos echamos unas risas, y recordamos dónde estamos, pues miel sobre hojuelas.
Escuchaba esta mañana a un economista que admiro, hacer un comentario, poco preciso, pero acertado, en torno a la tasa de natalidad, y al aumento de la edad media de la población. Afirmaba, y no se lo discuto, que la generación que está ahora naciendo, muy probablemente superará en media de edad los cien años, y se habrá doblado la esperanza de vida de hace un siglo.
Claro que, y seguro que fue sin pensarlo, dejó en el guardainfantes del mundo, los miles de millones que aún no llegan a los cincuenta de esperanza de vida. Los escondemos en nuestras conversaciones diarias, los ignoramos de forma sistemática, porque no se nos recuerda en la fuente de donde bebemos la información. La cosa vende poco, y los informativos de la tele coinciden con las comidas en el glorioso occidente, así que no fastidiemos la cena.
Recuerdo un guardainfantes que miro hoy casi con ternura pero maldita la gracia. Ese tenía forma de TVE, y el Tío Paco, nos preparaba una basquiña a base de toros y fútbol, cada vez que el régimen se le quedaba preñado con la ejecución de Puig Antich, con la sentencia del 1001, o con alguna festividad de aquellas del 1 de mayo, San José Artesano, día del productor y con demostración vertical en el Bernabeu, que se le podía desmadrar por la intervención de algún obrero comunista…¡puaaafff!.
Otro guardainfantes glorioso, y ese ha estado siempre cubierto con faldas, casi basquiñas, es el que la iglesia ha llevado siempre debajo de sus sotanas….y las preñeces que han llegado a esconder. Quisiera remitir a un libro, que seguro está en el índice ese que publica la Sagrada Congregación del Santo Oficio, “Los Papas y el sexo” de Erik Frattini, donde se narran las tropelías más banales del Vaticano, de San Pedro al último Papa-Inquisidor, también llamado el emérito. Porque las otras tropelías, las de verdad, no ha habido forma de escrutarlas, ni de lejos. Las intrigas de poder que a los largo de los milenios han sido ocultados por el guardainfantes eclesiástico, han debido ser mejores que “juego de Tronos”. Lástima que ahí se queden.
Los guardainfantes que han escondido las realidades históricas, desde Jenofonte hasta la CNN, como cronista de las guerras desdelos griegos hasta los americanos, son dignos de admiración. ¡qué estructuras!¡qué calidad de las varas de acero! ¡qué abombamientos!. En definitiva, han tapado la existencia del infante que todos hubiésemos querido ver. Hubiera disfrutado conociendo las intrigas de la República romana, o la realidad de Enrique VIII. Incluso me hubiese encantado conocer la verdad de los piratas del Caribe, sin el filtro interesado del calvinismo holandés del pragmatismo británico, y por supuesto de la imbecilidad española, que me parece andaban apechuscados por el poderío naval español, y no se comieron ni el agujerito de un donuts a nuestra costa.
Hemos tenido solo una visión, la de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, pero la verdad, me hubiese gustado saber lo que el guardainfantes de los aliados escondió cuando anduvieron por Yalta los Churchill, Stalin y Roosevelt. Como se repartieron el mundo en aquel momento, pero sobre todo saber cuáles fueron las motivaciones de Hitler para comenzar la guerra, que posiblemente sean diferentes a las que finalmente llegaron a nosotros.
El guardainfantes que cubrió la guerra fría, el guardainfantes que cubre las relaciones del poder USA con los árabes, con los judíos. Lo que se esconde, seguro haría que dejásemos de ver a la dama de facciones virginales que nos presenta la belleza de su basquiña, cuando al final lo que lleva es una preñez innoble, que seguro ni ella misma deseaba.
Pero el gran guardainfantes ha crecido en este XXI, nos lo ha traído esta era de Acuario, que nos ofrece un mundo nuevo, que cada vez satisface a menos personas.
Es la ilusión del guardainfantes transparente, la gran trampa de la información total e interconectada. Se sabe todo, nada está oculto, pero es tal la cantidad de árboles del bosque de internet, que es imposible reconocer un solo árbol.
Creo que el mundo Orwelliano está ya firmemente asentado entre nosotros, en la basquiña aparecen los colores de los caralibros, la maravilla de las luces del consumo de nuestro mundo desarrollado, pero con la excusa de nuestra seguridad, hemos perdido el anonimato de nuestros datos, de nuestra imagen, se nos ve el culo a cada momento, y aún estamos aprendiendo a diseñar la cara que queramos que el Gran Hermano vea de nosotros. El guardainfantes creado es para esconder la libertad individual que hemos perdido.
El último guardainfantes que acabará con nuestra libertad, se llama medios de pago electrónicos, es decir, la eliminación del dinero físico, ya no más reales de vellón ni bolsa en la faltriquera. Estaremos enseñando al Gran Hermano qué compramos, a quién, cuando lo hacemos, cuantas veces. Además el origen de nuestros fondos estará siempre controlado. Se oculta en el gran guardainfantes creado para que nos cobijemos del miedo, el deseo de los amos del universo de controlarnos hasta lo más íntimo de nuestras acciones vitales.
El guardainfantes es ahora virtual, y lo es cuando nuestro mocerío, a Dios gracias, ha dejado de usarlo, al menos en nuestras tierras, que por las Sudaméricas, si no lo llevan las locales poco le falta. Aquí ellas, lo tienen claro, no hay nada que ocultar….obrigadiño.
Creo que ya será imposible descubrir las tropelías que se esconden dentro de los guardainfantes virtuales que el mundo ha creado desde que se sintió en la necesidad de la ocultación. Lo feliz que me sentiría levantando esas faldas.
Buenas noches, y buena suerte