El Vístula, la tercera teta, y la diputada en cortes

Recuerdo hace bastantes, pero bastantes años, haber leído un libraco de esos que hay que tomarlo con calma, tener menos de treinta años, y muchas, muchas ganas de aprender.
La cosa empezaba a orillas del Vístula, cuando un pescador captura a un rodaballo parlante que le propone la lucha contra la mujer.
Obviamente estoy hablando del libro del controvertido Günter Grass, “El Rodaballo”. Mal acabó su carrera el pobre premio Nobel, cuando le acusaron de todo menos de ser guapo, que eso nunca lo fue.
Así que asesorados por el rodaballo parlante, los dos protagonistas, un hombre y nueve mujeres (una por capítulo) hacen un recorrido en nueve etapas por la historia de la Humanidad, (nótese la coincidencia no casual con el período de gestación de H.sapiens).
Quien lo haya leído seguro que se acuerda de muchos más detalles que yo del libro, de las recetas culinarias que lo salpican, y de la reencarnación constante de los protagonistas para cubrir tan largos períodos de tiempo.
Pero, lo dicho, quien se atreva, que lo lea, que no es moco de pavo ni grano de anís.
Según Grass, y me cuadra, la sociedad original tenía la estructura de un matriarcado, lo que no estaba nada, pero que nada mal, ya que la ausencia de subidas de testosterona a destiempo, ayudaban a una sociedad próspera, ausente de conflictos, donde reinaba una armonía más que aceptable. Además aún, por falta de necesidad, el feminismo militante y agresivo no se había desarrollado, ya que el poder estaba en manos femeninas y nada había que reivindicar. Cosas de la política.
Pero la causa de todo esto, estaba, al parecer, y según el señor Grass, en el poder que a la mujer le daba su tercer pecho. Ahí es donde residía la armonía de la Humanidad.

Así que una vez por las artes malvadas de los más malvados, la mujer perdió su tercera teta, y con ello la sociedad se hizo más miserable, ellas ya no tuvieron más el poder, y fue la testosterona quien gobernó el mundo, hasta hoy.
A partir de ese histórico momento, la lucha fue no tanto por recuperar el poder, que de hecho nunca interesó a las féminas, no lo necesitaban, si no por recuperar buena parte de la dignidad que como seres humanos se les había arrebatado.
Las humildes comunidades recolectoras que han conformado la Historia de la Humanidad hasta hace bien poco, exigían a las mujeres un trabajo tan duro como a los hombres, debían trabajar el campo, la casa, la prole, y asegurar el nivel de supervivencia necesario.
Ese nivel ha pasado siempre por las proles interminables, había que buscar un equilibrio, entre las necesidades de mano de obra en la tierra familiar, la mortandad infantil, la edad de supervivencia de los adultos, y que a la muerte de los padres, no surgiera un testosteronazo que diera al traste en una batalla cruenta por la herencia con la propiedad familiar.
Es en buena parte por esas razones, que la mujer era portadora de su prole, conducta al fin y al cabo de nuestro grupo zoológico, que primates somos. La figura de la mujer con el crío atado a la espalda, es una constante aún hoy en día, posiblemente en más de la mitad de la población del planeta.
No se andan con tonterías, cuando la vida es realmente dura, la claridad en el reparto de papeles debe ser un hecho irrefutable, y esa mujer acarreadora de su prole, la que aún no puede andar, está garantizando su supervivencia, ya que hay aún poca sofisticación en la organización de los poblados, aldeas, o comunidades campesinas de esas que nosotros los occidentales, damos en llamar pobres. (Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo).
Los bebés tienen unas necesidades que si la madre no satisface simplemente el niño deja de ser viable, y no se cumple el principio de economía natural que exige una cierta tasa de supervivencia. Además de faltarle el alimento en el momento de su necesidad, se queda sin protección física, y el riesgo de muerte es alto.
Solo cuando el desarrollo de la sociedad permite abandonar el acarreo constante, creando el papel de “madres profesionales”, es cuando la mujer puede aportar algo diferente a su tribu/sociedad.
Su productividad aumenta de forma que puede, junto con el exceso de producción de otras mujeres en su situación, dedicar de forma provechosa parte de sus ganancias para que otra mujer, o institución se haga cargo del cuidado de la prole, y se transforma de transportadora a depositadora, dando con ello lugar a la especialización rudimentaria de tareas y al desarrollo de su persona y de la sociedad a la que pertenece, haciéndola cada vez más viable y próspera.
Ese cambio, al final, lo interpreto como el retorno del tercer pecho, es decir, la existencia de mujeres que pueden cuidar a múltiples bebés, en una especialización fantástica, no solo para la mujer si no para la sociedad entera. La mujer de alguna forma se libera en tiempo para poderse desarrollar como persona, y retomar de nuevo el dominio de la sociedad a la que está seguramente llamada. No es para mañana, pero sí para pasado mañana.
Estos días nefastos de enero, que desde demasiados puntos de vista no pueden ser más negativos, entre otras muchas cosas, he visto con cierta preocupación el intento por parte de una nueva diputada en cortes de nuestra España de volver a quitarle el tercer pecho a sus compañeras de sexo, al que habían accedido tras milenios de lucha. Vuelve a reivindicar la mujer acarreadora, y a intentar renunciar la vuelta al poder de la mujer libre, con la producción intelectual que necesita esta sociedad dominada por la testosterona.
Parece que los consejos del rodaballo de Grass, han hecho efecto de alguna manera en la lucha del pescador del Vístula, por quitarle el poder a la mujer. Lo que nunca imaginé que pudiera pasar es que fuera la propia mujer quien quisiera volver a la esclavitud de la prole.
Porque en esta puñetera historia, nos ha quedado claro que se trataba de un simbolismo, ya que la señora Bescansa, tenía a su disposición todos los elementos que la sociedad moderna ha puesto a su servicio para que no tuviera que transformarse de nuevo en mujer acarreadora.
He buscado en Wilkipedia algo sobre Doña Carolina, y resulta que viene de una familia bien de Santiago de Compostela, y que le permitió estudiar sociología fuera de su tierra natal, (lo hizo en Granada), y posteriormente en San Diego con una beca para extranjeros de la tal universidad.
Da clases en la Complutense desde 1995, con 24 años, lo que indica que no es una indocumentada, ni mucho menos.
Es por tanto, que el mensaje que recibo, ya que me consta no lleva el bebé a las clases, es el de una persona que de alguna forma está traicionando la lucha de la mujer por liberarse del cuidado constante del bebé, cuando hoy día en nuestro ámbito ese cuidado está a cargo de personas muy especializadas.
Su especialidad docente hace que su decisión sea perfectamente consciente, y que lo que esté recomendando, es que a los mandos de los aviones que cruzan el océano las mujeres que los capitanean lleven el pañolón a la espalda con su bebé, que en los quirófanos las mujeres que van a limpiar una aorta lo hagan con el pañolón a la espalda, que en los laboratorios de infecciosas, mientras mamá intenta aislar el último virus en un ámbito nivel 4 procure tapar bien el pañolón con el traje de protección correspondiente, y no se olvide de descontaminar a su hijo convenientemente.
No voy a listar las profesiones a las que esta actitud fuerza a la mujer a renunciar, lo dejo a mis lectores.
Si a mí como macho funcional, me cabrea, no quiero pensar el rebote que la mujer profesional, luchadora, y que acabará tomando el control de nuestro futuro, habrá pillado.
Veo que el rodaballo llegó a Galicia.
Buenas noches, y buena suerte

La ética de la cuarta revolución industrial

Hace unos días amenazaba yo, no tanto acerca de las cosas que se podrían discutir en el Palacio de Congresos de Davos, sino de sus consecuencias para nosotros, los mortales, que tenemos vicios tan mundanos como el comer, dormir bajo techo, dejar descendencia que pueda mejorar nuestro legado….si alguno queda.
También advertía que la cuarta revolución industrial de la era moderna, iba a suponer cambios tremendos en la estructura del mundo, aunque se les olvidó decir, del mundo desarrollado.
Un comentario, constatado posteriormente, de esos que cuelgan de las ondas herzianas de los espacios encontrados, me hizo descubrir, que de los siete mil quinientos millones de pululantes terráqueos, unos cuatro mil millones, aproximadamente, tienen acceso a las nuevas tecnologías, pero aún unos tres mil quinientos, no están ni se les espera.
No voy a manifestarme solidario con el brillo de los ojos del ejecutivo de ventas de teléfonos móviles, que a buen seguro, ve en estas cifras un mercado potencial espachurrante, y ya ha planteado planes estratégicos a sus jefes de ventas acerca de cómo segmentarlos, y atacarlos para mayor loor y gloria de su cuenta de comisiones.
Lo que sí que voy a hacer es reflexionar un poco sobre la enorme brecha que estamos abriendo entre las sociedades altamente tecnificadas, y la otra casi mitad de la humanidad a la que cuando nos acercamos, lo hacemos con reparos, al considerar sus formas de vida arcaicas, y lejos de esa burbuja estéril que nos hemos creado, y donde vivimos los occidentales.
En África, actualmente hay aproximadamente algo más de mil millones de habitantes, pero se espera hayan multiplicado por tres esa cifra dentro de este siglo, veremos qué pasa con China ahora que les dejan tener un segundo hijo.
Lo que no parece tan boyante es la cifra de incrementos de población por crecimiento orgánico en el mundo occidental. Aquí somos cada día menos, más cultivados, más ricos, más intransigentes con todo aquello que no es como nosotros, más egoístas, en fín, como el viejo avaro de Moliére, que teme perder su riqueza a cada momento, y actuamos en consecuencia encerrándonos entre verjas, muros defensivos, para defender nuestras miserias de ricos.
Malthus en su obra Ensayo sobre el principio de la población, dice entre líneas algo muy interesante allá por los finales del XVIII, cuando afirma que el crecimiento de la población sigue una progresión geométrica, cuando la disponibilidad de alimentos solo lo hace en progresión aritmética, con las conclusiones de la limitación consecuente del crecimiento humano, al no soportar la producción alimentaria, el crecimiento de la demanda… bla, bla bla. Malthus, pone fechas al posible colapso, basándose obviamente en los datos que en aquellos años podía manejar.
Pero lo interesante, a lo que me refería, es que en sus predicciones, tiene en cuenta que el desarrollo tecnológico puede alterar fechas y cantidades, y en eso no falló. El aumento de la productividad en la industria alimenticia, permite que la producción pueda dar de comer a toda la población mundial, y, en la actualidad, sobra capacidad de producción.
Otra cosa es la distribución de esos alimentos, que, claro, deja con hambre a los que no participan de los bienes de la tecnología. El miedo de Malthus, estaba basado en que el siglo XVIII supuso para Inglaterra pasar de una población de alrededor de cinco millones a principio de siglo, a una de nueve a final, y eso era mucho, sin olvidar el impacto que debió tener en su forma de pensar, no solo la revolución francesa, sino la influencia de Rousseau, a la hora de enfrentarse a esa sociología desarrollista que le rodeaba, en lo que hoy nos parecen tímidos inicios de una realidad que ha ido desarrollándose durante los dos últimos siglos.
No me interesa ahora desarrollar las correcciones que a los incrementos poblacionales suponen la insalubridad, las guerras, las epidemias, incluso las posibles catástrofes naturales, que ya sea por el calentamiento, el enfriamiento o la capa de ozono en plan levantisco, son elementos que al día de hoy están muy controlados, y no suponen riesgos para la despoblación o la inversión de las curvas poblacionales.
Lo curioso, es que parece haber una relación directa entre el desarrollo tecnológico, y el descenso de los índices de natalidad, cuando, si pensásemos que Malthus llevaba razón, la abundancia de alimentos, de seguridad sanitaria, la ausencia de guerras de exterminio global, debería estar la explosión demográfica en este lado del Pecos, y no parece que sea así.
Creo que la razón está en la distribución que de la riqueza se hace en esta sociedad desarrollada. A las clases trabajadoras que mantienen esta rueda sin fin de incrementos de productividad, les llegan cada vez menos recursos económicos relativos, lo que les puede llevar a la pobreza dentro de una sociedad rica, al no tener acceso a los bienes de consumo.
La cuarta revolución industrial, nos está llegando con una ética dominada por el concepto de liberalismo económico feroz, siendo el acceso a las fuentes de donde manan los recursos financieros, es decir, al trabajo, más escaso, y por lo tanto más difícil.
La llegada de la robótica, la comunicación instantánea, el desarrollo de software de gestión conllevan aumentos de la productividad, que no se repercuten en el ciudadano trabajador, ya que este mecanicismo permite hacer el trabajo que requería ocho horas hace unas pocas décadas, en tres o cuatro hoy, los ciudadanos deben seguir de forma individual trabajando como mínimo cuarenta horas a la semana, si quieren seguir perteneciendo a la sociedad de consumo. Así que ese incremento de productividad, no repercute en los ciudadanos, ya que no se llega a esa sociedad del ocio que en algún momento se esperaba obtener como consecuencia de todos estos avances.
Las horas de trabajo disponibles en la OCDE, vienen a ser hoy día, a la población involucrada, lo que la limitación de recursos alimentarios imaginó Malthus para el desarrollo demográfico, y concretamente en nuestro país lo estamos constatando de forma palmaria, cuando vemos censo tras censo reducciones de población a la vez que incrementos de la producción económica, junto, obviamente, a la menor disponibilidad de horas de trabajo a repartir entre la población.
No estamos muy lejos del robot enamorado, como en su intervención de ayer el gerente y subdirector del F.M.I. insinuó, y le hacía gracia pensar en la respuesta que esta sociedad con un pie en esta cuarta revolución industrial iba a darnos.
La verdad es que esos temas de la sexualidad robótica se la dejo a tan preclaros próceres del F.M.I, ya que a mí lo que me preocupa hoy, como a los ciudadanos del siglo XVIII, es si la generación que me sigue, tendrá horas de trabajo disponibles de forma suficiente para poder alimentarse toda la vida. Y eso no lo tengo claro.
El desarrollo de la inteligencia artificial, debe suponer la desaparición de oficios que actualmente permiten el acceso a los bienes de consumo a más de la mitad del mundo. No sé cuál será el resultado, e imagino que algo así debieron pensar los analistas de la primera revolución industrial, y en mi limitación, ignoro si se está desarrollando toda esta nueva filosofía de la producción a favor o en contra del ser humano. ¿Pasará todo por recibir el pago de mi salario como el alquiler que a la empresa de turno le pase por el uso de mi robot?.¿ Cuál será la nueva funcionalidad del ser humano?.

Son preguntas a las que no sé responder, pero lo que sí constato hoy, es que la nueva, la cuarta revolución industrial está eliminando recursos humanos de los sistemas de producción, y el trabajo no se reparte, ya que los incrementos de producción son los que mueven el sistema.
Las palabras malditas, son estancamiento de lo que sea, de los P.I.B., de los precios, de las producciones. Crecimiento es el nuevo Dios al que hay que adorar, servir, y entregarse.

Diré, pues que la ética de esta nueva revolución industrial, se ciñe a incrementar la producción con el fin de potenciar la existencia de élites cada vez más reducidas, con lo que de alguna manera, el maltusianismo habrá triunfado como predicción profética del desarrollo de la humanidad.

Los otros tres mil quinientos millones de seres humanos que pronto habrán doblado su número, representan, posiblemente un problema, al que le intentaremos dar una solución a través de una comisión parlamentaria….la próxima legislatura, si me acuerdo. A lo mejor dejamos de llamarles seres humanos, y ya no tenemos que preocuparnos.
Buenas noches, y buena suerte.

La espiritualidad en Occidente

Creo que estamos asistiendo a un nuevo orden espiritual, ya que los cambios del milenio están afectando a demasiadas estructuras de esas que consideramos indelebles, a la vez que inmutables.
Creo también que muchas de las instituciones con las que hemos convivido a través de los siglos están tomando caminos con los que no hubiésemos soñado hace treinta o cuarenta años, y no quiero calificarlo, solo constatarlo.
Creo que la sociedad occidental está evolucionando en sus creencias religiosas, que han sido algo consustancial a la humanidad desde los tiempos más remotos. La creencia en un Ser Superior, la creencia en la trascendencia del individuo una vez deja este mundo terrenal, el concepto religioso que se deriva de todo ello, creo que se está tambaleando de alguna manera.
Creo que el materialismo, que como doctrina filosófica se ha impuesto en buena parte de nuestra sociedad, condenando a una irrelevancia científica la existencia de Dios, de espíritus y de una inteligencia superior que pueda tener efecto en el devenir histórico.
No quisiera pensar que el grito de Nietzsche, ¡Dios ha muerto!, como el triunfo del secularismo de la La Ilustración y que muchas veces asociamos a materialismo marxista, ha cuajado en la sociedad capitalista y de consumo, que por otra parte ha sido pródiga en crear conceptos nuevos como el funcionalismo ecológico, el determinismo geográfico o económico, para intentar explicar el desarrollo de las diversas sociedades a partir de elementos materiales, como su situación geográfica, sus conocimientos técnicos, u otros elementos culturales.
En el materialismo histórico, el manejo de los cuatro elementos primigenios, aire, agua, fuego y tierra, como origen de todo lo existente, incluida la vida orgánica, y final asimismo de todo lo existente sin más trascendencia, marca los pilares del pensamiento.
Las visiones atomistas de la constitución de la Creación, ayudan sobremanera a los teóricos de estas corriente filosóficas, que se remontan a épocas pre-babilónicas, que no fueron inventos de don Carlos Marx.
Él lo usó, creo yo, como un medio de liberar del supuesto fanatismo religioso a las clases trabajadoras, y siglo y medio largo después parece que han arraigado entre nosotros.
Aunque no fue pionero en eso, que si recordamos la visión de las repúblicas comerciales de la actual Italia, vemos que las burguesías florentinas, vénetas o genovesas, hicieron trascender esa suerte de materialismo que es el humanismo, “homo sum, humani nihil a me alienum puto” (soy hombre y nada de lo humano me es ajeno) como una reacción de carácter antiescolástico que se necesitaban como elemento indispensable para desarrollar su actividad comercial.
Claro que algunos pagaron sus ideas con algunas quemaduras en el culo, como el bueno de Giordano Bruno, al sacar conclusiones que se consideraron materialistas y ateas por la Inquisición. Eso le costó enturbiar el olor del Campo dei Fiori, con su carne quemada. Eran otros tiempos. Recomiendo a mis lectores echar un vistazo al pensamiento de Giordano Bruno, uno de los más preclaros de su época.
El pensamiento materialista, ha ido siempre unido al desarrollo del comercio, y críticos como Bacon, Spinoza o Locke han ido reforzando esa visión cosmológica hasta el desarrollo en el siglo de las ideas de Marx y Engels, por Lenin, que de alguna forma lo liga como he dicho al obrerismo, olvidado por los nuevos burgueses del Renacimiento que lo que necesitaban era libertad para su trabajo, fuera de las concepciones escolásticas y teológicas impuestas por la Iglesia, a sangre y fuego demasiadas veces.
Cuando hoy leemos o escuchamos los mensajes de la Iglesia católica, vemos que para llegar a su feligresía deben hacerlo por la vía del materialismo, ya que la satisfacción que las sociedades actuales pueden encontrar en el consuelo divino o en la recompensa en el más allá han perdido fuerza. El mensaje que se “compra” no está ligado a la trascendencia, está ligado al cuidado de los enfermos, a la resolución de la pobreza, a la mejora en definitiva de las condiciones de vida de la feligresía.
Ciertamente las cosas no son blancas ni negras ni los tres mil seiscientos millones de católicos piensan o sienten igual, pero mi impresión es que se espera más a la hora de alinearse con una creencia religiosa de la solución de problemas materiales, o cuestiones morales cotidianas, que de una espiritualidad que en la sociedad occidental, me temo se está perdiendo.
Quiero excluir de esta reflexión, obviamente al Islam, pero son esas unas sociedades que no tienen el mismo nivel de evolución que la sociedad a la que pertenezco, y la sumisión a sus principios religiosos tal y como aparecen en el Corán, dan hoy por hoy poco pábulo al pensamiento materialista.
Los sentimientos de espiritualidad, no materialista que se da en las creencias induístas, son la reserva de la concepción trascendente que le queda a la humanidad, aunque sus visiones cosmológicas a veces den la sensación de un materialismo al otorgar a sus dioses y espíritus papeles muy materiales. Creo que es una espiritualidad intimista y profundamente humanista.
Es por ello que las organizaciones religiosas de concepción cristiana, han tenido que abandonar parcialmente el componente espiritual como reclamo para obtener fieles, y se transforman en organizaciones no gubernamentales, que se dedican en nombre de Dios, a resolver los problemas cotidianos de la gente, pero sin la carga de trascendencia que un mensaje espiritual debería acarrear.
No quiero incurrir en el error de confundir el materialismo con el consumismo, o con la satisfacción de las necesidades físicas, reales o inventadas que podamos tener los seres humanos, sino incidir en el hecho de que las concepciones sociales actuales que, ciertamente estando muy lastradas por el consumismo, se han alejado de la concepción creacionista, y del determinismo atribuible a un Ser Superior.
Desde mi punto de vista, la adoración se está trasladando a elementos físicos como la propia Tierra (Gaia), a la que se le empieza a conceder la posibilidad de decisión y reacción ante los actos de los seres humanos. Se extiende también al deslumbramiento que ha producido en nuestro pensamiento el extraordinario avance de la ciencia y la tecnología. Creo que en el último siglo no hemos sido capaces de crear una espiritualidad científica, y el resultado es empezar a creer que la ciencia y la tecnología pueden explicar las preguntas trascendentes que como seres humanos tendemos a hacernos.
Uno de los últimos intentos de intentar espiritualizar el conocimiento aportado por la ciencia, fue el del jesuita Teilhard de Chardin, que por cierto no fue muy bien recibido por el Vaticano, ya que de alguna manera al mantener que en el proceso de la evolución estaban involucrados la vida, el pensamiento (espíritu), y la materia, le estaba quitando protagonismo a la idea creacionista de la Iglesia, y a la influencia del Supremo en el proceso de “Creación contínua”.
Teilhard vislumbra lo que llamó el “punto omega” que define como “una colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una superconciencia haciendo que la pluralidad de reflexiones a escala sideral, formen una sola reflexión unánime”.
Materializa el concepto de evolución ya que piensa que los problemas sociales, el aislamiento, la marginación actúan como inhibidores de la evolución, ya que requiere ésta una unificación del sentido y del pensamiento.
No hay posible evolución de la persona sin la adecuada asociación con los demás.
Hoy esa evolución en occidente, quizás esté llegando de la mano de Internet, de las redes sociales, que sirven de correa de transmisión de una forma de pensamiento que fácilmente se transforma en universal, en muy poco tiempo, y sin la meditación adecuada, con lo que más que pensamiento es simple sentimiento, y eso trasciende poco, ya que la fecha de caducidad es muy escasa.
Sugiero buscar las opiniones del Santo Oficio sobre los puntos de vista de Teilhard de Chardin, enumeradas por el Padre Leonardo Castellani. Son la pataleta del escolasticismo frente al materialismo suavizado de Chardin.
La Congregación para la doctrina de la fe, gracias a Dios, no tenía tanto poder como la Inquisición, que si no a Don Teilhard me lo llevan de la mano al Campo dei Fiori, y se quedan tan a gusto.
Ignoro hacia donde irán los sentimientos de espiritualidad de nuestra sociedad occidental, en los que las ideas y las reflexiones sobre quién somos, de dónde venimos, a dónde vamos, cuál es nuestro papel en el espacio-tiempo que nos toca vivir, no parecen algo de relevancia.
Así que voy a dejar de escribir por hoy, miraré hacia Oriente, y reflexionaré sobre la gran obra de la creación del universo.
Buenas noches, y buena suerte

Vuelve Davos

En esa pequeña ciudad suiza, se reunirá entre el próximo 20 de enero y el 23 del mismo mes lo que los mortales llamamos “El foro de Davos”, y que entre los participantes se reconoce como “World Economic Forum Annual Meeting “, muy rimbombante.
Como pequeños apuntes indicaré que la idea de este foro parte de un tal Profesor Klaus Schawb que en su momento pretendió reunir allá por 1971 a 444 ejecutivos de compañías de Europa Occidental, para introducir las prácticas de administración de las compañías americanas a la vieja Europa.
Esta fundación, sin ánimo de lucro (lo que hay que escribir), no reduce sus esfuerzos a esta reunión de enero en el centro de convenciones de Davos, que por cierto, fue estrenado por esta asociación. Edita estudios sobre aspectos económicos por sectores, energía, competitividad global, análisis de riesgos globales, el futuro del sistema financiero global, y un montonazo de cosas más, que a quién interese profundizar, ya sabe, seguro, como hacerlo.
Me he preocupado en buscar las conclusiones de todos estos personajes que de forma sesuda van a soltar su mensaje, y posiblemente a establecer contactos con otros, de la pasada reunión de 2015.
Veo que en algunas cosas la verdad es que han acertado, como por ejemplo la caída del precio del petróleo hasta los 50$, bueeno ha sido hasta los 30 a fin de año.
También que América Latina se iba a pegar una buena torta económica, y lo han clavado, ya que Venezuela lo mismo acaba cerrando por derribo, y lo de Argentina empieza a ser de traca, a pesar del nuevo presidente que ha sustituido a la Señora viuda de Kirchner. De Brasil, ni pío, que me da la risa.
Ahora bien, mantenían muy seriecitos que México crecería al 3% y se ha quedado en un 2,3%, por la flojera de Estados Unidos.
Preveían un crecimiento de la economía mundial del 3,5%, y la cosa parece que se va a quedar en el 3% que es un error del 10%.
Dijeron que los Estados Unidos serían el motor de la economía mundial, y las valoraciones de sus empresas han caído alrededor de un 7%.
Comentaban que la compra de deuda en Europa por parte del Banco Central, reforzaría el crecimiento de la zona, que por cierto, no ha crecido prácticamente.
Estas predicciones y otras parecidas, están al alcance de cualquiera que saque un dedo por la ventana, especialmente si los niveles de error que se permiten son de la magnitud de los expresados en este foro el año pasado al referirse a 2015.
Así que estaré muy atento a lo que digan las conclusiones que se publiquen dentro de unos días cuando el tal foro cierre sus puertas, acaben los cabreos callejeros de los antisistema que tienen que salir en “seven o’clock world news”, se hayan realizado los foros paralelos de Zurich y Basel, mayormente para no tomar decisiones basándome en ,o que estos señores vean, o mejor dicho, publiquen.
Las cosas que no supieron comunicar, fueron la bronca griega, el recrudecimiento de la guerra en Oriente Medio, el parón chino, o al menos su ralentización, el cabreo de Putin por lo de Ucrania, la caída de los valores de los activos en el mundo, el desastre que está significando la caída del precio del petróleo que de forma tan inconsciente consideraron positiva en general para las economía mundiales, la importancia que el endeudamiento no solo de los países sino de las grandes corporaciones está teniendo en la economía mundial….y así.
Coincidiendo con este alarde en Davos de ejecutivos de primer nivel, mezclados con políticos, geoestrategas, gurus, e interesados varios, los chicos de OXFAM, se dedican estos días a publicar lo ricos que siguen haciéndose los ricos, y lo pobres que son los más pobres, nada nuevo, porque creo que ni siquiera a estos pollos les va a amargar el posible dato el bacon del desayuno.
He llegado a leer estos días, que las grandes fortunas del mundo mundial, lo que hacen es tener invertido su dinero creando con ello multitud de oportunidades a los obreros del mundo entero (uníos), y que su clarividencia inversora ayuda a la supervivencia holgada de millones de familias. Se puede ser más cínico, pero en Marte.
Discutirán entre banqueros, gobiernos e inversores, qué vamos a hacer con la burbuja de tamaño galáctico que se ha creado con esto de la deuda, a países y a corporaciones, porque no va a ser posible devolverla, y lo saben perfectamente.
El precio del petróleo tiene buena culpa del asunto, e intentaré explicar porque lo creo.
Soy la petrolera X Ltd., y he pedido un pastón hace tres años para hacer agujeritos en el mar y sacar barriles a un costo de 30-40$, ya que pensaba venderlo a 100-120$, por lo menos. Pero el precio cae, la extracción no es rentable, tengo que pagar el préstamo, así que lo único que puedo hacer es vender activos de mi compañía que sean atractivos y pueda pasar dignamente el apechusque sin entrar en default, que queda feísimo.
Así que si la petrolera X Ltd. vende con rebajas, los precios de activos similares de otras compañías ajustan su valor al precio más bajo. El resultado es la depreciación de los activos financieros, y el desinfle de la economía basada en préstamos de difícil devolución. Estamos apañados, porque a esto lo llamo yo devaluación global, devaluación a escala planetaria, con el consiguiente costo en empleos en todo el mundo, pérdida de ahorros, y no sé cuantas cosas más.
Algunos países ricos están en la misma onda, embarcados en inversiones a escala planetaria, subvencionando la vida de sus ciudadanos, de pronto se dan cuenta de que tienen que salir a los mercados internacionales a pedir pasta, como los árabes o los noruegos.
La burbuja sigue creciendo, los Europeos dando a la manivela de hacer billetes para que yo cobre este mes mi pensión, y su sueldo políticos y funcionarios, los chinos devaluando su yuan, los japoneses que ya no saben que hacer, y los yanquies, brillantes ellos, se desmarcan y empiezan a cobrar (no mucho) a quien quiera dólares desde este mes después de que se les acabara la tinta de hacer “bucks”.
Veremos como revienta esto, porque milagros no existen. Tenemos en Occidente un sistema económico que necesita crecer continuamente para no reventar, y nos empeñamos en que el crecimiento del consumo, se limite al occidente conocido, que los países esos donde no se come todos los días, solo importan para venderles escopetas a cambio de alguna de sus materias primas. ¡Ah!, y cuando molestan demasiado con sus movimientos migratorios tan faltos de estilo.
Ya en las previas de este foro de Davos, están amenazando con una pérdida global de unos siete millones de puestos de trabajo administrativos con eso de la que empieza a ser la cantinela de la cuarta revolución industrial. Cierto que también dicen que habrá nuevas profesiones que supondrán unos dos millones nuevos de personas currando. Menos mal.
Cuando alguien se de cuenta de que la sociedad occidental produce sus cachivaches para quienes trabajan, y que se venderán más chirimbolos mientras más gente gane dinero, lo mismo solucionan parte del problema, pero no los veo tan listos. En cualquier caso vendemos chirimbolos que no valen para mucho, cobrando con papeles que no valen nada, excepto las vidas de los que están sentados en sus trabajos en cualquier parte del mundo.
Buenas noches, y buena suerte

El rugby es un deporte de rufianes, jugado por caballeros….¿y el fútbol?

Mi relación con el juego del rugby ha sido escasa, pero suficientemente ilustrativa, desde mi superficialidad, claro, para poder hacer unas pocas reflexiones al respecto.
Comenzaré por el principio, aquel torneo insular británico, que obviamente no conocí, y que reunía a las selecciones de Inglaterra, Paìs de Gales, Escocia e Irlanda, “ Las cuatro naciones”.
Mi llegada es mucho más tardía, ya era el cinco naciones, porque se había unido Francia, que jugaba un rato bien a esta cosa de perseguir un pepino por el barro. Ya en este siglo, se unió Italia, y tenemos el seis naciones. Bien.
A lo del hemisferio sur no he llegado, pero lo que he oído, siempre ha sido positivo.
Las transmisiones por televisión española, los sábados por la tarde hicieron que casi empezase a familiarizarme no solo con los casticismos idiomáticos, sino hasta con el reglamento….”avant, ha sido avant”. Touche, melé, placaje, golpe de castigo…..ensayo.
Los tiparracos que jugaban a la tal cosa tenían todos una pinta de lo más innoble, vamos, que te cruzabas con alguno de esos angelitos a la salida del cine, y el apechusque era de los de taquicardia.
Los vetustos estadios británicos, siempre llenos hasta los topes, y con las gradas cantando de esa forma que tan bien les sale a los británicos, desde el God save the queen, hasta When the saints go marching in, o el muy inglés Swing low, Sweet chariot…así que si no te gustaba el espectáculo del barro, siempre tenías un concierto coral de buena calidad para aliviar las penas, que en Dublín te cantaban el Fields of Athenry, o el Cwm Rhonda en Cardiff, sin ir más lejos.
Los documentados locutores de la “tele”, te comentaban un montón de cosas, y ahí empecé a considerar ese juego de una forma muy pero que muy respetuosa.
Estos jugadores, no son profesionales, decía el pollo, este, por ejemplo es dentista, decía señalando a una masa de casi dos metros de alto por dos de ancho, que se hacía los cien metros barro en diez segundos.
Claro, uno cerraba los ojos, imaginaba al armario aquel armado de tenazas dirigiéndose a tu molar, y te arrepentías de no haber pedido los santos sacramentos, los santos óleos, y la bendición apostólica, por lo menos.
Y este otro, arquitecto, y aquel de allí, corredor de bolsa….y así.
Allá por los setenta/ochenta del siglo pasado en España, la cosa, al menos te hacía reflexionar, que por estas tierras estas cosas no se daban.
Claro, esos trenes chocaban, ¡y de qué manera!, y abolladuras de chapa, las que quieras, pero una venda, un trozo de algodón para cubrir la improvisada y no deseada extracción dental, lo solucionaban todo. ¡A jugar!.
Alguno ví salir del campo en camilla, con lágrimas en los ojos….¿de dolor?, ¡No hombre!, de frustración por no poder seguir dándolo todo a su equipo nacional. Nada más fácil que arbitrar a estos tiparracos, que lo único que querían era coger el pepino y salir corriendo como diablos a la línea de ensayo de equipo rival. (Noten que no dije enemigo). Que no están para hacer trampas o ser el más innoble de la clase.
Parece ser que la tradición, imponía que por la noche después del partido, todos esos sacos de testosterona que durante ochenta minutos habían compartido barro, compartiesen mesa y mantel, de gala, por supuesto, con sus parejas, si fuese el caso, para incrementar el nivel de hermanamiento entre los componentes de los equipos.
Porque al final, en estos juegos que provienen del British Empire, se trata de establecer relaciones entre personas que superen el ámbito-excusa, de un partido de rugby, de una jornada de golf, (¿que sería de un club sin el hoyo diecinueve?), o de la actividad que se te ocurra. Es una forma de aceptar un modo de vida, una gran hermandad que está siempre dispuesta a ayudar, y normalmente sin pedir a cambio nada, es decir que te comportes como un caballero honesto. Poco más.
Y por supuesto eres un caballero del rugby, en todo el mundo, toda tu vida.
Mucho más tarde, conocí a uno de estos pollos, a nivel nacional, claro, y ya no jugaba al rugby, juega a golf. Mi amigo Raúl. No mide dos metros, pero tiene ese aspecto que reconocía de las teles transmitiendo los partidos del cinco naciones.
Raúl tiene esa pinta innoble que tienen los de su hermandad, el rugby, pero disfruta de todas las virtudes de entrega desinteresada, de nobleza, y de ganas de ayudar, enseñar, y al final portarse como un caballero. No hay nada más agradable que jugar dieciocho hoyos con Raúl, hándicap bajito, y que se desvive, sin molestar, para que durante el recorrido lo hagas lo mejor posible. Y cuando te habla de su paso por el rugby te das cuenta de que está en él, y lo estará por el resto de su vida.
Tuve ocasión a principios de los 90, de asistir en directo a un partido entre Inglaterra y Francia en Twickenham, cerca de Wimbledon, a las afueras de Londres, y puedo asegurar, que allí todos querían ganar a Francia, pero se aplaudió toda aquella jugada bien hecha por los gabachos, el público, estaba de fiesta, con niños en las gradas, y fue un espectáculo deportivo, no una pelea de navajeros dentro y fuera del campo. Respeto al rival, a su himno y a su bandera, soporte coral a los suyos….y a otra cosa.
Si alguien me pregunta si me gusta el fútbol, la verdad es que me costaría responder. Veo partidos por televisión, pero a un campo hace décadas que no asisto, y no se me espera, de veras, no se me espera.
Las diferencias entre ambos juegos, no son mucha desde el punto de vista del esquema de juego. Se juega en campos de parecidas dimensiones, dos equipos, en un caso de once jugadores, y en otro de quince, con árbitros que controlan el juego, mucha gente en las gradas, y la tele de por medio.
Pero en el fútbol, que es un deporte de caballeros, al final, juegan rufianes. La excepción es encontrar caballeros jugando a esto.
No me imagino, después de un partido, una cena de gala entre los contendientes para eliminar los posibles roces que por el forzado contacto físico hayan podido surgir durante la contienda, no entre equipos que sean capaces de llenar estadios como Twickenham, donde se sientan 82.000 anglicanos.
De respeto, ya ni hablamos, se trata de menospreciar al contrario, de humillar sus valores, sus himnos, sus símbolos, y si algo se le desea de corazón al enemigo (aquí si uso la palabra), es que desaparezca. (Con lo que se pierde la posibilidad de aprender de alguien diferente a ti, claro, y de mejorar consecuentemente).
Desgraciadamente no es infrecuente ver a jugadores intentando dañar alevosamente a un contrario, y si le puedes lesionar gravemente, mejor que mejor….es un juego de hombres, te dicen. ¡No!, es una demostración de rufianes.
Los choques con resultados fatales de las aficiones, con cualquier excusa, son de nuevo frecuentes, y lo peor es que consumen recursos de las administraciones públicas que deben asignar policías para intentar evitarlos.
Las declaraciones de directivos, cuerpos técnicos “calentando el partido”, son la mayoría de las veces ignominiosas, y sin justificación posible.
A eso se une la corrupción que va unida a todos los niveles a este juego, para componer un mapa tremendo de su significado.
Como guinda a este pastel, la presencia de las instituciones del Estado, de manera oficial, es algo que además indica la bajeza moral de nuestros (y lo digo a nivel mundial) representantes públicos. Pienso honestamente que las instituciones públicas deberían dar un paso atrás en este semillero de odio que es el fútbol.
Pero como hay montañas muy difíciles de destruir, esta tampoco caerá. Nos quedaremos con algunas ayudas que con los ahorros de gasolina de los Ferraris de los grandes protagonistas llegan al tercer mundo en forma de camiseta de Messi, o de cuatro palos para un campo sobre el vertedero en Somalia. Hay que invertir, que si sale uno bueno de por esos lares, lo fichas por dos perras, y haces el negocio del mes.
Sigamos pues soñando que un día algún valor moral se transmitirá a estos rufianes que juegan al futbol de élite, y que aprovechando su impacto mediático, pueda llegar a la sociedad. Pero lo dudo.
Buenas noches, y buena suerte

Los Bloques, Oriente y Occidente

Europa ha sido durante demasiados siglos el referente mundial de todo lo que aparentemente tenía sentido en la Historia. Tomó en su momento el relevo del Imperialismo Egipcio, de su cultura, de la misma forma que éstos lo habían tomado de los Imperios de Oriente Medio desplazando a sumerios, acadios, hititas, sasánidas….Empujones cada dos o tres mil años, más o menos, en los que la preponderancia mundial cambiaba de manos.
Como europeo que soy, tiendo siempre a olvidarme de lo que no tengo en los alrededores de mi ombligo, así que ignoro al Imperio chino, con su imperialismo extendido dentro de unos límites siempre ceñidos al Pacífico por el este, al Indico por el sur, y con las grandes montañas asiáticas por occidente.
Si no nos gustan los bloques, es lo que tenemos desde que la historia es historia, o casi, con la curiosa particularidad de que bien por causa de lejanía, o falta de interés nunca se ha intentado la dominación de uno de estos bloques por el otro. Es como si atravesar los Himalayas, el Hindú Kush, el Pamir, y el Karakorum, para enfrentarse luego, o antes, según de donde se venga, al Gobi, desanimó secularmente a unos y a otros.
Claro, que el Islam/Otomanos algo tienen que decir, y la Madre Rusia también, pero menos, creo yo.

El mar no sirvió para invasiones, solo para el comercio y las consecuentes guerras para defenderlo. De hecho, solo el bloque occidental lo utilizó, el otro bloque, lo miró siempre con cierto desdén, quizás con la excepción de la gran flota de Zheng She, a finales del siglo XIV, con fines de exploración científica y comercial.
Contactos hemos tenido, y desde que Juan de Isla, allá por el XVI, considerara seriamente la invasión de la China de los Ming, o de la presencia inglesa en Shangai, con sus guerras del opio y de los Boxer incluidas, la verdad es que poco más ha habido, sin ponernos muy pesados, siendo además todo para garantizar las vías comerciales.
Menos mal que Felipe II, miró la caja de las perras, y vio que no tenía para cincuenta mil soldados en la otra esquina del mundo.
Europa desarrolló una tecnología militar que la hizo dominadora del mundo, los europeos, desde Alejandro Magno, tuvimos siempre y debido al desarrollo de esa tecnología la oportunidad de pasearnos por donde nos apeteció.
Hay que reconocer el mérito de dos épocas, la de las legiones romanas que hicieron de la disciplina el complemento idóneo de su manejo de los metales y del diseño de sus ingenieros de las máquinas de guerra. No tuvieron rival durante siglos, a pesar del acero de Damasco.
La segunda nos corresponde a los españoles, que tras setecientos años de guerra civil contra el Islam, desarrollamos una tradición militar que nos dio por doscientos cincuenta años el dominio del mundo, de un mundo mucho más grande que el que consiguió controlar Roma.
En concreto los españoles consiguieron los cuerpos de ejército más terribles que se pueda imaginar, “Los Tercios”, y sobre todo algo que nos hizo realmente invencibles, la tecnología naval.
La tradición la siguió el Imperio Británico, con aquellas tropas que cuando disparaban lo hacían en descargas de varios cientos, que no se agachaban cuando les disparaban a ellos, y volvieron a dominar el mundo.
Pero la China se rozó, se rozó y gracias, a pesar de que las potencias europeas en el XIX se pusieron pesadas a mitad del siglo, con los intentos de mantener algunas de las misiones jesuíticas, el comercio del opio, pero de cambiar la sociedad, las costumbres, nada de nada.
Cuando hablo de China en este contexto, no me ciño a su territorio legal de hoy en día, incluyo lo que hoy sería Vietnam, Coreas, Japón…es decir áreas de similares culturas a nuestros lejanos ojos europeos, en los que la presencia de la cultura occidental ha sido violenta pero nada profunda. Dejemos por el momento a los chinos en su chinar.
La segunda guerra mundial, que en esa parte del mundo no acaba hasta la salida por piernas de los yanquies de Saigón, según me gusta decir, significó un intento de presencia occidental por el deseo americano de ampliar sus miras hacia su occidente, para establecer una frontera en Asia que protegiera sus costas californianas, pero la cosa no cuajó, menos en Filipinas, medio siglo antes, y tampoco demasiado, excepto que les enseñaron a hablar inglés.
Los franceses se fueron tras Diên Biên Phú, los ingleses mantuvieron Hong Kong hasta el 97, debido al final de una especie de concesión China.
Pero eso tampoco ha funcionado del todo, nuestras diferencias son, creo yo, demasiado grandes como para que cuajen presencias de poder prolongadas en uno y otro lado. Así, que de forma inmiscible los dos grandes bloques culturales del mundo siguen conviviendo como siempre, entrando de puntillas como mucho, hasta el recibidor de la casa, poco más.
Los chinos, por su parte, cuando salen de China, aunque sea para hacer ferrocarriles en América, acaban metidos en sus guettos, y tan felices. No se hacen americanos ni en San Francisco después de varias generaciones. Las diferencias culturales son demasiado grandes, y ambos bloques se miran pero mantienen su cultura y sus tradiciones sin ceder un ápice.
Todo esto viene a colación de alguna de esas cosas que andan pasando por este mundo en estos comienzos de siglo que tan preocupado me tienen.
Los bloques están interactuando, a través de una nueva ruta de la seda electrónica, hoy que lo tenemos todo al alcance de un click, pero seguimos sin entendernos, nos cuesta horrores entender su forma de comerciar, a pesar de recibir cursos de esos del Dale Carnegie y a ellos les pasa tres cuartos de lo mismo, por mucho que quieran occidentalizarse, solo consiguen un precario acercamiento a nuestra cultura.
La cuestión, ahora es que vamos a tener que convivir con ellos y ellos con nosotros en prácticamente todos los aspectos económicos de nuestra vida, y por ende, un reparto del poder mundial empieza a ser ya una realidad entre estos dos bloques.
Menos mal que hasta ahora los chinos, no han sido extremadamente beligerantes fuera de sus fronteras, y áreas de influencia cercanas, lo que nos ahorra seguramente el riesgo de confrontaciones cruentas, pero debemos estar preparados para ver en las próximas décadas enfrentamientos económicos quizás con peores consecuencias, que posibles enfrentamientos armados
No lo sé. Debo reconocer, que he empezado el año de lo más pesimista, pero la impermeabilidad de los bloques, me hace pensar que las áreas de entendimiento cultural son muy escasas, y eso dificulta enormemente, el desarrollo de empatías más allá de los posibles intereses económicos compartidos, y esa es una situación que a mí no me gusta ni un pelo..
Por cierto, cerrando esta página, me manda la CNN un suelto. “El precio del barril de petróleo baja de los 30$, por primera vez desde 2003”. ¿Tendrá algo que ver la supuesta caída de la producción industrial China, que imaginamos, con nuestros ojos occidentales, pero no conocemos?
Buenas noches, y buena suerte

La joven Europa

No se me puede olvidar que el siglo XIX empezó con una guerra generalizada en Europa, que el corso se nos había puesto en plan Carlomagno, y nos quiso hacer a todos, europeos o franceses, que a él se le daba una higa, a cañonazos.
Claro, el pobre a falta de una buena cadena de televisión europea no tenía otra forma de hacer pasar a la peña por su aro post Revolución.
Tampoco se me puede olvidar que ahora, hace un siglo más o menos, las casas reales europeas habían decidido tirarse los trastos a la cabeza, y nos metimos en una guerra, que de alguna forma nos duró casi medio siglo en territorio europeo, y casi el siglo entero dentro de lo que llamamos civilización occidental.
Deberíamos estar acostumbrados a vivir en un ecosistema como éste, en el que la inestabilidad, la guerra, y los movimientos migratorios son algo natural, y por mucho que nos esforcemos por evitarlos, está en los genes humanos. Queremos lo que tiene el vecino, ya sea su casa, su pareja, su fortuna, su cultura, aunque sea para destruirla, que es lo que habitualmente hacemos al final de la conquista. Tabla rasa, destrucción de las señas de identidad del vencido, eliminación de sus estatuas, de sus dioses, de sus escritos, de su cultura, aunque luego no lo compensemos con las aportaciones del vencedor. Queda tierra arrasada, y punto pelota.
Se acepta, de forma general, que hemos empezado nuestro siglo en guerra, y yo creo que es así. Ya conocemos todos donde están las guerras cruentas en las que se mata, asedia, destruye, roba….y nos tememos que hay otras en las que los nuevos señores de la guerra no cogen espadas ni metralletas, pero que son mucho más dañinos que aquellos que solo matan.
Me refiero, cómo no, a los nuevos reyes de las finanzas, de las grandes empresas, que están guerreando entre sí a todo momento, en todos los terrenos posibles, y eso es realmente global, como lo es la gran mentira de que la generación de riqueza es permeable y pasará de las grandes fortunas a las clases populares.
Tras los treinta años, desde finales de los setenta hasta más o menos el séptimo año de nuestro siglo, el desarrollo de la sociedad de consumo en Europa produjo esa alegría similar a la de los años veinte, pero ha concluido de la peor forma posible, con la destrucción de buena parte de la clase media, y un enriquecimiento de elites empresariales hasta límites obscenos. En definitiva, el crecimiento de la sociedad de consumo, no ha supuesto la mejora de las clases trabajadoras, sino todo lo contrario.
La precariedad, la inseguridad se han instalado para quedarse, lo que paralelamente conlleva una desviación de fondos crediticios que podrían ir a la población general, al no poder satisfacer las exigencias de garantías exigidas por los inversores y han acabado en manos de las grandes empresas mundiales, y en los gastos incontrolados de los estados.
No olvidemos del giro semántico que supone la palabra inversores, no son más que los antiguos propietarios de los elementos de producción.
En esta guerra, la joven Europa, se ha quedado sin ejércitos. De hecho se ha puesto en manos de los yanquies, por medio de la OTAN. Sigue pues Europa, soñando con su pasado imperial, en el que tenía puesta su fuerza, su poder y la expansión de su forma de entender la vida. Ha perdido impulso económico, y poblacional, que eran sus poderes.
Hoy Europa, la joven Europa, se está haciendo vieja, es decir, ya es vieja, y lo digo en el sentido más peyorativo de la palabra. Nos estamos perdiendo en un marasmo de miedos a perder estatus que procedentes del viejo colonialismo nos permitían creer que el mundo estaba hecho solo para nuestro disfrute, y eso se acaba.
La joven Europa ve con pavor el envejecimiento de su población, y el empuje de su entorno, que impulsado por guerras que se idearon hace más de un siglo en los salones del Crillon parisino, no hace más que traer gentes que quieren ocupar el nicho ecológico que estamos dejando libre para ellos.
Ese nicho es el de la creación, el de las ideas nuevas, el de emprender aventuras como las que nos hicieron querer conquistar la China, o poder navegar por los siete mares.
Hoy la joven Europa, todo lo que ofrece son vallas para que no entre la nueva savia que viene del sur, del este, hasta de las Américas. No hay sitio en los teatros de ópera para tanta gente. Los cafés donde se discute sobre el sexo de los ángeles tienen numerus clausus en forma de IVA, y los miedos de los ciudadanos se están expresando de varias formas que coinciden en un final, la desaparición del concepto Europa está a la vuelta de unas cuantas décadas.
Hay algunos síntomas que me hacen pensar seriamente en el futuro incierto que vislumbro.
El primero, es que la mujer europea, ha decidido que no quiere tener hijos, con lo que las tasas de repoblación han pasado a mejor vida, y consecuentemente el traspaso generacional de tradiciones, de nuestras normas morales, las que se hacen en el seno familiar, van perdiendo fuerza, y serán sustituidas por otras, que o no han nacido aún o están llamando a la puerta.
El segundo, es el reforzamiento de movimientos centrífugos como los del Reino Unido, Grecia, Dinamarca, Suecia, hablando de países, y de regiones como Lombardía, Córcega, Catalunya, Escocia, flamencos versus valones en los Países Bajos. La idea de la unión europea, se ha transformado en una tremenda máquina burocrática, ineficaz, y sobre todo sin capacidad de ilusionar a los ciudadanos, que se limitan a pagar impuestos a cambio de empobrecerse, y ganar en inseguridad.. Literalmente nos tienen hartos, y nuestra respuesta es el individualismo exacerbado, expresado a través de los nacionalismos, de las redes sociales, donde podemos tratar a nuestro grupo como elementos de consumo, prescindibles con un click anónimo, sin llegar a verles la cara. Es como cambiar de móvil o de auriculares.
El tercero es la reacción del individuo que ha decidido llevar al poder a partidos lo más alejados posible del sistema establecido. Lo vemos por todas partes, desde el ultranacionalismo francés, polaco, holandés, danés o austríaco, a la demagogia portuguesa, italiana, o española. Pero estos partidos son muy activos al proponer lo que hay que destruir, pero vienen sin soluciones, además de una ignorancia total del alcance de su poder dentro de la escala mundial. De hecho prometen lo que saben que no pueden cumplir, y nos lo creemos. Espero que no sea una nueva República de Weimar.
Así que, amigos, esto se acaba, que los nuevos habitantes de Europa, no serán europeos, serán sudamericanos, vendrán de oriente medio, o del África que las potencias del XIX, se repartían en los salones de la British Geographical Society, o incluso del subcontinente indio. No creo que del otro bloque de allende el Himalaya nos vengan los nuevos jóvenes europeos. La nueva joven Europa, aún no existe, sus cimientos son muy frágiles, y por ende se nos está diluyendo el espíritu.
Buenas noches, y buena suerte

El encanallamiento de las cosas

Seguimos con la alegría desbordada en estos pocos días que llevamos del puto bisiesto que enfrentamos, parece que el mundo se nos viene abajo, vamos que están cayendo las veintiocho fichas del dominó una a una.
El desayuno hoy nos lo han dado otra vez los chinos, que nos la están liando, con nuestra colaboración inestimable, día tras día, sin pausa, sin tregua,
Ya he comentado mi creencia de que el capitalismo ha ganado la guerra de los últimos cien años, que las cosucas de Marx y Engels ya no mueven a la peña, que prefiere el Amarican way of life, siempre que le pongan delante la cara amable, que la otra no le gusta a nadie. Pero como te la disimulan tan bien con ejercicios de comunicación que prometen el oro y el moro, pues nada, a esperar el ciclo de vacas gordas.
Lo que tiene una economía de corte leninista, que pretende aunar un cierto marxismo con el capitalismo más feroz, es que por lo menos reacciona deprisa. Lo que en Europa tiene que discutirse “ad nauseam”, o en USA al menos en varias reuniones, (son más ágiles que nosotros), los chinos leninistas, lo deciden en un plis, y es lo que han hecho.
Que la bolsa china se va para abajo, no “poblema” “akuna matata” se cierra, y hasta luego. Que no exportamos lo que queremos, pues lo mismo, se devalúa el yuan sin anestesia, y que paguen los japos, los yanquies, o incluso los alemanes, que tienen muchos posibles. Cosas de las economías intervenidas por el partido.
Que los coreanos del norte, miran con ojos golositos ese río que les separa del supuesto paraíso chino con cara de emigrar, ya sabes, pasta al gordito y que diga que le han traído los reyes, la befana, o su pastelera madre, una bombita de hidrógeno para jugar a ver quién mea más lejos, y se lo ponga crudo a sus compatriotas para andar cruzando fronteras por donde no deben.
Veremos lo que le aguantan las veleidades a este pollo, porque no deberían olvidar lo que le pasó a Cuba cuando la matrioska rusa dejó de comprar el azúcar a precio de oro, que cuando la vida subvencionada acaba, el invierno es muy frío.
Las cosas se están encanallando este 2016. Las guerras parece que se van enrocando con saña, ninguna de las que están en marcha apunta siquiera un atisbo de resolución. Todo está encanallado.
Como está encanallado el espectáculo catalán, o la situación post electoral que disfrutamos a nivel del Estado. Todo enquistado, encanallado, una pelea a muerte con los las piernas enterradas hasta las rodillas. Apaleando sin cejar, pero sin moverse del sitio.
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Pie de foto: Junts y CUP esperando que se mueva el otro, ¿O es el PP y el PSOE?
Menos mal que a Benítez lo han cambiado, aunque me suena a «deja vu»

Encanallado está el porvenir de aquellas personas que perdieron su trabajo y cruzaron la frontera de los cuarenta y cinco. Encanallado el futuro de los andaluces y extremeños. Encanallado el presente de los jóvenes, encanallado poder vivir de tu salario con dignidad.
Por encanallarse hasta el tiempo se nos está encanallando, quizás sea el Niño, o el calentamiento ese que dicen que sufre el Planeta, pero se desbordan los ríos desde Australia hasta California, parece que tuviera sentido y voluntad para envilecerse, para corromperse.
Como envilecidos se nos están poniendo los malditos procesos que deberían haber concluido ya y que afectan a políticos, a empresarios de poco escrúpulo, como ese Sr. Díaz Ferrán que echa en sede judicial la culpa de todo a su socio muerto. Todo encanallado, corrupto, envilecido. Los Pujolone, los Bárcenas, los ERES, como poco, y añadamos los que se me han olvidado, o los internacionales, los de las trampas en los coches, los de las trampas en los bancos, en las ingenierías.
Encanallamiento en Brasil, en Venezuela, en las plazas alemanas durante el fin de año, envilecimiento danés, envilecimiento sueco, encanallamiento al final de las mafias turcas que dejan morir a los refugiados que vienen del este, en las playas mediterráneas.
Este sin embargo es un encanallamiento como el anticiclón de las Azores. Está aquí para quedarse, no se mueve, y por eso tenemos esa sensación de agobio, de estar atrapados bajo un inamovible montón de basura, ni siquiera los grupos de rock cambian.
Creo que le preguntaré a mi astrólogo de cabecera. A lo mejor nos está influenciando uno de esos planetas plastas que te traen una desgracia, y no hay forma de que el aire circule y se la lleve. Seguro que me dice cuando acaba el maldito tránsito por nuestra zona de influencia, y se va a dar la lata a los marcianos. Por aquí empezamos a estar cansados, así que espero algún movimiento en cualquier momento.
Las cosas se están encanallando, mientras menos movimiento, más envilecimiento, no hay renovación, el año nuevo parece que no ha llegado, todo huele aún a diciembre, ¡qué digo!, huele aún a fritanga de agosto, sudor de siesta, arena en los pies, todo pudriéndose.
Y a lo mejor es lo que tenemos que hacer, echarnos a dormir la siesta hasta los idus de marzo, fecha de buenos augurios, y a lo mejor el anticiclón de las Azores mueve su panza y nieva en la Bonaigua, sopla viento en el estrecho, sube el precio del pan, y comienza la Revolución Francesa, aunque desde los idus de marzo falten aún tres meses para la toma de la Bastilla.
Esperaremos pues, mientras dormimos, o en vigilia, que no parece que vaya a pasar nada, Madrid seguirá sucio, Cataluña seguirá peleándose por el acceso a una comisión sobre obras públicas, los turistas encanallando los restaurantes de la Barceloneta, o buscando una habitación sin vistas en Tetuán de las Victorias. Mejor si se tiran a la piscina desde el balcón de su hotel de veinte euros todo incluido, como siempre, cayendo en el borde y rompiendo el cemento con su cabezota.
Lo único que tiene esta cosa del anticiclón canalla, es que no trae la gripe, trae diarreas de verano, legionelosis, de esas que crecen en una gota de agua en la palma de tu mano, horchata y sexo sudoroso. Así que habrá que disfrutar de lo que nos ofrece nuestro ecosistema, que saldremos fortalecidos, aunque aburridos.
Buenas noches, y buena suerte

Now is the Winter of our discontent.

Andaba yo dándole ayer a Ricardo III, y mira por donde me viene al coleto el principio de la obra de Shakespeare, que no por manida y usada deja de tener su grandeza, y sobre todo no deja de reflejar lo que significa el drama del mal gobierno.
Ahora es el invierno de nuestro descontento, cierto, así es, no se puede reflejar con más acierto donde se encuentra, no ya la sociedad española, sino la sociedad mundial, que con estas cosas de la aldea global, parece que todos seamos uno.
Acabamos el año con miedo a que nos pusieran bombas en medio mundo. Tuvieron, en Madrid que sobar a los que fueron a la Puerta del Sol, a celebrar, no sé si el Año Nuevo, o la definitiva desaparición de 2015, en Munich, se temían lo peor, en Nueva York, se llenó Times Square no solo de celebrantes, sino de tanta policía como fue posible….así por todo el mundo. Un desastre.
Al final no pasó nada, a Dios gracias, e ignoro la causa de que no sucediera, ya que se me vienen al menos tres al magín.
-Que los terroristas decidieran posponer el ataque, que había mucha “pasma”.
-Que las fuerzas de seguridad de los Estados hubieran desmantelado las células terroristas.
-Que no hubiera amenaza, y fuera todo un invento de las autoridades, para apechuscar al populacho, del que soy parte.
Seguro que hay más posibilidades, pero no quiero marear.
Nos desayunamos con la decapitación en Arabia Saudita de varias decenas de rivales religiosos, a los que se les pone la etiqueta de terroristas, y ya vale todo. La verdad es que parece un capítulo más de esa guerra secular que mantienen sunníes y chiíes, aunque huele a dinero del petróleo que apesta.
El regreso al mercado mundial del crudo iraní, no ha sido bienvenido por los Árabes, parece. Y así tenemos a Arabia Saudita, con broncas muy serias por el Norte, guerra abierta en el Sur, que me tienen a los yemeníes destrozados, y a los Emiratos, con división de opiniones.
Nos hemos desayunado también este año, con que el Emperador del Imperio se muestra impotente cuando quiere impedir que ex convictos, personas con discapacidades mentales agresivas, y similares, tengan acceso directo a la compra de armas, que la segunda enmienda es muy dura de pelar.
Por si fuera poco, también se encienden luces rojas en la economía del Imperio, cuando se detecta una reducción dramática de la clase media, cuando se constata, que el dinero en manos de las familias ha disminuido de forma importante, aunque los salarios hayan repuntado un pelín, pero de la mitad hacia arriba, que la plebe sigue rampando, como los reptiles.
Los extremismos aparecen consecuentemente con toda su fuerza, en muchos países. España es uno de ellos, pero Francia, USA, Austria, Grecia, Portugal, Bélgica, Holanda, no se quedan atrás, porque que el extremismo sea de derechas o de izquierdas, no es lo importante, que ni quiero a Hitler ni quiero a Stalin o a Pol Pot. Que a todos estos les da por acabar con los ciudadanos que no les gustan.
Seguimos viendo muertos en las playas griegas, hombres, mujeres, niños, ya no importa, ya no se repiten en “Caralibro”, ya no lo airean los del “trino”, ya no vende clicks, es como los desnutridos de África, es como lo de los parados españoles de más de cuarenta años, forman parte del paisaje, ya no impresionan. La historieta cotidiana.
Los suecos dicen que no quieren más de esa chusma que viene del sur, y los daneses, que bueno, que lo mismo, que la realidad es que para las gentes del desierto en su dulce paraíso de hielo, hace demasiado frío, y ya están vendidos todos los abonos de la ópera nacional, que no hay sitio para ellos, vaya.
Hasta la buena de Gaia anda cabreada, y lo peor es que no nos amenaza con el invierno, sino con “la caló”, y yo no sé si vender ya el apartamento de Benidorm y comprarme una parcelita en segunda línea en las costas de Groenlandia.
Finalmente, y siguiendo la línea de pensamiento que expresé en otra de estas entregas, el capitalismo ha vencido, de nuevo. El sueño de los intelectuales que ya en los albores del siglo XX, empezaron a considerar seriamente la posibilidad de enfrentar a la gran masa obrera del mundo con los tenedores de los elementos de producción, para así llegar a un cierto equilibrio, ha desaparecido “como lágrimas en la lluvia” (Gracias Mr. Dick).
Los vencedores de esta guerra de ciento y pico de años, no se han dado cuenta de que el depredador, si quiere sobrevivir necesita dos cosas básicas.
La primera es la necesidad de piezas de las que alimentarse, y la segunda que haya otros depredadores que le fuercen a entrenarse cada día para ser mejores, que gamusino que se duerme, se lo lleva la corriente.
Este sistema capitalista vencedor está corriendo el riesgo de quedarse sin piezas de caza. La riqueza que teóricamente aporta el capital ha derivado de forma tremendamente escandalosa hacia tan pocas manos que pronto se va a quedar sin masa crítica de presas a las que cazar. En ese momento, si llega, la riqueza, que no es más que un concepto relativo, ya que no se es rico o poderoso de forma absoluta, sino por comparación frente a ciertos parámetros, y frente al entorno, dejará de tener valor, o al menos el valor que hoy se le da. Y adiós capitalismo por autofagocitación.
En cuanto a la segunda necesidad, la de otros depredadores que enfrenten al capitalismo, él mismo se ha preocupado de que no existan, y lo han conseguido. No hay ideologías, ni sistemas de organización social que puedan hoy representar una opción a lo que el capital triunfante significa hoy, y ese es el otro riesgo de muerte al que se enfrenta hoy el sistema que gobierna el mundo.
Creo que la humanidad está en estos primeros años del siglo, entrando en el invierno del descontento, de la misma forma que lo hacía Ricardo III, quejándose amargamente de la situación social que le rodeaba.
Al menos el comienzo del invierno, no es más que una luz de esperanza, la esperanza del sol naciente, que en este mundo cíclico en el que vivimos, nada es eterno, que cayó Roma desplazando hacia Oriente su poder, cayó España, y cayó, o se desplazó hacia poniente el Imperio Británico.
Desgraciadamente, estos Imperios, se diluyeron en sí mismos, y fueron otras alternativas externas a ellos los que tomaron su nicho ecológico, no supieron evolucionar, dejaron como eterno el invierno del descontento que habían creado.
Y hoy, en el plano ideológico, el mundo es un erial, nadie es capaz de proponer alternativas humanísticas a la filosofía del poder de los medios de producción, alternativas que además conduzcan hacia una tendencia de mejora de los más desfavorecidos intelectualmente.
Las guerras que están creando las ramas más ultraortodoxas del Islam, no parecen mucho más que un problema policial, en el peor de los casos, y no ofrecen una alternativa intelectual suficiente a la necesidad de luz que demanda cada vez con más fuerza la aldea global en la que vivimos.
Creo definitivamente que nuestra sociedad global ha llegado al punto más alto de la curva, y que va a empezar su declive, si no lo ha hecho ya. Lo que más me preocupa, es la ausencia de ideologías, tras décadas de confundir al pueblo diciéndole que se le educaba, cuando la realidad ha sido que se le ha sometido a un adoctrinamiento en favor de una ideología que ha hecho desviar la riqueza hacia muy, pero que muy pocas manos.
Como no me adoctrinaron en la creencia de la reencarnación, nunca sabré si lo que pienso será la realidad a la vuelta de algunas décadas o de algunos siglos, porque obviamente no estaré aquí, así que a los que sigáis por estos andurriales os pediré unos ejercicios de espiritismo, para que me informéis. Ya sabéis, curiosidad científica.
Buenas noches, y buena suerte

A horse, a horse, my Kingdom for a horse!

William Shakespeare, pone en boca del rey con escoliosis, Ricardo III, este famoso grito, cuando traicionado por sus supuestos leales en la batalla de los Campos de Bosworth, fue rodeado y finalmente abatido posiblemente a hachazos por Wyllyam Gardynyr.
Encontraron sus restos hace unos años, y los estudios post mortem, indican que le dieron por todas partes, hachazos en el cuello, heridas de flecha en la columna, cortes en la cara… yo que sé.
Fue el último rey inglés que murió en el campo de batalla. Con él acabó la famosa guerra entre los York y los Lancaster, la de las Dos Rosas, adiós a los York, ¡hola Tudor!.
Esta tarde me ha parecido escuchar entre las brumas madrileñas un susurro que venía del este, ¡Un cavall, un cavall, el meu regne per un cavall!.
El Arturet, el grito viene del Arturet, que no el Plantagenet encarcelado en la Torre por un crimen que a lo mejor no cometió, donde languideció hasta la muerte. Viene de nuestro Arturet, el grito es local, más de Guimerá, que de Shakespeare.
El Arturet ha sido traicionado, La Bordeta tiene acorralado a San Gervasi, el Arturet está rodeado por los que creía suyos, indepes de pro, pero no cayó en que eran de La Bordeta, o quizás de La Verneda, y que no se llamaban Puigdangolas, ni Cabestany, ni siquiera Bellacasa, nada, que éste se llama Baños, y como la cosa iba de ventas, no cayó el Arturet que Venta de Baños, es algo muy palentino, muy castellano, que se ha dedicado siempre a repartir juego ferroviario, que tú a León, que tú a Burgos, que tú Valladolid.
Ricardo III al parecer murió gritando ¡traición, traición, traición!, y por el momento, ni Tv3, ni el Avui, han registrado que desde la Generalitat, o desde Queralbs, nadie haya proferido grito alguno en ese sentido, claro que aún no ha caído el hacha de Grardynyr, y hasta el rabo, todo es toro.
A lo mejor no cayeron estos masillas (seguidores del Mas), que los de La Bordeta, cuando hablan de Independencia, no hablan de lo mismo, que en La Bordeta creen que lo mejor es ir por libre, es decir por libertario, y quieren ser indepes, pero de todo, de España, de San Gervasi, de Europa, del Imperio, y si me apuráis de la Tierra y hasta del Universo. Solo les falta que venga alguien a decirles qué tienen que hacer, ¡que el mejor estado es el que no existe!.
Junts son unos carcas para Baños y compañía, ¡que son antisistema!¡que no os habéis dado cuenta!. Pero no os habéis dado cuenta de otras muchas cosas, y lo entiendo. La preocupación del octavo “fillet” de Don Pujolone, por lo que le están haciendo esos malvados de Madrit, a su padrino, no le deja pensar. Le tiene ocupadísimo, y desde esa óptica de alumno de col-legi de San Gervasi, de los que siempre ganan en las ligas escolares de lo que sea, no cabe que los de la Bordeta entiendan las cosas de forma diferente.
Por no darse cuenta, ni siquiera tuvieron la vista de constatar que la “estelada”, no es la misma, que la de los chicos de barrio, que ésta es la del rojerío, el fondo de la estrella no es azulito, corazones míos, es amarillita, es decir que hablamos de cosas diferentes, y por lo tanto, aunque coincida una sola palabra, “indepe”, no quieren decir lo mismo.
El vodevil no ha terminado, y ciertamente si estoy tirando de algo al escribir esto, no es más que de mi experiencia de vida en mi tierra catalana, y de lo que leo, veo, escucho, por aquí y por allá. Estoy seguro, sin ponerme demasiado conspiranoico, que nos hemos enterado, en lo que se refiere a lo que ha pasado en estos tres últimos meses, de una puntita nada más, que ha habido trastienda, que los de la ANC (Asamblea Nacional Catalana), ya andan diciendo que la han pifiado en la estrategia, los restos de convergencia, ni os cuento, y el bueno de Junqueras, se ha quedado sin su vara de alcalde de San Viçens dels Horts, toda una entrega de sillón buscando mayores metas, (eso sí mandando a hacer gárgaras a sus convecinos, que confiaron en él para el puesto de alcalde que solicitó), pero sigue manteniendo su sonrisa a lo “Patán”.
Quizás vayamos a nuevas elecciones en Catalunya, quizás, queda aún una semana para cumplir los plazos, y aún no se ha votado, a quien han botado estos herederos de la vieja FAI, ha sido al “noi de San Gervasi”.
Lo malo que tienen estos muchachos que viven entre la Diagonal y el Tibidabo, es que no han aprendido del ambiente del que sacaban las perras para vivir. La familia Más sacó las perras para vivir de fábricas del textil de Sabadell, y de fábricas del Poble Nou, pero una cosa es ser el amo, y otra el obrero, las gafas de ver y de mirar son diferentes.
Y ahora que lo pienso, creo que el Sr. Mas, no es indepe, que con su negativa a retirarse pone en peligro «el process», lo que le importa es el control sobre el poder en Barcelona. Seguro que estoy equivocado.
Quiero terminar comentando algunas cosas de los miembros de la CUP que más se han destacado estos días. Anna Gabriel, con la que se han metido por su peinado, por su aspecto, es hija de obreros, murcianos, y onubenses, mineros de Riotinto y de Sallent, y su formación no se corresponde con la sofisticada educación del Arturet, (aunque dista mucho de ser una iletrada, con una licenciatura en derecho, y su master), de Liceo Francés de Pedralbes, y Economía multilingüe.
Pero ha salido indepe, ella sabrá por qué, pero mi modesta interpretación, es que llega por la educación de odio a lo español que se ha destilado en la escuela catalana, y por la necesidad de integrarse en una sociedad que nunca, nunca la reconocerá como hija suya, que no se equivoque, no es de “mena”, y como hija de mineros, sabe de que hablo Con ese curriculum hay que ser antisistema, y admiro, si las cosas son así, su honradez en esos aspectos.
Al final no hace más que seguir la tradición familiar de militancia en CNT, que ella lo resuelve en versión UGT, pero al final es militancia política en sindicatos de clase.
Antonio Baños, viene de Nou Barris, y allí no se dan pijos ricos, lo juro. Es la forma obrera de vivir entre la Diagonal y Collserola.
Imagino lo que le debió costar acabar su carrera de periodismo en la Autónoma, no por nada, sino por el ambiente de finales de los ochenta que debió encontrarse. Creedme o no, pero no creo que tuviera muchos colegas del barrio en las aulas.
Su desarrollo es perfectamente coherente con su extracción social, con su inteligencia, que no se la niego, y con su carrera profesional. No me extraña que una de sus salidas intelectuales haya sido ponerse en el lado antisistema. No me extraña, siempre y cuando lo que de este personaje he podido leer se ajuste a la realidad.
Así que acabaré con aquello de que el deseo de independencia de estas personas, no es solo del Estado Español, lo es también de la dictadura eterna de las cien o doscientas familias, (en eso discrepo con Fermín Bocos, que él dice doscientas y yo creo que de cien no pasa, formas de contar, poco más) que gobiernan Barcelona.
Y para que quede claro, diré que realmente Catalunya, no es más que un barrio de Barcelona, no lo olvide nadie.
También quieren ser independientes de Europa, del capitalismo, y del orden actualmente establecido, cosa que a veces nos ha apetecido a muchos.
Entiendo su posición, no la comparto, se está dando un espectáculo penoso, pero el fallo ha sido de los amos de Barcelona, al dar educación a los obreros, te acaban traicionando, y además te niegan el caballo que pides a gritos.
Buenas noches, y buena suerte