Desde era Val.

Hay veces, que cuando llevas tiempo fuera de la vorágine urbanita, crees, por un momento que ya no perteneces al asfalto, y que el nuevo entorno casi te pide que cojas el caramillo pastoril, y en plan bucólico, te pongas a componer la canción del verano montañés. Pero el que nace barrigón, ni que de chico le fajen, así, que te descuidas un momento y se te viene a la cabeza tu añorada barra de Boadas, que en la montaña, el Negroni no les sale igual.
Pero es que uno no tiene remedio, y en vez de centrar los temas de lectura en la Oda a la vida retirada o a las Cartas desde mi molino, que es lo que cumple, te empeñas en meterte con cualquier ensayo sobre la caída de las civilizaciones, o te amarranas con la primera novelita de la mesa de la entrada de la Casa del Libro, y la consecuencia es que en vez de pedirle a la Serrana o a la Serranilla que te cruce la sierra, intentas invitarla a una cerveza local, y a una tapa de calamares, que es de lo más serrano.
Pero, ¿quién puede evitarlo?, yo no, desde luego, claro, pago el precio de volver a mi portada de la canallesca de turno, que aunque se hayan ido de vacaciones los articulistas titulares, siempre queda un becario salado, un gobierno por formar, o unas olimpiadas de las que a ver si empiezan….y acaban.
No hay derecho, las tentaciones de la globalidad son infinitas, y llegan hasta los más perdidos valles, de los que antes de esta cosa del calentamiento global, cerraban por nieve de noviembre a junio, y claro, el caralibro hace píiiii, los del guasap te hacen tilín, y uno es como el perro de Pavlov, que oye las campanas y empieza a segregar los jugos gástricos urbanitas, y te enteras de que uno anda por Ibiza, otro se te ha hecho indepe, saliendo del armario en el peor momento, y siempre hay el que te recuerda la frasecita con moralina, o el chiste de última hora.
Así que lo dicho, acaba uno dejando a un lado el puñetero caramillo, que además no hay forma de que le saque tres notas coherentes, y tira de pos-pos, de ipas-pas o del santun coreano, para llevar musiquita en las orejas, y a cruzar los valles a lomos de cualquier música o musiquilla, en vez de hacerlo, como se debe, a lomos de serrana vieja, cosas son de las modernidades.
Mis amigos, a los que llamo QH, son unos iconoclastas, están, y yo con ellos muy contentos, porque parece que un físico japonés, de esos que curran en el corazón del Imperio, mantiene a través de su teoría de cuerdas, algo que ya Einstein, y antes Spinoza mantenían y es la existencia de un organizador universal.
Mantiene Michio Kaku, que así se llama el pollo, que el azar no tiene sentido, ya que existe una fuerza inteligente, desconocida por el hombre que gobierna la naturaleza. No voy a merearos, pero quién esté interesado, debería leer las afirmaciones que se desprenden de los estudios de este profesor, que entre otras cosas, y a través de sus experimentos ha llegado a concluir que los seres humanos, vivimos en una especie de Martrix, o lo que es lo mismo en un mundo regido por una especie de gran arquitecto inteligente, como un juego de ordenador pero infinitamente más complejo e impensable.
De hecho, es el concepto de Einstein de un Dios representado por el orden, la armonía, la belleza, la simplicidad y la elegancia, (la idea de Spinoza), y que pudiendo ser el universo caótico y feo, es sin embargo, bello, simple y regido por matemáticas sencillas.
Ya veis lo lejos que queda el caramillo, y el subprefecto que iba a los juegos florales de la Combe aux fées y se perdió en el bosque con toda su comitiva para hacer versos. Es lo que pasa cuando el discurso de Monsieurs et chers administrès….no te sale, que te envuelve el aroma de la lavanda provenzal, del viejo Borgoña recién abierto, o la sonrisa de la serranilla de turno, (siempre he preferido al marqués que al arcipreste, desde luego), y empiezas a dudar si realmente eres ese viejo urbanita atormentado por el futuro penal de la presidente del Parlament.
Pero recuerdas tu rincón de Boadas, a uno de tus amigos entrando por la puerta en busca de consejo, y te tiemblan las piernas, que hoy no tienes reserva, ni pasta para ir al Vía Véneto, y como es agosto, el barman es becario también, y no te conoce lo que complica el evitar a tu amigo.
Y es lo que mi amigo Alvite y yo siempre hemos mantenido, que cuando un hombre le dice a una mujer que quiere descubrir su interior, de hecho lo único que quiere es ver cómo son sus bragas. Pero mis amigos, que son poco reflexivos, y aún tienen la hormona activa, no se han dado cuenta de que es eso lo que de verdad quieren, y se pierden en ese laberinto de sentimientos, que no son más que reacciones químicas mal controladas por el aprendiz de brujo, que se cree mi amigo que enfila mi rincón.
Pero esta vez, y es la ventaja de la imaginación, yo no estoy en mi rincón de Boadas, así que mi amigo me contará que su amor de toda la vida está a punto de dejarle por un pollo del Omnium Cultural, amigo de toda la vida, hasta que la política les separó, de la jerezana Arrimadas, que además en un arranque va y le quita portada a Belén Esteban casándose a primeros de agosto, que ya no se respeta sagrado, ni Obregón.
Yo pensaré, como siempre, que una cosa es ser sincero, y otra decir la verdad, así, que en mi sueño le planteo que a lo mejor la más inteligente de las opciones es buscarse una moza de esas de si PUC no CUP, para que le amenace a su novia con una moción de censura, que siempre ha quedado muy bien.
Y por aquí, ya se sabe, que el aranés es lengua viva, y la bandera es roja y gualda pero con un dibujito salado que no sé qué quiere decir, pero ya me enteraré…..o no, y que hay que vender chuletones y taxi para que suban a los lagos esos que yo llamaba ibones, cualquier saco de grasa holandesa, que con esto de las modernidades, los lagos a dos mil quinientos metros parecen Benidorm, pero en fresquito.
A ver si soy capaz de encontrar uno de esos “Tucs” con poca gente, y que no llegue el guasap, y escribo una sinfonía para caramillo pastoril en do menor.
Buenas noches, y buena suerte

La butifarra, las secas, la morcilla y los cachelos

Esto de andar por la parte de mi tierra que se reconoce como la Catalunya profunda siempre me ha gustado, y a poco que alguien se descuida ¡zas!, me cuelo de rondón en tierras llenas de esteladas y de camisetas del Omnium Cultural, que hace mucha patria, ¡uy! perdón, Nassió, quería decir Nassió, así con dos esses, que parece que eres más de la cosa.
Ando por esa parte que le anda diciendo a quien quiera oírlos, que eso de “catalá a l’escola”, ni de coña, que lo que quieren es aranés a l’escola, y que eso de tener que cruzar el túnel de Vielha o el Port de la Bonaigua para resolver cuatro asuntos, que no les viene ni por asomo.
Y los hay, que sin pelos en la lengua, ya hablan de la independencia de Era Vall D’Aran, que eso de ser catalanes no viene en su libro, pero no está claro que su amor vaya hacia España o hacia Francia, ni mucho menos, que lo mismo quieren mancomunarse con Andorra, que allí los gabachos sique compran gasolina y tabaco, no como en Vielha, que tiene esos IVAS españoles, y esos IRPF’s catalanes. Vamos que están hechos unas furias, y andan a ver como se lo montan para enseñar ese plato tan típico de estas maravillosas tierras a todo el mundo, es decir una buena butifarra, aunque no sea de Salgot.
Y el molt honorable no dice ni pío, como en su momento, hizo el otro molt honorable, que andaba en aquellos momentos perdido contando las perras del tres per cent, y la herencia del pare, que éste anda a ver si la CUP, si PUC, no le hace la monumental butifarra en setiembre, y lo manda, vergonzante, al Diari de Girona, de donde no tenía que haber salido nunca.
Mientras me afeitaba esta mañana, oía la forma de enroque de la señora Arrimadas, cuando el periodista intentaba que le explicara el por qué no ayudaba su partido a formar gobierno, pero es tan aburrido que ni caso, subí el volumen de la ducha, y a otra cosa.
Luego cuando creía que el peligro había pasado, sale el tema de la butifarra que el Parlament le acaba de hacer al Tribunal Constitucional, todo para que los de no sé si PUC pèro no CUP, no manden al molt honorable a hacer punyetas antes de tiempo y me lo dejen a los pies de los caballos de los partidos constitucionalistas, que todo el mundo sabe por aquí que son la piel del diablo.
Vaya coyuntura, que si la butifarra no le gusta al Tribunal Constitucional, me manda a la presidente del Parlament y a la mesa butifarrera a casa con esas cosas de la inhabilitación, y los de no sé si CUP, pèro PUC, dejan en su sitio la cabeza de don Puigdemont, que volver a la canallesca local tal y como está el mercado del kiosko de barrio es una ruina, y los libros, a la que te descuidas te los piratean aunque sean miembros del Omnium Cultural que la pela es la pela, y nadie te exige ser nacionalista de buchaca.
Los de la ANC (Asamblea Nacional Catalana), andan de arqueo de caja estos días, que parece que las cuentas no les salen, y vienen los gastos de la Diada, y no tienen ni para la tinta de la ciclostil. Un verdadero drama, que en esas circunstancias de llenar la Meridiana nada de nada, como mucho el andén central del metro de Glorias, y eso da fatal en la TV3.
No quiero en este punto olvidarme de esa réplica carpetovetónica de la butifarra, que es la morcilla de Burgos, por un decir, que todo el mundo sabe que la mejor morcilla del mundo es la de su pueblo, que por cierto la inventó la abuela de un cualquiera que lo reclame, que por esas tierras se anda sobrado en cuanto a la reclamación de los derechos de autor. Y es que parece que a la morcilla, le ha afectado la canícula, y no está por la labor de plantarle una buena morcilla a esa butifarra medio díscola, medio interesada, y medio si no PUC, no CUP, que parece que sigue sin creerse que la butifarra cree que va en serio.
En fin, que los charnegos de ocho apellidos mezclados, andamos en un sin vivir, que unos se duermen en los brazos de Don Felipe, jugando a hazlo tú que a mí me da la risa, o al usted primero, que a mí me duele el zapato, que los otros que si me han dicho que me quedan dos opciones, o me voy de España o me vuelvo al Diari de Girona, y me quedo sin mi viajecito diario en helicóptero, que a mí siempre me ha gustado dormir junto al Cardoner cuando salgo de la oficina, que los hermanos Roca me mandan el mar y muntanya a casa a precio de amigo.
Y el muchacho piensa que si esto sale mal, quien se queda con el culo al aire, es la presidente, a la que tanto quiero, y tanto me debe.
De verdad que espero una reacción de la morcilla de Burgos, que aunque lleve cachelos de guarnición, porque como siga la cosa así, esto va a parecer lo del noventa y ocho, con algún redivivo Romanones haciendo caja.
A mí, al final, y teniendo en cuenta como está el patio geopolítico, todas estas historias me suenan a eso de que se ha vuelto a ver la serpiente del lago Ness sacando la cabeza, al paso de una delegación de Cuarto Milenio, con Von Daniken de invitado especial, que hasta que empiecen las olimpiadas, y retomemos aquella historia de la mala suerte de la furia española, no hay quien venda una tertulia ni que la encabece el Herrera, y hay que pagar las nóminas.
Así que creo que lo más inteligente en esta tesitura, y a la espera de que el extraterrestre del Área 51, se levante a preguntarle a Don Trump, de qué forma piensa legalizar su residencia en el Imperio, que lleva casi tres curtos de siglo sin que le den los papeles, y está generando una pasta a la revista Enigmas, y al pueblo de Rockwell, de la que no recibe sus diezmos, será bajarme a Casa Irene que la tengo aquí al lado, y con mi aranés con acento de Oxford, pedirle que me prepare media de butifarra y media de morcilla, (de Pradoluengo si es posible), con guarnición de secas, cachelos, y pimientos del Padrón, que mejor poner una vela a Dios y otra al Diablo, y a todos estos, con todos mis respetos que les vayan dando por donde amargan los pepinos.
Buenas noches, y buena suerte

Los nominados

Michael Moore anda entre deprimido y cabreado, porque ve desde su militancia demócrata, que Trump tiene muchas posibilidades de hacerse con la Casa Blanca, y no le apetece nada, aunque reconoce el hombre, que lo que le ofrece el partido en el que milita, es decir, Doña Clinton, que tampoco es santa de su devoción, no le pone ni un poco.
Que parece que esas cosas de votar a favor de la intervención en Irak, y haber hecho tabla rasa de Libia, han producido en el bueno de Michael una inolvidable urticaria.
Que parece le hubiera gustado que ganase Sanders, que con cara de socialista de universidad, cuadra mejor con las expectativas de Michael Moore que Doña Clinton, que representa el stablishment del poder demócrata, pero a Sanders no le tocó la nominación. Así son las cosas, querido Michael, que te ves votando al vecino del tercero, o a nadie, que ni Trump te gusta, ni Doña Clinton. Un sin vivir.
Quizás el problema de Michael Moore, al observar la situación social de su país, es que percibe estar en un sistema que se está agotando por momentos, y en el que hay demasiados grupos que no tienen ninguna gana de dejar el machito en el que están subidos.
Además estos grupos con los escrúpulos muy justitos, están dispuestos a dar las batallas que sean necesarias para alargar su agonía, cubriendo con sus acciones a muy amplias capas de la sociedad americana, yendo desde las promesas a los ciudadanos del medio oeste, de impedir la marcha de las instalaciones fabriles que ofrece Trump, una vez agotado el rosario xenófobo, y garantizando a la rifle association que podrán seguir comprando….y vendiendo escopetas, hasta la garantía de una buena guerra en cualquier por ahí que se le ocurra a Doña Hilary, que más de un revolcón se llevó en sus tiempos de secretaria de estado, y el rencor es algo que reconforta día a día a quien lo cuida.
Lo tienes mal Michael, tu candidato ha tirado la toalla porque no ha podido con el aparato del partido en el que tu militas, mi amigo, y encima, como buen americano ha dicho a los suyos que voten a Doña Clinton, que para eso los yanquies son muy mirados. Aquí ya tendríamos un nuevo partido, desde luego.
Y yo como pobre ciudadano del otro lado del mundo, ese que no existe para los habitantes de Oregon, (honestamente para mí Oregon tampoco existe), me veo que las dos opciones que están a punto de dar el asalto a la Casa Blanca, son inaceptables para Michael Moore, ¡Vaaayaaa!.
Y no es que Don Moore sea el espejo en el que me miro en las amanecidas, tampoco es eso, pero tiene en su forma de ver las cosas algún punto de racionalidad, lejos, por otra parte, de las barbaridades que los filtros informativos dejan que entrelea, cuando Trump, y Doña Clinton salen a la palestra arengando a sus devotos.
Ya veremos que nos da el futuro, pero aunque Don Moore crea firmemente en la victoria de Trump, pase lo que pase no da la sensación de que el liderazgo del Imperio en manos de cualquiera de ellos vaya a ser el bálsamo que los ciudadanos de Boston a San Diego o de Seattle a New Orleans, necesitan cuando se les viene encima una tremenda tormenta en lo social, en lo laboral afectando seriamente a los valores que siempre han creído sustentaban su sociedad, y que formaban parte del contrato social que la ciudadanía pensó que seguía vigente.
Los retos que el Imperio debe afrontar en los próximos ocho años, son tremendos, y de su resolución adecuada va a depender muy mucho nuestra suerte, queramos o no.
Trump está en contra de los tratados que impulsan el comercio, el TTIP, por ejemplo, y eso quiere decir que posiblemente entremos en una era de proteccionismo comercial. Desde luego en los términos en que se están planteando los tales tratados, casi le agradezco a Trump su postura.
Tendrá quien quiera que sea el próximo presidente que lidiar con la salida de sus primos de la Unión Europea, lo que desde luego significará un serio contratiempo para el Imperio, que perderá buena parte de la influencia que pueda tener en las decisiones europeas. Y es algo que deberá compensarse de alguna manera.
La violencia y la inseguridad acrecentada por la facilidad de obtener armas, los problemas de una sociedad xenófoba y machista como la americana, es algo con lo que la gasolina que Trump promete echar, puede tomar tintes muy serios. Los demócratas en estas tesituras, por mucho que digan que lo desean, no han sido capaces de poner coto.
Doña Clinton parece que tiene ganas de guerra, dicen, que Trump de lo que pasa por ahí fuera, por el momento no se ha pronunciado, y como parece que lo suyo es comprar el complejo de golf de Turnberry en Escocia para vender tee times, de esas cosas del petróleo y de la geoestrategia, estará, quizás a lo que le sugieran los Bush y los Rockefeller, que tampoco es una garantía de sueño tranquilo para el resto del mundo.

El poco interés que Obama ha mostrado en la solución del problema sirio, puede ser heredado por Trump, pero no por Clinton, que seguro tiene alguna idea en mente y da miedo solo pensar la barbaridad que puede hacer. No sé cómo serán las relaciones con Rusia, pero da la sensación de que Putin se merienda a Trump, sin bajar del autocar, pero Doña Hilary le puede arañar la cara y eso tiene muy malas consecuencias.
Veremos cuál es la posición del Imperio frente a China, que a Trump lo que le viene es devolver la producción que se ha escapado a esos estados que están sufriendo una dura pérdida de riqueza por la política de desmantelar fábricas que este siglo ha traído, y Doña Clinton, en su papel femenino, no sé yo como se sentirá tratada por dirigentes que tienen en tan poca estima a la mujer. El problema es que una persona con la fama de bipolar que tiene, puede tomar en esa tesitura decisiones de las que debamos pagar el resto del mundo precios inasumibles.
Por cierto, que no se ha oído demasiado, y esperaremos a la campaña, los planes que tienen con temas como el calentamiento global, la dirección que debe tomar Internet, la privacidad de las comunicaciones entre los ciudadanos, frente a la exigencia de seguridad que esgrimen los servicios secretos, o las disputas sobre el control del espacio o del armamento con capacidad de destrucción global.
Sostiene Moore, que hay un cierto rechazo en el votante americano, al hecho de que después de un negro, llegue una mujer a la Casa Blanca, y que la peluca rubia de Trump, anima mucho a quienes no quieren que el poder caiga en manos de minorías étnicas, o grupos de tendencias sexuales no hetero, con lo que le da muchos, pero que muchos puntos.
A mí, y a estas alturas, viendo como están las cosas me parece, como a Michael, que pase lo que pase nos van a sacudir, que hasta el Papa, nos acaba de recordar que estamos en guerra, aclarando que no es una guerra de religión, que todas abogan por la paz, y en eso también coincido con él, que es una guerra no declarada, que es a nivel mundial, que nos afecta a todos.
El problema es que con los líderes mundiales que tenemos, y los que se nos anuncian, el devenir de nuestro mundo en los próximos años va a ser muy incierto.
Buenas noches, y buena suerte

Dicen los expertos….

Manuel Muñiz, en la última entrega de la revista Política Exterior, maneja la tesis de que nuestra sociedad se ha levantado contra las élites.
Diría yo que hartos de regímenes aristocráticos (gobierno de unos pocos), queremos volver a regímenes democráticos (gobierno de la mayoría). Puede ser, y hasta puede ser bueno, siempre y cuando no seas, o no te sientas alineado con aquello que las élites propugnan. Tremendo dilema, que en la sopa con telediario, a no ser que vayas a la Sexta, donde se está creando una élite nueva, en las demás la élite es la de toda la vida.
Yo siempre he creído en los pensadores, en los expertos, en los consejos de los ancianos, en la experiencia de los que aparecen como sabios, en fin, en todas esas cosas que orillando el chamanismo me han dicho siempre que son buenas, y yo he sido siempre muy bien mandado.
Ahora que lo pienso, a lo mejor las puñeteras élites se han pasado, no ya en los consejos, que al día de hoy pueden ser hasta buenos, sino en la sociedad que en las décadas desde la última guerra mundial han ido montando, y que no, sin cierto tino, desean preservar.
Pero son demasiadas las cosas que andan alteradas, y son demasiados los grupos de ciudadanos que se sienten de alguna forma traicionados por la sociedad en la que deben desarrollar sus vidas, así que empiezan a pensar que el sesudo consejo de quien recomienda al británico que vote in en vez de out, puede preservar un escenario en el que quien va a poner su papeleta en la urna, se ve con un papel que no le gusta. Así que lo mejor es sacudirle a la élite, si se puede, en todo el morro, y si todo salta por los aires y hay que repartir de nuevo, lo mismo me dan mejores cartas.
Las cosas parece que están así, que aunque las élites nos digan que han hecho las cosas de maravilla, el sentimiento más generalizado, no solo en España, desde luego, sino en todo el ámbito de las democracias occidentales, es que el nuevo reparto económico está demasiado focalizado hacia unos grupos de poder y se está perjudicando a lamayoría de los ciudadanos.
Quizás sea erróneo, pero hay un sentimiento de que al común de los mortales se nos está quitando algo que es nuestro, que hemos ganado durante décadas con esfuerzo, sacrificio, y hasta con buen gobierno, pero eso se tambalea, y nos apetece empezar con el bonito juego del tiro a la élite.
En definitiva parece que las élites han roto o traicionado el contrato social vigente desde el final de la segunda guerra mundial, y eso no nos está gustando en general a los ciudadanos, que empezamos a estar cansados de tanto experto, y de tanto análisis erudito de lo que está ocurriendo, y lo que es peor, de las fórmulas que se manejan para resolver el problema.
Es posible que los ingleses se hayan cabreado demasiado, y seguramente en el corto plazo van a pagar una factura no deseada, que eso de dar portazo a Europa a caballo de líderes calificados por las élites como alocados, como adjetivo menor, cuanto menos, abra posibilidades no exploradas por quienes forman parte de la élite del stablishment, que tienen sus hojas de cálculo bien cuadradas, y lo último que desean es ver aparecer variables poco consistentes o simplistas, como no se cansan de repetir en los medios de comunicación sean sesudos o de propaganda política directamente.
Así que la aparición de Beppe Grillo, de nuestros podemitas, del bueno de Varoufakis, de ese alcalde que fue de Londres, tan simpático él y que deberá lidiar ahora desde su cartera de exteriores la nueva situación británica, o de quien se nos ocurra, que los encontramos en cualquier parte del mundo, no debería sorprendernos, es quizás la nueva revolución del proletariado de las democracias occidentales, y que gracias a Dios, por el momento es incruenta, y simplista a los ojos de los expertos de los que parece empezamos a estar hartos..
Los espectáculos que en las primarias americanas está dando Trump, o las propuestas de la extrema derecha holandesa o austríaca, o las veleidades xenófobas que están en la señora Le Pen, como una más de este coro, no es más que el reflejo capturado como oportunidad política de los ciudadanos que sienten han sido estafados, en el sentido de que los recursos que estaban a su disposición hace una década, están desapareciendo hacia los nuevos acaparadores de riqueza subidos al carro de una productividad que parece se ha convertido en el nuevo dios Pan.
Estos días, sin ir más lejos, están las élites españolas agitaditas ellas, haciendo análisis muy sesudos acerca del futuro de las pensiones, y que si la curva demográfica va para aquí o va para allí, y que no se nos preñan las mozas, y los chavales no encuentran curro con qué pagar la pensión del yayo, y que si lo encuentran les pagan tan poco, que no hay forma de cubrir el agujero, que esto va a peor, que si patatín, que si patatán, y por otra parte se han tirado más de cuarenta mil millones de euros en salvar el culo de ciertas cajas de ahorros gestionadas por políticos ladrones unos, incompetentes otros, y las dos cosas a la vez los más.
Pero también ese sentimiento de estafa que subyace en la ciudadanía, tiene un reflejo muy importante en las opciones nacionalistas, que a sabiendas de que con las actuales reglas del juego puede ser que pierdan buena parte de su bienestar, lo prefieren, ya que es una opción contra la lógica de cualquier experto, es la caza de las élites que defienden un estatus social que suena a tramposo, ya que ha cambiado a peor en mitad de la partida.
Lo malo de todo esto, es que estamos empezando, que el descontento es similar al que supuso tantos sufrimientos cuando lo que consideramos grandes avances de la Humanidad llegaron a nuestras vidas, desde el desarrollo de la agricultura hasta la llegada del maquinismo, o ahora con la automatización y el nuevo reparto de recursos.
Hay cálculos que indican que en menos de veinte años, el 47% de los actuales empleos en los Estados Unidos, se habrán perdido, y no está claro que vayan a ser sustituidos por otros que aún no se han inventado. Lo que está claro es que el trabajador actual ya tiene perdida la batalla de la productividad con los nuevos sistemas de información de robótica, y de inteligencia artificial.
Es decir, que en aras del desarrollo de la Humanidad, estamos de nuevo sacrificando al individuo durante varias generaciones, ya que los sistemas de reparto de riqueza han quedado obsoletos, y los gobiernos no están capacitados con las actuales reglas para reconstruir un sistema equitativo.
No creo que esta revolución culmine en esa Arcadia soñada en la que el ser humano se libere de la esclavitud del trabajo, tal y como lo concebimos hoy, y pueda dedicar su tiempo a la creación. Ojalá fuera así, pero me temo que estamos más cerca de la distopia de las megaurbes de los comics, en donde el reparto de recursos esté limitado a unas élites, a las que hoy parece que queremos incomodar.
Buenas noches y buena suerte

Desde el Parador

Las cosas van tomando ese inveterado aire de vacaciones que parece atrae a la ciudadanía, a un estado, por otra parte no solo muy merecido, sino necesario, que recubre todo de una pátina de intrascendencia muy útil, que solo falta que uno se vaya de vacaciones, aunque sea dentro de su casa, y el mundo decida no pararse y tenerte en un sin vivir, ¡que no hombre, que no!.
Y parece que en esas estamos, ya hemos tenido todas las que queríamos, a tiros en Alemania, a machetazos en Japón, a tiros en el Imperio, sin ir más lejos.
Y todo parece llevarnos a lo mismo, que como leía hoy a un articulista del Confidencial, lo fácil es buscar soluciones sencillas a problemas complejos, y lo del terrorismo que hemos dado en llamar islámico, cargándole todos los muertos es una de ellas.
El articulista reclama conocer bien el mundo islámico, a través de su residencia dilatada en un país de esa tradición, y el que se le cargue el muerto a los que profesan esa confesión le parece cuanto menos exagerado, y yo estoy con él.
Cierto que yo no he vivido largos períodos de tiempo en una de esas sociedades, pero si he viajado a través del Islam, casi como un Ali-Bey cualquiera, y algún desnucasapos me he encontrado, ¡cómo no!, pero como excepción, no como norma.
He atravesado Turquía, muy aconfesionales ellos, como estado, claro, que luego van a sus mezquitas, y siguen más o menos las leyes coránicas, como nosotros las nuestras. Y ves a los derviches guardar el respeto a su fundador, llegas al Kurdistán y la cosa sigue más o menos igual.
Me invitan a su casa en Kasghar los días del final del Ramadán, y me hacen sentir como uno más de la familia, o me rodean en Isphahan, un grupo de muchachas estudiantes, a preguntarme cosas sobre mi tierra, y sobre mi cultura.
Me paseo por las tierras tunecinas y la gente vive como yo las había visto vivir hace cuarenta años en mi Barcelona, a pasear por su Rambla, a ir a sus mercados, y a entrar en el zoco de la Medina, como entraba yo en los Encantes de la Plaza de las Glorias.
Me han contado historias en la Plaza de Marrakech, y me han intentado vender desde un tití a una cobra real desvenenada, y he cruzado el Atlas con ellos, dormido en sus jaimas cuando ha tocado, y comido alcuzcuz con carne de cordero, pasándolo con té verde, las veces que ha hecho falta….
He entrado en los territorios del Estado Palestino, donde andan muy cabreados, y con razón, he paseado por las calles de Ammán o de Damasco, Aleppo, Homs o Saniurfa al otro lado, y todo lo que he visto, ha sido gente normal viviendo su vida con el interés puesto en el desarrollo de su familia, de que la gente siga entrando en su barbería, o le pidan carreras para su taxi. Que llegue la hora de comer y haya algo decente en la mesa.
En Doha es lo mismo, pero con más lujo, como en Brunei, o esos países a los que les ha tocado esa lotería del petróleo, que en cualquier momento se les va a hacer puntillas bordadas para bocamangas de togas para abogados. Aquí la diferencia es que van más limpitos, y se bajan de Ferraris en vez de bajarse de bicicletas comunitarias, pero al final de la jornada, no dejan de ser más que personas con las mismas ganas que muchos de nosotros de sacar adelante su vida y la de los suyos, como el tangerino, o como el indonesio.
Es cierto que estamos en guerra, lo he dicho desde estas páginas, y lo proclamo tantas veces como se me pregunte, y esa guerra, que como todas favorece descaradamente a los señores de la guerra, necesita un enemigo definido para poder contar con los adeptos necesarios que desarrollen el día a día más molesto, y que llena las manos de sangre no teórica, física y bien física.
Así que, de un lado gritan que hay un Satán redivivo en el yanquie, y la fathva hay que cumplirla hasta la muerte…..de otros, claro, que el que la proclama es un leader, y hay que preservarlo, y del otro lado pensamos que el enemigo, ahora que lo del comunismo y la confabulación judeo-masónica ya no vende, es ese islamismo radical, al que le hemos dado hasta nombre…Isis, o Daesh, (algo que aplastar) denominación que tanto les revienta a estas gentes.
Tengo que considerar que cuando entre seguidores del Profeta, me he sentido francamente mal, ha sido en sitios como los banlieu de Paris o de Marsella, o en Nou Barris junto a Barcelona, o en parte del Lavapiés madrileño. Allí he visto algo que nunca había visto en las tierras del Islam, fuera donde fuera, y lo que he visto es el sentimiento de haber cometido el error de la desubicación seguida de la frustración que da la pobreza comparativa con el resto de la sociedad occidental a la que no han querido, o no han podido adaptarse, incluso tras varias generaciones. Pero el sentimiento no era diferente de cuando paseaba por los sesenta por el Pozo del Tío Raimundo, o por Can Tunis, con la salvedad de que los que allí vivían eran desheredados, pero de nuestra misma cultura, y los suicidios eran diferentes, o con caballo o a tiros con la policía, o a lomos de una «loca»*, a ver quién corría más.
La mayoría de los atentados contra personas que han llenado de horror las páginas de los periódicos estos días, no han sido todas de islamistas, que ha habido un excombatiente americano de Afghanistán, un japonés que había perdido su trabajo en un centro de cuidado de personas con discapacidades, un alemán de origen afghano, que reivindicaba su “alemanidad”, un tunecino inadaptado, viviendo de trabajos precarios en una sociedad que no es la suya….
En alguno de estos casos, han sido “reclutados” por señores de la guerra, cierto, pero el denominador común es la pobreza, el rechazo, la inadaptación o la burla dentro de una sociedad opulenta, y ese es el enemigo a combatir, pero que al no ser reconocido como tal, simplemente no existe, y claro, no se combate.
Y cierto, es solo una faceta de este problema que el nuevo siglo nos tiene plantado encima de nuestras mesas a la hora de la sopa con telediario, y es imposible que desde el poder se reconozca ya que está causado por el poder mismo.
Porque baladronadas aparte, si el tal califato del Daesh no ha sido ya aplastado, es porque a los poderosos de este mundo les interesa que exista, de la misma forma que interesa que la guerra en Siria no decaiga. Las razones me las imagino, que realmente las desconozco, pero no creo andar demasiado descaminado.
Por otra parte, nuestros políticos, tan trabajadores ellos, no hacen más que perder el tiempo yendo de aquí para allá como pollos descabezados, que al parecer ni tienen la preparación necesaria para ejercer su oficio, que no es ni más ni menos que conseguir el bienestar de los ciudadanos, ni la voluntad de alcanzar algo que no sea intentar apuntalar sus egos, que empiezan a tomar tamaños argentinos.
Voy a pedirme un vermut con aceitunas, que es lo que cumple a estas horas y en estas fechas, y a seguir pensando que nos han creado una burbuja para que nos creamos que vivimos en la Arcadia feliz….y eso, ni en Zumárraga por mucho que insista el Lendakari.
Buenas noches, y buena suerte
* Loca, era como se llamaba al Seat 1430, y que corría como una loca….

Modest Musorgski

Hoy anduve de cuadros, y casi siempre que me acuerdo llevo en mis auriculares el famoso “Cuadros para una exposición”, en la orquestación de Maurice Ravel , claro, y aunque desde mi doble ignorancia, en música y en pintura, (realmente no me entero de nada), intento, al menos quedarme con las impresiones de ambas cosas, de la música y de la oferta visual, que no es poco.
Cierto que la composición de Musorgski, se refiere a una exposición muy concreta, y a unos cuadros más concretos aún, pero esa suerte de música incidental, con una especie de ritmo de paseo y parada que te va dando, siempre me ha gustado, y si se puede se usa, cuando andas caminando por una exposición, además a mí me ayuda a concentrarme en lo que estoy viendo, sobre todo teniendo en cuenta lo dicho acerca de mi ignorancia en pintura.
La Fundación La Caixa, presentaba sesenta y dos cuadros de la Philips collection, que, honestamente no tenía ni idea quién era, ni de dónde sacó las perras, para tener en su colección las obras que presenta en esta muestra, pero luego parece que era un niño rico, que decidió dedicar su vida a la crítica pictórica, y consecuentemente a la compra de cuadros, que con un criterio profesional fue adquiriendo a lo largo de su vida. Parece que la colección está en Whasington.
Me he enfrentado a un tipo de pintura, (la exposición se llama Impresionistas y Modernos), que siempre me ha atraído por algunos aspectos que valoro mucho.
El primero es lo putas que lo pasaron, en general, los pintores de esa época en la que los mecenazgos de las instituciones religiosas, o de los reyes y emperadores caprichosos, habían pasado a mejor vida, y las obras dejaban de tener el sentido didáctico que en épocas pasadas debía tener ese arte, ya que era parte fundamental del adoctrinamiento que se le hacía desde el poder a unos súbditos que, en general, no eran lo que se dice muy letrados.
Así, que de entrada, desde mi punto de vista, aparecen temas que seguramente querrían haber desarrollado los artistas de otras épocas, pero en la mayoría de las ocasiones estaban a sueldo de la Iglesia, los reyes y los nobles, con lo que su creatividad estaba enormemente condicionada por los garbanzos, y claro tenían que estropear un maravilloso paisaje con el retrato de la mujer del Giocondo.
En esta muestra aparece el paisaje, sin personajes, un precioso Constable, o una recreación de la impresión que a Kandinsky le produjo el otoño, en definitiva sensaciones, en las que el uso de la técnica pictórica, las formas y las luces son lo importante.
Los temas que aparecen en la exposición tienen el simbolismo reducido, y no me parece mal, que a veces a fuerza de esoterismos, si no eres un adamita bien iniciado, te quedas a verlas venir, y en vez de impresión te llevas confusión, y a mí me ha pasado durante demasiado tiempo, que nadie me enseñó a leer las Meninas, por ejemplo.
Y no quiero decir con ello que el simbolismo expresado en la pintura, ya sea religioso, o no, me desagrade, todo lo contrario, ya que al fin y al cabo excita mi curiosidad de tratar de entender el mensaje que el artista transmite.
Pero esto es como los anuncios de la tele que no entiendes, que si eso ocurre, es que tú no eres cliente diana de ese producto, así que deja el concepto de las alitas de la compresa higiénica a quien deba utilizarlas, por ejemplo.
Los temas de esta exposición, y eso es lo que me ha gustado, son en su mayoría intimistas, son la visión del artista de esa habitación azul, de esa mujer mayor en el baño, o la pequeña bañista de Ingres, en donde yo no soy capaz de ver más allá de la escena cotidiana de unos bañistas en el río, pero que hace que mi mirada se detenga, y me produzca su visión una sensación placentera.
Ver los trigales vacíos de la Provenza, con los ojos de Van Gog, en donde yo no soy capaz de ver más allá de la luz de esos campos, con la pequeña casa que casi no se vislumbra en el fondo, me gusta, porque dejo que mis sentidos….sientan, no quiero descifrar nada, solo ver esa luz que me ofrece el cuadro de un supuesto loco al final de sus días.
Los retratos, incluso los autorretratos que hay, tres, quiero recordar, un Picasso, un Cezanne, y un Modigliani, nos muestran algo más que la “foto” del retratado, ya que pueden verse los sentimientos, y hasta la personalidad del personaje a través de la expresión del rostro, de la mirada, y de su indumentaria. Me impresionó el autorretrato de un Cezanne que a sus cuarenta años, tenía pinta casi de un viejo decrépito.
Las bailarinas de Degas, que no podían faltar en esta colección hecha por un crítico con posibles heredados, o unas representaciones del cubismo de Bracke y Picasso.
En fin, una mañana de lo más grata, a pesar siempre de la incomodidad que te aportan las personas que se acercan a estas manifestaciones, y en vez de intentar dejar a los demás disfrutar, aprender, o ambas cosas, se dedican a habar a gritos por teléfono. Pero ese es nuestro mundo.
Estos días hay otra exposición, que intentaré ver antes de que se acabe, con una muy importante muestra de la obra del Bosco, ocho cuadros, ahora que se cumplen 500 años de su muerte.
La obra del Bosco siempre me ha subyugado, desde que hace casi mil años, vi por primera vez en un libro de historia del arte de mi bachillerato, “El carro de heno”. Es inquietante, pero nunca he entendido el mensaje del artista, y me temo que la mayoría de las interpretaciones de la obra del Bosco, sin conocer con detalle la simbología a la que hacía referencia, no van a ser de gran utilidad.
Que si de la secta de los Adamitas, que si adorador del diablo, que si un Cátaro redivivo. No lo sé, y como mis ojos no están hechos apenas más que para las sensaciones, cuando visite al Bosco en el Prado, seguro que volveré inquieto a casa.
Por lo demás hay que reconocer, que con la que está cayendo, en los museos se está de lo más fresquito.
Buenas noches, y buena suerte

Le surmenage

Como los British han decidido que eso de ser europeos no les gusta ni un pelo, cuando uno se pone pijo y quiere dárselas de petimetre ilustrado, debería usar el gabacho en vez de la lengua del Imperio.
Que sí, que ya sé, que los vecinos, incluyendo cuando se puso Napoleón gallito, acaban perdiendo todas las guerras en las que se meten, y no me extraña, que el rancho de los ejércitos no se puede comparar con las mesas de los Boucuse, Troisgros, o incluso de ese Ducasse que no pone más mantequilla en sus platos porque le da la risa.
El Imperio francés, ha sido siempre una broma de mal gusto, un puedo y no quiero, por mucho que se repartieran trozos del desierto en el medio oriente, o creyeran que el Magreb o Senegal les iban a dar algo más que dolores de cabeza, por no hablar de la Cochinchina, en donde aún andan buscando donde se les quedo el ros que perdieron en Diên Biên Phu.
Cada vez que se las vieron con el Imperio alemán, les entraron hasta la cocina, y si no bajaban más abajo, es porque Paris siempre tuvo un atractivo especial, y pelear con el agricultor de provincias, no le apetece a nadie, no por bravos, entiéndase, por aburridos.
Cuando decidieron que les venía bien una España democrática, liberal, fraterna y todas esas cosas, resulta que va Carmen, se saca la faca de la liga, y me los pone mirando a La Meca, eso sí, con Pepe Botella empeñado en dejar Madrid lleno de plazas. Una sinrazón.
Toda esta perorata viene a cuento de la decisión que parece ha tomado un juez del vecino del norte, y que posiblemente acabe encontrando las cosquillas a los directivos de Orange, la antigua France Telecom.
La razón parece que está en que frente a la necesidad de rentabilizar la compra que le habían hecho al Estado Francés de su compañía de telecomunicaciones, pusieron en marcha una estrategia para poner en la calle a veinte mil empleados de France Telecom, de los ciento diez mil que tenían. Hasta aquí nada que no se haya hecho o se vaya a hacer en cualquier parte del mundo en cualquier compañía, pero el problema en este caso, fue el método, consistente en apretar a máximo a los empleados, bien para que se fueran, bien para encontrar excusas en su productividad y que permitiera despidos algo más económicos de lo que la ley francesa permitía.
El resultado fue que la gente se le empezó a suicidar en el puesto de trabajo, y la cosa, además, no quedó solo en France Telecom, sino que en Renault, y en La Poste, (correos franceses), la cosa iba por el mismo camino, ambas compañías semiestatales en procesos de privatización parcial.
Al parecer, las técnicas de acoso, eran de todo tipo, desde traslados forzosos a asignar puestos sin contenido, pasando por cualquier barbaridad que se le pudiese ocurrir al directivo de turno. Los suicidios se han contado por decenas, e incluso uno de estos cafres de despacho, llegó a decir que era una moda… menudo hijo de puta.
Desgraciadamente, uno de los argumentos que se han puesto de manifiesto tras los atentados de Niza de la semana pasada, ha sido que la policía no realizó su trabajo de forma adecuada, relajando sus sistemas de vigilancia. Claro que después de haber pasado el mesecito del puñetero fútbol, con un ojo puesto en los radicales islamistas, y otro en los cafres europeos que iban a pelearse a cualquier ciudad en donde se encontrasen, y Niza fue una de ellas, no es de extrañar que hubiese un cierto grado de “surmenage” provocado por la tensión de mantener el orden público en condiciones excepcionales durante demasiado tiempo.
Ignoro cuáles son las condiciones económicas de los responsables de mantener el orden público, pero llega un momento que el dinero ya no es importante, y agotamiento mental empieza a hacer mella en quienes sufren ese acoso de forma contínua, y la productividad, entendida como la realización de un desempeño de forma adecuada, con la calidad y el control necesario, baja a niveles no aceptables.
Pero hemos creado una sociedad que lo primero que sacrifica cuando necesita dinero es al ser humano, y es lo que estamos viendo que ocurre día tras día en nuestro entorno, sin que debamos asombrarnos por el hecho, sino de que tras milenios no nos haya interesado encontrar la fórmula para resolverlo.
Si la cosa se circunscribiera a unas pocas organizaciones gabachas, diría aquello de que la cosa ha de mirarse, pero tiene una solución relativamente fácil, pero me temo que las cosas no son así, hay demasiadas personas con ese síndrome, en demasiados países, en demasiadas organizaciones con consecuencias cada vez más graves para todos, y pondremos un ejemplo.
Cualquier operación delicada a un político que toma decisiones sobre la sanidad pública, debería realizársela un equipo de cirujanos y asistentes que entrara en quirófano tras 36 horas de guardia, y con un contrato de trabajo de menos de un mes, al fin y al cabo tendría que convivir o morir gracias a las consecuencias de sus decisiones.
Pero esto es algo que ya se ha extendido como una mancha sin retorno, por mucho que los jueces franceses quieran poner coto, que no son ellos, que deberían ser las leyes laborales que quienes nos representan deberían preparar para evitar no solo estas muertes, sino la degradación del entorno social en el que nos movemos.
Hace mucho tiempo que no soy tratado con alegría por una persona feliz en su trabajo, hablo con personas temerosas y en la mayoría de los casos “avec du surmenage”, y los errores, los fallos las pifias que al final a todos nos cuestan tiempo, esfuerzo, dinero se multiplican.
Una de las causas que creo están provocando la aparición de todas estas opciones políticas que nos están poniendo tan nerviosos a todos, tiene su origen en ese surmenagement a que está sometida buena parte de la población, ya sea por la acción directa de su trabajo independiente, o como miembro de una corporación o de un organismo público. Todo está manejado por las famosas hojas de cálculo que miden sobre todo esa cosa tan siniestra que se llama productividad, que para que siga creciendo necesita la suma de una serie de factores, más o menos los siguientes:
-Buenas infraestructuras en el país
-Medios de producción eficientes, y me refiero desde la calidad de la maquinaria, hasta el diseño de los programas de gestión que se usen.
-Calidad del personal que esté desempeñando un trabajo….
-Y sobre todo motivación, tranquilidad de espíritu para un desempeño correcto de la labor encomendada.

Pero en este punto, se nos olvida que para que un ser humano de lo mejor de si mismo, necesita un gran número de elementos motivacionales, que hoy hemos decidido hurtarle, en aras de cubrir aquellos elementos de la ecuación que no alcanzan los niveles deseados.
Por consiguiente, se buscan empleados más baratos, y se procura que los objetivos individuales a cumplir, sean buenos para la salud de la hoja de cálculo, pero que estén lejanos de las posibilidades de ser alcanzados.
Y así seguimos, con partes cada vez más importantes de la población con surmenage provocado por los nuevos amos del universo, que viven encerrados en la sala de reuniones de la planta setenta y desde donde creen que ven el mundo.
Buenas noches, y buena suerte

La guerra de nuestros días

Esta mañana se me han venido encima tantos paseos por la Promenade des Anglais, mi habitación del Negresco, alguna cena en La Coupule, de la que siempre me arrepentía, ya que siempre cenaba mejor en el vieux port…..en cualquier petit restaurant de esos de siete mesas y vino de Bandol.
Y se me han venido teñidos de sangre, tanto que mis primeras reacciones han sido típicas del calentón a través del elemento de comunicación que tengo con el grupo de queridos amigos, que empezaban a primera hora de la mañana a mostrar sus sentimientos, cada uno según su genética y su alta formación.
Para evitar decir más tonterías hijas de impulsos controlados solamente por la adrenalina y las emociones, he prometido expresar más tarde lo que este acontecimiento me ha provocado, pero ahora ya filtrado después de un día de noticias, opiniones, y mis propios sentimientos.
La primera cosa que quiero comentar, son las palabras de M. Hollande a propósito del atentado de Bataclan o del aeropuerto de Bruselas, que no recuerdo la ocasión, donde vino a decir algo así como que La France c’est en guerre. Y coincido con él, claro, que con el añadido de que no es La France solamente, y que hay más guerras que a la que creo el presidente hacía mención, y aunque nos aterrorice, no es terrorismo, son acciones perfectamente diseñadas y planificadas por militares profesionales del viejo ejército iraquí.
Sin embargo, hoy toca hacer mención a la guerra que como siempre he pensado, comenzó en plena Place Concorde, en ese bonito Hotel Crillon hace ahora un siglo, cuando se llegó al famosos acuerdo Sykes-Picot, que tantas frustraciones ha traído a nuestro Mediterráneo, cuando se empezaron a trazar líneas en mapas a la caída del Imperio Otomano, con las consecuencias de la ignorancia de aquellas dos delegaciones acerca de lo que estaban haciendo, y de la realidad de las tierras sobre las que tan alegremente trazaban líneas de niños malos. Además la cosa estaba pendiente de que la famosa triple entente obtuviera al final una victoria en la Primera guerra mundial.
Con el añadido del primo americano, parece que son los países de la triple entente, o lo que de ellos queda, los actores en esos restos del Imperio Otomano, que tanto dolor nos están causando.
Eso en lo que se refiere a la presencia de la vieja Europa, que por allí ya andaban tribus, jeques, califatos, a tradicionales tortas por dominar territorios, vías comerciales, almas de súbditos, (por allí nunca vi ciudadanos, y por aquí pocos), todo envuelto en la tradicional disensión dentro del Islam entre sunitas y chiitas. Con esto quiero decir que occidente no fue más que un nuevo actor en una tierra, y además el famoso T.E. Lawrence se extralimitó al prometer la creación de una gran patria árabe si le ayudaban en su lucha contra el otomano.
Creo que la incursión de los Bush, padre e hijo en Irak, no hizo más que recordar, cuando nadie lo necesitaba que el demonio estaba en occidente, con lo que empezó alguien a pensar que eso de matar perros infieles algún premio tendría en su momento.
Las visitas no deseadas de Rusia y Occidente en Afganistán enseñó cómo luchar a tropas no regulares contra ejércitos de “honor y corsé”, vamos como lo que hacíamos en España desde Viriato a la mal llamada guerra de Independencia, guerrillas, picotazos, una y otra vez.
Y nuestros ejércitos, parece que no se han dado cuenta de que estamos en esas, o sí se han dado cuenta no nos lo han dicho por esas cosas de los secretos militares y nuestra seguridad, que seguro es así. Pero parece que aún nos empecinamos en enviar esas tropas formadas en líneas que iban cayendo ante el fuego enemigo, y que ganaban si eran más. Generalotes rindiendo sables, y recogiendo llaves de Breda. Ha pasado, eso ha pasado, y la guerra en la que estamos es otra cosa.
La segunda cosa es que tenemos a los que nos consideran sus enemigos, durmiendo en nuestra casa, con nuestra ciudadanía, pero sin integrarse en la sociedad que les ha acogido, le ha explotado, les ha encumbrado, o les ha denigrado. Y hay ya odios de tercera generación de argelinos, de tunecinos, de marroquíes, de sirios, que viven en sus guetos. Demasiada gente con nada que perder, y con una excusa religiosa a mano para sentirse útiles. A los locales nos diferencia que no tenemos la excusa religiosa, claro.
No debemos olvidar que cuando decimos que no se han integrado, al revés piensan lo mismo, que no adoptamos su forma de vida. Y los dos llevamos razón, yo no me veo adoptando la moral del Islam, a la que respeto, ni creo que la moral occidental sea aceptada por los fieles del Islam.
Sugiero paseos por barrios de Barcelona, como Nou Barris, pueblos del Maresme, o la misma Villalba aquí al lado, sin ir más lejos, que por cierto son blanditos comparados con los banlieu parisinos, o las afueras de Marseille para entender de qué hablamos
El esfuerzo integrador que hay que hacer es enorme…por ambas partes, me temo, y no veo esa voluntad en la calle, por mucho que lo deseemos.
En esta guerra en la que estamos, sea contra ese autodenominado califato, sea contra el terrorismo de corte islamista que dicen los telediarios, es vital el control de la financiación de las acciones militares.
Y la financiación que recibe el califato, al parecer es múltiple, la primera de orden religioso, que los sunníes de Arabia, ayudan a sus hermanos que están en tierras chiíes, y tienen mucho dinero. Incluso me he planteado que la caída del precio del petróleo, mucho tiene que ver con su uso como arma en esta guerra.
Luego la depredación impositiva en las zonas dominadas, algún disertó por devolver rehenes, a lo Miguel de Cervantes, y por último la venta de petróleo y algodón a quien lo quiera, que nuestra sociedad de consumo necesita “low cost”, sin mirar demasiado qué hay detrás.
Creo, por último, que ese miedo que tenemos y que nos asombra del guerrero que se auto inmola con tal de llevarse por delante a lo que sus mandos consideran el enemigo, es algo común a nuestra cultura, aunque con diferentes matices.No son ajenas las colas de jóvenes alistándose a ejércitos donde sabían que tenían muchas posibilidades de morir….por su patria, claro, operaciones suicidas, desde Japón a la RAF, o a los submarinos alemanes, de la segunda guerra mundial.
Aunque ahora la cosa flaquea, que nuestra sociedad occidental no tiene un ideal común, que parecemos habitantes de cantones suizos, y solo queremos defender nuestra pensión y nuestro subsidio. Esta división que hace casi imposible la colaboración entre las policías europeas, por el celo inexplicable al común de la ciudadanía de la protección de su información, no ayuda a la defensa del ciudadano europeo de estas acciones de guerra. Yo no olvido que la primera razón de la existencia de los estados, y de la recaudación impositiva, es la defensa de nuestra vida, así que se vayan tentando la ropa a quienes corresponda.
Las actuaciones en Europa contra la población civil, son las mismas que realizan en sus zonas de influencia, utilizando los medios a su alcance, como el de ahora en Niza, y que es bien conocido en Bagdad, en Aleppo, en Damasco, en Estambul, en Ankara…y creo que nuestros ejércitos, deberían estar preparados para prevenir estas formas de ataque contra nuestras ciudades y contra nuestros ciudadanos, que esta guerra no se gana con “Mirages”.
Al final, lo que nos queda son los muertos anónimos en la playa de Niza, en el mercado de Bagdad o en el aeropuerto Ataturk, muertos, que como en tantas y tantas guerras, no sabrán nunca por qué murieron.
Por último diré que tenía pensado hablar hoy del surmenage, y que parece que en esa situación están las fuerzas del orden del país vecino tras el campeonato de Europa y el Tour aún en marcha. No me extraña que la forma de exprimir a esos trabajadores haga al final que los niveles de eficacia en el desempeño de su labor se resientan, como han manifestado mandos policiales, y se ha quejado el alcalde conservador de Niza, pero habrá mejor ocasión.
Voy a ver si saco un billetito a Estambul, que en el Çiragan están que lo tiran , y Finito está de rebajas.
Buenas noches, y buena suerte

Huis Clos

Quizás para las personas inquietas, como yo me considero, tener la sensación de que nada ocurre, de que la sorpresa puede ser hasta predecible, te hace comprender a muchos de los pensadores que tarde o temprano acababan aburridos del entorno en el que se movían, y cada uno daba la solución que podía a ese reto al que se enfrentaban cuando los ojos de la niñez le abandonaban para siempre. El reto de “esto ya lo he vivido, y las consecuencias van a ser, esta y aquella”.
Yo desde luego disto mucho de ser un pensador, en el sentido académico y de prestigio que la palabra acarrea, pero la sensación de sorpresa lleva ya bastante tiempo fuera de mi vida, las cosas que me ocurren son predecibles, una tras otra, tanto en lo que se refiere a los actos externos que aparentemente sacuden el ecosistema en el que me muevo, como en las interacciones con los individuos de mi entorno. Las cosas empiezan a ser aburridas.
Es posible, desde luego, y por eso lo pongo en primera línea de fuego, que mi capacidad de observación se haya focalizado en exceso, vamos que me han crecido uno de esos limitadores visuales que se les ponen a las mulas, para que no se asusten, y para que miren solo el camino que está trazado delante de ellas, así que posiblemente sea eso, pero no estoy seguro, de veras que no estoy seguro.
Los que me conocen saben que mi tendencia es la de interesarme por casi todo, vamos que me llama la atención prácticamente cualquier cosa que se mueva, lo que ni es bueno ni malo, sino todo lo contrario. Así que las posibilidades de sorprenderme son amplias, ya que un día estoy viendo lo que pasa en las finanzas mundiales, y al día siguiente ando a ver cómo queda el equipo femenino de natación sincronizada, (antes ballet acuático, que me gustaba más), que puedo hablar de toros, de fútbol, de Platón, o del político de turno, pero siempre con superficialidad que si es un experto a quien tengo como interlocutor, rápidamente capta mis límites, ya que desde luego no los oculto.
Y con todo y eso, no me sorprendo, lo que no quiere decir que este en estado de tedio constante, no es eso, sino que las tendencias de lo que va a ocurrir las tengo presentes demasiadas veces, ya que la sensación es de estar en un déjà vu constante, una especie de día de la marmota, en la que cuando te despiertas, ya sabes cómo van a reaccionar las cosas y las gentes que te rodean.
Como no soy un hombre bien informado, ya que formo parte de esa masa, llamemos inerme, todo lo que llega a mí es lo que antes alguien ha decidido que así ocurra, y normalmente nadie quiere que llegue a la masa inerme nada que pueda perjudicar al emisor, y si se trata de sacudir al enemigo, pues tampoco es información lo que me llega.
Así que lo que me queda es el remedo de información que te ofrecen esa cosa que llamamos “los medios”, y en ese entorno lo que ocurre y sus consecuencias son extremadamente previsibles, ya que la impresión es la de que todo sigue girando alrededor del mismo eje una vez y otra, asi que a la tercera vuelta, ya sabes lo que hay al otro lado de la esquina, aunque eso tampoco importe mucho.
El problema es que no sé si realmente ocurre, o no, si estoy (estamos) viviendo dentro de una obra de teatro, como aquella en que los personajes buscaban un autor desesperadamente, ya que querían reconocerse como individuos, o como aquel gran teatro del mundo calderoniano, en que los personajes ya tenían claramente su sello, y actuaban ora como el pobre, ora como dios, pero circunscritos a su papel, que dios nunca sería el pobre, por ejemplo.
Y es lo que siento continuamente, es como si alguien hubiera definido mi personaje, me hubiese dado un guión, y mi labor fuese únicamente interpretarlo como si fuera un hijo cualquiera del Actor’s, y mi vida siguiese los patrones de Stanislawsky. De esa forma, si quiero vivir otro papel, el autor o me reconduce, o me echa de la obra, y desde luego, nunca tendré a mi disposición otro libreto diferente al que me han dado.
Pero ya van demasiadas representaciones, solo me queda preocuparme, hacerlo, ya que parece que estoy en aquella habitación cerrada de Sartre, y he descubierto el infierno, ese infierno que no es más que la sensación de que lo único que existe es tu microentorno, y que ese es eterno, que lo que ves que pasa en esa habitación cerrada, no es cosa tuya, lo han decidido por ti, y cuando te lo aprendas te darás cuenta de las veces que lo repites, sin cambiar el más mínimo matiz.
Así que ves la organización social de tu país, y ves que es como siempre, pero con las paredes pintadas, que por mucho que se empeñe la ministra de turno, por mucho que corra el AVE, de Gijón a Madrid, solo se llenan dos Talgos diarios, como mucho, y eso apenas justifica la electrificación de Pajares, o que aquí solo trabajan funcionarios, camareros y amiguetes, y diga lo que diga la ínclita señora, al emprendedor solo le queda pagar impuestos y arruinarse las más de las veces.
Que el yanqui hace lo de siempre, y que los británicos son más felices yendo por la izquierda, como los romanos en sus cuadrigas, que los alemanes tienen en el fondo de su corazón el Uber Alles y al italiano «se le frega»
La solución de Fray Luis de León, siempre me pareció de lo más adecuada, retirarse, hacer mutis por el foro, huir del mundanal ruido, y seguir la senda de los sabios, dejar al final de necesitar tanto al decreto ley como al Corte Inglés, estar en hibernación consumista, e intentar esos ejercicios de introspección recomendados por cualquier gurú o chamán que se precie.
Te quitas la mirada de los demás, de la gente de tu entorno, que como creía Sartre, y yo a veces, el infierno está en los otros.
Pero los gurús tienen cuenta en Twitter y en Facebook, algunos salen en programas de radio, y hasta en la Sexta, me han dicho, así que como te descuides te ves danzando como un derviche de Konya, pero con un anuncio del patrocinador de turno en la falda, como un futbolista cualquiera, vamos y los chamanes te pasan el peyote con Denominación de Origen, que el suyo te transporta mejor al fondo de tu alma, ¡dónde va a parar!, que como el peruano de las selvas amazónicas no hay nada, por mucho que se pongan los de las selvas del Usmacinta allá por las tierras calientes de Chiapas.
Haz lo que digo, no lo que hago, lee tu papel, repítelo como un mantra vital, y créete lo que yo te diga, apréndelo, recítalo, y ya pensaré yo por ti, que fíjate la infraestructura de comunicación que hemos montado para tu placer y para mi beneficio, pon otra serie en el televisor, de esas americanas, y tendrás la información que necesitas, aunque ya te la sepas de memoria. Yo soy la mirada del otro, quien te vigila, quien te dirige, tu infierno, y la puerta está cerrada. Claro que si la abro, no sabrás, ni querrás salir, que sin esa carga no sabes vivir.
Buenas noches, y buena suerte

Reconocer las minorías

Alain Touraine, mantiene que el 80% de los votos que recibe el Front Nationale (Marie Le Pen) procede de la desaparición de los partidos de la sociedad industrial.
Touraine, es un sociólogo francés que ha desarrollado la idea de la sociedad post industrial, y consecuentemente de los movimientos sociales que ha conllevado esa nueva era que estamos empezando a transitar.
Frente a la crisis, más que económica, que estamos viviendo, (que me niego a circunscribirla al período 2008-2012), señala que Europa se muestra impotente para, no ya superarla, sino simplemente sobrellevarla, ya que la impotencia europea no es la consecuencia de la crisis, sino más bien al contrario, es la causa, idea con la que estoy entre bastante y mucho de acuerdo.
He hablado muchas veces de que esta Europa cainita, burócrata, temerosa, pusilánime, no está siendo capaz no ya de entender el nuevo ecosistema que la sociedad post industrial nos presenta, sino que a base de no tener en cuenta que al final son los ciudadanos, las minorías, quienes conforman realmente la idea de Europa, sus estructuras supranacionales las están olvidando en su conjunto, apoyando solo a selectos grupos, minoritarios también, pero con poder.
Estamos empezando a ignorar algo tan europeo como el principio kantiano del derecho, que al final no es más que el reconocimiento, es decir que la libertad del uno sea compatible con la libertad del otro. Es un imperativo categórico de convivencia social y fundamento de la moral.
Las luchas de clases de los siglos diecinueve y veinte, son luchas por el reconocimiento de los derechos enmarcadas en el enfrentamiento entre amos y esclavos, como afirma Hegel en su dialéctica, y que acaba en la formulación por Marx y Engels del concepto del materialismo dialéctico, y posteriormente del materialismo mecanicista donde ya no se tiene en cuenta el carácter práctico del conocimiento, ya que ese desarrollo científico no es independiente de las condiciones sociales y de las posibilidades de revolucionar la sociedad.
Y empezamos a estar cerca de esa orilla, ya que sigue el poder negándose al reconocimiento de muchas de las minorías, que al fin son las que conforman nuestro entramado político, y esa es una de las causas de los movimientos nacionalistas, o de los movimientos de separación iniciados por Gran Bretaña, y a los que seguirán, posiblemente otras intentonas, como las que hoy leía en no sé qué periódico al hablar de que el 54% de los holandeses quieren un referéndum como el inglés, aunque según una encuesta,(de la que ignoro su precisión, o su intencionalidad), a día de hoy “solo” un 48% apoyaría la salida de Holanda de la unión. Alguien diría que eso se arregla con una buena campaña de mercadotecnia política.
Y esa es una minoría, que como la británica, cree tener superada la masa crítica necesaria para salir adelante con un proyecto de esas características, de la misma forma que los lombardos, piamonteses, catalanes, vascos, flamencos y valones, sin olvidar a los daneses de Groenlandia, ni a los corsos, sienten que el reconocimiento kantiano de su identidad, de sus necesidades y aspiraciones se ha abandonado en aras de unas estructuras supranacionales que creen son menos favorables a sus intereses, y prefieren intentar “liberarse” de ellas.
Hablando ya de individuos, y de las diferentes minorías que por el momento están aparentemente diluídas entre las masas de ciudadanos, demasiados sienten que en aras del favorecimiento de minorías selectas, sus derechos están no solo siendo olvidados, sino pisoteados.
Nos han dicho ya por activa y por pasiva, y hasta en boca de esa desagradable señora que nos han dado como ministra de trabajo, que nos hagamos emprendedores, que nos hagamos autónomos, que es una forma poco sutil de trabajar para el gran capital, casi gratis, sin casi derechos, y encima haciéndonos sentir cabeza de ratón. Pero llega el momento de cobrar, de asistir al concurso público, o de pagar impuestos, y ves que estás a la cola detrás de otras organizaciones que realmente han sido reconocidas por el poder. Además es la forma ideal de romper con organizaciones sindicales y potenciar los lobbys de las grandes corporaciones.
Tenemos así preparado un nicho ecológico muy eficiente para el desarrollo del Front Nationale, de Podemos, de Tsipras, de Independentistas de todo pelaje, y de Ultraderechistas en Austria y en Holanda, ya que como mantiene Touraine, el ciudadano busca el reconocimiento que los partidos políticos de la era industrial le han hurtado por esa impotencia europea de reconocer a las minorías.
Iba a decir que ese es el riesgo de que se desmorone la sociedad en la que estamos, pero, no se desmorona seguro, falta saber la velocidad y los detalles de la forma en que la sustituiremos, de cuál será el sueño europeo que nos tendrá entretenidos los próximos cincuenta años.
Da la sensación de que el sueño europeo hoy es llegar a ser esa Suiza cantonal, en donde se hace buen chocolate, se fabrica su gran invento, el reloj de cuco, y con prácticas poco claras se apropia del dinero del mundo que no sabe a dónde dirigirse, y nos dan ganas de preparar referéndums hasta para decidir con que mano nos bajamos la bragueta en los mingitorios públicos municipales, que todo tiene que ser asambleario. Vamos, que si no nos dejan ser suizos, que nos dejen ser singapurianos, que tampoco está mal, y hasta el TTIP nos podría venir bien, a ver si espabilamos, aunque solo reconozca a una parte de la ecuación.
Porque por estos pagos, aún no nos hemos enterado de qué va la fiesta, ya que la aportación europea al mundo de la hipercomunicación global en la que estamos metidos, es prácticamente nula, nuestros desarrollos en el mundo de la gestión de la información son literalmente inexistentes a nivel global, de la misma forma que la existencia de grandes plataformas comerciales a imagen de los Amazon o Alibaba, en este viejo continente ni están ni se les espera.
Quiero decir con esto que el manejo de las enormes bases de datos que proporcionan las redes sociales, los motores de navegación, e incluso el desarrollo competitivo del hardware necesario para soportarlos, tampoco está en nuestras manos.
Así que lo que hemos creado en esta vieja puta que llamamos Europa, no es más que montones de reglamentos que regulan nuestras medicinas, nuestra comida, el diseño de nuestros coches, y la calidad del agua de nuestros ríos, o la del aire que respiramos entre otras muchas cosas, y si no cumples con los déficits o con el tránsito de personas, o con cualquier otra cosa secundaria, se te enfadan, pero flojito, que si te cabreas y das portazo, los burócratas se quedan sin Lap-top que aporrear, o sin cena de negocios a orillas del Escalda, o del Mosa, según apetencias.
Y se ha olvidado el derecho del reconocimiento, de las minorías que en vez de áreas geográficas están en las formas de ganarse a vida, en los viejos gremios, en los conceptos de distribución de la riqueza, del derecho a la información veraz, a la educación exenta de adoctrinamiento, o de utilitarismo a lo Bismark, al reconocimiento de los derechos de las minorías de niños, de ancianos, de hombres o de mujeres, de deportistas, artistas, locos o cuerdos, de presos, de banqueros y de porteros de discoteca o camareras de hotel.
Y claro, si alguien te convence de que te reconoce, o tú crees que puede hacerlo frente a los partidos tradicionales que ya te han demostrado que ni lo hacen ni van a hacer, porque no está en su genética, le sigues, como si fuera un nuevo Mesías, un Maestro sufí, un Gurú del sur de los Himalayas…..y eso ya no es nuestra vieja Europa….ni Japón, ni Estados Unidos de Norteamérica, pero estos últimos dominan la nueva sociedad de la información.
Así que seguiremos con reuniones del EUROFIN, del Banco Central Europeo, y del Parlamento de Estrasburgo, hasta que las telarañas impidan la entrada de burócratas, y para entonces tendremos que haber inventado algo nuevo….o no.
Buenas noches, y buena suerte