Desprestigiar al zafio

No sé si estamos alarmados con o sin razón con estas cosas del Tito Donald, que conociendo a los calvinistas bostonianos, esos que se rifan el mundo en el club de ex¬ alumnos de Harward o del M.I.T., no me lo van a dejar tranquilo ni un segundo, pobre mío.
Escuchaba esta mañana a un señor en la radio, que ha hecho un análisis de ese nuevo presidente, que así, entre nosotros, me ha parecido bastante ajustado.
Lo primero que ha soltado ha sido que Don Trump, no es un político, es un empresario, y es más, uno de esos a los que se les puede llamar depredadores, y está acostumbrado fundamentalmente por esa característica a dos cosas, a negociar, y a tomar decisiones.
Normalmente los políticos al uso no toman decisiones ni así los maten, es su estatus, que ellos creen que no deben fallar nunca, y demasiados de ellos se dedican a dejar que los problemas se vayan pudriendo poco a poco, porque no están por la labor de que la mitad del electorado al que la posible decisión siente mal le monte un cristo de esos que te hacen perder tiempo y popularidad si tu equipo de asesores de imagen no actúan de forma rápida y eficaz.
Este señor, que puede llegar a los setenta y ocho años sentado en el famoso despacho oval, acaba de poner la guinda a su carrera, y no creo que esté muy nervioso por lo que las generaciones venideras digan de él. Es más me parece que le importa muy poco, y con la experiencia que tiene de manejar los medios tras más de ocho años en antena, con un programa de televisión, difícilmente le van a fastidiar más que lo imprescindible.
Pardalet de mí, creí, que eso de echarse al New York Times, y al Washington Post en contra iba a ser definitivo y le iba a costar el pescuezo. Pues no, que parezco bobo, que esos periódicos no los lee la camarera de Nebraska, o el camionero que atraviesa el país por la ruta 66. Estos como mucho leerán el diario local de Sprigfield, verán el canal nacional de turno mientras entran y salen de la cocina, y se informarán, como todos, bebiendo de las redes sociales. Así que los periodistas políticos y de relumbrón me parece que le importan un pepino a Don Donald, con lo que puede decirles lo que quiera, ¡Faltaría más!.
Don Donald tiene su público, y a él se dedica, tomando decisiones que son más humo que otra cosa, que el Tratado Transpacífico, tiene relativamente poca importancia, y a las reacciones de las bolsas me remito, que no se han movido ni un pelo por esa firma.
Y cierto, nos echamos las manos a la cabeza, con las restricciones a la emigración, con eso de levantar un muro….¿como el de Ceuta o como el de Melilla?, que por cierto ya tiene de otras administraciones un buen terreno recorrido, o como los que se han levantado alrededor de los terrenos palestinos, o entre Hungría y Serbia, Arabia Saudí e Irak, Grecia y Turquía, o India y Bangladesh, o dentro de Europa el que cruza la capital de Chipre, Nicosia. Por no hablar del muro de Adriano, o La gran muralla China..o los muros del Vaticano o del Kremlin, que no quiero ponerme muy pesado. Sesenta y cinco actualmente en el mundo, frente a los quince de final de siglo, leo por ahí.
Y en cuanto a las restricciones de circulación por Europa, son enormes para los ciudadanos que no son oriundos de un país dentro del tratado de libre circulación. Visados que se expiden a ciudadanos de casi todo el mundo por naciones de casi todo el mundo. No quiero contaros la cantidad de sellos, estampas visados que tengo en mi pasaporte, visados recaudatorios alguno de ellos, y otros simplemente policiales…¡Ah!, y no se me olvida que la administración Obama, tan escandalizada hoy, me impidió el paso a Seattle desde Vancouver este verano, simplemente por haber estado de turismo un par de años antes en Irán.
La segunda cosa que hace este tipejo, que ciertamente no me gusta, por la carga de zafiedad que arrastra, es negociar, y de eso sé bastante, que desde hace muchos años he tenido que hacerlo por mi profesión.
Y lo hace de la forma que enseñan las escuelas y la vida, marcando territorio y diciendo en voz muy alta lo que quiere, porque si no lo haces, lo hará el otro negociador, y empezarás con una posición de debilidad, que nunca ha sido muy buena consejera.
Cierto que al soltar los términos de lo que esperaba en la continuación del muro con México, quizás el exabrupto con que arrancó la cosa pueda parecernos exagerado, pero no ha añadido por el momento ningún ladrillo al existente. Veremos por donde siguen las negociaciones, y realmente qué está negociando.
Y lo que está haciendo hasta el momento, se parece al discurso televisivo de Chaves o de Maduro, puro humo para que sus votantes del medio Oeste, se tomen la Budweiser de esta noche pensando que son felices y están seguros.
Que nadie olvide que estamos en el mundo de la mercadotecnia, de las redes sociales, del “trending topic” de lo viralizado en las redes…y que eso tiene una vida extremadamente breve, nadie se acuerda del “trending topic” de hace tres semanas, por exagerar, y a eso juega bastante bien Don Donald, contando a su favor además con que el uso de la postverdad no está penado.
La reacción de la Señora May, cuando se ha encontrado con una campaña para que anulase la visita del Tito Donald al Reino Unido, ha sido ignorar al millón y medio de ciudadanos que le han pedido la anulación, y no le falta razón, que las relaciones de los Estados Unidos y el Reino Unido, son mucho más que la presencia de un zafio en Buckingham que además tiene “Golf resorts” en Scotland a título personal.
En cualquier caso el juego va a ser divertido, ya que la presentación de querellas contra sus decisiones que están llenando los tribunales americanos, no puede inquietar a un personaje que tiene más de tres mil querellas en su vida empresarial abiertas. Está entrenado.
Veo a la casta calvinista muy cabreada y en campaña permanente de desprestigio a nivel mundial. Ellos sabrán la razón por la que no supieron vender sus ideas en la América profunda, en la de los paletos como despectivamente se refieren a los ciudadanos de la tierra adentro, que ese país no solo son las castas WASP (acrónimo que en su acepción inglesa se refiere al blanco, anglo-sajón, protestante) están también el camionero y la camarera, a quienes les han bajado el sueldo los bostonianos, y no han sido capaces desde su torre de marfil de enviarles las soluciones a sus problemas.
Así que viviremos con un zafio maleducado, narcisista e insoportable socialmente, capaz de insultar a las mujeres y conseguir que le voten un 15% más que a su oponente, capaz de obtener el voto de muchos emigrantes a los que la anterior administración no supo vender los beneficios que conllevaba la gestión demócrata.
Y honestamente no creo que nos hunda el mundo, gobernará sobre todo para ese 50% de estadounidenses que no tienen pasaporte, porque no han necesitado ni siquiera salir de su estado, y que le han dado de alguna forma su confianza.
Si podemos olvidarnos de las campañas publicitarias de unos y otros, y nos centramos, no ya en las decisiones que tome, sino de sus efectos en el medio plazo, sentados en nuestra tribuna, pasaremos unos ratos muy distraídos viendo como juegan estos pollos a ese juego en el que nosotros seremos los peones a sacrificar, si nos dormimos.
Que les den a todos estos

Decepción y cabreo

Ya llevan tiempo cabreados, y lo que más me molesta, es que tienen más razón que uno de esos santos a los que a lo mejor no rezan.
El que estos pollos se me levanten ya cabreados por la mañana, o cuando lo hagan, me tiene no solo molesto, si no también seriamente preocupado.
Y es que se me han ido cabreando poco a poco, que si no hubiese seguido de alguna forma sus carreras, diría aquello de que nacieron cabreados, pero no, ni de broma, nacieron aunque creyeran otra cosa, con una vocación profesional que gracias a Dios desarrollaron de forma magistral, y seguramente con su corazón lleno de sueños y de proyectos.
E iremos por partes, que el otro día, Doña Nuria Espert, esa dama de la escena que me hizo vibrar cuando yo era un adolescente, y ella una mujer maravillosa, desgarrándose en el teatro dentro de la piel de Medea…luego lo que quieras, desde un montaje barroco a más no poder de una maravillosa Norma, hasta verla en todo su esplendor recibiendo en premio por su carrera en el Campoamor, hace como quien dice unos días, saltó como la energúmena que no es, soltando a un periodista que la concejal de cultura del Ayuntamiento de Madrid, lo más probable es que no supiera leer.
Qué cabreo llevaría esta mujer, no ya para decir lo que dijo, que por cierto suscribo, aunque solo porque sea que es catalana como yo, sino simplemente por recordar que había una concejala de cultura en Madrid, que entre los unos (los esperanzos o los botellos por un lado y estos de ahora Madrit, ens roba, por otro), nos tienen la cosa de la cultura por los suelos, y al titiritero cabreado.
Pero esto es un estallido, es un puñetero vaso colmado, que a Doña Nuria, no le va de unos contratos más o menos, o de una situación puntual, es un estado de ánimo que ha ido creciendo durante unas cuantas décadas, quizás un par de ellas, cuando se dio cuenta, posiblemente, que las esperanzas de que este país fuera realmente lo que soñamos unos cuantos ilusos durante la transición, no eran más que eso un sueño que las fuerzas dominantes de este cortijo, no iban a permitir.
Así que la mujer, salta, se cabrea, y lo dice en voz alta.
Digo yo que sería eso, porque lo de Don José María Pou, también viene de largo, que le he visto parar una representación por las toses repetidas de una espectadora hace ya unos años, y el domingo en una entrevista que publica el Periódico de Cataluña, suelta sin despeinarse “ Me siento decepcionado, escéptico, y muy, muy, muy cabreado”.
Y se refiere a la zafiedad imperante, al abandono del Reino Unido de su posición en la Unión Europea, la porquería que sale del Medio Oeste americano por boca del Señor Trump, de la política española actual, por no hablar de la catalana, que denuncia las presiones que ha recibido por decir lo que piensa a través de su columna periodística.
Don José María, tenía alrededor de 30 años cuando llegó el famoso 20 N, cuando la fiera pasó al eterno, y seguro que una persona como él, imagino, se llenó de ilusión cuando vió aquellos vientos de libertad sin ira, que al final han pasado a brisa hedionda de la podredumbre patria. Nunca se hubiera imaginado que el mundo estuviera abrazando ese coso que se ha dado en llamar “populismo”.
Y hoy, viendo la charca en la que tiene que nadar, manifiesta su enorme cabreo, su enorme decepción al ver donde nos ha llevado la deriva del poder, que ha condenado a la ignorancia a demasiadas capas de la sociedad.
Y eso es lo que me preocupa, que estoy con él en su cabreo y su decepción, y que le obliga a saltar cuando una mujer tose en platea, o si suena un móvil en la fila cinco, que es donde se sienta el tifus político.
El último de esta pequeña lista de cabreados, que están cabreados en general, con la sociedad, por mediocre, con los peperos por los incidentes de corrupción que saltan día tras día a la palestra, los de esa socialdemocracia que murió cuando se derrumbó el mundo cutre y utópico que surgió de la interpretación torcida e interesada de Marx, o con los indignados que pueden acampar en Sol o en Bastille, y que ni siquiera esconden una fórmula con base filosófica para dar un nuevo camino a la sociedad a la que pretenden “salvar”.
El bueno de Don Arturo Pérez Reverte, nos grita desde su bitácora, cada vez que se nos apetezca entrar en ella, un nuevo cabreo, hoy contra el ineducado, mañana contra la feminista de slogan y electroencefalograma plano, o del machista que está más cerca de un Australopitecus, que de un sapiens.
Contra el que roba, contra el listillo, y sobre todo contra el cerril, contra el que vive en la intransigencia de su amada infracultura, y para que no se le note se hace de algo que acaba en ista, y así en medio de la manada, se nota menos.
Este hombre que se ha jugado el pellejo demasiadas veces, para que el mundo supiera lo que pasaba en las más cruentas de las guerras del siglo pasado, se asoma hoy a su ventana, y lo que ve no le gusta.
Don Arturo te lo suelta con ese envidiable lenguaje periodístico destinado a llegar a todo el mundo, y nos sale con esa amargura que parece salido de aquella generación VABUM, que nació con la degradación de España al final del siglo XIX.
Esa España del esperpento que acarrea ese caciquismo de tierra adentro, y que hace pobre desde Galicia hasta Andaluciía, esa España del latrocinio que llevó al desastre de Annual, esa España indolente de casino provinciano, de cura de misa y olla, de toneladas de analfabetos, de millones de ciudadanos sacrificados literalmente en Marruecos, en Cuba, en Filipinas.
Esa España en manos de miserables, con dictablandas y dictaduras, y con reyes que se mueren de pena, de pena de petimetre en el hotel de lujo de Roma, escapando, sin luchar por su pueblo, dejando que se desangre.
Están, digo están, estamos cabreados, sobre todo cuando nos damos cuenta que la cosa es mucho peor de lo que pudimos imaginar en algún momento, cuando creíamos que era el mal hispano el que nos afectaba, y ahora que vemos que el mal es global, nos cabreamos, como Pou, como Espert como Pérez Reverte, y como otros tantos que hoy no me caben aquí, pero oigo día tras día, leo día tras día, veo día tras día.
Y es que hemos tenido varios espejismos aquellos que cruzamos la frontera de la sexta década, en los que creíamos que la luz estaba a nuestro alcance, y no, lo que está a nuestro alcance es el cabreo monumental como único recurso al ver que el ecosistema en el que se desarrolla nuestra existencia, sigue igual de podrido, pero a escala global.
Alguien acabará invadiendo Polonia.
Con su pan se lo coman

El tren que chufla

Ayer estuve viendo un documental, no, no era de la dos, que no soy tan progre, rama intelectualoide, era de un canal que se llama Viajar.
El documental, bastante ramplón, por cierto, estaba dedicado a los ferrocarriles, y la cosa se trataba de un pollo que se subía a un tren cutre/salchichero, allá por los Vietnames, y nos contaba cosas del país de esa forma en la que se les cuenta a los turistas, es decir, de un modo superficial, haciendo hincapié en alguna historieta humana, más forzada imposible, y con esas tomas desde la ventanilla, que parecen hechas con el tomavistas de mi abuelo.
A mí, el tren, me gusta, y ya he comentado alguna vez mis experiencias, en ese elemento del paisaje, de los sueños, de las vidas que se mueven, que alguien con poca imaginación ha dado en llamar medio de transporte, y encima te cobran tarifas de esas que pillas por Internet, y te parecen más baratas que en Andorra.
En el documental, salía un tren de esos que se llaman “lentos”, circulaba por una vía aparentemente métrica, y tan pichi él, se ponía a cincuenta por hora, y en un plis de más de veinte horas, dejaba atrás Saigón (no me sale llamarla ciudad Ho-chi-ming), y se plantaba en Da-nang, a cerca de mil kilómetros hacia el norte en la costa.
Sirvan las visiones de los vagones de tercera o cuarta clase, con asientos de madera de esos que llamaba yo “Sleeping taula”, en contraposición a los “Sleeping cars”, que hicieron famoso al “Orient Express”, y a la no menos famosa Wagons Lits Cook….Compañía Internacional de Coches Cama, y de los grandes expresos europeos, que siempre me pareció un nombre que se le ocurrió a un creativo de mercadotecnia portugués, cosas.
El presentador, siempre sonriente, como he dicho, nos presentó un viaje para turistas, es decir, sin profundizar en la tremenda historia de Vietnam, y repitiendo uno a unos los mantras que el guía turístico local seguro suelta a los grupos que les manda “Viajes El Corte Inglés”.
En Vietnam, tuve ocasión de hacer un viaje en tren, desde Hanoi a Sapa, en las montañas del norte no lejos de la frontera China, y me busqué un departamento privado con cama para mí solito, que en estas cosas nunca se sabe.
Menos mal que siempre llevo mi saco de dormir, porque el camastro tenía aspecto de palo de gallinero, no como en el documental promocional, que el vagón aparecía “pobre, pero honrao”.
El tren, sudó, sufrió, llegó cuando quiso, volvió lloriqueó, y arrastró con él toda su carga de humanidad, como esos trenes de la posguerra española, que llevaban el aceite de estraperlo en el techo de los vagones de cola.
El siglo veintiuno, con su afán de cambiarlo todo, ha transformado casi todos los aspectos de nuestras vidas en productos protocolizados, a los que se les debe enviar el mismo mensaje, para que reaccionemos igual, compremos las mismas cosas, usemos los mismos transportes, vivamos de los mismos mantras, que no son más que consignas de la mercadotecnia interesada.
Y el mensaje que recibí desde ese documental, había perdido toda esa aureola nostálgica, goteada de la magia de otros tiempos, pero estaba lleno de guiños al consumo, que Vietnam está de moda.
Teniendo en cuenta que soy una persona que se ha movido algo más que la media por este mundo, y que sigo haciéndolo, debo constatar, que el concepto de viaje que he tenido siempre en mi almario, ya no existe, o queda de forma residual en un vaya usted a saber dónde. Sí, ese loco que se sube a una bicicleta a patear el mundo, que luego hay que vender el libro o el documental, o el que te dice que se ha metido por el Salar de Uyumi en busca de restos de civilizaciones, que, si se han perdido poco le importa al mundo.
Hoy cruzas, cruzo, incluso, si se tercia Europa a trescientos por hora, conectado a Internet, y pendiente del correo que te manda el jefe. Vamos deprisa, el tren también que sueño en volver a cenar a no más de cien por hora un pescado fresco con un Chablis, como cuando cogías el Mistral (nombre de poeta para un tren) dejabas Paris atrás y desayunabas entre Marseille y Niza, antes de que te llevaran al Negresco.
Los que nos hacemos viejos, tenemos el alma llena de nostalgias, y pienso yo, que si aún puedo recordar el olor del humo de una locomotora cruzando los túneles de Mora de Ebro, camino de Caspe, no sé qué podrán recordar las generaciones que me siguen fuera del sentimiento que tarde o temprano les invadirá de haber pasado su juventud como producto a la venta de una aplicación de esas que se te cuelan en el teléfono inteligente, porque son gratis.
En cualquier caso, en este mundo que aún cuatro pringaos seguimos creyendo que es global, y que Tito Donald quiere empeñarse en que no lo sea, hay aún mucha gente que se sube a un autobús de línea, o de no tan línea para cruzar los arrozales vietnamitas en el viaje de su vida, aún hay mucha gente que se sube en un barco de “May be lines” y remonta el curso del Congo, para visitar a su nuevo nieto, que está viviendo dos días río arriba.
Aún queda mucha gente que se sube a un barco para bajar el Amazonas de Manaos a Belem, con su hamaca extendida en cubierta y pasar los cuatro o cinco días de la travesía lo mejor posible, que a lo mejor Petrobras les da trabajo en Sao Luis.
Nuestro mundo occidental, que se ciñe a las torres de marfil en las que cuatro imbéciles nos hemos refugiado, nos está llevando a un alejamiento de la vida de tales dimensiones, que nos acabará transformando en una nueva especie destinada a la extinción.
Habremos olvidado que el éxito de una generación está en la calidad de la siguiente, y no queremos tener nuevas generaciones, habremos olvidado que el ser humano es mucho más que un producto a la venta, y seguiremos criticando los muros del Tito Donald, cuando los muros que hemos levantado a través de nuestro status social, de nuestras redes sociales, de nuestras cuevas de lujo con seguridad exterior, son infinitamente más altos.
Habremos olvidado, que para vivir, hay que sentir, y los sentimientos llevan aparejados tantos momentos de alegría como de tristeza.
Así, que le pediré al documentalista, que la próxima vez que se suba a un tren humano, evite los mantras turísticos, no le diga a la compañía que van a hacer un documental y te llene el vagón, recién pasada la mopa, de extras locales. Que por favor se suba a la vida que está tanto en la primera clase como en la cuarta clase del Andrea Doria, por no fastidiar mucho
Buenas noches, y buena suerte

Luz, ¡más luz!…La luz

Hoy parece que tenemos revolucionado el patio, porque no sopla el viento, porque no llueve, porque el petróleo está caro, y obviamente la luz está cara. ¡Qué digo, cara, carísima!.
Vamos un ciento cincuenta y tantos más cara que el año pasado, y posiblemente sea cierto que los de las eléctricas estén haciendo trampas en el solitario, que yo no lo sé, pero lo dicen por ahí. Pero quien está haciendo trampas de verdad es nuestro querido Estado, que no ya este gobierno, sino un buen montón de los que han pasado, sin importar el color.
La fiscalía de no sé qué tribunal, parece que anda mosqueada, que le da que alguien está haciendo trampas, pero la comisión nacional de los mercados y de la competencia, no dice ni pío de la situación de oligopolio que tenemos en este campo, y que hace que nuestra factura sea un veintitantos por ciento más cara de media que la media europea. No creo que sepan discriminar si en el precio de las subastas de energía hay trampas de última hora o no. No son capaces, seguro, entre otras cosas porque el oligopolio existente se lo pone demasiado difícil.
Pero se da la puñetera circunstancia, de que nuestro recibo de la luz tiene más conceptos ligados a impuestos, o directamente impuestos, que el puñetero gasto energético, que hay peajes por utilización de la red, que hay impuestos a la producción energética, que hay trasvase de esos dineros obtenidos a la financiación de las autonomías, y que sobre todos esos impuestos, además te cargan el IVA. No exagero ni un céntimo.
Es así que tenemos un impuesto igual para todos los españoles, que lo pagan pobres y ricos, empresas grandes (bueno los del aluminio le sacaron una buena rebaja subvencionada con nuestro dinero en este impuesto al mal gestionado Estado Español), y lo último que oigo en nuestras instituciones políticas es que alguien se plantee corregir ese tremendo ataque impositivo injusto al ciudadano.
Y además es un impuesto que recauda nuestra Hacienda Pública día a día, sin moverse de la silla, que se lo recaudan las compañías, y si alguien no paga, es muy fácil, le cortan el suministro.
Ni Podemos, ni Ciudadanos, ni PSOE, ni PP, por hablar de quienes podrían hacerlo, van a mover un dedo para evitar esto que hace, entre otras cosas un daño tremendo a la competitividad del país, que paga su energía el veintitantos por ciento más cara que su entorno, basado además en estructuras productivas y de transporte totalmente inadecuadas a las necesidades de este país.
No hablo de los partidos autonómicos, que ellos viven en parte de ese impuesto deshonesto, con que el Estado nos grava, y recuerdo que treinta o cuarenta euros al mes de impuestos vía recibo de la luz es demasiado para quienes tienen salarios de seiscientos euros. Y no me vengan con esas caridades de las tarifas especiales a los más desfavorecidos, que siguen pagando el IVA sobre conceptos impositivos en un recibo de suministros considerados vitales.
Nadie ha pensado si hay alguna ilegalidad en esta estructura, no se han planteado las asociaciones de consumidores acciones para devolver la recaudación de impuestos a donde se debe, y no en el recibo de la luz que paga el casi indigente esclavo asalariado en que este tipo de decisiones han transformado al votante español.
La luz, si, la luz, que debería abrir todos los días los informativos, pero no para decir que está cara o que la subasta de hoy ha sido la repera, sino para explicar al ciudadano la estructura bellaca que hay detrás de su recibo, de quién la pensó y la implantó, y sobre todo quién trabaja por acción u omisión para que esa estructura perniciosa, favorecedora de vagos, de ladrones y de inútiles con poder, se mantenga.
Y al final, lo que nos falta es Luz, la necesaria para comprender quién y cómo nos roba, quién y cómo ofrece esa ristra de coches de lujo que aparca en San Telmo, cada vez que hay reuniones de consejeros andaluces..(menciono esto porque ví una foto hace unas horas del tal espectáculo, y me ha jodido de veras).
Nos falta Luz, y luces, claro, que cuando uno sale de la escuela estatal, no está capacitado para entender los entresijos del robo al que el Estado somete a los más desfavorecidos, que parece nos han diseñado para que podamos comprender limitadamente algún debate de esos gritones que en horas de mayor audiencia nos ofrece la telebasura al uso.
Yo quisiera que hubiese luz, para que alguien explicara detalladamente al ciudadano, quién decidió construir una infraestructura de producción y transporte de energía que está claramente sobredimensionada. Quienes estaban detrás de las adjudicaciones de los concursos, quién los ejecutó, quién controló los costes, quién realizó los estudios de las necesidades futuras, y sobre todo quién se enriqueció, de forma directa, o de forma indirecta, concediendo este o aquél permiso de obras, en este o aquél ayuntamiento.
Si, del Señor Soria me acuerdo, ese que puso el impuesto a la producción solar en pequeñas plantas, y a lo mejor me equivoco, pero esos pequeños productores podían alterar el precio final de la electricidad asistiendo a las subastas fuera del control de los oligopolistas….pues se les prohíbe, y por supuesto, nadie se ha atrevido a modificar el asunto, que te juegas el puesto de consejero en una de esas compañías cuando se te acabe la carrera política, y eso es una pasta.
La inclusión en los escandallos de precios conceptos fiscales, me ha parecido siempre una deshonestidad, que debería ser ilegal, o al menos motivo de modificación, que no me parece adecuado que se considere parte del coste de los combustibles, el impuesto de la gasolina, o parte del coste del alcohol, el impuesto sobre bebidas espirituosas, o con el tabaco….y con el precio formado de esa forma, se nos cargue a todos, pobres, ricos y mediopensionistas, el 21%.
Los impuestos se deben recaudar de otras formas, señores diputados, señores del gobierno, señores de la subvención, del coche oficial, señores de las pensiones vitalicias.
Lo que me temo, es que de estos machitos es difícil descolgarse, y menos bajarse, con lo que la posibilidad de que el Estado, decida como medida excepcional renunciar a los impuestos que las decisiones que han tomado contra sus ciudadanos, en momentos en que el precio realmente ha subido, no suponga un expolio, es nula.
Y no lo olvidemos, las compañías tienen una enorme culpa de lo que pasa, si pueden nos manipulan el sistema para obtener más beneficios, pero los verdaderos ladrones están o han estado en nuestros parlamentos, nacionales o regionales, que todos han participado, y participan, y cuando en el Telediario de las tres la presentadora nos diga lo cara que se está poniendo la cosa, habrá que preguntarle si le parece bien que paguemos el IVA sobre los impuestos que nos cuelan de rondón en los recibos.
Hágase la Luz

Futurología

Las cosas no acostumbran a ser como esperamos que sean, y eso a veces hace que la vida sea cuanto menos algo menos monótona, pero desde hace unos años, me planteo que quizás un poco de monotonía nos vendría bien a todos, bueno, a algunos, quiero decir.
Porque ciertamente, si la impresión es que globalmente el tiempo está como parado, que las cosas no acaban de arrancar, que la cinta en la que nos movemos parece la rueda del hámster, lo cierto es que si hacemos otro análisis, o cambiemos un poco el foco de nuestras miradas….demasiadas cosas, demasiado deprisa, demasiado importantes.
Aunque por otra parte parece que llevamos casi diez años parados. Que el mundo ha entrado en una de esas crisis, que las conjunciones de Urano y Plutón conllevan, y que dicen, los que dicen que saben, aún necesita tres añitos más para terminar.
Y no sé yo si me apetece que la cosa acabe, que aquellos que sacan estadísticas comparativas de los acontecimientos mundiales y las posiciones de los planetas, te cuentan que la última vez que se dieron en el cielo esas posiciones, fue en 1929, y que la cosa duró diez añazos hasta que todo reventó con la invasión de Polonia….
También te cuentan estos expertos, que yo no quito, (ni doy), la razón a nadie, que los años antes de ese 29 de Octubre de 1929, fueron los felices veinte, ese período entreguerras tan mono él y tan lleno de glamour, cuando en Europa se hacían los hoteles que me gustan hoy a mí, que la gente bailaba el Charleston, pasaban las veladas en el Stork Club, o iban al Jazz del Cotton.
Me cuentan que también entraban a por sus pitanzas, a casa de Del Mónico, que la pasta que les llegaba a los inmigrantes italianos con éxito del Lower East Side, la transformaban en aquella casa frente al Waldorf en pasta con tartuffo bianco, que algo había que comer.
Pero ahora estamos en medio de aquella novela de John Steinbeck, “Las uvas de la ira”, que tan bien interpretó en la pantalla grande Henry Fonda, con los trabajadores de medio mundo cabreados como monas, porque los bancos les quitan sus tierras, porque los bancos les echan de sus trabajos, porque los bancos quiebran, porque el dinero ha desaparecido en créditos para comprar lavadoras, Ford T, y refrigeradores eléctricos de aquellos tan monos que hacía la Westinghouse, porque la deuda es inasumible.
Y todo eso se me asemeja a lo de hoy, que parece que la República de Weimar acaba de caer en el Imperio, y que alguien a quien no se esperaba, gana las elecciones con un discurso populista, apoyado en el gran publicista que fue Goebbels allá por el 33, y aquí con los Big Data en el 16…..
No quiero seguir con estos paralelismos, que me apechusco, y no se trata de eso ahora, que para todo habrá tiempo, sino de constatar que sin movimiento aparente, en los años que llevamos de siglo, hemos dejado este planeta irreconocible, sin que aparentemente haya pasado nada.
Que me permitirán que recuerde amablemente que China hace quince años no apechuscaba, y ahora se barrunta que el Imperio habrá de sufrir un desplazamiento hacia esas tierras que el yanqui en diez años no va a ser el que mee más lejos por mucho “Back America great again”, que ya en el enunciado…”de nuevo”, implica una cierta sensación de derrota.
Ya veremos en qué da todo esto, pero el león nuevo que ha llegado a la manada empieza a enseñar unos colmillos grandes y brillantes en muchos aspectos.
Hoy Tito Donald, ha expulsado el idioma español de la administración americana, en un signo inútil de hostilidad, y es que a lo mejor el hombre anda ya tejiendo sus alianzas con los calvinistas rubios como él, y ese es un muro fácil de levantar. Lo siento por ellos se acaban de convertir en gente más pobre culturalmente, y ya es difícil ser más inculto que un votante del Tito Donald.
La verdad es que estas cosas no me cabrean en primera persona del presente de indicativo, me cabrean por lo que significa en cuanto a evitar el contacto entre diferentes seres humanos de etnias, culturas, religiones, e idiomas diferentes. Creo que si se actúa de esa manera, y por otra parte se manifiesta que el Estado Islámico debe destruirse, (ciertamente mejor que nunca hubiera existido), lo único que se demuestra es un nivel de fanatismo equiparable al de su enemigo pero de distinta ideología.
Ese es uno de los movimientos que nos está trayendo este puñetero siglo, la alabanza de los fanatismos, la alabanza de los nuevos Hitler, Mussolini, Eisenhower, Franco, Churchill….cada uno en su grado y condición, que todos pensaron, al final, que hacer que sus súbditos se mataran era la única posibilidad que su ideología, sus haciendas y sus carreras, tenían para progresar o mantenerse.
El tibio mensaje que se ha desprendido desde Davos, es que no son muy partidarios del proteccionismo, del populismo, vamos, de lo que dicen que quieren hacer los gobernantes de Algeciras a Estambul, y de Seattle a Miami, y yo ya no sé si me parece bien o mal.
La última que nos queda, y que será ver cuáles son las consecuencias más o menos inmediatas del cambio climático que estamos padeciendo, y también, los pronosticadores más o menos bien documentados, empiezan a sugerir que independientemente de las catástrofes que se sugieren por las alteraciones del clima, se nos vienen encima guerras por el uso del agua, o la desaparición de estados insulares por las subidas previstas de los niveles marinos.
No lo sé, espero que la luz llegue a todos, de una forma u otra, que alguien ilumine de verdad el corazón de quienes pueden de alguna forma tomar decisiones de esas que alteran la vida de las gentes, y que descubran la importancia que tiene la felicidad del ser humano, no de unos pocos seres humanos, cada vez menos, por cierto.
Pero, bien es sabido que eso va directamente contra la naturaleza depredadora del ser humano, que, por mucho que diga, lo que de verdad le gusta es la supremacía de su idea, de su tribu, de su casta.
Con su pan se lo coman

La postverdad

Parece que tenemos un nuevo término acuñado por el Oxford dictionary, y que se refiere a esa moda de mentir para obtener el poder, mentir descaradamente, prometer lo imposible, y una vez conseguido el objetivo, reconocer que simplemente os he engañado, que sois unos pardillos (me gusta más pardalet), y además me largo de toda la mierda que os he dejado, que ya pillé lo mío.
Y lo hemos visto en Inglaterra, lo estamos viendo en los Estados Unidos, y lo seguiremos viendo aquí y allá sin duda. Una vez ganado el referéndum de abandonar la Unión Europea, los votantes se arrepienten, y los líderes admiten sin ningún pudor que lo que dijeron para inclinar el voto era simplemente mentira.
Vamos, como las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein, o lo que quieran ustedes buscar como ejemplo poco constructivo, que valió el hundimiento del Maine, y de otras que ni me acuerdo ni aportan ya nada para la tesis que mantienen los que hablan de este puñetero fenómeno.
Y al final es que siempre nos ha gustado, creo, que nos manipulen, en contraposición al ejercicio del análisis, del contraste de informaciones, o simplemente el hecho de pensar. Que nos lo creemos todo, que es la alabanza al pícaro con amplificador, el sueño de aquellos timadores de la estampita, pero a lo bestia. Y lo más divertido, es que el ejercicio de la postverdad, simplemente no está legalmente castigada, aunque sea una estafa con todas las de la ley, con perjudicados y con beneficiados, como tiene que ser.
Vamos, que nos va la marcha, que somos imbéciles, o simplemente nos han ganado la partida por abandono, al vivir únicamente, como fuentes de información, de las piojosas redes sociales, de medios de comunicación dependientes del dinero que les ofrecen los grandes grupos interesados en publicar esto o aquello, o en la publicidad condicionada. Todo menos hacer con nuestro dinero, pagando el servicio en el quiosco, lo posible para que no nos cuelen mantra tras mantra que digerimos sin el más mínimo filtro.
Vivimos el sueño de Goebbels.
Tenemos lo que queremos, no nos debemos quejar, que estamos ya viendo los altos precios que se pagan por el “todo gratis”, que al final a quien compran y venden es a nosotros los pardalets, que si se caen del árbol porque hace demasiado frío, a quien alegran la mañana es al desayuno del gato callejero.
Yo, desde que me planteé en serio eso de conocerme, empecé a darme cuenta de que no había forma de saber qué es lo que pasaba a mi alrededor, que nada es sólido, y que cualquier decisión que tomas en la vida, está sujeta a variables de tu entorno que simplemente desconoces, aunque tienen un importante impacto en las consecuencias.
Es por eso que el alumbramiento tardío del palabro, “postverdad”, no va a llegar a quien debe, que somos todos y cada uno de nosotros, y seguirán aquellos que lo deseen seguir utilizando la tal técnica en su beneficio y en nuestro detrimento.
Muchas veces me pongo a meditar sobre cómo reaccionaría la Humanidad si de pronto saliese de la caverna esa que nos utilizó Platón para ilustrarnos un poco acerca de nuestra situación cognitiva frente a la realidad con mayúsculas.
Y vayamos ejemplo tras ejemplo. Whatsapp, empezó a funcionar hace apenas diez años, y hoy es algo que está presente hasta en los sopicaldos, aunque si te pones a controlar cifras, solo aparecen los mil millones de usuarios que quería Zuckenberg cuando la compró por veinte mil millones de dólares, para llevar por todo el mundo 2000 millones de mensajes diarios, 1600 millones de fotos, 250 millones de vídeos….y gratis, sin publicidad.
Cierto que mantienen una plantilla muy reducida, cincuenta y cinco personas, en el momento de la compra por Zuckemberg, pero los ingresos, aparte de los 0.99 dólares que alguien pagó por el uso por vida del sistema no se le conocen, y claro, entre el desembolso astronómico, con el consiguiente gasto financiero que supone, y la ausencia de ingresos…no sé yo.
Claro que si el producto soy yo, mis conversaciones, mis familiares, mis amigos, mis opiniones, mis viajes, mis compras….entonces empiezan a salirme los números, ya que esos big data bien movidos, pueden preparar al mundo de las postverdades, prácticamente para cualquier cosa.
Y me temo que eso lo que estamos viviendo, esa guerra soterrada entre algoritmos matemáticos que esconden grandes bases de datos bien organizadas con todas nuestras conversaciones, nuestros escritos, nuestra voz, la gente con la que nos relacionamos, donde estamos… y que cuando es necesario lanzan el mensaje adecuado para que demos la respuesta adecuada o tomemos la decisión que creemos más favorable a nuestros intereses y anhelos.
Así que cuando alguien tiene que sacar un negocio adelante, o unas elecciones, con preguntar las tendencias semanales de los sentimientos de millones de personas, todo lo que te queda es poner delante de sus narices, el producto soñado…y lo compran.
Luego viene el llanto y el crujir de dientes, que cuando los dioses quieren castigar a los humanos, no tienen más que concederles sus deseos.
Así que al día siguiente de la toma de posesión de Mr. Trump, una patética demostración de indignación femenina cubre las calles de las principales ciudades de los Estados Unidos, cuando lo que deberían hecho, simplemente es no votarle, pero los datos dicen que entre los votantes femeninos blancos en las elecciones, estos se decantaron por él, quince puntos por encima de los que votaron a Clinton…y ahora a llorar.
Como lloraron los ingleses cuando se les echó encima la posverdad del paraíso que les esperaba con la salida de Europa, paraíso que al día siguiente, cuando el pescado estaba ya vendido, ya no les pareció tan maravilloso, y muchos de quienes salían a la calle a protestar, no habían hecho el trabajo adecuado de poner en la urna la papeleta adecuada, cuando se les pidió.
Y encima, sale el político sinvergüenza, diciendo que el mensaje trasmitido por su equipo, favorable a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, era falso….pero no está penado.
Y lo dicho, tan listos, tan universitarios, tanto coeficiente intelectual por encima de 160, y a la hora de la verdad, ignoramos si son galgos o podencos, no entendemos la información, nos lo tragamos todo, no somos capaces de contrastar casi nada, y si quien habla es de nuestro equipo de “jumbor”, pues nos lo tragamos, lo expandimos por los interneses, y luego, eso sí, llenamos el Mall de Whasington, las calles de Chicago, Trafalgar square, o la Meridiana, cuando toque, llorando porque en el paquete que se suponía lleno de billetazos de quinientos euros, había solo papeles de periódico.
Disfrutad de la jornada

Los trabajos comienzan a mediodia

Ayer, justo al mediodía, hora local, empezaron los trabajos en ese templo que es Washington, y el oficiante, Mr. Donald Trump, comenzó su liturgia.
Le había prometido a mi amiga y fisioterapeuta de cabecera Hiurma, que en su momento le comentaría mis impresiones sobre el personaje, y hoy, tengo ya el material suficiente para una primera impresión.
Y esa primera impresión, no es buena, no lo es, qué diablos, porque ayer y delante de medio Mall, lleno o vacío, como se quiera mirar, según las imágenes recibidas, ví a un Caudillo.
Y de Caudillos salva patrias, la humanidad, puede, con todos los argumentos que se nos ocurran echarse a temblar, especialmente si esos caudillos están soportados por estructuras Imperiales o por grupos estadísticamente numerosos.
Y yo como parte de la humanidad, estoy temblando, ya que este nuevo Caudillo, quiere unos Estados Unidos “grandes, libres”, que me recuerdan lemas que esperaba no volver a escuchar en mi vida. “Una” (que si hubiera otra ya nos habíamos ido allí los españoles) “Grande”(cabemos nosotros, y los turistas) “Libre”, (podemos comprar en el quiosco el Arriba o el Alcázar), como decía el chascarrillo que circulaba entre el rojerío acojonado de aquella España cutre y miserable de boina y señorito. (No es que ahora sea muy diferente, que lo único que nos distingue es que el uso de la boina se ha reducido).
Pero también me recuerda aquel ¡¡Deutschland, Deutschland Über Alles”!!, aquella canción del Emperador, que fue cambiada de sentido por el Tercer Reich, para glorificar sus ambiciones expansionistas.
Y nuestro Mr. Donald Trump, se nos descuelga con “hagamos grande de nuevo a América. Y es que las grandezas de los Imperios que agonizan, siempre me han apechuscado.
Y Mr. Trump, con los brazos abiertos en actitud de abrazar a las masas, sean ingentes o depauperadas, me recuerdan también a los brazos abiertos de “Il Dottore Mussolini, en su balcón frente a la tarta di panna, o a Herr Adolf frente a sus perfectamente formadas falanges en la explanada de los museos que es hoy ese trozo de Berlín cerca del Spree, y de la Alexander, allá donde Unter den linden se rinde a la ópera y a la Humboldt.
No voy a ponerme pesado y buscar paralelismos entre los emperadores romanos después de Trajano, que estoy muy mayor para esas cosas, pero lo que ayer vi al levantar Mr. Trump sus brazos, fue a un Imperio en declive.
Que estas cosas no pasan ni por casualidad, ni en dos días, por supuesto, pero me temo que cuando un Imperio cierra sus puertas, busca levantar muros a su alrededor, es que teme a los bárbaros del norte, o del sur, que me da lo mismo.
Y uno de mis temores es que mientras se levantan esos muros físicos como lo pretenden hacer con México, comerciales, como pretenden hacerlo con todo el mundo, y militares, como pueden hacer con China, o con quién vaya usted a saber, la realidad es que se esté empezando una de esas huidas hacia adelante que la historia nos ha demostrado que nunca han conducido a nada bueno.
Ciertamente, hasta ayer al mediodía, cuando comenzaron sus trabajos, aún no había roto nada el muchacho, que lo único que ha hecho hasta ahora, ha sido eso de hablar, mucho, cierto, mal, desde luego, y a destiempo.
Como el pobre ignorante que soy, si además entrase al trapo de los análisis de las historias que desconozco, me metería en avisperos de los de mala salida, y como al parecer al “establishment”, el muchacho les ha caído como un jarro de agua fría, los mensajes que me llegan son todos entre negativos, y catastrofistas, lo que acaba por invalidarlos, ya que no hay ying sin yang, no lo hay, y toda acción tiene su reacción que nada es bueno ni malo…en fin todas esas cosas que se dicen.
Y por eso pienso que a lo mejor tengo que cambiar de suministrador de mantras, que los que actualmente alimentan mi espíritu, están de forma demasiado unánime en contra de este nuevo pollo que se alojará, Dios sabe por cuánto tiempo en la Penn Avenue.
Ya veremos, pero no lo he podido evitar, sus primeros gestos me han llevado a los caudillos esos que han reído necesitar las masas oprimidas, y que luego, una vez alcanzado el poder, cogen al súbdito por las pelotas con tal fuerza, que solo se atreven a cubrir de alabanzas a quien se las aprieta.
Ojalá me equivoque, y este Donald, se dedique a jugar a sus sueños de caudillo de forma atemperada, con la inestimable ayuda de gente mucho más sesuda de esa que se sienta en los bancos del congreso y del senado de los Estados Unidos de América.
Pasarán unos días en los que le sacaremos punta a todo lo que diga, a todo lo que proponga, pero siendo honestos con nosotros mismos, deberá pasar mucho tiempo hasta que los hechos nos demuestren la calidad de sus actos, y mientras no nos meta en una guerra nuclear con China, todo tiene arreglo.
E incluso si lo hace, porque tampoco pasa nada en este planeta antropocentrista, si desaparecemos los seres humanos. A lo mejor hasta el Planeta se alegraba.
Lo dicho, sus brazos abiertos hacia la multitud que esperaba un nuevo caudillo por la gracia de Dios… o de Putin, no me ha gustado nada, pero nada, aunque no soy quien para juzgar nada ni a nadie.
Por mi parte, ahora esperaré a ver hacia donde se dirigen las legiones del Imperio, y seguramente no seré el único en hacerlo. Confiaré en el buen sentido que posiblemente quede en el alma de tantos y tantos ciudadanos que pueden suponer un contrapeso hacia algunas de las propuestas que se están oyendo desde el Imperio, y esperaré a que la caída de éste sea el toque de rebato que despierte a esta humanidad que de forma cada vez más miserable dedica sus esfuerzos a perseguir muñequitos virtuales por las calles, o a aislarse del mundo real entregando su alma a una pantalla de cinco pulgadas.
Claro, que a los confiados nos acaban casi siempre dando por donde amargan los pepinos, pero por el momento como no soy mexicano me importa menos aunque me pongo en cola, que cuando toca reparto, tarde o temprano, cobramos todos.
Con su pan se lo coman.

¿Compran los robots teléfonos inteligentes?

El otro día preguntaba medio en broma, no sé a quién, no sé dónde, que si los robots serían capaces de comprar teléfonos inteligentes….o coches, o si necesitarían casas para vivir.
Parece que no, que para dormir no necesitan nada, que no descansan, que funcionan las veinticuatro horas de día, hasta que revientan por eso de la obsolescencia programada, y el mantenimiento se lo hacen ellos mismos, o un robot que fue producido por otro robot.
Repaso esta historieta a raíz de un artículo sobre la banca que abre hoy las páginas del Confidencial, donde nos recuerda que los empleados de ese sector, que no hacen más que reducir su número, están muy estresados, mucho.
Parece que ya no vamos a la sucursal para hacer una transferencia, ni para pagar una multa, que ese robot enano que vive en nuestro teléfono, ya sabe hacerlo, y lo hace muy bien.
Además los grandes ejecutivos de estas entidades, han diseñado productos estafa, que al final les resolvieron un trimestre, pero casi hunden las entidades. Claro, quien da la cara es el empleado de ventanilla, y ya se la han roto un par de veces.
No voy a meterme ahora con estas cosas, solamente quiero puntualizar que hay un número enorme de gente (90.000) en diez años que trabajaban en ese sector, solamente en España, y ahora ya no lo hacen.
Y eso son muchos Iphones que no se comprarán, por falta de machacantes en el bolsillo. Supongo que la cosa se compensará por otro lado, pero no lo tengo nada claro.
A lo mejor en Davos, estos días, donde tantas cosas deben estar discutiéndose, alguien sabe cómo cuadrar el círculo de no destruir la sociedad de consumo, que necesita crecer continuamente, con el hecho de que cada día los clientes potenciales son menos y tienen menos dinero.
La impresión que tengo, es que en occidente alguien ha pensado que ya somos suficientemente ricos, y que ahora toca que otros lo sean, pero con el pequeño detalle de que es en detrimento de esas clases medias de las democracias occidentales, que creyeron estupideces como “vivimos en democracia”, o “el poder está en el Pueblo”.
Cuando paseas por esas tierras de Dios y ves un montón de turistas quitándote el sitio en la cola de la Capilla Sixtina, por ejemplo, notas algo que ya veías en el Paseo de Gracia, y es que hay mayoría de orientales, chinos, coreanos….y eso es nuevo.
No sé cuánto va a durar esto, no lo sé, ni tampoco sé si la reacción defensiva que está empezando a florecer en Occidente llegará a buen término, no lo sé, pero hay cosas que realmente empiezan a preocuparme.
Es obvia la reacción primaria que ha aparecido de forma generalizada, y que tan parecida es a la que en los años treinta del pasado siglo surgió en el mundo como consecuencia del cierre en falso de la Gran Depresión.
Hoy la llamamos, de forma despectiva, reacción populista, y se extiende como aceite en agua por toda la geografía que recoge los restos del Imperio Romano. En todas partes nosotros, el populacho, parece que tenemos el sentimiento de que alguien nos roba, y quizás llevemos razón, que en Catalunya es Madrit quien nos roba, en Gran Bretaña es Europa quien roba, en los Estados Unidos se sienten robados por los mexicanos y por los chinos, la Europa del Norte piensa que le robamos los del Sur, y los del sur creemos que es la Europa del Norte quien lo hace, y así no vamos a ninguna parte.
Y es que realmente, a lo mejor estamos siendo todos robados por el mismo grupo, ese que no quiere pagar impuestos, que deja de pagar salarios, y que acaba acumulando la riqueza de la tierra.
No lo sé, pero no me gusta escuchar las cosas que escucho cuando los poderosos, esos que tienen las llaves de los misiles empiezan a amenazarse, no me gusta, y en Davos, de lo poco que ha trascendido, los chinos y los americanos ya han dicho que no les habrá de temblar el pulso si hay que pulsar el botón maldito.
Si me pongo conspiranoico, y analizo un poco esos conceptos de aristocracia, democracia, populismo, parece que nuestra sociedad no es una democracia (gobierno de los más), sino que la cosa se parece más a una aristocracia, en la que el poder político lo ejercen bien clases privilegiadas, bien los mejores.
Lo que me da, es que si las aristocracias que desde luego nos gobiernan sienten amenazado su poder por las necesidades de “los que son más”, surge el intento de desprestigiar con los términos populismo, o con el nuevo mantra de “estos populistas ofrecen soluciones sencillas para problemas complejos”.
La mayoría de las cosas que nos dicen esos llamados populistas por las aristocracias, realmente, o me parecen utópicas, o simplemente declaraciones de intenciones que en la mayoría de los casos ni ellos mismos se creen, pero de alguna forma tienen la virtud de ser entendidas por los grupos de personas considerados “diana”.
Desgraciadamente, nuestras aristocracias gobernantes, nunca hablan del ciudadano de a pié, de los problemas que las decisiones que toman para que cuadre la macroeconomía han creado, y ahí están perdiendo una batalla, que puede transformarse en esa gran guerra no deseada.
Deberían quizás empezar a recordar que no todo es la acumulación de riqueza, como refleja el informe OXFAM de hace unos días, aunque podamos pensar que tiene ciertos tintes demagógicos. Hay más cosas, mis queridos aristócratas, hay más cosas, y el hecho de que lo olviden ustedes no quiere decir que hayan resuelto los problemas que afectan a las mayorías de las poblaciones occidentales. No olviden nunca, que el salario de una persona, debe permitirle vivir con dignidad, comida, cobijo, vestido, sanidad y educación adecuada deben constituir la compensación que a través del trabajo han de obtener. ¡Ah!, y si no lo tiene se le deben garantizar todos esos elementos necesarios para que su vida sea digna.
Y si además quedan remanentes, son los que deben alimentar la sociedad de consumo. Y eso se ha perdido en buena parte de la población.
No sé si la robotización, las inteligencias artificiales, los desarrollos tecnológicos, o la obtención de resultados financieros cada vez mayores por parte de las grandes compañías son los que han llevado a demasiados trabajadores occidentales a la pobreza, o lo que es peor, a la pobreza y al ostracismo, pero lo que si he constatado es que de la resolución de esos problemas, no se habla desde los poderes establecidos, y la sensación es de que además se sienten confortables. Lo del salario social finlandés, suena a experimento con gaseosa, ¿qué queréis que os diga?
Ya veremos en qué acaba todo esto, ya veremos, pero que no se olviden nuestros amos que resolver esto es la garantía de futuro para todos, incluidos ellos, por supuesto.
Con su pan se lo coman

El campo dei fiori

Hay veces que las cosas son inexplicablemente divertidas, y hace unos días comiendo unos huevos fritos cubiertos de tartufo bianco en La Carbonara, curioso restaurante romano, no me di cuenta del todo de la magia que tenía el asunto´
Y ciertamente no hablo del tartufo bianco, ni de las alcachofas a la romana, y no, tampoco hablo del Barolo de buen año que trasegué sin despeinarme, la cosa era mucho más divertida, y como todo lo romano nada simple, y llena de capas que para conocerlas se necesita tiempo paciencia, y una sabiduría de la que carezco, desgraciadamente.
Pero aquí se viene llorado, así que al grano, y por pasos.
El primero, que la tal Carbonara, está en una de las plazas romanas con más enjundia, El Campo dei Fiori, originariamente lugar donde se levantaba la mansión de los Orsini, y donde tenía su Taverna della Vaca la Signora Vannozza Cattanei, amante de Alejandro VI, nuestro papa valenciano, y generadores de la Casa Borgia a través de sus cuatro hijos.
Cierto que la Cattanei, andaba con vocación, que antes lo intentó con el Cardenal Della Rovere, el bueno de Julio II, pero la cosa no anduvo como ella esperaba, así que abrazó pija valenciana, que no debe ser mala cosa. No consta el lugar de la Taverna della Vaca, y sería casualidad que coincidiese con la ubicación de La Carbonara.¡ Porca Troya!.
Estás disfrutando tu Barolo, y oliendo el tartufo bianco de los huevos, mal fritos, por cierto, que como han de freírse ya solo se hace en las casas particulares de nuestra España, donde queda tiempo y ganas de evitar una chapuza, y te observa desde su pedestal una especie de monje encapuchado, que temes se baje y no te deje llegar a ese postre de prostíbulo veneciano que es el tiramisú (literalmente, échame arriba).
Pero por el momento lo ignoras, porque sabes que por esa zona se habla catalán, bueno el catalán que se hablaba en Barcelona hacia 1391, cuando el pogrom contra los judíos, y la posterior expulsión en 1492 por los Reyes Católicos y acaban recalando en Roma, en ese barrio delicioso entre el Campo dei Fiori y el Foro, que para mí ha sido siempre el barrio de los gatos.
Roma acogió a los judíos, como las pocas grandes ciudades del mundo han recogido a quienes desde la desesperación ha llamado a sus puertas, recibiendo beneficios insospechados en su momento, durante siglos. Y fue ese aragonés valenciano, cabrón, putero, y Papa, que todo se puede ser en esta vida, si uno se empeña, quien los acogió. Alejandro VI, una gran Papa, tal y como lo recuerda la historia, que lo demás, pelillos a la mar.
Y alguien te cuenta que en esa plaza, testigo de tu pitanza, hubo un mercado notable de caballos, y que las flores llegaron mucho más tarde, hacia 1869. Que hubo un Calixto III, que la pavimentó para hacerse grato a los ojos de los Orsini allá por los finales del siglo XV. Los Barberini tardaron casi dos siglos en ser alguien en Roma…y ya se sabe el dicho romano, “Lo que no destruyeron los Bárbaros, lo hicieron los Barberini”.
Ahora, tan felices con su estación de metro al pié de Vía Veneto, su fontana del Tritone, y el proyecto abandonado de la de Trevi, a la muerte del Papa Barberini.
Volviendo a mis corderos, que diría el gabacho, también me cuentan que Anna Magnani hizo una película sobre ese mercado, y lo que veo hoy es un mercado de baratijas, muy animado, eso sí.
Claro que la Inquisición romana, la utilizó para sus ejecuciones. Mala cosa, y ya veo desde la perspectiva de mi tiramisú la inscripción de la estatua que me mira…BRUNO-IL SECOLO DA LUI DIVINATO-QUI DOVE IL ROGO ARSE…recibiendo cagadas de palomas desde 1889. Para eso nacimos, no somos nada.
¡Acabáramos!, es la efigie del Dominico de Nola, del gran Giordano Bruno, aquel que pretendía que la única forma de llegar a Dios, a la Luz, es la sabiduría. ¡Madonna!.
¿ Y qué hacemos con la Fe? ¿Y qué hacemos con los dogmas que tanto tiempo nos ha costado construir, tras tantos y tantos compromisos eclesiásticos?
¿Perdón?, que dice usted que nuestro sistema planetario cercano es heliocéntrico, y que los planetas están en movimiento, y que el Universo es infinito, y que hay, seguro, más humanidades dando vueltas en constante vibración dentro del Universo en el que nos encontramos.
No puede ser así, desde luego que no. Por lo tanto, y ya que tenemos la plaza pavimentada, Don Giordano, vamos a quemarle, para que el pueblo de Roma vea lo malote que ha sido usted, y sobre todo que no le dé a nadie más marear con esos temas….¡por favor!. Que entre Copérnico, Kepler, y las trazas que se le ven a ese Galileo Galilei, nos están ustedes poniendo los dogmas patas arriba, y eso no se debe permitir, ¡que no!,¡he dicho!.
Y ahí estás en La Carbonara, sentado casi donde se sientan obispos y cardenales romanos para sus refrigerios, que debe tener una energía especial la tal plaza. Y me han dicho de buena tinta que estos pollos contubernian de lo lindo, que hasta hay periodistas españoles, de esos que se especializan en el Vaticano, que me los han pillado en los reservados. Creo que hasta Eric Fratini, lo comenta en esos libelos malévolos sobre la institución eclesiástica…
¿Quién le iba a decir a la mujer del carbonero, que allá por 1906, decide montar su casa de comidas enfrente de la carbonería de su marido, que en su casa, de comida honesta, de matrona romana, iban a conspirar cardenales?´
Tampoco creo que se asustara mucho, si lo hubiera sabido, que estas romanozzas han sido siempre de armas tomar, desde la Livia de Augusto, hasta mi Anna Magnani, pasando por todas las que no conozco, ya que creo llevan en su sangre lo necesario para ser el soporte de cualquier Imperio, y el aguante para sobrevivir a un romano, que creo tiene también lo suyo.
Me tomé una grappina barricatta antes de salir de La Carbonara, no creo que me hayan dado de la buena, que se ve de lejos que no soy eclesiástico, ni Colonna, ni Orsini, ni siquiera Barberini, y aunque la pedí en catalán del siglo XVI, la cosa no creo que haya colado. No pasaré por sefardí. Pero es lo mismo, cerraré los ojos y a otra cosa.
Pero recordar esa plaza, recordar ese barrio, cerca de la isla Tiberina, donde parece que empezó todo, siempre es una experiencia grata y escasa.
Con su pan (Grissini) se lo coman

Eppur si muove

La verdad es que este principio de año sigue pareciéndome soso. Si llevarán razón los astrólogos cuando te hablan de la influencia de los planetas de tránsito lento, en el devenir de los acontecimientos en la tierra.
Parece que hay que hacerlo todo a la fuerza, que hay una especie de inercia que retiene las acciones normales en nuestro puñetero mundo, y todo se torna aburrido.
Acabo de tener un sobrino no nato, que entre él, que no quería salir, y su madre que no sabía, lo han tenido que alumbrar a lo bestia, pero esa anécdota no deja de ser una más en lo que este mundo nos va enseñando.
Porque Obama no tiene ninguna gana de irse a ganar dinero con eso de las conferencias, ninguna. Incluso sus seguidores cuando intenta despedirse le gritan eso de ¡Four more years!, y menos mal que aunque haya mucho inmigrante del sur, los Estados Unidos no son todavía una República bananera, de esas de la United fruits, que si no, se nos enrocaba, y la cosa devenía en un nuevo Stroessner.
¿A quién le importa?. Porque al final, los salarios que se vinieron abajo hace unos años, ahí se quedaron, quietecitos, como se quedaron quietecitos los precios de las cosas, la tendencia al calentamiento, aunque hoy haga frío, y los cabestros que van apareciendo en el panorama político mundial. Son lo mismo, los mismos, buscan lo mismo, y como nos ha dicho Bauman, lo están licuando todo.
Y aunque se muera Castro, o se vaya Obama, las cosas siguen igual para los cubanos, es decir, un poquito peor cada día, y para los americanos, o los mejicanos, que no hay distingos.
Si no habéis tenido ocasión de escuchar la conferencia de prensa del bueno de Don Donald Trump, por favor, intentad hacerlo, y si vuestro nivel de la lengua del Imperio os lo permite, intentad escucharlo en versión original. No tiene desperdicio. Nunca, a ese supuesto nivel, había escuchado juntas tantas zafiedades, tantos insultos, tanta porquería
Yo de estas cosas de la macroeconomía, no entiendo nada de nada, pero seguramente alguno de mis amigos que son verdaderos eruditos en el tema, estarán aún rasgándose las vestiduras tras los ejemplos de inmovilismo autárquico que este señor está dando. Huele a aquello de yo me lo guiso, yo me lo como, y espero que no sobre nada. ¡Ah!, y lo de los demás no me interesa, que prefiero no tener excedentes que vender, y así no tendré tentaciones de comprar nada a nadie.
Es como si al cambiar el ecosistema de un microorganismo, este tuviese la posibilidad de enquistarse a esperar tiempos mejores, porque si la alternativa es la Cúpula de Stephen King, y el pueblo es América, estamos jodidos.
Lo que me apechusca de todo esto, es que los sistemas cerrados, que cortan sus niveles de intercambio con los entornos vecinos, bien sabido es que se deterioran por uno de esos tabúes que tanto le gustaban a Freud, el incesto.
Porque para mí, y que Freud me perdone, el incesto o para suavizarlo más, la endogamia, es el mayor riesgo de deterioro de un ecosistema, y las pretensiones de Mr. Trump, parece que van en esa línea. Que los que no son blanquitos, no nos gustan demasiado, que con un tostao en la presidencia ya hemos tenido bastante.
Y si no piensas como yo, y he dicho exactamente como yo, no me gustas, y te llamo montón de mierda delante de las cámaras de todo el mundo, y te niego el derecho a preguntar, y el derecho a saber.
Porque detrás de todo este miedo a que el mundo sea uno, está la incapacidad de gestionarlo por una élite que es temerosa de perder sus pequeñas parcelas de poder miserable.
Pero todo es cuestión de tiempo, porque con sus retrocesos y sus avances, la Tierra se ha de convertir en un sistema cerrado para los humanos una vez se estandaricen culturas, riqueza, razas, religiones….y ahí estará nuestro fin, o nuestro irreparable deterioro.
Pero para eso queda mucho camino por andar, que hasta que no sea nuestro Universo el ecosistema cercano en el que se desenvuelve nuestra existencia, no hay mucho de lo que preocuparse, ya que si lo que se pierde es la transmisión generacional del ADN humano, y con el la especie, tampoco pasa nada, y a nadie debe importarle.
Claro, que si miramos todo esto a través de las enseñanzas herméticas, resulta que hay un TODO inmutable, y dentro de ese TODO, la vibración es la que rige de forma implacable las acciones que en nuestro Universo ocurren.
Así que no nos extrañemos, nada se mueve, pero todo está en vibración, y así nos encontramos que el movimiento se individualiza, pero parece que se neutraliza con el de al lado.
No lo sé, y la verdad no me preocupa, que lo que debería ponerme nervioso es que no soy capaz de bajar mi hándicap de golf, pero ni siquiera me estresa. Será que estoy muy mayor.
Al final es lo de Heráclito y Parménides, que aunque el río se llame Ebro, nunca es el mismo río, y nunca pasa por el mismo sitio.
Ya veremos pues en qué acaba todo esto, que dentro de poco se me reúnen en Davos, y como siempre me gustaría ser la mosca de la pared para ver cómo se enfrentan los anglosajones del ¡Viva mi pueblo!, y “Tormenta en el Canal, Europa aislada”, con los que están intentando comprar el mundo desde China y aledaños, y les viene de maravilla que desaparezca cualquier indicio de levantar barreras al comercio.
A lo mejor es el punto de partida del conflicto que se nos viene encima, sí o sí, y que por una vez, ahora que podemos destruirnos todos varios millones de veces, decidamos que la resolución sea incruenta, y que el vencedor, lleve la razón, que no es otra que la consecución de la expansión de la sabiduría por el mundo de la forma más eficaz posible, que es una de las vías de la felicidad.
La guerra simbolizada en el enfrentamiento de los dos campeones, Aquiles contra Héctor, una cultura contra otra, es lo que debería ocurrir, y si hay que abrir las puertas de Troya, se abren, y si hay que marcharse de la playa y embarcar de regreso a Itaca, se embarca.
Por lo demás espero que la ambición del anglosajón, el miedo conservador del gabacho, la paciencia e insistencia del chino, el pasotismo de este lado del Mediterráneo, y las masas de pobres y hambrientos que cubren la tierra, se vean beneficiados por la conjunción y la guerra de estos gigantes, que no debería usar la sangre de los humanos para colmar sus ambiciones.
Ahí queda eso