Los camareros de Europa

Ya lo estamos consiguiendo, y llevábamos mucho tiempo buscándolo, creo desde que empezaron a venir las primeras suecas por aquí, esas que se iban a Lloret de Mar, o incluso a Palamós, desde luego a Torremolinos, y ya luego a Illetas.
Parece que lo hacían a propósito, para escandalizar a López Rodó, aquel ministro que me hizo entender el concepto de meapilas, o para aumentar el azoguillo que Fraga llevaba encima, a base de biquinis más pequeños, incluso, que el que nos enseñó Ursula Andrews saliendo del mar, bien mojadita para el 007 escocés, que cada vez que hablaba de Su Graciosa Majestad, parecía referirse a María Estuardo.
Era el despertar del Juanillo, del camarerete que organizaba supuestamente carreras sexuales detrás de su chiringo de frituras de pescado, bien hechas con aceite barato, o del otro Juanillo, de los de lunes a sábado al mediodía en la fábrica del Poble Nou, y discoteca barata en Calella, a ver si pillaba una rubia borracha.
Colonia barata, algún condón usado en la playa, cuando bajaban los vecinos de críos, sombrilla, toalla, tortilla de patatas y abuela. El Juanillo dormía en un rincón de la playa, con su aventura en digestión, que ya se sabe cómo son estas suecas, cómo son estas inglesas, y a seguir su vida en la fábrica, y el invierno, los sábados a Robadors.
Y hoy, medio siglo después, se despierta uno, tan tranquilo, mirando la hora en el techo, y alguien, eufórico, nos dice aquello de “España va bien”, que han venido un diez por ciento más de turistas este mes que en el mismo período del mes pasado, que en esto los de Capital radio son muy mirados y cuando te dan un dato, lo comparan con el mismo período del año anterior.
Y uno se acuerda de aquella miserable cancioncilla del turista un millóoooon novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve, que cantaba, no me acuerdo, Gelu, Carina, o la misma Bautista, y hoy ya hemos multiplicado por treinta o por cuarenta, consiguiendo definitivamente convertirnos en lo que nos temíamos: Ya somos los camareros de Europa.
Y que nadie se me enfade, pero aún me acuerdo de aquellos gobiernos franquistas que hinchaban el pecho, como los de hoy, cuando veían que destrozando las playas del Levante, de la Costa Brava, de Andalucía, se podía pagar la factura del petróleo.
Como los de hoy, que han conseguido, a base de no educar a los ciudadanos, a base de no crear formas que permitan a los españoles progresar realmente, tener la masa de trabajadores que menos dinero es capaz de ganar de la Europa en la que nos queremos mirar.
Así que nuestros diecisiete millones de trabajadores, deben servir las copas a los setenta y cinco millones de turistas que dicen que pasan por aquí, a razón de cuatro perras diarias, y un par de denuncias falsas en los tribunales británicos.
Así como aquel ministrín del segundo plan de desarrollo nos salía a decir que gracias a nuestro glorioso Caudillo, España iba bien que ya venían dos millones de turistas, sale hoy la ministra malajosa, y nos dice con ese acento onubense que deberían prohibirle usar, (los de Huelva no se merecen que les identifiquen con esa señora) que hay cada vez más españoles trabajando….de camareros.
Así que limpiamos las sábanas de los polvos mal o bien echados en los cutre hoteles de esas costas de borrachera barata, limpiamos sus vómitos de cubata de garrafón, e incluso las vísceras que a más de uno se le salen de sitio cuando fallan al tirarse desde su habitación del cuarto piso a la minipiscina clorada del hotel de Magalluf o de Salou.
Sí, les servimos los cubatas, el arroz del paellador, y el café barato del peor de los suministradores, que nuestro modelo es el del bajo coste, que hay que ser muy hombre para plantar sombrilla en Benidorm a mitad de agosto.
Y el españolito, aquel Juanillo de los sesenta del siglo pasado que se masturbaba a costa de las aventuras inventadas o no que le contaba el otro Juanillo con más labia de como le tocaba la teta a una inglesa borracha, es hoy quien está quitando la basura que la dueña de aquella teta deja en la puerta de su casita de Jávea, que aquí la sanidad es mejor, y además hace sol, y la jubilación en España es muy agradable.
Disfrutemos pues de esta increíble bonanza, de estos períodos de vacas gordas que nos regalan los dioses, limpiemos habitaciones, cedamos nuestras casas en esa versión cutre del bed and breakfast, que son aquí los apartamentos turísticos, disfrutemos sirviendo paelladores a las diez de la noche a cuatro borrachos que quieren conocer nuestra cultura, yes sir, por salarios de seiscientos o setecientos cacharrines, que ni euros puedo llamar a ciertas miserias, y permitamos que esa Fátima mal encarada, salga y nos diga que aquí trabaja todo el mundo quitando la mierda que nos traen los turistas del todo incluído.
No sé si ducharme o escuchar ese aria del Pescador de perlas que me canta Plácido o Juan Diego, que me es lo mismo, y es que hoy no estoy para Carmen, que parece que se me va a venir el paquete de Torremolinos con todo encima, incluída entrada a los toros.
Así, que todos encantados, lo que nos temíamos en los sesenta se nos ha hecho realidad, aquel Poble Nou que enviaba Juanillos a Calella de la Costa, y que algún preclaro sinvergüenza de Pedralbes pensó que a base de tres por cientos, transformaría en el Silicon Valley barceloní, hoy sigue siendo lo mismo, genera camareros, un bar, un restaurante barato, un baile de barrio (disco pub creo que le llaman ahora), y nada más, nada más….bueno sí, cambio de casa para el preclaro de Pedralbes, que con eso del divorcio algo de pasta extra necesitaba, que la pubilla de los Fabra, tenía buenos abogados. Pero de nuevo mundo tecnológico nada de nada.
A quoi faire?, que diría el gabacho de caravana y camping que engrosa nuestras cifras, a seguir limpiando mierda que es lo que este sistema hizo por nosotros, consiguiendo que la Institución Libre de enseñanza no pasara de un experimento para niños elitistas, de esos que tenían padres notarios, no sea que se nos culturice el pueblo, y nos desmonte el tinglado. Que estos españoles, a la que aprenden a pensar, no sabe usted las que lían.
Y que nadie lo olvide, nadie, que cuando salen los políticos nefastos a asustar a la peña con que cuando sean viejos no podrán disfrutar de sus pensiones, lo que te están diciendo es que hemos creado un país de camareros de los de a seiscientos euros al mes, que no hemos sabido crear un país en el que la gente pueda producir, y consecuentemente recibir la remuneración adecuada en entornos salariales seis o siete veces los actuales.
Que la fórmula es que la gente produzca más, gane más, y pague impuestos y pensiones sobre bases mayores. Pero estos inútiles, creadores de Juanillos pajilleros, no saben hacerlo, que con robarnos ya tienen bastante.
Con su pan se lo coman

La démocratie meurt à huit clos

Un artículo de María Ramírez que me ha mandado mi hija, ha hecho que me ponga a pensar sobre el nuevo, o quizás no tan nuevo lema del Washington Post….”Las democracias mueren en la oscuridad”.
La frase, el lema viene, según indica María, del juez Damos Keith, que en su momento, y dando la razón al Detroit Free Press, intentó evitar acciones gubernamentales que limitaban las libertades en nombre de la seguridad.
Su frase fue “Las democracias mueren a puerta cerrada”. Vale pues la idea.
Y sobre ello empiezo a pensar en que día tras día las cosas que al final afectan a los ciudadanos se guisan tras puertas cerradas, bien cerradas, y una vez aderezado el plato en el que una parcela de libertad se nos arrebatará, nos ofrecerá el portavoz de turno unas frases acuñadas en la reunión en las que más que la verdad se nos presentará una sura, un mantra, un lema, que a fuerza de ser repetido, como Goebbels les enseñó, pasará a ser la interpretación del ciudadano de lo que haya acontecido en contra suya, claro.
Copiando lo que el juez Keith dice “La Primera enmienda, a través de una prensa libre, protege el derecho de los ciudadanos a saber que el gobierno actúa de forma justa, legal y cuidadosa en los procedimientos de deportación. Cuando el gobierno empieza a cerrar puertas, controla selectivamente la información que por derecho pertenece a los ciudadanos. Información selectiva, es desinformación. Los autores de la Primera Enmienda no confiaban en ningún gobierno para separar lo verdadero de lo falso por nosotros”.
Total nada, y no voy a entrar en las historias de otros países, que la verdad es que teniendo lo que aquí tenemos por el momento no voy a ocuparme de ello, pero si del mundo de las medias informaciones, de las posverdades, de las maniobras que a cada momento se gestan para la manipulación del ciudadano, y así conseguir que, desde una posición aparentemente limpia, acabemos apoyando incluso nuestra propia sentencia de muerte.
Nos hemos perdido en España el por qué de tantas decisiones que por nosotros se han tomado desde los gobiernos de toda calaña, que pienso que en esta tierra la democracia se fue por el sumidero, casi en el momento de su nacimiento.
Nunca supimos las razones verdaderas de aquella intentona golpista del 23 de febrero infausto, en el que las fuerzas del orden que tenían que defender a los ciudadanos, secuestraron a nuestros representantes. Nunca sabremos qué se coció, quien de veras intentó el golpe, quién lo apoyó, y sobre todo donde estaban los filtros que afectaron a la información que el ciudadano recibió.
Yo, por mi edad, viví los tiempos de Franco, veinticinco añitos, más la secuela, que no es poco, y durante esa sangrienta y miserable dictadura, los súbditos del dictador, al menos, sabíamos que se nos había negado el derecho a la información por el triunfo de las armas. Nada que decir, simplemente esperar a que se muriese la fiera, como le denominaba el locutor de Radio Pirenaica.
Pero hoy cuando me asomo a buscar información, directamente no la encuentro. Encuentro los mantras de los políticos salpicándome por todas partes, encuentro las mismas imágenes en todos los telediarios, aquellas que ofrecen las agencias, bien controladas y filtradas por los poderes bien locales, bien globales, que me da lo mismo. La prensa, esa que llamamos de tirada nacional, hace lo mismo, sus fuentes son iguales para todos, todos dan las mismas noticias, todos nos dan el trozo de información que piensan como más conveniente para los intereses de no sé quién, pero no en los míos, en los nuestros de ciudadanos soberanos.
Como decía el otro día en no sé dónde Javier Sierra, “prefiero leer la prensa local”, es más cercana, y si se ha cagado un perro en la puerta del mercado, van y lo dicen, que el ámbito local no le duele a los poderosos, y si el concejal de turno ha hecho una trastada, se le sacude y parece que la libertad nos alcanza a todos.
Desgraciadamente, he llegado a pensar que al final la verdad jesuítica, esa que se dice a medias, esa que no describe todos los hechos, esa que no es toda la verdad, al final es la que conviene, y nos conviene a todos, que lo que más nos gusta es decir que no mentimos, pero debemos ser honestos y decir también que solamente ofrecemos parte de la verdad, que de toda no podemos defendernos
Me vengo quejando de estas prácticas desde que me conozco, en todos los ámbitos, en el personal, donde nadie te dice toda la verdad, en el profesional, donde solo una parte del contrato de la hipoteca se pone delante de tus narices, y luego acabas en el “yo creía”, y por supuesto en la esfera del poder, de ese poder que los que nos creemos ciudadanos, pensamos que ostentamos.
Y no, que se nos oculta información por nuestro bien, por nuestra seguridad, por nuestra tranquilidad…por nosotros, pobres humanitos que necesitamos a los poderosos, a los sabios maduros para que nos lleven de la mano, hasta nuestros Nirvanas artificiales, hasta nuestras máquinas diseñadas de forma individual para que nuestros cerebros pierdan la capacidad crítica, la capacidad de preguntar, la capacidad de tomar las riendas de nuestras vidas.
Las cosas han devenido en esto, y en el despacho del señor ministro, se deciden las sentencias de este o de aquel, en la sala del consejo se decide donde se gasta nuestro dinero, a quien se le dan prebendas a nuestra costa, o cualquier otra barbaridad relacionada con el manejo de nuestra libertad, de nuestra necesidad de poseer la mejor información, que solo es una la que nos presenta la verdad completa.
Y si, volviendo al panorama internacional, habrá que deplorar que el presidente del Imperio, diga en voz alta, clara y maleducada, que está en guerra contra la prensa, o contra lo que queda de la prensa libre americana, que el último sinvergüenza británico, salga gritando que no eran ciertos los argumentos que presentó para que en el referéndum de salida de Europa, las cosas saliesen como él quería, que ni siquiera creo que fuera como a él le interesará en el futuro, aunque seguro ya está pergeñando otra barbaridad.
Y la facilidad cada vez mayor con que estas tropelías de las decisiones a puerta cerrada se lleva a cabo, solo se explica por la aplicación de la cultura de la letanía con mensaje falso repetida hasta la saciedad, haciendo súbditos a ciudadanos que no han sabido o querido zafarse de esas prácticas ejerciendo como mínimo el deber del análisis.
Así que a lo mejor los dioses nos concedieron el deseo de vivir con poca o ninguna preocupación, eso sí, vendiendo nuestra alma al diablo, o al mejor postor.
Con su pan se lo coman

La materia remota de la Sagrada Eucaristía

Hace muchos años, muchos, muchos, yo estaba en pleno proceso, no concluido para mi desgracia, de desasnamiento, y en aquel curso de segundo de bachillerato, en la antología del libro de gramática, Español, se llamaba, tuve que leer un texto, creo que del Padre Coloma, que me viene hoy al coleto, con estas cosas de la justicia que nos escandalizan.
Pues sí, que al parecer la justicia evita molestar demasiado al poderoso, y desde luego, sin entrar en los recovecos legales de todas estas historias que nos sacuden estos días, tiene uno la impresión de que las cosas son como las del cuento del Padre Coloma que tuve que analizar con diez u once años, y que por una de esas cosas de la vida no he podido olvidar.
Y muy posiblemente no lo he hecho por la sencilla razón de que los ejemplos que he ido escuchando, e incluso viviendo tras los años que llevo paseando por esta tierra me han dejado muy claro que la visión del educador Coloma, era preclara.
Quizás con aquella canción que Joan Baez, unos años más tarde nos regaló haciendo memoria del crimen legal a que fueron sometidos Sacco y Vanzetti, se me vino encima el cuento del Padre Coloma.
E intentaré resumirlo, que no he sido capaz de encontrarlo en ninguna recopilación de su obra, ni en ninguna antología, por lo que de forma adelantada pediré disculpas, por si alguno de vosotros lo conoce. En cualquier caso, y dado que no soy Coloma garantizo que la esencia se mantendrá.
“En el reino de los animales, las cosas no iban bien, demasiado tiempo sin llover, faltaba el agua, la comida escaseaba, y el rey, el fiero león de la selva, llamó a consejo a sus ministros para intentar dilucidar lo que ocurría.
Allí que fueron y en la sala, el poderoso elefante, el terrible tigre, la venenosa cobra, el gran oso…y el zorro, se pusieron a discutir acerca de las causas que habían producido tal deterioro del bosque en el que vivían.
Así, que entre unos y otros, empezaron con el análisis de lo que pasaba, y el zorro dio con la solución.
-Esto no puede ser más que un castigo divino, y lo que debemos hacer es encontrar al culpable, eliminarlo inmediatamente, con lo que las cosas volverán a los momentos felices que teníamos antes de esta hambruna.
La propuesta del zorro, fue confesar a todos los animales, y en el momento que descubriera los horrendos pecados de alguien, simplemente se lo diría a la asamblea de los notables, y con la muerte del pecador, estaría todo arreglado.
Dicho y hecho, el zorro se adjudicó la posición de confesor, y fueron pasando todos los animales, que tras narrarle crimen tras crimen al zorro, le enseñaban ora el colmillo amenazador, ora la fuerza de sus patas, ora el saco donde guardaban el veneno mortal.
Evidentemente, el zorro sabía entender los mensajes de muerte que le lanzaban unos y otros, y también sabía que sería imposible condenar a cualquiera de los asesinos que tenía delante, por lo que zanjaba la cuestión con un “peccata minuta”.
Y llegó el turno al pobre asno, que cuando el zorro le preguntó por su vida, todo lo que dijo fue que se pasaba la vida trabajando de sol a sol, con un amo muy duro que apenas le daba de comer o de beber….
-¿Nada más?, le preguntó el zorro,
-Bueno, un día, después de haber trabajado duro, sin comer, volviendo a mi cuadra, encontré una gavilla de trigo abandonada, que nadie quería.
Acuciado por el hambre, no pude evitar darle una buena dentellada…..
El grito del zorro se oyó en todo el palacio, en toda la selva
-¡¡Maldito pecador!!¡¡Te has comido la materia remota de la Sagrada Eucaristía!!
Así que ajusticiaron al burro, y a otra cosa, que ese problema estaba ya resuelto.”
El Padre Coloma sigue vigente, ya que en la crisis que aún sufren demasiadas personas en nuestro país, existen unos culpables, que cuando son escrutados por el zorro (las estructuras de estado, la justicia, los parlamentarios), le enseñan al escrutador sus dientes, sus poderosos músculos, su veneno, sus garras con lo que la sentencia del zorro queda en el “peccata minuta”.
Y decidimos que quien se comió la materia remota de la Sagrada Eucaristía, fueron los pensionistas, los obreros de baja cualificación, los mayores de cincuenta años, los inmigrantes…..al final, los burros de nuestra sociedad.
Y a esos se les sacrifica en la plaza pública, que no se puede convivir con semejante gentuza, que se llevan los recursos que tan necesarios son para llenar el tanque de mi barco, sí, ese que está amarrado en Puerto Banús, para pagar a los pilotos de mi avión, para…para….para.
El espectáculo que esta semana nos ha deparado la justicia, y que lleva demasiado tiempo ofreciéndonos, no hace más que darle la razón al Padre Coloma, y cierto, no conozco los detalles de los casos que estos días se han sentenciado, pero sí que sé que el bosque se empobrece cuando el Ex – Honorable don Jordi, mete presuntamente la mano en la caja, cuando el Presidente de Murcia, parece que presuntamente hace lo mismo, cuando los ex miembros de la familia real, aparecen presuntamente colgados de las tetas del presupuesto de este o aquel ayuntamiento, o de esta o aquella Comunidad Autónoma.
Porque se empobrece el país cuando alguien ha vaciado una Caja de ahorros en beneficio propio, y se empobrece según el tribunal de cuentas en su informe de hace unos días en 122000 millones de euros para rescatar la banca…..y eso son diez años del déficit del fondo de pensiones.
Y se empobrece esta selva cuando meten mano en la caja de las compras de estado o de ayuntamientos, que parece que esa práctica nos cuesta entre treinta y cuarenta mil euros al año, que luego pagamos en nuestros impuestos los españoles.
Y se empobrece el país cuando se bajan los salarios, cuando te roban legalmente en el recibo de la luz, del teléfono, del agua…
Pero es peccata minuta, ya está dicho, que la cárcel se guarda para el burro que tiró una dentellada a la gavilla de trigo, que es el ciudadano que no sigue los procedimientos de la sanidad pública y va a urgencias cuando le duele algo, que su médico de cabecera, está arreglando su lista de audiencias, porque con los medios que tiene, no puede ejercer su profesión. Es de nuevo aquella película de Luigi Zampa, “Il medico della mutua”, que en 1968 interpretó Alberto Sordi.
Lo malo de todo esto, es que si el Padre Coloma fuese descongelado por algún amigo transhumanista, hoy, volvería a escribir el mismo cuento.
Con su pan se lo coman

Más generaciones

Nosotros, los humanos, generación tras generación, vamos poniendo las cosas un poco más difíciles a los que nos han de tomar el testigo, o al menos esa es la apariencia que tienen las cosas.
Yo no sé si estoy muy seguro de eso, ya que cuando juzgamos las condiciones que dejamos a nuestras generaciones, tendemos a analizar las cosas desde nuestro punto de vista, demasiado condicionado por las experiencias que hemos tenido durante nuestra vida, sin tener en cuenta que los que nos siguen encuentran un entorno totalmente diferente al que encontramos nosotros cuando recibimos el testigo.
Digo esto, antes de leer al Zafón, claro, que aún me acuerdo de mi Barcelona de niño y de adolescente, y lo que recuerdo era estupendo, o quizás no tanto para aquella época, y desde luego inaceptable para las expectativas de la sociedad del siglo XXI.
Ciertamente, parece que le estamos dando caña al planeta, aunque realmente no lo sé, ya que lea lo que lea, estudie lo que estudie, la realidad de las cosas está enormemente lejos de aquello que realmente está sucediendo, ya que siempre, y digo siempre, la información que nos llega está mediatizada bien por grupos de poder, bien por las creencias del redactor o del medio, que con el sesgo que se le da intentan colocar su pensamiento.
Lo que sí sé, porque lo he vivido, porque lo veo cada vez que me acerco a las playas de Barcelona, es que ya no está la cloaca del Bogatell vertiendo directamente a la playa toda la porquería de la ciudad. Veo que se han conseguido varios kilómetros de playas entre los ríos Llobregat y Besós, donde la gente se baña, y aparentemente no salen con unas tifoideas, ni el cuerpo lleno de petróleo, como el que me quitaba mi madre, cuando volvíamos de las playas del Maresme, que hasta Premiá no le parecía a la mujer que el agua estaba lo suficientemente limpia como para dejar que nos bañásemos mi hermano y yo.
Ciertamente las cosas han cambiado, y en muchos aspectos a mejor, en otros, la verdad, no lo sé, y en lo relativo al humanismo y a la consideración del ser humano de forma diferente a un valor dentro de una hoja de cálculo, mi sensación es de retroceso…..aunque ya no se fusila, que todo tiene su compensación.
Se habla estos días de la precariedad en el trabajo de los jóvenes, y de los no tan jóvenes. Cierto, el mercado ha cambiado, el esclavismo ahora es diferente, y como todos hemos decidido a pagar solo por el servicio que necesitamos, cuando lo necesitamos, al trabajo le pasa lo mismo, entra en esa espiral de precariedad que a los de mi generación y posteriores nos parece inaceptable, bajo nuestros esquemas que se circunscribían a los elementos diferenciadores del momento en que se producían.
Y hoy las personas que llegan a ese mundo, deberán adaptarse a unas condiciones diferentes, que no me atrevo a calificar, ya que los resultados para los individuos estarán en función directa de su capacidad de mimetizar con el ecosistema en que les va a tocar desenvolverse.
Un trabajo para toda la vida, ya no se lo cree nadie, ni siquiera que la formación que recibes en tus primeros años, si es en materias específicas, tendrá validez siquiera en el inmediato futuro, que lo de la zarzuela de que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad está más vigente que nunca.
El nuevo entorno es el de la mutación constante, ya que el ritmo de cambio es demasiado alto para quedarse en el quiste primigenio.
Así que diré que las cosas las dejamos diferentes, simplemente diferentes, y podremos definir la bondad de esa diferencia, en función de cómo nos vaya en la feria.
Y la feria, cada vez está más en nosotros mismos, que si recordamos aquella vieja batalla que llegó a derrocar al Zar de todas las Rusias, proclamaba entre otras muchas cosas que el capital, que los medios de producción debían pasar al proletariado. Y seguramente era de justicia en aquel entorno una proposición de ese tipo, pero hoy, creo que es obsoleta en un muy alto porcentaje.
Hoy, y mañana más, lo que se valora es el cerebro del individuo que tenga la posibilidad de innovar, de crear de la casi nada el casi todo, sin mover apenas un dedo, pero diseñando nuevos algoritmos que hagan que las máquinas se comporten a nuestro capricho. Quizás sea ese el triunfo del marxismo, que el capital está ahora en el cerebro.
Pero eso no lo sé, aunque si estimo que estamos viviendo en un momento de la curva en el que las progresiones han dejado de ser lineales, y debemos acostumbrarnos a que no moriremos por desgaste a los sesenta años, a que nuestros niveles de creatividad han de mantenerse a ritmos de crecimiento cada vez más exigentes y que a nuestras generaciones futuras debemos intentar, no ya entrenarlas, si no insinuar que su desarrollo personal depende de sus ideas, de su cerebro.
Pero como casi siempre pasa, los que opinamos para más gente somos los grandullones de la clase, que a la juventud se le hace relativamente poco caso, aunque estén trasteando con un viejo ordenador en la trastera del garaje. Esas opiniones no las escuchamos, quizás porque ni siquiera ellos mismos las publican, que como todos ellos saben, hablar con mayores, es meterse en un terreno peligroso lleno de críticas referidas a su comportamiento.
Así, que lo que creo que debería hacer, es intentar volver a ser joven, y quitar tanta esclerosis de mi cabeza cuando me pongo a meditar sobre el entorno que nos rodea, y en el que ya no puedo salir a la calle a jugar al fútbol con mis amigos, ni meterme en el guateque que organizaba el mosén de turno en la trasera de la parroquia para entretener a los chavales, y que no se dedicaran a robar locas (así llamábamos al Seat 1430, por lo que corría), y acabar con un tiro en el pecho de los que tiraba la policía o el de la panda de turno del barrio de al lado.
Hasta ese entorno ha cambiado, todo es diferente, aunque en la base las cosas siguen estando donde han debido estar siempre, es decir, con el corazón en el deseo de ser más que tu vecino, mear más lejos, quedarte con la chica guapa del grupo, o con el niño más atractivo. Todo igual, que debemos transmitir nuestros genes, es nuestro cometido principal, lo demás es accesorio.
Así que yo escucharé más e intentaré jugar más deprisa que nadie con los programas de realidad virtual, que si la que hay no me gusta, la cambio por esa que me acabo de inventar.
Con su pan se lo coman

María Dolores, qué deprisa..

Que sí, que sí, que hay días en los que uno está para pocas gaitas, que le tienen harto los de las perras de la geoeconomía, los de las elecciones en Ecuador, que aún me acuerdo del bueno de Correa entrando en el aeropuertín de Galápagos recién salido presidente, que parecía un Don Quijote saliendo de la venta.
Que no me viene nada con que me diga la canallesca que el gobierno está cuchicheando con mis queridos catalanes por aquello del “pruces”, y no nos enteramos de lo que se discute, que han puesto en las paredes DDT, para que las moscas se mueran.
Así que en secreto, que nadie se atreve a decir nada de lo que se negocia, que luego a lo mejor nos escandalizamos de la porquería que a buen seguro están sacando unos y otros a ver quién se achanta antes.
Es un aburrimiento, que te descuidas un momento y le meten cuatro al Barça, y encima para la remontada, ni juegan en el Bernabeu, ni juega Santillana, aunque por mi les pueden ir dando por donde les amargan los pepinos.
Ahora, la mala noticia de estos días, es que mi rincón de Boadas nunca más volverá a ser el mismo. Me sentaré en la barra, pediré un daiquiri, o un Negresco, o quizás simplemente uno del día, pero no podré olvidar que Maria Dolores nos ha dejado, la hija de quien nos enseñó a tomar un cocktail. A María Dolores, le debo que me enseñara, cuando casi era un crío a beber whisky, entre ella y su marido, un ratito en Boadas y otro ratito en el museo del whisky en la vecina calle de las Sitjas.
Es una época que se nos va, poco a poco se nos va, y en cuanto llegue a Barcelona, en la primera ocasión me tomaré en su memoria lo que me digan que debo tomar. Ha pasado a Oriente, y recordaré siempre su sonrisa y el cariño con el que siempre me trató.
Y no voy a seguir por este camino, porque todavía acabaré poniéndome triste y melancólico, y es lo último que María Dolores querría que le pasase a un cliente de los de toda la vida.
Eso sí, como decía, todo se va acabando poco a poco, y casi no nos damos cuenta, el paisaje urbano en el que se ha desarrollado mi vida, va modificándose de forma que tanto en una como en la otra de mis dos ciudades, tengo que fijarme en las fotos de época para reconocer mis paisajes. Mala suerte. Las cosas son como son, no como eran.
Y en estos tiempos de la inmediatez, a mí me falta el tiempo a veces para degustar las cosas, que parece que el que viene detrás quiere su pequeña sensación superficial para poder disfrutar la descarga de su hormonilla del placer, y a por otra cosa. Me temo que ya ni siquiera sirven ya los martinis como Dios manda en el Orient Express. Una pena.
Oigo por ahí que los conspiranoicos se han llevado un disgusto con eso de los papeles de la CIA que andan desclasificando, y es que parece que al bueno de Carrero me lo mandaron al cielo de Madrid los de la ETA, que el embajador americano llegó a decir hasta lo del gas a su presidente. Si no era un “pardalet” de los que no se enteran de nada, parece que la operación ogro fue cosa de la ETA, y de la inútil policía que teníamos, que ni lo vió venir a pesar de que lo hicieron delante de sus narices.
Todo muy deprisa, demasiado deprisa, que aún me acuerdo cuando el cocktail del día valía cinco duros, y María Dolores nos miraba desde su cátedra en la barra. No sé si tuve el tiempo necesario para disfrutarlo tal y como se deben disfrutar las cosas de la vida. Pero no, estamos en un torbellino incómodo, en el que el Presidente es capaz de decirte a la vez que lo del Puigdemont no tiene arreglo, y que la izquierda moderada no le apoyan los presupuestos.
Otra historia a mil por hora, que si no hay presupuestos, me llaman de nuevo a las urnas en mayo, y no sé si votaré que les den o que el cantón de Cartagena por fin consiga liberarse, y se dediquen a exportar a Albacete todos sus melones y sandías.
Era un corredor de bolsa en activo, el que el otro día comentaba eso del rojo y el verde de las bolsas. Contaba que entraba en el edificio y miraba a ver si en los corros había más papeletas blandidas por otros corredores, verdes, (compra) o rojas (venta), y con eso tomaban luego las decisiones. Previa discusión claro en una sesuda reunión.
Y ahora viene el algoritmo amparado por el chip y en un microsegundo, te destrozan la libra, compran Unilever, por ejemplo, y despiden por redundancia de funciones a treinta mil cristianos sin que a nadie le importe.
Es la historia de Eça de Queiros, en su cuento El Mandarín, deseas el dinero que te ofrece el diablo, y a cambio tomas la vida del Mandarín que no conoces, que hoy son miles de personas a las que les quitas la vida. ¿Qué importa?, la conciencia está blindada, tiene esa callosidad que da la costumbre de eliminar al que no conoces. No hay nada personal, es simplemente un negocio, y tú eres el daño colateral.
Y sí, me encuentro que mi nieto tiene ya nueve años, que han pasado demasiado deprisa, demasiado apresurados, como si lo dirigiera la monotonía del algoritmo de la vida, montada en esos trenes de lo que hay que hacer.
Mañana me despertaré y lo veré cabalgando en sus sueños, a toda velocidad, deprisa, deprisa, porque si no caerá sin posibilidad de levantarse. Él, que es una persona capaz de disfrutar todos los microsegundos de un acontecimiento. A poco, se verá en el túnel de vacío que soportará al tren electromagnético que circulará a dos mil por hora….sin ventanillas, sin coche restaurante con vagón para fumar los puros de la charla del café y el cognac. Pero lo necesitará para su vida.
El diablo sabe seguramente lo que ha hecho, y yo no tengo muy claro cómo hacerlo, que en un espacio de tiempo más corto del que me imagino, se meterá la realidad virtual en nuestra vida, de forma que alcanzaremos la esquizofrenia con las realidades en la que no sabremos cual es nuestra realidad. Podremos dislocarnos, y estaremos a la vez en Tokio y en Quebec Pero para eso ya nos han entrenado.
Con su pan se lo coman

La Corte del Faraón

Ay va, ay va. ¡Ay babilonio que mareoooo!.
Mucho me he reído, y muy bien me lo he pasado con la tal zarzuelita, y lo último que me esperaba, es que de alguna forma, escuchando al profesor Tamames, en una de sus intervenciones sobre geoeconomía, en una tertulia, me recordara a no recuerdo que pícara vedette, sin voz y en bañador con tules cantando la coplilla de “La Corte del Faraón”.
Porque cuando empezamos a pensar que si las directrices del Banco Mundial, o los QE de Don Mario, o de Doña Janett, son o no efectivos, y pensamos además que si la cosa se resolverá para siempre con la última medida que alguno de esos gurús de la economía internacional se saque de la manga, nos viene el mareo del babilonio.
Y el mareo del babilonio, no es más que la interpretación y el consejo que se recoge en el Génesis, en boca de José hablando con el faraón al interpretar sus sueños.
El casto José, que tiene que decirle al faraón que hay ciclos de siete años, siete años de vacas gordas, y siete años de vacas flacas, y que por favor, no se crea nunca eso de que las vacas gordas son para siempre, y que cuando las crecidas del Nilo den de comer de sobras a la peña, y las vacas rezumen leche en sus ubres, no olvide, señor faraón, guardar al menos el veinte por ciento de la producción para cuando las cosas vengan mal dadas.
Lo ha dicho el profesor, la solución estaba en el Génesis, y parece que no queremos darnos cuenta, ni a tiros, que cada vez que el ciclo se va por el sumidero, creemos que lo siguiente en acontecer será el Apocalipsis, y cuando el ciclo va hacia arriba, nos compramos el Ferrari, que luego hay que pagar.
No aprendemos, y estamos hoy asombrándonos de la facilidad con la que nuestros Estados, nuestras empresas, cayeron en la trampa de endeudarse hasta límites insospechados, de tomar decisiones que están costando el sufrimiento de tantos millones de personas a lo largo de todo este planeta.
Y ahora no sabemos qué hacer, que la cosa se nos ha desmadrado, con la cantidad de pasta que ha inundado el mercado a base de darle caña a la maquinita de hacer dinero, que parece que empiezan a sobrar longanizas de esas que sirven para atar a los perros de las vacas gordas, y se me ponen todos como posesos, a ver qué agujeros de esos que la ineptitud y la codicia de tantos ha creado, se pueden tapar.
Sale Don Luis Mari Linde, ese personaje que se sienta en una institución inservible como es el Banco de España, y nos dice que bueno, que lo de las pensiones, veréis, que os acaban de meter un rejonazo con la subida de los precios, y sí, hay que discutir eso, pero es que además hay un importante déficit estructural en la Seguridad Social…que no viene de la bajada de salarios que ha experimentado España, ni siquiera de ese desempleo que se intenta justificar con una nueva revolución industrial, según Don Luis Mari.
Y por fin, se nos cae del guindo, que como ve que el corral le anda algo alterado con el indigno yo me lo guiso, yo me lo como, que significó la operación de Bankia, y que parece que recuerda a los del Banco de España sus responsabilidades, pues a ponerse dignos, y a recordar a unos y a otros lo que los que sabíamos sumar con los dedos ya sabíamos.
Que los planes de pensiones que ha ofrecido la Banca, no es más que otra vía de robo a los ciudadanos. Él, Don Luis Mari, se descuelga diciendo que son ineficientes y caros. Vaya hombre, ahora nos lo dice, pero no nos habla de las astillas que ha ido sacando la banca y los gestores de toda esa basura, a la hora de realizar sus inversiones en este, o en aquel proyecto. No nos habla, que debería, de las razones por las que la digna e inservible institución que él dirige, no ha puesto hace ya muchos años los puntos sobre las íes a todas esas gestoras, y por qué no nos ha explicado a los ciudadanos lo que representa la fiscalidad del rescate, que hay que pagarla al marginal del IRPF, en el momento de llevarlo a cabo.
Y que como no parece considerarse un activo financiero normal, los rendimientos han de pagar al marginal del IRPF, no al estándar de plusvalías financieras.
Así que por favor pique usted en la trampa de los planes que le robaremos mientras dure la vida del plan antes de su jubilación, con comisiones desorbitadas, con mala gestión, o gestión que permite que las posibles plusvalías se queden por el camino en forma de astillas, y luego con una fiscalidad absolutamente injusta.
Y pique, porque además le estamos asustando, con el mantra de que tendrá usted que trabajar hasta los setenta….¿de qué coño habla?, si a los cincuenta le han descerrajado un ERE, y ya nadie le contrata por viejo.
¡Ah!, claro, el ahorro viene por el hecho de que a lo mejor le quitamos el derecho de recibir su prestación, que no cotizó usted cuando debía, es que no sé da usted cuenta, hombre. Haga por favor un plan privado de pensiones ¡ya!, que necesitamos su dinerito para unas mariscadas, ¡hombre!
Nada, nada, señor Linde, usted a lo suyo, soltando lindezas de esas que huelen a parches salvaculos, y ya puede usted ir revisando, con años de retraso la porquería que seguro hay en la gestión de los tales planes privados, no se me preocupe, e intente salvar su culo, que cuando explica que la reforma laboral no es la culpable de la caída de los ingresos de la Seguridad Social, a mí el mío se me rompe de la risa que me entra.
Y en las manos de estos pollos estamos. Me recuerdan a aquel Pepe Iglesias, el Zorro, cuando su personaje Don Negozzioni, soltaba aquello de:
-Usted pone todo lo que tiene, y entonces los dos comemos, vestimos, viajamos, gozamos. Y si queda algo, y hay suerte, al final a lo mejor yo gano algo de dinero.
Están pidiendo a gritos que pillemos nuestra pasta, la hagamos oro y diamantes, la escondamos detrás del árbol del ahorcado, y pepita a pepita, quilate a quilate, vayamos tomando lo necesario para nuestra vida, sin que nadie, nadie más que el tendero de la esquina, sepa que gastamos en comprar víveres.
Pero como eso tiene su peligro, y las ciencias adelantan que es una barbaridad, me han dicho que no solo van a retirar los “Bin Landen”, sino todo el dinero circulante, que se acabaron los burruñitos de billetajos que siempre se han usado para pagar en las ferias de ganado.
Me parecerá un exceso, que alguien ande haciendo transacciones asnales a golpe de transferencia instantánea, con IVA y todo, pero es la tecnología aplicada a Don Negozzioni.
El casto José, viendo todas estas marrullerías, seguro que le soltaba al faraón, que se dejara de tontunas y fomentara sus relaciones con todos estos pollos, desde Momentín a MAFO, desde el lindo Don Linde a Don Montoro, desde Doña Botitas a quién tú quieras, y por lo manos al faraón se le acababan los ciclos económicos, y al pueblo, como siempre, ¡que le den!.
Con su pan se lo coman

No es fascismo, es otra cosa.

Ya veremos si estos populismos derivan en fascismos, o estamos delante de un fenómeno nuevo, que a pesar de las similitudes con los acontecimientos de los años veinte del siglo pasado son realmente temas diferentes, con raíces diferentes, en escenarios diferentes.
Cuando surgen los movimientos fascistas del siglo pasado, en Italia, Alemania y España, acababan de colapsar los antiguos regímenes imperiales que habían perdido la guerra del catorce.
La situación en Italia, Alemania y España era en principio la de un enfrentamiento de los restos, llamémosles de derechas, que habían salido maltrechos del antiguo régimen imperial, y de las clases obreras que intuían un aire de libertad y de obtención de unos derechos en el trabajo, que les prometían las diferentes facetas de la Revolución Marxista en Rusia.
Países sin ninguna tradición democrática, se enfrentaban a situaciones de violencia callejera, que forzaba incluso a los ejércitos a intervenciones que nadie deseaba.
La dictablanda de Primo de Rivera en España, que estuvo jalonada de la violencia que los enfrentamientos entre las clases obreras urbanas con las patronales, fue nuestro ejemplo, como lo fue en Alemania la República de Weimar, que no pudo dar la respuesta que la sociedad esperaba, de una estructura que había salido de una forma de voluntad popular, y condujo a situaciones de violencia en todo el país.
En Italia, los enfrentamientos entre obreros del campo con sus patrones, y en las ciudades con la incipiente industria, en donde los trabajadores, por cierto como hoy, no podían vivir con el fruto de su trabajo, significaron también ese portal que se les abrió a quienes prometieron, solucionar esos problemas.
El bolchevismo no era la solución, la solución debía salir de casa, y en España fue la aparición de los movimientos falangistas que partían de una derecha que se gestó en los cafés donde los señoritos quemaban el tiempo, y el dinero.
Que tarde o temprano se intentara eliminar la amenaza de las falanges, o del bolchevismo, era cuestión de tiempo. Los populismos en España nos llevaron junto a los fascismos a una cruenta guerra civil, y en Alemania e Italia, a algo mucho peor.
Pero estábamos en sociedades donde el concepto de la democracia no estaba asentado, y al final tuvieron que ser países en donde realmente había una tradición democrática quienes nos salvaran de nosotros mismos, pagando altos precios, desde luego.
Los índices de alfabetización, o simplemente la no existencia de clases medias medio ilustradas, hacía muy difícil que el diálogo que necesita un sistema democrático, pudiese darse, y lo que quedaba era simplemente la llamada a la necesidad básica de los ciudadanos iletrados y sometidos a condiciones laborales impropias.
Parece ser que la actual distribución de la riqueza, es muy parecida a la que en aquellos años se daba en Europa, y consecuentemente, la facilidad que se dio y que ahora se da a los movimientos que proponen soluciones simples, y que damos en llamar populismos encuentren el caldo de cultivo adecuado para germinar, y crecer.
Pero lo más diferenciador, según mi criterio, con la época a la que me estoy refiriendo, es que a día de hoy las estructuras democráticas están firmemente asentadas, y además estos movimientos, no buscan la destrucción del sistema democrático, sino reconducir las políticas que consideran dañinas para los más de los ciudadanos. Otra cosa es que sus planteamientos sean los correctos, o que no oculten ambiciones espurias de enriquecimiento personal, o de acceso al poder, que de otra forma sería imposible que alcanzasen.
No creo que el Sr. Iglesias esté seriamente pensando en instalar en España un sistema dictatorial de izquierdas con todos los aditamentos del bolchevismo, ni que la Sra. Le Pen desee poner en marcha sistemas políticos que lleven de nuevo a los franceses a las armas, y organizar una dictadura fascista en Francia.
Y por supuesto, nuestro querido Tito Trump, con todas las barbaridades que consiguen escandalizarnos día tras día, no desea para su país un régimen autoritario.
Los ciudadanos de las democracias occidentales, posiblemente no lo permitiríamos.
Creo honestamente que la situación que estamos viviendo ahora, aunque tenga similitudes con aquellas que ya vivió la Humanidad hace casi un siglo, difiere fundamentalmente de la actual en el hecho de que poseemos unas estructuras de estado firmes y con convicciones muy sólidas a la hora de considerar opciones totalitarias, por mucho que desde el punto de vista económico haya serias semejanzas.
Y ciertamente, nos rechaza alguna de las propuestas que de estos dirigentes populistas surgen, pero nadie en su sano juicio pensaría en tomar las armas para destruir nuestra forma de concebir las estructuras del Estado, y cambiarlas por aquellos movimientos fascistas del primer cuarto del siglo pasado.
Creo que los ciudadanos debemos mantener la posibilidad intacta de poder optar por el tipo de dirección política que más se acerque a nuestros intereses, consiguiendo asimismo, que los problemas que nos asolan, se vean reducidos, o simplemente se resuelvan, pero siempre dentro de nuestras estructuras estatales, que al final, y de alguna forma nos hemos dado a nosotros mismos.
Esto no quita que sea necesario una puesta al día de las formas de vida y de las leyes que marcan nuestro ámbito vital, pero siempre dentro de unas reglas del juego que en su momento nos dimos, para no revivir la destrucción del Reichstag, los sufrimientos de los romanos, o nuestra guerra civil.
Esta batalla populista que está estallando poco a poco por todo el mundo, se basa en que el pueblo, de nuevo se ha sentido expoliado, y a falta de posibilidades de reacción violenta, permite la ocupación de estos nichos políticos a fuerzas que no pudieron sacar un solo voto en ninguna elección de la segunda mitad del siglo XX.
Y quedémonos tranquilos, si alguno de estos partidos alcanza el poder, lo más que podrá hacer será implantar políticas que nos sean más o menos agradables, o que nos produzcan mayor o menor índice de confort, pero nunca nos tendremos que enfrentar a las situaciones terribles que mencionaba al principio.
El espectáculo va a seguir, pero si hay bofetadas no creo que se den ni por los problemas de desigualdad en los que el capitalismo sin el contrapeso del socialismo, ha metido al mundo en una ceremonia de adoración al demonio del dinero. Las bofetadas vendrán por la lucha que se está ya desarrollando entre los poderosos que más que necesitar desean la posesión exclusiva de mercados, de los que viven. Así que estaremos atentos a China, a Rusia, a los Estados Unidos, a Japón, y poco más que Europa ya no existe.
Y espero que no sea el campo de batalla.
Buenas noches y buena suerte

Todo va bien, señores

El nuevo mantra, muy del Sr. Ansar, que diría aquel Bush al que le tiraron las torres de Nueva York, es que todo va bien.
Sí, sí, todo va bien, que cada día hay más gente currando, que todo va bien, que no se preocupen ustedes, que no tienen más que leer la prensa que no investiga y que vive de comunicados oficiales, o ver los dictados de los telediarios.
Que ha habido no sé cuántas transacciones inmobiliarias, (entre particulares, claro) que de esas nuevas ni se construyen, ni se les espera. Esto va para arriba, señores, Jauja está a la vuelta de la esquina, y yo sin enterarme.
Pero siguen esperando un trabajo, más de dos millones y medio de personas que lo tenían hace diez años, y mira tú, que no les llega.
Además hemos inventado una nueva clase, la de los trabajadores, que cobrando todos los meses entran por su nivel de renta en las estadísticas de la pobreza. ¡Esto va viento en popa!.
Pero el Estado es demasiado generoso, y para no desviar esos recursos tan necesarios que se necesitan, vía nuevas infraestructuras que articulan el Estado, para llenar las cajas de los partidos políticos, y si te descuidas el bolsillo de sus dirigentes, concluiremos que lo mejor es empobrecer ahora a los titulares de clases pasivas contributivas.
Pero que nadie se alarme, que esto va bien. Que si los yayos pierden pasta, vivirán más, que no necesitan darse esos atracones de paella que se pegan los domingos, con tortel de nata y todo. Que es un sin Dios.
El problema, a lo mejor, es que están pagando el cole del nieto, el piso del hijo, y además, le suben la luz, con una excusa tan opaca como el recibo con que se la cobran, vamos que de pensiones miserables, a veces, demasiadas veces, intentan vivir muchas personas.
Pero eso no sale muy claro en las estadísticas, que las instrucciones que se dieron a los del Centro de Investigaciones Sociológicas, no dejaban claro si la tal cosa debería o no considerarse como tema de interés. Sobre todo, cuando la prensa no profesional que apenas publica al dictado, o los telediarios, que son el dictado mismo, no hacen hincapié en el asunto.
Y es que como no sabemos ya leer, y a la hora de escuchar solo nos interesa el aullido de cualquier tertuliano de tele gritos 5, el colocar el mantra es demasiado fácil.
Hoy parece que hay asambleas/congresos de dos partidos. En uno de ellos todo está claro. Las sinecuras han sido correctamente repartidas y nadie va a mear fuera del tiesto, todos tienen lo suyo, así que el mensaje que escucharemos es que España va bien. Y será esa letanía puñetera que andará atravesando nuestros oídos, hasta la saciedad, hasta que todas y cada una de nuestras neuronas se lo aprendan sin errores, vamos como la lista de los reyes godos en plan ¡Ohh Mane Padme UUUmmm!.
Y nuestro Don Marianico, con esa deriva tan gallega, quiere perpetuarse en el silloncico, que él no va a ser menos que el pollo aquel del Ferrol que bajo pena de fusilamiento logró que le cambiaran el nombre a su pueblo.
Que le quedan fuerzas, dice, que su ordeno y mando sigue incólume, y sí, desde luego, está deseando servir a España, esa España que tanto le quiere, y a la que tanto debe.
El tercer partido en importancia, no tiene claro aún ese reparto de sinecuras, y se van a tirar de los pelos, hasta que les duelan las manos. Y al final, también nos soltarán su mantra, ¡Todo va bien en el partido!. Esto huele a la Dinamarca de Hamlet.
Que si uno quiere ser Stalin, y otro Lenin, o Trosky, que se vayan leyendo la historia, y verán su futuro, el del nuevo bolchevismo de Iglesias, que vive, esperando ganar su confrontación con el manchevismo de Errejón….Otra vez Lenin frente a Martov.
Los del PSOE, no se atreven por el momento a mover ficha. Que si Patxi, que si Perico, que si Susanita tiene un ratón. Que tienen que hacer un ERE de sinecuras, y está mal vista la cosa, sobre todo porque aún no hemos pagado el Cayenne, ni la casa de Marbella. ¡Joder!, estaros quietos, que esto va bien, y la estamos liando, y no les cuadra el Mercedes con el abandonado marxismo, que desde que lo dejaron de lado, se les lleno la casa de agua podemita, ellos verán.
Solo sé, que en esta mi España doliente, las ganas de robar siguen intactas. A lo mejor mientras se diseñan nuevos sistemas para afaná, nos dejan tranquilos unos días, pero no parece.
Que vuelves la cabeza y te cae un correazo, o lo que es peor, un Más defendiendo la postura en sede judicial, de que él sí que puede, es más debe saltarse la ley de los castellanos, que tan poco le quieren. Miserables engendros que quieren convencernos de que si nos mienten, nos roban, o nos humillan, lo hacen por nuestro bien.
Pero esto son miserias locales, ya que parece que se está calentando el Pacífico, y al pobre Shinto Abe le han pegado un susto de muerte los coreanos del norte, que estaba el pobre acabando su tempura, tan tranquilo él y casi le da un misil en la cocorota. ¡Vaya cabreo que ha pillado el hombre!, y Tito Trump, diciendo que no se preocupe, que va a poner al coreano gordito mirando a la Meca, siempre y cuando no moleste a los chinos.
Que no es nada personal, pero es que les debe una pastizara gansa, y como se pongan a venderla por un quítame allá un Kim Jong-il, no le van a salir las cuentas a Tito Donald en décadas.
Pero todo va bien, que estamos encantados de habernos conocido, que nadie se preocupe, que ya lo veis, que por estos pagos del diablo, se estabilizan las cosas, bolcheviques contra mancheviques, los andaluces de la mano de Susanita tiene un ratón, quieren otra vez regir los destinos de España, como si con el Tito Felipe no nos hubiera bastado. Que hay que hacer infraestructuras hospitalarias, que el AVE tiene que llegar a Algeciras, y unir en hermanamiento eterno Ronda con Almería, que si no, no sacamos para la campaña, por mucho me jaleen los alcaldes que me adoran.
Así que iré a ver llover, que me están aguando el domingo, y no estoy para leer a Zafón.
Con su pan se lo coman

Europa aislada

Los ingleses nos recuerdan que no quieren ser europeos, la verdad es que no necesitaban constatarlo. Ya lo sabíamos, desde siempre, y aunque nos hayamos empeñado tantas y tantas veces en intentar acercarlos a nuestra cultura, no ha habido forma.
Pues me parece muy bien, que aunque parte de Francia se llame Bretagne, claro que no La Grand Bretagne, a estos chicos ingleses siempre les han salido sarpullidos cuando se han visto en la tesitura de mezclarse de alguna forma con los europeos…..creía yo.
Porque voy hoy, y me entero que uno de los problemas, si no el más importante de los británicos, populistas o no, es el tema de los trabajadores europeos.
Parece ser que en conversaciones a muy alto nivel en Bruselas, se le fue dicho a un representante español, que las intenciones suyas son evitar la inmigración europea, porque con el status de ciudadanos comunitarios deben ser tratados de una forma extremadamente cara.
¿Y los indios, paquistaníes, y otras hierbas de la Commonwealth? le pregunta nuestro representante.
-Estos están aquí porque queremos. Y además son ciudadanos de segunda clase, con derechos muy por debajo de los europeos o nacionales británicos.
No entro a valorar si es o no verdad, aunque se ha dicho en un medio de comunicación que considero serio, y bien contrastado, pero sí puedo decir que ese tufillo lo he estado sintiendo en mis carnes desde que hace más de treinta y cinco años empecé a trabajar con ellos.
Por supuesto, quieren seguir disfrutando del mercado único, pero que no andemos jodiéndoles enviando esas hordas de hispanos, portugueses, italianos, húngaros….que les ensucian las calles y no tienen ese acento cockney tan apreciado en los pubs de los suburbios del puerto de London, los sábados por la noche.
Así estamos, y como comentaba en mi último artículo, encima nos tenemos que merendar el Idioma del Imperio, que ni catalá a l’escola, ni gaitas en vinagre, que el francés ya no es el deseo de los Zares, ni de las cancillerías del mundo civilizado, que como nos descuidemos, estos ingleses le ponen hielo a un Clos du Mesnil, y se nos quedan tan panchos.
Y por favor, no nos quedemos con las gaitas del populismo ese, que haberlo haylo, quedémonos con los modos que exhiben unos y otros.
No es que eche de menos los modales de aquel borrachuzo Prime Minister que fue Churchill, pero los de ese ex alcalde de Londres, o ese pollo que le hace la visita de honor a Tito Trump, después de decir que se encantaba con las posverdades que les había soltado a sus anglosajones compatriotas, hacen bueno a cualquiera.
Y si cruzas el Atlántico y ves al Tito Trump, sabemos de qué estamos hablando. Y hablamos de que desde luego no comparto las ideas de Marie Le Pen, pero al menos me da la sensación de que no mete las manos en el plato cuando come, y me da la sensación de que es una señora, con sus ideas, pero no un monumento a lo zafio.
Confío que las altas instituciones bruselensis, consideren seriamente eliminar el inglés de cualquier foro, de cualquier documento oficial, y volvamos a la utilización de nuestra lengua común, aunque sea dentro de muchas décadas. En el intermedio, está bien conocer la chamulla del enemigo, pero no darle vidilla.
No es inquina contra lo británico, es simplemente adoptar una posición a favor de mi continente cuando creo que está haciendo el canelo en este mundo convulso.
Nuestra situación de potencia económica de primer orden, pero sin dirección política propia, nos hace vulnerables, como nos hace vulnerables el hecho de que nuestra defensa está en manos del otro Imperio.
Como nos hace débiles que Rusia no sea más que un poder armamentístico, pero no un poder económico, y como nos hace débiles el hecho de que en cualquier momento el Pacífico estalle, y pidan que nos alineemos con unos o con otros.
Estamos entonces en esta vieja Europa, de viejos, con suburbios africanos, con suburbios caribeños, con suburbios sudamericanos, en donde se están fabricando las nuevas generaciones de europeos, que a todos, a todos, los hemos tratado con una cierta dignidad, (desde luego por debajo de lo que como seres humanos merecen).
Y que nadie lo dude, las nuevas generaciones rezarán en las mezquitas, o tendrán ese catolicismo naïf, que aún huele a misionero de la selva, o quizás alguno aún mantenga algún rito animista…no lo sé, pero que los europeos hemos decidido suicidarnos, es un hecho.
Y parece que los británicos no quieren ese suicidio, que siguen pensando que el té a las cinco de la tarde en el Ritz de Picadilly, con reserva si eres turista, o donde siempre, si eres local, es lo que hay que hacer.
Pero es lo mismo que estar en el traffic congestion en la M4, durante la rush hour, que hay que llegar al pub antes de que se acabe la happy hour.
No quieren dejar de circular por la izquierda, necesitan cuidar su jardín, envenenarse día a día en el lunch time, o ponerse cursis como repollos con lazo, para intentar tras una cena íntima de entrecot congelado con salsa de Unilever, beneficiarse a la Mary, que como todo el mundo sabe está más buena que el pan, pero en un par de años las tetas se le estarán cayendo, y tendrá más arrugas que el culo de un elefante.
Eso es lo que quieren, lo que siempre han querido, los sábados al fútbol, o al rugby, que hoy jugamos con Wales, el domingo el Times y cuidar las flores del jardín, y sobre todo, por favor que les dejen vender sus Stilton en el Continente, que nada tiene que ver el culo con las témporas.
Me gustan algunas de las ideas de Tito Trump, así que voy a dar una sugerencia, mientras no nos llega otra de esas guerras que empiezan matando a alguien en Sarajevo, y haya que pedir a la Pérfida que nos saque las castañas del fuego.
La idea es que esta decrépita Europa, en la que los culos de los funcionarios de Bruselas cada vez me recuerdan más a los de los funcionarios con manguitos del Ministerio de lo que sea, debería ofrecer a la Gran Bretaña no solo un puente de plata, sino una de esas barreras de plata, y que la paguen ellos. Gracias Tito.
Ahora que la cosecha del nouveau Beaujolais, no sé a quién se la venderán los gabachos.
Por lo demás, todo igual, nuestro comunismo podemita ya anda a la greña, que han olido la pasta y la ideología les empieza a parecer cosa vanal, acabarán como todos los Partidos comunistas de este país, divididos en mil pedazos.
Deberían aprender de la derechona de Rajoy, que les revienta el Cinturón el día de su congreso nassioná, donde está ya el pescado vendido, y te sueltan que la factura política ya está pagada, y que no mareen.
Quina poca-solta

Post nubila Phoebus

Leyendo un artículo, hoy, en El País, no diré que me he emocionado, pero desde luego me ha puesto a meditar más que un poco, no solo sobre Europa, sino sobre temas que parece que acaban de aparecer y realmente tienen unas raíces muy profundas.
Hablaba el articulista de la conveniencia, según un profesor italiano de recuperar el latín, esa lengua que no hemos perdido del todo, y que convive a retazos en nuestra vida diaria.
De motu proprio, destacaré, que puestos a escoger una lengua imperial, no sé si me apetece el puñetero inglés que se me cuela hasta en los anuncios de condones, y que en cuanto dejo el suelo patrio, o lo chamullo, o no me como una pizza como quiero, sino como quiere el mesero, (que por cierto lo es más que camarero, que no me atiende normalmente en mi cámara).
Y ya sé que todo fue culpa nuestra, de los europeos, quiero decir, que con tanto pueblecito galo con su Astérix incluido, al final acabamos dándonos tortas, de familia (reales, claro), hasta en el carnet de identidad. Nos enfangamos en una guerra dividida en dos partes, una que acabó en el dieciocho, y la segunda parte en el cuarenta y cinco. Las consecuencias de que fueran los menos europeos, los ingleses, junto a sus “primos” americanos los que nos sacaran las castañas del fuego, trajo la consecuencia de que el nuevo Imperio, el americano, al que prefería yo sembrando maíz en el Medio Oeste, algodón en Louisiana, o pescando ballenas en Nantucket, nos impusiera una lengua extraña, para comunicarnos urbi et orbe.
Los europeos tenemos aún demasiadas heridas, o mejor dicho cicatrices de las infinitas mataduras que por nuestro cuerpo lacerado han dejado los imperios que por aquí han pasado, desde aquellos romanos con su cultura, sus gladium, sus desfiles de triunfo, y sangre tanta sangre regando nuestros campos, el imperio, no tan grandón ni evidente el del germanico/gabacho Carlomagno, que desde luego consiguió que en vez de mezquitas Europa se llenara de catedrales, pero con sangre europea, de nuevo en nuestros ríos.
La vieja España, aquella tierra de conejos, que se dedicaba asus Numancias y sus Saguntos, de repente se da cuenta de que tenía la mejor tecnología militar de la época, y la utiliza para expandir su concepto de democracia, y su idioma, por el mundo (catolicismo, se llamaba entonces), a base de coscorrones, arcabuzazos, puñaladas con buenas vizcaínas de acero toledano, sangre, y más sangre.
Napoleón lo intentó después, que también quería que las ideas de los ilustrados franceses que dieron lugar a la Revolución Francesa, (su democracia, para entendernos) se propagara, junto con su idioma por toda Europa.
Claro que a cañonazos, a sangre y fuego…pero no hay otra forma si queremos los resultados a final de trimestre, que habrá que decir algo en la conferencia de inversores.
Y claro, la Europa austro-húngara, mitad cabreada y mitad acojonada, que su imperio siempre nos pareció de charanga y pandereta, a pesar de que nos regalara Mozart, Beethoven…y hasta Goethe.
Y ya no hablamos del siglo XX que lo hicimos al principio.
Pero todo con un denominador común, el latín enfrentado a inglés, que fueron los ingleses quienes le pusieron a Adriano en la tesitura de hacer un murete que parece que lo van a saltar los caballos del Grand National, que a Carlomagno no le interesó demasiado la Pérfida Albión ni su chamulla, que los españoles tuvimos un problema con el Servicio meteorológico nacional, y los barcos a pique.
Vamos que a Napoleón lo tuvo que parar un inglés, que por aquí no andábamos con ganas de pelea con el corso, y cuando en el siglo XX nos aparece el hundimiento de las casas reales, y su consecuencia, el nazismo, lleno, por cierto, de símbolos del viejo Imperio Romano, tuvieron que ser de nuevo los británicos quienes, apoyados por sus primos del otro lado los que nos metieran en cintura….con mucha sangre, claro, de europeos.
Y claro, con el plan Marshall, se nos coló la lengua del Imperio Americano hasta los tuétanos, y en ello estamos.
El profesor italiano, que ha tenido una brillante idea con lo de proponer el latín que vive escondido en los recovecos de nuestra cultura como lengua común europea, ha tirado con mucha elegancia de lo que supuso la aportación de la vida romana a través de sus obras, y nos habla de los españoles, que tanto enriquecieron el Imperio, como Séneca, el gran estoico, o el Trajano emperador, no menos importante que su pariente Adriano….pero no renuncia a Cicero, ni a los poetas, que como Marcial, andaban escapando a las iras del poder como mi amigo Miguel.
O aquel epopeyista Virgilio, que hizo de Eneas el personaje más odiado en los Liceos italianos, sin desmerecer ese art amandi, que nos dejó Publio Ovidio Nasón, el mismo que puso a fornicar a todos los dioses….
Cuando casi nadie leía ni apenas escribía en esta Europa, cuando eran los monasterios los únicos, casi, que custodiaban la cultura, el populacho…es decir nosotros, empezamos a usar la fabla de nuestro pueblo, de nuestra tribu, que los europeos somos muy nuestros para esas cosas, y claro de ahí al “llibertat amnistía y estatut d’autonomía” un paso muy pequeño.
Así que dejamos de hablar la lengua del Imperio que fue común a los europeos, por vagos, (no diseñar estructuras con la suficiente fuerza), y por tribales….(lo de nacionalismo me parece un adjetivo para rellenar de grandeza al tribalismo).
Pero como dice el profesor italiano, ahí tenemos los restos en el casticismo de las profesiones más básicas, las que siempre han existido, como el derecho, la medicina…y la religión hasta que el puñetero concilio de Juan XXIII, decidió que imperara el idioma de cada tribu, con lo que los cristianos dejaron de entenderse, y la bendición “urbi et orbe” del papa o su felicitación de Navidad, suene a sainete de los hermanos Quintero. Hay una lengua común enraizada en Europa y América, al menos, que es latín.
Pues sí mi querido profesor, hemos pagado un precio muy alto, para que el Imperio Británico nos librara de nuestras estupideces, y es que perdimos nuestra lengua común, y se nos ha colado de rondón esa cosa que damos en llamar inglés, a la que siempre me ha gustado transformar en palabra llana, que es ahí donde debería colocarse el tal idioma.
A lo mejor, en un ataque de cordura, conseguimos los europeos que el latín sea una lengua viva, de esas que se escuchan hasta en tele cinco.
Veremos qué pasa, veremos si dentro de unos siglos esta Europa doliente siempre, con las entrañas desgarradas desde Estambul a Faro, puede entenderse, y la irreductible aldea gala se transforma en una gran aldea europea.
Vae victis