Piiipaa, parapiiiipaaa, porrón porrón porrón

Pues sí, me acuerdo aún del ¡Viaje con nosotros en un día azul!, o del famoso anuncio “Saeta”, en el que se veía una interminable procesión de coches a ritmo del título de esta entrega, y de pronto, se te mostraba un puente sobre Despeñaperros cruzado por el Correo de Andalucía, a por lo menos ochenta por hora, y con los coches de los viajeros detrás en aquel tan añorado “Auto expreso”. Búsquelo sus gracias en Internet con el epígrafe “Anuncio Renfe años 90, Saeta”.
Hoy los telediarios nos enseñaban las procesiones de coches otra vez, pero RENFE ya no viene a recordarnos aquel martilleo del “mejora tu tren de vida”, a lo mejor es que le da cosa el ponerse a ello, que aunque nos ofrecen millones y millones de plazas para las procesiones, el espíritu de la suegra con los niños en el asiento de atrás sigue aún vigente.
Y no es que yo tenga nada contra eso, ¡válgame el cielo!, pero es que a golpe de todoterreno con cien eurillos traes y llevas a los cinco de familia a Gandía, que como todo el mundo sabe tiene fama de gambas rojas del Mediterráneo y de vinos hechos con Monastrell, que no sé yo, que me han dicho que si se cae una gota de eso en tu bañador, ya puedes teñirlo todo o decir que es un diseño de Custo, por lo menos, que la gota ahí se queda, inmortal ella, como si fuera una gota transhumanista con un chip de longevidad añadido.
No es mejor el vino que te dan en el AVE, cierto, no lo es, aunque me han dicho que se quita con nada, que a lo mejor no lleva ni uva, ni falta que le hace, pero amigo, con cien eurillos no te llega para la ida y vuelta de uno de los cinco, y además te quedas en Gandía sin coche, y lo más importante sin el reto que significa una buena pelea por el único sitio de aparcamiento en el paseo marítimo. Un desastre, que con los salarios que no llegan a mil churrillos, eso del mejora tu tren de vida subiéndote al AVE, no cuadra, no pega, vamos, que si te la juegas, luego a ver como le dices a Pepe, ¡si hombre!, el del BBVA facción Caixa de Catalunya, por ejemplo, que estudie un crédito puente, para esa vaina de la hipoteca de abril, que te lleva a mal traer.
Y es lo que yo digo, que esta mi España, tiene alma carpetovetónica, aunque seas dels Països Catalans, o de la Gran Euskadi, que menos mal que no nos hacen caso los gabachos, con esos diseños territoriales de los indepes respectivos, que nos habían mandado otra vez los Cien mil hijos de San Luis, para cualquier barbaridad. Y con ese alma, aunque te bajes de Barcelona a Hospitalet del Infante, o desde el Bocho a las Merindades, te llevas el todoterreno con la prole bien atada, que los picoletos te cobran a doscientos por suegra desatada.
Los de meteorología, este año, como no tenemos aún los presupuestos aprobados, se han temido que si anuncian tormentas y el turismo local cae, a lo mejor no llegamos al dos y pico por ciento que dice el señor ministro y Marianico suelta al Montoro y nos pone una pullita puñetera en el marginal. Así que buen tiempo, que el Cristo de los Gitanos este año pasa el puente de Triana sin despeinarse, sin sobresaltos, que hace dos años, aún me acuerdo, todos los pasos se quedaron a dormir en la estación de penitencia de la Catedral Hispalense, una pena, y un susto. “Too er año enzayando pa que zarga bien, y noz cae esto”. Lo que tiene la primavera.
Están los hoteles, los de los chiringos, los del tinto de verano, que no dan crédito, que hacen el agosto en abril, y es lo que dice uno:
-“La Semana Santa en abril es más segura”
Pero se olvida de aquello de que en abril, aguas mil. Pardalets*.
Y es que no llueve a gusto de todos, que alguien dio el “queo”, a nuestra doña Carmena, y no va a dejar que los camiones entren en Madrid, pero la salvajada la han hecho en Estocolmo, y lo que no tiene perdón, no lo tiene, aunque como ya sabemos, estamos en guerra.
Pero habrá que ver pasar por Plaza de Armas, a la Esperanza de Triana, camino de la Campana, ¡claro que sí! Y a La Macarena empezar su recorrido eterno, o el discreto Gran Poder, que como te descuides ha vuelto ya a su casa.
Y el chocolate de las ocho de la mañana, y una siesta en el césped del Parque de María Luisa, ¿por qué no?, que la madrugá es la madrugá, pa que sentienda.
Y los zangolotinos vestiditos de François Hollande, que parece que van al Elíseo, tan seriecitos ellos medio protegiendo a la quinceañera que estrena tacones y mantilla. Pue es lo que hay, y desde un balcón, alguien descuelga una saeta, y una señora de Valladolid que andaba por allí, te suelta que para seriedad y respeto, los pasos por el Paseo Zorrilla. Pues también.
Que no va a ser todo irse a Esparraguera, a ver cómo te cuentan la Pasión los herederos de los bonhomes que no se quemaron en Monsegur y recalaron en Monserrat, porque además, a estas alturas del año, ya no quedan calçots de calidad, y es una pena, aunque siempre habrá algo de mel i mató, para pasar el rato.
El caso es que procuren sus gracias sacar provecho a este asunto de la Semana Santa, aunque sea para ver llover desde los cristales de casa, y pensar como casi cada año….¡Menos mal que no hemos salido Vicentet!, que con este tiempo si encima nos gastamos un dineral, ¡vamos!, que no entiendo yo a la gente, que saben que se van a mojar y ahí los tienes, en el piipaa, parapiiipaa, de la carretera, y tan felices.
Veremos si la cabra de la Legión desfila ahíta de ginebra este año, o si las mantillas zamoranas que procesionen por Santa Clara son las del año pasado.
Lo que quedará inalterable serán unos buenos boquerones o unas sopas de ajo como Dios manda, que la noche del jueves es muy larga, y algo habrá que desayunar´
Que Él os acompañe
*Pardal es el nombre que recibe en lengua vernácula catalana el gorrión, y el vocablo pardalet, que es diminutivo, tiene una carga conmiserativa importante

Viaje fluvial

Eso de viajar es algo que nunca me ha gustado, que al final te pican los mosquitos, te entran diarreas, te tima el taxista del aeropuerto, y el avión siempre sale algo más caro de lo que te imaginabas.
Una filfa, porque además los hoteles ya no son lo que eran, que en los buenos viejos tiempos no tenías que pelearte en Internet por pillar el precio más bajo, ni mucho menos, y de vez en cuando, aunque también iban yanquis ricos, a los europeos de siempre, (españoles excluidos), nos trataban la mar de bien.
¿Y porque digo esto?, pues porque eso de leer tiene sus consecuencias, y estaba esta tarde yo, leyendo unos de esos libros por viñetas de aquel veneciano que fue Hugo Pratt, y que se empeñó en enseñarnos el mundo a través de los ojos del marinero Corto Maltés, y se me cayeron encima un par de frases de esas que se entresacan de textos míticos, de autores míticos.
El primero con que me tropiezo dice algo así como:
Viajar es útil, porque hace trabajar la imaginación. El resto no es más que decepción y fatiga, dice Louis Ferdinand Auguste Destouches, (Celine).
¡Con lo poco que me gusta a mí trabajar Sr. Celine!, pero me temo que lleva usted toda la razón del mundo, porque además de la imaginación hace trabajar otras muchas cosas, incluso a mí que soy ese viajero solitario y puñetero, al que como me descuide, el pasajero del camarote de al lado acaba molestándome.
Una persona como usted que conoció el África negra francesa como nadie, y que sacudió a sus compatriotas tildándolos de pederastras como poco, y de explotadores de negros de forma más precisa, sabe que no es solo la imaginación lo que se trabaja en un viaje, es la vida lo que viaje tras viaje se va construyendo poco a poco, que ese espectáculo no lo sirven en la butaca de casa, hay que ir a buscarlo allá donde se dé.
Y sobre todo, te enseña a tener tu propia visión de las cosas, que las que te venden los listos de turno no valen, al menos hoy en día.
Y desgraciadamente viajar hoy, como el Señor Celine quiere transmitir, creo que es demasiado complicado, que todo son agencias y circuitos, y el mundo no está para muchas tonterías, que ir a Nueva York, o a Paris, ya no es viajar, ni siquiera Constantinopla es un sitio que por mucho que pueda gustarte y hacerte vibrar Aya Sophia, no es destino de viaje, es solo un desplazamiento.
Ya estamos demasiado conectados por la puñetera red de redes que nos quita ese trabajo de la imaginación que Celine nos insinúa.
Pues qué mal, porque en cualquier caso, el amigo Pratt, inspira a Marco Steiner en el prólogo a esta recopilación de Corto Maltés, a recordar aquellos viajes que emprendían los Orellana, y que acababan con el viajero que no entendía ni la selva ni la malaria, o con Lope de Aguirre, al que su viaje fluvial le conduce a la exaltación de su presunta locura, y con ello a su final violento.
Eso era viajar sin saber a dónde se iba, o quizás sí, que se intentaba encontrar Eldorado, la ciudad mítica que se esconde en la Amazonia, sustentada por tantas y tantas leyendas, como la del rey local que a orillas de un lago redondo se hacía cubrir de polvo de oro, y lanzaba joyas al dios que dormía en el agua.
Y si eso fallaba, pues tierras para el rey, y almas para la Iglesia, que al final el objetivo, me da la sensación que era lo de menos.
Y cuando pienso en la cara de Lope de Aguirre cuando junto a la que hoy es ciudad de Manaos, se encontró con las confluencias de las aguas Negras y las aguas marrones del río hoy llamado Negro y el Amazonas.
Yo ya sabía a lo que iba, me lo había explicado aquella Aventura equinoccial de Lope de Aguirre de nuestro oscense expatriado, Ramón José Sender.
Y a mí se me vino, viendo aquello desde el barco turístico el coro de peregrinos del Tanhauser, ¡qué le vamos a hacer!. Pero imaginar cosas nuevas no fue el caso, que todo lo que me venía en aquellas grandeza eran viejas historias, viejas canciones.
Y puestos a recordar que viajar no me gusta, debo decir, que si algo no me gusta de verdad, es viajar a bordo de los ríos…
El Nilo me hizo llorar de emoción sentado en la popa del trasto en el que seguramente asesinarían a alguien, por viejas inquinas en la metrópoli, pero la muerte en el Nilo que yo veía era otra, y era que no había sitio para la imaginación, sabía a cada momento lo que iba a aparecer en cada recodo, veía al campesino en la orilla esperando la crecida, y las falúas buscando algún pez no contaminado para cenar, o algún niño jugándose una filariasis mientras chapoteaba en la orilla a la vista de algún cocodrilo que hubiera sorteado las aspas del barco.
O el Volga que te enseña la destrucción que los dirigentes del siglo XX dejaron en sus orillas llenas de fábricas obsoletas, de pueblos obsoletos, de gente obsoleta. Y piensas que ya lo sabes, que ya lo has leído, que ya te lo han dicho, que no hay nada que imaginar.
Me recuerda el prologuista Steiner a uno de mis autores preferidos, que hace de un viaje fluvial, uno de los mayores alegatos contra la explotación del negro africano que se ha escrito.
Lo personaliza en el Señor Kurtz, explotador de marfil, que al final paga con su vida el horror de su existencia.
Y el Congo, que en palabras de Conrad es “Un río inmenso, parecido a una inmensa serpiente desenroscada, con la cabeza en el mar y el cuerpo en reposo, curvándose indefinidamente por un vasto país, y la cola perdiéndose en las profundidades del territorio” quizás despertara mi imaginación como Celine pretendía que hiciera el viajero. Pero yo no soy Charlie Marlow, ni el barco que contrató a Conrad navega, que el Roi des Belges ya no sigue a flote.
No, no me gusta viajar, pero quiero subir ese río, si no me apiolan a mitad de travesía, incluso si mi imaginación no se despierta que entre Conrad, el cine y el Javi Reverte me lo tienen muy contado.
Ahora cerraré un poco los ojos, y pondré a trabajar la imaginación, aunque lo que me venga a ella sea un lago tranquilo desde mi terraza en Saló, o la pared del Eiger mientras tomo en la terraza del hotel un Dartigalongue de buen año.
No, no me gusta viajar, entre otras cosas porque no he aprendido a hacerlo, y a estas alturas de la película, no estoy para atravesar la tundra siberiana en una troika, que ya no hay Zar, y no soy Miguel Strogoff, aunque quiero ver el Baikal.
See you later

Formalismos

Cada vez que vuelvo de mi pueblo, ando algo más mosqueado que de costumbre, y sin darme cuenta me pongo estupendo, tiro de traje negro y corbata, que parezco salido de esas escuelas francesas de estudios administrativos que acaban haciéndote presidente.
Y claro, me pongo plasta, porque saco el libro de estilo, y no admito un tuteo, no admito unos tejanos si alguien viene a venderme algo que no sean….unos tejanos, exijo que se cumpla la letra pequeña, y además no tolero ni una sola imprecisión ni en el lenguaje, ni en las formas, sobre todo, si el que paga soy yo, que es lo más habitual.
Y hoy ando así, de los más pesado, y mejor entonces que no me toquen mucho las narices, ya que si no lo hacen siguiendo el más estricto de los protocolos bien aceptados por todo el mundo, antiguo, carca, pero devoto de una civilización que se extingue, no me venden ni un Bentley de saldo.
Y no, no soy Luis, ni de broma, que mi nombre es Luis Miguel, y sin el Don delante, el círculo de íntimos amigos y familiares que tienen el derecho a usarlo es muy limitado.
Así, que esta mañana ya he sacudido un par de buenos cortes sin despeinarme, que las falsas familiaridades, al final conducen al trabajo mal hecho, ¡que somos colegas!.
Me dicen, que son cosas para que nos sintamos jóvenes, que estamos en el mismo “team”, que entre colegas se arreglan las cosas mejor, y toda una serie de zarandajas que cuando ando mosca, reconozco que me fastidian entre mucho y muchísimo.
Y si alguien piensa que soy un carca, es muy dueño, faltaría más señor mío, pero seré un carca que mantendré las distancias con las personas que no quiero que se acerquen demasiado, que no todo el mundo huele a lavanda, y hay pestazos que no te los quitas de la ropa ni a tiros.
Y me doy cuenta, que en los nuevos ejecutivillos de medio pelo, que van proliferando en la falsa postcrisis, todo el mundo quiere tener la imagen de Steve Jobs, por ejemplo, y salir a la palestra en tejanos (de cinco mil dólares), en zapatillas, (de Prada por lo menos)…y así eres moderno.
No, chaval, así eres un pobre memo que imita una imagen de aparente frescura, que pudo ser válida para “Il fu” Jobs, pero para ti, que no eres más que una puñetera línea del protocolo de actuación de una multinacional cualquiera, la imagen que das es lamentable, aunque te hayas depilado el pechito y no se te marque el sudor de la camiseta con eslogan de viva mi amo.
Pues sí, me revientan esas familiaridades gratuitas, y sobre todo me revientan por la zafiedad con que te las presentan, que supone reducir la relación profesional a un ¿qué passsa tío?, y si el que paga soy yo, lo reconozco, me cabrea.
Menos mal que las cosas aún las puedo manejar, cada vez con mayor dificultad, cierto, que la gente ya no se te presenta de la forma en la que los límites de la camaradería y la negociación seria deben, creo, dejarse claro.
Y por eso me molesta que en nuestro Parlamento se actúe en demasiadas ocasiones de esa forma, en la que parece que somos todos colegas, donde desde luego no lo somos.
Y prefiero un tipo con el pelo bien cortado que una coleta, perfiero una chaqueta a una camiseta…y así. Porque del de la chaqueta tengo claro que debo defenderme, pero el de la camiseta, quiere transmitirme una sensación de camaradería que no existe. Es tan celoso de sus objetivos personales como el de la chaqueta, pero me está diciendo…¡A un colega como yo se le permite todo!. Y no es así, porque como el encorbatado, el de la camiseta, quiere tu dinero, tu voto, tu aplauso, para medrar él en detrimento tuyo, siempre, sin excepción.
Así que me pongo estupendo, que a los mayores se nos permite casi todo, y dejo al “oye tú” confuso y sin el pedido, eso sí, autodisculpado, que su jefe le dijo que el tono jovial y desenfadado vendía más. Y a él no le dejan ni pensar ni adaptarse al entorno.
Como mis amigos transhumanistas están convencidos que pronto la Inteligencia Artificial habrá superado a la Inteligencia Humana, confío en que los nuevos inteligentes obvien todos estos formalismos, que no son más que defensas que la sociedad ha ido estableciendo, y no necesitemos nunca más el contacto entre nosotros, que las sensaciones necesarias para nuestra felicidad, se nos suministrarán en forma de impulsos eléctricos a nuestro cerebro, o a lo que quede de él…si algo queda, claro.
A todo esto, lo que si parece es que vamos directos hacia la soledad postindustrial, que el contacto humano se ha hecho estándar, y apoyado en las malditas redes sociales, vamos a perder la capacidad de interactuar en persona, y si no fijémonos en la sociedad Japonesa, que ha desarrollado la aversión al contacto de pareja en porcentajes dentro de los jóvenes que llegan casi al cincuenta por ciento. Y es tremendo, porque perderé la posibilidad de ponerme estupendo, y estiradito cuando crea que lo necesito, que la cosa estará, ya como hoy, a tiro de un click.
Así, que voy a disfrutar de los últimos tiempos que le quedan a las formalidades, mientras la AMEX aguante, por supuesto, y llamar de usted y tratar de señora a la cajera del super que tiene 20 tacos, y si no lo entiende, si no entiende el símbolo, peor para ella, y empezaré a volver a utilizar más las chaquetas formales, si el calor lo permite, claro. Y así, poco a poco, todo y por su orden, que pienso seguir cediendo mi asiento, cediendo el paso, dar la mano a los señores, y hacer el gesto de besársela a las señoras, que eso de los besitos mejilleros nunca me han gustado…de entrada, que para mí ni son colegas, ni son amigos, así que si hay que establecer una relación se hace con base de consideración y respeto, que para familiaridades habrá tiempo, y hay que ganárselas….digo yo.
Reciban mis más atentos saludos

De los indepes, el Marianico, y los llanitos solitarios

Al regresar de mi Barcelona, los indepes, que se ven venir unas reacciones del Estado que no les gustan nada, se me ponen a proponer las preguntas del referéndum con el que quieren mantener viva la llama del error histórico de mi Catalunya, cuando se fiaron del inglés en la guerra de Sucesión, que llevó a Felipe V al trono, y a tener un espacio en el “fosar de les moreres”.
Y nuestro común Estado, su pone a investigar a las empresas que se han hecho con los servicios que podrían soportar las supuestas estructuras que un nuevo Estado catalán necesitaría, y además con prisas en los requerimientos de los fiscales.
Por otra parte, avisan al Molt Honorable Puigdemont, que si insiste es sus acciones tendentes a la separación de Cataluña, se lo van a mirar por lo penal, y por si la cosa no fuera suficiente, los presupuestos locales los van a devolver a toriles desde el Tribunal Constitucional.
Al gerundense Puigdemont, le están mirando las cuentas de cuando era alcalde de la ciudad del Onyar, y está que no se lo cree el hombre, que me lo están dejando solo hasta los suyos, y no parece la soledad del poder.
Y por dejarlo solo me lo están dejando solo hasta los ciudadanos, que cuando les preguntan si son indepes, ya son menos de los que si lo son, los que no lo son.
Y eso que la puñetera encuesta la ha guisado la Generalitat. El mundo que se nos viene encima.
Y yo, como el comentarista de hoy en La Vanguardia, (esa que antes se llamaba española, cosas de los Godó que siempre me navegan con el viento en popa), que se confiesa al menos tan egoísta como yo, y que está el hombre con el corazón en un puño. ¡No es para menos!.
Que no sabe si alquilar el apartamento de Calafell hasta fin de setiembre o solo hasta antes del referéndum, que no sabe si tomar las vacaciones hasta el quince de setiembre, como los ricos, que aunque bajan las moscas, la Costa Brava en setiembre es pura dulzura.
Y a mí me pasa lo mismo, que empieza el Liceu, con un Viaje a Reims, que no quiero perderme, y no sé si tendré el pasaporte listo, o no, no sé si habrá referéndum o no, no sé si tendré que pagar el abono en euros o en pelas. Un desastre.
Y menos mal que no tengo niños escolarizables por mi tierra, que a lo mejor les tenía que comprar el babi con las cuatro barras y la estelada, y ni siquiera teniendo claro que el fondo de la estrella sea azul o amarillo.
Lo dicho, un sin vivir, que con estas mandangas, que no son más que mandangas de mangantes, (y conste que me refiero a los políticos condenados y solo a ellos), los indepes de verdad tienen el corazón roto, que hasta Xavi lloriquea desde Qatar, con lo de que no le dejan votar el destino de su tierra.
¡Toma, ni a mí!, que el haber nacido en Mongat, y tener abono del Liceu no sé si va a ser suficiente, que a lo mejor para que me dejen ir a la urnilla, si al final la ponen, tengo que meterme en juramentos de once varas y cantar el Virolai con acento de Berga o de Verges, delante de un jurado estricto. Todo es un dilema contra el ciudadano modesto, no sabemos qué hacer. Que puestos a enmarañar, ya me apetecería votar, como expatriado que soy.
Y la cosa no para ahí, que va Marianico y les suelta que no sé cuántos miles de millones va a dedicar a eso de las rodalias, que se le están llenando de cemento los túneles de la plaza de las Glorias Catalanas, y al corredor Mediterráneo, y…bueno la tira de cosas, peeerooo, sin el tres más uno por ciento. Y eso es un golpe bajo, muy bajo Don Marianico, que la gente no se mete en política por el sueldo de concejal de Santa Coloma de Gramanet, y quien más y quien menos tiene su familia, el chalet de San Cugat, su casita en la playa, la de la Cerdanya, que hay que esquiar, la querida en Madrit, que la tengo como una reina, y eso cuesta un pico. Que los niños tienen que aprender inglés en América, y ustedes comprenderán que la elite no puede sobrevivir con lo dicho, el sueldo de concejal de Santa Coloma de Gramanet. Muy sucio Don Marianico, muy sucio. Que está usted dejando solito al pobre Puigdemont, que no tiene de donde sacar para repartir, y encima usa usted los contactos secretos que seguro tiene usted en la trastienda del Estado, para que no le limpien el aula de la charleta en Harvard.
Y está usted en una tesitura que parece me haya cogido el manualillo de Maquiavelo, porque resulta que me anima a los escoceses a darle el portazo a la señora May, vaya una forma de resucitar a María Estuardo, y está la mujer que se cree que le aparecerán en el horizonte de nuevo las velas de la Gran Armada, esta vez sin vientos y tempestades.
Que me los ha apechuscado usted Don Marianico, que ni siquiera el Señor Conde de Godó ha dicho lo de:
-Eso, usted a favor de los indepes escoceses, y los de aquí a sorbernos los mocos. Es claramente un ejercicio de discriminación indepe.
Pero quién no quiere ser indepe, está claro, es el chiquillo ese que vive el otro lado de la verja, el pobre Picardo, quiere ser europeo, pero a la vez quiere ser británico, no quiere ser indepe, que no le dejan, y está decidido a no montar mezquitas en el aeropuerto.
Pero va la Señora May y se olvida de los llanitos en las negociaciones esas del brexit, y si no es por el muchacho tory, que se ha dado cuenta, y que está decidido a mandarnos la flota, a los de la RAF, y a no sé cuántas cosas más, el pobre señor Picardo se hubiese sentido muy solo, abandonado diría yo.
Y a mí lo que me da miedo es la cantidad de inglesitos que tenemos arrecogíos en nuestras costas, que seguro hay espiones dispuestos a todo, y con eso de la devaluación de la libra donde recibían mil quinientos eurillos de pensión, la cosa se les queda ahora en mil justitos. Con los precios subiendo en Jávea.
A la vista de todo esto, lo que me pide el cuerpo, es hacerme dieciocho hoyitos a la mínima oportunidad, que es un juego muy inglés, en el Golf de la Costa Brava…y soltar ese clásico ¡Que les den a todos y cada uno por su orden, por donde amargan los pepinos!. Que a mí me toca comida en el AVE, y no sé si la sobreviviré.
Con su pan se lo coman

El mito de Cassandra

Entre que mis amigos se han preocupado, y con razón, de la historia relativa a la condena de Cassandra por unas frases hechas públicas en ciertas redes sociales, y que m i hija, directamente me ha pedido que ponga por escrito mi opinión, no voy a tener más remedio que mojarme, y aprovecharé que estoy relajado, que vengo de pasar una velada muy agradable en mi Liceo, y que aunque me he comprado dos o tres paraguas este fin de semana, al final, a la salida del teatro, no llovía.
Hoy, debo reconocer que mi sensibilidad ha quedado tocada, un señor a voz en grito, y delante de dos mil personas, ha insultado a las mujeres, ¡y yo estaba delante, con mi madre y mi hija!. Ha sido inaudito y francamente muy desagradable.
El señor este al que por cierto no conozco, mantenía que las mujeres no tienen ninguna credibilidad, es decir, que sus opiniones, o sus acciones están directamente ajustadas ¡a mentira!.
No me lo podía creer. Es más ese mismo señor, mantenía que cuando una mujer te aseguraba algo, con toda certeza, es que aunque en ese momento estuviera convencida de que podía realizarse, lo más probable es que en un momento, y por cualquier nimio motivo, y sin dar más explicaciones, cambiase de opinión, quitándote cualquier soporte que puedas tener bajo los pies.
Ciertamente mantener una actitud de ese tipo en público, creo que es totalmente inadecuado, en primer lugar por generalizar, aunque este caballero, lo afirmaba con rotundidad, y sin ningún resquicio a un posible contraargumento.
El daño económico que puede acarrear a las mujeres, es demasiado alto para ignorar esas palabras que hoy se han dicho en público, en un recinto controlado en el que había, cuanto menos tantas mujeres como hombres, y en el que estoy seguro que aparte de letrados de todas las especialidades, había maridos, novios, hijos, amigos de mujeres maravillosas, a las que este señor, ya digo a voz en grito ha intentado inhabilitar como profesionales, ya que con esas calificaciones, no puede nadie aspirar a ser ¡vamos!, ni siquiera político.
Realmente me he sentido molesto y herido en mi sensibilidad, porque la mayoría de las mujeres presentes en el acto, y me ha sorprendido, han babeado de gusto al oír tales alegatos contra ellas, y a no ser que estemos enfrente de una táctica legal para que cuando salga La Vanguardia del domingo se airee el escándalo y se anuncien querellas multimillonarias contra el hombre este que a voz en grito, repito, ha denostado el buen nombre de todas las mujeres, no entiendo nada.
Al acabar el alegato ruin contra todas las mujeres, resulta que los asistentes a la reunión, han roto a aplaudir como posesos, y no han conseguido que el discurso se repitiese, quizás alguna señora o señor del grupo asistente, hubiese perdido algún matiz, y eso pueda dificultar la querella que a buen seguro mañana estará en el juzgado de guardia.
Es lo que tiene el cogérsela con papel de fumar, creo yo, que te cantan la Donna é mobile, y te vas al juzgado, y tampoco es eso, que al juzgado solo se va si el tenor no llega al do de pecho, o no se sabe la letra, que lo demás se aguanta.
Volviendo a lo de Cassandra, y repito, no tengo ningún conocimiento legal, no me conozco demasiado el caso, he leído alguna de las frases que se han publicado, y poco más, que en estas cosas o te pones estupendo o a nivel de Telecinco o Seis, que no va de un número, y yo es lo que he hecho.
Al fin y al cabo, es lo que se espera de un ciudadano/súbdito español en este puñetero veintiuno, y desde ahí me voy a lanzar.
Para empezar, emularé a Lerroux, y soltaré que el que a esta persona la quieran encerrar un año, más por grosera que por cualquier otra cosa, y tengamos a los clanes de la ex -convergencia, yayo incluido, o al señor Momentín tan pichis ellos tomándose unas cervecitas ora en la Plaza Real, ora en Santa Bárbara, no me parece de recibo, pero doctores tiene la Iglesia, y yo soy más hermano lego que otra cosa.
Mi sentencia, pues, en el caso de esta persona, Don Cassandra, es muy claro, una semana y un día en la cárcel de papel, aquella de La Codorniz, que nos enseñó a los españoles como se saltaba uno sin despeinarse al señor censor, que seguro usaba manguitos y se había dejado el bigotito Falange Española y de las Juventudes Nacional Sindicalistas. “Pa habernos matao”.
Pero nada más, de verdad, nada más….bueno le haría repetir cole desde tercero de EGB, o lo que se lleve ahora, pero nada más. Claro, siempre a la vista de lo que se dice en Telecinco y en la Sexta.
Porque quizás sus palabras puedan incitar al odio, no lo sé, que hay demasiada gente que como ya vienen odiando de oficio con un poquito más de empuje, les salen unos odios apocalípticos, pero no por Don Cassandra, creo. A mí me han incitado a la pena por la categoría que el personaje me ha transmitido.
Pero como los políticos están con la historia de las leyes mordaza en nuestra España, o por ahí con abogados dispuestos a machacar judicialmente a quienes no se expresen con la corrección política determinada por el nivel de sensibilidad reinante en el momento y en el lugar que se determine, pues cualquier pesquisidor, convenientemente recompensado te la lía parda.
Pues sí, la sensación que tengo es que estamos volviendo a las formas del Santo Oficio, ahora que se llama Congregación para la doctrina de la fe, o algo así, que en su momento llenó de pesquisidores el solar patrio, y hoy vuelve a sus usos.
Así, que yo me quedo con Don Andrés el censor, que además vivía en una casa de vecinos, y que cuando leía los artículos de Haro Tecglen en el Triunfo, o se enfrentaba a los Cuadernos para el diálogo, el hombre no se coscaba de las cargas que les metían esos “intelectualoides de izquierdas”, y acabaron sin trabajo.
Porque lo fácil era bajar el largo de una falda o ponerle un clavel muy español en el escote a la presentadora del telediario, pero hoy andaría el hombre en un sinvivir. Y el número de censores era finito, y estaban en nómina. Los pesquisidores de hoy somos todos, y es inabarcable.
Repito, nos enfrentamos a la zafiedad, que ciertamente se ha tomado como excusa, para intentar coartar la expresión de muchas gentes no afines al “régimen”, por los carcas que se esconden entre las grietas del poder.
La zafiedad que ha sido utilizada para reivindicar la libertad de expresión por otro tipo de tendencias políticas, y a ver si montando un buen pollo se entera media Europa de lo que tenemos por aquí. Alguien ganará dinero, alguien ganará poder.
En cualquier caso, desde que me dieron la blanca en la mili, cuando un taxista me pregunta a que altura de Claudio Coello me deja, siempre le suplico que lo haga a ras del suelo. Por favor.
Me voy a dormir repasando mi colección de La Codorniz.
Que ustedes lo disfruten