Este Madriz que me mata

Parece que una vez dirimidas las diferencias futboleras capitalinas por mor de ser el mejor de Europa, hay que meterse ahora con la feria de San Isidro, sí, esa de los toros.
Y me parece bien, que las fiestas son para hacer bulla, que si no te aburres. Que a Don Jacinto no le gusta el fútbol, pues ya sabe, al Ateneo a discutir la obra de Ortega, y si Don Javier es alérgico a la Tauromaquia, que no lea el Cossío, que le saldrán ampollas, y siempre puede salir a la “manifa” de turno.
Y es que este Madrid da para todo. Que si quieres, le das el bracero a la Señá Rita, y te la llevas a marcar un chotis como Dios manda a la Pradera del Santo, que el mantón de Manila hay que lucirlo.
Los antidisturbios te protegen, no temas, que si el camión de las rosquillas del Santo pesa más de no sé cuánto, me lo dejan en la estacada y no sube a la Pradera, ¡qué diantres!, ¡Tengamos la fiesta en paz!.
Y tú a lo tuyo, a escoger cuál de las dos Españas quieres que te rompa el corazón, no tienes más que elegir bando, que de todo hay dos, que del Madriz o del Atleti, que de Isco o de Cristiano, que de del Cholo o del Niño, que con la Fiesta o contra ella, que de Joselito o de Belmonte, que de quién quieras cuando quieras.
Que este Madriz, para matarte no necesita excusas, que si te cansas de todo te vas mañana al Real, y te canta Plácido, y ya me dirás si te gustaba más de tenor o de barítono. Lo discutes luego en el pincho catalán que te dará Ramón en el piso noble.
Y serás de la Carmena que te corta el paseo del Prado para que le voten los ciclistas y le lloren los de los coches, que aunque sean eléctricos no les dejan, o serás de los que añoran Botellas o Galvanes, que la nostalgia también tiene sus seguidores….como ayer decíamos.
Y a lo mejor te vas al María Guerrero y sales con la empanada mental que quizás te provoque el saber que tu sociedad es corrupta hasta las heces, que el migrante forzado tiene corazón, historia y lágrimas, y que a cada cerdo le llega su San Martín.
Pero es lo mismo, que si no te gusta lo moderno te vas al mediopensionista, y un paseo por los monologuistas a lo mejor te descubre una sonrisa de esas que afloran sin que tú supieras que existía…¿y qué más da?, si Madrid te matará cuando creas que te estás tomando una tapa que preparó la señora mamá política del dueño, y lo que te dan es un plástico comestible de la Unilever, por lo menos.
Pero no te preocupes, que si hay resaca, siempre puedes ir a San Ginés a por tu chocolate….¿o prefieres el del Café Suizo de Sevilla?. No te preocupes, discútelo con tu amigo, con tu novia, o con la novia de tu amigo, que al final va a ser lo mismo, que nadie se va a inmutar, y tú seguro que llevarás la razón.
Y es que has bajado demasiadas veces la Ribera de Curtidores, que subirla es de mal gusto, y alguien te habrá sacado las perras dándote la razón a cambio de tu dinero mientras te llevabas algo que no querías, que no te gustaba, y que además no necesitabas.
Pero así son las cosas por aquí, que nadie se me altere, ni los de los taxis, ni los de los taxis full, esos que pagan los impuestos en las Bahamas, que unos son de unos y otros son de otros, si prefieres el Skoda, o el coche negro con desodorante de cine de barrio. Tú escoges, que Madriz a lo suyo, Madriz te mata.
Porque luego viene San Isidro y pone las cosas en su sitio, que es muy suyo el Santo. Y si quieres toros, pues el Santo pone lluvia y viento, a ver qué hace la autoridad competente, se suspenden unas y se torean otras, y yo un día carne y otro pescado, mayormente para que no me tachen de extremista, que estas cosas luego se saben, que uno es muy discreto, pero mis amigos….de esos no respondo.
Que en esta Villa y Corte, hay que llevar los oídos sin cerumen, que te pierdes el último rumor, ¡qué sí¡, que lo sé de buena tinta, que me lo ha dicho uno que está muy bien conectado, que la semana que viene van a subir las Matildes, que Marianico va a dimitir porque le han pillado el asuntillo que tenía con la concejala de no sé qué de Podemos, que está de pan y moja, y la carne es débil.
Y si no eres de Marianico, serás del otro, y podrás decir aquello de que si quieres comprar al Presi, nada como una buena Lamprea a la bordelesa a fin de enero por Extramundi, y si crees que te lo llevas al huerto por una centolla de Portonovo, pues a discutir, que para eso estamos. Pero lo que yo te diga es de buena tinta.
De buena tinta, el cocido de Lhardy, ¡No hombre el de La Bola!, pues déjalo, hablaremos de la espesura de la sopa, del relleno,de la carta de vinos, ¿Rioja o Ribera?, aquí pocas veces entran los vinos regionales, los de D.O. Madriz…que si no hay queso no los trasiego.
Pues como quieras, que yo me voy a pasear por la Casa de Campo, mientras no llueva, pues yo al Retiro, o al Pardo, o a la Fuente del Berro.
Que nada, ¡hombre!, que a nadie le importa, y a tí si lo piensas, tampoco, que todo lo que nos mata en Madriz, es superficial, es aire ligero, es uno no pasa nada, y si pasa se le saluda, o no se le saluda.
Así, que no iré ni al Prado estos días ni al de la Tita, que no tengo ganas, que no me importa quién gane la liga, ni si Nadal pela al Nolo o al revés….miraré a ver si uno de esos que se creen japos me dan chicha de algo, que rosquillas del Santo seguro que no tienen.
Porque de vermú o a Lavapiés o a Chamberí, que pa gustos los colores
Con vuestras rosquillas os lo comáis

Retrotopias

Y como a nuestro parescer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
(Jorge Manrique, 1440-1479. Coplas a la muerte de su padre).
Es decir, que ya desde esos tiempos, y sin echar un ojo a los “Gredos” de la estantería, para revisar Grecia y Roma, ya llevamos unos siglos con esto de que el viaje al futuro no parece ser de nuestro agrado, hablando en plata.
Como además andamos dando vueltas al rollo de las “topías”, como la del casi coetáneo de nuestro Jorge Manrique, Tomás Moro, que inventó en su Utopía, la ideal, la de la felicidad, la sociedad perfecta, la del gobernante justo, o las distopías, (que por cierto nuestra Real Academia no se fuma todavía, que es mucho retorcer a Moro), de las que tenemos en el siglo veinte todas las muestras que deseemos en la literatura de relatos de Ciencia ficción, siempre hablando del futuro que nos espera, donde nos habrán superado los robots, o destruiremos los libros, como los nazis en la explanada de la Humboldt, o nos “cultivarán” para la satisfacción de pedidos de órganos de los miembros de la elite de las sociedades que puedan describirse en esos cuentos.
Lo que si parece, una vez superado lo de que el Gran Hermano no deja de mirarte, usando la webcam de tu teléfono, por supuesto, es que el futuro no nos gusta demasiado, tierra hostil parece que es, y la percibimos de esa guisa, cada vez más.
Zygmunt Bauman, nos sale ahora, en su obra póstuma con el concepto de Retrotopía, que es según él, la tierra de la que no debimos salir nunca.
Así, que para que yo me aclare un poco, la cosa más o menos es que Manrique nos dice que el pasado fue mejor….(una intravenosa de optimismo, se hace urgentemente necesaria). Moro nos describe Utopia, pero le falta el locus, y el ser, así que nos deja con la miel en los labios.
Los de ciencia ficción nos pintan las distopias que serán (más o menos) nuestro hábitat del futuro, al que desde luego no apetece asomarse.
Y por último Bauman nos propone la Utopía real del pasado más o menos localizado, su Retrotopía, y así estoy más que desorientado.
Y es que empezamos a pensar que nuestros hijos vivirán peor que nosotros, más del 90% de los franceses lo piensan, pero ya se sabe lo chauvinistas y pesimistas que son.
Pero de por junto, casi el sesenta por ciento de los humanos también lo cree, y eso tiene consecuencias.
Y, como dice Bauman, no hay que olvidar que tras las grandes revoluciones de la Historia, ha habido siempre períodos de añoranza del pasado, que ya pasó con la Francesa y con la Bolchevique. ¡qué le vamos a hacer!.
Yo que soy un poco rebelde a eso de las opiniones generalizadas, y aunque creo que, como en todo, hay siempre algo de razón, lo que pienso, es que la cosa no es para tanto, aún compartiendo muchos de los temores que las mayorías expresan.
¡Que sí! Que las zonas de confort se han desplazado a zonas inexploradas, que las dueñas han decidido no reproducirse, y hasta parece que las producciones de espermatozoides en los machos disponibles han disminuido a niveles de extinción de especie. Una pena.
Pero sigo pensando que la cosa está en nuestra capacidad de adaptarnos a eso que va apareciendo poco a poco, o rápidamente, según se mire, porque con eso de la retrotopía, tendríamos que volver al seiscientos como poco, por no hablar de cosas tan desagradables como la renuncia a los avances científicos en materias tan sensibles como las relacionadas con nuestra salud, sin ir más lejos.
No me parece que estemos muy afinados soñando con las retrotopías, son falsas, son el sueño de la nostalgia y el miedo al progreso, yo le llamaría el síndrome del dinosaurio, que al final lleva a la extinción de la especie.
Cuando uno se pone de verdad a pensar en eso de volver al pasado, me temo que da gracias por estar en el presente, incluso teniendo en cuenta que eso de la globalización te ha hecho polvo el salario, o te ha dejado sin curro, pero a lo que no estaríamos dispuestos, por ejemplo es a dejar de vendernos por ese plato de lentejas que es el móvil, o por encender la tele y que salga algo más que la uno y la dos.
No estaríamos dispuestos a no poder subirnos a un avión, o a tardar doce horas en viajar en tren de Madrid a Barcelona, sin ir más lejos.
La lástima es que está de moda la añoranza, la nostalgia de algo que ya pasó, y para recuperarla tenemos la maldita tendencia a volver a considerar formas políticas que creíamos olvidadas, que hay nuevos Lerroux, que hay neo fascistas, que hay nuevas izquierdas, que ni siquiera las tradicionales nos valen, que lo que la sociedad pide es volver hacia atrás, pero eso nos conduce a situaciones que se me parecen hasta chuscas.
Pues revirtamos el camino, subamos a los carros que nos ofrecen las neopolíticas hueras de ideología, y sentémonos en la América del Ku Klux Klan, en la Europa de las entreguerras del siglo XX, en la China de la Revolución Popular.
O si alguien lo prefiere, por mí puede pasear durante el lanzamiento de la bomba de Hiroshima, o tomar un café en Dresden o Guernika el día del bombardeo.
No, las retrotopias nos llevan a sociedades peores, con menor grado de evolución que las nuestras, aunque las hayamos idealizado ahora que no están disponibles, y eso que se escuchan ruidos neo-malthusianos, con matices de modernidad ya que estamos, al parecer creando una nueva especie. Vamos que el neanderthal que somos dará paso al nuevo ciber hombre en cualquier momento, al hombre de doscientos años, bien aprovechadito, que nadie quiere volver a morir de tuberculosis a los veinticinco, rodeado de sus colegas.
Quizás estemos a las puertas de una nueva especie, y se está financiando a base de gran consumo y salarios bajos para los que no vayan a evolucionar, para los que aún sueñen con una retrotopía.
Yo me voy al teatro, que mientras dure y la realidad virtual no me lo meta directamente en la neurona, sé cómo disfrutar de él, y hoy lo demás me importa poco.
Con su pan se lo coman

Gracias por esperar

Que bueno es de vez en cuando tomar distancias de las cosas, que si no, empiezan a parecerte importantes, y es el principio del fin.
Y la distancia se toma para crear esa energía cinética necesaria que debe liberarse luego con la mesura y el tino que la prudencia siempre han aconsejado.
Porque estás unos días oliendo a mar y a montaña, con la televisión apagada, con la radio desenchufada, y de la prensa mirando solo el tiempo, que el mirar al cielo ya es suficiente para los próximos minutos, y te caes del guindo puñetero en el que los “¿qué hay de lo mío?”, que te atacan continuamente, desaparecen, o casi lo hacen.
Y tampoco hablo de sacar un carnet de socio de uno de esos monasterios de Meteora, o buscar una columna de esas tan chulis que hacían los griegos y transformarse en Luismi el estilita.
No, no es eso, es simplemente tomar distancia con los intereses de quien quiere que te fijes en su pestosa página de caralibro, quien piensa que repitiendo tres mil veces que ganó el chico ese de la nariz grande gabacha, te vas a interesar por no sé qué, de la Republique Francaise, que a lo mejor te da por visitar otra vez el Château de Valenciennes, o quieres ver si el Intercontinental o el Meurice siguen recibiendo gente que quiere despertarse viendo las Tuileries, desde su tribuna de la Rue Rivoli.
Y se necesita tomar distancia del hecho que este o aquel político sinvergonzón, o no, lloriquee por los pasillos mediáticos el que su última jugada no haya salido como él esperaba.
Con lo astuto que se sentía, con la miseria de salario que recibía del pueblo al que tanto quiere y al que tanto le debe. Con su mujer casi en olor de santidad comprando biblias para el prior, o con el que tuvo antepasado cardenalicio, y anda pidiendo árnica para cuidar de su prole, el pobre cardenal.
Y la gente normal, parece que no ha dejado de perder su empleo, en cuanto pasa de los cincuenta, que más del 50% de ese colectivo está desempleado, en paro, vaya, y no lo encuentra por debajo de treinta, bueno, si trabajo sí les dan, pero dinero no, ¡qué diantres!.
Y desde estas páginas, juro que me será difícil volver a entrar en esos “templos de la gastronomía” que explotan a los becarios, que les pagan menos que a los chinos en China, que parece que es nada lo que se llevan. Pero es que siguen estudiando con Jordi Cruz o con el Sumsun Corda, que lo mismo me da.
Habrá que redescubrir las ollas podridas y los cocidos lebaniegos, las escudellas, los salmorejos, las castas menestras y el pescadito morrallero frito como Dios mandó siempre, que a lo mejor el nitrógeno líquido ese te atranca los deferentes en el peor momento.
No ha pasado nada, al final no ha pasado nada, porque lo que pasa no es más que humo, es el catálogo de ventas del último interesado en vender su aceite en detrimento del de palma, o de sus siglas obreras y españolas que andan muriendo en peleas navajeras de barrio, como pasó en los últimos días de la Roma Imperial.
Que hasta ese catalán francés, que fue primer ministro, salta del barco que se hunde como las ratas han hecho toda la vida.
Y te topas en el periódico con esas cosas miserables que nos trae la era de Acuario que parece empezó con el siglo, que la ablación femenina sigue adelante en su más cruda expresión, y lo ves a través de las miradas perdidas que tienen las muchachas que liberan los islamistas de Boko Haran, y que devuelven a cambio de un puñado de los suyos. Ves esas miradas, y la apartas por vergüenza de pertenecer a la misma especie que ellas, y no haber sabido defenderlas cuando te necesitaron, no saber defenderlas ahora del futuro que les espera al volver a sus comunidades, donde serán basura, literalmente y la misma vergüenza por compartir ADN con sus secuestradores.
Y cuando quitas la vista de esa página, ves la versión del mundo rico, de ese que llamamos de las libertades, y que no sabemos lo que es, y te encuentras que esa ablación genital femenina horrenda y miserable, la hemos sofisticado en occidente, quizás con el mismo fin, que parece andamos ahora con la moda de que una vez bien depilado el pubis femenino, que hay que parecerse a las estrellas del porno, resulta que hay que recortarse los labios mayores que a ellas, o a ellos, o a los dos no les gusta si no están “normalizados” (buscaré en las ISO, a ver qué dice como tiene que ser la cosa), y venga todas al cirujano para que arregle la cosa.
Y así parecemos lo que no somos, paseamos los pubis impúberes, y recortamos la vulva para la autosatisfacción personal, y la aceptación consiguiente de los machos de la tribu, eso sí con garantía médica, factura acorde, y a esperar unos meses a ver si te dejan como estabas antes, que al nuevo Chuchito, ya no le gustas.
Al final motivaciones parecidas, que hay que ser de la tribu, te tienen que aceptar, y además te tienes que mutilar. Luego te salen “naturales y veganas”. Para habernos matao. http://www.lavanguardia.com/vida/20170509/422401449673/ginecoestetica-labioplastia-laser-intravaginal.html.
No, en diez días, la cosa está igual, unas perras quizás extras en eso de las bolsas, que aunque los productores de petróleo empiecen a flaquear, no se esperan debacles, que el susto del fascismo en Francia no tiene la cara de Le Pen, ahora tiene la nariz grande de un Macron que se proclama liberal social, o algo así, que me suena a ¡te vas a enterar lo que un yuppie puede hacer!.
Que me da la sensación de que ese salario universal que están planteándose los más listos de la clase, para cubrir el daño que a los más humildes y los más vulnerables están sufriendo por la nueva revolución tecnológica, es algo que va en línea con el reconocido dato de que solo quinientos millones de seres humanos son llamados a disfrutar de la nueva era robótica, esa en la que no te mueres, no enfermas, te cambias los elementos de tu físico que se deterioran, vives ciento cincuenta años por el desarrollo de la medicina preventiva.
Que sobran siete mil millones de seres humanos, que nadie sabe qué hacer con ellos, aunque sabemos dónde están como piensan, como sienten, que compran, como practican el sexo, como son sus fichas médicas, como es su ADN….se convertirán en algún tipo de mercancía vendible quienes no lo hayan hecho ya, y el resto pues ya se sabe….Malthus llevaba algo de razón, pues se les transforma en subespecie, y los nuevos humanos, a disfrutar.
Con perdón. Me cago en este puñetero mundo