Bien informado

Tengo que reconocer que la presión que los medios de comunicación de todo tipo ejercen sobre todos y cada uno de nosotros es terrorífica, y voy a no arrogarme representación de nadie, y diré que la ejercer sobre mí, que cada no sabrá sus filias y sus defensas.
La coña marinera del maldito referéndum ful de mi pueblo me está impidiendo pensar en otras cosas, que los mensajes de que si o de que no, de que mi bandera es así o asada, que los impactos me llegan por todas partes, y eso teniendo en cuenta mi alejamiento voluntario de esas cosas que se llaman redes sociales.
Menos mal que el tema aún no se ha colado en las series americanas de televisión, porque en La guerra de las Galaxias ya lo ha hecho, con su Yoda/Pujol, y en los Piratas del Caribe, no sé yo, que con tanto viaje de piratas a las Cayman desde ambos lados del Pecos, solo falta que alguien lo haga más explícito.
Así que, cuando a uno en su inocencia le da por hablar de la inmortalidad del alma del cangrejo, o de las religiones chorras, que haberlas haylas, como muy bien explicó el otro día Jesús Callejo en una magnífica conferencia, resulta que el virus indepe se te cuela de rondón y te lo contamina todo.
Esa es una de las razones por las que me da que la fuente esa que de vez en cuando me hace ser prolífico en esta bitácora, anda como los manantiales de Sant Hilari de Sacalm, tirando a secos, y deseosos de llenar los plásticos de Font Vella con agua de Susqueda. Pero esa es otra historia.
Lo que voy viendo es que con esto de la globalización, parece que las noticias son globales, que la estelada llega a las portadas del WSJ, del Post, del NYT, o del FT, cada uno con su interpretación a medio camino de lo que cree Assange, dicta Moscú, le interesa a la UE, o vaya usted a saber.
Pero todos demostrando que falta conocimiento y sobran consignas, hecho que no deja de aterrorizarme, ya que me hace recordar el nivel de inexactitudes que me colocan cada vez que me acerco a intentar entender cualquier acontecimiento que pueda estar ocurriendo en cualquier lugar del mundo.
Los ciudadanos crédulos, esos que están seguros de que están bien informados, resulta que cuando abren su Wall Street Journal o su Financial Times, o lo que sea, piensan que el hecho de haber leído en menos de tres minutos la reseña que aparece destacada en primera página, les convierte poco menos en expertos de la situación en Cataluña, y casi casi con derecho a escribir un ensayo político o económico sobre el tema.
Y reconozco, imbécil de mí, que a veces ofuscado por este o aquel acontecimiento también he creído que estaba bien informado por haber leído con más o menos prisa dos o tres artículos de algún medio considerado sesudo, encima haciendo gala de mi estúpida sabiduría.
Realmente penoso, que por haber escuchado que andan a bofetadas en Uganda por un quítame allá esa constitución, que el viejo dictador quiere morirse en al cargo, y ver un suelto en Euronews, parece que ya estamos delante de un experto en el tema Ugandés, con profundo conocimiento de sus sistemas tribales, de la herencia de Idi Amín Dada o de Milton Obote.
Que nadie se acuerda, y lo más importante, a nadie le importa un pimiento, fuera de la distracción televisiva de ver las sillas volar de cabeza en cabeza de diputado ugandés, si hubo una guerra con Tanzania, si Idi Amin se comía a sus enemigos, o si el actual Museveni es así o asá.
Como a los que desayunan huevos revueltos frente a Central Park, que eso del Pooch-de-Mont, les suena a tira de Quino o a personaje de los Simpson, como mucho, y eso porque no lleva bigote, que si no me lo adscribían al cártel de Sinaloa, tan tranquilos, mientras les llegaba el siguiente correo con la cotización de Bank of America, que eso sí que tiene importancia.
Y así se llenan las páginas de este o de aquel medio, los minutos que acompañan a los mensajes publicitarios de tal o cual cadena de televisión, que en un flash no podremos nunca saber qué coño pasa y por qué, será puro entretenimiento y un vano intento en demostrar quizás a los miembros cercanos de la tribu de que eres un hombre bien informado.
Y en el supuesto improbable que las noticias esas de primera página surgiesen de personas independientes, con los conocimientos profundos de los hechos vividos en primera persona, y apoyados por el estudio de la situación histórica tomado de fuentes independientes y bien documentadas, el sacrificio no valdría para casi nada, que el pollo de los huevos revueltos no iba a entender eso de la revolución campesina de 1642, o los fundamentos de los fueros de Cataluña, o de cualquier otro elemento que pudiese ayudar a la comprensión del problema.
Es esa la razón de que al final lo que se publica, no vale más que el ¡OMO lava más blanco!, que no deja de ser un mantra no soportado por estudios de en qué condiciones lo hace, frente a qué otra forma de lavado, con este o aquel efecto secundario no deseado.
¡Y te dicen que es la forma de crear un estado de opinión!. Bueno pues que lo digan, y a lo mejor llevan razón pero es una opinión huera, ya que está desinformada, que no sirve, que hace ruido, y además lo hace por poco tiempo.
A distinguir pues habrá que pararse las voces de los ecos, porque me temo vivimos en un mundo de ecos, y de grillos que cantan a la luna con el cerebro bien lavado ya sea con OMO o con ESE, que al final es lo mismo.
Así que no sé qué hacer, ya que el cuerpo me pide seguir viendo esa película estúpida que se repite por todas partes, en las que no se ofrece ninguna noticia soportada por una reflexión, que todo es técnica publicista, y lo que unos y otros quieren al final es que compremos pescado podrido.
Me voy a releer el diálogo de Critón, que estos ruidos no quiero que me hagan olvidar que es la opinión de la mayoría, la justicia y las leyes.
Con su pan se lo coman

Y sin embargo se mueve

Al final parece que no pasa nada, parece que todo sigue igual, que como mucho algunas cosas se ajustan un poco, no demasiado que la inercia del mundo es tremenda, y cambiar lo fundamental no se puede hacer, algo hay siempre que lo impide.
Y es lo del príncipe Salinas, “hay que hacer que todo cambie, para que todo siga igual”, y me parece que es lo que estamos viviendo…iba a decir estos días, no, no solo estos días, es la historia de nuestra civilización, de nuestra cultura.
Yo me reconozco, sin falsa modestia, que soy un deshecho intelectual, que eso de estudiar demasiado, los academicismos, las rutas trazadas de la cultura, me importan entre poco y nada, que hay en el fondo de mi alma una especie de cenetista intelectual, y desde esa perspectiva, imprecisa, provocadora a medias, que pretende ser burlona sin demasiada gracia, veo lo bien asentadas que están las estructuras de la sociedad occidental, que más o menos es la que conozco.
Supongo que en otras civilizaciones, en otras culturas las cosas pasarán de forma similar, pero ya tengo bastante con intentar percibir superficialmente lo que me rodea, y en la mía no oigo más que ruidos, y nueces, lo que se dice nueces, las pocas que caen del árbol tienen dueño antes de tocar tierra.
Por la mañana te despiertas con que parece que hemos decidido en media España celebrar el día del Corpus, que los balcones, de pronto se nos llenan de banderas, todas rojas y gualdas, desde luego, aunque unas tengan más bandas que otras, ¡qué le vamos a hacer!.
Pero cuando te fijas un poco más, las hay asociadas a un club de fútbol, que puede ser el Barça, que sigue ganando, como casi siempre, o del Atlético de Madrid, que sigue perdiendo como casi siempre.
Las hay que quieren ser la bandera cubana, las hay en mástil, atrapadas en las persianas, y las más clásicas, descoloridas. Pero aparte de esa nota de color, las cosas están donde siempre.
Que había atascos en las vías de circunvalación de Barcelona, de Madrid, de Sevilla, de Valencia, de Bilbao…. Que en la mayoría de las gentes, estaba anclado el sentimiento de rutina, el sentimiento de que algo hay que hacer para la supervivencia diaria. Como siempre.
Europa, me dicen que le pone multas a Google, bueno, no está mal, pero los yanquies ponen aranceles a las alitas de los aviones que vende Bombardier y se fabrican en el Ulster. Empate a uno, que si tú bajas los impuestos, yo los bajo también, que si tú no los cobras yo tampoco, empate a dos.
La diferencia es que ahora no tenemos a Lerroux en la presidencia del Gobierno, y casi me alegro, aunque populistas andan dando la lata por aquí y por allí, y Batet, no está para tirar cañonazos al Palau de la Generalitat.
Aunque me consta que a más de uno le apetecería, pero queda feo. Lo que veremos en su momento es a los consellers, uno o varios, escapar por algún tipo de cloaca, como el de la Gobernación de Companys.
Y los Rolling yendo a su cita estándar con Barcelona, como no podía ser de otra manera, a satisfacer a su público, ese que pagaba con el subsidio del paro la entrada hace cuarenta años, y ahora lo hace con la pensión de jubilación. Pero todos son el mismo, todos son los mismos, las canciones las mismas, aunque quizás el ímpetu sexual de fans y de artistas, haya decaído algo, o no, que a veces la última bala tiene también su gracia, si no lo estropea la artritis.
Llevo bastante tiempo pensando que estamos en uno de esos tiempos en los que, como siempre nada se mueve, que La Vanguardia, antes española, ahora es solo La Vanguardia, que lo de la Vanguardia catalana, le produce risa hasta al mismísimo Señor Conde de Godó, que bastante tiene con disfrutar de sus dieciocho hoyitos en el Golf de La Cerdanya, aquel que fundó con el otro Señor Conde, el de Güell. Y es que siendo Conde es difícil ser republicano, o no tener ganas de sacudirle en los morros a cualquier Noi del Sucre que le aparezca por el Raval, aunque ahora sea noia, murciana, y venga del Bagés.
Que en El Confidencial te advierten que si no nos ponemos las pilas en este país, seremos en tecnología informática como Somalia, a la vuelta de unos años. Nada nuevo, que hace más de treinta años, algún anglosajón me soltó cuando andaba yo con ganas de implantar un sistema informático, que España era un desierto informático.
Pues sí, como ahora, pero en el desierto tenemos al sol calentándonos el culo, y los anglosajones vienen encantados a por su dosis de cáncer de piel correspondiente, nada nuevo, seguimos siendo los camareros de Europa.
Y eso que nos amenazan con camareros de esos robotizados y con Inteligencia Artificial, a los que no hay que pagarles la seguridad social, que se pagan con amortización de activos fijos en el balance de la compañía, y que no se ponen enfermos, no, que simplemente se estropean, y en vez de llevarlos al hospital hay que llamar al “périto”.
Pero al final hay que pagar el servicio, y encima no saben discutir ni de fútbol ni de política. Así que todo más o menos igual.
No pasa nada, nada, y si pasa se le saluda, aunque lo más probable es que sea un espejismo, un reflejo, porque la realidad está anclada, puñeteramente anclada, como dijo el viejo cabrón del Valle de los Caídos, “atado y bien atado”.
Y es que en todas partes es lo mismo, que me salen los de Uganda, alteradísimos, que su señorito, el que les mangonea hace treinta años, quiere que se estire la ¿Constitución? Un poquito más para otro mandato….como en todas partes que se pueda hacer, desde Rusia a Venezuela, desde La Habana a Kenia, que ya que estoy y lo tengo controlado pues seguimos un poquito más, que no me gusta que me mangonee nadie.
Y la gente a veces parece que se cabrea, pero no es cierto, los que se cabrean son los que quieren el sitio, que a la gente al final se le da una higa, que saben que nada va a cambiar, que van a seguir como siempre, en su sitio de miseria, hasta la próxima reencarnación, que con suerte, sales hormiga obrera y te garantizan la jubilación.
Así que dicen que te representan, que ellos son tus líderes, que van a pelear por ti y no sé cuántas cosas más, y yo, con mi espíritu cenetista no me creo nada, y sigo creyendo que lo mejor es tomarse una buena copa de vino, sea en Côte d’or o un Savin de buen año, en buena compañía. ¡Qué cojones!

Sir Alexander

Con eso de que me están sacando las muelas, esta mañana he leído un artículo en donde se glosaba el discurso de Alexander Fleming frente a la Academia sueca con motivo de la concesión del Premio Nobel por el descubrimiento de la penicilina.
Professor Fleming dijo en 1945 algo así como:
-“Podría venir un tiempo en que la penicilina pueda ser comprada por cualquier persona en una tienda, entonces existirá el peligro de que la gente ignorante se autoadministre dosis bajas y exponga a las bacterias a dosis no letales del fármaco, y se volverán resistentes”. https://www.nobelprize.org>laureates,
Página 93.
Pues sí, Sir Alexander llevaba más razón que un Santo, que más que por santo la llevaba por científico serio, y hoy al parecer se mueren más de diez millones de personas al año a causa de las infecciones causadas por las bacterias multi-resistentes.
Y no solo es por la automedicación, sino por la prescripción inadecuada, o el hecho de que los tratamientos se interrumpan con el cese de los síntomas.
La reflexión a la que me lleva todo esto, aparte de recomendar la lectura del discurso de Sir Alexander, que es una gozada, sobre todo por la humildad de sus argumentos, es el hecho de que en el momento en que las cosas se extraen de sus cauces y pasan a ser interpretadas o utilizadas de forma parcial, producen más daños a más personas, aunque produzcan muchos beneficios a unas pocas.
Los acontecimientos de cada día nos lo recuerdan de una forma machacona, desde las actuaciones políticas sean las que sean, hasta los supuestos beneficios que podemos encontrar comprando esto o aquello.
La tendencia siempre es la misma, el ignorante o el malintencionado, llevando el ascua a una sardina que le conviene, por la razón que sea, y el que se haga acólito, (seguidor se llama hoy), acabará llevándose los perjuicios.
Qué difícil es ver en un debate, del signo que sea, sobre el tema que sea, que los dirimentes expongan las dos caras de la moneda, que a buen seguro conocen, pero que de hacerlo, a lo mejor podrían creer que el beneficio a obtener por su posicionamiento desaparecería.
Y así andamos, creando por el uso erróneo de las cosas, o lo que es peor, por el uso interesado y parcial, que solo satisface las aspiraciones de unos pocos o unos muchos, que me da lo mismo, daños no deseados.
Pero las cosas son así, ¿qué le vamos a hacer?, y quizás lo que haya que hacer, es dejar de ser el ignorante que proclama Sir Alexander, y antes de actuar asegurarse de que el terreno que se pisa es el correcto.
Porque ciertamente, solo la sabiduría, es decir la correcta comprensión de las cosas es la que nos permite tomar las decisiones acertadas, que son aquellas que favorecen a la mayoría, y a eso se le llama libertad.
Pero bueno, si el indepe quiere contarme una u otra milonga, antes de decidir, antes de creer, deberé estudiar, deberé saber discriminar entre el trigo y la paja, cosa fácil de decir y algo complicada de realizar.
La verdad es que estoy cada vez más cansado de la apropiación indebida de hechos históricos, de símbolos, de ideas atribuidas a este o a aquel, y que una vez extraídas de su contexto pueden servir para cualquier cosa que en general no benefician más que a unos pocos especialistas en vivir de los ignorantes.
Pienso de nuevo en la Penicilina y en Sir Alexander, cuando en su discurso, dice claramente los grupos de bacterias a los que su descubrimiento se circunscribe, que no habla de curas milagrosas, que no nos dice en ningún momento lo de que es el final de la guerra contra los bichejos, que limita el espectro de su descubrimiento como especialista honesto que es, y que no quiere que se le lleve al saco de los ignorantes.
Ya se encargaron los mercaderes del descubrimiento en transformarlo en dinero de la mano de la sociedad de consumo que se desarrolló tras la Segunda Guerra Mundial, y se le vendió a quien pudo pagarlo sin más restricciones que las económicas, se peleó por las modificaciones de las moléculas bactericidas, patente tras patente, y todo ha valido si tu molécula era la que tenía mejor penetración en el mercado de la lucha contra las infecciones.
Y ahora salen todas las consecuencias y es que un arma para la preservación de la vida humana ha perdido eficacia por las malas prácticas de unos y de otros, unos por la difusión de falsedades o de medias verdades, otros simplemente por ignorancia.
No sé las consecuencias que irán apareciendo en el futuro por actitudes en otros campos de nuestras vidas por comportarnos como hemos hecho con la antibioterapia, no sé cómo afectarán al juego de la vida y de la muerte, no sé si acarrearán demasiadas lágrimas, o acabaremos en aquello de que al final todo nos importa un pimiento, y con no comprar la cosa está hecha.
Así que a creer en el Destino, en la Sibila de Delfos o en los chamanes de Delos, y en caso de duda se toma la interpretación que más nos convenga, que al final todos calvos, y el hombre feliz no tenía camisa.
Así que como la hora del aperitivo se va acercando de forma agobiante, y no me dejan ir a la oficina, que los eméritos también nos damos de baja, a lo mejor encuentro una botellita de un buen Chablis para alejar penas y dolores, que esté fresquita y pueda acompañar a unos calamares en su tinta…(pasados por la túrmix) que mi dentista es muy suyo.
Y así, les recomiendo, sin que me importe demasiado que me hagan o no caso, que se pongan la cabeza del Epicuro más ilustrado que se les ocurra, que busquen un buen mástil al que le amarre bien su tripulación para que puedan oír los cantos de las sirenas a gusto, que la actitud de Ulises siempre me pareció la del que se cuela en el cine, aunque ya sabes las sirenas te encantan para devorarte o hacerte esclavo.
Pero que nadie se alarme que lo de los indepes no son cantos de sirena..¿o sí?, ni los de compre barato, ni los de piense usted como yo, ni, bueno, ¿para qué seguir?, que Sir Alexander ya nos advirtió que los bichejos, si les ayudamos se hacen resistentes.
Habrá que subir la dosis de Penicilina.
Con su pan se lo coman

Lento regreso desde ninguna parte

De repente decides salir de tu tierra por aquello de que el viaje es lo que de verdad abre el espíritu, que lo que importa es el camino, que el a dónde se llega no tiene ningún valor, que esto es el juego de la oca, que si se cae en la muerte, no importa, el ciclo empieza de nuevo.
Lo de siempre, que la posada es la compensación del epicúreo, que en el pozo está Circe, y no siempre apetece salir de él, que hay charcos con ocas, que hay atajos, laberintos, alegrías y tristezas, todo evidentemente en función de nuestras expectativas y en función de lo que nuestro entorno nos depare.
Así que cuando coges la mochila y decides salir hacia no sé dónde para hacer no sé qué, parece, a poco que medites, que entras en el laberinto pero sin el hilo de Ariadna, que uno no es ningún Teseo, ¡diantres!, se te debería empezar a limpiar el alma de tantas y tantas cosas que de alguna forma te tienen apegado a esta maldita rueda de la fortuna y de la que creemos depender.
Pero empiezo a pensar que el viaje ya no existe, que todos estamos viviendo en el mismo entorno indiferentemente del punto geográfico en el que te encuentres, que es lo mismo estar en Mongat, que dicho sea de paso es mi pueblo, que estar en Katmandú, que no lo es, pero como si lo fuese, no dejas de estar abrazado a los detalles que te rodean, que te persiguen de Wi-Fi en Wi-Fi por todo el planeta.
Y es que uno no sabe como quitarse de encima esa cadena maldita que nos hemos colgado al cuello sin padecer un síndrome de abstinencia descomunal, que estar conectado es una forma de estar preso, de estar controlado, vigilado, escudriñado cada segundo de tu vida, y a cambio de que seas únicamente un contacto, un elemento pasivo de la publicidad y el márketing mundial que se compra y se vende a muy bajo precio. Pero tacita a tacita…. .
Y como consecuencia de ello, ya no viajas, vas de un sitio a otro, de déjà vu en déjà vu, y a cada vuelta de cada esquina sabes lo que te vas a encontrar, te lo ha enseñado el folleto turístico de turno, que te lo enseñó la tele aquel día, que el mundo es ya una puñetera balsa de agua contaminada donde la sorpresa, el aprendizaje está manipulado y dirigido por no sé quién, ni para qué. Pero poco importa porque a esta bitácora debe llegar uno llorado, que no estamos para amargar a la peña más de lo necesario.
Así, que a uno, cuando le venga el asunto ese de viajar, lo mejor será hacer un poco de introspección, que me han dicho que en esa zona no hay Wi-Fi, y que siempre puedes descubrir cosas que no estén a la venta en los folletos turísticos. Que en lo demás solo hay manadas de gente dirigidas por páginas de internet iguales, por guías turísticos iguales, o incluso por ti mismo, que no dejas de ser ya otro producto de este siglo veintiuno en donde los reductos en los que aún viven seres humanos son cada vez más escasos.
Y la cosa es que nos han modificado tanto que a lo mejor ya ni siquiera somos eso, seres humanos, que somos otra cosa y aún no nos hemos dado cuenta, porque a lo mejor aún no nos han implantado la sensación de que no sentimos, de que no soñamos como seres humanos sino como elementos controlados por a saber qué o a saber quién. Y si no controlados, al menos dirigidos, que la individualidad ya no está, ya no existe, ya no se lleva.
Y lo que decía, quieres ver la cuna de tu civilización y a lo mejor quieres también intentar sentir el aire que se respira en la colina de la Acrópolis, pero la sensación es de que ya no existe, se ha convertido en parte del gran parque temático que es este mundo, en el que hacerse un auto retrato parece ser lo único importante.
Sé que quedan aún muchos sitios en este mundo en los que simplemente late esta vulgarización de los caminos, ese poco interés de la masa en dejar de serlo, en buscar la individualidad, pero me temo que ese latido no es más que el preludio a su futura inclusión, que las cosas hay que hacerlas de forma escalonada.
Así me parece que va esta historia en la que todos nos subimos a los aviones baratos, con el móvil en ristre, que hay que decir a todo el mundo donde estamos, qué hacemos, qué comemos, qué….qué, nada, que al final están las cosas cada vez más vacías de significados trascendentes, de los que nos permiten ser realmente ser felices si no nos hubiesen implantado que la acumulación es lo único válido, y que debemos estar atados a la posesión de cosas que tienen los demás para que los balances sigan creciendo.
Parece que a la vuelta debemos ser indepes, o no serlo, y defender la posición con la violencia requerida, que los argumentos no tienen valor cuando se ha conseguido que uno a uno, los individuos que forman la masa, no sean capaces de razonar, de analizar, de deducir. Así que si aparece en Alemania un nuevo partido nazi, sea bienvenido, que es lo mismo, que nadie va a analizar nada, y las consecuencias están demasiado lejos.
Votaremos al Barça, votaremos al Bayer de Münich, o nos quedaremos en casa, que al final la cosa nos importa poco uno a uno, si lo analizamos, si lo estudiamos, cosa imposible por otra parte imposible para los pueblos occidentales que ya han sido intelectualmente abducidos.
Todo esto, al final hace que un viaje sea huero, al caminar por las vías que emanan de los teléfonos móviles que han sido llamados “Smart”, cuya traducción incluye “listo”, “astuto”, pícaro al fin y al cabo, y que nadie se llame a engaño, no son inteligentes, quienes lo son, son sus diseñadores, y los imbéciles, nosotros, que hemos puesto nuestras vidas en sus manos.
Con su pan se lo coman

ARBEIT MACHT FREI

Unos dicen que muchos, otros dicen que más, algunos que no, que son menos, y a otros, como a mí, se me da una higa.
Porque esto me recuerda a las colas para ver el cadáver de Franco, que parece que estuvo toda España, (Catalunya incluída), que había rojigualdas con gallina, camisas negras, brazos en alto, en homenaje al asesino de José Antonio, que nadie ya se acuerda de nada de eso, ni los libros de historia de las autonomías, esos que tan adecuadamente se manipulan hoy en día.
Y lo más divertido, es que posiblemente, si alguno de los de la cola ante el féretro, o de los que un tiempo atrás llenaron la Plaza de Oriente, hoy alguien les recordara que por allí anduvieron, seguro que iban a negarlo tres veces, como poco, y esta vez el gallo no cantará…bueno, la gallina de la bandera, que es lo mismo.
Y estos plebiscitos que se piden a gritos desde las calles con las masas perfectamente dirigidas y adoctrinadas, tienen de democrático lo mismo que los referenda de Franco, aquellos en los que salían más sies que votantes, que para eso el gobierno era quien emitía los carnet de identidad, y Don Manuel supervisaba.
Este Carlitos Puigdemont, que nos anda con raíces almerienses, de aquellas gentes que se iban a La Carolina a las minas, por donde anduvo su abuela, resulta que nos sale “botifler” a sus orígenes, que no es más que un nuevo Montilla, como el ochenta por ciento de los españoles que habitan Catalunya. No tiene la sangre limpia, es hijo de charnego o charnega, charneguito el como todos en mi tierra, como los moros matacristianos, que lo de la pureza de sangre, ¡ay Dios mío que difícil es de conservar!.
Así, que ande con cuidado, que eso de La Carolina…(Carles, Carolina), todo viene de lo mismo, se lo van a sacar el día que a la puerta de la Universidad neogótica de la Gran Vía barcelonesa, se dedique, él o los que él cree de los suyos, se pongan a quemar los libros que no les vengan bien.
Y como alguien se ponga a pensar en lo de la pureza de sangre, mi buen Carles de La Carolina, me lo van a enviar a usted y a los suyos a algún sitio de esos de “El trabajo os hará libres”, que algún astut de esos ya lo tiene preparado.
El transporte creo que ya está organizado, que esa cosa de las rodalies, van a hacer buenos los Pullman de Reich.
Por lo demás, nada nuevo bajo el Sol, que estas cosas de los líderes aclamados por el populacho tienen el valor que tienen, y en general es muy escaso, que duran poco, que cambian rápido a no ser que la guardia pretoriana apechusque de verdad, y los Mossos…no sé, no los veo, que hay demasiado charnego entre sus filas, que se van a hacer bola, que hablan el catalán de C’an Tunis, y de la Mina, y eso a los de siete generaciones de Camprodó, no sé si les va a gustar.
Pero que nadie se alarme, que el último de esa saga murió en los Tercios de Flandes, o en la Guerra de Cuba, que no me acuerdo.
Y eso de negociar, siempre me ha parecido muy adecuado, y ayer vimos el resultado de como negoció la policía asturiana con los hinchas ultras de Gijón, que casi les parten el alma a los representantes de la ley, aunque acabaron deteniendo a siete. Y aquí, me da la sensación, de que va a ser lo mismo, que con los de la barra brava, discutir, lo que se dice discutir, entendido como intercambio inteligente de ideas para obtener un resultado satisfactorio para ambas partes, no lo veo, ¿qué queréis que os diga?.
En mi escalera estamos discutiendo seriamente, a la vista de lo visto, aprobar democráticamente una ley de ámbito vecinal, que anule las infracciones del radar de Santa María de la Cabeza, que nos tiene fritos, oiga, fritos.
Pero la concejalía de tráfico del Ayuntamiento carmeno, no quiere negociar con nosotros, así que hemos decidido primero una “manifa” en toda regla, y luego una votación vecinal, usando las papeleras del barrio, que pueden servir de urnas.
Es un proceso imparable, que me han dicho que nos van a sacar en portada de la revista Times, y el concejal de tráfico carmeno se la va a tener que envainar, que ¡ya está bien!, que eso de oprimir a los pueblos de la tierra, y no respetar sus costumbres de pasar a ochenta por Santa María de la Cabeza, va contra las leyes internacionales y contra la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que lo que diga el juez de guardia si el concejal carmeno se encabrita, nos la suda, que estamos por encima de esa ley que ya tenemos la nuestra, que la hemos votado en referéndum unánime.
Ahora, lo que ya no me hace tanta gracia, es que la prima de riesgo, por mor de estos descerebrados, y la falta de contundencia en la reacción del gobierno de España, esté subiendo, que significa que deberemos pagar más por intereses de nuestra deuda, que ya es una enormidad, y eso se detraerá de sanidad, pensiones, educación, obras públicas….o me subirán los impuestos, así que por favor, arreglen esto deprisa, de forma contundente, y dejen a los iluminados indepes sin ganas de volverlo a intentar a las bravas.
Que cauces tienen, y ya saben, cambien la Constitución, con mi aquiescencia o la de la mayoría de los españoles, y una vez que la ley magna lo permita, ya saben, a plantear todo aquello que quede dentro de la norma, que es muy fácil para personas que no sean fanáticas, imposible para los charnegos que se creen de Camprodó de toda la vida.
Así, que a ver si nos dejamos ya de tonterías, y nos ponemos a trabajar en serio, que no están las cosas para perder el tiempo, que los chinos dicen que crecen al siete por ciento, que los del Imperio necesitan que les reconstruyamos medio Sur, incluida la estatua de Grant, y están echando del mercado de textiles al gordito coreano del norte, así que los de Sabadell y Terrassa, ya saben, a currar.
Que lo que no me da la gana es ver a mi tierra asolada, por las ideas de bombero de estos cuatro pelagatos, en manos de la charnega de la CUP, que esa viene de Murcia, de familia también minera, que no lo olvide, que el de Camprodó se lo recordará un día cuando pase por debajo del cartel “El trabajo os hará libres”.
Con su pan se lo coman

Más de lo mismo

Un amigo me decía en uno de esos mensajes de los que no te puedes librar que nuestra vida está dirigida desde fuera de nosotros, y que nos quedan muy pocas posibilidades realmente de controlar todo aquello de nuestra existencia que pueda ser negocio para alguien.
Así me decía, como si la cosa fuera un designio del Destino, que si al Poder le venía bien que nos liásemos a bombazos nucleares, debía contar con ello, que si con eso de la salida catalana de la unión con el resto de España, le venía bien a al Poder, los aragoneses iban a tener las playas de Mediterráneo en Caspe, como muy lejos.
Mi amigo piensa como yo, que aunque a las aseguradoras americanas esto de los huracanes no les viene nada bien, dicen, ponerse a reconstruir Florida y parte de Texas, seguro que es negocio para alguien, que la mitad lo pagará, y la otra mitad se lo embolsará, y aunque el huracán, no parece estar dirigido por el poder, puestos a buscar la materia remota de la Santísima Trinidad, cualquiera diría que eso de ignorar lo del manido calentamiento, y ¿provocar? que el agua del mar parezca caldo gallego, para que así las tormentas sean de las de telediario, a lo mejor llena los bolsillos de alguien de alguna manera.
Yo no lo sé, porque ni estando sentado en contrabarrera, viendo el espectáculo detrás de un veguero, se siente uno tranquilo, que con estas cosas el morlaco como te descuides salta la barrera y te pilla el terremoto en Chiapas, te destroza el campo de golf de Miami, o te hace trizas la Toscana. Un sin vivir.
Así que entre las bombas, los fenómenos naturales, que a lo mejor no lo son tanto, y los habitantes indepes de Cataluña, me están dando el domingo, y no hay derecho.
La verdad es que alguno de los gritos de aquellos anarquistas de hace un siglo, que sonaban a cantos de Espartaco, los repites hoy y te suenan familiares….¡Si la mierda tuviese valor, los pobres nacerían sin culo!, porque parece que es así, y además aplicando las nuevas tecnologías, todas las mandangas que uno quiera, cuando miras quien se ha muerto en la Toscana, resulta que sale una familia que vivía en el sótano…de un palacio, que el terremoto solo mata a los pobres, y no he visto ningún ricachón de esos que viven en Miami, metidos en un polideportivo, esperando su ración de leche en polvo. Será que las cosas son así, que en el supuesto de que en Cataluña la liaran parda, los que iban a pagar el pato, con haciendas y espero que no con sangre, aunque no desespero, no salen en las noticias de las nueve, ni de broma.
Será que las fortunas se hacen de esa forma, o mejor todavía, se mantienen con esas cosas, que el término nuevo rico siempre ha sido despectivo, y es que la aristocracia del barrio no admite en sus salones a quienes no levanten el meñique de forma adecuada cuando toman el té con pastas.
Me dicen por los rincones de la prensa, que Aung San Suu Kyi, se ha puesto de parte de los coronelotes que mangonean esa tierra desde hace décadas, que de pronto esta premio Nobel de la Paz, se ha dado cuenta, dicen, que eso de apiolar poblaciones tiene su aquel, y se ha puesto con un encomiable afán a perseguir a la minoría musulmana de los rohingya, vamos que no los quiere cerca, así que se mandan las escopetas, y pones en fuga a casi trescientos mil de estos rohingya. Pero ya se sabe, habrá olido dinero, o poder, o sangre, y un pequeño genocidio más o menos , no parece importar mucho a nadie.
Cuendo visité Myanmar, o Birmania, o Burma, o como quieran ustedes que se llame, me encontré con un país en el que se olía el miedo. De hecho se me aconsejó, de diversas maneras evitar la visita, para no ¿enriquecer? al régimen de los militares. Y no me decepcionaron, que ví, repito miedo y pobreza, en una tierra en la que tener un cuenco de arroz parecía un sueño, y en el que las infraestructuras simplemente no existían.
Pero el Poder movía los hilos, bien que un poder local, cutre, miserable, de los de comprar un Rolex al coronel y hacerle sentir que ya había llegado a la cima. Es en estos escenarios donde la violencia se torna más sangrienta, aunque el camino que lleva mi tierra catalana….
Que nos dice Juan Luis Cebrián, a quien por cierto englobo en estos poderosos que son capaces de ejercer de Atila con tal de creerse ricos, en el País de hoy algo con lo que estoy de acuerdo:
“La democracia incluye las reglas para su reforma, y si alguien quiere cambiarlas al margen de ellas está abocado a la violencia. Violencia, en definitiva, aunque en grado todavía menor, fue lo que hubo en las últimas sesiones del Parlament.
Mañana se conmemorará una de las grandes manipulaciones de la historia de España, que es el día en que Barcelona vuelve, por la fuerza al redil patrio, después de haberse traicionado a ella misma, queriendo ponerse en brazos del inglés, y de los austracistas, y debo decir que estoy preocupado en el sentido de que los políticos indepes necesitan un mártir a la mayor brevedad, a ser posible mañana mismo, para poder justificar muchas de sus acciones.
Deseo fervientemente que no pase nada, pero me temo que algún paria, algún exaltado mate o sea muerto, y las consecuencias no quiero ni pensarlas.
Me conformaría con las guerras de cifras de manifestantes, me conformaría con que alguien saliese a la palestra a decir la verdad de lo que está fraguando, las consecuencias que pueden tener, y lo digan con limpieza y honestidad, pero eso es más difícil que el Real Club Deportivo Español de Barcelona, gane la Liga.
Así que miraremos como los Godó, los Güell, los Milá, los….los de siempre, nadan y guardan la ropa, y lo que es más importante, su poder su dinero, su orgullo.
Con su pan se lo coman

Ilusión

A veces las cosas no son como parecen, y esa es la oportunidad que esperan aquellos que creen en la ilusión de crear realidades de las que valen para todo. Y a eso a veces le llamamos magia, a veces nos permite soñar, y también, a veces nos decepciona.
Pero eso es parte de la´vida, que la pasamos creyendo que es real lo que nos rodea, que es verdad lo que nuestros sentidos nos comunican y lo que nuestro cerebro procesa, pero me temo´que nada hay más lejos de la realidad, de esa realidad que normalmente es esquiva a nuestro entender.
Las lecciones más obvias y enriquecedoras las he recibido de los ilusionistas de escenario empeñados en hacer que nuestra percepción de lo que nos rodea esté tan lejos como se pueda de lo que en realidad está pasando. Mucho, mucho he aprendido de los corta modelos, de los micro magos, y de tantos y tantos profesionales que nos enseñan lecciones que luego no somos capaces de aplicar a nuestra cotidianeidad.
Y es que parece que todo lo que nos rodea es simulado, que está diseñado y presentado para que ese asombro y esa sonrisa que nos provoca el mago en el escenario, se transforme en actuaciones propias, que basadas en la ilusión, produzcan beneicios a terceros, y muy posiblemente perjuicios propios.
Pero no pasa nada, se diseña a poco un nuevo escenario que ilusione o engañe, y ya tenemos la siguiente fase en marcha.
Hoy escuchaba a María Teresa Esteban Bolea hablar sobre lo que significa, según ella, el reto de Corea del Norte a eso que hemos dado en llamar «la comunidad inernacional», y ella pensaba que detrás de todo este follón no hay más que ilusionismo, que al líder coreano le ilusiona ser reconocido como un miembro de la comunidad nuclear, que así le dejan hacer cositas que hoy no puede.
Que a los chinos no les vine nada mal que sus ensayos los haga este pollo, que si no se le echan todos encima, que esto de proliferar armas nucleares es muy feo, y los rusos, ¡ay los rusos!, con sus ilusiones intactas de dar la sensación de un poderío que no sé si tienen, pero que el ilusionismo emitido desde Moscú´hace que veamos lo que unos y otros quieren que veamos. Una ilusión más, es como el mito de la caverna, no vemos siquiera las sombras en el fondo. Solo vemos las ilusiones que han sido implantadas por los ilusionistas.
Y a veces la ilusión es tan fuerte, que parece que es un sueño, como la vida, quizás, como la vida de esos niños que llegaron al Imperio de la mano de sus padres, a soñar con las ilusiones que la generación anterior, y ahora no son nada, o no serán más que un despertar amargo, después de décadas de no ser de donde son ni de donde quieren ser, y en tantas y tantas décadas nadie les ha hecho caso. Tito Trump corta por lo sano, o por lo menos eso cree él, quee a lo mejor no puede, que su deseo es una ilusión, que ve lo que no ve, que alguien le ha dicho que lo que es no es o es de diferente forma.
Y es que las ilusiones deben ser multifacéticas, las ilusiones deben moverse, deben ser inquietas, deben renovarse, van vienen. De hecho no existen.
Como no existe la ilusión de unos patanes cantando Els Segadors, y quitando la bandera de su país del hemiciclo donde se dirimen las ilusiones locales.
¿Qué hemos visto? La ilusión del que propone un juego, que te escamotea la sotica de bastos, la ilusión del Sastrecillo valiente, del matasiete, del que se cree lo que no es, el conejo que asoma las orejas desde el borde de la chistera.
La ilusión de que quizás algunos gobernantes hacen su trabajo, ese trabajo que consiste en apoyar a quienes les han elegido,´a quienes han cedido la administración del poder individual que ostenta cada uno de los ciudadanos a quienes deberían representar.
La ilusión que tenemos todos de entender el juego de manos, que es micromagia, ¿no te das cuenta de lo cerca que está la cámara de televisión. Míralo bien, fija tu atención en esa imagen, en esa secuencia de imágenes, que crees que es la realidad, pero no, es una ilusión, nada existe como lo sentimos.
Al final no hay nada, los sueños de los dreamers, no es más que una ilusión. Nada existe, una palabra en el Congreso o en el Senado´del Imperio, y la ilusión cambia de color. Ya no es San Francisco, es Puebla, es Guadalajara, es lo mismo. Que nada es real, que todo es lo mismo, que nada es, al final el sueño de los soñadores es otra ilusión.
Y en el Parque de la Ciudadela cantaban Els Segadors, con ilusión, con lágrimas los soñadores, con sonrisas veladas los astutos, y la´gente viendo el juego de manos, de las lecciones no aprendidas, de las lecciones olvidadas, aquellas de 1934, o aquellas que empezaban en Ellis Island, vales o no vales para ser parte del Imperio, que necesitaba policías irlandeses, que necesitaba maffiosi italliani, que alguien tenía que vivir el sueño americano, el de los «haigas», el de la brillantina, el de la casita en la urbbanización essa tan mona desde que se ven en primera fila las explosionnes nucleares, con la ilusón de unas gafas de papel coloreado.
Iremos esta noche al autocine, y dejaremos que la película nos ilusione, o los brazos de la amiga, o hasta el helado, la´hamburguesa, el refresco de cola.
La ilusión que empezó en Cork, en Gdanks, en Brindisi acabó en las fábricas de Detroit, en las patrullas de policía de aquí y allá, en los cabs de la Gran Manzana. Los ojos cerrados. Que si empieza la ilusión en Puebla, en San José, en Ponce, hoy quizás el sueño acabe en Siicon Valley, de regreso al sur, con la ilusión de que algo sabes, de que sabes crear cosas, pero no existe la ilusión de que ouedas hacerlo tan al sur.
Y sigue la ilusión de acabar como Companys, abandonado a su suerte por los suyos, con el sueño intacto que nadie conoce , que lo que se vé es micromagia, que el fuego de la caverna nos lo distorsiona todo, pero la ilusión no te llena el estómago, y hoy a lo mejor se han roto ilusiones, y es que alguien, quizás, ha levantado el secreto del ilusionista.
De ilusión, no se vive, por mucho que nos lo digan los magos