Un Euro 655 XAF

Ese es el cambio oficial que los franceses han marcado para los territorios de sus colonias africanas, si, lo he dicho bien, para sus colonias africanas, y en la recepcion del Radisson blue de Libreville es lo primero que me salta a la cara.
Parece que la poblacion de este pais en pleno ecuador terrestre oscila entre un millon quinientos mil y un millon ochocientos mil habitantes. Que me dicen que no hay quien los cuente, y por lo que voy viendo tampoco es que tenga una gran importancia.
Como buen blanco occidental que soy, a punto de sacar mi doctorado de cabron con pintas, y con mi libro quizas pirateado de Hugh Thomas acerca de la trata de esclavos, me alojo en ese Radisson, un cuatro estrellas entre cutre y aburrido, que por estos lares parece que es lo mas chic.
Sera, que yo no lo veo, ni tengo ganas de hacerlo, pero uno tiende a buscar sus burbujas, esas que le aislan del mundo real y le hacen a uno sentirse seguro, protegido de lo que uno no quiere que exista, es decir de la miseria que hemos creado..
Siempre cuando me enfrento a estas situaciones me acuerdo de aquel cuento de Eça de Queiros, que luego recogio Casona, «El Mandarin», y que recomiendo a todos los cabrones occidentales que lo lean y luego reflexionen.
Porque yo me siento como ese oscuro empleado del ayuntamiento de Lisboa a quien el diablo le promete riquezas materiales sin limite, si unicamente desea la muerte de un mandarin de la China, y eso en el siglo XIX, en el que casi nadie sabia donde estaba la China, y mucho menos como se llegaba hasta alli.
Y es que la opulencia de mi sociedad, y la mia misma, esta construida a costa de tantas gentes que viven en la franja entre los tropicos, que yo me quedo con todo el pollo de la estadistica y ellos sin pollo. En los papeles se lee que tenemos medio pollo per capita. Me cago en todo, varias veces.
No quiero hablar del satrapa de turno, que como siempre lo hay, no quiero hablar de los que revolotean alrededor del poder y llenan sus bolsillos con practicas que desconozco, pero a buen seguro no pasan, por no ser necesarias, del manejo de informacion privilegiada, que si hay que matar se mata, ¡faltaria mas!.
Estoy en Gabon, creo que ya lo he dicho, pero podria estar en Nepal o en cualquiera de esos paises tropicales del Caribe, no se, en Haiti, en…es lo mismo, aqui un Bongo, alli un Duvalier en su momento, un Ngema aqui al lado, es lo mismo.
Las mujeres que tienen un cuerpo aceptable, se prostituyen, el cortesano vive en su gueto, los niños estudian o pasean por nuestro Occidente podrido. Hay que vender el petroleo a M. Sarcozy, a la reina de Inglaterra, al tio Sam, el coltan aquien lo compre, el manganeso no se a quien, el oro y los diamantes, ya veremos. No importa, siempre hay alguien que los compre.
Y poco mas que decir, que si estas fuera de la corte, cuando enfermas te mueres, nadie va a enseñarte a leer, pero no te preocupes, la cosa es un chollo, tampoco pagas impuestos.
Que cuando pierdes tu curro, si lo has tenido alguna vez, te mueres de hambre o de la primera infeccion que pase por tu puerta, que tus hijos no les importan a nadie, si llueve te mojas en tu casa, en tu chabola en tu chamizo.
No se puede pasear por los barrios sin que se te encoja el corazon no se puede entrar en los mercados callejeros, esos del hambre, de la miseria, del dolor, que enseguida recuerdas al reyezuelo bailando, trajeadito el, soñando en ser el reyecito, vamos que le reciban en el Eliseo tal y como se merece, que le reciban en la Casa Blanca, con alfombras rojas, con sus niñas preñadas a los quince años, que luego ya estan gastadas.
Y yo viajo en primera, que nunca me ha gustado otra cosa, que me quejo del calor que hace en la habitacion del hotel, si ese Radisson cutre, que paga trescientos euros mensuales a sus empleados y cobran la habitacion al precio que esperan recibir en Paris, en Copenhagen, en Roma.
A nadie parece importarle, que llega esa personalidad de occidente que puede hacerse una foto con el satrapa local y a lo mejor sale en la CNN, en el Euronews, «news at nine», antes de dormir en Chicago, en Atlanta.
Y mientras la gente esperando su turno en la puerta del infierno los que tienen suerte, que otros ya viven en el infierno, ese infierno humedo que trae la temporada de lluvias, o el monzon, o ese tifon, quizas ese huracan. El infierno que trae la naturaleza a los que no tienen mas que esperar que todo acabe mientras el Canal +, tan frances el, llena la estancia con los productos que el diablo nos ha dado, esa comida tan bonita que nos envenena, ese coche que nos mata de muchas maneras, ese traje, ese vestido.
Y a lo mejor se preguntan si es real, no lo se, de hecho esta prohibido que me importe, esta excluido del contrato que alguien firmo por mi con el diablo. Mi papel es consumir y consumirme, su papel no me importa, siempre que paguen las facturas que yo genero.
Voy a dejar la capital, y el tren que me lleva, en primera, claro, me acercara, posiblemente al corazon de las tinieblas, con permiso de Conrad.
Los de marketing de mi occidente miserable quieren que crea que voy a esa Arcadia del buen salvaje, a esa Utopia perdida en a naturaleza, y algo me dice que voy a incumplir mi trato con el diablo, ya veremos.
Juro contener las nauseas que me produce tanta injusticia, es mas me voy atener que comprometer, como hizo el empleado del ayuntamiento de Lisboa, en poner de mi parte lo necesario para compensar la muerte del Mandarin que sin desearlo conscientemente provoque antes de nacer.
¡Que los dioses nos ayuden!

Falsa bandera

Me han dicho que por el Caribe andan las cosas como siempre, quiero decir que en Cuba no salen de pobres, en las Caiman atesoran los dineros de los putrefactos, (no confundir con el proyecto de Lorca y Dalí), y en Venezuela, ¡Ay en Venezuela!, que dicen que me quieren matar al Maduro antes de que se caiga del árbol.

Seguramente Don Nicolás pensó que si hacía algo como lo de Erdogán la cosa iba a salir de maravilla, ya se sabe, que a los americanos eso de las falsas banderas les ha venido siempre muy bien.

Y a Don Erdogán, me dicen, y lo ví, que el hecho de quedarse en el poder es lo que de verdad le importaba, que lo de que la economía y el bienestar de los turcos es cosa menor.

Y al fin y al cabo nunca dijo a cuantos turcos quería beneficiar, y por algo hay que empezar.

Don Madurito parece que llama atentado terrorista procedente de Colombia a unos fuegos artificiales mal manipulados (hay siete heridos de la Guardia Nacional Bolivariana), que le acercó un dron durante su discurso.

Quizás sea lo de la falsa bandera lo que va a mover a este pollo a lanzar sus tanques contra Colombia, que puestos a escapar hacia adelante, cualquier cosa vale, sobre todo si en Colombia algún acto de la policía ha tocado material sensible de alguno de esos pollos que se dedican a la venta de estupefacientes. ¿Quién sabe?.

Ya veremos los próximos días qué es lo que va a hacer este hombre, y como nos pilla lejos en la geografía a lo mejor nos distrae y todo porque las lágrimas por el pueblo venezolano no pueden ser ya más gruesas. Alguien diría que lo hemos llorado todo.

Todo sea por la revolución bolivariana, que ahora que están tan independizados de España como quieren algunos catalanes, algo tendrán que hacer para evitar cerrar la tienda.

En cualquier caso, hay que buscar enemigos, que sin ellos la cosa no va bien, los oficios de dictador pierden peso en el panorama, y hay que tener caliente al populacho, a nivel de hooligan, si es posible, que hay que ganar el partido, ya se sabe ¡Patria o Muerte!.

Y en eso de ¡Patria o Muerte! me dicen que eso de la propiedad privada es ahora constitucional de Santiago a La Habana, y me acuerdo de cuando nuestro Felipe (González) tuvo que abjurar del marxismo, lo negó más de tres veces, y para siempre. Berlinguer había trazado el camino.

La verdad es que se me da una higa lo que les pase a los cubanos y a los venezolanos, aunque tenga, cuando me pongo políticamente correcto expresar mi solidaridad con la explotación del pueblo, o con los que están sufriendo los rigores de esta o aquella dictadura, ¿qué quieren ustedes que les diga?.

Puestos a sentir, lo que si hago de corazón es intentar comprender el sufrimiento de mi amigo, siempre desde el punto de vista personal. Es decir me solidarizo con mi amigo cubano, con mi amigo venezolano, con los problemas que a ellos les ha causado su país, nada más. Lo demás está fuera de mi alcance, y está bien así.

Y es que como siempre digo, aunque haya pateado tierras de dictadores, nunca he tenido la oportunidad de enterarme realmente de la tostada. Y siempre pongo el ejemplo de esa líder birmana que al parecer luchaba contra la dictadura de unos militarotes, y ahora no le tiembla el pulso lanzando a la muerte a más de un millón de sus conciudadanos, que no rezan como ella, que no viven como ella.

Y no leo en ningún sitio las disculpas de todos aquellos que por la prisión más o menos dorada de esta mujer me instaban a no visitar Birmania, que los militarotes se iban a beneficiar de mi modesto gasto turístico y la pobrecita iba a seguir en su casa sin poder dedicarse a la política.

No conozco a ningún rohingya, aunque las estadísticas de la UNICEF me recuerden que miles de niños están en peligro de muerte. Para evitarlo me piden dinero, que hay que pagar los sueldos de los altos ejecutivos de la tal organización.

Los de “Save the children” son más hábiles en su campaña de captación de fondos, me quieren presentar a un niño, con nombres y apellidos. Pues qué bien.

Y a Maduro le han invitado a fuegos artificiales, como si estuviera en verano en la playa de la Concha, que de noche el concurso pirotécnico queda muy bonito sobre la playa, que según el video que anda por ahí, la cosa hizo pum!, pero poquito, y para petardadas una buena mascletá de la de Fallas, y a otra cosa.

Su santa dio el gritito, ¡qué susto Nicolás!, ¡haberme avisado que es un sinvivir!, y ya está, los soldaditos un poco heridos y a otra cosa.

Otra cosa, que puede ser el endurecimiento de esto o aquello, que seguro los ciudadanos tienen pastita en el calcetín, en el forro del colchón, en Panamá, en Miami, en Barbados. Y es que esta es tierra de piratas, y el tesoro lo reparte el capitán a su tripulación.

Pero que nadie se preocupe más que de ese amigo que lo debe estar pasando mal, que del resto aunque uno se preocupe, la cosa difícilmente pasará de eso, de pólvora mojada.

Por lo demás seguiremos en el estiaje que nos tiene aplatanados, ignoraremos los telediarios que ahora los llevan los becarios, (me han dicho), y puede pasar cualquier cosa, que tampoco piensan contratarles el año que viene.

Ignoraré, si soy capaz, todas las noticias con carga publicitaria, que por cierto son todas, me temo, e intentaré leer algo que se relacione con los cátaros y su fantástica herejía, o una novelita de Georges Simenon, que las de Le Carre parece que las ha escrito el MI5.

Así, que mis queridos amigos, lo dicho queda, que mis brazos y mi comprensión es hacia los de mi pueblo, y de los demás oiréis de mis labios aquello de que espero que se les pase la gripe.

Con su pan solidario se lo coman

Show must go on

Parece que el calor es ahora como un castigo divino. Quizás, pero es cosa nuestra, y como todo se vende en estos tiempos de triunfo del calvinismo, cada cual arrima el ascua a su sardina.

Y no está mal, que Tito Trump nos dice que él no quiere que los americanos dejen el coche en casa, que Detroit está cerrando poco a poco por la miseria de los malditos alemanes y sus BMW, que hasta en las pelis del Tom Cruise hacen las carreras con los coches de la Bayerische Motoren Werke.

Bien que las carreras las lían por Paris, pero de usar Peugeot o Citröen nada de nada.

Y mientras no tenga el buen hombre un incendio en los jardines de la Avenida Pensilvania, me parece que va a andar defendiendo hasta a esos pollos de Tesla, que hacen unos coches muy chulos aunque se les ha olvidado que además hay que ganar dinero.

Y a nadie le importa, que es verano, que si Pedrito se nos sube a lomos de las encuestas que guisan ellos mismos, pues me alegro, con la misma intensidad con la que me alegraría de lo contrario, si es que existiese, que si Pablo no dice nada será que está cogiendo las uvas de tres en tres.

Todos a caballo de los nuevos tiempos, menos los de mi pueblo, claro, que te vas a comer unas secas amb butifarra del Salgot, no tanto para hacer patria como para chuparte los dedos, y te sale el que fue molt honorable saludando, que se acababa de meter una costellas de xai en la Dolçeta.

Pero son las cosas de ir a ciertos sitios, y es que los indepes no paran, no pararán. Y es que estoy esperando la que montarán el dia que el Don…..Jordi pase a Oriente, vamos que desencarne que diría Miguelito Blanco.

Es el show de cada día, ya saben ustedes, el payaso hace reir a su público, mientras la lágrima de su desgracia se desliza por debajo de la máscara, Show must go on”, que diría Bob Fosse, y se nos llenan los escenarios de cualquier cosa que nos distraiga aunque no la entendamos, que de lo que se trata es que miremos sin ver y oigamos sin escuchar.

Las nuevas generaciones están cada día más conectados, cada día tienen más amigos, me dicen, que a veces son multitud, y también me han dicho que están reinventando el silencio, que por lo visto sus reuniones son silenciosas, cada uno en su pantalla, cada uno con sus auriculares, cada uno en una introspección falsa.

Pero habrá que preparar la toalla, habrá que preparar la sombrilla para ir a la playa, que me dicen desde Madrid, desde las costas mediterráneas que no se soporta la tal ola, ¡Porco governo!.

Historias circulares, como las economías que se desarrollan ahora sin intermediarios, de esas que le están quitando el pan a los comisionistas, que no hacemos más que inventarnos esos términos que parece que te harán rico, que si el bitcoin que si los big data, que si los block chain. Los taxistas dicen que no los entienden, pero que seguramente están detrás de su ruina.

Claro que no han pensado en la forma que tienen de especular con las licencias que en su momento les permitieron acceder a la profesión.

Quizás tampoco se han fijado demasiado en el estado en que, en general, tienen la flota de Skodas viejos y sucios.

Quizás el mismo aspecto de demasiados de estos profesionales, honradísimos por otra parte, excepto cuando no saben donde está la dirección que les has pedido, o peor aún cuando sin desearlo se convierten en taxi turístico.

Todo es un show, y debe seguir, que Bob Fosse ya nos lo ha dicho, y se nos llena la calle Colón, la Gran Vía, la Castellana, de miles de estos honrados y pacíficos trabajadores, que piensan que sus males vienen de fuera, y quizás parcialmente lleven razón, pero a mí me va a costar volver a pillar uno de esos trastos viejos conducidos por gentes que han decidido, para su beneficio, hacer mi vida más complicada, más dolorosa, más incómoda. Así no se trata a los clientes.

A no ser que seas Ryanair, que entonces sí que tienes todo el derecho del mundo a putear a la gente en aras de la productividad, de la economía de escala, del bitcoin y de la madre que les parió a todos.

Que por cierto, y ahora que me acuerdo, me viene a la cabeza aquello de que lo primero que busca nuestra sociedad es sacrificar al ser humano.

No sé si ese ministro que nos han puesto con responsabilidad sobre nuestra policía, sabe de qué se habla cuando se habla de la llegada de los emigrantes, por mucho que se acerque a Mauritania a discutir con el jefazo local. Nuestro ex juez, que si ha hecho carrera política me hace pensar en si prevaricó o no cuando ejercía su magistratura, va a intentar compensar la caída de visitantes a Barcelona de turistas nacionales, y le va a facturar a Doña Colau los jovencitos que llegan en los cruceros que atracan en las playas onubenses.

Y es que el gremio de los hosteleros dicen que el paisanaje carpetovetónico no tiene en cuenta la ciudad condal para sus desplazamientos, y así no hay quien redondee la última línea de la cuenta de resultados. ¡Qué le vamos a hacer!.

Mi archivo de cortesía abandonado a las hordas del odio indepe. Y encima la sorpresa de que la gente prefiera Cudillero a la Mar bella, y eso que en los dos sitios te dan unas buenas calderetas de pescado.

Voy a coger mi sombrilla, mi sillita de playa, el e-reader ese que parece que aún funciona, y miraremos a ver si he tenido la precaución de poner algún libro chulo, que anoche me limpié el cuento de “Total recall”, sin Tito Arnold por en medio, y me dormí al segundo librazo en las gafas.

Así, que dejaré pasar el rato, esperaré el próximo show que seguro se está cociendo entre bastidores, y prometo que excepto en caso de extrema necesidad no volveré a coger un viejo Skoda conducido por un irascible carrero mal aseado, de la misma foema que juré en su momento no subir jamás en un vuelo de Ryanair, que uno está hasta los huevos de todos aquellos que siguen apoyando en destruir a ser humano como primera opción.

Con su pan se lo coman