Merry Christmas to you

Quisiera recordar que fue el otro día cuando, casi sin querer le agradecí a esos de las plataformas de distribución de regalos su impagable decisión de no incluir villancicos en sus páginas, o en las cajitas donde te viene el tornillo que te falta o el regalito para Chuchita.

Impagable, impagable de veras, y si por alguien lo siento, como llevo sintiéndolo desde que me conozco, es por los dependientes de las tiendas en Navidad, que tienen que soportar esa tortura ocho o diez horas diarias, si quieren trabajar.

Los chicos de márketing son así, que sufran otros sus decisiones, que en el despacho no se escuchan los peces en el río, ni las marimorenas, eso son para los de plantas de ventas.

Los de Seguridad laboral, callados, como viejos zorros que son, no sea que pierdan algún privilegio, o vaya usted a saber qué.

Yo este año me libro de la dosis que habían preparado para mí, he preferido soslayar la experiencia, que no es lo mismo comprar al son de los villancicos de la tuna de Salamanca, por un decir, que escuchando a Rubinstein acariciando los Nocturnos del polaco.

Y hablando de estos días, alguien, en alguno de esos programas de radio que escucho de vez en cuando, dice que es una pena el hecho de que las entrañables fiestas se hayan infectado de las costumbres de los gringos.

Bueno, si se empeñan, pero como otro de los contertulios apuntaba, y yo le sigo en el argumento, veo que lo que aquí consideramos tradiciones, poco o nada tienen de yanquis.

El árbol es alemán, Papá Nöel escandinavo, (acepto como única contaminación el cambio de color del uniforme, de verde original a rojo Coca-Cola), los belenes italianos, los villancicos españoles, y aunque cada vez conozco a menos gente que lo haga, las misas del gallo, poco tienen de gringo.

Allí, los cuñados se hostian en Acción de Gracia, cosa que aquí dejamos para mañana, que es Navidad, y los gringos, para el viernes negro ese, ya tienen el pescado vendido.

Por estos lares, a la que te descuidas los niños no ven los juguetes hasta que no llegan los Reyes Magos, la Beffana, aunque los afrancesados, los germanófilos y otras gentes de mal vivir, llenan los abetos iluminados la noche del veinticuatro a lomos de San Nicolás, Santa Klaus, o directamente Papá Nöel.

No olvidaré la tradición de mi tierra del Tió, que siempre me ha parecido entrañable, y muy adecuada para las zonas rurales de mi Catalunya. Pero no me voy a poner melancólico, que en casa nunca hubo tió, ni falta que hacía. Los urbanitas tenemos esas cosas, que siempre ha parecido que mirábamos por encima del hombro a los payeses de las masías…..pero de eso ya hablaremos otro día.

De niño, estaba siempre con unas ganas locas de que el Dictador nos cambiase por decreto las fechas, de forma que el veinticinco de diciembre viniesen los Reyes, y el seis de enero dejar a los mayores con su Navidad.

Todas la vacaciones jugando con los juguetes del año pasado, y encima soportar a los padres amenazando a cada travesura de que ¡Cómo sigas así no te van a traer nada los Reyes!.

Y acababas acojonado, y frustrado con tanta amenaza y chantaje, que quince días de vacaciones daban mucho de si para que los Reyes, que sabían que eras un cabroncete de tomo y lomo, dejasen como mucho algo de carbón en los zapatos.

Un sin vivir, nada yanqui, por cierto, como nada yanqui son esos mercadillos navideños que se extienden por mi vieja Europa, y que últimamente han servido como escenario de venganzas o campo de guerra.

Nos dedicaremos a plasmar de mil formas diferentes esos deseos, que seguramente son sinceros, de paz de dinero, de seguridad en el futuro, de amor incluso, que se olvidan en tan poco tiempo, pero que la sociedad de alguna manera nos obliga a realizar.

La amenaza, bien anglosajona nos la cuenta Dickens en las carnes de Ebenezer Scrooge, que como un don Juan casto tiene la amenaza del espíritu (navideño en este caso, que los comendadores son muy ibéricos), ve pasar su entierro, y, cosa rara en un anglosajón, le permiten aquello de que un punto de contrición da un alma a la salvación.

Mis amigos africanos se acostarán hoy sin saber dónde coño está Bongo, don Alí, y con una masacre en el norte de Nigeria, que no es Navidad para todo el mundo, y nadie ni de esos ultracatólicos de los gobernantes italianos, ni de esos que se envuelven en la Libertè, egalité y fraternitè, son capaces de abrir sus brazos a los que navegan en el “Open arms”, hasta se nos cabrea el alcalde de Algeciras, me han dicho.

Paz y amor, que el Tito Trump deja a los gringos sin Administración, que quiere un muro bien alto para que nadie cruce la puerta. Todo un ejemplo de amor navideño. Mantengamos limpio el barrio.

Por lo demás, a lo mejor, si oigo los mensajes esos de amor que alguien soltará, me pongo la chaqueta de Pérez Reverte y mando a más de uno a que se queme el carajo, y deje de mandarnos mensajes de amorcito y cariñito con una mano, y ejercer el odio y la xenofobia con la otra.

No quiero pensar en el próximo año de mierda que nos dicen se aproxima, y es que sin salir de la crisis, nos están metiendo en na nueva recesión. No sé si quedan gentes inocente a quien robar y pero seguro que en el próximo ciclo que nos anuncian, volveremos a ver lágrimas caer como puños de ojos inocentes.

Por lo demás, que me toquen el wiwisyu.

Hasta luego

 

 

 

Pasando el tiempo

Compre, compre, compre que es la Nochebuena, que mañana es Navidad y al otro también.

Con estas cosas de la política, qué quieren ustedes que les diga, tengo las compras un poco olvidadas, y en Amazón por lo menos no te cantan villancicos al son de botellas de anís del Mono, con lo que el deseo de la compra compulsiva está digamos reprimido.

El bolsillo lo agradece, que la bolsa no está para farolillos, y los presupuestos sin el tal rally de Navidad andan tocados, aquí y en Sebastopol.

Pero mi hígado y yo intentaremos pasar el trance con la mayor dignidad posible, en honor, claro, de Saturno, ese padre tragón, que no sea cosa de que nos vea cara de besugo a la espalda, de cordero lechal o de cochinillo de los de Cándido. (Lo siento Señor Duque, pero Cándido es Cándido).

Y nos dedicaremos a esos intercambios de regalos que las saturnales aparejan desde los albores de los tiempos.

Me dicen que en mi pueblo andan revueltos. Habrá que verlo, y es que con lo de la Independencia, ese fracaso que viene por lo menos desde los tiempos del Conde Duque de Olivares, me dicen que los segadores, disfrazados de Cuperos, de Comites para la Defensa de la República, quieren liarla otra vez, y me temo que les van a dar hasta en el carnet de identidad. Casi cuatro siglos fracasando es mucho tiempo fracasando para tomar el asunto en serio. Allá ellos y quienes se lo permiten.

Yo ahora ando en lo mío, que me dicen los que saben que a los curritos les van a subir el salario mínimo, y a las empresas las cotizaciones de la Seguridad Social. A los pensionistas solo con que no se empobrezcan año tras año, ya nos vale, aunque dicen que ni eso.

Nos empeñamos todos en que los ricos reales, esos que siendo el uno por ciento de la población mundial….bla bla bla, que me repito más que el abuelo cebolleta, lo sean poco a poco un poco más cada día.

Que le quitan lo del Obama Care a los pobres de Estados Unidos. Que se mueran si se ponen enfermos y no tienen pasta, que la salud de los ciudadanos no es un derecho por aquellas tierras, mucho menos poner a disposición de todo el mundo la mejor sanidad disponible. Dicen los muy, muy ricos, que no quieren pagar para que el negrata del Bronx o el parado de Detroit, no se muera de una cardiopatía, pudiendo recibir un corazón nuevo. Son vidas prescindibles, y pagar por eso puede ser solidario, pero va en contra de la cuenta de resultados.

La enfermedad es una de las primeras causas de ruina familiar en Estados Unidos y en tantos y tantos países que copian su sistema. Ellos sabrán.

Mi amigo, el catedrático Jean Monet, me envía sus trabajos acerca de la salida del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Ejerce de comentarista político desde el sitial de su conocimiento técnico del asunto, y colgaré si me acuerdo unos enlaces con sus trabajos al final de mi bitácora de hoy. Bueno es conocer la opinión de los que saben, que la mía es visceral, poco reflexiva, basada solo en el conocimiento de la sociedad británica que me ha dado el hecho de trabajar con ellos durante varias décadas.( Que no lo cuelgo, buscad en Diariocritico.com al Profesor Dr. D. Rogelio Pérez Bustamante, que allí está todo).

Y es que no se les ha olvidado que dominaron el mundo, y les cabrea sobremanera que les digan ahora cómo hacer las cosas en los territorios que usurparon por la fuerza en su momento. La señora May no hace más que tragar sapos, uno detrás de otro, en casa y fuera de casa, y con ese acento vulgar con el que nos saluda desde sus engoladas tribunas nos va transmitiendo la frustración de su orgullo no ya herido, pisoteado diría yo.

Pero a mí me importa muy poco, que entre los británicos secesionistas, los ultraderechistas austríacos, franceses, y ahora por estos nuestros solares patrios, y los populistas que recogen los restos del comunismo, tengo la solución colmada, que una gota más de esos   ingredientes, y empieza a llenarse el vaso de precipitados de cristales de mecagüen, y no está bien, que ya no tengo edad para esas cosas.

Así, que arrancaremos de nuevo con la mejor de mis sonrisas la semana, ¡qué digo! la quincena de las saturnales, con el ánimo de sobrevivir con dignidad.

Intentaré evitar esos cuentecitos moralizantes de Mr. Dickens y su Mr. Scrooge y el “Dulce Navidad” de aquel crooner que fue Andy Williams, a caballo de esas nuevas plataformas televisivas en las que puedes disfrutar de la violencia cibernética del Far West, o de la violencia con culos al aire de esos juegos de tronos que no se acaban nunca.

Y si eso no funciona me dicen los de Babelia que me lea algo que se llama Ordesa. Pues lo haré, aunque no conozca al autor ni de qué coño va el libro. Así que si alguno de ustedes lo tiene en formato ePub me pase el enlace, que la ventaja del electrónico es que dejas el libro a tu amiguete y no tienes que cabrearte porque no te lo devuelva.

En definitiva, seguiré mientras el cuerpo aguante por el sendero de desheredado de la historia, que es el grupo en el que me ha tocado caminar, el de seres que se han esforzado mucho para obtener magros beneficios.

Y espero que todos ustedes pasen el trance con al menos la misma dignidad con el que espero pasarlo yo, que no pienso pasarles la felicitación de pascuas como hacían el Vigilante, el Sereno, el Cartero, el Barrendero, el….. que la vida digital nos ha quitado a cambio de Amazón y el chip sueco en la mano, miríadas de cosas entrañables, como el coche de caballos que nos quitó el coche y el tren, o la carta a los Reyes Magos que llevábamos a Galerías Preciados.

Sea todo en honor y gloria al progreso que nos empobrece uno a uno, día tras día,

Buenas noches y buena suerte.

La Pepa de Gredos

Estos días en los que nos acordamos de que hace cuarenta años los españoles, bueno unos pocos españoles, andaban discutiendo como reorganizar el solar patrio, que había dejado el período de la dictadura totalmente yermo.

Los padres de la Constitución que luego hemos dado en llamar remataban los trabajos en un Parador, el primero de todos, en la sierra de Gredos, lugar, por otra parte en el que siempre que he ido me he encontrado muy a gusto.

Seguro que hubo sus más y sus menos, que cada uno intentó arrimar el ascua a su sardina, que las cosas no salieron al completo gusto de nadie, pero algo salió como referente de nuestro marco legal actual, que no es poco.

Y eso en una tierra en la que le dimos a la Ilustración con la puerta en las narices, es algo para tener en cuenta, así que permitan ustedes que me congratule de que tengamos a esta lozana cuarentona entre nosotros.

Valga esta pequeña introducción para poder reflexionar acerca de este momento de revolución aparentemente incruenta que estamos viviendo y que me temo está escribiendo una historia en la que el ser humano va a ser sacrificado por unos pocos de ellos, sin remisión, sin pausa, eficazmente.

Cada mañana nos despertamos con nuevos argumentos para el descontento, aquí y en Sebastopol, que las cosas son así. Y si hoy llegan noticias de que han detenido a na China en Canadá por haber vendido telefoninos en Irán, o en Irak, para que se la lleven a los USA, codo con codo, ayer Don Putin le comenta al mundo que si Tito Trump rompe el tratado nuclear de no proliferación de armas ellos se ponen a fabricar no sé que maldita cosa prohibida en el tal tratado, y a otra cosa.

Que me dicen que en la frontera de Tijuana, los hay que prefieren ser detenidos por la policía americana, que volver a sus Guatemala, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Chiapas de origen, y es que hasta la pobreza y el abuso deben tener unos límites, que una vez traspasados hacen que la gente llegue casi a preferir la muerte.

Los tiempos que corren no son buenos, no lo son para los pobres que cada vez somos más, y en esta España del cabreo eterno, las más de las veces con razón, lo de las dos Españas anda también alborotado, que nuestros dirigentes se aprendieron muy bien lo de las derechas y las izquierdas, y antes muertos que aceptar alguna virtud en el punto de vista del oponente político.

Y es que las dos Españas se están llenando de marcas y de reinos de taifas, muchas cabezas de ratón, me temo, ninguna de león.

A costa del revuelo de las elecciones andaluzas, si hubiera estado por allí con derecho al voto, hubiese votado un poquito a cada uno, pero eso es imposible, como imposible es que los partidos que se sitúan voluntariamente a un lado y al otro de esa línea imaginaria que separa la derecha y la izquierda sean capaces de sentarse a la misma mesa a discutir las necesidades que tienen los ciudadanos, y darles la mejor de las soluciones.

Lo hicieron hace cuarenta años en Gredos, y todos ateniéndose a su ideología se merendaron unos sapos de buen tamaño, lo sabemos todos y es lo que en estos aniversarios, de alguna forma agradecemos.

Quizás lo ilustrado de aquellos hombres del Parador de Gredos fue lo que consiguió crear este marco legal que nos ha servido a todos, quizás.

De lo que no tengo ninguna duda es que la casposa casta política de hoy no hubieran sido capaces de siquiera sentarse a la misma mesa, no lo son, definitivamente, y aquí estamos todos nosotros sufriendo las consecuencias de tener la “Caspa” política que hemos llevado a nuestros parlamentos.

Lo peor de todo, es que en el entorno de guerra mundial, (global quizás sea el calificativo más adecuado), es lo peor que nos podía haber pasado, y es que todos los extremismos nacen del expolio excesivo al pueblo, que en ello estuvo el surgimiento de los Mussolini, Hitler, Stalin, Mao, los grandes fascistas (por fascio, es decir facción, bando de gente que se separa de un grupo por no estar de acuerdo con sus ideas y se opone a ellas de modo violento) del siglo XX.

Y en nuestra España, la crisis que se llevó a partir de 2007 vidas y haciendas, provocó el nacimiento de movimientos fascistas (Espanya ens roba), que lo primero en estos movimientos es lo de mi pueblo primero, es decir nacionalismos, (Über alle), America First….¿verdad Señor Trump?, ¿Verdad británicos de ombligo sonrosado?.

Me preocupa, porque estos movimientos conducen siempre a guerras más o menos cruentas, y ahora estamos inmersos en una de ellas, en la que el objetivo es la destrucción del enemigo, porque ya se nos ha olvidado aquella Ilustración que una vez entendida ha alejado la guerra cruenta de ejércitos de niños fuera, al menos de Europa durante más de setenta años, y casi ochenta en España.

Cierto que la guerra es comercial, sin bombas y sin ejércitos tradicionales, por el momento, pero el objetivo es ser más poderoso que tu vecino, que el otro bloque, que esto se parece cada día más a la distopia orwelliana, con Grandes Hermanos que lo saben todo de nosotros, con Ministerios de la Historia que manipulan nuestros recuerdos como sociedad, con Ministerios de Propaganda que nos dicen con la mayor precisión cómo debemos pensar, con cada uno de nosotros transformados en productos que se compravenden.

Sí, ciertamente echo de menos aquel espíritu del Parador de Gredos, en el que tantos sapos se tragaron a derechas e izquierdas, para conseguir que de una vez se pudiesen votar a todos los partidos en uno solo, nuestra Constitución, que dicho sea de paso, no me gusta al cien por cien, que me parece que hay derechos concedidos que no deberían haberse permitido, y derechos que los ciudadanos deberíamos gozar, y que no están cubiertos.

Pero esa es su grandeza, y lo que sale de una negociación entre ilustrados honestos, beneficia a muchos, a casi todos.

Vale

 

Los sueños del faraón

Al “Casto José” el faraón le contaba que soñaba con siete vacas gordas y siete vacas flacas, que aparecían y se comían a las primeras.

El “Casto José”, ya sabéis, le interpretó el sueño, con los famosos ciclos de riqueza y pobreza, y con eso, me dicen han ido los economistas haciendo sus duros, comprando vacas flacas y vendiendo vacas gordas.

No está mal, la cosa, por lo visto, que darse cuenta de cuando las vacas empiezan a adelgazar, vamos que la cosa ha llegado al punto ese que llaman de recoger los beneficios del engorde de los siete años de pastos abundantes, es la clave del asunto, su enjundia.

La gente parece que piensa que aún queda partido, que la vaca puede crecer aún unos cuantos kilos, y yo comienzo a tener mis dudas, que están con las ubres llenas, y los solomillos a punto, que son ya vacas viejas, que nos vienen desde hace ya diez años, y eso para el “Casto José” es mucho tiempo, me temo, aunque aún nadie ha visto las vacas flacas y devoradoras de lustre.

El otro día me decía un no sé quién que ya todo el mundo tiene su móvil, y que aunque lleven el chip de obsolescencia ese que dicen que no lleva, la peña, que es muy suya, prefiere estirar el chirimbolo un poquito más, llevándolo a la tienda esa del indio del barrio, que lo repara todo, o casi todo, que comprarse un “Galphone mark 33”, que sacarán los coreanos y los yanquis al mercado para estas Navidades, que te permite hacer flipar a Chuchita, que es lo único que te interesa.

Pero, ni aún subiendo los precios quieren decirnos cuántos cacharrines de esos quieren vendernos, y es que parece que esa vaca ya está gorda, muy gorda, y vienen, me dicen vacas chinas muy flacas hacia los “pier” de San Francisco, con mucha hambre

La vaca de los coches se está llenando, vaya, que está llena, esta tan gorda que no cabe uno más, así que nos empiezan a decir que tiremos el diésel de toda la vida, ese que tiene motor de tractor, que parece una barca menorquina volviendo a puerto cargada de sardinas, y nos compremos uno de esos eléctricos tan bonitos, y que tanto bien han de traer a nuestros pulmones. (Digo a nuestros pulmones, que nadie me ha explicado aún qué coño vamos a hacer con las baterías que ya no sirvan.

Ya veis, lo mío son ganas de tocar los huevos a la gente, que si nadie me lo ha dicho, es que no tengo que preocuparme más que deshacerme del viejo diésel y comprarme uno eléctrico a la mayor brevedad posible.

Es la sociedad de consumo, que cuando no puede crecer más por algún lado, nos deriva hacia otro que anda por ahí a la espera.

Y es que la vaca del turismo, parece que también tiene los días contados, que con el cambio climático, los daneses se van a las playas de Jutlandia, los noruegos se quedan en el fiordo de Oslo, y no vienen a estos pagos mediterráneos que tanto les necesitan y que tanto abominan de ellos.

Una a una las vacas van llegando a su capacidad máxima de engorde, que parece que el pienso disponible comienza a escasear, y una muy “divertida” que se nos viene encima es la de los taxis, que me dicen, y me lo creo, que el negocio de Uber no está aún consolidado en su estructura soñada, que lo que están haciendo es una toma de datos acerca de los hábitos de sus clientes, qué trayectos son los más comunes en cada franja horaria, y entre ese y otros datos, como la forma de pago preferida, o los tramos más rentables, estarán preparados para eliminar a los conductores cuando esté disponible el coche sin conductor.

Bonita historia para los taxistas, pero son los problemas de la inteligencia artificial IA para los amigos, que desviste diez santos para vestir a uno solo. Veremos cómo se gestiona el excedente de seres humanos que se queden sin empleo, que me temo por estos lares ni los falsos autónomos van a poder facturar lo suficiente para pagar las magras contribuciones que deben hacer a los presupuestos generales del estado.

Las vacas van llegando a sus límites, hay que empezar a venderlas deprisa, mientras aún parezca que están lustrosas, porque en cuanto empiezan a perder prestancia, ya se sabe, los precios se van en tres días por el sumidero a la espera de que salga otro gurú y descubra que lo que realmente necesitamos los humanos, hartos ya de las malditas redes sociales, es otro huevo de Colón que haga fluir el dinero hacia donde tiene que estar, en el bolsón de los ricos, de los más ricos, de los amos del universo.

Tengo que revisar los sueños del faraón, y buscarme un “Casto José” de confianza, que a lo mejor me dicen en voz bajita hacia dónde va a soplar el viento en el próximo ciclo para que no me coja con el pié cambiado, aunque dudo mucho de que lo vea venir con claridad.

Por el momento, seguiré buscando vacas, a ver cómo andan de kilos, que la vaca de los bancos anda aún muy flacucha, la de la industria europea, ni te cuento, que andan como hace diez años, si me aprietas.

La vaca de los pisos, parece que ha comido demasiado, otra vez, y muy deprisa, aunque la cosa va por barrios, que uno no sabe si ha de comprarse ese apartamento curioso en Canalejas a precio de Park Avenue, o quedarse quieto en el pisito de Chamberí que nos dejó la abuela.

Son dilemas dignos del Príncipe de Dinamarca, de ese Hamlet, a quien su tierra le olía a podrido, como les ha olido a los andaluces, que andan a ver si cambian el servicio de limpieza doméstica, que esa vaca estaba demasiado gorda, aunque, la verdad es que ya había empezado a adelgazar.

Con su pan se lo coman, mientras haya, claro.