Esoterismo y ciencia

 

Define en cuatro acepciones el diccionario de la Real Academia de la Lengua la palabra esoterismo:

  1. Oculto, reservado
  2. Dicho de una cosa: Que es impenetrable o de difícil acceso para la mente.
  3. Dicho de una doctrina: Que se transmite oralmente a los iniciados.
  4. Dicho de una doctrina de la Antigüedad: Que era transmitida por los filósofos solo a un reducido número de sus discípulos.

A mí estas cosas del esoterismo siempre me han gustado, es decir, el uso de casticismos que hacen de una disciplina que puede ser inteligible para la mayoría, pase a ser impenetrable y dar un aire de importancia los acólitos de la tal disciplina.

Puedo entender que en los oficios, sea cualquiera su naturaleza, haya que denominar las herramientas, y está bien, que debemos entendernos. Me parece de perlas que mientras se va profundizando en el conocimiento de una actividad vayamos adornando con neologismos todo aquello que de hecho es nuevo y se va incorporando a los protocolos de trabajo que, como fruto del avance, se van creando. Es así, y no se me ocurre forma diferente de hacerlo para avanzar.

Y ya nos lo cantó nuestro entrañable Tomás Bretón, en su Verbena de la Paloma, “ hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad” a lomos de aquel científico insigne, Don Hilarión. Y claro, siendo ese el panorama, las cantidades de signos, símbolos, casticismos, textos procedimentales que van apareciendo, no hacen más que elevar en cada disciplina el grado de esoterismo en el que de forma voluntaria van envolviéndose, que hay que sobrevivir.

Es que no sé de qué me estás hablando…le dice el médico al arquitecto, y éste se lo repite al letrado que nos recuerda aquello de que ¿no es más cierto…?, que como es bien sabido es la forma en los que no estamos iniciados nos dirigimos a la parienta cuando queremos preguntarle por cualquier asunto de la convivencia diaria.

No te preocupes te dice el médico, se lo diré para que lo entienda, que lo que tiene usted es una infección leve en el estómago que se la ha producido una comida que estaba mala.

¡Gracias Doctor!, Que cuando le oí que tenía una gastroenteritis producida por un coliforme, lo primero que me vino fue lo de hacer testamento.

Las cosas son así, y mucho peor incluso, o por no utilizar adjetivos peyorativos, más complejas. Y es que desde siempre se ha tenido por un hecho irrefutable, que el uso de símbolos era cosa de grupos secretos, de sectas, incluso, con fines terribles de esos que tendían a dominar el mundo, y a conseguir el poder sobre todos los seres humanos, bien por la obtención del oro alquímico, ese que podía surgir de la redoma en cantidades ingentes, o por llegar a controlar el alma humana de forma que fuera posible inducir deseos acordes con las intenciones de los miembros de esos grupos secretos.

Sí, parece que la cosa va por esos caminos, y es que los seres humanos somos muy nuestros, y por mucho que aparentemente se nos llene la boca con deseos de diversidad de pensamiento, acabamos huyendo como alma que lleva el diablo de los que piensan de forma diferente, siempre y cuando no intuyamos la posibilidad de convencerlos de alguna forma y llevarlos a nuestro redil.

La ciencia, hoy y ayer sigue preñada de simbología, de casticismos, como ya hemos dicho que debe ser, pero y volviendo a Don Hilarión, la cosa, creo que ha dado una vuelta de tuerca muy interesante.

Y esa vuelta de tuerca va a conseguir el sueño de la dominación del ser humano por símbolos mágicos desarrollados por brujos iniciados en sus cuevas secretas, y en algunas ocasiones en sus aquelarres, también conocidos como congresos científicos o Google Campus, que lo mismo me da.

Y me estoy refiriendo a la eficacia a la hora de hacer pensar al ser humano de manera uniforme que han conseguido esos símbolos que los mortales no iniciados conocemos como algoritmos.

De alguna forma han comprado nuestra alma a cambio de espejitos de colores, que incluso se doblan y todo, para poder hacer un gurruñito de los que se llevan en el pantalón, y que parecen el viejo pañuelo mojado de alergias.

Pero a esos símbolos esotéricos, que al parecer la ciencia matemática ha desarrollado, estamos entregando el alma, los caminos por los que discurre nuestra vida, en qué nos pulimos nuestra hacienda, y hasta lo que nunca creímos hacer, le damos el teléfono de Chuchita, la foto de aquel día en que….

Todo, lo damos todo, lo que pensamos, lo que vamos a pensar, nuestros sueños, nuestra historia, nuestros anhelos, nuestra vida, y encima pagamos por nuestro espejito mágico una fortuna.

Sí, ha sido el triunfo de la ciencia esotérica, de esa que pasa de maestros a aprendices, a lomos de signos concentrados en algoritmos, que solo están al alcance de los iniciados, o a veces ni siquiera, que a lo mejor lo ha diseñado una Inteligencia artificial, en un descuido del creador.

De hecho el sueño del alquimista, a caballo entre el charlatán, el estafador, el hombre de ciencia y el iniciado, que era capaz de hacerle un poquito de oro al Emperador, o de venderle un manuscrito ininteligible, cargado de símbolos y que hoy conocemos como Voynich al mismísimo Rodolfo II, se está apareciendo poco a poco, parte viene de la mano de embaucadores, pero la mayoría viene del esoterismo científico que con el manejo de grandes, de ingentes cantidades de datos, convenientemente filtrados a través de símbolos esotéricos están haciendo que hasta la pareja de tus sueños no la encuentres en las fiestas del pueblo de al lado, te la ofrecen, con un 93,75% de posibilidades de éxito, unos símbolos desconocidos, manejados por inquietantes algoritmos diseñados por los nuevos brujos del siglo XXI.

Pero al final, nada nuevo bajo el sol, nos diferencia la cantidad y la calidad, no la intención, que es la misma que tuvieron el gran Julio César, el no menos grande Gengis Khan, y hasta la Reina Victoria si me apuras, es decir dominar el mundo y a sus habitantes de forma que se amolden lo más posible a su forma de pensar, y es que estar todo el día discutiendo, agota a cualquiera.

He dicho

Lucifer