Es Catalan quien…..

He leído un artículo del último ganador del Premio Planeta, un cacereño catalán, o un catalán cacereño, sobre el doloroso tema de su tierra, que es la mía, aunque yo no sea de Badajoz. (Buscad “La gran Traición” un artículo publicado en El País el 16/06/2019).

Habla entre otras muchas cosas del engaño al que los nacionalistas, encabezados por el tal Pujol, sometieron a aquellos que no meamos a cuatro barras con estrellitas, (la estrellita es un cálculo renal, claro).

El engaño del tal Pujol fue definir al catalán como aquel que vive y trabaja en Cataluña. Debió decir el tal Pujol, con el micrófono cerrado, siempre que tenga siete generaciones tras él de Puigdangolas, de Bellveís, o de Cullells, por lo menos, ya que los demás son “Los otros catalanes”.

En esta bitácora, encontraréis por ahí perdido unas menciones al bueno de Paco Candel, “El Candel”, que describió en sus novelas lo que eran esos otros catalanes, los de las chabolas de C’an Tunis, del Somorrostro o de la Mina.

Y veréis que nada, nada tienen que ver con la Teresa del Marsé, pero sí con el “Pijoaparte” de la Torrasa. Y esos otros catalanes, algunos de los cuales salieron de los guetos chabolistas del cinturón barcelonés, llevaron a sus hijos a los colegios donde la inmersión lingüista era obligada, y no nos importó.

Siempre supieron que escalar en la sociedad era difícil, pero no, en Cataluña era imposible, y unos pusieron una sastrería en Sants, otros hacían el taxi y tenían un pisito en Bellvitge (en Bellvitge hay vida), hasta algunos consiguieron compran un pequeño apartamento en las playas del sur. La Costa Brava no era para ellos.

Y hoy, nos enfrentamos a la culminación de aquella traición, que hoy, catalanes, lo que se dice catalanes, son los que además de tener esos siete Cullell, Puigdangolas, o Bellveís en sus apellidos, llevan la banderita con el cálculo renal en la cúspide, votan lo que hay que votar, e insultan a los que hay que insultar, que no son catalanes, que aunque trabajen y vivan en Cataluña, son invasores.

Y quiero dejarlo bien claro, que todo me ha venido al coleto viendo la cara del tal Rufián, que se cree catalán, y no lo es. Es de los otros catalanes, de los del Candel, es un Pijoaparte cualquiera al capricho de la Teresa de la Bonanova. Es de procedencia andaluza, de Jaén, de Alcaudete, de Turón, como tantos y tantos, que fueron traicionados, y que aún no se han dado cuenta.

No tardarán en llamarle “Botifler”, de hecho ya ha pasado, y tiene que reforzar su catalanismo radicalizándose, para que Teresa siga visitándolo en La Torrasa.

Por cierto, que el tal Rufián, para ser de izquierdas parece que trabajó en una ETT que subcontrató obreros de Chile, Argentina, Rumanía, India….todo un curriculum para un hombre de izquierdas y de Santa Coloma, que no es La Torrasa , pero donde la Teresa del Marsé solo iría a cazar un gitano de ojos verdes, que los de Sarriá son para casarse y asegurar los patrimonios. (Leed un artículo de Jordi Pérez publicado en El País el 23/7/2016, “El fin del enigma de Rufián”).

Y ahí estamos, recordando a los catalanes de primera que son menos, que la mayoría de los catalanes no quieren separarse de España, aunque en el día a día les escupan por la calle, los discriminen en sus puestos de trabajo, y que por muchas manifas que hagan los once de setiembre, por mucho que alteren la historia, por mucho que de la forma más patética el día que les sacudieron en las orejas por díscolos en 1714, lo recuerden como día nacional, (seguro que celebran la huída vergonzante de Casanovas , para seguir con su profesión, a su pueblo mientras en las murallas del Raval peleaban los catalanes), y que griten lo de in-de-pen-den-sia, en el minuto 17 de la primera parte en los partidos del Barça,.

Todos sabemos que el movimiento en marcha hoy, y que no ha sabido parar el gobierno de la Nación, no es más que un intento de ocultar la corrupción de los Pujol, los Más, los….bien arropaditos en La Bonanova, en Pedralbes por los suyos, que por cierto también mojaron la parte alícuota que les correspondía.

Sí, que ahí está la traición, que el parlamento del Parque de las Fieras no representa más que a los catalanes. Porque los demás no lo son, ya no lo son, ni el bueno del Señor Cercás, por mucho Planeta que gane, ni el diputado Rufián, que está más cerca del Candel que de Pedralbes, ni de los taxistas que compraron el piso en Bellvitge, o los que se fueron a vivir a Torrebaró.

Que no es suficiente ver Tv3, que no es suficiente haber sufrido la educación inmersa, que no es suficiente, siquiera ser diputado nacional, que una cosa es Rufián y otra Tardá. ¡Que nadie se equivoque!

Y sobre todo que nadie olvide, que para ganar unas oposiciones no puedes ser de los otros catalanes, que para ganar un concurso de suministros a la región, de lo que sea, debes enseñar la “Torre” en LeónXIII, la de la Cerdanya, y la de S’Agaró, por lo menos.

En caso contrario no puedes jugar, no eres de fiar, y tu hija nunca se casará con un Bohigas ni con un Palau, ni tu hijo con una pubilla.

Sé que el cabreo me aflora por todas partes, que si eres de los otros catalanes la vida en esa tierra, que es la mía, es muy dura, casi imposible si deseas progresar, que el entorno es racista, excluyente, agresivo, injusto e ineficaz para todo lo que no sea repartirse el dinero entre los primeros catalanes, que para eso llegaron antes.

Por un momento temí que los Mossos se transformaran en una especie de guardia pretoriana, con toques de SS, con toques de Gestapo, pero parece que la cosa se ha parado un poco, no demasiado.

Aunque no desespero, ya que nuestros gobernantes están dando alas a todo este ambiente, olvidando a la mayoría de los residentes en Cataluña, permitiendo que la corrupción que mueve las élites de San Cugat, o de la Avenida Pearson, se salgan con la suya.

Dejemos, por favor de hacer el imbécil, y defendamos a la mayoría de catalanes, a los otros catalanes.

¡Au!

El artículo 52D

Creo, que aunque no me guste hablar de medidas políticas concretas, o de leyes publicadas en el BOE, hoy me siento obligado a hacerlo, de la misma forma que debo criticar a ciertas organizaciones paniaguadas que se apuntan al carro de la publicidad en medios de comunicación, una vez que su ineficacia o su inacción ha quedado patente.

Me estoy refiriendo al famoso artículo 52D del estatuto de los trabajadores, fruto de la maldita reforma laboral que coló a la ciudadanía el Partido Popular allá por 2015, hizo cuatro años en octubre. “Por faltas de asistencia al trabajo, aún justificadas pero intermitentes, que alcancen el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos siempre que el total de faltas de asistencia en los doce meses anteriores alcance el 5% de las jornadas hábiles, o el 25% en cuatro meses discontinuos dentro de un período de doce meses”.

Se excluyen las actividades sindicales (faltaría más, que los liberados son sagrados), huelga legal, (más a favor de sindicatos) accidente de trabajo, embarazo y asociados a tal hecho, vacaciones, y si tienes una enfermedad no laboral cuando haya una baja acordada por los servicios sanitarios oficiales pero eso sí que dure más de veinte días.

¡Ah! La violencia de género, el cáncer o enfermedades graves (no especificadas) también son excluyentes. Por cierto con nueve días en dos meses estás en la calle, si en el año anterior has faltado diez días, estás fuera, y si en cuatro meses cualquiera dentro de un período de doce meses has faltado veinte días estás fuera. En cualquier caso las cifras parecen contradictorias.

Pues qué bien, en estos cuatro años, todos callados. Los primeros los llamados sindicatos de clase, que una vez asegurados sus derechos, el de organizar huelgas, y el de tener bien amarrados a sus liberados por actividades de ¿defensa? de los trabajadores.

Pero defender el derecho de los trabajadores, ni les iba bien a los sindicatos, esos que hoy salen a la calle, con toda su caradura, para lamentarse por que el Tribunal Constitucional, ha considerado procedente el despido de una persona según este artículo, sin haber echado a la calle a toda la masa social de este país durante cuatro años todos los días.

Todos sabemos que mañana la cosa está olvidada para estos pollos, que ya han hecho ruidito hoy y han salido en el Telediario de las tres y en los informativos de la radio esta mañana, lamentándose de la actuación del Constitucional, pero sin decir ni pío sobre su inacción de cuatro años o de su ineficacia.

Como su salario proviene del bolsillo de todos los españoles, vía impuestos, tan contentos ellos, que si se tratase de vivir de las cuotas de sus asociados, habían cerrado hace tiempo, o se habían puesto las pilas y no tendrían que echar la culpa de su ineficacia al Tribunal Constitucional.

Y por cierto, dado que el salario de los Señores Magistrados del Constitucional provienen de mis impuestos, y en aras de la transparencia, no me importaría saber si sus señorías se encuentran en alguno de los supuestos del 52D. Que deberían publicarse sus plantillas de asistencias, ¿o son de la pata de Judá?.

No se escapan los partidos que han sido oposición y que llevan colgado el letrero de “obrero”, o de “desencantado”, podamos o no, ya que como mucho, y hablando de la legislación laboral, lo más que han dicho (hacer no han hecho nada), es que hay que derogarla, cuando lo primero que deberían haber hecho, es explicar con todo detalle los derechos que los trabajadores perdieron durante estos años, que algunos se imaginan, pero son ellos como responsables legisladores, quienes nos lo deberían contar.

¡Ah!, y ya que estamos tampoco me importaría ver publicadas las bajas o inasistencias de sus Señorías los Diputados a Cortes, y Senadores.

En cualquier caso, leyendo el documento legal de marras, no es difícil, incluso para mí, ver las inconsistencias, y las derivas en contra de los derechos de los trabajadores que hay por todas partes.

El más pequeño de los ejemplos es la parte final del tal artículo 52D, donde se te excluye de la norma si tienes cáncer. ¡Cooooñoooo!.

¿Tiene que poner el médico en el parte de baja que tienes cáncer?, ¿Dónde queda tu derecho a la intimidad?, y por enfermedad grave, ¿qué se entiende?, ¿Una gonorrea? ¿Una bronquitis crónica? ¿Una hernia discal?

Yo no sé si hoy ser VIH positivo se considera una enfermedad grave, quizás sí, quizás no, ni si una enfermedad genética, pongamos por caso la hemofilia lo es.

Y los doctores aireando las fichas médicas de sus pacientes para que se quede tranquilo el pollo de la CEOE, o el patán del empleador, y la intimidad del paciente-trabajador, a hacer puñetas.

Y quiero recordar a todo el mundo, que esta norma, absolutamente contraria a los derechos conseguidos por los trabajadores, no sería necesaria, si las bajas no fueran, en algunas ocasiones percibidas como ficticias, y estuvieran los servicios de Inspección de Trabajo e Inspección Médica debidamente dotados, y no sobrevolara siempre el fantasma de la corruptela sobre el ambiente.

Pero claro, unos Inspectores de Trabajo suficientes y bien formados, a lo mejor no les venían del todo bien a los empleadores, esos que chulean horas extras, que no pagan los pluses pactados, que encadenan “ad nauseam” los contratos basura, pero que se apoyan en esta norma para arañar un beneficio extra a la última línea del balance.

No voy a extenderme más, y recordaré a los periodistas, a los de los Telediarios, a los de las radios de por la mañana, que no es hoy el día de rasgarse las vestiduras, o alegrarse de la sentencia (depende del pelaje político del medio y cuál es el pesebre donde comen), sino el día siguiente de la publicación en octubre de 2015, de esta infamia

Quizás ahora haya que pedir a los médicos, que en vez de escribir “enfermedad común” en los partes de baja, escriban enfermedad grave, sin especificar, tal y como dice la norma, y mantengan la baja durante, digamos, veinticinco días, y a otra cosa.

¡Mecagüen!

Negro Viernes Negro

No me acuerdo, pero tampoco me importa, ya, que aunque con toda seguridad he hablado en algún momento de las Saturnales, del consumo, de los intercambios de regalos, de tantas y tantas cosas relacionadas con la que se nos viene, de nuevo, a partir del maldito día en el que se encienden las luces de Navidad.

Y este año estoy mucho más cabreado que de costumbre, ya que mi ciudad de acogida se va a gastar una pasta gansa en lucecitas, al grito del ¡Compre, compre!. Tres milloncejos del ala, ni más ni menos, dicen los voceros municipales, e insiste la madame que ha vendido las lamparitas en que no gastan nada, oiga, nada.

Y como no creo en casualidades, acontece que lo que era un día negro, un viernes, con una cierta tradición entre los americanos del Norte, que veían en el día siguiente a Acción de gracias el pistoletazo de salida para las compras de Navidad, sea convertido en estas latitudes como la fiesta de la iluminación de las calles, y del martirio para los empleados del comercio local, a base de villancicos y demás musiquitas.

Pero lo de negro, no lo es tanto, que todo eso, hacía que las cifras de los balances del pequeño comercio, que andaban el rojo, pasasen a negro. Así que en el Imperio, por una vez lo negro no era algo peyorativo, negativo o desagradable, y en ello estamos también por estos lares.

Y mi cabreo este año, es que volvemos a esa situación en la que de nuevo enfrentamos al ser humano con el dinero. Ya lo sé, no me gusta toda esta parafernalia, con el añadido “lavacerebros” que lleva aparejado para los niños. Luces, música, escaparates, Frozen Dos, sonrisas, y al final preparación de los enanos para su inmersión inmediata en la sociedad de consumo.

Pero la otra cara de la moneda, es la de los centros de acogida de ciudadanos, que para luces hay pasta para los que duermen en la calle poco y malo. Parece que una buena cantidad de los refugiados que a las puertas del organismo de turno pasan la noches, son hermanos venezolanos, posiblemente hijos o nietos de aquellos que abrieron las puertas a los españoles que huyeron, como refugiados de la guerra del General Franco.

No sé cuántos canarios fueron acogidos en el país hermano, no se además a cuántos el sistema que los acogió les permitió además de llevar una vida digna, enriquecerse. Y antes del drama de la maldita guerra civil, y mucho después de la Independencia bolivariana, cuántos españoles que escapaban del hambre en Galicia, en Asturias, en Cataluña, sin profundizar más tuvieron que hacer “Las Américas” y volvieron a sus terruños décadas más tarde a construir su casa de indianos.

Y nosotros pagamos a sus nietos, a sus descendientes en fin, con mantas térmicas y vergüenza a las puertas del organismo de turno, “El Samur de refugiados” o algo así. Pero ¡viva la fiesta del consumo!, ese mes y medio de locura y de cuñados que ahora comienza. Ese mes y medio en el que deberemos hacer todo aquello que se espera de nosotros, y que incluye eso de comer mal, beber peor, gastar dinero en cosas que no necesitamos ni nosotros ni los recipiendarios de nuestros presentes, pero hay que hacerlo porque la presión familiar, de amistades, hasta incluso de la política circundante, porque te piden que pagues impuestos extras antes de que salga “El Gordo”, que es tradición compartirlo, ¡compreeee máááásss!.

No sé dónde esconderme, que aunque me vaya al campo de golf, algo o alguien me recordará que las Saturnales están presentes, los gorritos rojo Coca-Cola, ¡Con lo que me han gustado siempre los verdes!, que habrán puesto en la recepción, y además un trofeo extra, medal o stableford, que habrá que jugar con los dedos fríos y hacer más de cien en medal o menos de veinte en stableford.

Hasta en mi Logia celebraremos en “San Juan de invierno”, y nos meteremos entre pecho y espalda un corderito que no se lo salta un gitano, todo a lomos de un bonito rito.

¡Que no!, ¡Que no me escapo!, ni escondido en La Alcarria, ni con el wifi caído, que cuando dicen que es tiempo de Navidad es tiempo de Navidad, y ya está.

Pero todo a cuenta de los refugiados con manta térmica de la puerta del SMUR, que han conseguido cabrear a los empleados, con tanta insistencia, y se van a su casa de huelga porque esto no hay quien lo aguante, que “paloquemepagan…”

A todo esto, tanto de hablar de la memoria histórica, nos olvidamos, señores del gobierno, de cómo acogieron los barcos de españoles llegando a América cargados de gente que, como ellos hoy, escapaban de la garras de un dictador, que como tal debe llevar adosado el calificativo de asesino.

Para estas cosas no se celebran las Saturnales, que las imágenes de la tele nos ponen en posición de aburrimiento delante de los que intentan esos Open Arms en el Mediterráneo, que está ya muy visto. En esta blanca Europa, no nos hacemos idea ya de lo que significa una dictadura sangrienta, de esas en las que cualquier tipo de abuso por parte del dictador, y de lo que es peor de sus adláteres, queda impune, por definición.

No nos hacemos idea de lo que significa, ni de lejos, si además tienes la mala suerte de no ser siquiera neutral, que alguien te reconoce como posible miembro de una oposición al régimen. Tu vida, tu hacienda, todo lo que eres, tú y tu familia, no valéis nada. Serás utilizado, vendido, tus hijas podrán ser utilizadas a capricho de cualquier capitoste miserable, y aquí todo lo que hacemos es darles unas mantas térmicas, en plenas Saturnales, en honor de la memoria histórica.

En fin, preparemos la carta a Papa Noel “coca cola”, a los Reyes Magos, del oro, el incienso y la mirra, a la Befana, que va en tren por el cielo, al tronco hueco del tió, es lo mismo, mientras Epstein se ahorca en la cárcel, o lo ahorcan, el Tito Andrés hijo de la Graciosa Reina de Inglaterra se esconde, o salta el caso de la niña Wally en Gabón, que es lo mismo.

¡A la mierda!

dura lex, sed lex

Los tribunales parece que marcan nuestra vida, por todas partes. Y es además, como si a la prensa le faltasen historietas para rellenar los tabloides y ponemos a la justicia en primera plana.

Será que los silbiditos de Tito Trump ya no molan, que estas cosas se queman pronto, y ni el Nasdaq se agita ya cuando el Pollo del Pinar de la Avda. Pensilvania dice un no sé qué de los aranceles o de los muros mexicas. Así que vamos a ver qué hacemos con lo que viene desde la zona de las pelucas, los frufrú de las togas, y sobre todo de las punyetas, que alrededor del mundo parecen dar mucho juego.

Y de menor a mayor, me encuentro al pobre Torra, ofreciendo sus venas como un Marat cualquiera, en la bañera del banquillo de los acusados, dejando que el puñal de la Corday entre en sus blancas carnes independentistassoberanistas.

¡Lo he hecho, lo he hecho!, así que “Señol jues, Pasi usté más alanti- y que entrin tos esos- no le dé a usté ansia- no le dé a usté mieo”… que siempre hay un girondino para un jacobino.

¡Pobret!, pero la cosa no acaba ahí, que andan de primeras páginas las barbaridades de las manadas violadoras, ¡Ja, ja, ja! ¡¡Que bien nos lo pasamos reventando a esas tías a las que le va la marcha!!. Y no sé si es peor el remedio que la enfermedad, que la publicidad puede ser que anime a más descerebrados a mejorar el sistema de acoso a la mujer ¡que a nosotros no nos pillan!.

Y tampoco sé cómo afecta esa publicidad a la víctima, que a lo mejor lo suyo sería que fuese ella quien decidiese si se publicita el tema o no. No lo sé, pero tengo dudas que todas estas historias aireadas junto con las estrategias de las defensas para sacar a las presuntas bestias del atolladero, no den pistas a otros potenciales animales, en horda o en manada.

Y lo mismo me parece la historia de esa muchacha vilmente asesinada en Galicia, posiblemente violada, seguramente torturada. Que a fuer de primera plana vamos dando ideas de cuántas piedras hay que poner en el cuello de las víctimas, cómo eliminar un teléfono móvil, como defenderse de las acusaciones, y como planear futuros secuestros, violaciones, asesinatos…no lo sé.

Y es que a mí nunca me gustó leer El Caso, que siempre he considerado esas cosas como pequeñas escuelas para el perfeccionamiento de mentes enfermas. Que una cosa es un calentón o un accidente, y otra muy diferente es una forma habitual de actuación premeditada que requiere de planteamiento, y ejecución cuidadosa, ya que el placer está también en la repetición.

Pero las cosas no paran aquí, que me cuentan una historia en Lyon, a la espera de sentencia acerca de unos cuadros de Picasso, que si son tuyos, que si son míos, que a ver quién se queda la pasta. Y a mí ¿qué me importan unos cuadros y unos dibujos que nunca voy a ver?. Está bien, si me apuras. Llena espacio del tabloide.

No voy a extenderme sobre las prevaricaciones/chapuza en Andalucía, y la cara que se les queda a los Chávez, a los Griñán, a todos los que han metido mano en la caja de forma presunta, claro, hasta que no leamos las mil setecientas páginas que rellenan de argumentos lo que los jueces han visto y oído.

Eso lo dejo a sus gracias, queridos lectores, que yo ya estoy muy mayor. Pero todas la monedas tienen su cruz, que al ex¬-presi madrileño, al que le saltó la casita de Marbella, parece que quieren empapelarlo también por no sé qué pillada de pasta en Brasil a cuentas del agua del canalillo.

Y más primeras páginas. Si me pongo a contar los Presidentes de Comunidades que se han sentado en los banquillos, los que están a punto de sentarse, que si un tres per cent, que si un master no sé qué, que si el campo de golf en Vallehermoso, que si un Cinturón (Gürtel), que si unos trajecitos valencianos, que si un palacete en Palma.

Pequeños faraones del erario público, que se creen lo que no son, que actúan como señores del cortijo, con el sueño de que sea suyo. No sé muy bien qué más primeras páginas justicieras quedan delante de mis narices, como no sean las que se asoman a esa trama turbia del comisario ese que tenía todo en su cajón con fotos del culo al aire de unos y otros.

Y me tienen pillado en las viñetas al bueno de Florentino, al que fue “Presi” del Hispano Americano, y luego de BBVA, y a la mitad de la clase política, financiera, y lo que sea de esta tierra hispana en la que parece que el único palmo limpio esta en los currantes de mil euros.

Los que no somos nadie, no sé si nos alegramos o no de no salir en las primeras planas, que veo a todos estos aspirantes a “galeras” de lo más relajaditos, como vi en su día al Señor Conde, que parecía satisfecho con pasar unos pocos años a la sombra y a cambio salvar la fortuna que obtuvo con su título de abogado del estado bajo el brazo.

No somos nadie, que ni el señor Villarejo se ha dignado a tener oculto un expediente donde claramente se vea como un día cogimos una perra gorda del suelo y no la llevamos a la oficina de objetos perdidos del aeropuerto.

No valemos los de a pié ni para ser chantajeados con nuestro honor en el otro platillo de la balanza.

Voy a quedarme sin ver el telediario unos días, a ver si cambian las caras de los encausados, que hasta aprovechando la visita del Papa a Thailandia, nos andan enseñando el pleito de un españolito que se juega el pescuezo por un quítame allá el muerto de un amigo, y es que los Thais te lo cortan sin necesidad de contar hasta diez.

En fin recogeré las actas del “prucés”, y me las leeré despacito para coger el sueño, que ya me duele que no estén en catalán….¿o sí?

¡Dura lex, sed lex! (Y no es una vajilla)

L’Emigrant

Qué frío hace, y decir eso a lomos de un radiador y el café del desayuno humeando a mano derecha es muy fácil y cómodo.

Te descuidas y ya en las tapias del jardín del convento no quedan grados, que se han ido todos, (nunca mejor dicho) con viento fresco a buscar latitudes más sureñas, donde de hecho los grados esos no los necesitan.

Esas son las migraciones del Norte al Sur, que parece que lo único que mandamos los euroblancos hacia las tierras calientes son los grados de temperatura que no nos sobran, pero en nuestra increíble generosidad dejamos fronteras abiertas para que emigren.

Es la ósmosis, que la membrana solo deja pasar en un sentido lo que interesa, que se queda el soluto y suelta el disolvente, entre dos soluciones de concentraciones diferentes.

Asi que no dejamos que pasen los seres humanos, que son el soluto, y dejamos que los entes etéreos vayan libremente.

Veía hoy en la radio (mi imaginación es fantástica en ese sentido) como un coche cargado de solutos intentaban romper la membrana por tierras del sur de nuestra España.

Han pasado, dicen una cincuentena de solutos, y lo que es peor, han roto la membrana osmótica, que ahora que no tenemos gobierno, veremos quién libera los fondos para la reparación.

Es tremendo. Me dicen que el bueno de Marlasca anda de los nervios, que entre los desplazamientos de las fuerzas del orden público a la Dolça Catalunya patria del meu cor, quand de tu s’allunya d’enyorança es mor….y las reparaciones en el muro berlinés de Ceuta, no cuadra el déficit de la Unión Europea, ese que dicen tiene que cumplir el gobierno español. (El que no existe).

Pero eso es lo de menos, que el presupuesto de Don Marlasquita me trae al pairo, lo que ya no me trae más que cabreos, es ver que la cançó de L’Emigrant, ablanda los corazones osmóticos cuando recordamos los euroblancos que debíamos abandonar nuestra patria del cor, por tantas y tantas causas, ninguna relacionada directamente con actos individuales, todas con actos globales.

Hambrunas irlandesas, guerras europeas, hambre mafiosa italiana, latifundios españoles, han llenado los escenarios décadas después de canciones de emigrantes preñadas de melancolía, hermanos euroblancos que para seguir viviendo la época que les tocó por mor del azar, debieron cruzar el mar, o fronteras con mayor o menor fortuna.

Hasta Manolo Escobar nos recordó ese sentimiento del hombre del sur de España que escapaba al centro de Europa. Nada más honesto que intentar trabajando sacar a tu familia adelante, nada. Ni nada más deshonesto que en una maniobra orquestada por todos los euroblancos, por todos los amerblancos, por todos los austrablancos, para bloquear el paso a quienes quieren intentar tener la oportunidad que en su tierra les es negada.

Y como siempre, aquel euroblanco que escapó de su Sicilia, de Canarias, de Irlanda, de Polonoia, de…..tenía el corazón roto por haber tenido que dejar su tierra, porque alguien decidió echarle de su tierra, alguien, que por cierto se quedó con sus derechos.

Y esos derechos de los de la furgoneta del Tarajal, se los hemos quitado en buena parte los euroblancos, que basamos en sus materias primas buena parte de nuestro confort.

Quiero recordar, que todos los muros caen, todos, sin excepción, y que con dificultad impiden que algunas moléculas de solutos crucen la membrana.

Y mientras parece que defendemos el fruto de la rapiña que hemos hecho de maderas preciosas, de oro, de crudo, de diamantes, de coltán, de pesca, de esclavos, de frutas (¿recuerdan a la United Fruits?), bien arropados por los ejércitos que hemos ido enviando, y ahora por los regímenes corruptos controlados por las viejas potencias de Euroblancos, o Amerblancos hijos de Euroblancos, hacen muros, hacemos muros para evitar que lleguen a nuestras costas los indeseables emigrantes.

Dolça Catalunya….Adios mi España querida…Te voy a hacer un rosario….que está todo en You tuve, que solo hay que buscarlo, que hay que recordar a Doña Concha Piquer, que suspiraba por España.

Así que no lo olvide, señor Marlasca, señor Sanchez hoy, o el que toque mañana, señores de la Comisión Europea, Señor Trump, Señor Salvini, Señor Erdogan…..sus muros caerán, aunque sea por vergüenza, pero caerán, que es lo más miserable que jamás ha hecho el ser humano, es decir perder la memoria de lo que su pueblo ha sido, defender una supuesta pureza de raza o de cultura, que la cultura se hace día a día y es cuestión de los individuos, y debe estar al servicio de los seres humanos.

Jamás debe utilizarse como un arma arrojadiza contra nadie. Pero es más fácil decir que lo que se importa es miseria, delincuencia, siendo la peor de las mentiras, que no exportó Europa miseria, exportó seres humanos que hicieron de América lo que hoy reconocemos como “El Imperio”.

A lo mejor deberíamos hacer aquello que hicieron los españoles cuando fuimos a Sud América, que no fue más que dar la nacionalidad española a todos aquellos aborígenes de las tierras que por allí se encontraron, con los mismos derechos que los habitantes de la metrópoli.

Y es lo normal, que no somos capaces de darnos cuenta aún, a estas alturas de la película que los seres humanos somos todos iguales, y que hay que actuar en consecuencia, no somos capaces definitivamente de aceptar que las fronteras no son más que expresiones del miedo de los mediocres, y el beneficio de los ladrones.

Qué fácil ha sido utilizar la palabra Kamikaze para los viajeros del Tarajal, cuando nadie ha muerto, cuando todo lo que han hecho esas personas ha sido pasear por la Tierra, que no debería ser de nadie, y a nadie nos debería preocupar.

En algún momento aprenderemos, o nos pasará como en ese libro que he recomendado tantas veces, que nos invadirán de forma pacífica millones de gentes del sur, y no podremos evitarlo.

Al final, que nadie olvide que nuestra única razón de ser en este planeta es la de transmitir el Ácido Desoxirribonucléico a la siguiente generación, y lo demás es prescindible.

¡Deo gratias!

La revolución que viene

Recuerdo hace unos años, relativamente pocos, viajé a Bolivia quería conocer la Chiquitania, y ver la huella que dejaron las Misiones de los jesuitas, que hoy después de casi cinco siglos siguen funcionando

Es uno de los grandes ejemplos de  sistema económico sostenible, amigo del entorno.

En esto del funcionando, me refiero a la idea y a buena parte de las infraestructuras que en su día los jesuitas hicieron en Argentina, Paraguay y en Bolivia, para defender a los aborígenes de la depredación que los colonos portugueses hicieron con el fin de capturar esclavos para sus plantaciones en Brasil.

Bueno, la cosa es muy fácil, se busca información de la cosa, o volvéis a ver la peli de “La Misión”, que a mí me gustó en su momento entre bastante y mucho.

Pero aquí lo que me viene ahora al coleto es la situación actual del país andino, que como en otros sitios del mundo está patas arriba, por un quítame allá un presidente que quería, al parecer, intentar de nuevo su reelección, y transformarse en el Rey de la República, con carácter hereditario, si es posible.

Y eso que Don Evo había conseguido un record de permanencia en el cargo, que un país como Bolivia tiene el record de presidentes y golpes de estado en Sudamérica durante el siglo XX. Pero mirando un poco hacia Iberoamérica, vemos que la zona está literalmente patas arriba, y eso es una muy mala noticia.

Parece que en Ecuador la cosa se ha calmado en el momento en que el Presidente Lenin cedió al cien por cien las exigencias de los revoltosos, aunque algunos se fueron al otro barrio con la mayor limpieza, por los excesos del ejército y de la policía.

La violencia es siempre muy mala, y en Argentina la salida del tal Macri ha sido sin más broncas que unas elecciones limpias que nadie ha impugnado. Está bien, pero me da que el problema no lo tienen solucionado aún.

Lo de Chile aún está caliente, por unos céntimos de subida en el precio del billete del metro se han producido muertos, el ejército en la calle, destrozos en las infraestructuras, amén de otros daños que es fácil descubrir asomándose a La Tercera, uno de los periódicos santiaguinos.

También dicen que deben cambiar la Constitución, que parece andaban aún con la de Pinochet que debía ser algo así como el Fuero de los Españoles, del tío Paco. Será eso, como las broncas ahora en La Paz, esa ciudad maravillosa que en vez de metro tienen teleféricos, que dicen es por culpa de que Evo ha sufrido un golpe de estado. Será así.

No voy a recordar las cosas que nos llegan de Venezuela, llevan desgraciadamente demasiado tiempo machacando a la población civil, cosa que por otra parte a ningún dirigente del mundo, con quizás cinco o seis excepciones, le importa un carajo.

Y pensando despacio me doy cuenta de que la salida de Evo, los mensajes bolivarianos de Don Nicolás, (por cierto los ve Don Simón, y no los libera, seguro) el billete del metro de Don Sebastián, el cambio de Macri a los peronistas….no son más que el envoltorio que está escondiendo esa caída en el olvido de las necesidades de las clases medias.

En Iberoamérica afectados por las caídas del precio de las materias primas, parece que los estados se quedan sin recursos para atender las necesidades de las poblaciones, aunque eso tampoco importa demasiado en estos países, donde el estado apenas invierte en infraestructuras, y tanto la educación y la sanidad están en manos privadas.

Al final lo que importa son cosas tan sencillas como que para mantener los beneficios de las compañías, se bajan los salarios, y llega un momento en que la gente no puede sobrevivir. Hablan de salarios de 300 a 500€ en Santiago de Chile, donde cuesta vivir tanto como en Madrid, y doy fe, que por allí andaba hace poco.

Suben los precios de los combustibles en Ecuador, y la gente ya no puede comer, y claro, se cabrean. A los venezolanos, que están sentados encima del mayor depósito de hidrocarburos del mundo (posiblemente), les han esquilmado con vergonzosas devaluaciones de la moneda, y que anden con cuidado en Argentina… No se puede permitir que un ciudadano que trabaje sus 40 horas semanales reciba una compensación que no le permita cubrir con dignidad sus necesidades, y la cuerda se ha tensado tanto que al final, la cosa ha estallado.

Tampoco la situación en Hong Kong, creo que sea debido a la intención de las autoridades chinas de enviar a los considerados disidentes a la China continental, o sin ir más lejos los disturbios en mi tierra, tienen una base de descontento social tremendo.

Que si no hay problemas en Suiza, es que por allí parece que hay pasta para los ciudadanos.

Se habla en España de salarios mínimos de 1050 al mes por doce meses, y sugiero a cualquiera que pueda leer esto a que haga cálculos de lo que vale vivir en esta tierra, puestos a sumar alquileres, teléfonos, energía, colegios, vestidos comida….. Siempre que se permita con la falacia de que si se compensa el trabajo de forma digna, la empresa no sobrevive, lo que se está permitiendo es que proyectos empresariales no consistentes sigan adelante creando pobreza, no riqueza.

Y que no se nos olvide, los auges del populismo, tiene siempre sus orígenes en las subidas del pan (¿Verdad Luis XVI?), de la depreciación del marco alemán durante los años veinte, por la depredación de las potencias vencedoras sobre la humillada Alemania, como se acordó en Versalles.

Aquí seguimos, no podemos ignorar que siempre en la Historia, el hambre del pueblo ha terminado en algarada, y es una regla de oro, no falla nunca, por más que los “tempus” varíen según los países, según las culturas.

No quiero ser catastrofista, pero me temo lo peor, las personas no pueden seguir así, viendo como los recursos van marchando poco a bolsillos ajenos, y tarde o temprano esto se va a poner patas arriba, y la globalización va a ayudar tremendamente.

Carpe diem

el alma y el diablo

Los que me conocéis, tenéis claro, creo, que soy tirando a inocentón, que me lo creo casi todo, que siempre cuando intentas encontrar la verdad de algo, la verdad de la buena, o no llegas nunca, o en el caso de hacerlo, te arrepientes de haberlo hecho.

Y cuento esto a raíz del caso Epstein, del que no voy a hablar de forma directa, ya que mi conocimiento del tema no sobrepasa de ninguna forma lo que se haya podido decir en prensa, o en programas de esos que se encuentran en los podcast disponibles en cualquier plataforma.

Para mí, este caso sirve ahora para que recuerde dos de los más terribles libros que he leído en mi vida, de esos que el pasar una página me costaba un terrible esfuerzo por el miedo a encontrarme algo más duro, más dañino de lo que ya llevaba leído, y además en ambos se hicieron versiones para el cine, que aunque suavizaban algo el relato escrito, te hacían cerrar los ojos ante alguna de las escenas por el nivel de corrupción y degradación que mostraban sus protagonistas.

Me estoy refiriendo a “Las ciento veinte jornadas de Sodoma” del Marques de Sade, y American Psicho de Bret Easton Ellis, dos obras en las que se habla como elemento común de la relación que hay entre sexo degradado y poder, y de la destrucción del alma de los inocentes por aquellos que ya en su momento la habían vendido. Las noticias que nos han llegado del caso Epstein, dicen de forma superficial, que este tipo al parecer hizo su fortuna allá por los ochenta, cuando el dinero más obsceno andaba suelto por Wall Street, y la sensación es que apoyado en ese status, y con las conexiones adecuadas llegó a ser una especie de proveedor de sexo a los grandes del mundo.

Se habla de ex Presidentes americanos, grandes empresarios involucrados en el uso y disfrute de su poder en las carnes de casi niñas, de casi niños, que el género no parece que fuera algo esencial. En la obra de Sade, el hilo conductor es el mismo, niñas y niños casi pre-púberes, sometidos a toda clase de depravaciones, por nobles, políticos y ricos comerciantes, que en una casa bellísima y aislada en donde se podía dar rienda suelta a la imaginación.

Hasta la tortura física y la muerte. La misma idea que transmite el tal Bateman, en la novela de Easton Ellis, aunque la diferencia fuese que no ejercía en grupo, que su vicio era solitario.

Al final el tipo, a través de su profesión alcanza una de las cimas intermedias de Wall Street, que le permite tener acceso a las mejores mesas de la ciudad, a los ambientes más refinados, a su apartamento por encima del piso cincuenta al que se cambia la decoración cada vez que le apetece….es el rico de los pobres, para entendernos.

Pero tiene acceso a las mujeres más ambiciosas, a las que no tiene inconveniente en torturar y asesinar, o simplemente asesinar sin razón a desconocidos. (Quede claro que no hay razones para asesinar a nadie).

Este personaje sale mal parado por no tener la cobertura necesaria. La policía al fin y al cabo, más tarde que pronto, acaba su trabajo, pero el grupo de Epstein, o los poderosos del Marques de Sade, tienen muchas protecciones.

La primera es entre ellos mismos, y no olvidemos que dicen que había políticos, jueces, artistas, empresarios. A ninguno le interesaba la publicidad, y en el supuesto de que algún ataque de mala conciencia le asaltase a alguien, los videos y las fotos repartidas por cajas de seguridad de todo el mundo, seguramente descorazonaría a cualquiera a la hora de levantar la alfombra.

No quiero entrar en detalles, que el que quiera puede buscarlos con toda tranquilidad, seguro que Internet está plagado de datos, nombres y apellidos indemostrables a todas luces, quiero entrar en el otro aspecto de estas historias, y es lo que puede significar el ejercicio del poder en su forma más absoluta.

Es el conseguir dominar los cuerpos de otros seres humanos, en primera instancia, para después dominar hasta la destrucción el alma de las personas. No quiero imaginar las variantes de las víctimas supuestas del tal Epstein, las de Sade las ví y las leí, e incluso ahora, al recordar escenas, se me erizan los pelos del cogote.

Hay otras víctimas, que en esos círculos, hoy en día hay material suficiente para poder cazar al cazador, y a nadie le extraña pensar que los servicios secretos, cualquier servicio secreto que se precie, tiene un terreno abonado para controlar voluntades fuera de juego, y derivar el uso del poder del cegado por el sexo a sus intereses.

Ya lo usó Taillerand en el Congreso de Viena, que con fiestas, orgías gastronómicas y sexuales, consiguió convencer a las potencias que habían derrotado a Napoleón, de que el real damnificado de todo fue el pueblo francés, la dulce Francia.

Seguramente las víctimas de esas fiestas modernas llegaron simplemente por secuestro, y una vez usadas en una isla lejos de la justicia, hacerlas desaparecer era la tarea más fácil del mundo.

Pero estoy seguro también de que en más de un caso se han colado en esos círculos, mujeres que han sido engañadas simplemente por la publicidad del lujo, en la creencia de que por tener un cuerpo más o menos apañado, van a lograr entrar en esos círculos y solucionar su vida.

Quizás algún pequeño porcentaje lo consiga, pero no es el camino, y me pongo moralista ahora. Demasiadas cunetas están llenas de esas mujeres, y para ellas no hay memoria histórica. Me ha traído todo esto al coleto un trabajo de Iker Jiménez, publicado en Ivoox, hace muy pocos días, y que recomiendo escuchar, aunque pueda estar con más conspiranoia de la cuenta, seguro que vosotros lectores inteligentes sabéis destilar aquello que realmente importa.

¡Madre mía!

Así seguimos

Me dicen que ayer hubo en esta España mía, esta España nuestra, elecciones, que yo no tenía el chichi para farolillos, y estaba en plan contemplativo, que es algo muy sano, y casi me caigo del guindo.

Claro, que lo primero que pensé fue el ¿pa qué? ¿pa cagarla?, y sí, parece que fue exactamente para eso, y es que los que manejan el coleto no saben que en esta tierra cainita, (somos todos hermanos, pero a nuestra manera), un minuto antes de morirnos rompemos el carnet del Betis o del Español, o del Pupas, para que nuestros deudos nos hagan del Sevilla, del Barça o del Realísimo, y así se muere uno del equipo rival.

Pero si algún desnucasapos se plantea que las cosas van a cambiar en ciento noventa y tantos días, es que no se ha enterado de la película, o se le ha atrofiado la sesera con un atracón de Netflix, que hay casos de esos desde Don Quijote y antes.

Así que esta mañana, mientras me quitaba el sarrillo acumulado, me dicen en las tertulias, que las cosas están igual de peor, (y ya me perdonarán los veintitrés académicos que andan o andaban por Sevilla).

¿Y qué esperábamos? ¿Qué el pepero derechón ese de joyones de Suarez se fiase del niño de las barbas y carita seráfica?, Pues lo justo, que ha de crecer, que tiene aún que cuajar el muchacho, y el Abascal tiene más cara de legionario, que pone el gesto de fusilar a un indepe, reinstaurar el “Parte”, y pasar el acontecimiento en directo por la sexta y por TV3.

De seráficos no os cuento, que ya veis lo que le ha pasado al Albert, ese que quería ponerles impuestos a las rabizas del Raval, y no le hicieron ni caso, y me temo que tampoco descuento en los servicios en el supuesto que hubiera menester, que no creo.

Que me dicen que a lo mejor tiene el muchacho que volver a ver si le dan el master de cualquier cosa en su ESADE de origen, creo, y monta un bufete de cualquier cosa.

Y es que eso de intentar ser liberal en esta España mía, esta España nuestra, no le funcionó ni a Espartero, que solo le alabaron cuando tomo el puente de Luchana, para entrar en Bilbao en Navidad, que el siguiente momento de loa, se lo dio Amadeo de Saboya estando el hombre casi de cuerpo presente.

Y nuestro Albert, no se parece a Espartero, que le falta el caballo de la estatua del Retiro, con lo que ello conlleva, y aunque piense, creo, como el General que a Barcelona hay que bombardearla cada cincuenta años, a este muchacho le falta el bigote.

Y esta España áspera, recia, de tierra adentro, no quiere saber nada de liberales, de centristas, de “blandos”, que no quiere, como tampoco quiere esa Europa a la que de vez en cuando volvemos la mirada, que nos van los polos, que en los extremos pensamos en encontrar nuestra identidad, y es lo que hacemos los humanos aquí y en Sebastopol.

Ni el Liberal party británico, no los liberales alemanes, ni siquiera nuestro vecinito, Macron va a aguantar mucho.

Que ya vimos todos como esta España trató a Suarez, que me lo quitó de en medio de mala manera. Y es que no dan confianza los liberales, ninguna, que hoy votan al Barça, y mañana al Madrit. Y así no se puede.

Que a Suárez me lo quisieron porque llevaba la chaquetilla blanca y la camisa negra, que cuando me lo vieron de cháchara con el bueno de Joaquin Garrigues se les vino el mundo encima, y me lo dejaron con cinco o seis acólitos.

Así, que la tierra adentro, la que entiende cuando viene el pedrizo, la buena gente que vive inmersa en su dicotomía de bien y mal, de lluvia o sequía, de ganarlo todo o perderlo todo, que si viene el pedrizo sigue el hambre, decide rápido, lo clarito, lo seguro, que ya anda demasiado alterado cuando el banco le dice que tiene que correr riesgos si quiere el dos por ciento de lo que guarda en el calcetín o debajo del colchón.

Y no les vengas con historias de salón, las cosas claras, el malo es malo, y el bueno es bueno. Se necesita al Cid Campeador, a un Caudillo, con disfraz de gudari, o que se llame Wilfred el Pilós.

Y es que es lo mismo. Es cuestión de cojones, que los partidos se ganan a patadas, que hablar y escuchar al enemigo es cosa de paniaguados, de petimetres, de gentes que nada tienen que perder, que no viven de un jornal.

Y así nos va, que Perico creyó que se iba a llevar a las chavalas de calle y diecisiete millones de mozas le podían dar la presidencia. Pues no, querido Perico, que las cosas no van así, aunque te lo diga el Tezanos, buen jornalero, que por mucho que meta uno la pata, si no te echa el jefe hay que amarrarse al jornal como sea.

Pero los liberales tienen posibles, así que pueden torear de salón, que los toros los miran desde la barrera, sin mancharse, todo es un juego, así que pasada la experiencia, se retira uno como mi querido Albert a sus cuarteles de invierno, a procrear, como él dice.

Y veremos qué piensa esa amable “Cage aux folles”, que es el PSOE, que estoy seguro hace tiempo perdió la O, la S la tiene temblando, y por español ya no sabemos qué entiende. Pero tampoco nos importa demasiado. Los tenemos a la greña en Andalucía, a Don Perico feliz en su Falcon, y las bases qué ya no saben cuando les hablan de Pablo Iglesias a quién se refieren.

La cosa ahora servirá para que en las tertulias se pisen la palabra los periodistas, los analistas, los videntes, los psíquicos. Menos mal que Iker Jiménez no se mete en estos charcos. Y por el populacho, nada nuevo, que al PNV le cae uno de más al otro uno de menos, los turolenses que dicen lo de ¡basta ya!, y como tenemos dos Españas como poco y no se hablan, pues nos veremos en poco tiempo, detrás de las urnas.

Así, que queridos, ¡a hacer puñetas!

Mitos y Ciencia

Reconozco, que con la edad, si llueve o hace demasiado viento, me desagrada ir a la oficina, ¡qué quieren ustedes que les diga!, es una gaita, que la bola se te va al “bush”, que no te entra en el hoyo, vamos que no apetece.

Así, uno se dedica a otros menesteres, como este de intentar recuperar mi tan abandonada bitácora, y el cielo me lo perdone.

Hablando con mis amigos, esos que no son unos iconoclastas, surgió el otro día un interesante tema de discusión, que andábamos dando vueltas a la filosofía encerrada en el pensamiento de tantos y tantos grandes hombres que el mundo ha dado, y a mí, ¡cómo no!, se me vino a la cabeza la “boutade” para animar la conversación de incluir el concepto de ciencia, en el ámbito de la filosofía meramente especulativa, por marear mayormente, que ya sabemos que al final la ciencia no es más que una parte del ámbito de la filosofía.

De hecho, no estamos hablando más que del amor al saber, y de la controversia que puede surgir al enfrentar el conocimiento empírico, con la especulación, el conocimiento que surge de la observación, de la medición, y de la demostración de la repetitividad de un fenómeno dadas unas condiciones fijas, con aquel que se basa en creencias, en tradiciones, o incluso en elementos relativos a la Fe en lo que sea.

Me apetece pues empezar a recordar aquellos incidentes en los que las mediciones se enfrentaban a la Fe, por ejemplo, y que aún hoy lo siguen haciendo. Es tremendo ver como las instituciones religiosas, se han enfrentado al hecho probado, y que se lo vayan preguntando a Galileo, a Copérnico, sin ir más lejos, y por no hablar solo de la Iglesia católica, recordaremos al bueno de Miguel Servet, y equilibramos con los calvinistas.

Pero eso son campos trillados, y a mí me apeteció ponerme a pensar en las zonas de confort que se crearon a través de los siglos cuando solo el pensamiento filosófico interpretó fenómenos que posteriormente pudieron medirse, demostrando las diferencias entre creencias y hechos medidos.

Cuántas veces se han interpretado los fenómenos atmosféricos adversos, las epidemias, hasta las supuestas explosiones nucleares en Sodoma y Gomorra, como castigos divinos.

Cuando al final se trataba de algo natural y predecible, y si el ser humano salía perjudicado, al fin y al cabo era por la ausencia de la información adecuada y precisa que la ciencia nos ha ido aportando con su progreso.

Pero vete con ese hueso a ciertos salones y verás como sales, que se pone de uñas el chamán de la tribu, que le hundes el tenderete, y veremos de que come y a quién se beneficia.

Que la magia, la brujería, la superstición e incluso los convencimientos religiosos inamovibles, son magníficos clientes de las creencias, y enemigos de aquello que se mide o bien se puede constatar sin ninguna duda que es de una forma determinada y comprobable.

Hay una preciosa edición recopilatoria de los Bestiarios medievales en Siruela, que empieza diciendo que cualquier colegial en la Edad Media, (no precisa demasiado la solapa del libro), se sabía de memoria un Bestiario y la Biblia, que uno interpreta como “Ciencias Naturales y Religión”, y si alguien no lo hace, que me discuta, y así aprendo.

Si alguien tiene la oportunidad de ver alguno de esos tratados de Ciencia Naturales como el Physiologus, o el Bestiario de Oxford, sin ir más lejos,, se dará cuenta de que la ausencia de precisión a la hora de describir a los animales, conlleva a soltar la imaginación del recopilador, que junto al dibujo del cisne del estanque de su señor, o al mono con su cría, perfectamente reproducidos, intenta enseñarnos aquellas bestias que provienen de los mitos, así que nos dibujan sirenas o grifos, lo que no está mal, siempre que no los confundamos con seres reales.

Pero la especulación y el soltar la imaginación son cosas fáciles, cómodas, y que si tienen la gracia de la oportunidad, pueden incluso influir en las gentes, y si se repite mucho, pasa como con las mentiras, que acaban siendo percibidas como reales o como verdad.

Vete a convencer a un clérigo de cualquier rito que se te pueda ocurrir, que aquella epidemia de cólera, de peste, de lo que quieras, está producida por el Vibrio cholerae o por la Yersinia pestis.

Te pueden colgar de los pulgares, ya que les hurtas la posibilidad de utilizarlo, en un momento de terror de su comunidad, en una ocasión de arrimar el ascua a su sardina, al achacarlo al castigo divino que condena a quienes no piensen como él y no le sigan, o para quitarse de en medio a la competencia achacando a la mujer que vive en la cabaña del bosque la responsabilidad del brote.

No me extraña, teniendo en cuenta estos postulados que durante la peste negra por centro Europa, se cansaran de quemar brujas, brujos, herejes, y cualquier otra especie que se alejara del discurso oficial de quien ostentase el poder religioso.

Pero las cosas son así, de forma que no hemos de extrañarnos, cuando las iglesias, las confesiones religiosas ven mermado su poder de influir en las masas cuando la ciencia les dice que a lo mejor en el espacio hay seres vivos fuera de la obra de Dios, y que, además no son hijos de Eva (Lo de Adan lo he tenido siempre en cuarentena, que los hijos son de ellas, y los padres son putativos), intenten discutir y negar la ciencia basada en las cosas medidas, comprobadas, y que además en condiciones previamente establecidas y constantes, se repiten siempre con precisión.

Cuando al final la Fe se topa de bruces con la Ciencia, se tambalea, que en lo que dicen tienes que creerte hay siempre manipulación, en las medidas no.

Así que ahora, deberemos recordar al Imperio, a la India, a China, que se están cargando el Planeta en buena medida, ya que entre los tres, que representan el 45% de la población mundial son responsables de casi el 80% de la contaminación de los mares y de la atmósfera, y además la ciencia, la medida, y la firma de once mil científicos se lo están recordando.

Buenas noches y buena suerte

“What kind of society have we created that sacrifices People in their prime”

 Ciertamente llevo muchas lunas sin asomarme a mi bitácora, ¿qué le vamos a hacer?, que como diría mi amiga la iconoclasta, ando unos meses que no tengo el chichi para bailar sevillanas.

La vida es así. Y debo reconocer, que dejando a un lado la situación político social de nuestra querida España, y de ese pedazo inseparable que es mi muy querida Catalunya, las cosas que suceden a mi alrededor cada día me gustan menos.

A lo mejor sucede que estoy viviendo las consecuencias milenaristas de la llegada de la era de Acuario, y eso está acercándonos a ese real final del mundo de los humanos, quizás sin necesidad de Armagedón final.

He leído estos días un curioso libro con unas buenas dosis proféticas, “El Desembarco”, en donde se dibuja la invasión del tercer mundo a nuestras impolutas sociedades, de forma pacífica, y sin adoptar nuestras formas de vida teóricamente evolucionadas.

Jean Raspail, el autor, escribe hacia 1973 esta novela, que sin tanto eco como el famoso 1984, o el mundo feliz de Huxley, tiene el halo de haber sido de los pocos postulados proféticos del siglo pasado que acertaron con el futuro.

Lo que darían los intermediarios de bolsa por tener esa visión de futuro, y además creérsela.

No sé lo que se está gestando en este puñetero mundo en el que vivimos, pero hay cosas, signos que hacen que uno forzosamente relacione los movimientos políticos que a lo largo y ancho del planeta con lo que ocurrió en nuestra Europa a consecuencia del maldito tratado de Versalles por el que se humilló a Alemania sumiendo a su población en una situación de desesperación por pérdida de estatus.

Quizás fuera parte de la pintura, pero a esos finales de los años veinte se viene abajo el sistema económico americano, y ahí me da por volver a leer “Las uvas de la ira” de aquel Steinbeck que retrató como nadie la pérdida de estatus de buena parte de la sociedad americana.

En ambos casos esa pérdida de estatus condujo a una serie de acontecimientos que me parecen muy actuales. Una de las formas más utilizadas por el Tercer Reich para conseguir las voluntades de las masas, fue la modificación del lenguaje de forma que se empobreciese y vulgarizase para que llegase de la forma más simple al corazón de las masas.

Los discursos oficiales se transformaron en gritos guturales repetitivos, y a base de repetir la misma mentira, se consiguió que fuese creída por la mayoría, por los que mueven al final los acontecimientos históricos.

No quiero recordar que aparecieron regímenes totalitarios en las zonas más desarrolladas del planeta, que eran Alemania, Italia, Japón, …y posteriormente incluso en nuestra pobre España, que ya había probado con Miguel Primo de Rivera las mieles de la famosa dictablanda.

Los americanos y los ingleses se salvaron por los pelos. Se eliminaron los grandes reinos de Rusia y China más tarde, sustituyéndolos por los regímenes más sanguinarios que nos podamos imaginar, de la mano de Stalin o de Mao.

La forma que tuvo el mundo de salir de la pobreza que acarreó aquella situación fruto de la Gran Guerra, y del afán desmesurado de enriquecerse a través de la especulación económica, fue armarse hasta los dientes, y destrozar el mundo que se conocía con esa guerra que comenzó en 1936 en España, siguió hasta el 45 en Europa y Asia, continuó con la de Corea, con la masacre de Mao, siguió en Vietnam y Camboya, y sigue, que llevamos ya desde el Yom Kipur del 73, hasta hoy peleando contra el Islam, en cualquiera de sus manifestaciones.

Y hoy, las nuevas tecnologías nos están llevando a lo mismo en unos momentos de zozobra social en Occidente, cuando al parecer estamos deseando que las clases medias con ciertas dosis de poder, consecuencia de aquel new deal (nuevo acuerdo) de Franklin D. Roosvelt, pierdan del todo su forma de vida, su poder, y lo que es peor, las esperanzas.

De pronto te das cuenta de que la palabra guerra suena demasiado en nuestro día a día. Bien que lleva el sufijo “comercial”, que nadie sabe lo que quiere decir, ni lo cruenta que puede llegar a ser sin llegar al burdo sacrificio sangriento, las consecuencias pueden ser terribles, y de hecho, lo están siendo, que los pobres de este mundo, cada vez son más, y que no me vengan con estadísticas manipuladas, que no hay más que ver las obscenidades que aparecen en la revista “Fortune”, por ejemplo, cuando te dicen lo que poseen las fortunas mayores del mundo.

Demasiada gente sin esperanza, esa del libro de Raspail, para quienes la vida o la muerte no significan nada, demasiada gente perdiendo lo que creían que podía asegurarles más o menos un nivel de subsistencia digno y que ahora lo están perdiendo.

Lo he dicho muchas veces en esta bitácora, “El sistema que hemos creado lo que primero sacrifica es al ser humano”, y hoy el ser humano se está subiendo a su vieja camioneta Ford, dispuesta a cruzar los Estados Unidos para buscar una vida mejor, que por cierto no existe.

Y me doy cuenta, que como en aquellos orígenes de los movimientos totalitarios modernos, el lenguaje se está simplificando, vulgarizando, con el objetivo de impedir a través del mensaje cualquier forma de reflexión, haciendo que quede en la mente solo tres o cuatro palabras, sin análisis, solo el mantra.

Y si eso se hiciese en pequeños grupos privados, pensaríamos en condenarlos por crear sectas. Que como euroblancos que somos no tenemos conciencia de lo que significan cosas como “Madrit ens roba”, “Perro islamista”, “Fascista”, “America first”, “Brexit”, “Un país dos sistemas”….es decir lo que del mensaje oculta la frase simple, y las consecuencias que acarrean a los individuos.

Ad nauseam los ejemplos, que esconden, creo, una clara intención del manejo de las sociedades, a través de esos “twitters” que mandan mantras a todo el mundo, para que acabemos creyendo de forma ciega al líder que nos haya llegado al corazón. ¿Y quién discute al líder?.

Los modos intervencionistas que están surgiendo ahora desde la sede del Imperio, son muy parecidos a los de Roosvelt, de la misma forma que el resurgimiento de los nacionalismos, del volver a encerrarse en si mismos los países, que creen así preservar su riqueza, aunque el reparto de la misma ya sea harina de otro costal.

Creo que seguiremos hablando de estas cosas, aunque sea dolorosamente aburrido hacerlo, que no me salen los mantras para convencer a nadie de nada, aunque bien sabe Dios lo que daría porque el ser humano en su mayoría pudiera defenderse de ese ataque terrible.

Carpe diem