Las consecuencias del bicho

Dicen que la primera víctima de la guerra es la verdad. Puedo aceptarlo, aunque darle el título de “la primera” quizás no sea muy preciso.

Porque hasta llegar a la muerte de la verdad, seguramente ya ha muerto algún cristiano, y las muertes que van asociadas, incluyen a buen seguro la libertad, y en aquellos casos en que exista, el gobierno reconocido como democracia, aunque realmente nunca sepa que realmente si he vivido bajo ese régimen, o no.

Y no hacen más que decirme que con esto del bicho, estamos en guerra, que esta guerra la vamos a ganar, que hay un enemigo común, que, bueno no sé cuantos que he podido leer y escuchar estos días.

Y salen militarotes por la tele, en la radio, y en las fotos de los periódicos, aunque sean digitales. El ejército es quien desinfecta, el ejército es quien controla, que la Guardia Civil es un cuerpo del ejército, que los hospitales esos rápidos que nos hemos inventado, son hospitales de campaña, y esa campaña es siempre campaña de guerra.

Todos en casa, nos dicen, y llevan razón, que es el refugio antiaéreo de cuando llegaban las V2 a London, y mantenemos el lenguaje militarista forzoso en un estado de guerra como el que dicen que nos encontramos, solo ya nos falta, que se declare el toque de queda formalmente, y ya tenemos todos los elementos.

Mientras escribo esto, la radio está dando el parte de guerra, tantos muertos, tantos heridos, tantos prisioneros, tantos liberados. A ver si uno de estos días nos salen con aquello de “Cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La Guerra ha terminado”.

Y por cierto, que nadie olvide que es lo que vino después, ruina económica, ruina de convivencia, ruina en los derechos civiles, y enormes beneficios para la élite de los vencedores. Mañana será el octogésimo nono aniversario del tal parte de guerra, no lo olviden.

Reconozco que la excusa que a los gobernantes les está dando este episodio epidémico es demasiado golosa para que las almas totalitarias que en tiempos de paz están reprimidas no afloren con todo su esplendor.

Aún me está asombrando, (quizás lo viera venir) como el presidente polaco acaba de erigirse dictador único para salvar a su país en este estado de guerra que nos dicen es la realidad que nos rodea, o cómo nuestro admirado Benjamin Netanyahu ha aprovechado que el Pisuerga pasaba por Tel-Aviv, y suspender lo suspendible, hasta los juicios por presunta corrupción que tiene pendientes.

Otro dictador único, que estamos en guerra. En esta nuestra piel de toro, por el momento no parece probable que Pedro Sanchez se erija en dictador único, aunque no pienso lo mismo de su vicepresidente.

Y es que no hay más que ver las decisiones que se están tomando en esta crisis,(para mí no es guerra), que parecen sacadas de un manual bolchevique, tratando a los que fuimos ciudadanos, como si lo único que deseáramos fuera engañar al poder establecido, y saltarnos las normas. ¡Y dicen que el poder emana del pueblo!

Las tentaciones que han tenido los gobernantes desde siempre en transformarse en mandones, tienen ahora visos de poder realizarse, que usted no se preocupe, que gracias a Vodafone, y a Movistar ahora podemos perseguir por donde se mueven no sea que estén siendo malutos, y no hagan caso de eso de no moverse, y las fuerzas del orden (ordeno y mando), no les pillen.

¡Es que son ingobernables!, que diría nuestro añorado Paco Paredes. Alguien decía hoy en la radio que veremos al salir de este túnel, si tenemos una estructura democrática sólida, o volveremos a una dictadura, o cosas incluso peores, que se nos transforma en Fernando VII nuestro Felipe VI, que los genes son los genes, y la liamos.

Lo que me preocupa en todo esto es que China, que es una dictadura, a caballo de datos no contrastados, están dando al mundo una supuesta vía de salida de esta crisis, que dicen que han tenido tantos contagios, y a saber, que se les han muerto cuantos, y a saber, que ahora ya casi no tienen …..y a saber.

Y es que el negocio, con el resto del mundo literalmente acojonado, puede ser interesante, que ahora van a ser los únicos que pueden fabricarlo todo, y venderlo al precio que les dé la gana. Así, que como estamos en guerra, (consecuencia pensarán ellos de la guerra comercial con Tito Trump), pasan ustedes por caja, que con eso de ahorrar en el pago de la hora trabajada, hemos desmantelado buena parte de nuestras capacidades de fabricación, y todo ahora para China.

No se han enterado aún, me temo, en este occidente caducado contra quién estamos luchando en esta, me dicen, guerra, quién es de verdad el enemigo, que no es el bicho, que no lo es. El bicho es la excusa, el señuelo.

La salida de esto me temo que no me va a gustar ni un pelo. Si empezamos por nuestra vieja Europa, se nos acaba de abrir un agujero por el que se nos puede vaciar el tinglado.

Porque, ¿seguiremos admitiendo como socios a Polonia, ahora que tienen dictador único?. ¿Resistiremos la manifiesta falta de solidaridad de la Europa del Norte rica, frente al Sur doliente?

. No lo sé, pero me temo lo peor. ¿Serán capaces de desistir nuestros gobiernos del uso de medios electrónicos para violar la intimidad y los derechos de los ciudadanos?. Que entre lo del seguimiento del móvil, y del pague usted con tarjeta de crédito, le tenemos pillado por el órgano reproductor, amigo, y entiéndalo, el dinero contante lleva el virus.¡¡¡UUHH, que viene el CORO!!!

La posguerra económica va a ser terrible para los más del mundo, y fantástica para los menos, que lo mismo volvemos al estraperlo, y aquí solo comen los que tengan huerto y gallinas, y lo demás se paga con los excedentes.

Cierto que las circunstancias no son las idóneas para mostrarse optimista, ni mucho menos, pero si lo son para reflexionar, y me temo que esta película ya la hemos visto. Los bárbaros del este se van a comer el Imperio, con su Gran Khan al frente.

-¡Tito Trump!, estás acabado, lo que no importa, pero sí lo que representas, y eso puede ser un alivio. Así que todos al refugio, que dicen que vienen las V2 ¡

A cascarla!

La Excusa de la Pandemia

 Sí, es cierto, estamos pasando un trago duro, y creo honestamente que sin excepciones de países, razas, creencias, o posición económica. Todos estamos expuestos a que nos toque esa no deseada lotería de la infección por el tal virus. Las consecuencias inmediatas ya las estamos viviendo. La gente encerrada en casa, demasiados mayores, o personas con deficiencias de salud se están marchando antes de tiempo, y no parece justo.

Las siguientes consecuencias son las de las libertades individuales, que también se están deteriorando a pasos agigantados. A golpe de decreto se nos confina en casa, lo que no es demasiado ilógico, a mi parecer, dadas las características del reto que tenemos delante, pero al fin y al cabo es una primera libertad que se nos restringe, y eso no es bueno.

Esas libertades, que a lomos de un decreto dictado deprisa y corriendo a lomos de la ola del pánico, no solo restringen los movimientos de algunos ciudadanos, sino que trasforman en jueces a policías que sin ninguna formación jurídica deciden quién y quién no está cumpliendo con la normativa gubernamental. Y eso, eso, me parece que va contra lo que debería ser un estado de derecho, para transformarlo en un estado policial.

Las autoridades han emitido una norma llena de agujeros, que pueden, a criterio del policía de turno, transformar en culpable, sin juicio a un ciudadano inocente. No podemos permitir que los guardias decidan si ir a comprar el pan, solo el pan, es un incumplimiento, ya que la norma nada dice de qué tipo de alimentos hay que avituallarse, ni de las cantidades que deben comprarse, ni a qué centro o supermercado hay que ir para realizarlas.

Me he tomado la libertad de leer el Artículo 7 del citado Real Decreto 463/2020 y su corrección en el 465/2020, y una vez leídas las limitaciones me surgen las siguientes dudas, que por supuesto un guardia erigido en juez, sentenciará.

a) Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.

-Aquí, no se especifican cantidades, centros a los que hay que ir, no se especifican que se entiende por productos de primera necesidad, lo que se deja a criterio del representante del régimen policial al que estamos siendo abocados, establecer la sentencia. Comento esto por la noticia que ha salido en los medios de una multa de mil euros a alguien que le dijo al agente que iba a comprar Nocilla, que a mi entender es un alimento.

Quiero recalcar que no estoy de acuerdo con la actitud del multado, pero sensu estricto, no infringió la norma, y el policía decidió si comprar Nocilla era legal o no. Eso es estado policial colgado de una ley mal hecha.

b) Asistencia a Centros Sanitarios,

–Yo supongo que si me duele un dedo de la mano izquierda, y decido ir a que me visite mi médico particular que pasa consulta en su casa, estoy cubierto por la ley, y tengo derecho a hacerlo. ¿Pero cómo convenzo al representante del estado policial?. La ley no dice nada, absolutamente nada, lo que me lleva como ciudadano que era a un estado de inseguridad jurídica inquietante.

c) “El apartado 2 del decreto, viene a decir que los agentes de la autoridad podrán practicar las comprobaciones en las personas, bienes, vehículos, locales y establecimientos que sean necesarios para comprobar y, en su caso, impedir que se lleven a cabo los servicios y actividades suspendidas por este real decreto, salvo las expresamente exceptuadas. Para ello, podrán dictar las órdenes y prohibiciones necesarias y suspender las actividades o servicios que se están llevando a cabo

.” -Esto es una definición de estado policial, en toda regla.

d) Cuando hablamos de atender a personas mayores, o discapacitados, ¿De qué hablamos?.

No se hace ninguna mención al grado de discapacidad, o a la edad de la persona, o si tiene una incapacidad temporal. Así que cuando el Sr. Agente te para, no sabes, dejando a un lado tu palabra de honor, como demostrarle al tal agente policial que lo que ha provocado que estés en tránsito, se ajusta a la norma.

De nuevo dejamos la sentencia en manos de una persona que no está preparada ni diseñada su labor para estos menesteres.

Cuando hablamos de la residencia habitual, a qué nos referimos. ¿A la dirección fiscal?, a donde duermes más de no sé cuántos días al año, o quizás a la casa de ese familiar al que te desplazaste para atenderle durante estos días de confinamiento.

Y de nuevo, ¿Cómo diantres le demuestro esto al agente? No dice nada el Real Decreto de la documentación que debe mostrarse al policía cuando estás yendo a tu puesto de trabajo en un hospital, por ejemplo, con lo que dejamos de nuevo a criterio del guardia la sentencia sobre la situación.

Y así lo mismo, si voy al banco, o causa de fuerza mayor o necesidad. ¿cómo se define fuerza mayor, o necesidad delante del guardia? Lo que es necesidad para mí, no lo es para él, y él juzga….

El tal real decreto está lleno de imprecisiones, que al final acaban con mi libertad coartada, lo que si se ha decidido que sea así por parte del gobierno, es una canallada, y si es por falta de profesionalidad…vosotros mismos.

Si buscamos en internet la modificación del decreto, el 465/2020, veremos que es una continuación de la canallada o de la chapuza, que viene a ser lo mismo, y si leemos las interpretaciones que la abogacía del estado da a las cuestiones planteadas, tampoco aclara nada, ya que al no haber sentencias judiciales al respecto, la indefensión del ciudadano sigue viva.

Que conste, que soy el primero en no salir, en intentar seguir escrupulosamente las indicaciones que se nos dan, ya que creo en ellas. Pero como se nos han transmitido, como se han publicado las normas, y como se le ha dado un poder a las Fuerzas de Orden Público, me parecen un ataque a las libertades que la ciudadanía tiene.

Y para terminar, y apoyando este argumento de estado policial, la normativa no explica el tema del paseo de las mascotas, nada hay escrito en el BOE, pero eso sí, la Policía ya ha empezado a decir lo que se puede y lo que no se puede hacer. Y lo siento, no es su trabajo, no lo es.

Que os vaya bonito

El Puente de San José

Me parece que en estos días de confinamiento, uno ha de darse a la literatura de viajes, que es una forma de abrir la ventana y enseñarle el dedo corazón enhiesto al tal coronavirus.

Tiene un cierto regusto masoquista, pero qué quieren ustedes que haga uno, aquí en la cárcel de papel, que las cosas están como están, y a Don Álvaro de la Iglesia, no creo que no le importa que use su invento.

De las cosas que ha leído uno, y puestos a sonsacar, no sé si empezar por aquella Anábasis, que a lo mejor es un poco bestia, porque desde luego de turismo, lo que se dice de turismo, no iban, mejor recordar la Odisea, o la Eneida, que aunque no son sensu estricto viajes de placer turístico, tienen su aquel epicúreo, épico, romántico, libidinoso, y hasta como precursores de la Picaresca del Siglo de Oro, nos vale.

También podríamos darle a los cantares de gesta, que ni Roldán ni Mío Cid, o Sidi, que nos diría el Reverte, se estaban quietos. Que si de paseo por Roncesvalles, con lo suyos que son los vascones, que si al destierro con doce de los suyos, que diría el otro Machado. Polvo sudor y hierro, que es lo que traen estos viajes.

Hay otros viajes, que uno no puede olvidar, y Chretien de Troyes, o Wolfram Von Eschenbach, nos llevan de la mano ya que estos son viajes de perfeccionamiento, son los viajes en busca de ese Grial que solo lo alcanza el puro de espíritu.

El hecho de que no todos los que empiezan la búsqueda, alcancen la luz es algo a tener en cuenta, que en los ciclos artúricos a Lancelot, se le niega el Grial por haberle puesto los cuernos a su viejo señor, que tenía, dicen, aburrida a la gentil Ginebra.

Todos los viajes, de alguna forma tienen su punto iniciático, y con el tal palabro me refiero a inicio del conocimiento de uno mismo, que el viaje, al final no es nada más que una búsqueda interior, aunque vayas en Ryanair.

No sé si meterme con el Libro de las Maravillas, que siendo un libro de viajes, no deja de ser de viaje de trabajo, que la pela era importante.

Pero entre las cosas vividas y las cosas contadas, te hace pasar por sitios de esos que necesitas ver antes de morirte.

Quizás, hablando de viajes debería pararme en el bueno de Ali-Bey, o de Ibn Batuta, ambos viajeros por el Islam en momentos en los que no era demasiado recomendable pasear por aquellas tierras, con “pasaporte español”. A uno se le honra aún en Tánger, y el otro mantiene una calle en su Barcelona natal.

Pero no se me pueden olvidar ni Pedro Páez, ese jesuita español que ve por primera vez con ojos de europeo las fuentes del Nilo azul, ni los viajes de Burton, Speke, peleándose por ver si el chorrillo que salía del lago Victoria llegaba a Alejandría, o no.

O hasta de mosén Livingstone, y el periodista americano Stanley, que quería rescatarlo y no era el caso, que el buen Doctor escocés estaba muy a gusto por tierras de Rhodesia, hoy Zimbawe.

A quien no acompañaría sería a Lope de Aguirre, que El Dorado a ese precio, pierde mucho interés, de veras, prefiero llegar a ver el Pacífico, aunque me coman los mosquitos.

También podría dar la vuelta al mundo, en la Nao Victoria, ¿por qué no?, cualquier cosa menos pasar el puente de San José enclaustrado, que son días de Fallas y playa de Cullera, por lo menos.

Y siguiendo las estelas de los grandes viajes, quizás podría alistarme en la expedición Balmis, que con la que está cayendo, hasta podría tener cierta coherencia, que las vacunas son las vacunas.

En este punto me gustaría saber cuál será la posición de los anti-vacunas, cuando esté disponible una para prevenir a este bichito cabrón que nos tiene a todos metidos en la jaula.

A lo mejor no quieren que les pinchen, ni a ellos ni a sus abuelitos. Acompañar a Malaespina y a Bustamante en una de sus fragatas, La Atrevida o La Descubierta, también me hubiese venido bien para este fin de semana laaaargooo, pero cuando fui al puerto de Cádiz ya había salido la expedición, y Malaespina había sido laminado por el tal Godoy.

Qué será que cuando pienso en Godoy, en Fernando VII, y en su casquivana hija, pienso en la gestión del gobierno en estos días de ventana y memes.

Si hubiera existido, me hubiese gustado acompañar a Miguel Strogoff, por las estepas rusas, llevando la carta del zar a sus tropas acuarteladas junto al lago Baikal, allá en la inhóspita Irkutsk siberiana. Pero no había sitio en el caballo, y cruzar los ríos siberianos a nado nunca fue muy recomendable…..El Obi, el Yenisey, el Lena, que canturreaba en clase de geografía universal. ¡Qué tiempos!, ¡Y es que con esos ríos me pasaba como con el Nilo, que no me entraba en la cocorota que fluyeran de sur a norte. ¡Cosas de chicos!

No quiero olvidar que me hubiese gustado ir con Amundsen, y ver el Polo Antártico, y la verdad es que me hubiese gustado solo por molestar a los ingleses, que negaron la evidencia hasta que les dieron unas buenas collejas.

Que el bueno de Scott, llegó tarde, no volvió, pero fue un valiente, mal preparado, posiblemente prepotente, pero pago con su vida los errores que cometiera.

Para mí el último de esos grandes viajes fue la visita de Amstrong al satélite de los enamorados, y de los lobisomes, que a partir de ahí, ya no viajas, te viajan, que no es que esté mal, pero es mucho más aburrido, seguro

. Así que intentaré hablar con Urdaneta, a ver si me consigue un camarote en el Galeón de Manila, y me hago el tornaviaje como un señor, incluyendo la travesía de Acapulco a Veracruz, la visita a La Habana, y una semanita de descanso en Sancti Petri antes de tomar de nuevo el AVE, para casa, que me dicen que tengo que seguir encerrado unos días más, con lo que solo podré hacer ese viaje iniciático que es el Juego de la Oca, pero eso lo dejo para otro día

¡Auuuuuuuu!

Epicuro en Confinamiento

Muchas veces me ha dado por escribir instalado en ese aforismo epicúreo del “carpe diem”, y miren ustedes que como en esta ocasión de reclusión, ninguna que recuerde.

Que lo del epicureísmo en tiempos de vino y rosas tiene, entre poco y ningún mérito, que ahora es el momento de echar mano de la fuerza de la creencia y tratar de buscar el placer en el entorno de aislamiento en el que nos encontramos.

El sus escribe, (suscribe dice el fisno), no ha tenido, gracias al diablo, la oportunidad de encontrarse en confinamiento físico, más que el correspondiente a un catarrillo de esos que se curan con el jarro, y además el confinamiento lo decidió el estado de postración, la fiebre, y algún elemento vivo del entorno que se empeñaba en quien siguiera en la cama.

Lo de ahora es un confinamiento de cárcel, leve, pero cárcel, que no te dejan salir al patio con los otros reclusos, es más es un confinamiento sin derecho a vis a vis, sin contacto con tu abogado, y con penas amenazantes de mutas dinerarias.

Poco queda, pero como es un confinamiento con papel higiénico, intentare hacer como el bueno del Marqués de Sade, que según tengo leído escribió desde su calabozo bastillero en tal soporte, cosas como las ciento veinte jornadas de Sodoma, o las historias de Justine.

Claro que mis amigos, esos que no son unos atorrantes, no sé si van a estar muy felices si continúo por los caminos del tal Marqués, que su ateísmo es galopante, y sus tendencias a lo escatológico quizás sean algo exageradas para algunas sensibilidades.

Por otra parte, hay que reconocerle al bueno de M. Alphonse, el ser un verdadero espíritu libre, libertino, diría el pacato, que el poner freno moral a las acciones o a las opiniones, puede ser un freno a la libertad.

Y Sade, al final era, es, que sigue viva su obra, un canto a lo que puede hacer el ser humano en libertad. Pero claro, no hay que olvidar que las acciones siempre tienen consecuencias, y el mostrar las más (según la moral generalmente aceptada) abyectas situaciones, en donde se trata del dominio de los seres más puros no es más que ofrecer una posibilidad al lector, y él sabrá como tiene que obrar.

Ha habido dos lecturas en mi vida en las que realmente he temido pasar una página, por miedo a enfrentarme a una situación que dudaba poder soportar, sin un sentimiento negativo de asco, repulsa, o simplemente de daño moral al ponerme en la posición de la víctima, y una ha sido esta obra de Sade, “Las ciento veinte jornadas de Sodoma” ; la otra más moderna, ese American Psicho de Bret Easton Ellis, ambas seguidas por sus correspondientes versiones cinematográficas, la primera del gran libertino-provocador Passolini, y la segunda de no sé quién, así que a quien le interese que pasee por la Wpedia, que en confinamiento hay tiempo para todo.

Alguien diría que ambas son obras que acarrean una carga de apología de la violencia demasiado obvia, pero la verdad es que siendo desde cierto punto de vista, cierto, yo no me siento nada motivado a matar a patadas de mis pulcros zapatos cordovanes de Adler, a un pobre “homeless” de la ciudad americana de turno, ni me apetece hacer comer mierda, a la rubita angelical, ni violarla, ni matarla siguiendo un rito perfectamente marcado por mis colegas y yo.

Todo lo contrario, los escritores me muestran lo que se puede hacer, por si no había caído en la cuenta, y ya es cuestión mía, el procesarlo de una u otra forma.

¡Faltaría más! Y en el estado de reclusión en el que me encuentro, sin haber hecho nada, pero para no hacer daño a nadie, me enfrento a mi epicúreo “Carpe diem”, y al reto de utilizar ese tiempo en disfrutar, que es lo que dice que debo hacer mi manual de autoayuda “Como ser epicúreamente feliz en diez pasos” “by Dale Carnegie.

Y en ello estoy. ¿A satisfacer los instintos más bajos?, confinado en soledad, queda el onanismo, y no sé yo, vamos que no emociona. Puede uno darle un tiento a la bodega, pero va a pasar esto del bichejo, querrás celebrarlo, y verás con tristeza que aquella botellita del Domaine de la Romaneé Conti, te la cepillaste por un aquel de sacar adelante el epicureísmo durante la reclusión.

Así que tampoco, que los grandes placeres, en libertad, ¡coño! Y se van cerrando las opciones, aunque uno de mis amigos, me suelta aquello de que hay que hacer un ejercicio intelectual que proporcione placer.

Bien está, placer al que se ejercita, y placer, quizás a quienes siendo sujetos pasivos, puedan a través de la discusión encontrarlo. Es una idea, y a mí estas ideas me producen ganas de provocar, que siempre hay alguien que entra al trapo, y ya tenemos toros esa tarde.

Así que no sé cómo voy a epicurear esta jornada, segunda de las ciento veinte de Sodoma, pero lo más probable es que una vez ya leído el opúsculo de Pessoa sobre los masones y el ocultismo, que por cierto me ha parecido, por partes, un cabreo monumental contra un político imbécil, y luego unas disquisiciones más obtusas que el pensamiento de Zubiri, me he encontrado que por ahí no va Epicuro, y habrá que buscar otras alternativas.

Quizás sacar del armario esa Bohéme de Zefirelli, que aún tengo en la retina por haberla visto en demasiados sitios, y siempre con emoción, pero no sé.

Luego, claro, te vas a la otra reclusión, la de Fray Luis de León, y no me veo sembrando huertos en la ladera del monte, que además ahora los municipales no me dejan, así que no por ahí tampoco.

Si no fuera tan rebelde y tan cabrón me dejaría llevar, por cualquier céfiro que pasase, pero a lo mejor va lleno de miasmas, y tampoco.

Será pues asunto de buscar mi túnica negra, mi sombrero de alas, mis gafas de protección, mis zapatos puntiagudos, mis guantes ceñidos, y mi máscara de medico veneciano, que esto es 1348, y la peste está aquí.

Luego a la caída de la tarde, mientras aplaudo a los médicos, esperaré ver pasar la Santa Compaña, que encabeza Max von Sydow esta semana, me monto una danza de la muerte estilo medieval, y luego ya veremos.

Planazo!!

El Virus Coronado

No lo sé muy bien, me lo imagino, quizás sea por lo de la maldita epidemia que nos tiene a todos contra la cuerdas, encerrados, mirando por la ventana, recordando, quizás, a los escolares de Machado, “Monotonía de lluvia tras los cristales”.

No lo sé muy bien, pero de pronto, veo que los libros que tengo en la mano ahora mismo, tienen títulos inquietantes….”La Peste”, “Peste y Cólera”, y cosas por el estilo. Hasta Thomas Mann anda por aquí con su profesor Von Eschenbach y el “Bello Tadzio”.

Habrá que poner el adagietto de la quinta de Mahler, y ambientar la cosa, ya que hoy ando algo lejos de los salones del Excelsior en el Lido.

Así que en vez de coger el periódico que me informa de lo que pasa al otro lado de la Laguna, tendré que conformarme con el “Parte” que a buen seguro nos brindará Radio Nacional.

Van contándose los infectados, los fallecidos, y aquí, en el siglo XXI, con las murallas de la ciudad cerradas, vemos a los médicos pelear casi sin armas contra la epidemia.

Parece, por lo que tengo leído una nueva Orán camusiana, o la Viena de 1348, que al final es lo mismo. Y también el comportamiento humano se empeña en ser idéntico, llenando el que puede la despensa, el que puede ignorando la importancia de la solidaridad, y claro, siempre la casta, que hay médicos en palacio, y no a todos los ciudadanos se les ha de dar el mismo trato.

Al fin y al cabo es el Sultán quien nos lleva de la mano. El grito del “Fu” Cuerda,: -¡Solo Vos sois necesario, que nosotros somos contingentes! Las cosas son así, las luchas contra los microbios, llevan al Papa a postrarse delante de la imagen que salvó a Roma de la Peste, después de haberla arrasado.

Quizás los nuevos artistas de la escultura, de la pintura, nos regalen monumentos en acción de gracia a la marcha de esta pandemia, ¿quién lo sabe?, ¿a quién le importa?. Estamos como los europeos del siglo catorce, peleando con miasmas que van por el aire, de esas que vienen en los barcos de Marco Polo, o en el tren de la seda.

Que si antes era la Yersinia pestis, hoy es el bicho más pequeño y no cabalga a lomos de los piojos de las ratas. Lo que sigue sin importarnos un comino, que lo único que nos importa es sobrevivir, tener de paso la barriga llena y el culo limpio, lo que a buen seguro habrá de ocurrir, siempre que no seamos eso que ahora se llama “población de riesgo”.

Las cosas son dolorosas, y en estos primeros días de prisión parece que intentamos colocar una cobertura de humor a lo que hay, y no está mal el intento, pero veremos lo que dura la cosa, que empiezo a recordar aquellos experimentos de ratas encerradas en cajas con una población exagerada de congéneres.

En el terreno de la broma, parece que este bicho, nos está suavizando lo de las emisiones de CO2, y el confinamiento a lo mejor resuelve lo de la natalidad de occidente. No me gustaría que me llamasen de la generación del COVID 19. Que también están los del apagón de Nueva York, y los del Baby boom de López Rodó, por lo menos.

Si hay algo que siento es el no estar ya en activo, para intentar ayudar desde mi profesión a todos los que ahora están dando el callo como campeones en tantos y tantos puestos que son vitales ahora para que el trago pase lo más rápido y con el menor daño posible también.

La parte decepcionante de todo este panorama está en nuestros políticos, y cuando digo nuestros hablo de todos, desde Tito Trump a Boris, desde el jeque árabe al ruso, desde nuestros….mejor no hablar de ellos.

Que a las políticas no les iban a quitar el gustazo de contaminar Madrid con su manifestación, ¡que nosotras podemos!, si hija expandir la epidemia, que salir en la tele gritando no tiene precio, y unas cuantas vidas no son nada.

La verdad es que ignoro si lo que ha ocurrido ha sido pura y simplemente estupidez, que dado el pelaje del personal involucrado, ya podría ser, o un simple me importa un carajo el que mate a unas cuantas personas más, siempre y cuando salga en la tele vestida de morado, como el Cristo del Gran Poder.

Para Tito Trump es el bichito europeo, y lo que le preocupa de verdad no es que se le mueran ciudadanos, si no que el sistema financiero tenga un aspecto feo cuando tengan que elegirle sus ciudadanos.

Para don Boris, parece que epatar es lo suyo, y si tengo que infectar el país, matar unos cientos de miles, y salvar la economía, ¡pues misión cumplida!.

Que el ruso y el moro se tiren de los pelos por unas décimas de penetración en el mercado mundial de petróleo, es lo que se puede esperar de esta gente.

Y al ciudadano se le aplica la ley vigente, que no puede ser de otra manera.

Y sálvese quien pueda, y a no preocuparse que Don Aznar ya anda en Marbella, que allí las penas son con pan, y ya se sabe, con pan son menos penas.

Y yo con la pena de no haber podido seguir a mi líder y montar mis reales en La Zagaleta mientras esto pasa o no pasa.

No quiero ser malo pero seguro que Felipe está navegando por algún sitio tranquilo, que es lo suyo, lejos de las miasmas, que matan a los que fuman puros, dicen.

Me dicen que ya no hay noticias de guerras, que haberlas haylas, me dicen que Don Erdogán ya no se pelea con la U.E. por un quítame allá esos refugiados, y que los griegos ya no son importantes para impedir que entren refugiados en Europa.

No se manda papel higiénico a los campamentos y en dos semanas se ha vaciado.

El Hombre, el Ser Humano es el que sobra, y si la economía no peta, ya tenemos excusa para darle una vuelta de tuerca más al tema laboral, que últimamente se nos estaba escapando de las manos.

La parte más bonita, al final la han dado los ciudadanos, que me he ido a apuntar a una página web de voluntarios para ayudar a la gente que necesite lo que sea, y en la página de la Comunidad de Madrid, salía un mensaje de agradecimiento, que las siete mil plazas necesitadas estaban cubiertas, en un plis, parece.

¡A mí no me tosan!