Amiguiños somos, pero la vaquiña por lo que vale

No paramos de quejarnos de nuestros políticos, y en esa tarea me pongo en primera fila, ¡cómo no!. Los tratamos de inútiles, corruptos, mediocres, instalados en estructuras hiperproteccionistas hacia sus intereses, y al final les reconocemos la más absoluta de las incapacidades para conseguir esos objetivos que ninguno de nosotros consideraría indeseable.
Cuando hablo de esos objetivos, hablo de cosas como el disfrute de una renta per cápita el doble de la que tenemos, un sistema de seguridad social que nos garantice no solo una sanidad y una educación adecuadas, si no que nos ofrezca una vivienda digna y una garantía para nuestra jubilación o eventual pérdida de nuestro puesto de trabajo. Todo eso en un entorno de seguridad jurídica y física, es decir que no te asalten demasiado por la calle, y que sepas que la ley no te la cambian a mitad del partido.
Una de las características más comunes de nuestros queridos dirigentes es su asombrosa falta de formación, y en ello incluyo desde su absoluto analfabetismo fuera de las dos mil palabras mínimas que manejan a diario en su lengua materna, hasta su ignorancia en cualquier aspecto de lo que significa la comprensión de un país, de su entorno, y lo que es peor de las necesidades que pueden tener en el presente y en el futuro. Se nos llena la boca cuando hablamos de nuestra vida en democracia, y se nos olvida demasiado a menudo el significado de la tal palabra, que nos viene de Platón y Aristóteles, “gobierno de los más”, así, que si es cierto que nos regimos por esa forma de gobierno, habrá que anotarse en el debe de los ciudadanos el parco éxito que está teniendo entre nosotros el desarrollo del rumbo de nuestros destinos, cabalgando en esta estructura.
Pero cuidado, no es la estructura la que falla….a lo mejor somos nosotros.
En nuestra España, nos hemos caracterizado siempre por el desprecio hacia la formación de las nuevas generaciones, y la última oportunidad que hemos tenido a la muerte del Dictador, la hemos desperdiciado de la forma más miserable posible, transformando en campo de batalla la educación de las nuevas generaciones, llegando la discusión hasta niveles propios de asamblea de vecinos. De vecinos interesados en su parcela, claro, sin darse cuenta que lo que importa antes es la salud del edificio.
La educación, como tantas otras cosas en manos de los políticos que gobiernan en nuestro nombre, y consecuentemente siguiendo nuestras instrucciones, ha buscado más el adoctrinamiento que la formación, siendo en esa área y según mi percepción mucho más activo el grupo rojo de la cámara, sin que el lado azul desmereciera, por supuesto.
Es el miedo del cacique cerril al hombre ilustrado.
Leyendo un trabajo de Eugenio Bregolat, en el que se da un ejemplo de que esta utopía es posible cuando analiza la obra política de Lee Kwan Yew, que consiguió que su país pasara de una renta per capita de 500$ en 1965 a los 60,000$ de hoy, partiendo de una situación en la que el país no era más que una isla de 700Km2, emplazada en un cenagal, sin materias primas, sin recursos materiales, te das cuenta de las cosas que pueden hacerse cuando se hacen bien.
El régimen de Singapur, está basado en una meritocracia, palabro que directamente apechusca a nuestros dirigentes, ya que les condenaría a engrosar las filas del más bajo de los trabajos disponibles en el país que no al paro, también hay que decirlo, que en Singapur por paro no viene nada en su diccionario.
El hecho de que nuestro presidente del gobierno tenga un salario que rechazaría un manager medio de una multinacional media, nos da una indicación de por donde andamos.
Y ese es el problema, que lo que nos ofrece a cambio, él y sus conmilitones, ni siquiera vale ese dispendio. La consecuencia es que los mejores huyen como apestados de ese entorno solo válido para personajes que sacan unas oposiciones a notario o registrador o abogado del estado…..ya sabes trabajar como un loco para sacar la oposición durante tres o cuatro años, y así no volver a trabajar en la vida. Dicho y hecho, a dormitar en el escaño tanto como se pueda.
¿Hay alguien que pueda imaginar en qué empresa se le podría dar trabajo a la Señora Barberá, por ejemplo, que no fuera en los niveles más bajos del escalafón?, o a la señora Cospedal, o al Señor Zapatero, o incluso a estos que nos llegan ahora con puños levantados, y una licenciatura en una universidad clasificada en el final de la tabla de segunda división, por no hablar de la flamante alcaldesa de la Ciudad Condal.
Tenemos inútiles, a los que pagamos como managers de empresa media, de esos que con tanto esfuerzo sacan adelante su presupuesto y a las veinte o treinta personas de su equipo. Esas son las tarifas en la economía global, y permítanme sus gracias, sé de qué hablo.
Yo quiero pagar a mi presidente del gobierno, y a sus ejecutivos, los ministros, salarios a nivel de Presidentes de multinacional, pero quiero también que tengan la formación que corresponde, y el curriculum profesional que garantice no solo su acrisolada honradez, si no su eficacia en establecer estrategias, en implementarlas y obtener los beneficios que esperamos sus accionistas, ¡Nosotros!.
Singapur y Francia de alguna forma comparten algo de esta filosofía, ya que en el primer caso, a los dirigentes se les recluta casi en la escuela secundaria, el estado les paga formación en las mejores universidades del mundo, obviamente hablo de las mejores de verdad, Harvard, Yale, Oxford…y en el segundo caso aunque no les sale tan bien, disponen de una Êcole des Haûtes Ètudes Administratives, en donde se intenta formar a los futuros dirigentes.
Esto no va en detrimento del poder del pueblo, va en detrimento del poder de los partidos, que yo puedo seguir votando a mis representantes que son mi voz en el consejo de administración nacional, y como buen consejo con el poder de eliminar de la escena al gestor que no sea rentable.
Al final lo que hemos conseguido no es siquiera una democracia, estamos en manos de unos partidos políticos que no nos representan, que representan solo sus intereses, como si fueran el tendero de la esquina, que no son capaces de buscar las oportunidades que el país necesita en la esfera internacional, en donde se deciden los grandes números, donde realmente se juega con el futuro de las naciones.
En ese contexto, y a pesar de ser la ¿potencia? número quince o veinte del planeta, no tenemos a ningún alto representante que pueda discutir realmente y a nivel ejecutivo en esos foros, que el único bien formado, con nuestro dinero, por cierto, es el Rey, y a ese no se le deja más que salir en la foto.
Sugiero la lectura del artículo mencionado del Señor Bregolat, Lee Kwann Yew: Asia y la democracia guiada, en el número 170 de la mencionada publicación y que posiblemente pueda hacerse en www.politicaexterior.com
A mí me queda poco que añadir, que el estado que nos hemos dado los españoles, basado en la ineducación, en la falta de la valoración adecuada de la meritocracia, y en el ascenso de los mediocres a las más altas magistraturas del estado, nos está conduciendo a la ruina, si no lo ha hecho ya, al endeudarnos por generaciones y a ceder el poder que debería ostentar nuestra ciudadanía al pago de los dislates de estos últimos cuarenta años de ¿democracia?. (Repito, gobierno de los más), y no me parece que los más, es decir nosotros, estén gobernando.
Y consideremos que la corrupción, viene del mediocre que se considera mal pagado, que no ha tenido la educación adecuada en el esfuerzo. El bien formado, simplemente desarrollando las armas de la sabiduría sabe como hacer crecer la riqueza de todos…y la suya por añadidura, claro.
Me voy a ver las procesiones de Zamora.
Buenas noches y buena suerte

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