Todos lo que habéis leído de corrido en las colecciones del Círculo de Lectores, o en el Reader’s Digest el original de esta obra, no habréis podido evitar relacionarlo con unos acontecimientos que han ocurrido estos días.
Emmanuel Kant, que es al pensamiento lo que Wagner es a la música, en términos de su comprensión, escribe este tratado en el contexto del final de la guerra de los treinta años, teniendo en cuenta, entre otras cosas, algunos escritos de J.J. Rousseau, con título parecido, o alguna consideración dentro del Emilio, donde cita los comentarios del Abad de St. Pierre que buscan la paz perpetua, en una Europa unida.
Y lo que tiene superar las dificultades del alemán de finales del XVIII, que una vez hecho, te das cuenta que el bueno de Don Emmanuel, decía cosas con mucho sentido, como cuando dejas de defenderte de Wagner, y te dejas invadir por el coro de peregrinos del Tanhäuser, o la obertura del Gotdammerung.
Las propuestas básicas del documento, son, que para eliminar la guerra, deben, en primer lugar, crearse una confederación de estados.
Los dos ejemplos más claros de que esto funciona, son realmente uno y medio. Veamos:
Estados Unidos, una vez acabada la guerra de sucesión, consiguió formar una república federada, y a partir de ahí, se acabaron las guerras civiles.
Ciertamente se les desarrolló un sentimiento imperialista, que aún les dura, y les ha hecho intervenir en guerras por todo el mundo, pero en casa, ni una más, y la casa es grande.
Mantienen los americanos, que su sistema político, debería extenderse por todo el mundo, es decir, una república democrática, en la que el pueblo sea quien detente el poder.
Ya sé que tiene muchos matices, y que las cosas se manipulan, pero es mejor que un régimen militar, por ejemplo.
El medio, es el intento dificultoso, que desde el final de las guerras europeas a mitad del siglo pasado, está intentando el Viejo Continente.
Las tímidas asociaciones para el comercio del carbón y el acero, (la CECA) el posterior desarrollo de un núcleo de seis países que forman un club de demócratas, y la posterior ampliación a lo que hoy es.
Muchos países asociados, pero aún con una falta clara de dirección común, y de gobierno, de intereses comerciales y militares.
Un poco antes ya se había intentado, con poco éxito aún, la creación de foros, en los que se permitía la adhesión de prácticamente cualquier país, la Sociedad de Naciones, y posteriormente la Organización de Naciones Unidas.
Ni más ni menos, lo que está proponiendo Kant, y sí, el tiro está bien pegado, en general, aunque aún falta mucho para el sueño kantiano.
La siguiente cosa que propone Don Emmanuel, es que los estados deben estar organizados en Repúblicas, y que sea el pueblo quien realmente ostente el poder.
Cierto, esto reduce claramente el riesgo de guerra, ya que a los ciudadanos, el enviar a sus hijos a la guerra, no es realmente lo que más le apetece, así que la inexistencia de una cabeza única y plenipotenciaria, forzaría a los gobernantes a tener en cuenta el sentir de los ciudadanos, antes de enviar ejércitos por un quítame allá esas pajas. Quiero recordar en este punto, que aunque no se haya conseguido demasiado, ha habido sonoras broncas, y algún cambio de gobernantes, precisamente por la negativa de al menos parte de la población de algunos países, de aceptar el envío de tropas a conflictos que les son aparentemente ajenos. (Movimientos en USA para frenar la guerra de Vietnam, o las duras críticas a las intervenciones en Irak, por ejemplo).
También dice Kant, que la creación de estados federados con gobierno común, debe impedir las invasiones armadas, ya no son necesarias. La realidad es que desde la segunda mitad del siglo XX, las guerras en las que han intervenido los estados en los que de alguna forma el pueblo controlaba el poder, no han sido para ampliar fronteras o invadir territorios. Con la excepción de Rusia, que considero un caso especial, lo que se ha hecho ha sido, o intentos de derrocar regímenes totalitarios, o guerras comerciales, aunque hayan sido cruentas.
Otro de los puntos de Kant, es la reducción, o eliminación de los ejércitos, y la limitación de su poder. Eso se ha conseguido, a medias. Los estados democráticos eliminaron las levas, durante el pasado siglo, convirtiendo los ejércitos en organizaciones profesionales, con el fin teórico, de defender o la territorialidad, o el sistema político basado en el poder popular.
Personalmente, prefiero escuchar, que cada vez que miembros de mis fuerzas armadas abandonan el país, es para ayudar en desastres, o bien en el peor de los casos como fuerzas de intervención coaligadas para evitar mayores males en conflictos ajenos. No se nos ocurre invadir Marruecos, vaya.
Entendamos dos cosas, la primera el momento histórico en el que Kant realiza estas reflexiones y que Alemania no había salido bien parada de la última guerra, y no se comía un colín en el mundo colonial que llevaba casi tres siglos de desarrollo.
Los acontecimientos que me han hecho hoy volver a esto, han sido básicamente tres.
El primero la discusión del tratado TTIP, para crear un bloque que puede representar casi el 50% del comercio mundial, con lo que se evitarían guerras comerciales entre dos de los tres grandes bloques comerciales del mundo. Cierto es que hay que pulir muchas cosas, y que hay tremendos riesgos, por el poder de las multinacionales. Pero es una forma de evitar las agresiones a gran escala.
La segunda, una propuesta realmente agresiva de España a la Comunidad Económica Europea, tendente a la creación de un poder económico europeo único, es decir, la creación de la reserva federal europea, con una autoridad única para todos los socios.
La creación de un sistema impositivo único para toda Europa, o al menos para le Europa que comparte moneda, es decir, reglas de juego iguales para todos los miembros del club.
La existencia de una política exterior común, o de un ejército único, serían el culmen del sueño de gente como Adenauer, Schumann, Khol, Delors…
Sería magnífico, añadir códigos penales comunes, y elecciones a un ejecutivo europeo por sufragio universal, en plan de un hombre un voto, y así iniciar un camino, no solo de paz eterna sino de un camino de prosperidad común.
La tercera y última cosa me trae a la memoria a nuestro gran Lope de Vega, y su obra el Perro del Hortelano.
El anacronismo, de una reina con su manto de armiño, su corona de no sé cuantos kilos de oro, y cuantos quilates de piedras preciosas, anunciando Urbi et Orbe las maravillas del programa político que para la Gran Bretaña acaba de presentar para su aprobación Mr. Cameron.
Antes de 2018, deberán los gobernantes preguntar al pueblo británico, si quieren o no ser miembros de Europa. Además estos pollos que conducen por la izquierda, (muy dueños) que se creen los aliados de los Estados Unidos, (no dejan de ser los caballos de Troya de los yanquies en la CEE), y que tienen como base de su comercio, al conglomerado de sus antiguas colonias. Sueñan con exigir para su permanencia una serie de condiciones para que sus cuentas les salgan.
Quizás deberían considerar que casi el 50% del dinero negociado en la City, es en Euros, y su Sterling pound, tarde o temprano deberá dejar paso al euro, o al dólar, si quieren seguir siendo un elemento en el contexto del comercio mundial.
De esta forma, ni colaboran con la construcción del espacio común europeo, ya que lo único que buscan es el a ver que pillo para participar en un mercado tan jugoso, sin dar nada o casi nada a cambio, ni posiblemente a medio largo plazo, consigan ser, si se aíslan, algo más que un país de segunda, o tercera, sin demasiada influencia en el tablero de poder del Mundo.
Estas cosas llevan su tiempo, y yo no veré cual es el final de esta película, quizás les toque en su madurez a mis nietos, y quisiera que la paz eterna sea su ecosistema.
Evidentemente, solo he cogido algunos puntos del ensayo jurídico/político de Kant para el desarrollo de esta idea, y os recomiendo releerlo aunque sea en una buena traducción al castellano.
También quiero mencionar al Profesor Tamames, quien me ha dado la idea de dar mi punto de vista sobre todo esto a través de sus comentarios a la hora del afeitado en una radio española.
Buenas noches y buena suerte.