¡Auuuuuu!

Autómatas, autónomos, ese es el futuro, y no se sabe qué es mejor, si sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna, o por el contrario, tomar las armas contra un piélago de adversidades y haciéndoles frente terminar con ellas.
¡Auuuuuu!, el grito de aquel catalán universal, que con su narizota roja, una silla y una guitarra, hacía magia. Charlie Rivel, el genio de la Costa Dorada, también hoy habría empezado su espectáculo con el mismo aullido. ¡Auuuuu!.
Como decía un tertuliano esta mañana, muy serio él, y con todas la razones de este mundo, el magro futuro que ya está aquí, va a transformar en muy poquito tiempo, eso que llamamos clase media productiva en autómatas, y el resto de los mortales serán autónomos.
La noticia que saltaba a los periódicos, digitales ellos, claro, esta mañana, es que la empresa china Hon Hai precisión industry, Co.Ltd., fabricante de componentes para Apple y para Samsung, entre otras, parece que ha decidido sustituir a sesenta mil de sus empleados por autómatas, casi la mitad de su plantilla.
Dice el “Señorito” máximo de la compañía, que no hay que preocuparse, (el no, desde luego), que lo que se pretende es eliminar las labores automatizables y así dedicar al ser humano a labores creativas. ¡Bueno!, si él lo dice será así, que otras compañías ya lo han hecho, como las de automóviles, y la cosa ha acabado en trampas aquí, allá, y acullá, que nadie dice la verdad en eso de las emisiones, o los Bancos, que ahora con el tiempo de creatividad, se dedican a la ingeniería financiera, y la lían parda. Pregunten, en caso de que no me crean, como se siente un accionista del Popular, o de Abengoa, después de las últimas “creaciones”.
Ciertamente, las grandes corporaciones que quizás gobiernan el mundo, tienden a una máxima que es tan vieja como la existencia del Pueblo Elegido, y que dice más o menos aquello de:
Comprarás, venderás, pero jamás, jamás fabricaras, y eso es lo que hace el de la manzana mordida, que si deja de vender sus cacharrines, seguro que se monta un negocio financiero, o lidera la venta de participaciones en la extracción de minerales en Marte, por ejemplo.
El problema se lo deja al chino de la fábrica enorme, que se tiene que comer inversión, empleados, maquinaria, y como se descuide autómatas.
Ahora bien, que esos sesenta mil chinos que van a ser sustituidos por eficientísimos autómatas, van a dejar de hacer una cosa que está en la base económica de nuestra sociedad, y es ¡consumir!
Es el precio que esos líderes reunidos en Japón van a tener que pagar como se descuiden, y es que la competencia llevada hasta sus últimas consecuencias, va a cargarse la gallina de los huevos de oro, que van a fabricar el cachivache más pelotudo que pueda uno imaginar, peeero, los autómatas no usan esos cachivaches, y quien quiera comprarlos deberá pertenecer a esa parte de la población, cada vez más pequeña, que tiene trabajo. Reducción de base de mercado, se llama esa figura.
Así, que si no eres autómata, tendrás que ser autónomo, deberás tener tu propio camino, que ya las nuevas empresas, o las que se regeneran desde sus cenizas, no quieren personas en sus barcos, ellos compran servicios a plataformas digitales, y poco más. Cada vez es más frecuente lo de:
-Deje por favor su curriculum a la Empresa de Trabajo Temporal que es quien nos suministra el servicio de mano de obra. Gracias.
Shinto Abe, parece que está avisando. Esto no se ha acabado, quizás nos enfrentemos a otra crisis más profunda que la destapada por Goldman Sachs, y no le quito la razón, salvo que estamos hablando de la misma crisis, que solo es capaz de consumir, quien se siente seguro en sus posibilidades de generar riqueza personal de forma consistente, y en China hay sesenta mil menos que verán las cosas claras. En nuestro país parece que las expectativas son que el empleo temporal crezca tres veces más que el empleo fijo, con lo que la tendencia está clara.
Se compra un servicio que se llama trabajo, a través de plataformas digitales para cubrir necesidades de servicios diversos en aquellas organizaciones que lo necesiten. A partir de aquí cada uno se posicionará como crea conveniente, y el autónomo, no autómata, deberá buscar o crear plataformas, clientes, servicios, necesidades….dinero.
En esta reestructuración del mundo económico, lo que intuyo, es que los conceptos malthusianos cobran una inesperada vigencia, aunque no basados en los principios de producción de alimentos o recursos básicos que él propugnaba, si no en las necesidades de consumo superfluo que vayan apareciendo, o ya existan.
No voy a ponerme a calcular los límites poblacionales que Don Malthus puso en marcha y que gracias a Dios se quedaron como una curiosidad malsana en un rincón de la Historia, pero no estaría mal en este mundo de hojas Excel, que algún iluminado empezara a trabajar sobre proyecciones poblacionales ligadas a la capacidad de consumo, a la capacidad de creación de necesidades y a la transformación de todo eso en recursos y su reparto. Valdría quizás para una tesis doctoral. Quizás se lo proponga a alguno de mis amigos cátedros de esas cosas, que son muy resultones.
Al final, y como vengo manteniendo día tras día, estamos en una nueva era, una era que deberá destruir el mundo del pasado, para construir sobre sus cenizas el Futuro.
Lo que necesitamos ahora, es que las nuevas generaciones tiendan a ser ese autónomo que sueña con ser Leonardo, y no se centren en ser el autómata especializado para una tarea única, aunque le hayan formado para ello.
El mundo de la creatividad, no lo olvide nadie, no está en la programación correcta de sistemas informáticos, está en la cultura y en el humanismo, que humanos son los clientes sus necesidades y sus sueños, y siempre son más rentables si se sienten libres y satisfechos, que si están esclavizados.
A partir de ahí todo lo demás son servicios disponibles en plataformas digitales o en Empresas de trabajo Temporal.
Parece que nos hemos olvidado de una de las máximas de cualquier empresa con éxito, que consiste en ofrecer aquello que el consumidor demanda, y consumidor es no solo quién lo desea, si no quien puede pagarlo.
Y la gente compra menos “telefoninos”, porque no puede pagarlos tan caros, y no pide créditos para consumir, porque no tiene unas perspectivas económicas en el tiempo que le permitan afrontar la devolución de lo prestado.
¿Quién se atreve a firmar un compromiso económico por veinte o treinta años?. No lo olvidas, dependes de un trabajo que vale lo que vale el horizonte temporal del mismo. Luego, ya se verá.
El autónomo, tendrá que diseñar algo que no le haga depender de un solo cliente, deberá buscar la famosa ecuación de que el veinte por ciento de tus clientes representen el ochenta por ciento de tus beneficios, y aun así irás justito.
Buenas noches, y buena suerte