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Joao Gilberto

Me han dicho que el gran Joao Gilberto, el hermano de Astrud, ha viajado al Oriente Eterno. Iba a decir que lo echaré de menos, pero no es verdad, que lo único que me ha importado de él fue su música, y esa la tengo en mi discoteca….y en Spotify, sin ir más lejos.

Quiero también manifestar con toda la claridad del mundo, que hace años fui a pasear por aquel barrio medio pijo de Ipanema en Río, con la escondida esperanza de que el olor a bossa nova me invadiera, como por otra parte así fue. Anduve buscando los garitos que entendía habrían sido refugio de aquella panda irrepetible de los Gilberto, De Moraes, Jobim, Creuza, Bethania, Buarque, Toquinho, y, sí, algo alcancé, en uno de los pequeños tugurios del barrio, el Veloso bar, en la calle Vinicius de Moraes, donde mientras me tomaba mi cervecita vespertina, resulta que María Creuza se puso a cantar.

Y es que somos como niños, que nos gusta escuchar la misma canción una y otra vez, y a María la había visto no hacía mucho en uno de esos festivales de verano en Madrid, que no sé si lo organizaba el ínclito Manzano, o cualquier otro que dejo grasa de su culo en la poltrona municipal.

En aquel “Veranos de la Villa” me afané en conseguir entradita para ver a María Creuza, y me… bueno digamos que disfruté el espectáculo, y sobre todo me dio la oportunidad de abordarla en el Veloso, simplemente para expresarle mi reconocimiento por su carrera. Punto y final.

No recuerdo que cantó en aquella ocasión, pero casi seguro que cayó la Garota, el Você Abusou, o la Saudade de Bahía, que al fin y al cabo me da que era su tierra.

Me recordó el sitio, salvando las distancias, aquella Cova del Drac del Carrer Tuset de Barcelona, a donde iba a escuchar a Tete, acompañando a Nuria Feliu, las veces que abandonaba el Jamboree, o cuando aparecía al mismísimo Sidney Bechett con su “petite fleur” bajo el brazo.

Siempre soñé con haber sido uno de los asistentes a los conciertos que esta panda daba allá por Mar de Plata en los setenta, en aquel, que no imagino como era, tugurio conocido como La Fusa, pero no era mi tiempo aún, pero si fue mi tiempo el disfrutar, como hago ahora, con los discos que por allí se grabaron, aquel inolvidable Vinicius+Bethania+Toquinho, sin ir más lejos.

Son los recuerdos de los setenta, recuerdos de los veinte años, llenos de bruma, por cierto, pero con los posos que dejan en el espíritu para siempre todas y cada una de las veces que se abren por primera vez los ojos a algo.

Escuchar en esta caída de la noche mesetaria esa música cálida me devuelve otra vez al barrio carioca donde casi María Creuza cantó para mí. (No creo que en el Veloso fuéramos más de diez personas), o a los años en los que la vida aún estaba por escribir.

Y al final, no recuerdo haberme cruzado con la Garota del barrio, es más, caminarr por la playa no dejó nada especial en mí, ni tampoco recuerdo haberme puesto a pasear tras ninguna de ella a contemplar su gracia, o su balanceo.

No era el momento, que el momento estaba en el recuerdo, y en el imaginar a Vinicius y a Jobim seguir por la playa a “La menina que pasa”.

Tengo que reconocer que me faltan esos sitios hoy, y eso que alguna vez el Jamboree te da una alegría, porque el viejo Whisky jazz madrileño donde veías a Pedro Iturralde, a Lou Bennet y su órgano Hammond, o a la Canal Street jazz band de sonido New Orleans, mientras te sacudías un whisky de Kentucky, pasó a mejor vida.

Cosas de la rentabilidad, que ese sitio de Santa Ana, no es lo mismo, y el antro chamberilero tampoco. Mis sitios ya están dichos, como el Blue Note antes de que entrara en las guías turísticas y te hicieran cenar un N.Y.steak recién descongelado con una Bud para oir a Chris Botti, por ejemplo.

Hablaba de nostalgia esta mañana, de ese tiempo que pasó, aunque queden sus sombras aún impregnándolo todo, débilmente, desde luego, y de como los recuerdos aún pueden llenar los momentos de hoy.

Quiero recordar que por aquellos tiempos las Bossa Nova enamoró también a los yanquis, y le faltó tiempo a Sinatra para abrazar a Jobim, en un disco inolvidable. Por cierto que no sé donde leí que el “blue eyes” abrazó al pobre Antonio Carlos, como los Grizzlies abrazan a sus presas, pero esa es otra historia, que “la Voz” y sus amigos de Las Vegas mandaban mucho.

Pero nos han quedado las grabaciones de Stan Getz con Astrud Gilberto, la forma que Ella dio a la Bossa, Gerry Mulligan…. Todos iban a Brasil, a navegar en el movimiento musical que estaba floreciendo. Está bien.

Siento tanto en mi incultura acerca de los movimientos musicales de hoy, aunque me temo lo peor, que cuando veo llenarse los pabellones de deportes, los artistas son de mi quinta o peor, las más veces (no todas), y no sé donde puedo escuchar a quien esté abriendo un camino musical de esos que llegan al corazón de varias generaciones, si ese alguien existe, en Petit comité como escuché, no hace tanto a María Creuza en el Velasco.

Y es que parece que el mundo, gracias a Dios ha cambiado, porque aunque un saxo no suene igual en un estadio que en un garito lleno de humo de tabaco o de lo que sea, mientras te ponen otro trago de Jim Bean, y dejas de contar cuantos te has tomado, que la verdad tampoco importa, las carencias las ahogaremos en más redes sociales, que es lo que de veras importa.

Perdón por estas líneas un tanto deslavazadas, pero es lo que tienen las noches de verano cuando se ponen nostálgicas, que le vienen a uno tantas y tantas cosas que pasaron y que al final no han hecho más que conformar quienes somos hoy, o así lo creo.

Buenas noches y buena suerte

Merry Christmas to you

Quisiera recordar que fue el otro día cuando, casi sin querer le agradecí a esos de las plataformas de distribución de regalos su impagable decisión de no incluir villancicos en sus páginas, o en las cajitas donde te viene el tornillo que te falta o el regalito para Chuchita.

Impagable, impagable de veras, y si por alguien lo siento, como llevo sintiéndolo desde que me conozco, es por los dependientes de las tiendas en Navidad, que tienen que soportar esa tortura ocho o diez horas diarias, si quieren trabajar.

Los chicos de márketing son así, que sufran otros sus decisiones, que en el despacho no se escuchan los peces en el río, ni las marimorenas, eso son para los de plantas de ventas.

Los de Seguridad laboral, callados, como viejos zorros que son, no sea que pierdan algún privilegio, o vaya usted a saber qué.

Yo este año me libro de la dosis que habían preparado para mí, he preferido soslayar la experiencia, que no es lo mismo comprar al son de los villancicos de la tuna de Salamanca, por un decir, que escuchando a Rubinstein acariciando los Nocturnos del polaco.

Y hablando de estos días, alguien, en alguno de esos programas de radio que escucho de vez en cuando, dice que es una pena el hecho de que las entrañables fiestas se hayan infectado de las costumbres de los gringos.

Bueno, si se empeñan, pero como otro de los contertulios apuntaba, y yo le sigo en el argumento, veo que lo que aquí consideramos tradiciones, poco o nada tienen de yanquis.

El árbol es alemán, Papá Nöel escandinavo, (acepto como única contaminación el cambio de color del uniforme, de verde original a rojo Coca-Cola), los belenes italianos, los villancicos españoles, y aunque cada vez conozco a menos gente que lo haga, las misas del gallo, poco tienen de gringo.

Allí, los cuñados se hostian en Acción de Gracia, cosa que aquí dejamos para mañana, que es Navidad, y los gringos, para el viernes negro ese, ya tienen el pescado vendido.

Por estos lares, a la que te descuidas los niños no ven los juguetes hasta que no llegan los Reyes Magos, la Beffana, aunque los afrancesados, los germanófilos y otras gentes de mal vivir, llenan los abetos iluminados la noche del veinticuatro a lomos de San Nicolás, Santa Klaus, o directamente Papá Nöel.

No olvidaré la tradición de mi tierra del Tió, que siempre me ha parecido entrañable, y muy adecuada para las zonas rurales de mi Catalunya. Pero no me voy a poner melancólico, que en casa nunca hubo tió, ni falta que hacía. Los urbanitas tenemos esas cosas, que siempre ha parecido que mirábamos por encima del hombro a los payeses de las masías…..pero de eso ya hablaremos otro día.

De niño, estaba siempre con unas ganas locas de que el Dictador nos cambiase por decreto las fechas, de forma que el veinticinco de diciembre viniesen los Reyes, y el seis de enero dejar a los mayores con su Navidad.

Todas la vacaciones jugando con los juguetes del año pasado, y encima soportar a los padres amenazando a cada travesura de que ¡Cómo sigas así no te van a traer nada los Reyes!.

Y acababas acojonado, y frustrado con tanta amenaza y chantaje, que quince días de vacaciones daban mucho de si para que los Reyes, que sabían que eras un cabroncete de tomo y lomo, dejasen como mucho algo de carbón en los zapatos.

Un sin vivir, nada yanqui, por cierto, como nada yanqui son esos mercadillos navideños que se extienden por mi vieja Europa, y que últimamente han servido como escenario de venganzas o campo de guerra.

Nos dedicaremos a plasmar de mil formas diferentes esos deseos, que seguramente son sinceros, de paz de dinero, de seguridad en el futuro, de amor incluso, que se olvidan en tan poco tiempo, pero que la sociedad de alguna manera nos obliga a realizar.

La amenaza, bien anglosajona nos la cuenta Dickens en las carnes de Ebenezer Scrooge, que como un don Juan casto tiene la amenaza del espíritu (navideño en este caso, que los comendadores son muy ibéricos), ve pasar su entierro, y, cosa rara en un anglosajón, le permiten aquello de que un punto de contrición da un alma a la salvación.

Mis amigos africanos se acostarán hoy sin saber dónde coño está Bongo, don Alí, y con una masacre en el norte de Nigeria, que no es Navidad para todo el mundo, y nadie ni de esos ultracatólicos de los gobernantes italianos, ni de esos que se envuelven en la Libertè, egalité y fraternitè, son capaces de abrir sus brazos a los que navegan en el “Open arms”, hasta se nos cabrea el alcalde de Algeciras, me han dicho.

Paz y amor, que el Tito Trump deja a los gringos sin Administración, que quiere un muro bien alto para que nadie cruce la puerta. Todo un ejemplo de amor navideño. Mantengamos limpio el barrio.

Por lo demás, a lo mejor, si oigo los mensajes esos de amor que alguien soltará, me pongo la chaqueta de Pérez Reverte y mando a más de uno a que se queme el carajo, y deje de mandarnos mensajes de amorcito y cariñito con una mano, y ejercer el odio y la xenofobia con la otra.

No quiero pensar en el próximo año de mierda que nos dicen se aproxima, y es que sin salir de la crisis, nos están metiendo en na nueva recesión. No sé si quedan gentes inocente a quien robar y pero seguro que en el próximo ciclo que nos anuncian, volveremos a ver lágrimas caer como puños de ojos inocentes.

Por lo demás, que me toquen el wiwisyu.

Hasta luego

 

 

 

Otra vez por aquí

Tengo que reconocer que el curso no está empezando demasiado bien, y todo a base de que las cosas parece que siguen igual, nada cambia, y consecuentemente todo es aburrido.

Pongo un podcast, que acostumbro a no fijarme en lo que pongo, dentro obviamnente de mi selección previa, y me sale ese Péndulo de Alan Poe, una verdadera excrecencia residual de la leyenda negra española, en manos de un yanqui borrachuzo y drogata. Siempre he pensado que debería haber transpuesto la acción de Toledo a Münich o Gèneve para aumentar la sensación de realidad, y eso porque aún no conocía Guantánamo….cosas de la literatura, digo yo.

Tito Trump sigue dando la lata, y parece que ya nadie toma en serio sus acciones. ¿Qué le vamos a hacer?. Si el sube los aranceles a los chinos, los chinos devalúan la moneda y todos tranquilos. Mientras los chinos no les devuelvan la deuda pública que tienen no llegará la sangre al río. Y es lo que decían en marzo, y en junio y en…

Todo sigue igual, mis dirigentes buscando formas de trinque aún no descubiertas. Por cierto qué tesis doctorales y tesinas de investigación saldrían explorando esos caminos. Pero es lo mismo, el patio de Monipodio sigue activo, aunque hoy el tal patio se llame UJC. Bueno, también el tal Juan Carlos de alguna forma dirigió el patio nacional de Monipodio, bien extendido por nuestra piel de toro.,

Todo sigue igual, las Matildes ya no son lo que eran, que eso de la competencia es muy mala cosa y le han comido el postre, los turcos con sus cosas, y es que no levantan cabeza desde que Ataturk les dejó de la mano, las guerras en su sitio, el hambre en su sitio, los emigrantes en sus balsas, en sus pateras, y los que nos dedicamos a matar Mandarines de la China, beberemos un buen Bordeaux a su costa, cada uno en su grado y condición, por supuesto.

Hoy sube la vivienda, sube la energía, pero aún no ha llegado a aquellos máximos que estamos deseando olvidar, a ver si acabamos repitiéndolo. Que esa es la gracia de especular, gana el que se da un chapuzón y sale corriendo, (mientras no se lo lleve una ola que no ha visto llegar), y pierde el que se queda sentado encima de su tesoro. Como en la parábola de los criados y los talentos, que no vale enterrar la moneda en activos seguros, que no vale arriesgarlo todo a una apuesta de la ruleta, que para ser gratos a los ojos del Señor, hay que currárselo.

Ya digo, todo como siempre, y es que como andamos siempre por los caminos del bosque los árboles no nos dejan ver el terreno por el que nos movemos, que si así fuese posiblemente no pararíamos de correr hasta que nos doliesen los pies. Pero nos han formado adecuadamente, estamos dirigidos e indefensos, condenados a creernos lo que leemos, lo que vemos en el móvil, en la tele, condenados a deducir la realidad a través de las sombras del fondo de nuestra caverna. Nada nuevo.

Siempre me podrá decir alguien aquello de lo poco conveniente que es el dejar de pelear, como sugería aquel príncipe de Dinamarca, contra un piélago de adversidades y haciéndoles frente terminar con ellas.

No, a lo mejor no es conveniente tanta pelea, y habrá que ver el fútbol en la tele, que te lo recomiendan los accionistas del tal Movistar, que no saben si van a poder evitar que la acción se les vaya por debajo del euro. Y es que vivir en régimen de monopolio es muy cómodo.

Todo sigue igual, ya os lo digo, es como si el mundo estuviese en una posición de continuo enroque, en un “sostenella y no enmendalla”, que nos advierten que aquella cosa que nos liaron los hermanos Leheman, hace diez años, puede volver a reventar, pero esta vez en forma de burbuja de los bonos que han ido emitiendo las naciones. Es lo mismo, qué importa que sean hipotecas subprime o bonos fruto de las patadas a seguir que van dando los amos del universo. Unos se sientan en el dinero, otros lo van recogiendo.

Pero no me hagan ustedes demasiado caso, que como siempre, parece que las mentiras de siempre a las que hoy se llaman “fake news” en los ambientes enterados y puestos al día, que decir lo de que eso es una trola ya no mola, se extienden como siempre, que si tenemos que decir que los españoles nos hundieron un barco en la bahía de Santiago de Cuba, pues se dice.

Que si hay que decir que lo que le preocupa al yanqui es que los chinos les venden más que ellos a los chinos, pues se dice. La verdad no sé dónde está. Eugenio Bregolat escribe que la cosa es más el miedo al crecimiento chino, y a la imparable fuerza de su innovación que va siguiendo los caminos clásicos de primero copia, luego mejora.

Una gaita, y es que como nada cambia, al Imperio lo que le alarma es que salga un Imperio más grande, más técnico, que dicen que los chinos se forman en Stanford y vuelven a casa con la mejor tecnología del mundo bajo el brazo. Lo de pasarles en PIB, está a la vuelta de la esquina.

Nos arrastraremos otro año, viviendo lo mismo, a la misma hora, aunque parezca que las cosas no hacen más que cambiar, al final parece que el Barça sigue encabezando el campeonato de liga, que las programaciones de los teatros de ópera siguen siendo igual de aburridos, que sigue haciendo el mismo calor que siempre, a pesar del calentamiento global ese que nos aseguran que se desarrolla sobre nuestras cabezas, que los informativos de televisión siguen siendo espacios publicitarios de los partidos políticos que se lo pueden permitir, que ya nadie va al cine, pero todo el mundo ve las pelis, de una forma u otra, quien no llegaba a fin de mes, a fin de mes no llega.

Así, que ánimo, otro curso que empieza, otro año en que las familias serán asaltadas con el precio de los libros, con el precio de las mochilas, de los uniformes.

Pero que nadie se alarme, la vida, dicen, que sigue….igual.

Con su pan (duro) se lo coman

Gracias por esperar

Que bueno es de vez en cuando tomar distancias de las cosas, que si no, empiezan a parecerte importantes, y es el principio del fin.
Y la distancia se toma para crear esa energía cinética necesaria que debe liberarse luego con la mesura y el tino que la prudencia siempre han aconsejado.
Porque estás unos días oliendo a mar y a montaña, con la televisión apagada, con la radio desenchufada, y de la prensa mirando solo el tiempo, que el mirar al cielo ya es suficiente para los próximos minutos, y te caes del guindo puñetero en el que los “¿qué hay de lo mío?”, que te atacan continuamente, desaparecen, o casi lo hacen.
Y tampoco hablo de sacar un carnet de socio de uno de esos monasterios de Meteora, o buscar una columna de esas tan chulis que hacían los griegos y transformarse en Luismi el estilita.
No, no es eso, es simplemente tomar distancia con los intereses de quien quiere que te fijes en su pestosa página de caralibro, quien piensa que repitiendo tres mil veces que ganó el chico ese de la nariz grande gabacha, te vas a interesar por no sé qué, de la Republique Francaise, que a lo mejor te da por visitar otra vez el Château de Valenciennes, o quieres ver si el Intercontinental o el Meurice siguen recibiendo gente que quiere despertarse viendo las Tuileries, desde su tribuna de la Rue Rivoli.
Y se necesita tomar distancia del hecho que este o aquel político sinvergonzón, o no, lloriquee por los pasillos mediáticos el que su última jugada no haya salido como él esperaba.
Con lo astuto que se sentía, con la miseria de salario que recibía del pueblo al que tanto quiere y al que tanto le debe. Con su mujer casi en olor de santidad comprando biblias para el prior, o con el que tuvo antepasado cardenalicio, y anda pidiendo árnica para cuidar de su prole, el pobre cardenal.
Y la gente normal, parece que no ha dejado de perder su empleo, en cuanto pasa de los cincuenta, que más del 50% de ese colectivo está desempleado, en paro, vaya, y no lo encuentra por debajo de treinta, bueno, si trabajo sí les dan, pero dinero no, ¡qué diantres!.
Y desde estas páginas, juro que me será difícil volver a entrar en esos “templos de la gastronomía” que explotan a los becarios, que les pagan menos que a los chinos en China, que parece que es nada lo que se llevan. Pero es que siguen estudiando con Jordi Cruz o con el Sumsun Corda, que lo mismo me da.
Habrá que redescubrir las ollas podridas y los cocidos lebaniegos, las escudellas, los salmorejos, las castas menestras y el pescadito morrallero frito como Dios mandó siempre, que a lo mejor el nitrógeno líquido ese te atranca los deferentes en el peor momento.
No ha pasado nada, al final no ha pasado nada, porque lo que pasa no es más que humo, es el catálogo de ventas del último interesado en vender su aceite en detrimento del de palma, o de sus siglas obreras y españolas que andan muriendo en peleas navajeras de barrio, como pasó en los últimos días de la Roma Imperial.
Que hasta ese catalán francés, que fue primer ministro, salta del barco que se hunde como las ratas han hecho toda la vida.
Y te topas en el periódico con esas cosas miserables que nos trae la era de Acuario que parece empezó con el siglo, que la ablación femenina sigue adelante en su más cruda expresión, y lo ves a través de las miradas perdidas que tienen las muchachas que liberan los islamistas de Boko Haran, y que devuelven a cambio de un puñado de los suyos. Ves esas miradas, y la apartas por vergüenza de pertenecer a la misma especie que ellas, y no haber sabido defenderlas cuando te necesitaron, no saber defenderlas ahora del futuro que les espera al volver a sus comunidades, donde serán basura, literalmente y la misma vergüenza por compartir ADN con sus secuestradores.
Y cuando quitas la vista de esa página, ves la versión del mundo rico, de ese que llamamos de las libertades, y que no sabemos lo que es, y te encuentras que esa ablación genital femenina horrenda y miserable, la hemos sofisticado en occidente, quizás con el mismo fin, que parece andamos ahora con la moda de que una vez bien depilado el pubis femenino, que hay que parecerse a las estrellas del porno, resulta que hay que recortarse los labios mayores que a ellas, o a ellos, o a los dos no les gusta si no están “normalizados” (buscaré en las ISO, a ver qué dice como tiene que ser la cosa), y venga todas al cirujano para que arregle la cosa.
Y así parecemos lo que no somos, paseamos los pubis impúberes, y recortamos la vulva para la autosatisfacción personal, y la aceptación consiguiente de los machos de la tribu, eso sí con garantía médica, factura acorde, y a esperar unos meses a ver si te dejan como estabas antes, que al nuevo Chuchito, ya no le gustas.
Al final motivaciones parecidas, que hay que ser de la tribu, te tienen que aceptar, y además te tienes que mutilar. Luego te salen “naturales y veganas”. Para habernos matao. http://www.lavanguardia.com/vida/20170509/422401449673/ginecoestetica-labioplastia-laser-intravaginal.html.
No, en diez días, la cosa está igual, unas perras quizás extras en eso de las bolsas, que aunque los productores de petróleo empiecen a flaquear, no se esperan debacles, que el susto del fascismo en Francia no tiene la cara de Le Pen, ahora tiene la nariz grande de un Macron que se proclama liberal social, o algo así, que me suena a ¡te vas a enterar lo que un yuppie puede hacer!.
Que me da la sensación de que ese salario universal que están planteándose los más listos de la clase, para cubrir el daño que a los más humildes y los más vulnerables están sufriendo por la nueva revolución tecnológica, es algo que va en línea con el reconocido dato de que solo quinientos millones de seres humanos son llamados a disfrutar de la nueva era robótica, esa en la que no te mueres, no enfermas, te cambias los elementos de tu físico que se deterioran, vives ciento cincuenta años por el desarrollo de la medicina preventiva.
Que sobran siete mil millones de seres humanos, que nadie sabe qué hacer con ellos, aunque sabemos dónde están como piensan, como sienten, que compran, como practican el sexo, como son sus fichas médicas, como es su ADN….se convertirán en algún tipo de mercancía vendible quienes no lo hayan hecho ya, y el resto pues ya se sabe….Malthus llevaba algo de razón, pues se les transforma en subespecie, y los nuevos humanos, a disfrutar.
Con perdón. Me cago en este puñetero mundo

I’m getting blue….

Me estoy poniendo azul, traduciría San Google bendito, y no entenderíamos más que me encontraba frente a un proceso de anoxia, producido por un hueso atragantado, o por algún problema cardíaco….pero no, cuando te dicen eso, te dicen otra cosa, que los del Imperio son capaces de crear un género musical, el Blues…el azul, claro, o Mr. Allen, toma una Rapsodia….en azul, del gran Gershwin, y hace de Manhattan una ciudad…azul, blue.
Para ponerte azul en inglés, algo esencial es que se te venga alguna forma de melancolía encima, y en los tiempos que vivimos, nos han quitado, me temo, el tiempo necesario para entrar dentro de esa sensación, que como todo, bien manejada es una fuente de placer y de enriquecimiento íntimo nada desdeñable.
A mí personalmente me gusta ponerme azul, es una de las formas que tengo a mano para abandonar por un momento, o varios, el bombardeo de inutilidades con los que nuestro entorno nos sacude sin piedad.
Es para mí una especie de rito, y los ritos son la forma externa de los mensajes interiores, son como las rutinas de un deportista antes de realizar su trabajo, te ayudan a concentrarte en la acción que piensas llevar a cabo, no solo llevándola a la excelencia, sino al disfrute íntimo de la misma.
A mí, cuando quiero ponerme azul, debo primero montar un templo con aportaciones externas, como por ejemplo la ausencia de luz solar intensa. La lluvia otoñal me ayuda como inicio de ese estado.
Luego las siguientes acciones son más de mi ritual particular, lleno el silencio que me rodea con el silencio que me aporta un piano empeñado en Schubert, o un órgano empañado por Bach, me siento delante de un papel en blanco, y a veces, hasta lo lleno con garabatos que pueden acabar pareciéndose a letras, a palabras, a frases, a textos…
El templo es sencillo, ya que a partir de ese momento, e independientemente de lo que ocurra en el papel, o en el mundo, ya puedo comenzar mi gimnasia de introspección, que algunos dirían que me ponen azul.
Así que me encuentro esta tarde con cierto tono cianótico, palabro delicioso que rompe cualquier confusión que alguien pudiera tener con poesía.
María Joao Pires, me está engañando desde el tocadiscos, (esa si es una palabra poética, en desuso), y su sensibilidad intenta entrar en esa piel de dinosaurio con que la naturaleza me ha distinguido, y casi lo consigue, porque esta tarde no tengo ganas de una sesión embrutecedora de noticias, de series de televisión, o de “best seller”, no estoy para las florituras de los chicos de mercadotecnia que quieren que me interese y le dé a un “me gusta”, aunque no compre, que solo con los clicks ya les vale.
Cuando uno se pone azul, no está para clicks, tanto si es melancolía, natural o forzada, o simplemente un hueso de aceituna, no está para pensar en cosas, en personas, en proyectos, en paisajes, no, está solo para sentir, que es algo que cada vez hacemos menos, y el diablo nos castigará alquilando nuestros sentidos a un robot.
Quería pensar en personas, pero no es el momento, a lo mejor es la ocasión para recordar las sensaciones que han dejado en tu piel, en tu alma, en tu aburrimiento, que no hay que ser siempre positivo, porque sigo creyendo que el no, es tan positivo como el sí, depende solamente de cómo te lo tomas.
No, ni siquiera Mark Knopfler va a sacarme de mi estado “blue”, que mi tocadiscos es lo que tiene, en algún momento le dí vida propia y supera el test de Touring que ni los androides de Blade Runner.
Desgraciadamente hay dos cosas que no puedo incluir en el rito de mi templo, como quemar el libro que no me está gustando, porque los leo en instrumentos esos que la tecnología nos ha regalado, y si no tienes un Samsung Note 7 que sufren de combustión espontánea, (cospiranoicos decidme, por favor, que ha sido la CIA quien se la ha liado parda a estos coreanos) no hay forma de conseguir una llama de esas que ensimisman, o te hacen como a Pepe Carvalho, por la gracia de Biscuter, y con su novia putarazana mirando una buena escudella y carn d’olla, amb pilota, de esas que no se salta un gitano de la Mina soñar con la cocina regional, que no odo van a ser los hermanos Roca.
Voy a pedirle a mi androide musical que me ponga la Muerte de Isolda, esa pieza que se escribe desde el Gran Canal, en el arrebato ultraromántico que sacude a Ricardito, como a todos los alemanes que llegan al sur. Claro, que cada uno da de sí lo que lleva dentro, y la mayoría todo lo que consiguen es echar un par de meadas en la laguna, de esas que provocan dos Bellinis y una próstata infdlamada, eso sí a través del inodoro del Danieli.
I’m getting blue, y no estoy para aguantar hoy al Quico Pi de la Serra, por mucho que me pregunte eso de que si m’agrada el blues. No Quico, hoy no, que como diría mi hija, no tengo el coño para farolillos, o lo que yo tenga, que tampoco voy a ponerme exquisito a estas horas de la tarde, otro día te subiré al Cadillac y te dejaré que me cuentes la vida de B.B. King, o de los Blue Brothers, pero hoy no.
Hoy toca recordar sentimientos detrás de los cristales, y el Mark Knopfler se ha puesto en plan jefe de manada sobornando a mi androide musical, y no hay forma de pedirle que se ponga a leer a Espronceda con unos nocturnos de Chopin, de esos que tocaba Rubinstein. Claro que tampoco estoy en Valldemosa, ni se ven los olivares de arbequina balear, quizás a lo lejos podría intuir, con la memoria, en el camino hacia Palma, el sanatorio antituberculoso que tan bien le hubiera sentado a Violeta, y buen problema le hubiera planteado al padre de Alfredo.
El sentimiento azulado te pone cínico, y te hace, en la intimidad claro, como el catalán de Aznar, pensar en que como ya nadie te hace llorar, nadie te quiere, pero en mi caso no es cierto, que como aquella
Dulce Filis, si me esperas,
De favor has de ir mudando,
Que es mucho para burlando,
y poco para de veras
de la vejez sacrílega de Lope, sí, hay una mujer que hace que mis lágrimas broten cada vez que me pongo en sus manos, y es mi fisioterapeuta de cabecera, que sabe llenar de sensaciones todos los rincones de mis músculos y nervios, y solo sin un amor desbocado no podría conseguirlo, digo yo, que solo quien bien te quiere te hace llorar.
I’m getting blue, y eso me lo permite casi todo.
Con su pan se lo coman

Por aquí seguimos

Hace un año empezó esta aventura que parece, por el momento, que aún goza de buena salud.
Esta bitácora en la que he puesto muchas ilusiones ha tratado, tal y como prometí, sobre las cosas que han despertado mi interés, sin premeditación, sin planificar, casi como un ejercicio terapéutico las más de las veces, debido a la cantidad de cabreos que he cogido por la situación no solo que ha vivido el mundo sino que, por extensión, nuestro país.
Se trataba, y se trata de comentar, a modo de capitán Nemo, el viaje cotidiano, y sí, habrá que seguir, aunque solo sea porque ya he pagado al pollo que me soporta la página en la red una pastita por un año más.
Seguramente, algún psicoanalista amigo, me diría que este teclado ha sido una especie de sofá-confesionario, y que las ciento ochenta sesiones, al menos, me han servido de terapia contra las continuas agresiones que el entorno nos ha brindado.
Este último año nos ha traído la decepción de constatar que la famosa crisis económica no ha terminado, es más, parece que de alguna forma se está reactivando.
Las materias primas, por falta de demanda han perdido buena parte de su valor, como por ejemplo la caída del precio del petróleo que estaba en abril del año pasado a 65$ y hoy anda por 41$.Es casi un 40% menos, y no vale decir que si el aumento de la producción por la llegada de Irán al mercado ha tenido la culpa, que ha subido solo un 2%, y no justifica esa caída.
La producción mundial de acero sigue cayendo y parece que la cosa va ya por el 7-8% según las fuentes. Del precio ni hablamos, ya que la necesidad de vender la producción china e india ha hecho que los precios caigan de tal forma, que ya nos estamos planteando en Europa, si cerramos plantas (las españolas están temblando), o si como propugna el Reino Unido desde su ultraliberal `punto de vista quizás sea buena idea alguna que otra nacionalización.
Los de la Volkswagen haciendo trampas en el solitario, los bancos haciendo trampas con las finanzas, los políticos haciendo trampas en la gestión de lo público, los indepes como siempre y los de siempre, (buenos unos pocos menos, que los que se lleva el diablo por finiquito de sus vidas, no encuentran muchos recambios en los que llegan).
En general, y como comentaba hace unos días, la tierra es plana, es decir, está en crecimiento plano, y no sabemos cómo sacarle partido, que lo nuestro es crecer, o nada.
Los directores de los bancos centrales han tenido que visitar al médico, que parece les duele la muñeca de tanto darle a la máquina de hacer dinero…..para nada, aparentemente. Hoy si quieres comprar dinero te pagan por hacerlo, (si eres o muy rico o directamente un país), lo que es el mayor contrasentido de la historia económica de la Humanidad.
La maldad aquí me viene al constatar que mi querida Catalunya no es considerada ni Nassió, ni País, y ya de Estado ni hablamos, que cuando se ha ido a poner a la cola del dinero gratis, le han dicho como a mí en la sucursal de La Caixa, que me ponga a buscar las escrituras del piso, y que veremos, y el veremos ha sido que no. Tiene que estar el Junqueras a punto de infarto, que ni le dan pelas en Madrit (ens roba) ni los europeos, que el Dragui ese debe tener antepasats castellanuflos, y él es un charnego, desde luego. Está rodeado de botiflers, ¡vaya!, otro asedio como en 1714.
Por otra parte, parece que el crecimiento mundial anda también tocado, que los de a pié no tenemos “pasta” para comprar más chirimbolos, que las bajadas de sueldos son generales, no solo en España, que al parecer, con esto de lo electrónico, lo punto com, y no sé cuántas zarandajas más, nos encontramos que eso de ser director de sucursal bancaria ya no es lo que era.
Vamos, que como no te hagas funcionario de los de oposición de cinco años y trinques plaza en propiedad, no puedes dar la entrada del piso, y casarte con Chuchita, aunque te chuleen las pagas extra. Algo tendrá que hacer la Iglesia, que como se descuide, se le va a llenar el patio trasero de fieles en concubinato. ¡Un sin vivir!
Cuando nos creíamos que el tema de los chorizos, era algo diseñado para España, y para las repúblicas bananeras, descubrimos que quién más quién menos, algo de pastita tenía derivada a esos paraísos en la tierra, que llevan el apellido “fiscal”, que los usa cualquiera que tenga unas pocas perras, sea ruso, chino, inglés, árabe, y que si eres de los de a pié, pues a pasar por las horcas caudinas, y a otra cosa, que a cada ciudadano (de a pié) le llega su Montoro.
Es en cualquier caso un mal momento en el que la noticia panameña aflora, que nos pilla con el dedo sobre el papel de la declaración y el modelo 720 sin hacer. El cuerpo te pide hacer maldades, que la cara de tonto hace demasiado que se te ha instalado, y no hay forma de apearla.
Pero uno es buena gente, no tiene posibles, no tiene firmas de abogados guardándole las espaldas, y, lo que te queda es pasar por caja, y pedir el pago en dos trancos.
Siria sigue desangrándose, y sus hijos en diáspora. Ciertamente su situación este año ha empeorado, como ha empeorado también la vida de los europeos tras la sangre que ha llegado a nuestras calles por los atentados del DAESH, la evolución no ha sido buena este último año, se cabreó Don Putin, le derribaron un avión lleno de inocentes, y él envió algunos Mig, para que su dictador local le permitiese seguir usando su base naval en el Mediterráneo. Básicamente todo igual.
Las cosas están al final como si nos hubiese caído la famosa cúpula de Stephen King encima, pero cubriendo toda la tierra, de forma que el aire no circulase, y todo se aplanase, que no hubiese movimiento, que todo siga igual, lo que es peor para la mayoría de nosotros pobres ciudadanos, y supongo que mejor para ese 1% de amos del universo. No lo sé.
Hasta la gobernanza de los países parece que está tomando ese innecesario parón, que en España se traduce en que el gobierno ha dejado de tocar las pelotas, ya que ahora no puede andarse con decretos ley. Las Cortes, es decir la soberanía popular está “frozen”, y lo único que nos queda para echar unas risas es el patético espectáculo que una panda de politicastros nos dan a la hora del telediario por conseguir el poder, o el sueldo de ministro.
Nada se mueve, ya que a pesar del desembarco glorioso de Obama en La Habana, los hermanos Castro siguen jodiendo a sus compatriotas con el mismo empeño del que hace gala el monaguillo al tocar las campanillas para guiar a la parroquia en la misa. Supongo que la élite cubana, su 1% poderoso, estará frotándose las manos con el atisbo del billete verde que se asoma desde el norte, pero el conductor de Coco Taxi, o el que ha organizado un paladar en una calle colonial de Trinidad, o de Cienfuegos, seguirá con su vida miserablemente alegre, que siempre te queda la casa de la Trova local cuando los autocares de turistas se han bebido el último trago de Ron añejo de Santiago.
Enfrentaré pues este segundo año de La Bitácora con el mismo espíritu, ya que como nada se mueve, no seré yo quien se enfrente al Karma de la Humanidad alterando la cinética, que luego vas, te mueres, y te reencarnas en una hormiga, por lo menos.
A los que me habéis leído y me habéis enviado comentarios o palabras de apoyo, muchas gracias, a los que me habéis leído y no me habéis enviado ningún comentario, pues gracias, y al resto de la humanidad, nada, que cada perro debe lamerse su cipote.
Buenas noches, y buena suerte

Mis amigas son unos bichos

Esta vez sí, sentado en mi taburete del fondo, ya pasados los baños, sin ver el reloj, controlando todo el local, y mientras depositaba el maestro cocktelero de Boadas la cereza en mi Negroni, esa que legó a mi copa desde la “fireta de Sant Ponç”, me di cuenta de que me acababan de tender una de esas trampas de películas de chinos, como las del green del 18 de Las Matas, y que lo mismo me he tragado el anzuelo.
Es el problema de tener amigas de esas de casi toda la vida, que cuando te sueltan una andanada a la línea de flotación, crees que van de buenas, y no activas las medidas antimisiles. Obviamente luego pasa lo que pasa.
Ya me pasó hace un año casi cuando Pepa, (antes Dra. Revillo) posiblemente sin querer, dejo caer un…si abres un blog, lo seguiré, y un año después aquí estoy con no sé cuántas página escritas, y claro, eternamente agradecido al empujón, porque me estoy divirtiendo un montón.
Mientras caía el fruto de Sant Ponç a mi copa, ¡pííí—pííí—pííí!, el caralibro que me informa de un comentario a una entradilla…..envenenado claro.
Me hace pensar, de pronto, en La Fontaine…
Maître corbeau, sur un arbre perché
Tenait en son bec un fromage….
Así que la primera en la frente, ¡cada día escribes mejor!…. y yo voy y me miro el plumaje, constatando inmediatamente que mi amiga Marian lleva toda la razón. Soy el Ave Fénix de las letras, (no descubierto, claro).
Voy por el segundo trago de mi Negroni, hay aún poca gente en Boadas, no hay partido en Can Barça, y los de Costa Crucero no han vomitado aún los trastopecientos mil buscadores de Gaudí, así que poca adrenalina en mi torrente sanguíneo por agobio turístico, que me parece que el reloj ha vuelto a los tiempos de Pepe Carvalho, que solo me falta ver aparecer por la puerta a Manolo Vázquez o al Perich.
Por cierto, y valga la digresión, que me encantaría preguntarle al Manolo por Podemos, y al Perich por la pescadera-alcalde que mi ciudad de origen se ha regalado, pero eso será en otra sesión espírita.
Revenons a nos moutons, que diría Hollande, o mejor ese Valls que se han dado los gabachos que siempre me ha recordado a un fabricante de galletas de Camprodón.
Y mis corderos ahora son en singular…..ya soy guapo, escribo bien….¡torpedo por la amura de babor!. ¿Para cuándo el libro?…A-3…tocado destructor. El Negroni me anima, y contesto más o menos expresando algo de miedo, pero en vez de decir ¡uuuffff!, eso no es para mí, voy y dejo la puerta abierta a una posible acción en ese sentido….estoy loco.
Ponme otro Negroni, por favor, que me he metido en un buen lío, y esta vez con cacahuetes, que a la que me relajo te los ahorras.
La tarea que me ha sugerido Marian…(antes Dra. González Hevia, que después de estas acciones le retiro el tratamiento), tendré que llevarla a cabo, aunque sea como aquel, que viniendo al kilómetro cero desde la periferia más periférica, se ganó la vida garbanzo a garbanzo, publicando por entregas…ya veremos.
Boadas siempre me ha metido en buenos líos, y a mis años pensar en escribir los Episodios Nacionales no es algo que aparezca en mi libro de prioridades, ni en mi carnet de baile, que también tengo que jugar al golf, ¿o no?.
Pero los guantes tras un par de Negronis se recogen siempre, incluso si la cosa deriva en Fortunata y Jacinta, aunque lo que me gustaría que saliese es la Fontana de Oro, que bien podría retitular “Lo que se perdió en la Cova del Drac, se destila en Boadas”. Cualquiera sabe.
Pero Mariam no dijo novela….dijo libro, y los libros pueden ser de muchas cosas. Recuerdo uno de Manuel Vicent recopilando sus artículos periodísticos…así que ese ya lo tengo, pero me temo que no vale.
Después de haberme tragado sin anestesia la trilogía de Escipión, la del Posteguillo, y andar por la mitad de la de Trajano, eso de la novela histórica me parece algo inalcanzable, es más estaré unas semanas lejos de “Pepe el cátaro”. “El papelajo oculto del Mar Muerto”, o “El amante de la papisa Juana”, que esta vacuna tiene efectos anuales, como la de la gripe.
Luego viene lo del thriller político, vamos lo del Grisham ese, que si tapaderas, que si pelícanos. ¡Puaaafff!, no conozco en la profundidad requerida los entresijos, ni de la política ni de la legislación americana, y si lo intento a la española, me da la risa.
Que ves a la abogadita del estado esa que tenemos de vicepresidenta en funciones, cabreada porque le han visto el engaño que su gobierno ha hecho a sus socios europeos y a los españoles. Que la ves diciendo ¡que no he sido yo! ¡que han sido los nacionalistas y los no nacionalistas!.
Cualquiera hace un thriller político con eso, o con el flequillo del periodista catalán, o quizás con las historias de colmado de Susanita. El Albert no da para mucho, no tiene cara de sicópata, y Pablo da para una pelea de billares en Vallecas. De trhiller político nada de nada.
Mi manejo del sueco y del siciliano impiden que me salga un Montalbano o un Wallander, y a su maestro Montalbán le tengo mucho respeto, que eso de hacer una escudella con las obras completas de Alberti mientras su novia, la Charo, rabiza ella del Raval, mira con ternura como se hunde el Partido Comunista Español, es una imagen imposible de superar.
Así que como ese camino lo han andado ya los Camilleri, Mankell, Mákaris, Leon, y hasta si me apuras el mismísimo Eça de Queiros en su carretera de Sintra, seguiré de apasionado cliente de ellos, y por el momento no mojaré mi pluma en ese tintero.
Ya sé, ya sé, me pierdo el viaje en tren a Gijón, que con esta actitud nadie me va a invitar a la semana de novela negra, pero no se puede tener todo.
Podría lanzarme a la ciencia ficción, no sé, “La inquietud de la bacteria genéticamente modificada”, o “Resistencia o muerte”, pero claro, pasó por delante don Isaac, don Ray, don Athur, don Philip…y aún no me lo he leído todo, con lo que si no me busco un equipo de asesores, y un negro que ponga las comas esto no lo arregla ni la psicohistoria de Seldon.
O sea Marian, un lío, que a lo mejor acabo resucitando las novelas de caballerías, o me invento una novela épica de esas de héroe, viaje iniciático, y hasta monstruo, espada mágica y princesa angelical.
Podría añadir alguna historieta de esas de La Perla o de la Sonrisa vertical, pero puedo dormirme escribiéndolas, y lo mismo me sale un Corín Tellado, así que descarto la idea.
Lo último, que a lo mejor considero, es inventarme, con permiso de Don Verne, ochenta días de viaje aunque ahora me permitan varias vueltas al mundo a lomos de Pullmantur.
Ya veremos lo que pasa, pero aburrirme no voy a aburrirme, que solo pensar en el perfil psicológico de los putativos personajes, se me erizan las cejas.
¡Otro Negroni, camarero!
Buenas noches, y buena suerte

BUENAS TARDES MUNDO

montgat-anys-60           Esto es lo que debió pasar por mi cabeza a eso de las tres de la tarde de aquel día a mediados de diciembre de 1950, cuando el Mediterráneo me dio las buenas tardes (supongo), mientras berreaba, desde el ventano de la estación de Monsolís.

Así que repetiré el grito de hace tantos años en escala humana y tan pocos en escala cósmica, y dejaré mi declaración de intenciones para esta bitácora, que en este formato, impensable en aquellos tiempos, arranca hoy.

Como ser agradecido es de bien nacidos, debo agradecer a la Dra. Revillo, (Pepa a partir de ahora) el que me haya lanzado por esta derrota, ya que un día en eso del Caralibro, que frecuentamos, me dio por decir algo así como debo abrir un blog (palabro horrendo que no volveré a utilizar, queda pues bitácora, que es más chulo, y lo pronuncio mejor), y me contestó….pues lo seguiré, así que va por tí Pepa este arranque, ya que es estupendo saber que antes de empezar tiene uno una seguidora, a la que además, admiro por muchas razones.

Una bitácora es un testigo de viaje, y para mi la vida es un viaje, un viaje en el que cabe casi de todo, aquello que te instruye, lo que te preocupa, los amigos, lo que piensas, lo que crees, aciertos, errores, sueños, la familia….tantas cosas.

En la bitácora hay que reseñar las tempestades que te pueden llevar al fondo, y las calmachichas, que te impiden avanzar, las nuevas derrotas, los puertos, los olvidos y lo que cumpla.

Por lo tanto escribiré sobre aquello que me estimule, sobre un libro, una noticia, un político, o el Sr. Arzobispo de la diócesis si se tercia, pero eso sí, con la menor acritud posible, y si se tercia, con ninguna, que siempre el sentido del humor, y la ironía producen mejores efectos.

También es importante saber que esto no tiene ningún ánimo de lucro, ni afán de popularidad, más bien tiene un objetivo de desahogo, y de compartir puntos de vista con mis amigos, que obviamente tienen la puerta abierta a esta, su casa.

Siempre me he definido como feo, agnóstico y sentimental, una suerte de Bradomín descafeinado, diría yo, y desde esa plataforma veo el mundo, la vida, y los aconteceres, la mayoría de los cuales no entiendo, ( y eso que a veces me sorprendo esforzándome ), pero en mi soberbia de ignorante, a veces me vuelve loco comentarlo y sentirme como un Cronkite cualquiera.

Para que la cosa no quede solo con el rollo de inicio, os contaré un cuento que oí por la radio.

En un país maravilloso, el sultán quiso dar una fiesta a un grupo muy seleccionado de sus vasallos, a lo mejor y más granado de su reino.

Para ello, entre otros muchos fastos, decidió regalarles con un postre delicioso que, como nadie, hacía el jefe de sus cocinas.

Mandaron pues a una de las sirvientas a comprar la leche, cosa que hizo con diligencia, y para llevarla a palacio, la colocó sobre su cabeza emprendiendo el camino de regreso.

En ese momento, un halcón vio en el suelo una serpiente, y se lanzó a cazarla, ya que era la hora de comer. La agarró por el cuello con todas sus fuerzas emprendiendo el vuelo, y mientras la serpiente moría, soltó todo el veneno que almacenaba.

Desgraciadamente, el veneno cayó en el cántaro de leche que iba abierto, sin que la mucama se apercibiese del hecho. Entregó su carga en las cocinas, se hicieron los dulces, se sirvieron, se comieron, y hete aquí que consecuentemente más de veinte de los invitados pasaron al otro lado.

Se trató, claro de buscar el culpable, y se reunieron los leguleyos del reino, y unos señalaban al sultán, ya que el desastre se había producido en palacio. Otros, claro, echaron la culpa a la doncella, por llevar abierto el cántaro, o al jefe de cocina, por no darse cuenta de que estaba echando veneno en el postre.

No faltó quien mirara al halcón, que al fin y al cabo no hacía más que seguir a la Naturaleza y saciar su apetito, o a la serpiente por llevar veneno, a pesar de que ella no hacía más que tomar el sol cuando fue atacada y muerta.

En estas llego un sabio sufí de la lejana ciudad de Konya, y en vista de su prestigio, y de que nadie era capaz de imponer su criterio, le consultaron el caso.

La sentencia fue tremenda para los concentrados a la espera. El sabio sufí determinó que los culpables eran los que habían muerto envenenados, pues tenían un mal Karma que a tal les condujo.

Y colorín colorado la bitácora de hoy ha terminado.