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El apocalipsis en tinieblas

Se despierta uno un sábado cualquiera, de esos en los que el sol se ha quedado dormido, y todo son dificultades psicológicas para abandonar el dulce lecho, pero, gracias a las rutinas (Yo no tengo ya obligaciones, solo me quedan las rutinas) y haciendo un esfuerzo sobrehumano consigo poner el pie a tierra.
Te levantas, sacas lo de musulmán que aún corre por tus venas, y vas presto a tus abluciones, que no a tus oraciones, que estoy muy mayor para eso y no soy el Don Guido machadiano, ni en mi baño tengo marcado el Este.
Se abre ante mi una larga mañana, que debes tratar de llenar con algo que no te aburra demasiado. Difícil, pero no imposible, buscas en la discoteca, y encuentras al protegido de Don Luciano, “Il cieco Bocelli”, que se pone a cantar unas arias de esas que hasta los bebés tararean en la cuna. Pero ya me vale.
Que sí, que la “donna” sigue siendo “mobile”, “malgré” las feministas al uso, esas que aplauden cual posesas, cuando las lleva el presupuesto oficial al palco del Liceu, se enfrentan al Rigoletto, y ven que el quinto piso se levanta con el ¡bravo! en la garganta, con el último do de pecho del Villazón de turno.
Pero no estoy para estas cosas, que no sé por qué los dedos me han llevado hasta el opúsculo ese de Don Józef Teodor Konrad, en el que un lechuguino sube el Río Congo, hasta llegar al “productor” de marfil, a Mr. Kurtz. Y lo que son las cosas, que una te lleva a la otra con facilidad, y cómo no, llego al otro Kurtz, al coronel que monta su secta en el confín de Camboya y Vietnam, Coppola dixit.
Pienso que una de las mejores mezclas que se han dado en el Imperio, es la de los italianos que en segunda generación nacieron hablando inglés, pero que llevaban en sus genes los milenios de educación y tradición del otro Imperio, el antiguo, el de verdad, el que hacía romanos a los galos, a los iberos y a los escoceses no, que eran incivilizables, y los dejaron para los presbiterianos, que si se atrevieron a saltar el muro de Adriano.
Y tipos como Coppola, Scorcesse, Puzo, Cimino, De Palma o como Sinatra, Minelli,o Di Carpio (estos en menor medida), o como otros muchos con esas características, que hasta premios Nobel hay (siete), han sido capaces de filtrar la cultura puritana con la romana, infinitamente más abierta, crítica, y por supuesto humanística.
Voy directo a lo que hizo nuestro Coppola con la obra de Konrad, y como la utilizó para hacer un tratado de usos y costumbres como a Konrad no se le hubiese ocurrido nunca, aunque seguro que tampoco lo pretendía, y que independientemente de sus orígenes Ucranio/polacos, fue, al final un viajero de los siete mares, que adoptó el idioma del Imperio Británico, y buena parte de su moral.
Coppola, se atreve a presentar su obra, a poco de la vergonzante salida de Vietnam de las derrotadas tropas del Imperio, sin ahorrar casi nada de lo que llevó a esa derrota que empezó con otra derrota, esta vez del orgulloso ejército francés en Dien Bien Phu. No hablaré de muertos de uno y otro lado, no hablaré de las barbaridades que hicieron los hijos de los puritanos que quisieron controlar aquello, no hablaré de lo que significó para la sociedad americana de Boston a San Diego y de Miami a Seattle.
No hablaré del desprecio con que se percibió el trato que a los excombatientes les profesó su Estado, del racismo que en ese trato se manifestó, y además de la discriminación que se percibió a la hora de reclutar ricos y pobres.
El capitancito alcoholizado que remonta el río para buscar el templo de Kurtz, consigue tener su conversación con el coronel, que sabe perfectamente que viene a matarle, y tiene que escuchar del boina verde aquello de “Nuestra sociedad ha decidido enseñar a nuestros jóvenes a matar, es más les anima a ello, pero reciben un castigo si escriben “puta” en las letrinas”.
Pues sí, querido coronel, nuestra sociedad, que ahora con eso de la globalidad y las redes sociales, distingue poco de culturas, está llena de gente castigada por escribir en las paredes, o como decía el otro pollo, “Hay gente que puede robar un caballo, pero otros van presos por mirar la brida”. La herencia puritana de Calvino, el asesino de Servet, ya que me pongo.
No es para disculparlos, pero es lo que mamaron al principio de su historia, que cuando llegaban los vikingos a sus costas no era para civilizarlos, era para rapiñar, simplemente, y eso se les debió quedar, ya que aunque los romanos llegaron para darles lengua, leyes y construcciones, eso no se les quedó.
Y ahora, ahí están, que quieren que todo el mundo sea una república presidencialista democrática hasta las cachas, puritana a ser posible, que los ciudadanos se conozcan entre ellos, para ejercer el mayor control posible en sus comunidades, y negar el pan y la sal al que no vaya el domingo a escuchar al pastor y, por supuesto, deudora de Wall Street si es posible.
Tan democrática sociedad, quizás debería haberse planteado, preguntando a los pueblos que ha atacado de forma tan impune, si querían tener una sociedad como la que les querían imponer, si estarían dispuestos a renunciar a sus dioses, a cambio de asistir a al sermón dominical del pastor de turno, pasar de comer arroz o carne de cabra, a degustar un KFC, o Mcburguer.
Y sí, que la geopolítica importa, que no vamos a dejar que Mao o Kruschef se salgan con la suya, que son unos ateazos y además estaban promocionando estados totalitarios y expansionistas, y eso sí que no. Https://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/pentagon/pent14.htm
Consultar este enlace, donde podréis ver el punto de vista del Pentágono, y justificar la ayuda a los gobiernos del sur de Vietnam, posteriormente en 1964 del envío de tropas, para parar el avance de los comunistas malos.
Como colofón repetiré una vez más el alto precio que hemos pagado al recibir la ayuda de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, que seguramente compensa si pensamos lo que representaría vivir bajo un régimen nacional sindicalista, o directamente comunista. Pero eso es ciencia ficción, lo que nos queda es saber que seguimos gobernados por minorías, que nuestra voz ciudadana no llega a hacerse realidad casi nunca, que somos una línea de una página excel en nuestra empresa, que se puede borrar, y casi no se nota en la última linea de la derecha. Que se compra y se vende nuestra intimidad con cookies o sin cookies, y nuestra persona es otra línea en las grandes bases de datos del consumo mundial.
No sé si preguntarme que es lo que de verdad importa, pero hoy, escuchando a Bocelli lo que me viene es la miseria del Imperio hijo de presbiterianos y puritanos, que se empeñan en que todo el mundo piense como ellos, invaden para destruir, invaden para aniquilar las poblaciones que se encuentran. (Ahora si lo digo, en Vietnam los americanos mataron entre uno y tres millones de personas en veinte años, es decir entre cincuenta y ciento cincuenta mil personas al año).
No quiero pensar que el teniente coronel que interpreta Duval en la película, y que arrasa un poblado desde los helicópteros al son de la cabalgada de las Walkirias, al que el olor a napalm por la mañana le “pone”, o se empeña en hacer surf bajo el fuego enemigo no sea una clara expresión de la arrogancia anglosajona, con su sombrero del quinto de caballería, en honor del General Custer, empeñado también, por cierto en el exterminio de poblaciones autóctonas.
No sigo que me cabreo

Bradbury, Huxley y Orwell


Los pongo por orden alfabético, para que no se diga, pero al enfrentarme a sus obras más representativas para lo que quiero desarrollar, tanto monta monta tanto.

Y esas obras a las que me refiero, son, como ya se pueden ustedes imaginar, Farenheit 451, Un mundo feliz, y 1984. Obras que no solo nos describen mundos que allá por la primera mitad del siglo XX, suenan mucho a futuro incierto, sino que me plantean hoy la reflexión de lo que de proféticas tienen.

La base común es la existencia de sociedades regidas por regímenes autoritarios, élites, o directamente dictatoriales en forma de castas que intentan neutralizar la libertad del ser humano, su creatividad y su posibilidad de desarrollarse fuera de unos cauces estrictamente marcados por el poder.

Bradbury y Orwell buscan el camino de la represión, cambian la historia por las bravas, y obligan a los ciudadanos a actuar de una forma, en demasiadas ocasiones, contraria a su deseo, o a su necesidad. En ambos casos lo que consiguen es rebeldía, y esa rebeldía, al final supone un riesgo para el mantenimiento del orden social preestablecido.

La caída del régimen soviético, en donde la represión intelectual, acaba volviéndose contra el régimen es un ejemplo palmario y acaba con él, si hablamos de algo más cercano, nuestro régimen franquista sufre el mismo final, por las mismas causas. El legado de Franco, se diluye en poco tiempo, y las sociedades que ocupan el espacio liberado inician caminos nuevos.

Hasta ahora no hemos hablado de libertad, ni cuál es es estado de Rusia ahora, o de España. En el primer caso, sigue el mismo patrón de reprimir el desarrollo de la creatividad humana por la fuerza, y aparentemente siguen sus ciudadanos intentando reaccionar contra la tal situación. Posiblemente lo consigan, o quizás no.

El asunto no es tanto si se consigue un hálito de libertad o no, el asunto es si la fuerza y el terror son eficaces para mantener una estructura de poder sobre la gente, y yo creo que no, contra eso el ser humano reacciona, ya saben ustedes, la violencia genera violencia.

Prefiero la posición de Huxley, que directamente elimina la variedad humana, define las castas que se producen de alfa a epsilon según las necesidades sociales, las integra en una cadena de producción , a lo Henry Ford, y a sacar Ford T, o Mustang según convenga. 

De hecho, y Orwell también lo hace, intenta que la gran masa de seres humanos, estén idiotizados, el SOMA de Huxley y el mensaje que Truffaut sitúa en el metro «No piense, diviértase» es todo un paradigma. Las castas de Orwell son más bravas, pero al final se trata de que los beneficios de las sociedades, caigan sobre una élite, y el resto sobrevivan en el convencimiento de que eso es lo mejor a lo que pueden aspirar, Orwell acaba con la ¿libertad?, usando la tortura.

Las novelas, que supongo conocéis, y tenéis en vuestra mesilla de noche, junto con «El príncipe» y el «Arte de la guerra», van por su camino, y siempre aparece, como en La Fundación, un «Mulo», que lo revienta todo. 

Hay un dolor común en las tres, y es que el marxismo aún duele. A Huxley porque lo tiene encima, (A british distance, of course) a Orwell y a Bradbury porque ya saben qué significa, aunque en su aura romántica se sienten demasiado cerca de lo de protección a las clases desfavorecidas que conlleva ser de izquierdas moderadas.

Me hace mucha gracia que Bradbury nos comente, que eso de quemar libros le viene de Mcarthy, al que veía con cara de hacer una pira como la de la Humboldt, y lo tenía de los nervios, que la tal caza de brujas con la que convivió era apechuscante como poco.

Pero sigamos con estos mundos distópicos, y con una característica que hay, creo yo, que tener en cuenta, y es el lenguaje. Para eso Orwell se inventa el Ministerio de la verdad, todo un laboratorio de manejo del lenguaje, para influir en lo que las personas (permitan ustedes que use ese término hablando de manipulación del lenguaje, que no es lo mismo decir súbdito, ciudadano, el pueblo…) ya que nos crean en el cerebro imágenes y conceptos diferentes, de forma que su utilización derivan el entendimiento del concepto hacia donde el manipulador desea. Cada vez que oigo que en España tenemos un Ministerio de Igualdad, se me viene el mundo distópico de Orwell encima desbordándose.

¿Cómo nos defendemos hoy los individuos (no súbditos, no ciudadanos, no parte del pueblo) de todo esto que alguien (en singular o en plural reducido) ha diseñado para poder dirigir según sus intereses a la sociedad (nunca nuestros intereses)?. Mala respuesta tiene la tal preguntita, y a poco que nos demos cuenta, caeremos en que hay una lista casi infinita de simplificación del lenguaje, que evita la puesta en marcha de los mecanismos de discernimiento basados en los estímulos que las palabras y los matices crean en  nosotros. Esa es la base de la discusión, del entendimiento del entorno.

Orwell lo explica muy bien cuando habla de como el Ministerio de la Verdad, va reduciendo el vocabulario…..»No necesita decir que algo es malo, di que es «no bueno» y no digas que es excelente, dí que es bueno+. 

En fin, ya sabéis, «La guerra es la Paz», «La libertad es la esclavitud», «La ignorancia es la fuerza», y sobre todo potenciar la existencia de un enemigo común, externo e inalcanzable, en el que verter los famosos dos minutos diarios de odio. Por cierto hoy es lo que nos toca a los españoles en Sudamérica, que tenemos a políticos acorralados que nos necesitan de enemigos para tapar sus vergüenzas….

Con estas premisas, por lo menos, podremos identificar varias cosas:

El Gran hermano, no está en grandes pantallas públicas, lo llevamos en el bolsillo. Nos ve siempre, nos escucha siempre, nos lee siempre, y además, le decimos lo que pensamos. Es más, si no pensamos como «se debe», hay mecanismos para redireccionarnos a las áreas que seamos útiles al «poder». Los famosos algoritmos, nos pueden redirigir hacia donde convenga. Lo saben todo de nosotros. Lo tienen fácil. 

El Soma de Huxley, también está en esas pantallitas. El juego que nos hace más felices está a nuestro alcance de forma automática, y dedicaremos horas y horas a poner la bolita en su sitio, o en matar al malo, en vez de analizar nuestro entorno, para poder tomar libremente nuestras decisiones. 

¿Y la neolengua?, pues sí, estamos perdiendo palabras en las redes sociales, de forma que en aras de la inmediatez, quitamos letras, reducimos vocabulario, y con ello reducimos nuestra comprensión del entorno, de forma que lo que nos queda es el «No pienses, diviértete».

Y lo siento, Mr. Bradbury, ya no es necesario quemar los libros. ¿Para qué?, ya no leemos, hay cosas que nos entretienen más con mucho menos esfuerzo, y por cierto, no cesan de crecer en número.

Yo puedo acordarme de las películas que ví, desde que tenía uso de razón hasta que las plataformas audiovisuales hicieron su aparición, que ahora no sé siquiera qué mierda de serie, o de película de la Marvel estoy viendo. Y eso son horas que le robo a mi comprensión del entorno.

Permítanme ustedes que les recuerde algunos malditos eufemismos que suenan a orwelianos, y que hoy, con cierta perspectiva, pueden darnos la dimensión de lo que sucede.

«Esta guerra es para llevar la democracia a Irak»..George Bush.

«Estamos sufriendo un crecimiento negativo» Cualquier político durante la depresión de 2008.

«La crisis sub prime» Para definir la depresión del 2008

«No es un despido, le estamos dando la posibilidad de que descubra nuevas vías de desarrollo personal» Paradigma de ¿Quién ha robado mi queso?.

«Hay que ir a la moderación salarial», ¡como si los salarios en algún momento se hubieran desmadrado!

«La flexibilización del mercado de trabajo es la solución», A nadie le gusta un esquema rígido, aunque sea el que mantenga los derechos de los más.

Y así….»ad nauseam»

Podemos seguir con las falsas noticias que se nos aparecen a cada esquina, y de las que cada día tenemos menos posibilidades de defendernos, ya que se nos mezclan con una multitud de impactos, en los que hay verdades y mentiras.

En definitiva, parece que se ha conseguido, al menos en el mundo occidental la capacidad de análisis y de conocimiento de la realidad de nuestro entorno, se ha reducido, en las dimensiones apuntadas por estos tres escritores, y veo difícil la marcha atrás. 

Y es que a la edad en la que mi generación leía Moby Dick, las aventuras de Tom Sawyer,  las aventuras de Kipling, London, o la picaresca española, por ejemplo, hoy se está navegando en zonas exentas de un lenguaje que facilite el desarrollo del sentido critico, y consecuentemente direccionar a esas generaciones va a estar chupado.

¡Nos están dando por donde amargan los pepinos!

…..Sangre de Hispania fecunda

Mi amigo el Profesor Felipe Debassa, ha publicado un cabreo a cuentas de las campañas que se están extendiendo en Hispanoamérica acerca de lo malutos que hemos sido los españoles, aprovechando una entrevista de una televisión colombiana al Profesor Azcona. No he podido por menos que responderle, y recomendar que se busque en You Tube la citada entrevista.

Me ha encantado el comentario que haces a la entrevista del Prof. Azcona, de la misma forma que me ha parecido magnífica la respuesta al entrevistador, a quien por cierto le ha dejado sin demasiadas ganas de réplica, y planteándose cuántos oyentes manipulados iba a perder al emitir esas cosas…..en fin.
Si me permites, quisiera añadir algo, no desde el punto de vista de un profesional de la historia, que no soy, ni podré llegar a serlo, dada mi provecta edad, sino del pobre gachupín pendejo que se ha pateado el continente, que por cierto debería llamarse Colombia, desde St John’s a Ushuaia, y desde Vancouver al Cabo de Hornos, a Juneau no pude llegar, que los yankis descubrieron que había visitado Persépolis e Isfaán, y me negaron la entrada. (No voy a entrar en detalles si desde Edmonton a Punta Arenas, o al Chalten, pero también).
Desgraciadamente no he conocido ni Uruguay ni Paraguay, aunque los he visto de lejos, pero eso no vale.
Cuando cruzo el norte, hasta el Río Grande, por mucho que me esfuerzo, no logro escuchar ni una sola palabra en las calles en las lenguas autóctonas americanas anteriores a la llegada de los ingleses, mejor dicho, de los puritanos, y de sus enemigos, en aquella época, y aún hoy, los prebiterianos escoceses. Todos hablan un mal inglés, porque bien es sabido, que ni en las películas se encuentra a un descendiente de los indígenas pre Pérfida Albión, ¡Ah!, y los negros, ciudadanos de segunda o tercera que si no los eliminaron, no fue por falta de ganas, unos porque les cultivaban el algodón, les calentaban la cama, y les limpiaban la casa, y otros por aquello de la pela, que si se cargaban el esclavismo, se cargaban a un competidor, y ahí los dejaron a comerse los mocos, que como no eran WASP, pues que les den, que aquí somos muy demócratas, ssi tu etnia es la apropiada.
Los que quedan, están recluídos en reservas, y sus posibilidades de alcanzar la presidencia bien de Canadá bien del vecino del sur, son directamente cero. Y llevas razón querido Profesor, a eso se llama genocidio, y lo demás son bobadas.
Dejando las islas a un lado, (mucho habría que hablar del Caribe, del esclavismo, de Jamaica….pero será otra vez) lo primero que te encuentras al cruzar el Río Grande, es que la fisonomía de la gente ya no es la del blanquito, alto, rubio, de ojos azules, sino que son morenito, bajitos, de pelo oscuro, vaya, que tienen mucho de precolombinos, con algún toque extremeño, los hay ladinos(mestizos) a partes iguales, o directamente precolombinos. Paseas por Chiapas y ….tamblén se habla castellano, entras en Guatemala, y si te preguntas donde están los mayas, y por qué se extinguieron, resulta que no, que los hay a cientos de miles, hablando su quechua, o alguna de sus variedades, y en algún caso, algo de castellano. Poco genocidio vi por aquí, es más, si vas a Chichicastenango, verás como se adora a la Pacha Mama, a la Virgen con tres niños, y caminarás entre gente y mercados milenarios, y en el lago Atitlán podrás darle algo al Maximón….y si quieres
Y así vas viendo, a medida que te adentras en el continente, que la Amazonia está poblada por los de siempre, hasta por tierras de Manaos, a pesar de las industrias caucheras, que algo de mezcla trajeron.
Quito es una ciudad indígena, menos los palacios e iglesias que construyeron los «genocidas» españoles, no te digo Cuenca, no te digo…..De La Paz, de Sucre hasta de Potosí, o Arequipa..(por cierto, repasaros la biografía de Antonio José de Sucre, ya que estamos.

Entrad en el Altiplano, y ya me diréis lo que hay de genocidio,
Y sí, como dice el Profesor Azcona, está lleno de Universidades fundadas por los genocidas españoles, de hospitales, de templos religiosos, de edificios civiles y oficiales, que nadie parece decidido a eliminar, para que no quede nada de lo que trajo el Imperio español, ¡malditos genocidas!. Si quitas la herencia española, no sé yo lo que queda, pero lo veo «futut». Eso sí, una estatua es baratito tirarla, y ademas sale en la tele y se hace viral.
He visitado las misiones en Bolivia y en Argentina. En Bolivia siguen en pié, y siendo útiles a la manera del siglo XXI al los chiquitanos, y no ví a nadie que renegara de esa herencia, todo lo contrario, (debe ser el síndrome de Estocolmo). He visto los pueblos mochicas cerca de Trujillo viviendo como siempre, Lima, Cuzco, llenas de templos, de palacios, que si recuerdan al genocida español deberían arrasarlos de una vez, incluída la Iglesiuca de San Martín de Porres, que a la postre fue un efecto colateral de la religión de los malditos españoles.
¿Qué quedaría de Bogotá si destruimos Santa Fe?, ahí, recordando como nos dedicamos a apiolar indígenas.
Los españoles llegamos a ese lado del Atlántico, con permiso de la Santa Sede, a cristianizar, que si no, nasti de nasti, así que lo primero que se hacía era bautizar, lo que te convertía en ciudadano español con todos los derechos, a la romana, vamos, y sí, que hubo quienes se pasaron, cierto, pero también lo hacían en España, y hoy lo hacen los seguidores de las economías ultraliberales, los políticos corruptos, y quién tú quieras. Pero a esos, aunque tarde y mal , ayer y hoy se les persigue y, a veces, se ganan un pescozón. Si la genocida España, no hubiera protegido a los nuevos subditos de la corona, Fray Bartolomé de las Casas, jamás hubiera levantado la voz, y ciertamente, parió una forma de «Declaración Universal de los Derechos Humanos». Un anglosajón jamás lo haría, (recordad el otro genocidio británico en Australia), allí a los aborígenes, directamente no se les consideró seres humanos por ley dándoles derechos, hasta la segunda mitad del siglo XX.
Así, que no me fastidien, que estoy muy mayor, que si no llegamos los españoles, andarían aún comiendo corazones recién sacados de los pechos de los prisioneros, o directamente, si hubieran aparecidolos ingleses, no quedaría nadie.
Así, que por favor, hagan lo que quieran, pero digan la verdad, y esa está en los estudios científicos de los historiadores, que, por cierto, deberían abundar más, de forma que llegasen a las escuelas, que es donde estos temas deberían explicarse, y sobre todo evitando el presentismo.
Para terminar, solo se me ocurre una frase o comentario que he debido oír o leer en algún sitio: «La conquista, la hicieron los aborígenes americanos, y la liberación la hicieron los españoles»
Valet

Melones y sandías

Esto es como los melones y las sandías, que aparecen en verano, y me refiero a las huelgas de transportes públicos. Que si en Barcelona se bloquea el aeropuerto, que si por toda España de descaraja el tren.

No importa, al final quien apechuga es el mismo que paga los impuestos, la puñetera clase media, que cuando tiene que descansar, y alejarse de las miserias de su trabajo, de las neuras y los robos de los jefes, de los aumentos de precios de los paquetes vacacionales, tienen que soportar el extraordinario puteo de los sindicatos, de las reclamaciones laborales en donde más les duele.

Qué le vamos a hacer, supongo que es la venganza de UGT, y de los COCOS, por haber sido abandonados por los trabajadores, y hay que hacer publicidad de que algo hacen. Miseria, nada más que miseria.

Cuanto mejor sería ir a dar la barrila a los responsables de los desaguisados del Prat, o del puteo de ADIF o RENFE a sus empleados, y me refiero a reventarles las vacaciones a los directivos, a los responsables del ministerio de turno que no han atendido las reclamaciones justas de los trabajadores.

Que no, señores sindicalistas, que no están ustedes ayudando a sus representados, están ustedes literalmente jodiendo a toda la sociedad, que a base de tanta ineficacia por su parte, les han dejado sin asociados de pago, que lo que únicamente les importa son los liberados, es decir currantes que cobran sin currar, y por supuesto, y que no falten las subvenciones, que al ir a cargo de nuestros impuestos, no deja de ser una cuota de afiliación obligatoria.

Ni el sindicato vertical fascista lo hubiera hecho tan bien. Han superado ustedes a los sindicatos verticales, se lo garantizo, porque nadie de ustedes se atreve a bloquear los puertos deportivos hasta que el problema en discusión se resuelva.

Al señorito ni se le toca, al obrerete se le machaca y se le utiliza “ad nauseam”.

Hoy me entero de que faltan médicos de familia, que el maldito ministerio, ocupado por socialistas hoy, por peperos ayer, se han dedicado a hacer firmar contratos de una tarde, ¡en médicos de familia, donde la relación a largo plazo con el paciente es lo fundamental!

¡Las vacaciones que le iba a dar a la ministra actual, y a los ministros de antaño, hasta que se comportaran con una mínima ética, y no hicieran con otros lo que desde luego nunca aceptarían en su profesión!.

Pero al final, ¿qué más da?, se cubre el expediente y si pagamos los ciudadanitos de medio pelo, no pasa nada, somos muchos, y con las herramientas que ofrecen los sistemas de comunicación hoy, junto con las redes sociales, se afina el mensaje adecuado y a otra cosa, nos lo tragamos todo mientras nos cabreamos en el mostrador de Vueling, o en el andén de RENFE, mientras nos destrozan las vacaciones.

Como los melones, ya lo he dicho, y que nadie se preocupe, que no van a hacer cambiar nada ni a Adif, ni a RENFE, ni a IAG, que el folloncico seguro que está pactado, que llega hasta aquí, no hasta allá, que a los dirigentes no les afecta, y es el empleado quien paga, el eventual que cae en la lista negra, y el ciudadano, de clase media, quien acaba con las vacaciones arruinadas, por lo menos.

Al final, no es cuestión de que coja un cabreo más o menos fuerte, es que parece que hay una conspiración contra el ciudadano, que nos hemos creído la palabreja, y la realidad es que de súbditos no pasamos. Por cierto del servicio a jets privados, no he oído nada, que esto afecta en un 80% a los de Vueling, los de los asientos de setenta centímetros, y los que te cobran casi por mear en el avión.

Dejaremos el tema, que ni voy a ser yo quien lo cambie desde esta bitácora, ni ganas tengo de hacerlo, pero al menos sí me apetece dejar el testimonio de que es una situación que no puedo considerar más injusta.

Por lo demás, sin novedad en el frente, mi capitán, que los periódicos y los noticiarios cuentan todos lo mismo, hasta que llegas a las páginas del corazón, que ahí mandan las exclusivas de las que vive el famoseo, que tanto se queja cuando le preguntan por sus relaciones de pareja.

Todo muy veraniego, hasta parece que alguien se dedica a matar a la gente en Barcelona, que se han tenido que organizar grupos de súbditos para echar del metro a los carteristas, esa pobre gente que tiene que ir maltirando de monedero en monedero.

Los “Mossos” parece que todo lo que no sea lo del rollo indepe, se lo pasan por el forro, que si les matan a un chino en el Olimpic, no importa demasiado, hay muchos, y si apalizan a un pollo en el Raval, pues muy fácil, no haberse metido por donde no se debe, que siempre me lo ha dicho mi madre:

  -Hijo por esas calles de la derecha de las Ramblas no te metas.

Y así andamos, con los calores estivales que nos traen estas sandías y estos melones que debemos tragarnos sin pestañear, y si no nos apetece, la próxima vez intentas nacer rico o sindicalista, de esos que montan la huelga, y viven de las subvenciones.

Parece que el calor me ha cabreado, y no quiero ocultar que un poco sí lo ha hecho, ¿para qué engañarnos?, y es que debería dejar de leer a Orwell, que me hago bola con el Ministerio de la Historia, la Policía del Pensamiento, y los animales de la granja.

Su distopia la hemos superado con creces. Creo que el bueno de Orwell volvería a morirse si descubriese que las televisiones que ponía el Gran Hermano para vigilar a la población, hoy las tenemos más sofisticadas y encima pagamos por tenerlas.

Además la censura que era perseguida por la Policía del Pensamiento, hemos decidido montarla entre nosotros escandalizándonos cada vez que alguien pone algo políticamente incorrecto en las redes sociales.

Ánimo que queda poco .

Las elecciones que vienen

Parece que nos metemos de lleno en esos períodos electorales que tanto me giban, y que hace unos años, aún me ilusionaban….pero hoy…. Me dicen que los expertos en conductismo social son los que se van a poner las botas apelando a nuestro cerebro reptiliano a través de las redes sociales y no sé cuantas cosas más, es decir, van a buscar como excitar nuestras reacciones más primarias, la de satisfacer el hambre a cualquier precio, reaccionar al miedo con la huida o con el ataque desesperado, o el sexo.

De esta forma, empezarán, si no han empezado ya los mensajes tendentes a llevarnos como manada hacia el interés de quien sea más hábil en el manejo de estas técnicas tremendas, bien ensayadas en el Brexit, en las elecciones americanas, o por estos lares con la irrupción de Podemos o de Vox, sin ir más lejos.

Y es que ya nos movemos por instinto, el pensamiento queda como último reducto de aquellos que memorizaban los grandes clásicos en Farenheit 451, o por quienes quieren manipularnos a través de los malditos algoritmos que nos manejan a través de nuestros espejitos de colores. Tremendo, como decía un señor en la radio hablando de estas cosas. Contaba cómo una compañía tabaquera lanzó su producto para que fuese consumido por adolescentes.

Muy fácil, “Manténgase fuera del alcance de los niños” bien claro en el paquete, bien claro en la publicidad. Al final el adolescente acababa considerando el uso del tabaco como una prueba de hombría, una forma de salir del círculo de los niños, – Anda sal de la habitación y ve a jugar que los mayores tenemos que hablar- (y fumar). Así que es como una prueba de iniciación, una llamada a ser reconocido en la manada como uno de los que ya son miembros de pleno derecho.

Es como nos tratan las falsas noticias que empezarán a difundirse por las redes sociales, a golpe de click, a golpe de me gusta, deditos levantados, deditos mirando al suelo. No pienses, deja que tu instinto te lleve, no sigas las discusiones sobre las propuestas electorales. Son como las del marujeo de las televisiones generalistas, todo gritos, todos a intentar dejar su mensaje, a intentar vender su libro.

Deja que tu instinto te lleve, que yo dirigiré tu instinto, no te preocupes, que lo dice Facebook, que lo dice Twitter, que lo sé de buena tinta, que ese ha dicho que me lo da todo, y mi grupo de amigos está vibrando al unísono mirando el último banner a la vez.

Decía no sé quién que quizás deberíamos desconectarnos de todas esas redes, pero deberíamos añadir a los demás medios de comunicación, y ¿por qué no? a las series esas de Lannister y Stark, que nos llevan de paseo por mundos de buenos y malos, nunca de personas multifacéticas, y en esos dualismos me dicen que van las instrucciones de lo que tengo que hacer delante de una urna.

Y a todo esto, parece que los ricos de siempre siguen siendo los mismos, que Forbes o Fortune pasan ejercicio con un corta y pega, que Bezos, Gates, Ortega, y sus primitos siguen en su sitio, discutiendo en Davos, en el Bildenberg, en la trilateral, en el Club de Roma, cómo hacer que sigamos consumiendo lo que no necesitamos, más intensamente, con más inmediatez, con ninguna reflexión. ¡Todo al alcance de un click!, ¡No sueñes, compra!, no analices, simplemente vota, no escuches, simplemente oye.

Y así nos enfrentaremos a las urnas, y nos avisa un jefazo de nuestra EU, de los peligros que nos acechan en estas elecciones, que hay malutos que no quieren a Europa, que a saber que mensajes subliminales, o no tanto van a colarnos. Que por favor mantengamos la guardia bien alta…..y por favor votaaaadmmeeee. Gracias.

Pero es lo mismo, ya se ha decidido por aquellos que pueden hacerlo, por donde nos van a llevar, sin duda, sin la menor posibilidad de error, y lo demás es seguir el juego, ese al que juegan nuestros políticos y los que no son tan nuestros, que al final no son más que marionetas de quienes manejan el engranaje.

Pelean por un sueldo, y no sé si les dan bonus por objetivos. No, no voy a estar a gusto estos meses que se nos vienen, por mucho que intente separarme de la vorágine que se nos viene encima, porque ni dentro de mi concha de galápago ecuatoriano voy a ser capaz de sustraerme al maldito influjo. ¡Vota a Gundisalvo!.

Espero que la sangre no llegue al río, no interesa, que a alguien le viene de perlas que se exprima al máximo las posibilidades del ciudadano, las grandes fortunas nos necesitan para seguir creciendo, como debe ser en esta nuestra tan bien diseñada sociedad de consumo.

Y que nadie se me altere, que no pienso ponerme más conspiranoico de lo razonable, que tampoco voy a ponerme populista, a lo Trump o a lo Iglesias, y mucho menos voy a presentarme a las elecciones, no ando buscando el sueldecito de diputado, aunque no me vendría mal.

Espera, que me lo quitan de la pensión de jubilata, o quizás no, que lo de los políticos a lo mejor va por otro lado. Le preguntaré a Don Josep Borrell, (cuidado con ell) . Así que nos seguiremos viendo en nuestras rutinas diarias, en nuestras pequeñas tareas, esas que tanto ayudan al crecimiento de las grandes fortunas, sin problema, que soy muy solidario, mientras los malditos algoritmos nos van arrebatando uno a uno los pocos resquicios de libertad de pensamiento que nos quedan.

Y lo peor de todo es que se ha puesto a llover y no he podido ir a jugar al golf, que no nací en esa parte de Gran Bretaña que quiere separarse de Inglaterra, pero quiere seguir en esa Europa con elecciones un día de estos. Ya ves, miraré en Twitter, por ejemplo, si hay instrucciones de qué debo hacer, y lo más importante, cómo tengo que sentir, y lo esencial ¿cómo lo comparto?, que emorticones hay de sobras.

¡Que nos den!

La cuesta

Ya han pasado las saturnales, y lo que nos queda, apenas, es contemplar los restos del naufragio. Restos, por otra parte que piensan recoger, a poco que nos descuidemos las rebajas de enero, el roscón de reyes, y su pastelera madre.

Es una pena como queda uno, hecho unos zorros, deshilachado, con los hepatocitos negociando una tregua, apoyándose en una muy visible bandera blanca, y con menos guita en los bolsillos que el Rodolfo de la Bohème. Cosas veredes Sancho…

Y por si todo esto fuera poco, ya nos están amenazando con eso del día de los enamorados, que a más de uno le va a costar una cenita romántica y un pedazo de oro, o mucho peor, uno de esos mejores amigos de las mujeres, que nos recordaba la inefable Marilyn Monroe en alguna de sus inolvidables películas de cuyo título no me acuerdo, ni falta que hace.

No hacemos carrera, ni de broma, y como el tiempo va pasando, la crueldad de la vida se te asoma a la que te descuidas, que uno se cree Richard Gere, y no llega a Mario Moreno, ¿qué le vamos a hacer?.

Y es que andaba el otro día en el autobús, en el metro, en el tren ¡¿Yo qué coño sé!?, mirando de reojo el escote de una veinteañera de buen ver, bien parapetado tras mis gafas de sol, como cumple, y de pronto la muchacha levanta la mirada de su espejito negro, y con su mejor sonrisa se dirige a mí:

  • Señor, tome usted mi asiento.

El mundo se le viene a uno encima, que debería ser yo el que anduviese cediendo el sitio a las personas de edad, y va la mocosa esta, y de repente me recuerda una de esas realidades que intentamos, al menos yo, dejar para mañana.

Claro que mi venganza fue terrible, que para eso ya voy teniendo más conchas que los galápagos ecuatorianos:

  • Muchas gracias, “SEÑORA”, le espeté, las damas son las que deben ocupar los asientos, y jamás aceptaría ocupar su puesto.

Y a otra cosa, que recuerdo la primera vez que me llamaron señor, obviando lo de chico, muchacho, chaval, colega incluso, también me lleve una buena impresión, y dosis terribles de meditación posterior.

Reconozco que me porté como un cabrón, y siento, que esa ya, “SEÑORA” para el resto de su vida no va a volver a ceder a nadie su asiento, vaya donde vaya. Pero es que hay cosas, en fin.

Como siempre hay que aprender de los mayores, y recuerdo a mi madre cuando se vio en esa misma tesitura, decidió no volverse a teñir sus canas, y disfrutar de la buena educación ajena.

Mala cosa la mía, que aún me creo un rompecorazones, y voy más a Vittorio de Sica o a Charles Boyer, que al Delon o al Belmondo de los sesenta, y es que la vida anda de esas formas, nos pongamos como nos pongamos.

Y si habéis llegado hasta aquí en vuestra lectura, os habréis dado cuenta del hecho que actué como un viejo verde en eso de asomarme a escotes en donde nada se me había perdido, aunque la cosa pasase desapercibida, ¡Deo gratias!, y que las referencias que hago a terceras personas son todas ya dignísimos cadáveres, o provectos ancianos, así que algo de agua debe llevar el río.

Que me pongo a pensar en la farándula, y menos Penélope, que anda por la mitad de su cuarentena, todo lo que se me viene al coleto son mitos sesentones, por lo menos, la Pfeiffer, doña Basinger, Jessica Lange….y hasta aquella rubia que le cruzaba las piernas al poli gordito de L.A., la inolvidable Sharon Stone.

Y es que la “Señora” que me intentó ceder el sitio, a lo mejor llevaba razón, y yo, animal de bellota que soy, en vez de coger el canasto de las chufas, debería haber sonreído, y aceptado el gesto de la gentil dama.

Pero eso como aditivo de la cuesta de enero me superó, lo reconozco, y dejé a la buena muchacha de vuelta a su espejo negro, rompiéndose los pulgares enviando mensajes a sus Chuchitos, eso sí estirándome como un viejo coronel, cuando debía haberlo hecho como un teniente del aire.

Pero la vida es así, y nosotros “asá”, y así nos va, que al menos yo, no aprendo ni siquiera a caballo de los preceptivos buenos propósitos qua acompañan a la tal cuesta de enero. Será que lo de genio y figura hasta la sepultura es más cierto de lo que me podría creer.

Con lo que visto lo visto, no pienso, ni por un momento hacer buenos propósitos con esto del nuevo año, total….con lo que seguiré con mis cosas, o no, que seguir con ellas ya es un propósito. Dejaremos al destino que nos guíe, aceptaremos lo que nos llegue, si conviene, y prometo sentarme sea quien sea quien me ceda el asiento.

Por lo demás, seguiré sentado a mirar qué es lo que pasa por delante, como casi siempre he hecho, que no tengo necesidad de enfrentarme a nada ni a nadie por una nadería, que los de mi generación empiezan a sentir como se nos ensancha la manga, y como las cosas cada vez tienen menos transcendencia, que al final no sabemos ni por qué mataron a Cánovas, ni a Kennedy, y la verdad es que no son nuestras guerras, como no lo es que el tal Jeff Bezos se separe de su santa. Ellos sabrán.

Y me dicen que está haciendo frío, y a lo mejor es verdad, pero, tampoco es que importe demasiado, quizás al Señor Gore por aquello de sus campañas contra el calentamiento, ese que sin ser verdad ni mentira, ya me tiene caliente. Tomaremos unas buenas sopas de ajo calentitas, y a la cama prontito, que mañana no hay (tampoco) que madrugar.

Con su pan se lo coman

De pensionistas y jubilatas


Parece que los pensionistas andamos revueltos, y es que eso de que la poblacion envejece, y que tan bien le viene al gran capital y a la modernisima empresa española (para los tiempos de Lopez Rodo, se entiende), que falta tiempo para prejubilar a la peña, nos ha dado un importante numero de votos, que votamos todos, no como los jovenzuelos, que hasta que no se les consolida el vello pubico, andan los pobres a verlas venir. Cosas de los tiempos, mire usted.
Y hasta esas organizaciones casi franquistas que son los famosos sindicatos, han olido sangre en la cosa, que en el tajo pasan de ellos en el mejor de los casos, o huyen en el m´as sensato.
Y es que somos muchos, ademas tenemos tiempo, todo el que queramos, y encima aunque, como yo, hayamos sido unos zotes toda la vida, la experiencia nos ha enseñado por donde van los tiros, y si hay que tumbar este o aquel gobierno, se siente.
Los peperos estan que no les llega la camisa al cuerpo, los de ciudadanos se estan oliendo la tostada, y empiezan a navegar entre dos aguas, que me recuerdan al extinto Paco de Lucia, los sociatas a su bocata, y discutiendo si vamos por la quinta o la sexta Internacional.
Los perro flautas, no han conseguido demasiados yayos flauta, y es que los jubilatas tenemos, aunque no seamos catalanes, nuestra buena dosis de seny, y en ciertas cosas nos es dificil entrar, que ya demasiadas ruedas de molino debimos trasegar en su momento.
Asi, que a lo que se me parece, buena parte de esos ocho millones de ciudadanos «in pensione», estamos intentando ver que es lo que va a pasar con nuestro salario, que no es cosa menor, y claro como se da la circunstancia de que quien tiene que decidirlo, es tambien empleado nuestro, que con nuestros impuestos se paga su salario, y hasta de ellos salen las comisiones iliicitas que engordan sus bolsillos cuando hacen el nuevo aeropuerto de Tricanillas del Meloquedoyo, a lo mejor ha llegado el momento de arrimar el ascua a nuestra sardina, mire usted.
No lo se, pero si lo que acontece es que hemos formado mal a las generaciones que nos siguen, quizas sea el momento de recordar las viejas histtorias de la transicion, cuando teniamos aquel maravilloso enemigo comun, el tio Paco, el de las paredes, y era facil no solo sacudirle fuerte, sino intentar construir algo que sirviese, no solo para nuestra generacion, que en estas cosas hemos sido siempre muy mirados.
Pero hoy los jubilatas vemos que aquellos pollos quieren quitarnos (y hay muchas formas de hacerlo) lo que ha sido desde siempre un derecho indiscutible en nuestro sistema politico, y es la famosa pension de jubilacion, que dicen es muy generosa. No se yo que pensar.
Lo mas divertido del caso, es que las nuevas generaciones han sido literalmente abducidas por los telefonos inteligentes, por la mal llamada inteligencia artificial, por los contenidos que llenan las redes esas del 4G, y no estan para muchas gaitas, que no saben que coño era eso de Cuadernos para el Dialogo, ni que se escribia en Triunfo, apenas algo sonaba en su memoria, no seguro que no, si le hablaban de cambio 16.
Y estos muchachos estan dejando a los politicos que hagan verdaderas barbaridades contra sus vidas y contra sus bolsillos, no pasa nada, cruzo la calle mirando el movil, que el paso cebra me proteje. Algunos creen que a base de oir las propuestas de los perro flautas, hay grandes verdades ahi escondidas, o que lo que la derechona tradicional les cuenta es lo mas conveniente, que los de derechas han sido siempre gente de bien, gente amarradas a las tradiciones, sean las que sean, que caben desde los meapilas, hasta los que te roban directa o indirectamente.
Lo malo es que como estas nuevas gentes que estan abducidas han dejado de pensar, que todo lo que no sea eso de estar en contacto, o de cumplir con lo que de diga facebook o twitter, o su pastelera señora progenitora, y que no genere un me gusta productor de endorfinas no les mueve, aceptan que tras dos inutiles masters de esos que se inventaron para que las listas del paro no fueran tan escandalosas, si tienes suerte o te vas del pais o sirves copas multilingues en los chiringos de turno a seiscientos chufos al mes.
Me temo que en estas condiciones, lo que nos queda es de nuevo tomar la iniciativa a los que en caso de que nos quede algun pelo, este sea blanco, y volver a poner las cosas en su sitio.
Que pocas cosas mas vergonzosas hay que el mismo pollo que nos dice desde su escaño que la pension de alguien que haya trabajado y cotizado por ello, lo mas probable es que nunca se pague, haya garantizado la suya de por vida a niveles por encima de las maximas del sistema general, con unos pocos meses de asistencia a cualquier camara de esas que pueblan nuestro viejo pais.
Me alegra constatar que los jubilatas salgamos a la calle, pero deberiamos tambien recordar que somos ocho millones, y si hay que echar a patadas al ppero, al perro flauta, al indepe, al ciudadano, (al sociata/bocata no lo pongo, que no necesitan ayuda para dejar de ser), se les echa en las urnas.
Y solo hay que recordar, queridos coetaneos, que conseguimos en su momento que unas cortes se hiciesen el harakiri, que fuimos capaces de crear una constitucion que esta durando mas, mucho mas que cualquier otra, que creamos un sistema que todo lo que necesita es una revision y una limpieza de bajos, que no es tanto.
Lo voy a tener en cuenta en las proximas elecciones, de lo que sea, que esto necesita pasar la revision de los cien mil kilometros, que no es casualidad que el bueno de Puchi, se aferre a la posibilidad de seguir, con sus conmilitones, chupando del presupuesto, y si una nueva estructura le faciita las cosas mejor que mejor,que la vida esta muy cara.
Asi que a pelear, por la pension de hoy, y sobre todo por la pension de la generacion que tiene la cabeza atascada en el teclado virtual de su smart phone, y solo reacciona cuando se siente fuera de cobertura.
Con su pan se lo coman

En la playa de Barcino, junto al mar.

 

Allá, en esa playa del que fue archivo de cortesía, es donde nuestro último hidalgo se cae del caballo, es donde el Caballero de la Blanca Luna devuelve a la realidad, que no a la cordura al gran Don Quijote.

Archivo de cortesía que solamente pone en la escena el decorado, con, seguramente esa Catedral del Mar a las espaldas, esperando que algún menestral o algún aprendiz, o algún judío de la calle Moncada se asome al templo, pase de largo, o simplemente disfrute de la arquitectura, es lo mismo.

Que al final en la playa de Barcino, el Bachiller se enfrenta a la ilusión, la ley natural se enfrenta al sueño, derriba al sueño, y devuelve al Bachiller y al bueno de Alonso Quijano a esa realidad de la que quizás, sin saberlo, habían pretendido escapar.

Y es que el sueño de Don Quijote, no es más que religión y fanatismo, ya que todo se concentra en mantener que su bella Dulcinea es la más bella mujer del mundo, y en esa defensa pone su vida, su honra, sus anhelos. Es esa imagen idolatrada, (por favor dadle el peso correcto a la palabra idolatrada, y relacionadla con lo que de fanatismo encierra), quien le lanza a los caminos, quien le lleva a intentar deshacer entuertos, contrafueros, ayudar al débil, defender honras, y por supuesto a confundir la realidad, una vez construida la propia que no debe ser puesta en duda.

El Caballero de la Blanca Luna, no hace más que oponer a la sinrazón del caballero de la Triste Figura, otra supuesta sinrazón, y el enfrentamiento no tarda en dar la solución, solución que es solo aparente.

Y es que cuando leo esa parte de la historia de nuestro Ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la Mancha, no puedo por menos que leer en ella el paralelismo de la situación que se da en esa mi tierra, en donde un Don Quijote tiene el seso sorbido por la obsesión religiosa de la defensa irracional de su dama, y como consecuencia define su vida, y la de muchas de las personas.

El Bachiller, lleno de racionalidad, es quien acaba provocando la caída de Don Quijote, pero lo hace por la fuerza, como el rayo divino o lo que fuera hizo a las puertas de Damasco caer a Saulo de Tarso.

Pero cuando la irracionalidad es religión, el Caballero de la Triste Figura ofrece su cuello a la lanza, que prefiere la muerte a renunciar a reconocer la realidad de que su dama no es más que una mujer más del pueblo, que el ideal, la fe es lo importante, lo demás es terrenal, es para el villano.

Y sí, parece que la condena que se impuso a la irracionalidad del Ingenioso Hidalgo, de volver por un año a su casa, a su pueblo, a la, digamos legalidad, para que de esa forma se volviese a la cordura, lo que conlleva es la muerte.

Y a lo mejor, el intento de llevar a la cordura a los independentistas, a lo que conduce es a la cordura lo que inevitablemente conlleva la muerte.

Darte cuenta que tu dama es una dama más, que a lo mejor ni siquiera es tu dama, que ella no se ha enterado de tu pretensión posiblemente, puede tener como consecuencia la pérdida total de motivación para seguir viviendo. Y eso es lo que yo estoy viendo en ese sueño imposible que ha sido compartido en mi tierra, aunque el caballero de la Blanca Luna aún no haya derribado al caballero y le haya puesto una lanza debajo de la celada.

Y es lo que esperamos le ocurra a nuestro Triste Caballero Independentista, que alguien lo derribe con el amor con el que el Bachiller Sansón Carrasco lo hace, y que en el suelo, donde se despiertan los humanos de sus sueños, se le pida la promesa de reconocer la penitencia que se le impusiere, siempre sabiendo que en lo más recóndito de su ser eran gigantes y no molinos, que los galeotes eran gente honrada, y que quedan muchas ínsulas que gobernar.

Pero la literatura es lo que es, y la penitencia impuesta ha sido menor de un año, y no es suficiente, hay que hacer que nuestro Don Quijote reflexione, con ayuda, de lo que significa el transitar por caminos de ensoñación y arrastrar a la gente que te quiere. No sé si será posible, no lo parece, que la luz o el caballero que te desmonta como a Don Quijote, como a Saulo de Tarso, solo se le reconoce eficacia en las páginas de los libros.

Y parece que tendremos una segunda parte, que escucharemos el rebuzno de Sancho, que veremos pasar ese cortejo de sabios en procesión estrafalaria, que escucharemos los lamentos por los encantamientos que justificarán los errores que en los choques de realidad y locura acontecen.

Y recordaremos que el Bachiller necesitó dos batallas para devolver a Alonso Quijano el Bueno a la tierra de la cordura, que cuando fue Caballero de los Espejos, salió por las ancas de su montura al recibir el lanzazo de Don Quijote.

Y en las playas de Barcino, junto al mar, es donde se acabarán un día las batallas de esa ilusión quimérica que hace que se muevan las montañas…en los sueños, que en la realidad, para moverlas se necesita maquinaria pesada, dinamita, dinero.

Así que na vez vencido el Caballero de los Espejos, solo habrá que esperar que llegue el caballero de la Blanca Luna, y quedan aún muchos capítulos, muchas aventuras, muchas sinrazones, muchos esperpentos, muchos encantamientos, que veremos ir pasando poco a poco, mientras la economía de nuestro aseado Hidalgo merma a pesar de los buenos oficios de sus vecinos, mientras la belleza de la sin par Dulcinea del Toboso, va poco a poco trocando en Aldonza Lorenzo, con su bigote, con sus caderas anchas listas a parir lo necesario para llevar las tierras.

Dejar Barcino a pié, volver a sentir el contacto con lo cotidiano es lo que deberemos esperar en su momento, y habrá que echar las culpas a los magos que ejercen sus maleficios contra los sueños de nuestro Don Quijote, de nuestros inedepes.

Vale.

La cosecha del cincuenta

 

Que le digo yo a mi amigo, que en Rioja no fue de las mejores, la dieron “normal”, pero en otras cosas no estuvo mal la cosa, desde luego que no.

Y hoy mi amigo me ha hecho repensar la cosa, que no está nada mal eso de reconsiderar como se fue puliendo esa piedra bruta que somos todos y cada uno de nosotros.

Y es que le ha dado nostálgica al hombre, y mira que es leído, así que se ha puesto a pensar en cómo llegó hasta aquí, haciendo un repaso a sus lecturas de juventud. Y dice bien de juventud, que a estas alturas de la película no hay quien se meta ni con Balzac ni con Roa Bastos, que para pillar el nuevo matiz que se te escapó en su momento, casi prefieres cambiarlo por una buena siesta.

Dice mi amigo, y eso explica muchas cosas, que cuando Dany el rojo estaba por el “quartier latin” intentando desarrollar su carrera política mediocre e insulsa, el andaba a florete con Zola y su bestia humana.

Reconoce el shock que le produjo su lectura, y yo no puedo decir ni pío, que Zola nunca fue santo de mi devoción, pero si Stendal, o aquella Nôtre Dame de Paris, o los grandes rusos cuento a cuento o con un Guerra y paz o unos Karamazov para dejarte seco.

Y sí, nos llamó la atención y nos levantó la hormona aquellos Trópicos de Miller, o la buena de Anais Nin, sin olvidar que don Ernesto nos enseñó poesía con su viejo y el mar, o que como no había con qué para ir a San Fermín, nos creíamos que lo que nos contaba era más o menos la verdad.

Sí, los sueños del viejo suicida, nos enseñaron a soñar, como nos metió el viejo maño Sender en el mundo de Cagliostro, o de Roger de Flor, que lo de la guerra civil estaba muy cerca aún y las heridas todavía sangraban en casa.

El pensamiento elevado fuera del Ripalda nos lo ofreció Hesse, que Mann y su sanatorio antituberculoso, no me venía, que se me habían muerto un amigo y una amiga de esa cosa, y recuerdo ir a visitarlos a Torrebonica….pero eso es arena de otro costal.

No sé si mi amigo, ya se lo preguntaré, o no, que tampoco nos moriremos por ello, era de los que a la ciencia le llevaron Powells y Bergier, que a mí aquel Retorno de los brujos, o las historias de Lobsang Rampa, fuera o no un mecánico inglés, me animaron también por la senda del misterio, de lo oculto, de los símbolos, pero sin exagerar que uno siempre ha sido muy superficial, y tirando a frívolo.

Que si no hubiera tenido esa pizca en mi carácter hubiese acabado de catedrático de instituto, terror de los chicos brutos, y eso sí que no.

Pero a lo que iba, que a mi amigo parece que le enternecía eso de hacer una buena escudella en la chimenea, a fuego lento, con brasas de Zola, y mano de Biscuter, y a mí también, que siempre he respetado a las rabizas de Raval, que siempre han sido honestas y grandes pajilleras, oficio que tuvieron que desarrollar para calmar la marinería de la Quinta flota americana del Mediterráneo, pero es otra historia.

No recuerda mi amigo lo que significó para nosotros un poquito más mayores la llegada a los teatros de Sartre, con aquella Puta respetuosa o a puerta cerrada, o las luces de bohemia que Alonso nos llevó a las tablas.

Y es que fue también una forma de forjar nuestra personalidad, como lo fue aquel Novecento de Bertolucci, o en otro plano aquel tango en París que a los españolitos provincianos, y a mí nos dejaron con la boca abierta, y es  que el Ripalda habitaba aún en nuestros corazones.

Y dice mi amigo que lleva treinta años, desde que se separó de Gabo, de Borges, de Paz, de Asturias, de Roa Bastos, sin casi una oportunidad de llevarse un buen nuevo libro a la boca, un libro que le cuente la historia de la humanidad, sea cual sea el punto de vista del autor, y lleva razón, o casi, que en estas épocas de populismo lo fácil es sentar cátedra, y es que sueltas una, nadie la contrasta, se repite por las redes sociales un millón de veces, y ya tenemos una nueva verdad.

Bueno, cierto que hay excepciones, pero pienso que a lo mejor también fueron excepciones esos grandes autores que forjaron a estos rebeldes que somos hoy, aburguesados, sí, pero rebeldes, ¡qué coño!, que nadie se acuerda ni del Caballero audaz, ni de Pérez y Pérez por poner un ejemplo, que lo de José Mallorquí, o Marcial Lafuente Estefanía, lo discutiremos otro día, cuando hagamos la crítica a Corín Tellado.

Y yo le decía:

-Mira, me preocupa lo de mis nietos, que están abducidos por los juegos de ordenador, por la tele, por las redes sociales. Que para que lean algo, no sé qué nueva versión de Moby Dick voy a encontrar para ellos, que a los niños hoy no les atrae Huckleberry Find, que no les apetece cazar lagartijas, y si se manchan de barro les da la alergia a no sé qué.

En ello estamos, que el nuevo Pepe Carvalho es hoy el Inspector Mascarell, que Hercules Poirot no tiene nada que hacer frente al C.S.I. de turno, que Poe ya no inquieta, que Lowecraft no se entiende, no mola, no renta, que te diría un chaval de instituto.

Y como le he dicho a mi amigo, que debía estar cansado porque me ha dado la razón sin discutir, estamos creando, están creando la generación de humanos más manipulables de la historia.

¿Y qué?, ya saldrá un Mulo, como en la Fundación de Asimov (mi amigo no mencionó la ciencia ficción, aunque se lo disculpo) para destrozar en plan Sheldon.

Desde el pesimismo generacional, a lo mejor lo que intuimos los de la cosecha del cincuenta, es que como nuestros abuelos, no hemos sido capaces de descubrir como se va a pulir la piedra bruta a las generaciones hoy en formación, pero seguro que dentro de cincuenta o sesenta años, de alguna forma alguien exprese con cierta carga de nostalgia, que a las generaciones nuevas no es posible hacerles entender la simbología oculta en Star Wars, o en lo que significó el Caralibro, el Silbidito, o QuéApp, y no sabe como hacerles vibrar como sus abuelos vibraron leyendo a Conrad, a Stephen Wolf, o incluso a Umberto Eco.

Pero eso, si os empeñáis, lo discutiremos otro día.

Por el Tibet

Llegar al Tibet era uno de esos sueños que uno no puede dejar de cumplir, siempre que tus condiciones vitales lo permitan.
Y a mí me lo permitieron una vez que dejé atrás los valles del Buthan, volví a encharcarme en el valle de Kathmandu, con tiempo apenas de despedirme, no sabía yo que para siempre, de algunos de los espacios monumentales que me subyugaron en su momento, y que el terremoto que nos robó tanta y tanta maravilla, destrozó apenas cinco meses después de aquellos días.
Los chinos me llevaron a través de los Himalayas, que esta vez se mostraron esquivos, hasta un aeropuerto nuevo bastante alejado de Lhasa, que era donde confiaba en pasar unos días, sobre todo para comprender qué estaba pasando ¡más de cincuenta años después de la invasión china!.
Y como estoy muy mayor, no pienso entrar en esas cosas que son las guerras de cifras, la destrucción de culturas autóctonas ancestrales, se lo dejo a más doctos geoestrategas, de forma que solo diré que mi primera impresión fue la del disgusto que siempre me ha producido el choque con la cultura china.
Y es que donde me encontraba, en ese Lhasa mítico, el del Potala, el centro de la meditación budista, el templo de los templos, el “Palacio real”, de alguna forma, donde el poder religioso y el poder político y administrativo del Tibet, todo eso ya no estaba, quiero decir que lo que quedaba era la carcasa, que el espíritu de la cosa había pasado a mejor vida hacía ya demasiado tiempo.
Decir en China que algo se ha occidentalizado parece que suena a cuento “chino”, pero realmente es así, que llegué a un aeropuerto de provincias muy occidental, viajé por autopistas muy occidentales, crucé una frontera muy occidental, cambié yuanes en un cajero muy occidental, vi líneas férreas muy occidentales, y finalmente me metieron en un hotel chino, regido por chinos guarros como solo ellos saben serlo, pero a precios muy occidentales.
Es creo una de las consecuencias del siglo XXI, estamos rodeados de carcasas vacías del espíritu con que fueron construidas, y nosotros seres vacíos visitamos esos espacios sin la más mínima posibilidad de entender absolutamente nada de lo que realmente quiso significar el Potala, o la catedral de Reims, o incluso el Palacio de invierno de San Petesburgo. Hoy no son más que espacios vacíos llenos de turistas haciéndose auto retratos.

Hasta las interminables colas de peregrinos que llegan al Potala creo que llegan por una inercia de siglos, pero sin saber a qué van, quizás a un lugar de poder, quizás en busca de un consuelo espiritual que esperan encontrar entre las paredes, entre las paredes donde nos mezclamos turistas de todo el mundo, chinos que quieren desarrollarse también como turistas de los de móvil con cámara, auto retratos, cuenco de fideos o de arroz y cerveza, y los peregrinos que serpentean por toda la ciudad en colas kilométricas.
Y el Potala, la parte de la carcasa que me dejaron ver, me emocionó, ya que iba predispuesto a ello, no me había puesto aún el sombrero del escéptico ni del agnóstico, que fue creciendo poco a poco durante la visita.
Y es que como en tantos y tantos centros de poder que he visitado, sobre todo cuando se mezclan ambos, el poder religioso y el administrativo, se crea el espacio idóneo para la esclavización del ser humano.
Y junto al Potala el palacio de verano del Dalai Lama, más poder, más lujo, más oro. En fin, la historia del mundo, así que me quedo con la carcasa, recuerdo las historias del cambio de dueño sangriento que tuvieron los tibetanos, los coches occidentales que circulan por sus calles, con poco orden y menos concierto, así que ya que estoy en medio de una ciudad nueva del siglo XXI, pienso que lo mejor es cruzar la calle, visitar un par de templos “carcasa”, que andan por la ciudad, mirar el mercado, ya occidentalizado, y marchar tranquilamente a cenar a una especie de pub regentado por un holandés que vive aquí desde hace más de cuarenta años, y a saber qué tendría en la cabeza cuando se trasladó.
No pasa nada, te tomas tu hamburguesa de yak, una Heineken, pagas con Santa Visa, procuras que no te escupan por la calle mientras vuelves al hotel, y a otra cosa.
Pues no, técnicamente no está prohibida la religión en el Tibet, no pero su peso se ha reducido enormemente, y ha dejado de ser una forma de vida para muchos tibetanos que pasaban a formar parte de las “nóminas” de los monasterios, esos monasterios que hoy son carcasas vacías, repletas de libros, que posiblemente encierren un saber ancestral, que dudo mucho acabe siendo publicado, no apetece, no hay voluntad en el gobierno chino.
Y lo que se ha hecho desde Beigin, al final, es construir otra sociedad sobre la que existía, y no sé si el nuevo régimen occidentalizado, con valores diferentes mejorará la vida de alguien, la verdad es que tampoco me importa demasiado, salvo por el hecho de que ha sido realizado, al parecer derramando demasiada sangre.
Y hay un progreso material evidente. Nuevas gentes, que quizás puedan ser tachadas de invasoras, quizás nuevas hordas de funcionarios, quizás ratios relativos al bienestar de la ciudadanía se hayan mejorado, quizás formas ancestrales de vida estén llamadas a desaparecer. No voy a juzgarlo, veo una realidad que ni me gusta ni me disgusta, no es para mí, no voy a vivir allí, ni siquiera puedo decir honestamente que me importa, pues al final es cosa de individuos, y los pensamientos individuales se forman en función de la educación, o del adoctrinamiento que reciben, y al final la felicidad es cosa de cada uno.
Ellos verán, lo que yo he visto es un país invadido, una ciudad nueva, un palacio que es como tantos y tantos palacios que he visitado por todo el mundo, carcasas del pasado de las que ignoramos los más de los ciudadanos la razón de ser que tuvieron en su momento, ignoramos los símbolos que querían transmitir, ignoramos si esos símbolos estaban para mejorar las vidas de los más o para que los menos conservaran el poder.
sé si hoy son más felices que ayer, no sé más que si hubo una invasión esta fue cruenta, y eso es inaceptable, como lo fue la revolución de Mao, si hablamos de China, pero como lo han sido las invasiones europeas en América, o las otomanas sobre el imperio romano de oriente.
Hablamos de la historia de la Humanidad, y yo no sé qué decir.
Seguiremos en el Tibet, hablando de montañas, que también existen.