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Ningún plan resiste el primer día de batalla.

No hay día mejor que hoy, para traer a colación esta frasecita digna del caralibro, pero atribuída a Napoleón, cuando seguro que quien la dijo fue Churchill sin mencionar su verdadero autor que posiblemente fuera Alejandro Magno, recogida posteriormente en la autobiografía nunca escrita de Aníbal.
Pero me ha hecho gracia oírla en no sé dónde y no me importa, ya que hoy es el primer día de batalla de este 2016, y la verdad, no sé cuántos de esos planes/propósitos enunciados hasta ayer están resistiendo, por ejemplo la primera comida del año…..Aunque estoy dispuesto a aceptar que la mayoría de nosotros, en esto del año nuevo, y para estos malditos planes, aún estamos contando con el calendario juliano, así que hasta Reyes, no empieza la batalla.
Me pongo en la lista de pecadores, encabezándola con orgullo, ya que me paso la vida con planes, proyectos, deseos, y no me dedico a esperar a fin de año para incrementar la cosa de forma especial. Si toca, y el Pisuerga pasa por la zona, pues adelante con el plan.
Ahora, debo reconocer que me parto de la risa leyendo lo que la gente dice que son sus planes de batalla, esos que no duran ni el primer día, con lo que me confirma nuestra bendita futilidad, o mejor, por no ponerme negativo, nuestra creatividad desbocada al cambiar el plan por otro mejor.
Para celebrar que el gimnasio al que me había propuesto ir ya tenía las matrículas cubiertas, cambio de estrategia y me meto tres cervezas de sofá con patatas fritas mientras me veo de una tacada la temporada de turno del Juego de Tronos, no sea que empiece la nueva y se me olvide que el tal Nieve no se enamoró del enano, y que la rubita de los dragones se ha quitado los lutos conyugales y se ha lanzado al más desenfrenado fornicio con el oficial de caballerizas, vamos, como una Isabel II cualquiera.
Eso del “el día uno dejo de fumar”, pues también tiene lo suyo. Yo lo dejé, quiero recordar hace casi treinta años, junto a la Cola loca, y alguna otra porquería, pero fue a mitad de año, sin premeditación, pero eso sí, con convencimiento, y gracias a Dios, hasta hoy, con ligerísimas transgresiones, que no han hecho más que confirmar mi decisión. Espero, por el bien de aquellos que aún le den al “pucho”, y hayan decidido acabar con el gesto, venzan con dignidad no solo el primer día de batalla, sino la guerra y firmen una victoria incondicional, que les va mucho más de lo que creen en el asunto.
Y así una tras otras de las buenas intenciones que puedan irse desgranando,
-Volveré a dirigirle la palabra al inútil de mi cuñado.
-Le diré a Chuchita que se busque otro, que a mí me tiene ya muy visto, y yo a ella, ni te cuento.
-Pintaré la casa con los colores de mi equipo de fútbol. (Aquí los del Madrit, tienen una clara ventaja sobre los del Barça)
-Leeré más
-Dejaré los cubatas
Pero llega el momento de la verdad, y ves que sobre el campo de batalla, aparece un cuerpo de la caballería enemiga del que tus espías no te habían dicho ni pío, y te encuentras inerme ante ese ataque inesperado.
Es por ello, que llevo ya un montón de años en los que eso de “empiezo a hacerlo el año que viene” ha quedado olvidado en el fondo de ese cajón en el que se guardan los calzoncillos, que no tiene sentido para mí el enfrentarme a Gigantes que se me mudan en Molinos a mitad de acometida.
En estos tiempos de incertidumbre que nos ha traído el siglo XXI, creo que el mejor de los propósitos a realizar es de sobrevivir activando las capacidades de adaptación, que la batalla es imprevisible, y no son seguros ni los bonos del Bundesbank, que ya es decir.
Así que se intentará, disfrutar sin fastidiar más que lo justo, y disculpándose por la tropelía, que los disfrutes te los llevas puestos sin más, y además se pueden compartir.
Por lo demás lo que realmente me apechusca, no son mis propósitos, sino los propósitos de otros, y que acaben afectándome. Me explicaré por si no se me ve venir.
Me apechusca lo que me están ocultando en cuanto a la evolución de la economía mundial, y que me afectará para mal, seguro.
Me apechusca lo que acabará pasando en mi tierra, tanto en mi terruño catalán como en mi patria española, que me veo llegando al poder a verdaderos inútiles ineducados en el más amplio sentido de la palabra, y la van a liar parda.
Me apechusca que estos arribados en su estupidez, no se den cuenta que hay por ahí fuera cantidad de buitres merodeando para llevarse el trozo de nuestro cuerpo, que no cuidemos y defendamos con ahínco.
Me apechusca que sigamos embarcados en una maldita guerra mundial con demasiados frentes abiertos, cada uno con su nivel de destrucción perfectamente definido en diferentes áreas.
Porque tanta guerra es el río de muerte en las guerras de Siria, Afghanistan, Irak, Yemen, Méjico, Egipto, Túnez, Mali, República Democrática del Congo, y los etcéteras que quieras, como guerra es la comercial de los Estados Unidos contra China, o las de los árabes del petróleo contra los yanquies del fracking, o las del mundo ¿desarrollado? contra la Tierra.
No hablo de las guerras cibernéticas, que también me apechuscan, o de la gran estafa a nivel mundial que se está urdiendo, cuando los bancos centrales le dan a la máquina de hacer euros, dólares, libras o yenes.
No hay plan que valga para este escenario en el que nos vamos a mover durante el año que comienza, no resistiría el primer día de batalla, ciertamente, así que confiaremos en que la guerra que yo no he comenzado, y que no quiero que siga, acabe pronto, acabe ya.
La guerra del siglo pasado duró demasiado tiempo. Para mí empezó en Sarajevo, y acabó, al menos en Europa cuando cayó en el 89, el muro de la vergüenza, que abrazaba media Alemania y de forma más mediática la capital, Berlín. Demasiados años son setenta y cinco, y ésta ya lleva tres lustros, y goza de muy buena salud.
Yo seguiré a lo mío, a mis modestias, siempre que me dejen, a seguir disfrutando de mis amigos, de mi familia, y de lo que me vaya quedando en el cacumen. Esperaré, sin poder intervenir en la mayor, que los que nos dirigen, los que no nos dan oportunidades, se queden dormidos un año entero, y recompongamos alguno de los perjuicios que nos han causado. Un año sabático pido, sin que nos hagan putadas, sin que se peleen por el poder, y dejen a las buenas gentes del mundo simplemente vivir.
Pero eso no son planes, son sueños, y no cuentan en esta historia.
Buenas noches, y buena suerte

Oye…y tu chico, ¿de qué trabaja?

Estaba oyendo un programa sobre posicionamiento de empresas en buscadores de Internet.
El especialista, que por su voz debía ser muy joven, afirmaba cosas como que San Google bendito, llega a tener en el mundo de los buscadores cuotas de mercado que en algún caso superan el 90% en países como España, aunque en China no se comen un colín, ni el agujerito de un Donuts.
Hablaba este muchacho, de que Google empieza sus operaciones allá por 1998, o sea, ayer como aquel que dice, y recordaba algunos de los buscadores que fueron desapareciendo con el crecimiento de esta, hoy, enorme compañía…¿Recordáis Alta vista, Panda, incluso Yahoo, o Terra?. Tan cercanos en el tiempo, y sin embargo tan lejos ya en la memoria.
Al hilo de todo esto, me he puesto a considerar, si realmente ha existido un cambio en las profesiones desde digamos hace tres generaciones, proyectándolas al menos una más hasta los que hoy están en el primer tercio de su vida profesional, y si parece que si por las nuevas prioridades que la Humanidad va definiendo.
Mi abuelo nace en 1888, en un pueblón andaluz, en donde se podían tener muy pocas salidas profesionales si te quedabas en el mismo. Podías ser empleado público, esclavo del señorito, o señorito.
Mi bisabuelo, a parte de varios hijos, que es lo que se daba entonces, tenía un sueldo de empleado municipal, que hoy no estaría lejos de lo que se conoce como secretario de ayuntamiento.
Posiblemente tuviese un cierto nivel cultural, y la única salida que vió para sus hijos fue la milicia, y para sus hijas el matrimonio.
Nunca dejaré de agradecérselo, porque si la solución para su prole hubiera sido darlos a la iglesia, yo no estaría aquí, o querría ser obispo como el yayo.
Podías estudiar leyes, o medicina. También podías dedicarte a la enseñanza, o dedicarte a construir casas o caminos. Algunos más avispados aprendían el oficio de banquero, o directamente iban al comercio, negociantes, vaya, se les llamaba.
Los oficios, directamente emanaban de los gremios, y no los voy a listar, porque son de sobras conocidos….y poco más.
Por fin quedaban los artistas, pero ya se sabe, es una raza de las que nunca han tenido buena prensa entre el “establishment”, mientras el artista estuviera vivo. Luego ya era otra cosa.
El desarrollo de las ciudades en el siglo pasado, hizo cestos casi con los mismos mimbres, con muy poca más especialización, ya que de lo que se trataba era de sobrevivir a los holocaustos que tuvieron lugar en la funesta primera mitad del siglo. Profesiones nuevas, muy pocas, muy pocas. Pero el germen del desarrollo de nuevas profesiones estaba ya en la tierra, bien abonado, y con agua suficiente.
Pero el otro lado de las guerras significó avances en campos de la ciencia inexplorados o apenas intuídos.
Quiero pensar en el desarrollo de las comunicaciones, con dos hitos y medio, el teléfono, la radio, y el medio….la tele, claro.
La cantidad de nuevas profesiones que dieron lugar el desarrollo de estos inventos, los que ofreció la aeronáutica, o el desarrollo de la energía atómica en todas sus aplicaciones, hizo, que la pregunta ¿en qué trabaja tu chico?, se hiciera millones de veces, y la respuesta;
-Pues no sabía que eso existía-, se utilizara también millones de veces.
El mundo de Internet ha puesto las cosas patas arriba, literalmente, y en menos de veinte años lo ha cambiado todo, es decir, todo aquello susceptible de ser cambiado, que los Alba siguen en Liria, los Rockefeller a lo suyo, y los Rostchild, con su vino.
Seguro que muchas veces se ha escrito que esto es la tercera revolución industrial, y como las dos anteriores se va a llevar por delante infinitas formas de vida, ilusiones, sueños en todos los países del mundo. Posiblemente sea así, pero ha cogido con el pié cambiado a demasiada gente, y eso tiene un aquel de injusticia sin culpable definido.
Me explicaré, hasta mi tercer curro, que apareció un ordenador en mi compañía, un IBM 36, que nos hizo de lo más modernos, y se usaba para poco más que llevar la contabilidad, eso de la mecanización se reducía a una máquina de escribir eléctrica, y a una grabadora de casette, si querías dejar algún comentario o una instrucción a alguno de tus colaboradores. Hablo de la década de los ochenta, en la que debías llevar monedas por si tenías que llamar a la empresa si andabas de viaje y te surgía una urgencia. A mí me formaron para eso en las escuelas a las que asistí, y si se me hubiera ocurrido decirle a mi padre que mi vocación era la de posicionador de contenidos en buscadores de la red, le da un para allá como poco, y me manda a Sant Boi a que me lo miraran. (Sant Boi era donde estaba el manicomio de Barcelona, vaya, lo de Ciempozuelos en Madrid).
La generación de mis hijas se enfrentó con el mundo digital en estadíos más tempranos que yo, les pilló en su fase de estudios universitarios, pero aunque me sonaba, incluso a mí, si me dicen que se van a dedicar al diseño de sistemas para la explotación de la realidad virtual, les hubiera puesto la misma cara que mi padre me puso a mí cuando le dije eso de la Biología, a finales de los sesenta.
-¿Y eso para qué sirve?, dijo mi padre, y llevaba razón en el momento, la mía fue de las primeras promociones, que antes estaba eso de Ciencias Naturales, y poco menos te veían de “boletaire”, o con una redecilla y un salacof persiguiendo mariposas, actividades por otra parte dignísimas, claro, pero que no se veía si luego te daban para comer o para lo de la hipoteca.
De contar guisantes para ver las leyes de Mendel, o aprenderte las clasificaciones de Linneo, a ser experto en secuenciación de DNA, hay un mundo, que se ha recorrido en muy poco tiempo, demasiado poco, me temo, aunque se ha hecho con eficacia.
Miedito me da cuando veo a los enanos de la familia, dándole a la Tablet de turno, con una facilidad pasmosa, como cualquiera de sus coetáneos, y me hago la misma pregunta, una y otra vez.
¿Serán las profesiones y las especializaciones que empiezan a sernos hoy familiares las que harán productivas a las nuevas generaciones?.
Mucho me temo que no, que ellos vivirán en un mundo que hoy ni nos imaginamos, y lo que hoy es el reino de las telecomunicaciones, con todo lo que conlleva, ignoro totalmente si seguirá siendo la estrella, o los tiros irán por otro lado.
En mi limitación e ignorancia de casi todo, lo que he aprendido, es que la única profecía que he visto, de alguna manera hacerse realidad, fue la de Orwell en su 1984, publicada año y medio antes de mi nacimiento, todas las demás….2001 de Clark, o los cuentos de Bradbury, o las historias catastrofistas, ni se han hecho realidad, o se han desarrollado en universos paralelos. Ni siquiera la peliculilla de “regreso al futuro” dio una en el clavo.
Así que ¿para qué debemos preparar a las generaciones que ahora están apareciendo?. No lo sé, realmente no lo sé, fuera de las tradicionales profesiones milenarias, que ya veremos cómo evolucionan, si la inteligencia artificial sigue desarrollándose.
Muchas veces pienso que al crear protocolos para la mayoría de las cosas que hacemos, junto con el desarrollo de la robótica, mi médico del futuro, será una pantalla, con una inteligencia artificial que posea todos los conocimientos médicos, y unos protocolos que seguirán al pié de la letra, para, seguro, mi beneficio.
Y esa visión es ampliable a lo que se quiera, fábricas con impresoras en tres dimensiones, regidas por inteligencias artificiales, y con robots como obreros. Ya veremos.
Ignoro el futuro, incluso ignoro si el ser humano será bienvenido al futuro, ya que nuestras capacidades son limitadas frente a las máquinas, así que le diré a mi hija que considere legarles a mis nietos los más amplios conocimientos de humanidades posibles, para que al menos sean capaces de entender el que para mi es futuro, y que para ellos será el ecosistema al que deberán adaptarse.
Buenas noches, y buena suerte

Las leyes de la robótica

 

 

Isaac Asimov, escritor, divulgador, y sobre todo un enamorado y activo desarrollador de temas de ciencia ficción, promulgó en su momento sus famosas tres leyes de la robótica, que paso a enunciar, más que nada para recordarlas yo mismo, ya que estoy seguro de que todo el mundo las conoce a fondo.

1.- Un robot no hará daño a un ser humano, o por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.

2.- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.

3.- Un robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando no entre en conflicto con la primera y segunda ley.

Una vez estas tres leyes delante de mis narices, me enfrento a la prensa de hoy, buscando desesperadamente un tema para mi cuaderno de hoy….y.

Mi amigo Emilio Arteaga, desde su página los martes en Mallorcadiario.com, no me sirvió para mucho. Estaba el hombre con problemas casi domésticos, vaya que no le llegaba el agua al piso, con la caló que hace ahora en Palma, y además no hacían los obreros más que zanjas y ruidos, con lo que me quedé esta vez sin su visión cosmológica, que lo primero es lo primero.

Por lo tanto seguí buscando en páginas interiores, y me sale que un buen ciudadano canarión, cuelga un comentario en cara libro, que ni le gusta a su alcaldesa pepera, ni a los guripas municipales, así que ni cortos ni perezosos, a las seis horas se le presentan en su casa para decirle que le aplican eso que ha dado en llamarse ley mordaza, y que le pueden poner una multa de esas que descalabran un presupuesto sujeto a salario medio español, ese que ha bajado hasta los 22mil y pocos euros al año, menos impuestos o abusos de ley para recaudar más, a los que tan acostumbrados están alcaldes y concejales en ese país llamado Pierredos. (Cualquiera pone España, que te aplican la ley).

Dada la rapidez con la que llegó la multa, no pudo ser el fruto de la gestión de los servicios municipales, que ya se sabe, necesitan meses, e incluso legislaturas completas, para llevar a cabo sus acciones, que es la mejor manera de no pifiarla. Ni de un probo funcionario de la administración local en horas de trabajo, ya que es bien sabido, que jamás utilizarían el tiempo designado a tareas laborales a meterse en “Caralibro”.

Así que la alcaldesa pepera debe haber comprado un robot, de esos con inteligencia artificial, gastándose las perras que debía haber usado para arreglar la acometida de agua que tanto afecta al correspondiente canario de mi amigo Emilio.

Claro que si el robot está sujeto a las leyes de Asimov, no pudo ser un robot, ya que jamás podría ser el elemento remoto que le quitara de trescientos a seiscientos euros de la cartera a un ciudadano que vertía sus opiniones en Internet. Pocas alternativas quedan, y una de ellas podría ser la de un aspirante a ser contratado por la municipalidad, no sé, para limpiar, dar brillo y esplendor a la fuente municipal, chivándose a la señora alcaldesa, con eso de hacerse querer, que ahora el trasvase de binlandens se ha puesto difícil. No sé.

Me acuerdo también que hace unos días, un robot le sacudió un mangurriazo a un ingeniero en nomeacuerdodonde, y el pobre falleció. Una de dos, o no era un robot, o no consideró al ingeniero ser humano, que a la vista de cómo tratan a los becarios y  cómo les pagan, lo mismo pensó que eso era indigno de la calidad de ser humano, y procedió por la vía directa.

Porque las leyes de Asimov, son las leyes de Asimov, y la primera es muy clara.

Pero hete aquí, que me encuentro con algo mucho más serio en las noticias de tercera página, y se me viene el mundo encima.

Resulta que científicos, intelectuales, y mala gente de esa que critica, y que es incapaz de entender los sacrificios que hacen los poderosos de este mundo por nuestro bienestar, encabezados además por Stephen Hawking, se ponen finos con eso de la inteligencia artificial.

¡Será posible!

El argumento que esgrimen estos desalmados y desagradecidos seres antisistema, es que se está desarrollando la robótica para fines militares. ¿Te imaginas?.

Ellos piensan que el desarrollo de armas que puedan ser dirigidas contra objetivos concretos, incluso contra seres humanos, sin intervención humana, salvo en el momento de su diseño, es algo que en malas manos, puede poner en peligro la estabilidad y la vida del ser humano. Increíble.

Basan su argumento, en que si esos programas caen en manos de los malos ( y están seguros de que será así), no va a haber cristiano que duerma tranquilo, porque las balas, los misiles, y los petardos de cualquier tamaño y condición, serán susceptibles de que les pongan nuestro nombre en la popa…..y estamos listos. El arma ideal del terrorista.

Ojalá sea el ADN lo que pongan, que gente con mi nombre y dos apellidos hay mogollón, y seguro que hay algún malote entre ellos. Así que si no discriminan me veo como Mortadelo, corriendo delante de una bala con alitas, que me persigue hasta el andén del metro de Antón Martín como poco. Da yuyo, sí que lo da.

Y volvemos a lo de las leyes de Asimov, que un robot no puede hacer daño a un ser humano, ¡y un cuerno!.

Los militarotes, que sin ellos no seríamos nada, salen diciendo, que con esos inventos, las guerras serán menos cruentas, que se iría de cabeza a la ídem de los malotes, y muerto el perro se acabó la rabia. Pues como los malotes desarrollen la tecnología o se la compren a los traficantes de armas que tantas divisas llevan a los países productores, van a cambiar de presidente de los países más importantes del mundo tres veces al día por lo menos.

A lo mejor es que Asimov no hablaba de individuos, sino del ser humano en general, y lo militarotes no nos miran uno a uno, que lo suyo es la muerte al por mayor. No lo sé.

Esto empieza a oler a Terminator, donde se fabricaban robots de esos que acogotaban humanos, pero eso no vale, que prefiero a los robots/mucama, que a los que te envían un pepino por correo certificado.

La única esperanza que me queda es el error. Que esa inteligencia artificial, salga asimoviana, y tome el control del mundo, eliminando cosas como los ambiciosos sin escrúpulos, los políticos de cualquier especie, los asesinos, los ladrones, y todo eso y a los robots o humanos que continuamente actúan en contra de la primera ley de Asimov. No nos vendría nada mal, para llegar a vivir en una Arcadia feliz, capital Bilbao.

Buenas noches y buena suerte

El golf, y la madre que lo parió

 

Los que me conocéis sabéis que me gusta jugar al golf desde hace mucho tiempo, creo que desde que se abrió un campo municipal en el parque de Juan Carlos I, de Madrid, ciudad donde vivo, allá por los albores de la década de los noventa del siglo pasado.

Era pues cuestión de tiempo que en estas páginas surgiera algo relacionado con este juego, y ya que la página es de vertidos, es mía, y no tengo que rendir cuentas a nadie de lo que escribo, más que a la ley, (yo no soy uno de esos pollos nacionalistas que encabeza el Senyor Mas, que si la ley no le gusta, se la salta).

El título de este vertido, hace referencia a un mal y viejo chiste que a la que te descuidas, te lo vuelve a contar cualquier jugador desesperado. Yo no voy a ser menos.

Dos caballeros van a empezar su partida, y se presentan, como mandan las reglas de educación del juego.

-Juan Fernández, abogado

-Antonio Pérez, escritor de temas de golf.

Sale Antonio, y da un golpe malísimo, de esos de casi no tocar la bola.

Los siguientes golpes no mejoran, ni de lejos el primero, y Juan, para bajar la tensión de su compañero, le pregunta,

-¿Y qué libro ha escrito usted sobre golf?

El Golf, y la madre que lo parió.

Después de más de veinticinco años perdiendo bolas por esos campos del señor, debo reconocer muchas de las virtudes de este juego, que si fuese más popular, nos recordaría algunas cosas de esas que se andan perdiendo en esta sociedad del siglo XXI a pasos agigantados, y la primera de ellas la buena educación.

Este es un juego para damas y caballeros, y te exige un comportamiento acorde con la definición, empezando por la forma de vestir, que no es poco.

En la Inglaterra de finales del XIX, y principios del XX, se jugaba con bombachos, zapatos de piel, chaqueta tweed, camisa, corbata, y gorra de lana con visera. En Inglaterra y Escocia, jugaba todo el mundo, sin necesidad de ser el rico del pueblo, (que también jugaba, claro), y aprovechaban las zonas cerca de las playas, donde podía crecer algo la hierba, pero lo que más abundaba eran matojales impenetrables, y arena de la playa. A todo esto, se le debía añadir el viento del norte, y la tradicional lluvia inglesa que hacía innecesario regar los campos. Muchos de ellos además eran de propiedad municipal, así que para jugar, con ser del municipio, bastaba.

Hoy las normas de etiqueta nos exigen a los señoritos, llevar un zapato adecuado, para evitar caídas o lesiones, (yo sigo usando zapatos de piel de los que podría utilizar en la calle, pero con la modificación necesaria en las suelas para no partirme la crisma), debemos llevar un Polo con cuello, o una camisa, con cuello también, de manga larga o corta, y caben los diseños más horteras que uno pueda imaginarse, pero cuello, por favor, nada de la camiseta del pijama.

No puedes salir con tejanos, valen unos chinos, o un pantalón corto, justo hasta la rodilla, (no estamos allí para lucir tríceps).

Me he dado cuenta, que vestido para jugar al golf, puedo ir a cualquier sitio, y estar entre el grupo de los elegantes, sin mucho esfuerzo, hasta en verano con pantalón corto de pinzas. Por cierto las damas, siempre saben cómo vestirse, y las que no saben, jamás pensarían en eso de jugar al golf.

Cuando lees el manual de reglas de golf, te das cuenta que estás delante de un manual de urbanidad, diseñado para hacer el recorrido, (que puede durar más de cuatro horas), lo más agradable posible (los dramas vienen por otro lado).

El equipamiento descrito puede obtenerse (precios de hoy en Decathlon de Platja D’Aro, por menos de cien euros, que como te descuides es lo que te soplan por una camiseta de Messi, haciendo publicidad además de uno de esos estados que se dedican a explotar a los pobres, hasta la muerte.

He jugado en infinidad de países a este juego, ya sabéis que antes muerto que quieto, Sudáfrica, Kenia, Thailandia, Europa, América, el Caribe, en fin donde he caído, y la ocasión se ha presentado, y siempre que he jugado con alguien a quien no conocía, he acabado haciéndolo con un amigo, porque sufrir juntos une hasta límites irreales, lo juro.

Una de las cosas que más me atrae de este deporte, es que quién juega contigo, no es tu adversario, más bien al contrario, es tu amigo, y se alegra con tus buenos golpes, y si cree que puede darte indicaciones que no te molesten para que mejores tu juego, lo hará sin dudar.

No hay otro juego, o deporte con esas características, ni siquiera el tenis, que es de lo que más se le acerca. Quizás el atletismo, pero no lo sé, de veras.

No hay nada como ver un partido de grandes figuras que se están jugando una pasta, y muchas veces una carrera, caminar juntos entre golpe y golpe charlando amigablemente, e incluso bromeando. Claro que siempre hay ovejas negras que se cuelan, pero son excepciones, como un tal Harrington, al que deberían echar de los campos, por intentar desequilibrar a su compañero de juego. Pero eso es harina de otro costal.

Ya he empezado a ser considerado como una persona con cierta antigüedad, o como un clásico, y veo que podré seguir disfrutando de este juego, casi hasta que las fuerzas que me permiten caminar estén conmigo, y eso, ahora que tengo tiempo, me permiten caminar mis siete kilómetros diarios, persiguiendo una bolita, blanca las más veces.

Los cardiólogos recomiendan este juego, sobre todo los que no juegan, que no saben cómo se te puede acelerar la víscera si haces esas cosas que se reconocen como hoyo en uno, o un vulgar birdie en un hoyo difícil.

Tu oponente, como en la vida misma, eres tú, y tu entorno, es decir, el campo, la lluvia, el sol, el viento, y está solo en tu mano mejorar tu juego, quien juegue contigo, es tu amigo, aunque te hayas jugado unas cervezas al que haga menos golpes.

Por último, es un juego, en el que puedes tranquilamente ganarle al número uno del mundo, ya que en función de tu nivel la puntuación se adecúa, así que donde Sergio García debe hacer setenta y dos golpes yo con noventa y nueve, le empato.

Dos de las grandes críticas que se le han hecho a este juego, es lo caro que sale, y el agua que usa, por no hablar del desastre ambiental que provoca.

No voy a calificar caro o barato, pero diré que a mí jugar todos los días del año en mi club, me cuesta menos de ciento veinte euros al mes, que el agua con que regamos es agua reciclada, que como te caiga encima, estás oliendo a mierda dos semanas.

En mi club, los conejos se te quedan mirando a tres metros mientras juegas, tenemos rapaces, culebras, víboras, palomas torcaces, jabalíes, topos, encinas, olivos, matorral mediterráneo, olmos, y yo qué sé.

Hoy en Santa Cristina d’Aro, los patos del estanque que estaban tomando el sol, ni se apartaron cuando me acerqué a menos de un metro, que la pelotita había ido a donde no debía, además de pinos, olivos, alcornoques, encinas, y robles, por lo menos. Y juro no son excepción. He jugado con caimanes mirando cómo le daba a la bolita en Puerto Rico, impasibles, en medio de cafetales en Kenia, con letreros de “serpientes venenosas” cerca de Sacramento, o en campos Thai con estanques llenos de peces de colores. Hasta ahora, lo único que me falta es que una gaviota escocesa se me cague encima cuando vaya a hacer un birdie en el 18 de Saint Andrews….y no desespero.

Mañana…quizás más.

Buenas noches y buena suerte.

Bienvenido Mr. Chance

 

Peter Sellers llevó al cine una pequeña obra del escritor Jerzyn Kosisnky “Desde el jardín” que en el celuloide recibió el nombre de Bienvenido Mr. Chance.

Muchas veces me encuentro con el sentimiento de ser como Mr. Chance, especialmente cuando veo como se forman mis opiniones, y lo que es peor, como muchas veces son aceptadas, por personas, que al final beben de las mismas fuentes.

Si mal no recuerdo, Mr. Chance, era un modestísimo jardinero, medio bobo, o mejor dicho, con un cierto grado de autismo que cuando no trabajaba, no hacía otra cosa que ver la televisión.

Una vez muerto su amo, (empleador para ser políticamente correcto) pasó a ver únicamente la televisión, TODA la televisión, y si en algún momento alguien le preguntaba algo, lo que fuera, sobre o que fuera, respondía con una frase corta, sacada de la boca de algún político, dignatario,  comentarista,  documentalista, o lo que fuera.

Eso le hizo, primero con sus vecinos, y luego en un círculo más amplio de personas, crearse de forma indeseada, fama de fino analista, y profundo conocedor, no solo de la política sino de las finanzas y de cualquier cosa que pareciese, a aquel que le escuchaba, digna de su análisis.

Llegó a lo más alto, asesorar presidentes….. lo que quieras, no me acuerdo del final, y no pienso volver a leer el libro, ni a ver la película de nuevo, quiero quedarme, como siempre he procurado hacer, con la sensación que me dejó tanto la lectura del libro como el visionado de la película, y sacar aquellas lecciones que aplican únicamente a mi persona, y quizás sirva para otros.

Para mí Mr. Chance es la excusa del autor, para explicarnos el titereterismo (perdón por el neologismo), de aquellos que representan a los poderosos.

Estos representantes en los que incluyo, obviamente, a los grandes líderes mundiales, a los presidentes de las grandes corporaciones económicas, creo que son utilizados por aquellos que realmente ostentan el poder. Y lo peor de la historia es que no conocemos quienes son.

Eso sí, sabemos que cada vez son más mediocres, que cada vez que llegan al poder, se dan cuenta que sus intenciones, aquellas en las que se apoyaban como promesas previas a su nombramiento, se tornan imposibles de llevar a la práctica.

No creo que sea casualidad que Mr. Obama no haya podido cerrar Guantánamo, ni que nuestro Don Marianico, realmente haya querido liarla parda. Tampoco creo que los mandatarios, al menos los de las democracias Occidentales, hayan sido los responsables de guerras y ruinas que han asolado el Siglo XX.

No los creo tan brillantes, no creo siquiera que tengan la información necesaria para tomar ciertas decisiones, como mucho pueden considerar a Mr. Chance como asesor favorito.

Y nosotros los ciudadanos, no creo que seamos mucho más que Mr. Chance. Nos pasamos la vida comentando esa información que aparece en la caja tonta, en la radio, en el internes ese, sin tener jamás la más mínima opción de comprobar si realmente lo que se nos dice es lo que realmente está pasando, o ha pasado. Ni idea tenemos, y así vamos dando bandazos en función que seamos seguidores de unos u otros, si liberales o conservadores, si demócratas o republicanos, si de los Bulls o de los Knicks.

Consideraremos solo aquella información que navegue hinchando las velas de nuestras creencias, y serán nuestros oponentes aquellos que no vean con nuestros ojos. Si supiésemos que el Barsa y el Madrit tienen el mismo dueño…..o que los líderes del G-7 están reunidos para recibir instrucciones, o que las crisis, las burbujas, e incluso, con anterioridad, las guerras, siempre tienen el mismo perdedor, y obviamente el mismo ganador.

El pueblo llano, los Mr. Chances, que opinamos tanto y tanto sobre la carnaza podrida disponible, paga con su vida, o le meten la mano en los bolsillos.

Y hay poderes que no conozco, que siempre consiguen ser más poderosos después de esos acontecimientos….. Pon la tele a ver que dice el Telediario.

Recuerdo a un Mr. Chance enternecedor, que me parece acaba muriendo, pero eso no me importa mucho. Es como yo, como el pueblo llano, que muere sin más, de forma enternecedora las más de las veces, pidiendo que le den de baja como socio del Betis, y le hagan socio del Sevilla, para que se muera un socio del otro equipo.

Nos lo hemos creído, educarnos en la Fe, ha funcionado, y si alguno se sale del redil, ya se sabe, un heterodoxo, un de qué va ese, un Giordano Bruno, un agitador, ¡A la hoguera!.

Simplemente mirando las noticias de estos días, se me abren las carnes. ¿qué hay realmente tras la ofensiva de Rusia en Ucrania?. Es cosa de Putin, dice la información que yo manejo, pero es fe, seguro, y aunque leyera ruso, tampoco sabría lo que hay.

¿Por qué se desbloquea Cuba? ¿O por qué se bloqueó?…..A los Mr. Chance americanos creo que les ha importado un carajo durante los pasados cincuenta años, y los mismos Mr. Chance cubanos, lo que deseaban es que les dejaran vivir….¿Quién se ha beneficiado de todo esto?. Yo no lo sé, no lo sabré nunca, como no sabré realmente que pasó con Salomon Brothers, o con los bancos españoles o el Lloyds.

Nunca sabré porque a bancos tramposos solo se les ponen multas, y no los cierran. (Ved por favor en “La catedral del Mar” lo que significaba una banca rota).

No entiendo por qué, aunque como Mr. Chance, hable de ello, existen esas zonas opacas en Jersey, Suiza, Liechtenstein, Caiman, Bermudas, Mónacos….y se persigue a Wilkileaks, o al pollo que se chivó de lo de la NSA. La verdad la desconozco, pero basándome en lo que veo en la tele…puedo dar una opinión digna casi de ser tenida en cuenta por un gobernante. (Tan Mr. Chance como yo por cierto, y casi autista, como yo también).

En fin, tendré que poner la tele, a ver si el Barsa ha ganado la copa, y si suben las acciones del Madrit, o si tengo que comprar oro, o papelitos de esos que venden en la bolsa las empresas.

Veremos si me tomo una Hamburgesa del Rey, o un aceite marca España, no lo sé, las opiniones y los consejos que me dan hacen que la toma de decisiones sean muy complejas. ¿Es verdad que el aceite me limpia las cañerías?, ¿Es verdad que la hamburguesa la hacen con porquería y buenas cantidades de mercurio?. Si alguien lo sabe, que lo demuestre, si no, que diga que lo cree. Siempre podremos preguntar a Mr. Chance.

Buenas noches y buena suerte

 

Y la vajilla de fino oro labrada / sea de quién la mar no teme airada

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Más abajo, encontraréis copiado directamente de una web, un resumen del comienzo del libro VII de La República de Platón. Es decir, el mito de la caverna.

Que nadie se me alarme, ya se ha escrito suficiente durante los últimos dos mil quinientos años, para que yo me ponga ahora a buscar nuevas facetas epistemológicas de la intención de Platón, estoy muy mayor para eso.

Sin embargo, quiero, como continuación de lo que escribía ayer, utilizar el mito de Platón, para profundizar en algunas de las ideas que intentaba desarrollar.

Decía que una de las cosas que se llevó por delante esta era Acuario malnacida con el siglo, era la verdad, y quizás me equivoqué. Me está empezando a parecer que, la verdad, así, en sentido absoluto no la hemos conocido nunca a lo largo de la historia.

Vivimos, pues en una caverna, y no vemos más que sombras de lo que pasa por ahí fuera, con el añadido negativo, para nosotros, que esa realidad, nos afecta, influye en nuestra forma de vida, nos manipula, y nos fuerza a actuar, no como a los cavernarios platónicos, que tenían un aparente pacto de ignorancia mutua con el exterior.

Desde luego, la realidad de afuera, ha trabajado muy duramente para que el hombre de la caverna, no interfiera en esa vida exterior. Las sombras, esa realidad conveniente, nos ha entretenido por los siglos de los siglos, ha sido una especie de teatro de sombras, que ha acaparado nuestra atención y ha evitado que participásemos de la actividad de la luz.

Las sombras de hoy, todos las conocemos, y además se van “profesionalizando”. Por una parte el “soma” de Huxley, en forma de entretenimiento para nuestro cerebro, es decir, televisión, (incluídos los reportajes de la dos), las redes sociales…..

La desubicación desarrollada en el ministerio de la historia de Orwell, la babelización de ideas de nuestra civilización, contando la historia sin contarla.

Y como colofón a esta era de la información huera, el Farenheit 451 de Bradbury, pero en forma de aparente exceso de información, el acceso a “todo” lo que pasa,» te dejo leer, pero no hay contenido».

Yo, me decía el otro día un taxista, ahora leo todos los periódicos, porque los tengo gratis en el teléfono inteligente, y soy un hombre informado, y al día…¡Alma de pollo!. Las veces que he pensado que en tiempos del “Parte” aunque estuviera igual de mal informado, por lo menos era solo media hora en la radio, y luego podía leer a Mallorquí o a Tellado, según gustos, mire usted.

Nuestro taxista del ejemplo, no solo leía sombras, leía las mismas sombras veinte veces, intercaladas con publicidad machacona, bien de lo malos que son en Podemos, o lo afeitaditos que van los de Ciudadanos, o lo mal que gobiernan los del PSOE, o lo que arramblan los Pperos, todo repetido.

Si el bueno del taxista, una vez se ha empapado de lo malos que son los del equipo contrario, decidiera pasar de los titulares, no encontraría mucho más, y si fuera a Internacional, desde luego no se enteraría de los problemas de Birmania, o del pensamiento político de la oposición en Japón, o si hay un “leader” carismático en la lejana Xingian…..

Desde luego, de lo que no se enterará es de los planes que el club de antiguos alumnos de Harward está diseñando para el futuro de su vida y la de los suyos, o cuál es la razón oculta de esta segunda guerra mundial que estamos viviendo.

No se enterará de quienes son las víctimas, solo intuirá sombras, no se enterará de qué tipo de armas se están utilizando (los hongos están mal vistos) y la pólvora mata poco…..pero hacer bajar los precios de la energía, reblandece a los malos, y asustarnos con comernos vivos, nos asusta a nosotros.

El hombre de la caverna de Platón estaba más tranquilo (quizás no tuviera camisa, como el de Tolstoi) que nosotros. La ciencia del dominio del hombre por minorías, ha alcanzado niveles encomiables de sofisticación.

Aquel que quiso enseñar la otra realidad, la que estaba ahí fuera, fue ajusticiado. No matiza muy bien Platón, si fue por los dirigentes cavernarios, que se beneficiaban de comisiones que recibían desde afuera, o si fue un simple, no nos moverán. No lo sé, pero si alguien hoy intenta saber, decir, publicar, insinuar….ya se sabe, primero se le desacredita, es un conspiranoico, está loco, a saber qué quiere ganar, lo que en una sociedad bien manipulada, y poco crítica cuaja rápido, y muerto el perro, se acabó la rabia.

Si no es suficiente, se le asesina discretamente, o no tanto, (Kennedy brothers ) o se le aisla y si se mueve se le mata….(Wikileaks). Ejemplos de estos a miles en la historia.

Así que seguimos sin saber el qué, el por qué, y el para qué. No sabemos a qué viene ese mundo de baratijas que han creado, y que reparten a cambio de cromos, que también han creado, y que se reparten con criterios poco definidos pero ligados al escalvismo.

Porque el dinero, no existe, murió con el nefasto Nixon, allá por el 71, cuando la reserva federal americana, decidió que los” bank notes” no serían respaldados por oro. En ese momento, todos nos transformamos en esclavos, nos pidieron que creyèsemos en Dios….”In god we trust”, y lo que nos dieron a cambio fueron mercancías manufacturadas por el sistema.

Solo para valorar el robo que nos han hecho, baste decir, que una onza de oro valía literalmente 35 dólares. Hoy esa misma onza vale 1205 dólares…34 veces más.

Recuerdo haber leído, que en el principio de la era industrial, era común desarrollar poblados alrededor de las fábricas, donde vivían los empleados, como plantaciones de Maryland, vamos.

A cambio de su trabajo, el obrero recibía vales que le servían para comprar en el abarrotes que tenía la empresa en el poblado…..El sistema hoy, es idéntico, salvo que la aldea es global.

Como ejemplos, quedan en la carretera que va desde Manresa a Berga, restos de aquellas colonias que han sido origen de poblados como Viladomiu, Navás, Puigreig….hoy hay hasta rutas turísticas, si alguien quiere constatarlo. Pero las hay en todo occidente.

Para que se entienda la sofisticación de la evolución de nuestros derechos, a peor, permítanme sus gracias una “boutade”. La situación de un esclavo, fue siempre mejor que la de un obrero.

Veréis, cuando el amo, necesitaba mano de obra, iba al mercado de esclavos, y compraba una mercancía, que tenía un precio perfectamente conocido, fruto también de unos gastos, y no menores, incurridos por los esclavistas que proveían el mercado.

A partir del momento de la compra, el esclavo, pasaba a ser un activo de la plantación, que debía mantenerse, debía producir, debía cuidarse para evitar su deterioro, y en función de su estado tenía un valor residual en libros, vaya como el ordenador del contable.

Realmente era poco productivo el sistema, tenías que gastar una fortuna en traer obreros ¡desde otro continente!, ¡mermas de hasta el cincuenta por ciento de la mercancía durante el transporte!, y como se te muriera antes de tiempo habías hecho un pan como unas tortas.

El sistema de la libertad ha sido muy perjudicial para el cortador de caña. Lo primero, es que tú te pagas el viaje, en patera claro, (los ratios de mermas no han mejorado mucho). Luego como he externalizado la mano de obra, te doy cromos que gastas en mi tienda, intento darte menos cromos de los que necesitas para pagar tu subsistencia en mi tienda, si no hay que cortar caña, te echo de mi plantación y me ahorro una pasta en lo que coges en mi tienda, y si revientas…allá tú, yo no tengo que amortizarte en libros anticipadamente, que luego salen pérdidas no presupuestadas, que os morís sin que antes hayáis hecho una presentación para que se tenga en cuenta en los presupuestos trimestrales, y no dais tiempo al contable para que haga correctamente la provisión.

Por supuesto, conseguir cosas como la propiedad de tierras, o de medios de producción, están fuera del alcance de nosotros, hombres de la caverna.

Y así estamos, que a lo mejor el hombre de dentro de la caverna, si no le tocaban mucho los cojones los que andaban por fuera, hizo muy bien apiolando al pollo que les animaba a unirse a la fiesta del conocimiento.

Y acabaré con los versos de Fray Luis de León, en su oda a la vida retirada

……Y la vajilla de fino oro labrada

sea de quien la mar no teme, airada

Buenas noches y buena suerte

Platón describió en su alegoría de la caverna un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.

 

Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.

 

Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente «el Sol y lo que le es propio»,

La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para «liberar» a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad> con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte.