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El apocalipsis en tinieblas

Se despierta uno un sábado cualquiera, de esos en los que el sol se ha quedado dormido, y todo son dificultades psicológicas para abandonar el dulce lecho, pero, gracias a las rutinas (Yo no tengo ya obligaciones, solo me quedan las rutinas) y haciendo un esfuerzo sobrehumano consigo poner el pie a tierra.
Te levantas, sacas lo de musulmán que aún corre por tus venas, y vas presto a tus abluciones, que no a tus oraciones, que estoy muy mayor para eso y no soy el Don Guido machadiano, ni en mi baño tengo marcado el Este.
Se abre ante mi una larga mañana, que debes tratar de llenar con algo que no te aburra demasiado. Difícil, pero no imposible, buscas en la discoteca, y encuentras al protegido de Don Luciano, “Il cieco Bocelli”, que se pone a cantar unas arias de esas que hasta los bebés tararean en la cuna. Pero ya me vale.
Que sí, que la “donna” sigue siendo “mobile”, “malgré” las feministas al uso, esas que aplauden cual posesas, cuando las lleva el presupuesto oficial al palco del Liceu, se enfrentan al Rigoletto, y ven que el quinto piso se levanta con el ¡bravo! en la garganta, con el último do de pecho del Villazón de turno.
Pero no estoy para estas cosas, que no sé por qué los dedos me han llevado hasta el opúsculo ese de Don Józef Teodor Konrad, en el que un lechuguino sube el Río Congo, hasta llegar al “productor” de marfil, a Mr. Kurtz. Y lo que son las cosas, que una te lleva a la otra con facilidad, y cómo no, llego al otro Kurtz, al coronel que monta su secta en el confín de Camboya y Vietnam, Coppola dixit.
Pienso que una de las mejores mezclas que se han dado en el Imperio, es la de los italianos que en segunda generación nacieron hablando inglés, pero que llevaban en sus genes los milenios de educación y tradición del otro Imperio, el antiguo, el de verdad, el que hacía romanos a los galos, a los iberos y a los escoceses no, que eran incivilizables, y los dejaron para los presbiterianos, que si se atrevieron a saltar el muro de Adriano.
Y tipos como Coppola, Scorcesse, Puzo, Cimino, De Palma o como Sinatra, Minelli,o Di Carpio (estos en menor medida), o como otros muchos con esas características, que hasta premios Nobel hay (siete), han sido capaces de filtrar la cultura puritana con la romana, infinitamente más abierta, crítica, y por supuesto humanística.
Voy directo a lo que hizo nuestro Coppola con la obra de Konrad, y como la utilizó para hacer un tratado de usos y costumbres como a Konrad no se le hubiese ocurrido nunca, aunque seguro que tampoco lo pretendía, y que independientemente de sus orígenes Ucranio/polacos, fue, al final un viajero de los siete mares, que adoptó el idioma del Imperio Británico, y buena parte de su moral.
Coppola, se atreve a presentar su obra, a poco de la vergonzante salida de Vietnam de las derrotadas tropas del Imperio, sin ahorrar casi nada de lo que llevó a esa derrota que empezó con otra derrota, esta vez del orgulloso ejército francés en Dien Bien Phu. No hablaré de muertos de uno y otro lado, no hablaré de las barbaridades que hicieron los hijos de los puritanos que quisieron controlar aquello, no hablaré de lo que significó para la sociedad americana de Boston a San Diego y de Miami a Seattle.
No hablaré del desprecio con que se percibió el trato que a los excombatientes les profesó su Estado, del racismo que en ese trato se manifestó, y además de la discriminación que se percibió a la hora de reclutar ricos y pobres.
El capitancito alcoholizado que remonta el río para buscar el templo de Kurtz, consigue tener su conversación con el coronel, que sabe perfectamente que viene a matarle, y tiene que escuchar del boina verde aquello de “Nuestra sociedad ha decidido enseñar a nuestros jóvenes a matar, es más les anima a ello, pero reciben un castigo si escriben “puta” en las letrinas”.
Pues sí, querido coronel, nuestra sociedad, que ahora con eso de la globalidad y las redes sociales, distingue poco de culturas, está llena de gente castigada por escribir en las paredes, o como decía el otro pollo, “Hay gente que puede robar un caballo, pero otros van presos por mirar la brida”. La herencia puritana de Calvino, el asesino de Servet, ya que me pongo.
No es para disculparlos, pero es lo que mamaron al principio de su historia, que cuando llegaban los vikingos a sus costas no era para civilizarlos, era para rapiñar, simplemente, y eso se les debió quedar, ya que aunque los romanos llegaron para darles lengua, leyes y construcciones, eso no se les quedó.
Y ahora, ahí están, que quieren que todo el mundo sea una república presidencialista democrática hasta las cachas, puritana a ser posible, que los ciudadanos se conozcan entre ellos, para ejercer el mayor control posible en sus comunidades, y negar el pan y la sal al que no vaya el domingo a escuchar al pastor y, por supuesto, deudora de Wall Street si es posible.
Tan democrática sociedad, quizás debería haberse planteado, preguntando a los pueblos que ha atacado de forma tan impune, si querían tener una sociedad como la que les querían imponer, si estarían dispuestos a renunciar a sus dioses, a cambio de asistir a al sermón dominical del pastor de turno, pasar de comer arroz o carne de cabra, a degustar un KFC, o Mcburguer.
Y sí, que la geopolítica importa, que no vamos a dejar que Mao o Kruschef se salgan con la suya, que son unos ateazos y además estaban promocionando estados totalitarios y expansionistas, y eso sí que no. Https://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/pentagon/pent14.htm
Consultar este enlace, donde podréis ver el punto de vista del Pentágono, y justificar la ayuda a los gobiernos del sur de Vietnam, posteriormente en 1964 del envío de tropas, para parar el avance de los comunistas malos.
Como colofón repetiré una vez más el alto precio que hemos pagado al recibir la ayuda de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, que seguramente compensa si pensamos lo que representaría vivir bajo un régimen nacional sindicalista, o directamente comunista. Pero eso es ciencia ficción, lo que nos queda es saber que seguimos gobernados por minorías, que nuestra voz ciudadana no llega a hacerse realidad casi nunca, que somos una línea de una página excel en nuestra empresa, que se puede borrar, y casi no se nota en la última linea de la derecha. Que se compra y se vende nuestra intimidad con cookies o sin cookies, y nuestra persona es otra línea en las grandes bases de datos del consumo mundial.
No sé si preguntarme que es lo que de verdad importa, pero hoy, escuchando a Bocelli lo que me viene es la miseria del Imperio hijo de presbiterianos y puritanos, que se empeñan en que todo el mundo piense como ellos, invaden para destruir, invaden para aniquilar las poblaciones que se encuentran. (Ahora si lo digo, en Vietnam los americanos mataron entre uno y tres millones de personas en veinte años, es decir entre cincuenta y ciento cincuenta mil personas al año).
No quiero pensar que el teniente coronel que interpreta Duval en la película, y que arrasa un poblado desde los helicópteros al son de la cabalgada de las Walkirias, al que el olor a napalm por la mañana le “pone”, o se empeña en hacer surf bajo el fuego enemigo no sea una clara expresión de la arrogancia anglosajona, con su sombrero del quinto de caballería, en honor del General Custer, empeñado también, por cierto en el exterminio de poblaciones autóctonas.
No sigo que me cabreo

La Excusa de la Pandemia

 Sí, es cierto, estamos pasando un trago duro, y creo honestamente que sin excepciones de países, razas, creencias, o posición económica. Todos estamos expuestos a que nos toque esa no deseada lotería de la infección por el tal virus. Las consecuencias inmediatas ya las estamos viviendo. La gente encerrada en casa, demasiados mayores, o personas con deficiencias de salud se están marchando antes de tiempo, y no parece justo.

Las siguientes consecuencias son las de las libertades individuales, que también se están deteriorando a pasos agigantados. A golpe de decreto se nos confina en casa, lo que no es demasiado ilógico, a mi parecer, dadas las características del reto que tenemos delante, pero al fin y al cabo es una primera libertad que se nos restringe, y eso no es bueno.

Esas libertades, que a lomos de un decreto dictado deprisa y corriendo a lomos de la ola del pánico, no solo restringen los movimientos de algunos ciudadanos, sino que trasforman en jueces a policías que sin ninguna formación jurídica deciden quién y quién no está cumpliendo con la normativa gubernamental. Y eso, eso, me parece que va contra lo que debería ser un estado de derecho, para transformarlo en un estado policial.

Las autoridades han emitido una norma llena de agujeros, que pueden, a criterio del policía de turno, transformar en culpable, sin juicio a un ciudadano inocente. No podemos permitir que los guardias decidan si ir a comprar el pan, solo el pan, es un incumplimiento, ya que la norma nada dice de qué tipo de alimentos hay que avituallarse, ni de las cantidades que deben comprarse, ni a qué centro o supermercado hay que ir para realizarlas.

Me he tomado la libertad de leer el Artículo 7 del citado Real Decreto 463/2020 y su corrección en el 465/2020, y una vez leídas las limitaciones me surgen las siguientes dudas, que por supuesto un guardia erigido en juez, sentenciará.

a) Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.

-Aquí, no se especifican cantidades, centros a los que hay que ir, no se especifican que se entiende por productos de primera necesidad, lo que se deja a criterio del representante del régimen policial al que estamos siendo abocados, establecer la sentencia. Comento esto por la noticia que ha salido en los medios de una multa de mil euros a alguien que le dijo al agente que iba a comprar Nocilla, que a mi entender es un alimento.

Quiero recalcar que no estoy de acuerdo con la actitud del multado, pero sensu estricto, no infringió la norma, y el policía decidió si comprar Nocilla era legal o no. Eso es estado policial colgado de una ley mal hecha.

b) Asistencia a Centros Sanitarios,

–Yo supongo que si me duele un dedo de la mano izquierda, y decido ir a que me visite mi médico particular que pasa consulta en su casa, estoy cubierto por la ley, y tengo derecho a hacerlo. ¿Pero cómo convenzo al representante del estado policial?. La ley no dice nada, absolutamente nada, lo que me lleva como ciudadano que era a un estado de inseguridad jurídica inquietante.

c) “El apartado 2 del decreto, viene a decir que los agentes de la autoridad podrán practicar las comprobaciones en las personas, bienes, vehículos, locales y establecimientos que sean necesarios para comprobar y, en su caso, impedir que se lleven a cabo los servicios y actividades suspendidas por este real decreto, salvo las expresamente exceptuadas. Para ello, podrán dictar las órdenes y prohibiciones necesarias y suspender las actividades o servicios que se están llevando a cabo

.” -Esto es una definición de estado policial, en toda regla.

d) Cuando hablamos de atender a personas mayores, o discapacitados, ¿De qué hablamos?.

No se hace ninguna mención al grado de discapacidad, o a la edad de la persona, o si tiene una incapacidad temporal. Así que cuando el Sr. Agente te para, no sabes, dejando a un lado tu palabra de honor, como demostrarle al tal agente policial que lo que ha provocado que estés en tránsito, se ajusta a la norma.

De nuevo dejamos la sentencia en manos de una persona que no está preparada ni diseñada su labor para estos menesteres.

Cuando hablamos de la residencia habitual, a qué nos referimos. ¿A la dirección fiscal?, a donde duermes más de no sé cuántos días al año, o quizás a la casa de ese familiar al que te desplazaste para atenderle durante estos días de confinamiento.

Y de nuevo, ¿Cómo diantres le demuestro esto al agente? No dice nada el Real Decreto de la documentación que debe mostrarse al policía cuando estás yendo a tu puesto de trabajo en un hospital, por ejemplo, con lo que dejamos de nuevo a criterio del guardia la sentencia sobre la situación.

Y así lo mismo, si voy al banco, o causa de fuerza mayor o necesidad. ¿cómo se define fuerza mayor, o necesidad delante del guardia? Lo que es necesidad para mí, no lo es para él, y él juzga….

El tal real decreto está lleno de imprecisiones, que al final acaban con mi libertad coartada, lo que si se ha decidido que sea así por parte del gobierno, es una canallada, y si es por falta de profesionalidad…vosotros mismos.

Si buscamos en internet la modificación del decreto, el 465/2020, veremos que es una continuación de la canallada o de la chapuza, que viene a ser lo mismo, y si leemos las interpretaciones que la abogacía del estado da a las cuestiones planteadas, tampoco aclara nada, ya que al no haber sentencias judiciales al respecto, la indefensión del ciudadano sigue viva.

Que conste, que soy el primero en no salir, en intentar seguir escrupulosamente las indicaciones que se nos dan, ya que creo en ellas. Pero como se nos han transmitido, como se han publicado las normas, y como se le ha dado un poder a las Fuerzas de Orden Público, me parecen un ataque a las libertades que la ciudadanía tiene.

Y para terminar, y apoyando este argumento de estado policial, la normativa no explica el tema del paseo de las mascotas, nada hay escrito en el BOE, pero eso sí, la Policía ya ha empezado a decir lo que se puede y lo que no se puede hacer. Y lo siento, no es su trabajo, no lo es.

Que os vaya bonito

PATER FAMILIAS

Seguimos mareando la perdiz con el temita de a ver quién hacemos presidente del gobierno, y me temo que los temas más importantes que justifican la existencia de un Estado andan manga por hombro. Y no aquí solamente, ya que es obvio, al menos para mí, el hecho de que está medio mundo cabreado, y no un poco.

Todo a caballo no sé muy bien de qué, pero si analizo lo más importante, y no por su orden. (Estoy muy mayor para priorizar), me encuentro que lo primero que el señor feudal, o el “pater familias” romano garantizaba, era la seguridad de sus siervos, esclavos, o ciudadanos, si os empeñáis, que venían los bárbaros contratados por el vecino, y se dedicaba a violar señoras, robar cosechas, arrasar campos, en fin, esas cosas.

Y eso anda a medias, que desde luego al Señor de Alcubierre ya no le da por invadir al Señor de Jaca, que eso pasó a la historia, pero seguimos con los robos a ciudadanos no convenientemente reprimidos, o lo que es mejor evitados por el organismo al que le hemos dado esa potestad dentro del Estado, y me refiero a legisladores, jueces, y estamentos policiales.

Vamos todos por la calle abrazados a nuestros bolsos, los coches cerrados con alarmas sofisticadas…..en fin. Qué voy a decir que no sea del dominio público, y eso que no hablo del tema de la inviolabilidad del domicilio, que hoy te pillas el puente de la Pepa, y te ocupan la casa en un plis.

Así que seguridad, me temo que ni en el valle del Batzan. Que las cosas son muy difíciles, y las pobres mozas, mirando a ver quién las persigue cuando quieren llegar a la hora que les de la gana a su casa. Mal andamos en eso de la seguridad, y eso en un país seguro, que dicen que es el nuestro. Así, que en el tema de la seguridad la nota que obtienen los Estados, es baja, bajita diría yo, y además como tiene el monopolio del uso de la violencia, concedido por los ciudadanos en los regímenes democráticos, que no se os ocurra pegar un par de tortas al pollo que se mete en tu casa a ver si te asesina, que la cosa es esperar a que te asesine, y luego ya pones la denuncia.

Algo no funciona, y no soy de la “rifle association” , pero no es todo, que la otra cosa que deberían garantizar los Estados, sin meterme en La Pepa setentera ni en la Carta Magna británica, es el cuidado de los más mayores, de los sabios de la tribu, y es algo a lo que los Estados no les apetece, que es como si quisieran retraer recursos de ese capítulo, porque quizás sea difícil meter el cazo personal del político en las pensiones.

Y ya se sabe, si van demasiados recursos a esas cosas hacemos menos autopistas inútiles, que son las que dejan las perras para que viva la clase gobernante.

Así, si conseguimos cuadrar el círculo de pagar salarios ínfimos, (Ya sabes, que vienen los chinos y los indios que lo hacen más baratito), y convencer a los ciudadanos que ahorren en su plan de pensiones entre cincuenta y setenta y cinco céntimos al año, para que se lo gestione el Banco de la esquina, pues d’aguti, que liberamos un pastón para comisiones.

Y además como los esclavos son imbéciles, cuando vayan a recoger sus cincuenta euritos del plan privado de pensiones, les cobramos un tipo del cuarenta y pico por ciento en impuestos, y a otra cosa.

Así, que como el ciudadano es lo último en la lista de prioridades, especialmente cuando ya no se le puede explotar, pues se le deja morir de hambre….y de frío en invierno, ya que el pisito de protección oficial en el que ha malvivido cincuenta años, se lo venden a Goldman Sachs, que no paga impuestos, pero deja comisiones.

La gente se cabrea, se cabrea de veras, cuando ve que el sistema sanitario se va deteriorando poco a poco, o mucho a mucho, siempre que sea el público, que para eso están las aseguradoras y las clínicas privadas, ¡coño!, que hay que joderse como es la gente, que pudiendo ir a esas clínicas cojonudas siguen empeñados en ir a La Paz.

Pero bueno, si lo hacen los del Imperio, es que debe ser bueno, así que copiemos, y que las aseguradoras tomen la responsabilidad de curar a la peña, y si el tratamiento se pone caro, que lo lleven a tribunales, que el asegurado seguro que no tiene pasta para pleitos, y una vez muerto, ¡cebada al rabo!.

De la educación, ni hablamos, que no hay quien pase los exámenes esos de Pisa, que ponen de los nervios a los Estados, y los chavales de la Pública, que no sacan ni patrás la tabla del nueve, siguen perdiendo las oportunidades que ofrecen esos coles tan cojonudos y esas universidades maravillosas, a las que van los futuros amos del mundo.

No hay quien entienda a la gente….¡que valen cuatro duros! Y así pasa lo que pasa, que se cabrean en Chile, que Francia está parada, que los ingleses se ponen en las manos del primer mentiroso que pase por New Bond Street, que en Argelia ya no quieren saber nada ni de las urnas, que en esta España nuestra…..que en Israel… Porque además de la tendencia a eliminar las garantías que el contrato social tiene establecido con los administradores de lo público, en cuanto al tratamiento de los que trabajaron toda su vida, la educación de los que vienen, la salud de los que estamos, los Estados están llorando todo el día al son de que hay que elevar la presión fiscal, que no llegamos, que hay que hacer la tercera autopista Talavera-Toledo para incrementar la estructuración del territorio, y si podemos poner un shuttle train entre Astorga y Bembibre de esos de a trescientos la hora…..que hay que…..

Hay que joderse, que diría el castizo, que a lo que nos enfrentamos en este mundo globalizado, es al abandono del Pater familias, del Estado, de aquello a lo que están obligados a cambio del poder que se les ha dado, pero la realidad es que no tiene límites a la hora de engordar su tesoro, y de reducir sus servicios. Por cierto, me dicen que debemos 1,1 billones de euros, a gente de por ahí….se lo habrán gastado en juergas, digo yo.

¡A cascarla!

Monotonía de lluvia

Buscad, si os apetece, aquel poema de Don Antonio Machado, al que llamo hermano, que empieza con un:

Una tarde parda y fría de invierno.

Los colegiales estudian.

Monotonía de lluvia tras los cristales.

A mi se me viene muchas veces encima, y más estos días en que la Meseta sin ser invernal, quiere parecerlo, con sus nieblas meonas, que aquí nunca se ha atrevido a llover del todo,  aquí del todo, nada acontece.

Y ese recuerdo al Caín que se escapa mientras Abel yace muerto en su charquito de sangre, en el cuadro del fondo del aula, el cuadro que por visto miles de veces ya se ignora tanto como se ignora el color del picaporte de la puerta.

Y al fondo la radio con su letanía matinal, o vespertina, que no importa que sea la misma, y que parece el maestro que nos hace cantar a coro la lección….¡Sánchez por Casado igual a Rufián, Rufián por Arrimadas igual a Abascal…..! Monotonía de lluvia que no es, de lluvia que parece niebla o niebla que parece……

Pero todo es monotonía, pegajosa, insufrible, aburrida, como la tabla del siete, del tres , o del nueve. Nos cambian el clima, “cuarenta y siete”, negociamos con los indepes “sesenta y cuatro”, les pregunta el Rey “cincuenta y seis”.

Monotonía de lluvia, o de niebla meona, tras los cristales.

Habrá que cambiar al maestro, o al sistema educativo, que me es indiferente, sabiendo que siempre habrá una letanía por cantar, que siempre un oficiante dispuesto, ¿que son veinticinco conferencias del clima?, “cuarenta y nueve”…

Y como la tabla del siete, nada cambia, todo está igual, siempre igual, que el de ahora no es Felipe, que es Perico, que el otro si es Felipe, que no JuanCa, que ya no es Jordi que es Puchitorra…..

Y a mí, ¿ qué me importa San Gabriel, el de Santa Coloma,?  que no me parece ni bueno ni mártir, que ahora es Rufián, y lo que dice no me hace mejor, y me temo que a usted tampoco, que las letanías de esos oficiantes no son como la del maestro, que ésta es para engañarnos, y la del maestro para que no nos engañen en el cambio.

Por estas latitudes no se oyen las gotas de agua chocar contra el alfeizar, aquí es solo niebla meona, esa niebla que entra en los huesos y que impide que vislumbres el futuro, como las letanías que nos sueltan para que no nos fijemos demasiado en la pasta que se están gastando para nada los de la tal cumbre del clima, ¿en qué estarían pensando los chilenos?.

Estas oportunidades las pintan calvas, pensamos por aquí, y nos traemos a la niña sueca, que viaja en catamarán de lujo y en espresso de Lisboa, chucuchucuchu, y decimos que le estamos quitando la infancia o la adolescencia. ¡No me jodas!,

Si mal no recuerdo la niña es sueca, y a los que roban la infancia, la adolescencia, la vida, en definitiva, son a los que andan dando tumbos por Niger, por Mali, por Bangla Desh, o los que viven en los campos de refugiados de los que escapan de Siria, o esos  de Birmania, que les llaman rohingya.

Recordad mis palabras de hoy cuando veáis a esta niña, a la que están robando la adolescencia, entrar como diputada en el parlamento europeo, o en algún gobierno.

Os diré que como Dani “El Rojo”, aquel pollo que llevó lo del sesenta y ocho en París y en el que sin estar, todos estuvimos.

Prohibido prohibir, nos decía, a caballo de su acracia soñada, y acabó en el legislativo europeo……haciendo leyes.

Y no es culpa de ella, seguro, además de que está haciendo una labor más que útil, y a quien se le haya ocurrido montar el tinglado,  lo ha clavado.

Ha dado en el corazón sosorrón y bonachón de los euroblanquitos, a los que les molestan las pateras, a los yanquis de Alabamaa los que les molestan los espaldas mojadas. ¡Cómprate el coche eléctrico! ¡Cómprate un panel solar!, respirarás mejor, y tus hijitos y tus nietecitos.

Esperamos que no se te olvide superaislar tu casa, que te den la A verde esa. Y es que el ramo de la construcción anda jodido.

A lo que no renunciamos de ninguna manera es ir hacia atrás, que todos queremos la leche envasada, y es que nadie sabe qué es lo que entra en un granel, que nadie quiere tener la casa a 18º, que nadie quiere ni coger el metro ni que lo cojas, aunque vivas en Móstoles o en Terrassa y curres en Sol o en el Passeig de Gracia.

Es lo que tiene la niebla meona: molesta, persiste, como lo que cada día se empeñan en echarnos encima desde los telediarios, desde los noticiarios, cada uno en su onda, al augur de la nómina que le paga el pienso, que todos comemos y hay que entenderlo.

Hasta el Atlético de Madrid vuelve a ser “El Pupas”, y Barça y Real, compartiendo la cabeza. Todo con la monotonía de esta niebla meona que me está dejando el Barbour hecho un asco.

Ya veis, nada nuevo, todo espeso como esta niebla que cuando lees el tiempo del día, lo primero que te dicen es día despejado, que para llegar a la niebla hay que leer un poco más.

Así que me voy a preparar un aperitivo como Dios manda, que ¡total! para como están las cosas me importa un carajo si dentro de diez años los autobuses son eléctricos en Madrid o van a vela, porque lo importante no es eso, es evitar esas macrociudades que desestructuran los territorios en nombre de la economía de escala.

¡Lo que  ay!

Es Catalan quien…..

He leído un artículo del último ganador del Premio Planeta, un cacereño catalán, o un catalán cacereño, sobre el doloroso tema de su tierra, que es la mía, aunque yo no sea de Badajoz. (Buscad “La gran Traición” un artículo publicado en El País el 16/06/2019).

Habla entre otras muchas cosas del engaño al que los nacionalistas, encabezados por el tal Pujol, sometieron a aquellos que no meamos a cuatro barras con estrellitas, (la estrellita es un cálculo renal, claro).

El engaño del tal Pujol fue definir al catalán como aquel que vive y trabaja en Cataluña. Debió decir el tal Pujol, con el micrófono cerrado, siempre que tenga siete generaciones tras él de Puigdangolas, de Bellveís, o de Cullells, por lo menos, ya que los demás son “Los otros catalanes”.

En esta bitácora, encontraréis por ahí perdido unas menciones al bueno de Paco Candel, “El Candel”, que describió en sus novelas lo que eran esos otros catalanes, los de las chabolas de C’an Tunis, del Somorrostro o de la Mina.

Y veréis que nada, nada tienen que ver con la Teresa del Marsé, pero sí con el “Pijoaparte” de la Torrasa. Y esos otros catalanes, algunos de los cuales salieron de los guetos chabolistas del cinturón barcelonés, llevaron a sus hijos a los colegios donde la inmersión lingüista era obligada, y no nos importó.

Siempre supieron que escalar en la sociedad era difícil, pero no, en Cataluña era imposible, y unos pusieron una sastrería en Sants, otros hacían el taxi y tenían un pisito en Bellvitge (en Bellvitge hay vida), hasta algunos consiguieron compran un pequeño apartamento en las playas del sur. La Costa Brava no era para ellos.

Y hoy, nos enfrentamos a la culminación de aquella traición, que hoy, catalanes, lo que se dice catalanes, son los que además de tener esos siete Cullell, Puigdangolas, o Bellveís en sus apellidos, llevan la banderita con el cálculo renal en la cúspide, votan lo que hay que votar, e insultan a los que hay que insultar, que no son catalanes, que aunque trabajen y vivan en Cataluña, son invasores.

Y quiero dejarlo bien claro, que todo me ha venido al coleto viendo la cara del tal Rufián, que se cree catalán, y no lo es. Es de los otros catalanes, de los del Candel, es un Pijoaparte cualquiera al capricho de la Teresa de la Bonanova. Es de procedencia andaluza, de Jaén, de Alcaudete, de Turón, como tantos y tantos, que fueron traicionados, y que aún no se han dado cuenta.

No tardarán en llamarle “Botifler”, de hecho ya ha pasado, y tiene que reforzar su catalanismo radicalizándose, para que Teresa siga visitándolo en La Torrasa.

Por cierto, que el tal Rufián, para ser de izquierdas parece que trabajó en una ETT que subcontrató obreros de Chile, Argentina, Rumanía, India….todo un curriculum para un hombre de izquierdas y de Santa Coloma, que no es La Torrasa , pero donde la Teresa del Marsé solo iría a cazar un gitano de ojos verdes, que los de Sarriá son para casarse y asegurar los patrimonios. (Leed un artículo de Jordi Pérez publicado en El País el 23/7/2016, “El fin del enigma de Rufián”).

Y ahí estamos, recordando a los catalanes de primera que son menos, que la mayoría de los catalanes no quieren separarse de España, aunque en el día a día les escupan por la calle, los discriminen en sus puestos de trabajo, y que por muchas manifas que hagan los once de setiembre, por mucho que alteren la historia, por mucho que de la forma más patética el día que les sacudieron en las orejas por díscolos en 1714, lo recuerden como día nacional, (seguro que celebran la huída vergonzante de Casanovas , para seguir con su profesión, a su pueblo mientras en las murallas del Raval peleaban los catalanes), y que griten lo de in-de-pen-den-sia, en el minuto 17 de la primera parte en los partidos del Barça,.

Todos sabemos que el movimiento en marcha hoy, y que no ha sabido parar el gobierno de la Nación, no es más que un intento de ocultar la corrupción de los Pujol, los Más, los….bien arropaditos en La Bonanova, en Pedralbes por los suyos, que por cierto también mojaron la parte alícuota que les correspondía.

Sí, que ahí está la traición, que el parlamento del Parque de las Fieras no representa más que a los catalanes. Porque los demás no lo son, ya no lo son, ni el bueno del Señor Cercás, por mucho Planeta que gane, ni el diputado Rufián, que está más cerca del Candel que de Pedralbes, ni de los taxistas que compraron el piso en Bellvitge, o los que se fueron a vivir a Torrebaró.

Que no es suficiente ver Tv3, que no es suficiente haber sufrido la educación inmersa, que no es suficiente, siquiera ser diputado nacional, que una cosa es Rufián y otra Tardá. ¡Que nadie se equivoque!

Y sobre todo que nadie olvide, que para ganar unas oposiciones no puedes ser de los otros catalanes, que para ganar un concurso de suministros a la región, de lo que sea, debes enseñar la “Torre” en LeónXIII, la de la Cerdanya, y la de S’Agaró, por lo menos.

En caso contrario no puedes jugar, no eres de fiar, y tu hija nunca se casará con un Bohigas ni con un Palau, ni tu hijo con una pubilla.

Sé que el cabreo me aflora por todas partes, que si eres de los otros catalanes la vida en esa tierra, que es la mía, es muy dura, casi imposible si deseas progresar, que el entorno es racista, excluyente, agresivo, injusto e ineficaz para todo lo que no sea repartirse el dinero entre los primeros catalanes, que para eso llegaron antes.

Por un momento temí que los Mossos se transformaran en una especie de guardia pretoriana, con toques de SS, con toques de Gestapo, pero parece que la cosa se ha parado un poco, no demasiado.

Aunque no desespero, ya que nuestros gobernantes están dando alas a todo este ambiente, olvidando a la mayoría de los residentes en Cataluña, permitiendo que la corrupción que mueve las élites de San Cugat, o de la Avenida Pearson, se salgan con la suya.

Dejemos, por favor de hacer el imbécil, y defendamos a la mayoría de catalanes, a los otros catalanes.

¡Au!

El artículo 52D

Creo, que aunque no me guste hablar de medidas políticas concretas, o de leyes publicadas en el BOE, hoy me siento obligado a hacerlo, de la misma forma que debo criticar a ciertas organizaciones paniaguadas que se apuntan al carro de la publicidad en medios de comunicación, una vez que su ineficacia o su inacción ha quedado patente.

Me estoy refiriendo al famoso artículo 52D del estatuto de los trabajadores, fruto de la maldita reforma laboral que coló a la ciudadanía el Partido Popular allá por 2015, hizo cuatro años en octubre. “Por faltas de asistencia al trabajo, aún justificadas pero intermitentes, que alcancen el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos siempre que el total de faltas de asistencia en los doce meses anteriores alcance el 5% de las jornadas hábiles, o el 25% en cuatro meses discontinuos dentro de un período de doce meses”.

Se excluyen las actividades sindicales (faltaría más, que los liberados son sagrados), huelga legal, (más a favor de sindicatos) accidente de trabajo, embarazo y asociados a tal hecho, vacaciones, y si tienes una enfermedad no laboral cuando haya una baja acordada por los servicios sanitarios oficiales pero eso sí que dure más de veinte días.

¡Ah! La violencia de género, el cáncer o enfermedades graves (no especificadas) también son excluyentes. Por cierto con nueve días en dos meses estás en la calle, si en el año anterior has faltado diez días, estás fuera, y si en cuatro meses cualquiera dentro de un período de doce meses has faltado veinte días estás fuera. En cualquier caso las cifras parecen contradictorias.

Pues qué bien, en estos cuatro años, todos callados. Los primeros los llamados sindicatos de clase, que una vez asegurados sus derechos, el de organizar huelgas, y el de tener bien amarrados a sus liberados por actividades de ¿defensa? de los trabajadores.

Pero defender el derecho de los trabajadores, ni les iba bien a los sindicatos, esos que hoy salen a la calle, con toda su caradura, para lamentarse por que el Tribunal Constitucional, ha considerado procedente el despido de una persona según este artículo, sin haber echado a la calle a toda la masa social de este país durante cuatro años todos los días.

Todos sabemos que mañana la cosa está olvidada para estos pollos, que ya han hecho ruidito hoy y han salido en el Telediario de las tres y en los informativos de la radio esta mañana, lamentándose de la actuación del Constitucional, pero sin decir ni pío sobre su inacción de cuatro años o de su ineficacia.

Como su salario proviene del bolsillo de todos los españoles, vía impuestos, tan contentos ellos, que si se tratase de vivir de las cuotas de sus asociados, habían cerrado hace tiempo, o se habían puesto las pilas y no tendrían que echar la culpa de su ineficacia al Tribunal Constitucional.

Y por cierto, dado que el salario de los Señores Magistrados del Constitucional provienen de mis impuestos, y en aras de la transparencia, no me importaría saber si sus señorías se encuentran en alguno de los supuestos del 52D. Que deberían publicarse sus plantillas de asistencias, ¿o son de la pata de Judá?.

No se escapan los partidos que han sido oposición y que llevan colgado el letrero de “obrero”, o de “desencantado”, podamos o no, ya que como mucho, y hablando de la legislación laboral, lo más que han dicho (hacer no han hecho nada), es que hay que derogarla, cuando lo primero que deberían haber hecho, es explicar con todo detalle los derechos que los trabajadores perdieron durante estos años, que algunos se imaginan, pero son ellos como responsables legisladores, quienes nos lo deberían contar.

¡Ah!, y ya que estamos tampoco me importaría ver publicadas las bajas o inasistencias de sus Señorías los Diputados a Cortes, y Senadores.

En cualquier caso, leyendo el documento legal de marras, no es difícil, incluso para mí, ver las inconsistencias, y las derivas en contra de los derechos de los trabajadores que hay por todas partes.

El más pequeño de los ejemplos es la parte final del tal artículo 52D, donde se te excluye de la norma si tienes cáncer. ¡Cooooñoooo!.

¿Tiene que poner el médico en el parte de baja que tienes cáncer?, ¿Dónde queda tu derecho a la intimidad?, y por enfermedad grave, ¿qué se entiende?, ¿Una gonorrea? ¿Una bronquitis crónica? ¿Una hernia discal?

Yo no sé si hoy ser VIH positivo se considera una enfermedad grave, quizás sí, quizás no, ni si una enfermedad genética, pongamos por caso la hemofilia lo es.

Y los doctores aireando las fichas médicas de sus pacientes para que se quede tranquilo el pollo de la CEOE, o el patán del empleador, y la intimidad del paciente-trabajador, a hacer puñetas.

Y quiero recordar a todo el mundo, que esta norma, absolutamente contraria a los derechos conseguidos por los trabajadores, no sería necesaria, si las bajas no fueran, en algunas ocasiones percibidas como ficticias, y estuvieran los servicios de Inspección de Trabajo e Inspección Médica debidamente dotados, y no sobrevolara siempre el fantasma de la corruptela sobre el ambiente.

Pero claro, unos Inspectores de Trabajo suficientes y bien formados, a lo mejor no les venían del todo bien a los empleadores, esos que chulean horas extras, que no pagan los pluses pactados, que encadenan “ad nauseam” los contratos basura, pero que se apoyan en esta norma para arañar un beneficio extra a la última línea del balance.

No voy a extenderme más, y recordaré a los periodistas, a los de los Telediarios, a los de las radios de por la mañana, que no es hoy el día de rasgarse las vestiduras, o alegrarse de la sentencia (depende del pelaje político del medio y cuál es el pesebre donde comen), sino el día siguiente de la publicación en octubre de 2015, de esta infamia

Quizás ahora haya que pedir a los médicos, que en vez de escribir “enfermedad común” en los partes de baja, escriban enfermedad grave, sin especificar, tal y como dice la norma, y mantengan la baja durante, digamos, veinticinco días, y a otra cosa.

¡Mecagüen!

Negro Viernes Negro

No me acuerdo, pero tampoco me importa, ya, que aunque con toda seguridad he hablado en algún momento de las Saturnales, del consumo, de los intercambios de regalos, de tantas y tantas cosas relacionadas con la que se nos viene, de nuevo, a partir del maldito día en el que se encienden las luces de Navidad.

Y este año estoy mucho más cabreado que de costumbre, ya que mi ciudad de acogida se va a gastar una pasta gansa en lucecitas, al grito del ¡Compre, compre!. Tres milloncejos del ala, ni más ni menos, dicen los voceros municipales, e insiste la madame que ha vendido las lamparitas en que no gastan nada, oiga, nada.

Y como no creo en casualidades, acontece que lo que era un día negro, un viernes, con una cierta tradición entre los americanos del Norte, que veían en el día siguiente a Acción de gracias el pistoletazo de salida para las compras de Navidad, sea convertido en estas latitudes como la fiesta de la iluminación de las calles, y del martirio para los empleados del comercio local, a base de villancicos y demás musiquitas.

Pero lo de negro, no lo es tanto, que todo eso, hacía que las cifras de los balances del pequeño comercio, que andaban el rojo, pasasen a negro. Así que en el Imperio, por una vez lo negro no era algo peyorativo, negativo o desagradable, y en ello estamos también por estos lares.

Y mi cabreo este año, es que volvemos a esa situación en la que de nuevo enfrentamos al ser humano con el dinero. Ya lo sé, no me gusta toda esta parafernalia, con el añadido “lavacerebros” que lleva aparejado para los niños. Luces, música, escaparates, Frozen Dos, sonrisas, y al final preparación de los enanos para su inmersión inmediata en la sociedad de consumo.

Pero la otra cara de la moneda, es la de los centros de acogida de ciudadanos, que para luces hay pasta para los que duermen en la calle poco y malo. Parece que una buena cantidad de los refugiados que a las puertas del organismo de turno pasan la noches, son hermanos venezolanos, posiblemente hijos o nietos de aquellos que abrieron las puertas a los españoles que huyeron, como refugiados de la guerra del General Franco.

No sé cuántos canarios fueron acogidos en el país hermano, no se además a cuántos el sistema que los acogió les permitió además de llevar una vida digna, enriquecerse. Y antes del drama de la maldita guerra civil, y mucho después de la Independencia bolivariana, cuántos españoles que escapaban del hambre en Galicia, en Asturias, en Cataluña, sin profundizar más tuvieron que hacer “Las Américas” y volvieron a sus terruños décadas más tarde a construir su casa de indianos.

Y nosotros pagamos a sus nietos, a sus descendientes en fin, con mantas térmicas y vergüenza a las puertas del organismo de turno, “El Samur de refugiados” o algo así. Pero ¡viva la fiesta del consumo!, ese mes y medio de locura y de cuñados que ahora comienza. Ese mes y medio en el que deberemos hacer todo aquello que se espera de nosotros, y que incluye eso de comer mal, beber peor, gastar dinero en cosas que no necesitamos ni nosotros ni los recipiendarios de nuestros presentes, pero hay que hacerlo porque la presión familiar, de amistades, hasta incluso de la política circundante, porque te piden que pagues impuestos extras antes de que salga “El Gordo”, que es tradición compartirlo, ¡compreeee máááásss!.

No sé dónde esconderme, que aunque me vaya al campo de golf, algo o alguien me recordará que las Saturnales están presentes, los gorritos rojo Coca-Cola, ¡Con lo que me han gustado siempre los verdes!, que habrán puesto en la recepción, y además un trofeo extra, medal o stableford, que habrá que jugar con los dedos fríos y hacer más de cien en medal o menos de veinte en stableford.

Hasta en mi Logia celebraremos en “San Juan de invierno”, y nos meteremos entre pecho y espalda un corderito que no se lo salta un gitano, todo a lomos de un bonito rito.

¡Que no!, ¡Que no me escapo!, ni escondido en La Alcarria, ni con el wifi caído, que cuando dicen que es tiempo de Navidad es tiempo de Navidad, y ya está.

Pero todo a cuenta de los refugiados con manta térmica de la puerta del SMUR, que han conseguido cabrear a los empleados, con tanta insistencia, y se van a su casa de huelga porque esto no hay quien lo aguante, que “paloquemepagan…”

A todo esto, tanto de hablar de la memoria histórica, nos olvidamos, señores del gobierno, de cómo acogieron los barcos de españoles llegando a América cargados de gente que, como ellos hoy, escapaban de la garras de un dictador, que como tal debe llevar adosado el calificativo de asesino.

Para estas cosas no se celebran las Saturnales, que las imágenes de la tele nos ponen en posición de aburrimiento delante de los que intentan esos Open Arms en el Mediterráneo, que está ya muy visto. En esta blanca Europa, no nos hacemos idea ya de lo que significa una dictadura sangrienta, de esas en las que cualquier tipo de abuso por parte del dictador, y de lo que es peor de sus adláteres, queda impune, por definición.

No nos hacemos idea de lo que significa, ni de lejos, si además tienes la mala suerte de no ser siquiera neutral, que alguien te reconoce como posible miembro de una oposición al régimen. Tu vida, tu hacienda, todo lo que eres, tú y tu familia, no valéis nada. Serás utilizado, vendido, tus hijas podrán ser utilizadas a capricho de cualquier capitoste miserable, y aquí todo lo que hacemos es darles unas mantas térmicas, en plenas Saturnales, en honor de la memoria histórica.

En fin, preparemos la carta a Papa Noel “coca cola”, a los Reyes Magos, del oro, el incienso y la mirra, a la Befana, que va en tren por el cielo, al tronco hueco del tió, es lo mismo, mientras Epstein se ahorca en la cárcel, o lo ahorcan, el Tito Andrés hijo de la Graciosa Reina de Inglaterra se esconde, o salta el caso de la niña Wally en Gabón, que es lo mismo.

¡A la mierda!

dura lex, sed lex

Los tribunales parece que marcan nuestra vida, por todas partes. Y es además, como si a la prensa le faltasen historietas para rellenar los tabloides y ponemos a la justicia en primera plana.

Será que los silbiditos de Tito Trump ya no molan, que estas cosas se queman pronto, y ni el Nasdaq se agita ya cuando el Pollo del Pinar de la Avda. Pensilvania dice un no sé qué de los aranceles o de los muros mexicas. Así que vamos a ver qué hacemos con lo que viene desde la zona de las pelucas, los frufrú de las togas, y sobre todo de las punyetas, que alrededor del mundo parecen dar mucho juego.

Y de menor a mayor, me encuentro al pobre Torra, ofreciendo sus venas como un Marat cualquiera, en la bañera del banquillo de los acusados, dejando que el puñal de la Corday entre en sus blancas carnes independentistassoberanistas.

¡Lo he hecho, lo he hecho!, así que “Señol jues, Pasi usté más alanti- y que entrin tos esos- no le dé a usté ansia- no le dé a usté mieo”… que siempre hay un girondino para un jacobino.

¡Pobret!, pero la cosa no acaba ahí, que andan de primeras páginas las barbaridades de las manadas violadoras, ¡Ja, ja, ja! ¡¡Que bien nos lo pasamos reventando a esas tías a las que le va la marcha!!. Y no sé si es peor el remedio que la enfermedad, que la publicidad puede ser que anime a más descerebrados a mejorar el sistema de acoso a la mujer ¡que a nosotros no nos pillan!.

Y tampoco sé cómo afecta esa publicidad a la víctima, que a lo mejor lo suyo sería que fuese ella quien decidiese si se publicita el tema o no. No lo sé, pero tengo dudas que todas estas historias aireadas junto con las estrategias de las defensas para sacar a las presuntas bestias del atolladero, no den pistas a otros potenciales animales, en horda o en manada.

Y lo mismo me parece la historia de esa muchacha vilmente asesinada en Galicia, posiblemente violada, seguramente torturada. Que a fuer de primera plana vamos dando ideas de cuántas piedras hay que poner en el cuello de las víctimas, cómo eliminar un teléfono móvil, como defenderse de las acusaciones, y como planear futuros secuestros, violaciones, asesinatos…no lo sé.

Y es que a mí nunca me gustó leer El Caso, que siempre he considerado esas cosas como pequeñas escuelas para el perfeccionamiento de mentes enfermas. Que una cosa es un calentón o un accidente, y otra muy diferente es una forma habitual de actuación premeditada que requiere de planteamiento, y ejecución cuidadosa, ya que el placer está también en la repetición.

Pero las cosas no paran aquí, que me cuentan una historia en Lyon, a la espera de sentencia acerca de unos cuadros de Picasso, que si son tuyos, que si son míos, que a ver quién se queda la pasta. Y a mí ¿qué me importan unos cuadros y unos dibujos que nunca voy a ver?. Está bien, si me apuras. Llena espacio del tabloide.

No voy a extenderme sobre las prevaricaciones/chapuza en Andalucía, y la cara que se les queda a los Chávez, a los Griñán, a todos los que han metido mano en la caja de forma presunta, claro, hasta que no leamos las mil setecientas páginas que rellenan de argumentos lo que los jueces han visto y oído.

Eso lo dejo a sus gracias, queridos lectores, que yo ya estoy muy mayor. Pero todas la monedas tienen su cruz, que al ex¬-presi madrileño, al que le saltó la casita de Marbella, parece que quieren empapelarlo también por no sé qué pillada de pasta en Brasil a cuentas del agua del canalillo.

Y más primeras páginas. Si me pongo a contar los Presidentes de Comunidades que se han sentado en los banquillos, los que están a punto de sentarse, que si un tres per cent, que si un master no sé qué, que si el campo de golf en Vallehermoso, que si un Cinturón (Gürtel), que si unos trajecitos valencianos, que si un palacete en Palma.

Pequeños faraones del erario público, que se creen lo que no son, que actúan como señores del cortijo, con el sueño de que sea suyo. No sé muy bien qué más primeras páginas justicieras quedan delante de mis narices, como no sean las que se asoman a esa trama turbia del comisario ese que tenía todo en su cajón con fotos del culo al aire de unos y otros.

Y me tienen pillado en las viñetas al bueno de Florentino, al que fue “Presi” del Hispano Americano, y luego de BBVA, y a la mitad de la clase política, financiera, y lo que sea de esta tierra hispana en la que parece que el único palmo limpio esta en los currantes de mil euros.

Los que no somos nadie, no sé si nos alegramos o no de no salir en las primeras planas, que veo a todos estos aspirantes a “galeras” de lo más relajaditos, como vi en su día al Señor Conde, que parecía satisfecho con pasar unos pocos años a la sombra y a cambio salvar la fortuna que obtuvo con su título de abogado del estado bajo el brazo.

No somos nadie, que ni el señor Villarejo se ha dignado a tener oculto un expediente donde claramente se vea como un día cogimos una perra gorda del suelo y no la llevamos a la oficina de objetos perdidos del aeropuerto.

No valemos los de a pié ni para ser chantajeados con nuestro honor en el otro platillo de la balanza.

Voy a quedarme sin ver el telediario unos días, a ver si cambian las caras de los encausados, que hasta aprovechando la visita del Papa a Thailandia, nos andan enseñando el pleito de un españolito que se juega el pescuezo por un quítame allá el muerto de un amigo, y es que los Thais te lo cortan sin necesidad de contar hasta diez.

En fin recogeré las actas del “prucés”, y me las leeré despacito para coger el sueño, que ya me duele que no estén en catalán….¿o sí?

¡Dura lex, sed lex! (Y no es una vajilla)

Así seguimos

Me dicen que ayer hubo en esta España mía, esta España nuestra, elecciones, que yo no tenía el chichi para farolillos, y estaba en plan contemplativo, que es algo muy sano, y casi me caigo del guindo.

Claro, que lo primero que pensé fue el ¿pa qué? ¿pa cagarla?, y sí, parece que fue exactamente para eso, y es que los que manejan el coleto no saben que en esta tierra cainita, (somos todos hermanos, pero a nuestra manera), un minuto antes de morirnos rompemos el carnet del Betis o del Español, o del Pupas, para que nuestros deudos nos hagan del Sevilla, del Barça o del Realísimo, y así se muere uno del equipo rival.

Pero si algún desnucasapos se plantea que las cosas van a cambiar en ciento noventa y tantos días, es que no se ha enterado de la película, o se le ha atrofiado la sesera con un atracón de Netflix, que hay casos de esos desde Don Quijote y antes.

Así que esta mañana, mientras me quitaba el sarrillo acumulado, me dicen en las tertulias, que las cosas están igual de peor, (y ya me perdonarán los veintitrés académicos que andan o andaban por Sevilla).

¿Y qué esperábamos? ¿Qué el pepero derechón ese de joyones de Suarez se fiase del niño de las barbas y carita seráfica?, Pues lo justo, que ha de crecer, que tiene aún que cuajar el muchacho, y el Abascal tiene más cara de legionario, que pone el gesto de fusilar a un indepe, reinstaurar el “Parte”, y pasar el acontecimiento en directo por la sexta y por TV3.

De seráficos no os cuento, que ya veis lo que le ha pasado al Albert, ese que quería ponerles impuestos a las rabizas del Raval, y no le hicieron ni caso, y me temo que tampoco descuento en los servicios en el supuesto que hubiera menester, que no creo.

Que me dicen que a lo mejor tiene el muchacho que volver a ver si le dan el master de cualquier cosa en su ESADE de origen, creo, y monta un bufete de cualquier cosa.

Y es que eso de intentar ser liberal en esta España mía, esta España nuestra, no le funcionó ni a Espartero, que solo le alabaron cuando tomo el puente de Luchana, para entrar en Bilbao en Navidad, que el siguiente momento de loa, se lo dio Amadeo de Saboya estando el hombre casi de cuerpo presente.

Y nuestro Albert, no se parece a Espartero, que le falta el caballo de la estatua del Retiro, con lo que ello conlleva, y aunque piense, creo, como el General que a Barcelona hay que bombardearla cada cincuenta años, a este muchacho le falta el bigote.

Y esta España áspera, recia, de tierra adentro, no quiere saber nada de liberales, de centristas, de “blandos”, que no quiere, como tampoco quiere esa Europa a la que de vez en cuando volvemos la mirada, que nos van los polos, que en los extremos pensamos en encontrar nuestra identidad, y es lo que hacemos los humanos aquí y en Sebastopol.

Ni el Liberal party británico, no los liberales alemanes, ni siquiera nuestro vecinito, Macron va a aguantar mucho.

Que ya vimos todos como esta España trató a Suarez, que me lo quitó de en medio de mala manera. Y es que no dan confianza los liberales, ninguna, que hoy votan al Barça, y mañana al Madrit. Y así no se puede.

Que a Suárez me lo quisieron porque llevaba la chaquetilla blanca y la camisa negra, que cuando me lo vieron de cháchara con el bueno de Joaquin Garrigues se les vino el mundo encima, y me lo dejaron con cinco o seis acólitos.

Así, que la tierra adentro, la que entiende cuando viene el pedrizo, la buena gente que vive inmersa en su dicotomía de bien y mal, de lluvia o sequía, de ganarlo todo o perderlo todo, que si viene el pedrizo sigue el hambre, decide rápido, lo clarito, lo seguro, que ya anda demasiado alterado cuando el banco le dice que tiene que correr riesgos si quiere el dos por ciento de lo que guarda en el calcetín o debajo del colchón.

Y no les vengas con historias de salón, las cosas claras, el malo es malo, y el bueno es bueno. Se necesita al Cid Campeador, a un Caudillo, con disfraz de gudari, o que se llame Wilfred el Pilós.

Y es que es lo mismo. Es cuestión de cojones, que los partidos se ganan a patadas, que hablar y escuchar al enemigo es cosa de paniaguados, de petimetres, de gentes que nada tienen que perder, que no viven de un jornal.

Y así nos va, que Perico creyó que se iba a llevar a las chavalas de calle y diecisiete millones de mozas le podían dar la presidencia. Pues no, querido Perico, que las cosas no van así, aunque te lo diga el Tezanos, buen jornalero, que por mucho que meta uno la pata, si no te echa el jefe hay que amarrarse al jornal como sea.

Pero los liberales tienen posibles, así que pueden torear de salón, que los toros los miran desde la barrera, sin mancharse, todo es un juego, así que pasada la experiencia, se retira uno como mi querido Albert a sus cuarteles de invierno, a procrear, como él dice.

Y veremos qué piensa esa amable “Cage aux folles”, que es el PSOE, que estoy seguro hace tiempo perdió la O, la S la tiene temblando, y por español ya no sabemos qué entiende. Pero tampoco nos importa demasiado. Los tenemos a la greña en Andalucía, a Don Perico feliz en su Falcon, y las bases qué ya no saben cuando les hablan de Pablo Iglesias a quién se refieren.

La cosa ahora servirá para que en las tertulias se pisen la palabra los periodistas, los analistas, los videntes, los psíquicos. Menos mal que Iker Jiménez no se mete en estos charcos. Y por el populacho, nada nuevo, que al PNV le cae uno de más al otro uno de menos, los turolenses que dicen lo de ¡basta ya!, y como tenemos dos Españas como poco y no se hablan, pues nos veremos en poco tiempo, detrás de las urnas.

Así, que queridos, ¡a hacer puñetas!

La residencia

No sé si es “la caló” la que me pone de mal yogur que se decía cuando lo de la mala leche había que confesárselo al padre Pío mientras te sobaba las piernas en acto de bueno, voy a dejarlo que hoy no voy por ahí.

Y no, creo que aunque tenga cierta influencia, no es “la caló” la que me pone de mala leche, sino el hecho de que ayer los telediarios se pusieran, posiblemente con toda la razón del mundo en campaña contra el mundo de la residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid.

Como alguno de mis amigos conspiranoicos, yo no creo en las casualidades, que sí en las causalidades, y ciertamente el caso de la residencia en la que pegaban a los ancianos, no debe ignorarse, y en las que no los tratan como deben, tampoco.

Que son personas que, más que nadie, necesitan que el trato que se les ofrezca sea, sin ningún paliativo, cinco estrellas, si no seis, en lo que se refiere a ofrecerles una atención desde el punto de vista de cuidados médicos, alimentación, higiene, y trato personal.

Quizás puedan quedar en segundo término aspectos como la velocidad de la red wi-fi, mientras lleguen las fotos de los nietos con claridad, o el tamaño de las televisiones en los salones comunes.

Tampoco el agua de la piscina es algo importante, pero si la infraestructura de su baño, la forma en que le ayuden a la higiene personal, y el trato, siempre el trato, que es diferente al que se le debe a un niño, o a un adulto en plenas facultades.

Todos tienen sus áreas específicas de respeto. Pero las medicinas deben suministrarse con precisión, la alimentación que debe estar supervisada por un nutricionista, debe tratarse con precisión absoluta, y así todo aquello que deba ayudar al bienestar de esas personas.

Como digo, parece que estamos en campaña, y salen datos a la palestra donde dicen que hay cerca de sesenta mil personas viviendo en estos centros, lo que no es poco, ya que nos circunscribimos a la comunidad de Madrid, que representa un quince por ciento aproximadamente de la población española. Sesenta mil personas que vienen a pagar una media de mil quinientos euros al mes, lo que significa euro arriba euro abajo un mercado actual de unos mil cien millones de euros al año. No está mal.

Si se cumpliesen los ratios de personal que al parecer la ley exige, o sugiere, que no lo tengo claro, hablaríamos de unos quince mil empleados, que suponen un gasto por paciente de unos quinientos ochenta euros en ese capítulo, al mes, habrá que añadir los doscientos cincuenta euros en comidas, los treinta en energía, y la amortización de las instalaciones, que tampoco puede ir más allá de los diez euros por metro cuadrado al mes, que es precio de los alquileres en la Comunidad.

Otros ciento cincuenta euros al mes en ese concepto. Vamos, que el coste por persona se va a unos mil cien mil doscientos euros, al mes por interno, así que hasta mil quinientos de media hablamos de unos trescientos euros de beneficio por paciente.

No está mal, que me salen doscientos dieciséis millones de beneficios al año que este negocio deja como mínimo en los bolsillos de los gestores, en el supuesto de que todos fuesen privados, que no es el caso, pero es la tendencia.

No voy a mencionar las tasas de crecimiento en la demanda de estas plazas, pero digamos que a los fabricantes de automóviles, sin ir más lejos, les encantaría crecimientos en sus mercados similares a las demandas de plazas residenciales para mayores.

Voy ahora directo a mi cabreo, ya que parece que buena parte de las residencias están en manos de grupos de capital extranjero, cosa que en principio no me parece mal, algunas en manos de la iglesia católica o en asociaciones y fundaciones ligadas de alguna manera a la misma, cosa que por cierto, tampoco me parece mal. Lo que ya me va pareciendo no tan saludable es que los resultados de las inspecciones, de las multas impuestas por deficiencias en el servicio que se les debe a estas personas, como fallos en higiene, fallos en la comida, tanto en su diseño como en su realización, fallos en los suministros de medicamentos a los enfermos, haya decidido la Comunidad de Madrid, gobernada por cierto desde tiempo inmemorial por el Partido Popular, no publicarlos, haciendo defensa numantina del asunto.

La excusa es que en aras de la ley de protección de datos, mejor es ocultar ese asunto, no sea que vaya a afectar al prestigio de las compañías que regentan las residencias.

¡Manda huevos! Que diría don Trillo, con su deje murciano, que no hay mayor prestigio que en un escenario de transparencia el centro que tú regentas no tenga nunca una multa, que tenga todas las inspecciones pasadas “cum laude”, que los de la ISO no hagan más que poner adecuados a los procedimientos y a su cumplimiento.

Pero no, la Comunidad no lo publica. A partir de ahí toda especulación es válida, y la primera es que las residencias gestionadas por la comunidad de Madrid, lo hacen fatal, y no quieren los gestores, (partido popular hasta ahora) que les digan lo mal que en sus centros tratan a los ancianos.

El coste en votos, y lo que de eso cuelga puede ser importante, así que a callar. Las informaciones globales, que según El País da la comunidad de Madrid indican un incremento entre 2014 y 2018 del 50% en el número de multas (de 27 a 41). El importe de las sanciones pasa de 401.000 a 730.000 en el mismo período de tiempo, es decir, o que han aumentado las inspecciones, se han cambiado los criterios, o que esto va a peor claramente.

Parece claro que aquí a quien se trata de defender es a cierto grupo de residencias que lo hacen mal, y no entiendo como las que no son sancionadas, no lo publican a gritos, para salir de ese cenagal, o por qué en definitiva se oculta algo a los ciudadanos, con, por cierto un curioso silencio en esta campaña de las asociaciones de consumidores.

Claro, los viejecitos votan poco, y a lo mejor en este negocio hay amiguetes o grupos de poder que incrementan sus líneas de beneficios ahorrando en comida, en asistencia, en preparación de los empleados, en limpieza e higiene….

Pero no son tontos, y más del 85% de nuestros mayores quiere que sus días acaben en su casa, claramente conocen el percal.

Yo no lo sé, pero creo que alguien tendría que decirnos algo.

Fiat voluntas tua