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EL ECOSISTEMA

  Antes, uno cuando tenía que buscar una definición se iba al Espasa, que es lo suyo, y si eras de los de nariz levantada y monóculo, a la British Encyclopaedia, hoy reconocida como Britannica, así que me encuentro cuando busco eso de ecosistema:

“The complex of living organisms, their physical environment, and all their interrelationships in a particular unit of space”…..pas mal, me vale, que ahora ya no se puede consultar la Espasa.

A lo mejor si estuviera aún vivo mi profe de estas cosas, D. Ramón Margalef, le preguntaba a él, que los apuntes no sé ahora mismo donde andan, pero si recuerdo como allá por los albores de los setenta del siglo pasado, nos insistía D. Ramón en la conveniencia de aplicar modelos matemáticos al conocimiento del “complex of living” que dice la Britannica.

Y no nos vendría mal ahora ponernos a estudiar las poblaciones de un ser vivo en particular, al que de golpe le han cambiado su entorno “physical environment”, y sus interrelaciones en una unidad de espacio particular. Porque es lo que nos acaba de pasar al grupo de animales que se llama“Ser Humano”.

De golpe nos lo han cambiado todo, y los ecologistas callados en el fondo de su ignorancia, fuera de la de obtener dinero de su actividad política.

Tampoco los ecólogos de verdad se han dado cuenta, o no les hacen caso, que también es posible, de lo que está pasando, y sobre todo de lo que pasará. D. Ramón, me enseñó que cuando un sistema en el que viven seres vivos se altera, las consecuencias son diversas, y fundamentalmente le afectan según la profundidad de dichas alteraciones.

Es básico. De forma que aquellos organismos que antes se adapten a las condiciones del nuevo entorno en el que se desarrollarán sus vidas, saldrán reforzados, frente a los que no lo hagan, que por otra parte, corren el riesgo de desaparecer.

D. Ramón ya en 1987 en un discurso de aceptación del Doctorado Honoris Causa que le ofreció la Universidad de Laval en Quebec, nos soltó, sin despeinarse que:

“Es justo preocuparse por la lluvia ácida y los distintos tipos de contaminación, pero no voy a ocultar que el reto de nuestro futuro concierne a otros aspectos de la ecología, incluída la movilización y el control mediante el aumento de las fracciones de la energía humana que influye en la organización del espacio, y lo más preocupante, la organización de las relaciones entre los seres humanos”

. Pues es el momento. De pronto, ha entrado un elemento en el ecosistema en el que se desarrolla la vida humana, que cambia de golpe la organización del espacio y las relaciones entre los seres humanos. Nadie ha considerado en su conjunto, como va a influir este cambio ambiental en los seres humanos, y sobre todo en sus relaciones a futuro.

Hoy en la radio, un profesor del IESE, indicaba que las relaciones con sus alumnos van a sufrir cambios importantes, ya que ha descubierto que la forma de transmitir los conocimientos de forma no presencial, tiene unas ventajas añadidas a la forma tradicional, de forma que las cosas al final de esta adaptación forzosa, no serán iguales, y seguro podrán ser más eficientes.

Eficientes, palabra mágica para D. Ramón, que consideró siempre un elemento a tener en cuenta el uso de energía por parte de un sistema donde los seres vivos se desarrollan.

Y es en ese contexto donde deberemos considerar si la forma de vida y de relacionarnos con los otros seres de nuestro entorno, puede ser más eficiente en términos energéticos. Los elementos que conforman hoy nuestra sociedad, y en este momento me refiero a la occidental desarrollada, pasa por consumos inútiles de energía y por supuesto de recursos de todo tipo, simplemente por tener que desplazar a los puestos de trabajo a los millones de trabajadores que podrían hacer esa misma labor desde sus casas.

La reducción del consumo de energía y consecuentemente de los efectos adversos que conllevan junto con el posible cambio en las relaciones interpersonales del entorno, son aspectos que deberían estudiarse en profundidad.

Toda esta alteración de nuestro ecosistema, probablemente sea como la bola de nieve que va a cambiar en profundidad muchas de las cosas con las que hasta ahora hemos convivido, y sin ir más lejos imaginemos lo que puede suponer la eliminación del treinta o cuarenta por ciento de los desplazamientos diarios a su puesto de trabajo de aquellas personas que se están dando cuenta del incremento en la eficiencia por utilizar las herramientas del tele-trabajo.

Hasta las estructuras de las ciudades deberían cambiar, en cuanto a las necesidades de oficinas, por ejemplo, y desde luego no quiero ni pensar en los cambios de los mercados inmobiliarios, y su subsidiaria, la industria del automóvil dada la ausencia de necesidad de estar yendo y viniendo del trabajo por parte de un considerable segmento de la población.

Quizás sea una oportunidad para repoblar zonas a las que hoy han abandonado sus ciudadanos. Los cambios en las relaciones personales, y lo que conlleva me temo que van a ser importantes, que veremos si en el futuro me voy a meter en un ascensor con gente que no conozco, o voy a aceptar dinero físico lleno de miasmas, o la tosecita del pollo del asiento de al lado en el teatro, que no sé yo.

Y eso sin hablar de subirme a un avión ocho horas con cientos de personas apelotonadas respirando el mismo aire.

Todo va a cambiar, o al menos buena parte de lo que conocemos, aunque este virus pase, porque sabemos que vienen otros detrás y sobre todo que mi vecino me puede matar, dándome los buenos días en el ascensor.

Desde luego los hábitos de consumo tienen el riesgo de sufrir una importante modificación, desde el vestido al ocio, desde el deporte hasta las vacaciones, que a ver quién es el guapo que se apelotona en la playa de Benidorm a broncearse con otras cien mil personas alrededor.

Esos que creen que la vieja Gaia se está vengando del ser humano que la estaba enguarrinando demasiado, a lo mejor llevan razón, que es la forma fácil de verlo, pero quizás haya que estudiar más a fondo la evolución de los ecosistemas, cuando la energía consumida es insoportable.

Habrá que ver

En Cuarentena

El confinamiento tiene sus ventajas, qué queréis que os diga, decía un amigo mío, ese que de vez en cuando se me echaba encima mientras en mi rincón de Boadas apuraba mi Negroni.

Yo la verdad no tengo el coño para farolillos, y me cuesta ver los beneficios del tal ejercicio, mayormente porque no me pongo a pensar las cosas que hago en este estado.

La primera es que he dejado de jugar al golf, como si eso contagiare o contagiase, que yo juego solo y mantengo la distancia de seguridad de doscientos metros que nos pide el Marshall del campo, para no romperle la cocorota a Don Fermín que va jugando su partido de jubilata con tres de su quinta, y tiene previsto acabar el algo menos de seis horas y bajar de ciento sesenta golpes, Mulligan flotante incluído.

Si, ya sé que el empleado de recepción tiene que cobrarte el “fee”, y cuando acabas, el paso por el hoyo diecinueve, es obligado, y ahí también puedes liarla parda.

Tremendo, solo te queda coger el wedge de sesenta grados y tratar de meter la bola por el agujero del fregadero, aunque con mi grado de precisión puedo acabar con todo el menaje.

Pero no hay mal que por bien no venga, al menos no perderé bolas en los barrancos de la Alcarria, que lo de los lagos americanos, lo tengo ahora dejado a un lado a la espera de tiempos mejores.

Las cosas son así, y cuando te has cansado de noticias, has visto todas las series de todas las plataformas, te has chupado los documentales de la dos, sin pestañear, y en un alarde de masoquismo rayano al suicidio, empiezas a ver los de ARTE, en gabacho y en alemán, es cuando te das cuenta de que tu amigo, el atorrante, el que te interrumpe los Negroni en Boadas, no va a convencerte de las maravillas de la cuarentena, ni de coña.

Que ahora que no lo tengo enamorado, le ha dado por la introspección, que no está mal, aunque mi amigo introspecciona hacia afuera, y así no vale.

-Que te pones a pensar, dice, en todas las cosas buenas que has hecho, y en los errores que has cometido, y te abocas a una especie de catarsis liberadora.

Yo medito un poco lo que dice, me pongo más absolutista que Fernando VII, y le suelto un “¡Vivan las caenas!”, que no estoy ahora para liberarme, y menos vía introspección, con lo que apenas me queda, una vez desechado el tema de las series de televisión el programa que me sugería mi tía Maria Luisa, lo de “Lavadero y biblia” Era una forma de pasar los fines de semana cuando no había un duro, ni se le esperaba, que la mujer pasaba a la terraza de la parte de atrás de su casa, donde daba el sol, se remangaba las enaguas, y sentadita al sol, pasaba tranquilamente leyendo algún capítulo del Deuteronomio o del libro de los jueces, que no importaba. A lo mejor sonaba Ama Rosa en la radio, ni me acuerdo, ni tampoco es importante, lo importante era aquel confinamiento no deseado, como este, pero provocado por la falta de dineros, no del exceso de virus de diseño.

Mi amigo me dice también, que este confinamiento es una oportunidad de oro para reorganizar la casa, y no sé cuántas cosas más, que si poner bombillas, limpiar los lomos de los libros, y sobre todo para darle a la lejía en superficies, y no sé cuántos sitios más.

Será así, pero no tengo ningunas ganas de hacerle caso, que lo que me apetece ahora es dilucidar si las fuerzas armadas de este país van a conseguir a fuerza de multas pagar la factura de todo esto, que me dicen que ya es uno de abril, y los de Hacienda ni perdonan ni olvidan….¡hay que ser rencoroso!.

Yo tranquilo por otra parte, ya veis, escribiendo un poco, y escuchando, a la que me descuido, el parte de guerra del que hablábamos ayer, que sigue sin mencionar lo del ejército rojo desarmado, de forma que ni parece que los del prucess salgan de chirona, ni de coña aparece la famosa luz al final del túnel.

Me dicen que tengo que salir al balcón a aplaudir, no sé si al gobierno, o a los que se juegan el pescuezo intentando resolver las cagadas de nuestras autoridades, atendiendo enfermos, o poniendo multas a ritmo de naranjero, capa verde, tricornio y bigote a la turca como la sonata de Mozart.

Pues sea, aplaudiremos, balaremos como las ovejas manipuladas que somos, e iremos a donde el pastor diga que tenemos que ir, que estas cosas son así, y sobre todo no olvidemos que hay que declarar a Hacienda los logros del año pasado, y que nadie se alarme, que nos van a devolver unos diez mil millones que trincaron de más el año pasado, y de intereses de demora, nadie habla, que los que hicieron la ley bien lo tuvieron en cuenta.

Me estoy poniendo pesado, y veo que además el móvil no da para más que se me acaba antes de que caiga la tarde. Será que le estoy metiendo caña, que ya dije que eso de la introspección hoy no me apetece, aunque mi amigo que no deja que me tome tranquilo mi Negroni, cuando me ve en Boadas, insista.

Así que quizás, mañana más, que todo esto ya empieza a preocuparme, y no es por la posibilidad de que el bicho me pille, sino por todo lo que me temo que se va a llevar por delante este tinglado de la antigua farsa.

Respirad

La Excusa de la Pandemia

 Sí, es cierto, estamos pasando un trago duro, y creo honestamente que sin excepciones de países, razas, creencias, o posición económica. Todos estamos expuestos a que nos toque esa no deseada lotería de la infección por el tal virus. Las consecuencias inmediatas ya las estamos viviendo. La gente encerrada en casa, demasiados mayores, o personas con deficiencias de salud se están marchando antes de tiempo, y no parece justo.

Las siguientes consecuencias son las de las libertades individuales, que también se están deteriorando a pasos agigantados. A golpe de decreto se nos confina en casa, lo que no es demasiado ilógico, a mi parecer, dadas las características del reto que tenemos delante, pero al fin y al cabo es una primera libertad que se nos restringe, y eso no es bueno.

Esas libertades, que a lomos de un decreto dictado deprisa y corriendo a lomos de la ola del pánico, no solo restringen los movimientos de algunos ciudadanos, sino que trasforman en jueces a policías que sin ninguna formación jurídica deciden quién y quién no está cumpliendo con la normativa gubernamental. Y eso, eso, me parece que va contra lo que debería ser un estado de derecho, para transformarlo en un estado policial.

Las autoridades han emitido una norma llena de agujeros, que pueden, a criterio del policía de turno, transformar en culpable, sin juicio a un ciudadano inocente. No podemos permitir que los guardias decidan si ir a comprar el pan, solo el pan, es un incumplimiento, ya que la norma nada dice de qué tipo de alimentos hay que avituallarse, ni de las cantidades que deben comprarse, ni a qué centro o supermercado hay que ir para realizarlas.

Me he tomado la libertad de leer el Artículo 7 del citado Real Decreto 463/2020 y su corrección en el 465/2020, y una vez leídas las limitaciones me surgen las siguientes dudas, que por supuesto un guardia erigido en juez, sentenciará.

a) Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.

-Aquí, no se especifican cantidades, centros a los que hay que ir, no se especifican que se entiende por productos de primera necesidad, lo que se deja a criterio del representante del régimen policial al que estamos siendo abocados, establecer la sentencia. Comento esto por la noticia que ha salido en los medios de una multa de mil euros a alguien que le dijo al agente que iba a comprar Nocilla, que a mi entender es un alimento.

Quiero recalcar que no estoy de acuerdo con la actitud del multado, pero sensu estricto, no infringió la norma, y el policía decidió si comprar Nocilla era legal o no. Eso es estado policial colgado de una ley mal hecha.

b) Asistencia a Centros Sanitarios,

–Yo supongo que si me duele un dedo de la mano izquierda, y decido ir a que me visite mi médico particular que pasa consulta en su casa, estoy cubierto por la ley, y tengo derecho a hacerlo. ¿Pero cómo convenzo al representante del estado policial?. La ley no dice nada, absolutamente nada, lo que me lleva como ciudadano que era a un estado de inseguridad jurídica inquietante.

c) “El apartado 2 del decreto, viene a decir que los agentes de la autoridad podrán practicar las comprobaciones en las personas, bienes, vehículos, locales y establecimientos que sean necesarios para comprobar y, en su caso, impedir que se lleven a cabo los servicios y actividades suspendidas por este real decreto, salvo las expresamente exceptuadas. Para ello, podrán dictar las órdenes y prohibiciones necesarias y suspender las actividades o servicios que se están llevando a cabo

.” -Esto es una definición de estado policial, en toda regla.

d) Cuando hablamos de atender a personas mayores, o discapacitados, ¿De qué hablamos?.

No se hace ninguna mención al grado de discapacidad, o a la edad de la persona, o si tiene una incapacidad temporal. Así que cuando el Sr. Agente te para, no sabes, dejando a un lado tu palabra de honor, como demostrarle al tal agente policial que lo que ha provocado que estés en tránsito, se ajusta a la norma.

De nuevo dejamos la sentencia en manos de una persona que no está preparada ni diseñada su labor para estos menesteres.

Cuando hablamos de la residencia habitual, a qué nos referimos. ¿A la dirección fiscal?, a donde duermes más de no sé cuántos días al año, o quizás a la casa de ese familiar al que te desplazaste para atenderle durante estos días de confinamiento.

Y de nuevo, ¿Cómo diantres le demuestro esto al agente? No dice nada el Real Decreto de la documentación que debe mostrarse al policía cuando estás yendo a tu puesto de trabajo en un hospital, por ejemplo, con lo que dejamos de nuevo a criterio del guardia la sentencia sobre la situación.

Y así lo mismo, si voy al banco, o causa de fuerza mayor o necesidad. ¿cómo se define fuerza mayor, o necesidad delante del guardia? Lo que es necesidad para mí, no lo es para él, y él juzga….

El tal real decreto está lleno de imprecisiones, que al final acaban con mi libertad coartada, lo que si se ha decidido que sea así por parte del gobierno, es una canallada, y si es por falta de profesionalidad…vosotros mismos.

Si buscamos en internet la modificación del decreto, el 465/2020, veremos que es una continuación de la canallada o de la chapuza, que viene a ser lo mismo, y si leemos las interpretaciones que la abogacía del estado da a las cuestiones planteadas, tampoco aclara nada, ya que al no haber sentencias judiciales al respecto, la indefensión del ciudadano sigue viva.

Que conste, que soy el primero en no salir, en intentar seguir escrupulosamente las indicaciones que se nos dan, ya que creo en ellas. Pero como se nos han transmitido, como se han publicado las normas, y como se le ha dado un poder a las Fuerzas de Orden Público, me parecen un ataque a las libertades que la ciudadanía tiene.

Y para terminar, y apoyando este argumento de estado policial, la normativa no explica el tema del paseo de las mascotas, nada hay escrito en el BOE, pero eso sí, la Policía ya ha empezado a decir lo que se puede y lo que no se puede hacer. Y lo siento, no es su trabajo, no lo es.

Que os vaya bonito

Epicuro en Confinamiento

Muchas veces me ha dado por escribir instalado en ese aforismo epicúreo del “carpe diem”, y miren ustedes que como en esta ocasión de reclusión, ninguna que recuerde.

Que lo del epicureísmo en tiempos de vino y rosas tiene, entre poco y ningún mérito, que ahora es el momento de echar mano de la fuerza de la creencia y tratar de buscar el placer en el entorno de aislamiento en el que nos encontramos.

El sus escribe, (suscribe dice el fisno), no ha tenido, gracias al diablo, la oportunidad de encontrarse en confinamiento físico, más que el correspondiente a un catarrillo de esos que se curan con el jarro, y además el confinamiento lo decidió el estado de postración, la fiebre, y algún elemento vivo del entorno que se empeñaba en quien siguiera en la cama.

Lo de ahora es un confinamiento de cárcel, leve, pero cárcel, que no te dejan salir al patio con los otros reclusos, es más es un confinamiento sin derecho a vis a vis, sin contacto con tu abogado, y con penas amenazantes de mutas dinerarias.

Poco queda, pero como es un confinamiento con papel higiénico, intentare hacer como el bueno del Marqués de Sade, que según tengo leído escribió desde su calabozo bastillero en tal soporte, cosas como las ciento veinte jornadas de Sodoma, o las historias de Justine.

Claro que mis amigos, esos que no son unos atorrantes, no sé si van a estar muy felices si continúo por los caminos del tal Marqués, que su ateísmo es galopante, y sus tendencias a lo escatológico quizás sean algo exageradas para algunas sensibilidades.

Por otra parte, hay que reconocerle al bueno de M. Alphonse, el ser un verdadero espíritu libre, libertino, diría el pacato, que el poner freno moral a las acciones o a las opiniones, puede ser un freno a la libertad.

Y Sade, al final era, es, que sigue viva su obra, un canto a lo que puede hacer el ser humano en libertad. Pero claro, no hay que olvidar que las acciones siempre tienen consecuencias, y el mostrar las más (según la moral generalmente aceptada) abyectas situaciones, en donde se trata del dominio de los seres más puros no es más que ofrecer una posibilidad al lector, y él sabrá como tiene que obrar.

Ha habido dos lecturas en mi vida en las que realmente he temido pasar una página, por miedo a enfrentarme a una situación que dudaba poder soportar, sin un sentimiento negativo de asco, repulsa, o simplemente de daño moral al ponerme en la posición de la víctima, y una ha sido esta obra de Sade, “Las ciento veinte jornadas de Sodoma” ; la otra más moderna, ese American Psicho de Bret Easton Ellis, ambas seguidas por sus correspondientes versiones cinematográficas, la primera del gran libertino-provocador Passolini, y la segunda de no sé quién, así que a quien le interese que pasee por la Wpedia, que en confinamiento hay tiempo para todo.

Alguien diría que ambas son obras que acarrean una carga de apología de la violencia demasiado obvia, pero la verdad es que siendo desde cierto punto de vista, cierto, yo no me siento nada motivado a matar a patadas de mis pulcros zapatos cordovanes de Adler, a un pobre “homeless” de la ciudad americana de turno, ni me apetece hacer comer mierda, a la rubita angelical, ni violarla, ni matarla siguiendo un rito perfectamente marcado por mis colegas y yo.

Todo lo contrario, los escritores me muestran lo que se puede hacer, por si no había caído en la cuenta, y ya es cuestión mía, el procesarlo de una u otra forma.

¡Faltaría más! Y en el estado de reclusión en el que me encuentro, sin haber hecho nada, pero para no hacer daño a nadie, me enfrento a mi epicúreo “Carpe diem”, y al reto de utilizar ese tiempo en disfrutar, que es lo que dice que debo hacer mi manual de autoayuda “Como ser epicúreamente feliz en diez pasos” “by Dale Carnegie.

Y en ello estoy. ¿A satisfacer los instintos más bajos?, confinado en soledad, queda el onanismo, y no sé yo, vamos que no emociona. Puede uno darle un tiento a la bodega, pero va a pasar esto del bichejo, querrás celebrarlo, y verás con tristeza que aquella botellita del Domaine de la Romaneé Conti, te la cepillaste por un aquel de sacar adelante el epicureísmo durante la reclusión.

Así que tampoco, que los grandes placeres, en libertad, ¡coño! Y se van cerrando las opciones, aunque uno de mis amigos, me suelta aquello de que hay que hacer un ejercicio intelectual que proporcione placer.

Bien está, placer al que se ejercita, y placer, quizás a quienes siendo sujetos pasivos, puedan a través de la discusión encontrarlo. Es una idea, y a mí estas ideas me producen ganas de provocar, que siempre hay alguien que entra al trapo, y ya tenemos toros esa tarde.

Así que no sé cómo voy a epicurear esta jornada, segunda de las ciento veinte de Sodoma, pero lo más probable es que una vez ya leído el opúsculo de Pessoa sobre los masones y el ocultismo, que por cierto me ha parecido, por partes, un cabreo monumental contra un político imbécil, y luego unas disquisiciones más obtusas que el pensamiento de Zubiri, me he encontrado que por ahí no va Epicuro, y habrá que buscar otras alternativas.

Quizás sacar del armario esa Bohéme de Zefirelli, que aún tengo en la retina por haberla visto en demasiados sitios, y siempre con emoción, pero no sé.

Luego, claro, te vas a la otra reclusión, la de Fray Luis de León, y no me veo sembrando huertos en la ladera del monte, que además ahora los municipales no me dejan, así que no por ahí tampoco.

Si no fuera tan rebelde y tan cabrón me dejaría llevar, por cualquier céfiro que pasase, pero a lo mejor va lleno de miasmas, y tampoco.

Será pues asunto de buscar mi túnica negra, mi sombrero de alas, mis gafas de protección, mis zapatos puntiagudos, mis guantes ceñidos, y mi máscara de medico veneciano, que esto es 1348, y la peste está aquí.

Luego a la caída de la tarde, mientras aplaudo a los médicos, esperaré ver pasar la Santa Compaña, que encabeza Max von Sydow esta semana, me monto una danza de la muerte estilo medieval, y luego ya veremos.

Planazo!!

El Virus Coronado

No lo sé muy bien, me lo imagino, quizás sea por lo de la maldita epidemia que nos tiene a todos contra la cuerdas, encerrados, mirando por la ventana, recordando, quizás, a los escolares de Machado, “Monotonía de lluvia tras los cristales”.

No lo sé muy bien, pero de pronto, veo que los libros que tengo en la mano ahora mismo, tienen títulos inquietantes….”La Peste”, “Peste y Cólera”, y cosas por el estilo. Hasta Thomas Mann anda por aquí con su profesor Von Eschenbach y el “Bello Tadzio”.

Habrá que poner el adagietto de la quinta de Mahler, y ambientar la cosa, ya que hoy ando algo lejos de los salones del Excelsior en el Lido.

Así que en vez de coger el periódico que me informa de lo que pasa al otro lado de la Laguna, tendré que conformarme con el “Parte” que a buen seguro nos brindará Radio Nacional.

Van contándose los infectados, los fallecidos, y aquí, en el siglo XXI, con las murallas de la ciudad cerradas, vemos a los médicos pelear casi sin armas contra la epidemia.

Parece, por lo que tengo leído una nueva Orán camusiana, o la Viena de 1348, que al final es lo mismo. Y también el comportamiento humano se empeña en ser idéntico, llenando el que puede la despensa, el que puede ignorando la importancia de la solidaridad, y claro, siempre la casta, que hay médicos en palacio, y no a todos los ciudadanos se les ha de dar el mismo trato.

Al fin y al cabo es el Sultán quien nos lleva de la mano. El grito del “Fu” Cuerda,: -¡Solo Vos sois necesario, que nosotros somos contingentes! Las cosas son así, las luchas contra los microbios, llevan al Papa a postrarse delante de la imagen que salvó a Roma de la Peste, después de haberla arrasado.

Quizás los nuevos artistas de la escultura, de la pintura, nos regalen monumentos en acción de gracia a la marcha de esta pandemia, ¿quién lo sabe?, ¿a quién le importa?. Estamos como los europeos del siglo catorce, peleando con miasmas que van por el aire, de esas que vienen en los barcos de Marco Polo, o en el tren de la seda.

Que si antes era la Yersinia pestis, hoy es el bicho más pequeño y no cabalga a lomos de los piojos de las ratas. Lo que sigue sin importarnos un comino, que lo único que nos importa es sobrevivir, tener de paso la barriga llena y el culo limpio, lo que a buen seguro habrá de ocurrir, siempre que no seamos eso que ahora se llama “población de riesgo”.

Las cosas son dolorosas, y en estos primeros días de prisión parece que intentamos colocar una cobertura de humor a lo que hay, y no está mal el intento, pero veremos lo que dura la cosa, que empiezo a recordar aquellos experimentos de ratas encerradas en cajas con una población exagerada de congéneres.

En el terreno de la broma, parece que este bicho, nos está suavizando lo de las emisiones de CO2, y el confinamiento a lo mejor resuelve lo de la natalidad de occidente. No me gustaría que me llamasen de la generación del COVID 19. Que también están los del apagón de Nueva York, y los del Baby boom de López Rodó, por lo menos.

Si hay algo que siento es el no estar ya en activo, para intentar ayudar desde mi profesión a todos los que ahora están dando el callo como campeones en tantos y tantos puestos que son vitales ahora para que el trago pase lo más rápido y con el menor daño posible también.

La parte decepcionante de todo este panorama está en nuestros políticos, y cuando digo nuestros hablo de todos, desde Tito Trump a Boris, desde el jeque árabe al ruso, desde nuestros….mejor no hablar de ellos.

Que a las políticas no les iban a quitar el gustazo de contaminar Madrid con su manifestación, ¡que nosotras podemos!, si hija expandir la epidemia, que salir en la tele gritando no tiene precio, y unas cuantas vidas no son nada.

La verdad es que ignoro si lo que ha ocurrido ha sido pura y simplemente estupidez, que dado el pelaje del personal involucrado, ya podría ser, o un simple me importa un carajo el que mate a unas cuantas personas más, siempre y cuando salga en la tele vestida de morado, como el Cristo del Gran Poder.

Para Tito Trump es el bichito europeo, y lo que le preocupa de verdad no es que se le mueran ciudadanos, si no que el sistema financiero tenga un aspecto feo cuando tengan que elegirle sus ciudadanos.

Para don Boris, parece que epatar es lo suyo, y si tengo que infectar el país, matar unos cientos de miles, y salvar la economía, ¡pues misión cumplida!.

Que el ruso y el moro se tiren de los pelos por unas décimas de penetración en el mercado mundial de petróleo, es lo que se puede esperar de esta gente.

Y al ciudadano se le aplica la ley vigente, que no puede ser de otra manera.

Y sálvese quien pueda, y a no preocuparse que Don Aznar ya anda en Marbella, que allí las penas son con pan, y ya se sabe, con pan son menos penas.

Y yo con la pena de no haber podido seguir a mi líder y montar mis reales en La Zagaleta mientras esto pasa o no pasa.

No quiero ser malo pero seguro que Felipe está navegando por algún sitio tranquilo, que es lo suyo, lejos de las miasmas, que matan a los que fuman puros, dicen.

Me dicen que ya no hay noticias de guerras, que haberlas haylas, me dicen que Don Erdogán ya no se pelea con la U.E. por un quítame allá esos refugiados, y que los griegos ya no son importantes para impedir que entren refugiados en Europa.

No se manda papel higiénico a los campamentos y en dos semanas se ha vaciado.

El Hombre, el Ser Humano es el que sobra, y si la economía no peta, ya tenemos excusa para darle una vuelta de tuerca más al tema laboral, que últimamente se nos estaba escapando de las manos.

La parte más bonita, al final la han dado los ciudadanos, que me he ido a apuntar a una página web de voluntarios para ayudar a la gente que necesite lo que sea, y en la página de la Comunidad de Madrid, salía un mensaje de agradecimiento, que las siete mil plazas necesitadas estaban cubiertas, en un plis, parece.

¡A mí no me tosan!

El artículo 52D

Creo, que aunque no me guste hablar de medidas políticas concretas, o de leyes publicadas en el BOE, hoy me siento obligado a hacerlo, de la misma forma que debo criticar a ciertas organizaciones paniaguadas que se apuntan al carro de la publicidad en medios de comunicación, una vez que su ineficacia o su inacción ha quedado patente.

Me estoy refiriendo al famoso artículo 52D del estatuto de los trabajadores, fruto de la maldita reforma laboral que coló a la ciudadanía el Partido Popular allá por 2015, hizo cuatro años en octubre. “Por faltas de asistencia al trabajo, aún justificadas pero intermitentes, que alcancen el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos siempre que el total de faltas de asistencia en los doce meses anteriores alcance el 5% de las jornadas hábiles, o el 25% en cuatro meses discontinuos dentro de un período de doce meses”.

Se excluyen las actividades sindicales (faltaría más, que los liberados son sagrados), huelga legal, (más a favor de sindicatos) accidente de trabajo, embarazo y asociados a tal hecho, vacaciones, y si tienes una enfermedad no laboral cuando haya una baja acordada por los servicios sanitarios oficiales pero eso sí que dure más de veinte días.

¡Ah! La violencia de género, el cáncer o enfermedades graves (no especificadas) también son excluyentes. Por cierto con nueve días en dos meses estás en la calle, si en el año anterior has faltado diez días, estás fuera, y si en cuatro meses cualquiera dentro de un período de doce meses has faltado veinte días estás fuera. En cualquier caso las cifras parecen contradictorias.

Pues qué bien, en estos cuatro años, todos callados. Los primeros los llamados sindicatos de clase, que una vez asegurados sus derechos, el de organizar huelgas, y el de tener bien amarrados a sus liberados por actividades de ¿defensa? de los trabajadores.

Pero defender el derecho de los trabajadores, ni les iba bien a los sindicatos, esos que hoy salen a la calle, con toda su caradura, para lamentarse por que el Tribunal Constitucional, ha considerado procedente el despido de una persona según este artículo, sin haber echado a la calle a toda la masa social de este país durante cuatro años todos los días.

Todos sabemos que mañana la cosa está olvidada para estos pollos, que ya han hecho ruidito hoy y han salido en el Telediario de las tres y en los informativos de la radio esta mañana, lamentándose de la actuación del Constitucional, pero sin decir ni pío sobre su inacción de cuatro años o de su ineficacia.

Como su salario proviene del bolsillo de todos los españoles, vía impuestos, tan contentos ellos, que si se tratase de vivir de las cuotas de sus asociados, habían cerrado hace tiempo, o se habían puesto las pilas y no tendrían que echar la culpa de su ineficacia al Tribunal Constitucional.

Y por cierto, dado que el salario de los Señores Magistrados del Constitucional provienen de mis impuestos, y en aras de la transparencia, no me importaría saber si sus señorías se encuentran en alguno de los supuestos del 52D. Que deberían publicarse sus plantillas de asistencias, ¿o son de la pata de Judá?.

No se escapan los partidos que han sido oposición y que llevan colgado el letrero de “obrero”, o de “desencantado”, podamos o no, ya que como mucho, y hablando de la legislación laboral, lo más que han dicho (hacer no han hecho nada), es que hay que derogarla, cuando lo primero que deberían haber hecho, es explicar con todo detalle los derechos que los trabajadores perdieron durante estos años, que algunos se imaginan, pero son ellos como responsables legisladores, quienes nos lo deberían contar.

¡Ah!, y ya que estamos tampoco me importaría ver publicadas las bajas o inasistencias de sus Señorías los Diputados a Cortes, y Senadores.

En cualquier caso, leyendo el documento legal de marras, no es difícil, incluso para mí, ver las inconsistencias, y las derivas en contra de los derechos de los trabajadores que hay por todas partes.

El más pequeño de los ejemplos es la parte final del tal artículo 52D, donde se te excluye de la norma si tienes cáncer. ¡Cooooñoooo!.

¿Tiene que poner el médico en el parte de baja que tienes cáncer?, ¿Dónde queda tu derecho a la intimidad?, y por enfermedad grave, ¿qué se entiende?, ¿Una gonorrea? ¿Una bronquitis crónica? ¿Una hernia discal?

Yo no sé si hoy ser VIH positivo se considera una enfermedad grave, quizás sí, quizás no, ni si una enfermedad genética, pongamos por caso la hemofilia lo es.

Y los doctores aireando las fichas médicas de sus pacientes para que se quede tranquilo el pollo de la CEOE, o el patán del empleador, y la intimidad del paciente-trabajador, a hacer puñetas.

Y quiero recordar a todo el mundo, que esta norma, absolutamente contraria a los derechos conseguidos por los trabajadores, no sería necesaria, si las bajas no fueran, en algunas ocasiones percibidas como ficticias, y estuvieran los servicios de Inspección de Trabajo e Inspección Médica debidamente dotados, y no sobrevolara siempre el fantasma de la corruptela sobre el ambiente.

Pero claro, unos Inspectores de Trabajo suficientes y bien formados, a lo mejor no les venían del todo bien a los empleadores, esos que chulean horas extras, que no pagan los pluses pactados, que encadenan “ad nauseam” los contratos basura, pero que se apoyan en esta norma para arañar un beneficio extra a la última línea del balance.

No voy a extenderme más, y recordaré a los periodistas, a los de los Telediarios, a los de las radios de por la mañana, que no es hoy el día de rasgarse las vestiduras, o alegrarse de la sentencia (depende del pelaje político del medio y cuál es el pesebre donde comen), sino el día siguiente de la publicación en octubre de 2015, de esta infamia

Quizás ahora haya que pedir a los médicos, que en vez de escribir “enfermedad común” en los partes de baja, escriban enfermedad grave, sin especificar, tal y como dice la norma, y mantengan la baja durante, digamos, veinticinco días, y a otra cosa.

¡Mecagüen!

Multi-resistentes

En un congreso de enfermedades infecciosas en Buenos Aires, destaca un artículo en el País, una vez más se han alzado voces, de esas que no salen en primera página de los telediarios, ni en la prensa que prefieren estigmatizar a la inmigrante, mujer y negra, por el crimen de Almería, que si hubiese sido caucásico, hombre, y del pueblo de al lado, no hubiese sido lo mismo, contra la actual situación de la guerra que estamos perdiendo contra los agentes infecciosos bacterianos.

Y es que esa historia de los antibióticos nos va a devolver, como esto siga así a cuando Margarita Gautier se nos moría de tisis en los brazos de su Alfredo. Quizás haya que recuperar aquellos sanatorios de montaña (mágica), en los que se dejaba la curación del M.tuberculosis al calor del sol y a las sopitas grasas con jerez.

Dice el ponente, y dice bien, que las infecciones bacterianas, de seguir las cosas de esta guisa van a ser un azote de la humanidad superior al que hoy significa el global del cáncer. Ya veremos, pero estoy muy cerca de las tesis de este profesor.

Mantiene que el lugar más peligroso para infectarse de un microorganismo multiresistente (que resiste la acción de varios antibióticos), es el propio hospital, donde en primer lugar hay gente que los trae de casa para que les curen, en segundo lugar y dado que es fácil que haya mucho enfermo inmunodeprimido, los tratamientos para conseguir que el paciente salga adelante pasa por el suministro de varios antibióticos en dosis normalmente elevadas.

Desgraciadamente aunque se cure a un montón de nosotros con estas técnicas, siempre queda algún bicho de estos que no se muere, y está dispuesto a contagiar al siguiente cristiano que pase cerca, con el agravante de que lo más probable es que el bicho se haya aprendido la lección, y los cocteles de antibióticos que puedan curar al nuevo infectado, ya no sean útiles.

Propugna el ponente un primer estadio barrera en los centros hospitalarios, para reducir al máximo las infecciones nosocomiales (las que se adquieren en el ámbito sanitario), que pasan por una higiene exquisita del hospital, con lavados de manos constantes, con limpiezas exhaustivas de suelos, conductos de ventilación, ropa, y….por favor un wáter por paciente.

Es decir, en prevención, que de siempre ha sido el caballo de batalla en el mundo sanitario, muy mal entendido por los elementos económicos del sistema que ignoro si consideran el ahorro que significa la inversión de recursos a la hora de evitar que las enfermedades lleguen a los ciudadanos.

Que siempre he mantenido que los hospitales no son sino el resultado del fallo de la prevención, desde el herido de un accidente, que siempre se pueden evitar (con inversión económica) hasta el que llega con un tumor por haber fumado mucho, o porque no se le hizo un chequeo a tiempo.

Las políticas de antibioterapia, que aparentemente impiden a un ciudadano como yo adquirir un antimicrobiano en la farmacia, claramente no funcionan, que los tienes disponibles en buen número de boticas, y si estas fallan, no hay problema, te los envía a casa el señor internet previo análisis de tu Santa Visa bendita.

Y siendo esa otra de las causas de que se vayan creando esas cepas microbianas multiresistentes, hay que considerar también si algunos criterios de galenos a la hora de prescribir son realmente adecuados, que si te descuidas te los sueltan para una gripe, o para una infección vírica, que está por llegar el momento de que para tratar una infección, aunque sea, leve el facultativo en escasísimas ocasiones pide un antibiograma, (técnica por la que se enfrenta a una bacteria a varios antibióticos y ver así cuales son efectivos contra ella), y prescribe de forma empírica.

El resultado, a falta de esa información, contribuye desgraciadamente a crear innecesariamente resistencias. Por cierto un antibiograma tradicional cuesta alrededor de tres euros y el resultado puede tenerse en 24 horas, y si se utilizan sistemas automáticos, puede ser cosa de muy pocas horas a uno cinco o seis euros la prueba.

Claro que hay que tener laboratorios especializados, e inversiones adecuadas en equipamiento, y por otra parte seguramente reduciría el consumo de antimicrobianos en importantes cantidades de dinero que a buen seguro afectarían los balances de las compañías farmacéuticas. Pero eso es otro cantar.

Por último, no quiero dejar de considerar que la carencia de barreras higiénicas en la ganadería, fuerza a los productores de carne a, literalmente, atiborrar a los animales, especialmente aquellos que viven hacinados en corrales, establos, pocilgas, con antibióticos para intentar que no se les mueran de cualquier barbaridad, que además, y dadas las condiciones de estabulación, se garantiza un contagio rápido y masivo a la explotación.

Ya podemos imaginar que esos antimicrobianos, añadidos muchas, demasiadas veces a los piensos acaban en nuestra dieta cotidiana, es decir, que estamos tomando pequeñas cantidades diariamente de estos compuestos, lo que consigue una de las mayores formas de crear resistencias.

Recuerdo, hace años, una práctica, que me parece ha desaparecido, que consistía en añadir a la leche de vaca un enzima (penicilinasa, o betalactamasas), que rompía los antimicrobianos presentes en la leche, y que se habían administrado a las vacas, ya que su presencia impedía la producción posterior de yogures, o cierto tipo de quesos. Esa práctica está prohibida, pero se realizaba hasta hace muy poco tiempo.

Y como dice el artículo de El País, si un extraterrestre nos viese decididamente nos concedería el premio a la más estúpida de la especies del Universo, ya que hemos sido capaces de cargarnos una de las mejores armas terapéuticas que jamás ha tenido a su alcance la Humanidad, y lo hemos hecho, sobre todo para que algunos ganasen algo más de dinero, lo hemos hecho, porque otros no han sido capaces de implantar las medidas de barrera necesarias que impidan la dispersión de los microorganismos, o de ajustar los diagnósticos y las terapias correspondientes a cada caso en particular.

No hemos sido capaces, y de esa forma nos enfrentamos al riesgo de que a la vuelta de unas décadas, y esta vez con la carga de conocimientos que poseemos en cuanto a la microbiología de las infecciones asistamos a otra plaga de Y.pestis, pero esta vez multiresistente, y sin ratas a quienes echarles la culpa.

Bueno sí habrá ratas culpables, ya las hay, pero esta vez caminan erguidas a dos patas.

Con su pan se lo coman

 

Urgencias

Para cabrear a mis amigos médicos siempre les suelto aquello de:

-Chicos, creo firmemente que solo hay dos tipos de enfermedades, las que se curan solas, y las que no se curan.

Y bueenoo, nos echamos unas risas, si hay suerte les saco una cañita, y a otra cosa.

Y desde luego sé que exagero, que es por meterle los dedos en los ojos a mis amigos, que ellos también tienen sus técnicas, y en una cosa que pretende ser pública como esta, no voy a liarla parda, que tal y como están las cosas me monta el colegio de médicos un cristo de mucho cuidado, y todo esto es entre amigos y en tono menor.

Y viene esto porque estoy escuchando de forma repetitiva en la radio, que la tele me aburre cada día más y las presentadoras del telediario empiezan a ser pelín rancias, que en La Paz se les están montando unos pollos considerables en los servicios de urgencias, que La Paz es un hospital entre muy bueno y excelente.

Esa es su desgracia, que la peña a la que tiene un moquito más allá de lo razonable se apuntan corriendo a sus servicios de urgencia que, dicho sea de paso gozan de una calidad y un prestigio envidiables, con el consiguiente efecto de que la cosa se colapsa en un abrir y cerrar de ojos.

Y los sindicatos ponen el grito en el cielo, con toda la razón, argumentando que los profesionales que atienden el servicio son escasos para la atención que deben dar a los pacientes, que algún facultativo tiene un ataque de ansiedad, y ya que está en el servicio hay que atenderle, (no se de forma inmediata o haciendo la cola correspondiente como un ciudadano más).

Claro, y bromas aparte, por mucho pico gripal que haya, y es que la gente no se vacuna ni a tiros, la peña no se ha enterado que esa es una de las enfermedades que se curan solas, si no se previenen.

Tampoco se han enterado que tienen una cosa que se llama médico de cabecera, vamos el generalista, que desde luego te atenderá cuando la gripe se haya curado sola, y entonces sientes que el derecho que tienes a la sanidad cuando te atiende el de cabecera, es como si fuera low cost.

Así que a La Paz, que quizás debería resolver el problema que como punta de iceberg asoma en la guerra de sus urgencias y seguro tiene raíces más hondas. Pero a lo mejor es que el presupuesto no llega, que la capacidad de maniobra de la gerencia no permite resolver el asunto.

Quizás la política de la Comunidad de Madrid quiera tocarnos el tema de la sanidad y quieran demostrar que los números que ofrece el último hospital privado son muchísimo mejores que los de La Paz, y hay que resolver los problemas de productividad, y lo que te dé la gana.

Siempre he pensado que los servicios de urgencias están sufriendo el abuso que procede de la mala utilización por parte de los ciudadanos, y la mala defensa que de esa inadecuada utilización hacen los hospitales.

Entiendo que un servicio de urgencias se colapse en caso de un accidente con múltiples afectados, pero el resfriado debe tratarse en el ambulatorio, en las urgencias del centro de salud, cuando te toque en tu médico de familia, o mejor, como se ha hecho siempre, que esta es de las que se curan solas, así que al catarro con el jarro.

Las noticias que me llegan, indican que ha sido La Paz, el hospital que se ha colapsado, que otra cosa sería que todos los hospitales de Madrid estuvieran en la misma situación, cosa de la que no nos han informado.

La derivación de pacientes debería ser normal, y alrededor de La Paz, hay bastantes hospitales, un ambulatorio grandón, y cruzar Madrid en ambulancia para ir a cualquiera de los centros que conforman la red hospitalaria de la ciudad tampoco es para tanto.

Así que me quedo con la canción de que hay más cosas detrás de la noticia, y como siempre, quieren manipularnos, y hacernos creer que hay un problema determinado donde a lo mejor no hay más que una mala gestión organizativa, y un cabreo sindical.

No tengo muchas ganas de ahondar el asunto, que me tienen aburrido con tanta manipulación y tanta mandanga, y todo eso en el famosos día de reflexión catalán que me pilla con el mazapán en la mano y sin cava en la fresquera.

Y la que nos viene ahora con la manipulación que se nos viene encima en cuanto se cuenten los indepes de mi pueblo, va a dejar al tema de la Paz en chiste de patio de colegio.

Y aunque tenga uno sus amigos en La Paz, quiero asegurar, que a no ser que me encuentre seriamente perjudicado, con un problema traumatológico, o un proceso agudo grave, seguiré tranquilo en butaca o cama, con el jarro bien dispuesto, que es lo que cumple.

Y por lo demás, estoy decidido a enfrentar con cierta gallardía los días que se avecinan, que no va a ser la cosa ni moco de pavo, ni grano de anís, y por mucha experiencia que ya va teniendo uno en estas cosas, siempre acaba uno arrastrado al charco navideño.

Así que por favor, si se rompen ustedes la crisma, si les dá el infarto, incluso con síntomas de ictus, o casa parecidas, salgan sus gracias zumbando a ponerse en manos de los profesionales de urgencias de su hospital, pero si lo único que tienen es necesidad de mimitos, apúntense a una página de contactos, y si se les caen los mocos, pues ya saben, denle al cava corregido con unas generosas gotitas de Mascaró, que hasta su señora abuela le alabaría el gusto, y podrían tratar a quien de verdad necesita al hospital.

Y si hay un problema laboral, no vengan ustedes con gaitas, dando informaciones sesgadas, que 3stamos ya muy mayores para tanto y tanto desnucasapos suelto.

Con su pan se lo coman

 

El Ébola

El Ébola
No soy un experto en nada, y menos en temas de salud. Lo que sigue es una reflexión junto con algunos datos que he podido recoger acerca de lo que significó el último brote de Ébola en el África Occidental.
En febrero de este año, una compañía de Colorado, presentó el primer ensayo rápido (15 minutos), para detectar el Ébola. Es una prueba, que usa una gota de sangre del paciente, y tiene una fiabilidad del 92% frente a positivos, lo que para tomar decisiones rápidas en puntos calientes es un avance que para sí lo hubiesen querido los intervinientes médicos durante los brotes de las últimas décadas.
Estos tipos de pruebas, acostumbran a ser baratas, y en este caso, parece que la cosa tampoco se sale de madre, ya que ronda los 15 dólares, según indica su fabricante, Corgenix.
La organización mundial de la salud (OMS) afirma que comparándolo con las pruebas diagnósticas basadas en la PCR para la cepa Zaire, el ReEBOV Antigen Rapid test puede identificar al 92% (sensibilidad) de los pacientes infectados, y al 85%(especificidad) de los no infectados. Indica que hay pues, falsos positivos, y falsos negativos, y esto es normal en ensayos basados en detección de antígenos, pero tienen una importancia grande a la hora de eliminar dudas de forma rápida y económica.
Es evidente que se necesita una posterior confirmación con técnicas de PCR.
Los ensayos con pruebas basadas en la técnica de la PCR, son mucho más precisos, pero tienen inconvenientes graves sobre todo en los países donde los brotes se han dado, debido a la ausencia de infraestructuras sanitarias medianamente avanzadas.
Para llevar a cabo una prueba de PCR, se necesita un laboratorio de alta tecnología, (no altísima), unos equipos de personas muy bien entrenadas, y una instrumentación digamos compleja.
Así que las muestras aisladas en los países del golfo de Guinea, deben viajar en condiciones difíciles hasta esos laboratorios, posiblemente fuera de ese área, y esperar casi un día para recibir los resultados. Es el mejor sistema de diagnóstico, en cuanto a la precisión, pero no en cuanto a la rapidez que demasiadas veces se necesita para tomar decisiones en entornos tan hostiles.
El primer brote de Ébola quiero recordar que está datado allá por 1976, es decir hace casi cuarenta años, y ese es el tiempo que se ha necesitado para poder ofrecer un medio de diagnóstico rápido que pueda utilizarse como screening. Parece de locos, pero realmente no es así.
Corgenix es una compañía pequeña, factura alrededor de 10 millones de dólares, y en 2013 dio unos beneficios de alrededor de 700.000$. Unos cálculos someros nos diría que teniendo en cuenta la dimensión del último brote, alrededor de 30.000 infectados las ventas máximas de su prueba le hubieran aportado unas ventas de 450.000 $, que probablemente no hubiesen cubierto los gastos de investigación necesarios para tener el producto disponible, y cuando la OMS lo aprueba, en febrero de este año….el brote acabó a las pocas semanas.
Si la información sobre Corgenix que manejo es correcta, han sido unos valientes en toda regla, siempre y cuando no hayan recibido ayudas estatales del Congreso Americano, que tuvieron su momento de acojono, cuando les aterrizaron en casa algunos portadores del Ébola sin avisar.
Antes de esta prueba existía solo el Real Star Filovirus Screen RT-PCR Kit de Altona diagnostics GmbH, diseñado en Alemania, y aprobado por la OMS en octubre.
Posteriormente se han aprobado las siguientes pruebas diagnósticas, entre abril y agosto de 2015, con el brote terminado:
Liferiver Ébola Virus Rela Time PCR Kit de Shanghai Bio Tech co.
Xpert Ébola test de Cepheid AB Suecia
Film array Biothreat-E de Bio Fire defence LLC
SD Q Line Ebola Zaire Ag, de SD Biosensor Inc,
La pregunta que me surge es ¿quién es el responsable, a nivel mundial de resolver este tipo de problemas?, que con lo de la aldea global, las comunicaciones a toda mecha y masificadas en el mundo, es como si viviéramos todos en la habitación del enfermo número 22 en Liberia, por ejemplo, exagerando un poco claro, pero no mucho.
En un artículo publicado en “Foreing affairs” en su entrega de setiembre/octubre de 2015, la señora Laura Garrett, empleada como colaboradora senior para salud global, en el Consejo americano(USA) de relaciones exteriores, se queja amargamente del mal papel que a su juicio ha jugado la OMS en esta historia del Ébola.
Su primera queja, la del diagnóstico rápido, ya tiene respuesta por parte de la OMS, aunque haya llegado tarde a este último brote, pero posiblemente sea de gran ayuda en el siguiente.
La segunda queja, que es típica de las luchas entre organismos nacionales cuando aparecen este tipo de infecciones, llevó a no colaborar para vencer al Ébola a instituciones como el CDC (Centro para control de enfermedades americano) el Instituto Pasteur, el Instituto belga de medicina tropical, o la misma OMS. La insana, en este caso, competencia, que generalmente está motivada por la caza de subvenciones con el soporte de revistas científicas de alto prestigio por parte de los grupos científicos especializados, condujo al fracaso en brotes como los de Zaire de 1976. Tampoco ayudó la acción del entonces presidente Mobutu, que decidió usar su ejército para aislar las comunicaciones y la presencia de equipos sanitarios internacionales.
Piensa la señora Garrett, que la OMS no está preparada para dar las respuestas que se necesitan en este tipo de brotes, por razones derivadas de su estructura, de su alto nivel de politización, y de la insuficiencia de presupuestos.
El año 1976, además de este brote, aparecieron dos nuevos retos, que fueron la gripe porcina, y la enfermedad de los legionarios, que le reventaron en pleno país a los americanos, por no hablar de la aparición del SIDA, y un incremento de las enfermedades de transmisión sexual, debido a la liberación en esta materia que estaba en su apogeo.
Hubo reacciones exageradas, en el caso de la gripe porcina, pero en otras infecciones lo que se ha demostrado es la total falta de capacidad de reacción de cualquier país del mundo que no forme parte del occidente rico, más Australia, Nueva Zelanda y Japón, ya que aparentemente tras cuarenta años no hemos desarrollado una estructura realmente útil, y con capacidad de intervención a escala global, que nos pueda proteger ante estas eventualidades.
La infraestructura sanitaria global, piensa la articulista, se muestra a sí misma como débil, fracturada, y más interesada en encontrar balas de plata tecnológicas, que en crear estructuras que permitan el desarrollo local del trabajo clásico del control efectivo de la salud pública.
En este último brote, y analizando la situación de Liberia, el país no tuvo en ningún momento posibilidad alguna de controlar su desarrollo, y mucho menos de eliminarlo.
La lucha quedó circunscrita a las actuaciones heroicas de organizaciones humanitarias que actuaban en el país, y ya en la fase más dura, en otoño de 2014, fue cuando la ayuda internacional empezó a ser mínimamente efectiva.
Las ayudas internacionales en forma de fondos, nunca fueron suficientes, ya que en Liberia había que luchar contra otras infecciones no menos terribles, como SIDA, Tuberculosis, o Malaria.
Del control de fronteras, en países que solo las tienen sobre el papel, ni hablamos, así que la llegada de las infecciones a toda la región es cuestión de tiempo, y además de poco tiempo, como se ha demostrado. Los cierres de comunicaciones, las aperturas de vías humanitarias fueron como mínimo poco efectivas, con el añadido de que en Liberia la guerra había terminado hacía relativamente poco tiempo.
Un tercer punto importante que la señora Garrett apunta en su artículo, son las creencias religiosas de la zona, que desgraciadamente han facilitado la difusión del brote, y han dificultado, no solo la atención a los pacientes, sino a su rápida finalización.
Quiero recordar que uno de los momentos más difíciles ha sido la aparición de casos en las ciudades como Freetown o Monrovia. Aún recuerdo con horror reportajes con cuerpos abandonados en las calles, y quiero también que seamos conscientes de lo que la palabra ciudad significa en el África Occidental. Son agrupaciones de chabolas sobre un barrizal, donde se mezclan basuras, aguas fecales, con calor subtropical. Una mezcla explosiva.

La administración Obama, acabó enviando tropas a Liberia, utilizando un presupuesto de 750 millones de dólares, con el fin de ayudar, sobre todo al personal sanitario en la zona que estaba ya en situación límite, ya que a la presión que sufrían en su trabajo, y a las condiciones de seguridad en las que se movían, hubo que añadir la falta de fondos para pagar nóminas.
Esta acción americana, conllevó una presión sobre la comunidad internacional a la hora de aportar recursos, y se consiguieron hasta mil millones de dólares para luchar contra el brote.
También la llegada de sanitarios occidentales a sus países de origen infectados, y en algunos casos con resultado de muerte, impulsó de forma definitiva esta ayuda. Quiero recordar aquí el caso del español, hermano de la orden de San Juan de Dios , que casi nos pilla sin estructura para su aislamiento y tratamiento consecuente.
De hecho la reacción del mundo occidental ha sido siempre la de evitar que el brote se nos instalara en casa, y eso se ha conseguido con éxito.
El hecho de que el brote se haya extendido por varios países, y sobre todo la duración en el tiempo, comparado con brotes anteriores, supongo hará pensar a la WHA (Asamblea Mundial de la Salud, en sus iniciales en inglés) sobre como buscar fórmulas que puedan hacer de este tipo de organizaciones algo realmente efectivo para el mundo globalizado en el que vivimos.
Espero que la próxima vez que toque un brote infeccioso, nos encuentre preparados, desde el punto de vista sanitario, es decir, con equipos de personas bien formadas y con capacidad de acudir de forma urgente allá donde sean necesarios, que las pruebas diagnósticas puedan llegar a los puntos de utilización de forma sencilla, sin requerimientos de almacenamiento, ya que es probable que deban utilizarse en zonas sin electricidad, con vacunas que puedan de forma rápida y eficaz inmunizar a las poblaciones que sean consideradas de riesgo.
No tengo muchas esperanzas, pero el miedo a que llegue a nuestro impoluto mundo alguna de esas maldiciones casi bíblicas, lo mismo nos anima a finalizar nuestra lucha contra estos virus, contra bacterias como la tuberculosis o contra parásitos como los que producen la malaria, el dengue o el chicuncunia sin ir más lejos.
Buenas noches, y buena suerte