El ministro que cena con Chablis de cosechero

El ministro cena con Chablis de cosechero, y yo en la mesa de al lado con un Montrachet de buen año. ¡Qué vergüenza!, aunque lo pedí antes, antes incluso de que llegara el ministro, sí, ese que cena con Chablis de cosechero.
Estas son las cosas que tiene la Villa y Corte, que a la que te descuidas se te sienta al lado un pollo de relumbrón, que sale uno a cenar tranquilamente con su hija, y en vez de hablar de los maravillosos días que hemos pasado todos (cada uno por su lado, obviamente), en las playitas de Benidorm, ves que sin querer la conversación se va hacia el bueno de Don Iñigo, que lo tienes bien cerquita.
Lo primero que le dije a mi hija fue que vigilase la botella de nuestro Montrachet de buen año, que el atento camarero la había puesto en la misma cubitera que el Chablis del ministro, y las confusiones en estas cosas tienen muy mal arreglo.
Que el aire del poder le hace en un amago pensar al fámulo, que la botella buena es la de la mesa del ministro, y nos deja con el Chablis de cosechero.
Porque si don Iñigo fuese solo ministro, quizás no le hubiese pedido a mi hija que ejerciese el tal control vinícola, pero es que además ostenta un título nobiliario, una baronía, para ser más precisos, y por supuesto linaje antiguo, vamos de esos que vienen ostentando el poder desde hace seis o siete siglos por lo menos.
Y padre anduvo hasta de ayudante del dictador asesino, pero son cosas del poder, que no importa quien lo ostente, lo importante es vivir a su sombra.
Invito a los lectores que echen un vistazo a su perfil en Wilkipedia, sin ir más lejos. Nuestra cultura está a salvo.
Siempre que no la trate como trató al habano que prendió, con menos arte que un chamarilero. Pero los nobles y los ministros son así.
Don Iñigo es de eso que hemos dado en llamar la derechona civilizada, qué muy bien no sé por qué, que a lo mejor es que ejercen su violencia desde la ley, que son muy listos y con experiencia de generaciones, así que su cenita fue frugal y mal regada, que la vida no es fácil.
No me quedé a ver si el ministro que bebía Chablis cosechero en la cena, sacó la cartera, o el pollo que le acompañaba fue quien se hizo cargo. Pero la verdad es que tenía pocas dudas, de alguna forma acabará cargada al presupuesto de algún ministerio.
Pero el Chablis cosechero es de cuarenta chufos en Jorge Juan, vamos, aceptable, que si se nos sienta al lado uno de esos de las nuevas izquierdas se piden un Vega Sicilia con sifón a cargo, claro, del presupuesto de su ministerio.
Un sin vivir, que ves al pobre Don Iñigo, con cara de cansadito, que ha tenido que ir a Barcelona y mezclarse con la chusma esa de la Colau, y lo que cuelga. Y es que al pobre lo que piensen, se le da una higa, pero el boatiné con tacones de la Colau, le pone de los nervios.
Pero son cosas que hay que hacer cuando uno tiene desde el poder que defender linaje, defender patrimonios, que nadie le dijo que el cargo gubernamental estaba exento de dolor y sufrimiento, ¡qué vulgaridad!.
Y al hombre, en su resignación, lo que le ponen en la copa es un Chablis cosechero de cuarenta chufos, cuando él se merece, la menos un Romaneé Conti de buen año, pero claro, en la calle, en público, con un Chablis cosechero se pasa el trago, que en la bodega de casa, seguro que cuando quiera me doy el homenaje.
Me alegro pues, don Iñigo, confío en que usted, tan noble, tan alto, tan distinguido, después de haber sufrido un día terrible, que en el mismo día la Colau, y un Chablis cosechero, haya tenido su merecido descanso al llegar a casa, que la prueba que le ha puesto el destino, es algo que no todo el mundo soporta sin enfrentarse a secuelas vitalicias.
Yo por mi parte disfrutando de mi Montrachet, que sé que miraba usted de reojo, que no tengo que rendir cuentas más que a mí mismo, y eso es fácil, créanme.
Supongo que el hecho del “veguero”, lo hace reconocibles en el entorno de Don Marianico, que estas cosas uno nunca sabe si son afición, o si son gajes del oficio para congratularse con aquel que es percibido como detentador de alguna forma de poder. Nunca lo sabré, que en mi bitácora, la información que se maneja es siempre limitada, que procede de la panfletería al uso, y sí, ¡vivo en la Villa y Corte!, pero lejos de los mentideros, lejos de los corre ve y dile que en tiempos de la “Fiera”, era un pobre motorista, a lomos de una Sanglas, posiblemente.
Pero a estos ministros con baronía, a veces la “nobleza” les pierde, porque menos mal que esta mi bitácora es de difusión muy limitada, que para ser afín a Don Marianico, quizás hubiese sido más correcto haberse pedido un Fefiñanes, que al fin y al cabo no es de cosechero y además tiene el honor de ser pontevedrés, de Cambados, vaya, que no es poco.
En esas circunstancias uno no se atreve a pedir un postrecito, y como era de noche, un café mucho menos, y es que ya no tengo edad para esas cosas, que el dormir poco viene de oficio, y del poco a nada hay un paso.
Así que decidimos abandonar la escena del crimen, eso sí bien seguros de no haber pagado en nuestra factura una botella extra de Chablis cosechero, que el poder hace líneas rectas por caminos extraños, y últimamente las técnicas de desviación de fondos son cada vez más sofisticadas, y lo dicho, uno no ve al ministro barón pagar el Chablis cosechero, la cena, y el veguero, que la vida está muy dura, y los gürtel acosan desde cualquier esquina.
Con su pan lo rebañen

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