El Paraíso

Hacienda somos todos….bueno, casi todos, que los hay que creen que la cosa no va con ellos, y a lo mejor llevan razón, pero a uno, hijo de ferroviario de los de sobre con semanada, se le hace muy duro ver que hay pollos por ahí que no solo afanan como el ladrón de Bagdad, de lo que paga el populacho en impuestos, sino que luego esconden, los intereses a las haciendas públicas.
Es muy duro, de verdad es muy duro cuando aparecen esas cosas que se llaman papeles de Panamá, o papeles del Paraíso, o te hablan de Jersey, de Caimán, de Bermudas, o de tantos y tantos sitios en donde evitar soltar la mosca impositiva es algo muy fácil.
Pero desde luego si hay que vender Iphones, o publicidad en San Google al país de los ferroviarios con semanada en sobre declarado a las autoridades fiscales, nos olvidamos de pagar los impuestos, vamos el IVA puñetero que se empeña nuestra hacienda que tenemos que pagar al fontanero. ¡Haberte puesto a vender telefonillos de esos que venden los inteligentes!.¡Que de ferroviario no te comes una rosca, chaval!
Claro, como te pongas a preguntar demasiado, rápidamente sale el listo de turno a recordarte que si no existe la competencia a nivel de fiscalidad entre países estamos atacando las bases del entramado económico mundial….que si en Irlanda pagan por sociedades el poco por ciento, pues haga usted lo mismo, que a nadie le importa que la sanidad se deteriore, o que no atendamos a nuestros mayores.
Nadie les pidió que malgastaran su vida en los ferrocarriles del estado, que se sabe muy bien que pagan fatal, y a la que te descuidas te sacuden con un ERE, o te prejubilan a los cincuenta con una flor en el culo, y a otra cosa.
Pero somos tan imbéciles que seguimos´ṕagando las camisetas de los futbolistas a cien chufos sin despeinarnos, y sugiero que como el delantero Pepito esconde la pasta en Bermudas, pues compramos la tal camiseta en el top manta y a otra cosa, o aplaudimos al reyecito, o votamos al político, escuchamos al cantante y vamos a su concierto, como imbéciles, y encima lo justificamos con esa aureola de buenismo que nos caracteriza de ciudadanos responsables que somos.
Y además debemos escuchar al ministrucho de turno, el de las exenciones, el de la vista gorda, el que no contrata inspectores fiscales suficientes, recordarnos que debemos pedir la facturita con IVA, que no andemos jodiendo, que Hacienda somos todos, bueno, casi todos.
Habrá que aguantarse o rebelarse, uno no está muy seguro de lo que realmente se recomienda en estos casos, y a mí me pide el cuerpo lo segundo, sobre todo cuando veo a tanto cabroncete chotearse de mí cuando alguien le pilla con el carro del «helao», que ya sabemos que luego no pasa nada, o casi nada, que como estamos en un estado de derecho, de esos garantistas, y con legislación «mu fisna» para estas cosas, pues nada de rositas y a casa, que se esconde la pasta y a otra cosa.
Yo me descojono, y disimulen sus gracias, cuando aparecen implicados y pondré el puñetero presuntamente, que si no se te mosquea la peña, y uno es hijo de ferroviario, gente que no tiene que pagar impuestos, como ciertas casas reales que circulan por la izquierda.No sabe uno si la cosa es genética, lo enseñan en Oxford, o son del club de a ver quién mea más lejos.
El natural sensible de uno se rebela, que después de que un pollo presuntamente le haya robado al Canal de Isabel II lo que no está en los libros (desde luego en libros no iba a estar ), esa justicia siempre garantista que nos proteje va a esperar que se gaste el hombre la pasta esa que tiene en los por ahís que nadie sabe donde ni cuanto.
Pero que no se me preocupe nadie, que por el grifo sigue saliendo agua, que no sé si será la de la Fuentte del Berro, pero parece que no, y mejor no preocuparse demasiado, que el populacho de eas cosas financieras no debe enterarse, que le falta formación, y luego se hace bola en las redes sociales.
Lo dicho, que el señor alcalde del Maresme guarrea con los dineritos de sus conciudadanos de otras formas, que se sube en el charter a pachas con otros como el, y a tomarse unas patatas fritas debajo del Manneken Pis, que como todo el mundo sabe es lo que da el corazón de Europa, meaos y patatas fritas.
Y es que el dinerito del sobre de mi padre, el ferroviario de sobre de semanada convenientemente mermado por la contribución a lo público, debe gastarse en el bien común, ya se sabe en esas cosas tan importantes y que dan tanto trabajo a las personas que tanto lo necesitan, como esos productores que limpian las cubiertas de los yates a tiempo parcial, y que si los poderes políticos se ponen serios, se les echa y se busca productores más negros, más nepalíes, que siempre hay alguien más necesitado. ¡No nos vamos a gastar el dinero que tanto nos ha costado robar en pagar a un productor!.
Y si te pillan, no pasa nada, entra Don Jacinto Benavente en juego, y Crispín echa mano de los intereses que fue creando, que en estas cosas, una historia es la competencia y otra el patio de Monipodio, y no hay que romper la baraja, que hoy por tí y mañana por mí, que medio millón de euros entre unos pocos amigos no es nada, o casi nada.
Yo, como he dicho, no sé como se hace esto, y a lo mejor lo que debería hacer es comprar acciones de esas compañías que mueven tan bien el tema de los impuestos, y con suerte algo recuperaría para el plan de pensiones, aunque no sé si al final me acabarán changando, que seguro me venden caro, se montan unas put en condiciones y me tienen pillado hasta que se cansen.
Y es que tendremos que acostumbrarnos a que lo del sobre de la semanada es lo que nos queda a los súbditos, que ahora nos llaman ciudadanos.
Con su pan se lo coman