Especular con trileros

Siento todavía no poder hablar del resultado de las elecciones en USA, y no lo hago porque me estoy divirtiendo más que si me hubieran contado el final de Juego de Tronos.
Estamos en el momento de la especulación más salvaje, y en el intento de poder saber por dónde realmente va a tirar el presidente electo, hasta donde le van a dejar, y sobre todo quienes van a ser los ganadores y los perdedores de esta batalla librada en oficinas horteras que se espera cruenta y larga.
Parece que la señora Le Pen, y el tal Nigel Farage, están moviendo el rabo, y sus sueños populistas, nacionalistas, y sobre todo los relacionados con su clara intención de dinamitar a las instituciones que actualmente soportan las estructuras de nuestra sociedad occidental, van tomando forma, vaya que están encarnando.
A mí siempre me ha gustado echar mano, -eso sí con la total impunidad que me dá esta bitácora a la hora de interpretar las ideas de otros- de la famosa Fundación de Asimov.
Y estos nuevos partidos populistas que ahora proliferan, parecen como el mutante aquel, El Mulo que casi le revienta a Sheldon todo el curro de su psicohistoria, aquella que pretendía dar soluciones a cualquier acontecimiento que pudiese disturbar el orden y la armonía del Universo.
Me costaba ponerle cara al tal Mulo, pero creo que va a salir un “collage” interesante mezclando los tres personajes ya citados con algún otro más en nuestras cercanías de los que tendré que poner nombre, aunque son bien conocidos, ya porque sueñan con tierras liberadas de no sé qué, o porque añoran acontecimientos del siglo XIX, y que no han sido capaces de superar.
Pues eso, Iglesias que aún sueñan con marxismos teñidos de Bakunin, o líderes centroeuropeos que desean que se les ponga bigotito y flequillo por aquello del Deustland, Deustchland, über alles, que es como si la labor del “Gran Adolfo”, hubiese quedado inconclusa, y quisieran terminarla.
Es, por tanto, el momento de poner a prueba nuestras instituciones para saber si aún serán válidas para afrontar los retos que se nos vienen encima en nuestro mundo occidental, ese que nos ha proporcionado una cierta zona de confort a los que vivimos en él, en contraposición a los que quedan fuera, donde realmente, y desde el punto de vista de nuestro paraíso material, es el llanto y el crujir de dientes quien lo habita.
Dejando a un lado a estos políticos que ahora hacen ruido, dado que tienen una mercancía que piensan se puede vender, me moría de risa en paralelo con las interpretaciones que están haciendo los mercados financieros de todos estos movimientos que desde la Torre Trump se están, aparentemente produciendo.
Que si nos cargamos el comercio internacional, quizás se realce el consumo interno, porque a lo mejor el juguetito “Made in China”, o las zapatillas para correr “Made in Vietnam”, vuelvan a producirse en Michigan o en Nebraska….o dejen de usarse definitivamente, que todo puede pasar.
Y si el dólar sube, y seguimos usando petróleo y carbón….pues a invertir en ese tipo de compañías, y si realmente va a salir pasta americana para las infraestructuras que dicen necesitar, que es como hacer subir al país con obras públicas a la keynesiana, pues a ver si las empresas españolas de infraestructuras se lanzan de una vez, que ya no hay sitio en Torrevieja para más adosados ni para más chiringuitos.
Es tremendo, que si tienes los duros en Méjico ahora valen menos que la peña se está apechuscando con eso del muro para que no se cuelen los espaldas mojadas al Imperio. Y eso que se llamaba hasta hace unos días países emergentes, pues tampoco, que el Imperio les va a poner aranceles a la caipirinha y al pisco, como poco.
Y nos compran dólares, otros venden yenes, los chinos callados, dejando que esos locos blancos digan y hagan todas las tonterías que se les ocurran, que volverán a tener su momento.
Y el mundo occidental, calvinista y puñetero, apostando como si esto fuese una carrera de galgos en el estadio-perrera de Hammersmith. El perro número siete parece que tiene más músculo, y el informe veterinario es correcto, tres a uno. O en Ascott, o en Aintree, mientras se rompen las patas los caballos, o se descuerna un jinete intentando salvar los obstáculos del Grand National.
Y especulan con el precio de los futuros de la producción aviar basándose en la evolución del flequillo de Don Donald cuando llega a su torre.
Seguir toda esa basura estos días es algo triste, pero es nuestra miserable sociedad y nuestras instituciones quienes mantienen el entramado, del que no sé si nos beneficiamos o no. Es como cuando los patricios romanos alardeaban de tener esclavos más lustrosos que los del vecino, que mi esclavo tiene un Audi, y el tuyo va en TATA, o va en camello, que aún quedan de esos muchos.
De vez en cuando, el mundo te recuerda que hay más cosas, y que si los dramas que se viven por aquí son duros, los de otras partes de esta puta Tierra, son insufribles.
Una amiga ayer me informaba de lo que representa ser un niño con parálisis cerebral severa en el Golfo de Guinea, y realmente no podía creer lo que escuchaba, que si ya es ser duro tener esa deficiencia en nuestro mundo, no hay palabras para describir esa situación por tierras africanas.
Seguirán especulando unos y otros, y las páginas de los periódicos blancos o salmón nos incitarán a esto o aquello, y serán cosas materiales “Los verdaderos valores, hijo mío, están todos en El Corte Inglés”, me ha dicho siempre mi madre con una sorna, que excedía en extensión y profundidad a los mares de la tierra, y se morirán esos niños ahogados en sus propios excrementos en Africa, en las montañas de Vietnam, en Corea del Norte, en Nepal….por no hablar de aquellos sitios que están en guerra.
Y para acabar con todo esto, y mientras se especula si los USA
Deben seguir en la OTAN o no, ya hemos dejado la propaganda por la batalla de Mosul, que mereció al principio casi partes de guerra de los de “Vencido y desarmado….”en todos los “News at nine”, al silencio informativo en la práctica. Yo no sé si comprar acciones de la Lockheed, o de Nestlé y Philips Morris por aquello de los cigarrillos y las chocolatinas de los soldados. Hablaré con mi “financial advisor”
Por lo demás, “aquí no ha pasado nada”, el juego de los trileros internacionales prosigue inmaculado su camino, pensando despacito el mensaje que hay que dar en el Foro de Davos, en las reuniones de la Trilateral, del Club de Roma, y de los Bildemberg, que por el momento Francisco no suelta la voz al rebaño, y hay que frenar al Mulo de Asimov, no sea que tiemble el Universo, bueno, mi Universo, quería decir.
Con su pan se lo coman