Hasta que nos aburran

Los inútiles políticos que aparentemente se empeñan en gobernarnos, han fracasado de nuevo, siempre, claro, que no surja el milagro de aquí al dos de mayo, que hasta el rabo todo es toro.
No han sido capaces, a pesar del mandato democrático que les hemos dado los ciudadanos, y conociendo todos y cada uno de ellos la situación que tenemos en este país, de establecer las vías de diálogo necesarias para la formación de un nuevo gobierno.
Tienen suerte, toda esta caterva de supuestos profesionales de la cosa, de que no están en una sociedad anónima, porque la no consecución de expectativas, les hubiera supuesto el despido por causas objetivas, no habéis hecho vuestro trabajo, no servís. ¡Fuera!.
Me enteré el otro día, leyendo o escuchando, que no soñando, de una ley colombiana que nos vendría de maravilla en este nuestro pueblón, y es que si tras unas elecciones, por falta de acuerdos, no se puede formar gobierno y se fuerzan unas nuevas elecciones, ninguno de los candidatos puede repetir.
¡Lo bien que hubiese venido a esta legislatura una norma de ese tipo!, que estos por mantener silloncito, hubieran hecho lo imposible.
Durante estos últimos cuatro meses, todo lo que hemos escuchado, es el listado de noes, de líneas rojas, de echar a este o a aquel, de yo quiero esto o aquello para mí. Ha sido otro más de los espectáculos bochornosos a los que nos ha sometido esa miserable colectividad de electos, en boca, por cierto, solo y únicamente de los señores candidatos o jefes de fila de los partidos involucrados. Que la línea ideológica está prohibido saltársela, que cuesta un pico en préstamos conseguir que un culo cristiano se siente en el malhadado hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo, y que las comisiones de la prevaricación últimamente no dan para mucho, y los bancos andan con el margen de intermediación hecho unos zorros, y sin ganas de prestar pasta.
Las listas cerradas, las disciplinas de partido y de voto, son, y siempre lo he mantenido uno de los mayores males que conforman nuestro ordenamiento político, ya que si yo hubiese podido elegir a mi diputado, y no existiese esa disciplina de voto, el poder de los líderes se habría diluido al papel que le corresponde, y no hubiesen tenido el derecho al veto que han tenido desde uno y otro lado de esta cámara de esperpento valleinclanesco.
Las posibilidades de negociación con diputados, que dentro de una ideología general común, tuviesen la suficiente independencia a la hora de sus votaciones en cortes, seguramente, y con tal de satisfacer a sus votantes, muy posiblemente habrían llegado a acuerdos en donde las tendencias de todos estuviesen representadas en un gobierno. Pero ni es así, ni será.
Los líderes políticos se van a volver ahora a gastar una pasta gansa de todos nosotros en una nueva campaña que no nos interesa, que no nos apetece, y, es más, que no queremos pagar con nuestros impuestos, que antes está nuestra sanidad, nuestros desempleados, fruto en demasiadas ocasiones de los errores de esos mismos políticos, de nuestros ancianos, de nuestra infancia que necesita una educación exquisita, y no la zafiedad que a menudo se encuentra en nuestras aulas.
Pero no, se volverán a ofrecer los mismos, y presumiblemente los resultados serán parecidos, porque hay que preservar el chollo-escaño, que fuera no les dan trabajo, y si el Madina iba el siete, el siete se queda, y si, y si, y si…
Algunas echan a correr, las zonas de conflicto apechuscan a quienes a lo mejor tienen otros posibles, o tienen vocación de sus labores o de bar y partida mañanera de dominó “pal” tuerto, pero los que quedan son los que han fracasado, empezando por sus jefes, cuando sus jefes deberíamos ser nosotros y no esos chiquilicuatres que se hacen llamar presidentes, secretarios generales, o simplemente señoritos.
No sé cómo podemos quitarnos a todos estos sin mancharnos las manos de sangre, porque la siguiente norma que me encantaría es que los partidos no viviesen del erario público, sino que lo hiciesen de las aportaciones de sus seguidores, a tanto el mes por carnet de afiliado, y a tanto menos quince por ciento, el de simpatizante.
Les pagamos la campaña según los votos que han obtenido, a tanto el voto….por lo que si muchos piensan como yo de esta situación, lo mejor es abstenerse, seguiremos cierto, sin gobierno, pero habrá salido más barato, y así damos dinero a los que más lo necesiten.
Quizás debería comportarme como un japonés educado, y no mostrar mis sentimientos en público, pero soy de este meridión caliente, y estoy francamente cabreado, metido en una carísima sucesión de ineptitudes pintadas de “lo que nos interesa es el ciudadano”…..el ciudadano Sánchez, Iglesias, Rivera, Rajoy, se olvidan añadir, uno a uno y por su orden.
En estos cuatro meses de ausencia de gobierno, solamente se ha aprobado una ley en el hemiciclo, y no ha podido tener un contenido social más adecuado, que ha consistido en prorrogar la subvención (miserable, cierto) de 426€ para personas que han sido víctimas de las agresiones de leyes como la de reforma laboral. Algo se ha llevado el ciudadano.
Desde el punto de vista económico, lo único negativo de esta situación es que en las próximas elecciones cambie de forma importante la política fiscal, o el marco de desarrollo empresarial, y eso retrae las decisiones de inversión por posible falta de estabilidad, pero dejando esa circunstancia, mínima por otra parte, las cosas funcionan, y funcionan mejor.
Que por no dar la lata, hasta parece que los independentistas se han calmado un poco, y eso es de agradecer. Claro, como no hay política activa, lo que queda como mandato es que todo quisque cumpla la ley, la que sea, que no hay decreto ley que valga, o acomodo fuera de lo legislado que pueda intentarse. Francamente como marco de funcionamiento, y a la vista de la inutilidad de nuestros políticos, ya me vale.
Por otra parte, veo que nos va a dar el Pilar viendo a toda esta panda con sus vetos y su defensa de poltronas, que entre que las elecciones nos van a pillar en los ritos de fertilidad de la Lanzada, y que luego hay que irse a Benidorm, a ese apartamento tan bonito que compró el abuelo en los sesenta, veo otros cuatro meses de sueldo de señorías perdidos en por ahí no paso, y esa línea roja no la salto, y a votar de nuevo con los turrones.
Me parece que para política entre Juego de Tronos y House of lies, tengo bastante, así que en estos meses que aparecen en el horizonte, intentaré evadirme de tanta mediocridad que se nos asoma por el horizonte, y que el Señor me acoja.
Buenas noches, y buena suerte

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