Himnos, banderas, sentimientos nacionales.

Tengo que reconocer que los gabachos nunca me han caído bien, los he tenido de patrones, de amigos, nunca de novias. Conozco bien el país, el idioma, la cultura, en fin, que cuando hablo de ellos se un poco de lo que hablo. Hoy sin embargo quiero expresar mi admiración por la mayoría de las reacciones que ha tenido el país, tras la masacre de Paris del pasado viernes.
Estos días, los acontecimientos de Paris, me han hecho reflexionar sobre la importancia de los símbolos que pueden unir a un pueblo, cortando cualquier tipo de fisuras de esas que yo llamo temporales, es decir, las de familia, exceptuando, claro al innoble Sarkozy.
En España somos tan imbéciles, que cuando nos han atacado, y han sido muchas veces, nos encontramos con que nuestro himno no se puede cantar, y nuestra bandera es denostada por nosotros mismos. Parece que si no sacamos esa cosa a la que le cuelga el morado de Castilla, o ese remedo verde de la Union Jack que parieron los hermanos Arana después de haberse pasado de chiquitos en 1894, y que en su origen apenas quería representar a Vizcaya, o las barras de Wilfredo el Velloso prostituidas a primeros del siglo XX con la estrella cubana, por una panda que alucinaba en aquel momento histórico, pero que le venía muy bien para tocar los huevos aprovechando la pérdida de Cuba, aunque no se pongan de acuerdo, que si la estrella en azul, o en rojo, o en verde, somos nosequeses dignos de habitar cuevas ignotas con bigotillo del fascio y camisa azul, como la que lleva el Iglesias, aunque la llame Denin que es mucho más modelnno.
Plácido Domingo me emocionó en el Met de Nueva York, interpretando La Marsellesa, con el público puesto en pie. ¿Habría abucheado algún gilipollas hispano si se hubiera interpretado el himno español por circunstancias similares?, ¿Y si la Tour Eiffel llevase los colores de nuestra bandera como forma de solidaridad?, seguro que el embaixador de Catalunya habría puesto el grito en el cielo, y algún nuevo Atutxa o Ibarretxe habría salido diciendo que por qué no hicieron lo mismo cuando lo de Yoyes.
Si con alguien comulgo en estas cosas es con el murciano Pérez Reverte, que los tiene pelados de enfrentarse por ahí con situaciones de sangre inocente, de ver masacres, y sobre todo de usar la cabeza a la hora de analizar toda esta porquería que nos cae encima día tras otro.
El mensaje que quisiera dar a todos estos que no se sienten españoles, derecho tienen, es que actúen en consecuencia, pero en consecuencia con lo que un hombre que se viste por los pies hace. Renuncia a tu nacionalidad española, chaval, hazte apátrida, porque tu terruño, mal que te pese, es España, y aquí estamos para defender un modelo de convivencia que nos hemos dado en su momento, cuando salimos de la barbarie franquista, y si todos lo decidimos, necesitamos a todos para revertirlo. Pero fuera hace frío, y de apátrida se vive fatal.
El mismo mensaje va para ese mundo islámico que se nos ha ido colando de rondón, aprovechándose claro de nuestra ambición desmedida de tener mano de obra barata. Ahora resulta que en Francia tienen 5 millones entre los que llegaron de Argelia, los que se han reproducido, y los que han cruzado en esa ilegalidad admitida las fronteras para malvivir en los banlieu.
En España, en el Reino Unido, en Bélgica, Alemania, vamos en media Europa nos ha llegado esta invasión que creímos pacífica, desde nuestra comodidad de europeos blanditos y discutidores, de europeos que no sabemos defender nuestras libertades confiados en ese buenismo estúpido que no nos permite reconocer que los bárbaros del este están aquí, y se cargarán todos los logros de nuestra sociedad que ha costado siglos de lucha conseguir.
Como dice Don Arturo, ¡Estamos en guerra, imbéciles!, y sí, paramos las oleadas del este primero en Termópilas y Salamina, luego en Poitiers, pero ahora andamos discutiendo si son galgos o podencos, y han entrado con sus armas hasta la cocina.
Hoy se suspende un acto deportivo, ayer la gente no se atrevía a salir por Paris, y las autoridades están acojonadas por el partido del sábado en la Castellana, o el concierto de año nuevo, o tomar el sol en el Retiro.
He escuchado estos días las más peregrinas ideas, como por ejemplo convencer amablemente a los mulás de que no anden enmerdando, o al pollo de las barbas quejarse ante la corte internacional de que en España la Semana Santa le viene muy mal a él y a los de su religión que habitan la piel de toro. También he escuchado lo de que hay que educarlos, supongo que se refieren a enseñarles la historia del pensamiento occidental de los últimos catorce siglos que se la han perdido en sus soflamas y en sus guerras de abbasies contra omeyas, o de sunníes contra chiíes.
Yo no quiero que todas estas fuerzas retrógradas ser hagan con nuestra civilización, yo no quiero ver a mi nieta con un velo, a no ser que haya una tormenta de arena cuando pasee por Maspalomas, y no quiero que le corten el clítoris. No quiero verla sometida a un macho por mor de una cultura que no es la mía, ni la suya, y que la hará peor de lo que será con estas gentes de por medio.
Francia ha dicho que está en guerra, y como español y europeo, yo estoy en guerra también, así que de comprar la fruta al paquis de turno nada de nada, y si me tengo que bajar de un taxi porque el conductor me huele demasiado a lanaza de cordero lo haré y diré porque.
Aquí en España, andamos con las medias tintas, que sí, pero déjame ver el presupuesto de escopetas, en vez de decir aquí está mi ejército y ¿Cuándo salimos, que nos atacan?. Mientras voy a ver si financio a la mezquita de la esquina, o cualquier otra vaina que se me pueda ocurrir.
Han venido ellos solitos, no les hemos llamado, así que si necesitamos a Don Juan de Austria de nuevo, le pediremos a Felipe que lo reviva y lo mande a las Alpujarras, pero no quiero al enemigo en casa, y al enemigo potencial menos. ¡Ah!, y si no les gusta esto, muy fácil, puerta y a Medina, o a Qatar, que seguro les esperan con los brazos abiertos.
Cuando la matanza de Atocha, la reacción de nuestro gobierno fue ponerse un crespón negro, crear dos asociaciones de víctimas, la de derechas y la de izquierdas, y seguir permitiendo que camparan por sus respetos. Los que lo organizaron, que como dice Don Arturo los tienen bien puestos, deben estar aun rompiéndose el culo de la risa, y desde luego animados a seguir haciendo lo que les da la gana, mucho más cuando el presidente de todos los españoles decidió crear eso de la alianza de civilizaciones. Difícil tener menos visión de lo que son las cosas.
Así que pediré a las autoridades de mi país, que defiendan la Constitución sin fisuras ni conveniencias, que defiendan los símbolos nacionales, y que quien los denueste pague por ello, y no pueda ejercer cargos públicos, como ,por ejemplo esa alcaldesa de Barcelona, nada de poner caritas largas en los palcos, porque eso es de gilipollas. La policía los tribunales y el ejército me cuestan una pasta, así que actúen que la ley ha salido del Parlamento.
Por supuesto, quién no quiera ser español, o no admita nuestra cultura y nuestra forma de vida con todo lo bueno y malo que conlleva, es muy fácil, que renuncie, que no sufra, si es de cultura islámica, a su tierra, y si es de los nuestros, ya sabe,m apátrida, que otra cosa no se puede, a no ser, claro que le acepten en otro país, y con su pan se lo coman, y a mí que no me toquen los cojones que estoy ya muy mayor para estas cosas.
Buenas noches, y buena suerte

12 comentarios sobre “Himnos, banderas, sentimientos nacionales.”

  1. He leido lo de Arturo esta mañana… y he hablado contigo estos dias….no puedo estar más de acuerdo con lo que dices! Yo tambien estoy cabreada!!! Todo esto lo escribo mientras escucho la Marsellesa en Wembley….

  2. Así es y así lo vemos, pero por favor a las Alpujarras, no, estamos todos los que somos y somos todos los que estamos.
    Saludos Luis Miguel, perfectamente expuesto-

  3. El gobierno Frances esta demostrando tener cojones aun siendo socialista. Veremos lo que les dura. Aqui es gobierno solo saca pecho con catalanes y vascos. Hace vista y oidos sordos a mezquitas y la inmigración ilegal. No es el mismo gobierno. No es el mismo país. No es la misma gente. Por lo demás tienes mas razón que un santo. Solo te ha faltado decir que Europa esta moribunda, por lo menos esta Europa de hoy en la que nos toca vivir.

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