In God we trust….others pay cash, Credo in unum Deum

Es un viejo chiste de bares americanos, ya sabéis, ¡Aquí no se fía!. El famoso lema de los billetes de dólar siempre me ha parecido una declaración de intenciones milenaria, es la última elevación del monoteísmo en su forma de becerro de oro.
Las cosas no son nunca casuales, el lema apareció por primera vez en una moneda americana allá por 1864, una moneda de dos centavos, en pleno mandato de Abraham Lincoln, y con el Sur casi derrotado. Fue una moneda de dos centavos.
Hasta 1956, Eisenhower, no cambió el lema “E pluribus unus” de los Estados Unidos en el escudo, por “In god we trust”, con lo que cerró el círculo iniciado con la declaración de creer en el Dios dinero, a pasarlo a lema nacional.
Como he dicho muchas veces, no creo en casualidades, y esa unión del dinero, el lema de una nación, y la creencia en un Dios, me parece humanamente peligrosa, y creo que se diseñó de forma consciente.
Eran lo años del “American way of life”, las casas americanas en urbanizaciones impolutas, los “haigas” por las calles, los primeros grandes deportivos ronroneando por la interminables autopistas que unían estados. Las famosas interestatales. Con un oficio sencillo tenías aparentemente una vida cómoda, una lavadora, un lavaplatos, y cine por las noches a un “pavo”, con palomitas.
Cierto que Eisenhower había ganado una guerra, que se había desarrollado en otras tierras, Alemania y Japón destruídos, Rusia solamente un problema ideológico y militar controlado. Eran los verdaderos amos del Universo, con todo el poder, con el mejor ejército.
Eran los tiempos de la guerra fría, se cerró en falso la guerra de Corea, empezó el avispero vietnamita, y los desastres humanitarios en Laos y Camboya. El Dios de “in God we trust” estaba venciendo.
Siempre he creído, que no hay nada más antiliberal que creer en un solo Dios, sobre todo porque su definición ha sido siempre confusa para mí. Podemos hablar de una fuerza creadora, de un origen de las cosas, de un pulso que hizo expandirse a la materia, y en una de sus múltiples y aleatorias combinaciones dio lugar a lo que entendemos por vida los humanos.
Podemos pensar en una Fuerza que controla el Universo, pero nuestro antropocentrismo hace que empecemos a circunscribir la idea al las calidades del ser humano y al ecosistema que nos rodea.
No sé por qué, pero el común de los mortales acabamos confundiendo a Dios con las teorías religiosas, con las normativas morales, y consecuentemente con diferentes grados de sumisión al final, así que empieza a gritar que hace esto o aquello, en nombre de Dios, que hay que proteger a Dios, que hay que luchar y morir por Dios….”In God we trust”, que hay que confiar en Dios.
Lo más chocante de todo esto, es que nadie tiene clara la idea de Dios. Se tiene la idea que las confesiones religiosas nos han inculcado en nuestro adoctrinamiento, y se tienen claros los ritos que hay que hay que seguir, la moral a la que hay que subyugarse, voluntariamente, claro. Pero la idea abstracta, no se la he oído a muchas personas.
Recuerdo cuando el Profesor Satorras, en sus clases de filosofía, pugnaba por desasnarme intentando que entendiese los postulados de Tomás de Aquino, que demostraban la existencia de Dios, y algo se me quedó, que si el primer motor inmóvil, la causa sin causa, la esencia la existencia , la jerarquía de las cosas , el orden del Universo.
No voy a ponerme en plan teólogo, no es mi intención, es mi recuerdo de la filosofía de sexto de bachillerato del plan 56, y se me quedó corto para entender que de todas esas causas enunciadas por el filósofo italiano al principio del siglo XIII, llevaban a un Dios que es una idea, no a la idea de Dios que las diferentes creencias religiosas intentan introducir a sus seguidores.
Creer en Dios se ha transformado en algo complejo si se trata de separarlo de las religiones, que desde mi punto de vista lo que transmiten es una especie de héroe con superpoderes, alguien, (no algo) capaz de crear, de destruir, de vengarse, de amar, es decir con todos los atributos de los seres humanos pero en plan superlativo.
Para eso nuestros ancestros egipcios, griegos, germanos….transformaban la Cosa en un creador de dioses, y luego cada una de esas creaciones tenía una función que daba la posibilidad de una adoración, o una fuente de deseos. Lo malo fue la intransigencia de los monoteísmos, que aunque se mitigó con los santos, los profetas, no dejaban de retratar ese pasado de creencias de nuestros ancestros, aunque se introdujo el elemento del, llamémoslo, Dios dictador, suponiéndole una cualidad humana que podía infundir terror si te alejabas de Él .
Hoy, decimos en el billete de dólar, “in God we trust”, y lo ponemos en la orla del escudo del Imperio. Es un nuevo Dios, moderno, terrible, agresivo, frío, pero que despierta amor, ya que todos quieren poseerlo, que construye más que crea, pero que nos aleja de la idea que deberíamos tener cuando alguien nos pregunta ¿qué es Dios para ti?, y estemos forzados a centrarnos en la idea, no en la funcionalidad, no en la moral de la religión, sea esta cual sea, incluída la religión del poder, de la ambición, de la bondad, de la guerra o del amor.
Así que al quitarle a Dios los atributos humanos, con que lo hemos dotado, que cada uno se pregunte, que es lo que queda, y si se ve algo, eso quizás sea la divinidad.
No podemos pensar que en el objeto de adoración “urbi et orbe” que es hoy el dinero, está todo lo deseable, y que fuera de él esta el llanto o el crujir de dientes, pero es muy difícil evitar esa idea, somos nuevos “Gollum” abrazando nuestro tesoro, nuestro saco de monedas, nuestro anillo de poder.
La única posibilidad que nos queda de una posible apostasía, es el aislamiento de la pobreza, y la ignorancia a que nuestro entorno nos someterá como el peor castigo que a seres gregarios que somos pueda condenarse.
El siglo XXI, nos ha traído el esplendor de los nuevos Sumos Sacerdotes de la religión del “In God we trust”, y nos dedicamos a admirarlos, a intentar copiar el garaje californiano, o la tienda de modas gallega, ¿qué más da?. Ellos en nombre del dios al que adoran, nos ofrecerán como sacrificios de sangre para elevar “ad infinitum” su comunión suprema. A Él seguirán adorando, estableciendo la moral que nos permita ser acólitos de su religión. Fuera está el llanto y el crujir de dientes
Buenas noches, y buena suerte

2 comentarios sobre “In God we trust….others pay cash, Credo in unum Deum”

  1. Nos quedamos con la idea de Dios Luterano que describía Kant en la critica de la Razon Pura, es decir el Dios de la conciencia y la Moral…. » in God we trust»…..

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