La Corte del Faraón

Ay va, ay va. ¡Ay babilonio que mareoooo!.
Mucho me he reído, y muy bien me lo he pasado con la tal zarzuelita, y lo último que me esperaba, es que de alguna forma, escuchando al profesor Tamames, en una de sus intervenciones sobre geoeconomía, en una tertulia, me recordara a no recuerdo que pícara vedette, sin voz y en bañador con tules cantando la coplilla de “La Corte del Faraón”.
Porque cuando empezamos a pensar que si las directrices del Banco Mundial, o los QE de Don Mario, o de Doña Janett, son o no efectivos, y pensamos además que si la cosa se resolverá para siempre con la última medida que alguno de esos gurús de la economía internacional se saque de la manga, nos viene el mareo del babilonio.
Y el mareo del babilonio, no es más que la interpretación y el consejo que se recoge en el Génesis, en boca de José hablando con el faraón al interpretar sus sueños.
El casto José, que tiene que decirle al faraón que hay ciclos de siete años, siete años de vacas gordas, y siete años de vacas flacas, y que por favor, no se crea nunca eso de que las vacas gordas son para siempre, y que cuando las crecidas del Nilo den de comer de sobras a la peña, y las vacas rezumen leche en sus ubres, no olvide, señor faraón, guardar al menos el veinte por ciento de la producción para cuando las cosas vengan mal dadas.
Lo ha dicho el profesor, la solución estaba en el Génesis, y parece que no queremos darnos cuenta, ni a tiros, que cada vez que el ciclo se va por el sumidero, creemos que lo siguiente en acontecer será el Apocalipsis, y cuando el ciclo va hacia arriba, nos compramos el Ferrari, que luego hay que pagar.
No aprendemos, y estamos hoy asombrándonos de la facilidad con la que nuestros Estados, nuestras empresas, cayeron en la trampa de endeudarse hasta límites insospechados, de tomar decisiones que están costando el sufrimiento de tantos millones de personas a lo largo de todo este planeta.
Y ahora no sabemos qué hacer, que la cosa se nos ha desmadrado, con la cantidad de pasta que ha inundado el mercado a base de darle caña a la maquinita de hacer dinero, que parece que empiezan a sobrar longanizas de esas que sirven para atar a los perros de las vacas gordas, y se me ponen todos como posesos, a ver qué agujeros de esos que la ineptitud y la codicia de tantos ha creado, se pueden tapar.
Sale Don Luis Mari Linde, ese personaje que se sienta en una institución inservible como es el Banco de España, y nos dice que bueno, que lo de las pensiones, veréis, que os acaban de meter un rejonazo con la subida de los precios, y sí, hay que discutir eso, pero es que además hay un importante déficit estructural en la Seguridad Social…que no viene de la bajada de salarios que ha experimentado España, ni siquiera de ese desempleo que se intenta justificar con una nueva revolución industrial, según Don Luis Mari.
Y por fin, se nos cae del guindo, que como ve que el corral le anda algo alterado con el indigno yo me lo guiso, yo me lo como, que significó la operación de Bankia, y que parece que recuerda a los del Banco de España sus responsabilidades, pues a ponerse dignos, y a recordar a unos y a otros lo que los que sabíamos sumar con los dedos ya sabíamos.
Que los planes de pensiones que ha ofrecido la Banca, no es más que otra vía de robo a los ciudadanos. Él, Don Luis Mari, se descuelga diciendo que son ineficientes y caros. Vaya hombre, ahora nos lo dice, pero no nos habla de las astillas que ha ido sacando la banca y los gestores de toda esa basura, a la hora de realizar sus inversiones en este, o en aquel proyecto. No nos habla, que debería, de las razones por las que la digna e inservible institución que él dirige, no ha puesto hace ya muchos años los puntos sobre las íes a todas esas gestoras, y por qué no nos ha explicado a los ciudadanos lo que representa la fiscalidad del rescate, que hay que pagarla al marginal del IRPF, en el momento de llevarlo a cabo.
Y que como no parece considerarse un activo financiero normal, los rendimientos han de pagar al marginal del IRPF, no al estándar de plusvalías financieras.
Así que por favor pique usted en la trampa de los planes que le robaremos mientras dure la vida del plan antes de su jubilación, con comisiones desorbitadas, con mala gestión, o gestión que permite que las posibles plusvalías se queden por el camino en forma de astillas, y luego con una fiscalidad absolutamente injusta.
Y pique, porque además le estamos asustando, con el mantra de que tendrá usted que trabajar hasta los setenta….¿de qué coño habla?, si a los cincuenta le han descerrajado un ERE, y ya nadie le contrata por viejo.
¡Ah!, claro, el ahorro viene por el hecho de que a lo mejor le quitamos el derecho de recibir su prestación, que no cotizó usted cuando debía, es que no sé da usted cuenta, hombre. Haga por favor un plan privado de pensiones ¡ya!, que necesitamos su dinerito para unas mariscadas, ¡hombre!
Nada, nada, señor Linde, usted a lo suyo, soltando lindezas de esas que huelen a parches salvaculos, y ya puede usted ir revisando, con años de retraso la porquería que seguro hay en la gestión de los tales planes privados, no se me preocupe, e intente salvar su culo, que cuando explica que la reforma laboral no es la culpable de la caída de los ingresos de la Seguridad Social, a mí el mío se me rompe de la risa que me entra.
Y en las manos de estos pollos estamos. Me recuerdan a aquel Pepe Iglesias, el Zorro, cuando su personaje Don Negozzioni, soltaba aquello de:
-Usted pone todo lo que tiene, y entonces los dos comemos, vestimos, viajamos, gozamos. Y si queda algo, y hay suerte, al final a lo mejor yo gano algo de dinero.
Están pidiendo a gritos que pillemos nuestra pasta, la hagamos oro y diamantes, la escondamos detrás del árbol del ahorcado, y pepita a pepita, quilate a quilate, vayamos tomando lo necesario para nuestra vida, sin que nadie, nadie más que el tendero de la esquina, sepa que gastamos en comprar víveres.
Pero como eso tiene su peligro, y las ciencias adelantan que es una barbaridad, me han dicho que no solo van a retirar los “Bin Landen”, sino todo el dinero circulante, que se acabaron los burruñitos de billetajos que siempre se han usado para pagar en las ferias de ganado.
Me parecerá un exceso, que alguien ande haciendo transacciones asnales a golpe de transferencia instantánea, con IVA y todo, pero es la tecnología aplicada a Don Negozzioni.
El casto José, viendo todas estas marrullerías, seguro que le soltaba al faraón, que se dejara de tontunas y fomentara sus relaciones con todos estos pollos, desde Momentín a MAFO, desde el lindo Don Linde a Don Montoro, desde Doña Botitas a quién tú quieras, y por lo manos al faraón se le acababan los ciclos económicos, y al pueblo, como siempre, ¡que le den!.
Con su pan se lo coman

2 comentarios sobre “La Corte del Faraón”

  1. El problema con las pensiones viene de lejos, yo ya me hice un plan privado hace 30 años, cuando, creo fue Solchaga, dijo que sería conveniente que el personal estudiara la posibilidad de hacerselo porque en 40 años el sistema, a este ritmo, sería totalmente insotenible. Y vaya si tenía razón, el sistema tal y como está montado es simplemente insotenible y quien no lo quiera ver esta ciego, los primeros nuestros gobernantes que no quieren, saben o pueden «meterle mano».

Los comentarios están cerrados.