La defensa de Europa

A cada cuyo, le encanta acercar el ascua a su sardina, y a mí el primero, dicho sea con la necesaria sorna, y como estos días le estábamos dando vueltas al asunto europeo, hoy no he podido más que darme cuenta de lo importante que se ha vuelto el nuevo ratón parido en Bratislava por nuestros bien amados líderes, que no sé qué haríamos sin ellos, ya que los diarios de tirada nacional han considerado, en sus páginas de opinión dar un cierto aire al asunto.
Un poco de historia, esa que se remonta al final de la guerra mundial que ganaron los americanos del norte, y que como gran botín ha conseguido que todo el mundo hable inglés, y que el dinero duerma cerca de Boston.
Realmente, y muy en líneas generales, la guerra que inició Alemania, fue una respuesta del populismo local a la cicatería del resto del continente en cuanto a la compensación por los daños causados a los aliados de la Primera Guerra Mundial, de forma que se mantuvo como enemigo mortal, a una parte importante del territorio europeo.
A las primeras de cambio la bota alemana llegó hasta los Pirineos, y casi hasta Rusia, hablando del ámbito europeo. A Inglaterra le faltó el canto de un duro.
Sin la intervención de los Estados Unidos, posiblemente hoy el alemán sería una lengua mucho más hablada que el inglés, pero su intervención nos ha dejado unos lastres que hoy se nos muestran, al aflorar, como las serias debilidades que tiene Europa para seguir avanzando en su proyecto, bastante difuso a ojos de los ciudadanos, por cierto.
El primero está en que los dos nuevos bloques que se crearon, y que territorialmente abarcan desde Vladivostok a Ukrania, y desde la misma Ukrania hasta Japón, viajando siempre de Este a Oeste, tienen serias dificultades para un entendimiento amable, ya que ambos bloques aspiran a una supremacía mundial difícil de obtener. Sus campos de batalla están claros y se encuentran las más de las veces en el hemisferio sur, bien de la mano de intervenciones económicas, militares o simplemente de ideología política.
A los mercaderes europeos nos vino muy bien la aparición de la OTAN, ya que no hubiésemos sido capaces nunca en llegar a un acuerdo sobre defensa común, y el paraguas de la fuerza militar americana, nos ha permitido crear un enclave de consumo, hoy en día el mayor del mundo, y frenar los principios de convivencia que nos podría haber propuesto el bloque comunista.
Hay actualmente una zona, Eurasia, que está tomando una importancia estratégica grande en el juego geopolítico actual y que es objeto de un interés creciente entre los dos bloques. Los países surgidos como entidades independientes a la caída del telón de acero, están siendo objeto de deseo en el proyecto Ruta de la Seda, en el que Chinos y Rusos buscan una integración económica con alguno de esos países, como por ejemplo Kazajstán o Bielorrusia, sin olvidar al inestable Uzbekistán o a los países de la Transcaucasia tan importantes desde el punto de vista del tránsito comercial, como de la producción de energía.
Las negociaciones están en el diseño del sistema económico/político que se les puede proponer a estos países que aún están lejos en su PIB, de las zonas consideradas de confort, bien desde el lado Ruso/Chino, como desde el lado de la UE, que al final es el cliente diana.
Europa tendrá que ser mucho más proactiva en sus iniciativas, lo que en na estructura como la europea es casi una quimera, ya que lo único que podemos hacer es reaccionar, y en voz baja, a las iniciativas del otro bloque.
Federica Mogherini, alto representante de la Unión para asuntos exteriores y política de seguridad, presentó el pasado 28 de junio, en el Consejo Europeo, un documento sobre la Estrategia global sobre política exterior de la Unión en donde se marcan con una claridad meridiana las debilidades que en esta materia tenemos en Europa.
Una de las pretensiones fallidas de la Unión Europea ha sido el Plan Europeo de Vecindad, por el que se pretendía que la filosofía de vida que impera en Europa y sus valores impregnaran a nuestros vecinos, asumiendo que ese era el deseo de países como Moldavia, Egipto, Argelia, Bielorrusia.
Pero nada más lejos de la realidad, así que la señora Mogherini y su equipo dan por terminada esa estrategia, y proponen la solución burócrata de la utilización de normas, creadas a base de firmes compromisos con las fuerzas multilaterales, a pesar de la facilidad con que muchas de ellas se rompen, sin ir más lejos por parte de Rusia, el otro bloque en cuestión, en el caso de Ukrania.
Incluso las ampliaciones hacían territorios que no tienen nuestros principios de moral política y social, son de dudoso buen resultado, como han demostrado territorios del Este de Europa recientemente añadidos, más por necesidad geoestratégica del núcleo central de la Unión que por convencimiento de su idoneidad como socios. Pero mejor con nosotros que con el bloque Ruso/Chino.
Lo que sigue estando claro es la posición de absoluta debilidad de la Unión Europea a la hora de defender sus fronteras, y su política exterior de defensa. Es algo que se ha cedido a Washington desde hace demasiadas décadas, y que la salida del Reino Unido, con uno de los ejércitos más importantes de la Unión, introduce un elemento de incertidumbre a considerar.
Hay que tener en cuenta que en este momento los intereses americanos están mirando con mucha atención al otro lado del mundo, en concreto al Mar de la China, donde se está planteando una nueva zona de tensión en donde se mezclan ambiciones territoriales del expansionismo chino, temas de orgullo nacional contra Japón por sus capturas territoriales de finales del XIX, y los temas comerciales de tránsito de mercancías y energía donde el estrecho de Malaca, y un poco más lejos el de Ormuz, tienen una importancia económica enorme.
La exclusión de China en el tratado transpacífico de libre comercio, realmente no ha ayudado demasiado a calmar los vientos por esos mares.
Las tensiones creadas por el régimen de Corea del Norte, son con sus amenazas veladas a Japón otro elemento a considerar, ya que la guerra de Corea no está técnicamente acabada, que lo que hay es un armisticio de casi sesenta años, con intimidaciones constantes por ambas partes.
Esta situación puede debilitar la posición defensiva de Europa que carece de sistemas de defensa adecuados y de capacidad de reacción común frente a retos o agresiones externas.
Nuestra única defensa es que somos un mercado interesante, pero sin gendarmes, y eso podrá durar mientras alguien no piense que puede apropiarse del mismo por la fuerza, si lo considera oportuno, obteniendo algún nuevo beneficio, y olvidando, por supuesto, a los ciudadanos europeos.
Por último quiero recordar que los valores humanistas y democráticos que dan la apariencia a Europa que muestra hoy, no son compartidos por la mayoría de los países del mundo, que fuera de Australia, Nueva Zelanda, Japón, Unión Europea, Los Estados Unidos, Canadá, Israel y algún país sudamericano como Chile,(Perú, Argentina y Brasil en menor medida) o la misma Sudáfrica, en grados dudosos, poca democracia hay en el mundo, que de los casi ocho mil millones que somos apenas dos mil actúan en democracias más o menos aceptables. (Dejo la India en el saco de la duda, porque aunque “in pectore” se proclaman demócratas. Después de haber andado por esas tierras tengo muy serias dudas.
Y no lo olvidemos, los países que no siguen los principios democráticos, posiblemente no estén deseando adoptar estos sistemas.
Así que seguiremos siendo los mercaderes desarmados, que como las caravanas que cruzaban el desierto o bien se defendían ellas solas, o pagaban para que otros las defendieran, y eso dura mientras el pago sea superior al beneficio de la rapiña.
Buenas noches, y buena suerte