Lilith, o qué miedo dan las damas.

Parece que en las tradiciones sumerias, se reconoce a Lilith como la primera mujer, y se describe como es creada a la vez que el primer hombre. La tal dueña, una vez enfrentada a su compañero Adán, empieza a exigir derechos de igualdad: «Creó pues Dios al hombre, a su iagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó».
Como consecuencia de la reivindicación, Adán se pone plasta, y exige al Creador que arregle el entuerto, que la tal Lilith no acepta la sumisión que se le debe al macho, es más, durante el coito quiere estar encima…nunca por tanto hubo armonía entre la pareja, así que Lilith, al parecer pegó un portazo, dejó el Edén y al borrico de Adán con un palmo de narices se fue al Mar Rojo, donde vivían muchos ¿demonios?, y allí se dedicó al fornicio descontrolado, según la tradición judaica que a buen seguro no tiene mácula feminista alguna.
Y es que el pobre macho es así, que cuando una hembra le dá con la puerta en las narices, hay que desprestigiarla, que si va con otros hombres después de haber estado contigo, ya es la gran prostituta, olvidándo el significado real de la tal palabra, vamos como dice el libro Sagrado, la Gran Prostituta de Babilonia. ¡Qué cosas!.

Esto es muy rompedor, aunque estuviéramos al principio de los tiempos, así que una exigencia de un ser, que según nos cuentan las tradiciones y los esoterismos, encima estaba creada a partir de materiales putrefactos y de deshecho es intolerable que nos venga con esas historias de igualdad.
Asi, la creación de Eva fue el resulltado del fracaso de la creación de la primera pareja especialmente por la insistencia de la tal Lilith en demandar en el sexo la posición dominante, que no quería ser sumisa al hombre, y como nada hay más sumiso que el que hayas nacido de varon, se buscó que Eva fuera generada de una forma que no permitiese dudas, a partir de una costilla de la más noble criatura de la Creación, el Hombre (después de Dios, claro).
«Yahaveh formo entonces a Lilith, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán. De la unión de Adán con esta hembra y con otra paercida lamada Naamá, hemana de Tubalcaín, nacieron Asmodeo e innumerables demonios que todavía atormentan a la Humanidad. Muchas generaciones después Naamá y Lilith, se presentaron ante Salomón disfrazadas como rameras de Israel» (textto sacado del Yalqut Reubení, colección de comentarios cabalísticos acerca del Pentateuco, recopilados por R. Reuben ben Hoshke Cohen muerto en 1673 en Praga.
Bueno como vosotros no sois lectores cualquiera, si quereis más datos de los que yo pueda aportar en éste, leed ese magnífico libro de «La historia empezó en Sumer», perdón, quiero decir recordadlo, a no ser que queráis navegar por textos de cabalistas, o lanzaros a los estudios talmúdicos.
Empezamos estos años en los que la era de Acuario se nos echa encima y se nos recuerda que el tiempo de la mujer está llegando, que esas Tanit mediterráneas podrán resurgir en cualquier instante para conseguir que el tercer pecho que se le fue a la diosa y con el que perdió el poder, puede crecer en cualquier momento.
Esta Lilith encarna, al parecer todo aquello que aterra al macho, al macho dominante, el poder de su sexo y de su humanidad supera cualquier cosa que nosostros los chavalotes podamos siquiera imaginar. Y diremos entonces que lo fácil para los mitos fue demonizar a esta primigenia mujer, y resolver el tema buscando una Eva sumisa creada del hombre, que yazca bajo nuestra tripa. No está mal.
Y dice la leyenda algo que aterra al macho, y es que la tal Lilith, una vez convenientemente demonizada podía apropiarse del semen fruto de las masturbaciones de los hombres que yacían sin hembra, nunca del que estuviera dentro de otra mujer.
Yo me parto, que me da que todo lo que esperamos los hombres, los machos de cualquier especie, es poder transferir nuestros genes a la siguiente generación, y al final, solo la mujer puede hacerlo y reconocer su prole, a nosostros ese beneficio solo nos lo puede conceder la mujer, y ahora los aburridos test de paternidad.
El papel de zángano que la naturaleza nos ha guardado parece que no nos gusta un pelo, pero es lo que hay chicos, que nuestra única fuerza reside en nuestros músculos, (el que los tenga, claro).
Nuestra venganza es tremendamente cutre, queremos mandar en lo superfluo que lo importante de veras nos está vedado, y esa Lilith, maldita por todos nosotros es la lamia, la bruja, la que roba a los niños de sus cunas, es al final el miedo del macho, que transforma su debilidad en difamación.
«La ladrona del semen no utilizado adecuadamente, es decir en el interior de la mujer no adúltera».
La verdad es que las gastamos peludas, que al fin y al cabo, esto parece esa propaganda de guerra, destinada a destruir el prestigio del enemigo, y tras milenios de difamaciones, nos encontramos que el ser, diferente al Dios Padre y al Primer Hombre, debe ser anatemizado, y solo porque se pone a exigir un trato justo..(no quería ser más que Adán, quería ser su igual), se transforma en la Gran Enemiga.
Es el vampiro primigenio, como se recoge en la tradición egipcia, y Anne Rice nos describe en toda su ¿maldad?, en sus sagas vampíricas, y es porque etos machitos que andamos por el mundo, la verdad es que estamos justitos de cacumen y llenos de miedo a nuestra debilidad.
La soledad que nos deja la marcha de las Lilit que pueblan el universo, intentamos llenarlas, como dice Adán, en primera instancia con la compañía de animales, pero siempre al final, nuesra cobardía nos hace encontrar una Eva hecha a medida, y que no pueda ser libre.
As´, que ya sabéis, mientras más se oprima a la mujer, hasta hacerla parte del costado del hombre, más imperfecta será nuestra vida, que hay que acercarse a Lilith, aunque después te devora como una Mantis religiosa hace con su macho, cuando ha acabado.
Con su pan se lo coman