Los diezmos bíblicos

Me dicen hoy, mientras aun me estoy quitando las legañas, que Warren Buffett, ese ultramillonario que invierte con ojo de lince en las más rentables opciones que dan los mercados, ha donado 170 millones de dólares a no sé cuántas obras benéficas.
Y me parece bien, que como el refranero nos recuerda, en el tomar no hay engaño, y 170 millones, son 170 millones, una pastizara que diría el castizo, y mejor andan por ahí dando de comer a no sé quién que aguantando la cotización de Acerías Pérez, por muy mal que le siente al señor Pérez.
Pero lo que tienen la cosas, que la Biblia dice, y me temo que el Corán también, que lo que hay que dar para ir al cielo, son los diezmos, entiendo que la décima parte de lo que se tiene, y según una de esas cifras que aparecen en Internet, el tal Warren tiene un colchoncito de setenta y seis mil millones de dólares.
Y las cuentas son las cuentas amiguito, que la factura debe ser de siete mil seiscientos, con lo que te falta un pico para llegar a la salvación bíblica, tú veras.
Y no me vengas con la mandanga de los impuestos, que eso no es donar, eso es pagar por los servicios que la comunidad te ofrece, y a través de los que tu fortuna se ha ido haciendo, es decir, van a balance en el pasivo. Nadie como tú para saberlo.
En fin, amigo Warren, que no voy a ponerte verde porque hayas largado esos ciento setenta millones de dólares, todo lo contrario, que seguro habrá gente que estará encantada con la donación, e incluso algún pobre de esos que no existen, seguro, que gracias a ti, y a otros como tú, hoy podrán beber un vaso de agua no demasiado sucia. Estupendo.
Y hago esta reflexión porque ayer en el despacho, saliendo justo del hoyo cuatro, o del diecisiete que no me acuerdo, me dió por hablar con mi colega del tema del Ébola, y de un reciente brote que se dio en República Democrática del Congo, y que al parecer no ha ido a más, ya que fue hace unos meses, y no he escuchado ruido de batas blancas a propósito del tema.
Mi colega de estas cosas sabe mucho, que ha sido de los grandes microbiólogos clínicos españoles, y aunque hoy venga conmigo al despacho, procura mantenerse al día de estos temas, y en concreto del Ébola.
Mi amigo comentaba los esfuerzos de los laboratorios internacionales por obtener una vacuna frente al tal miembro de la familia de los Filoviridae, y de los éxitos que se están consiguiendo, aunque como todos los esfuerzos que se dedican al tercer mundo, fallan, en buena medida por la falta de visión que tenemos de esas zonas en nuestro mundo desarrollado y aséptico.
Me consta que se ha hecho por parte de la industria farmacéutica el esfuerzo necesario, pero a la hora de valorar la eficacia hay que empezar a valorar las infraestructuras, los niveles culturales, las actitudes de los gobiernos locales, y como no la corrupción, que pone freno a la distribución correcta del avance científico.
Parece ser, que según nos hacen saber los epidemiólogos, el virus tiene como reservorio a murciélagos (desde hace decenas de millones de años), y a diversas especies de simios.
Es decir, la dieta que muy a su pesar deben consumir muchas de las poblaciones que posteriormente son arrasadas por el brote epidémico. (Puede matar a más del 95% de un grupo humano infectado).
Pero eso si hablamos del Ébola, que al final te mata en un plis, y que además al ser tan agresivo actúa él mismo contra su propia dispersión, pero otros virus de esos que ya estamos acostumbrados a encontrarnos cada día en la calle, como el de la inmunodeficiencia adquirida, (SIDA para la peña), y que para estas latitudes es cuestión de unos fármacos antirretrovirales, en esas zonas de África, donde se cuece el Ébola, no se pueden comprar, no hay dinero, y los infectados…..se mueren poco a poco, en casa, o tirados en cualquier guetto, que a nadie le importa.
Y eso que no hablo de cosas como el Malarone, que aquí lo subvenciona la Seguridad Social y pagamos 2,5€, pero que realmente vale más de 50€,
Así que esas poblaciones, en el caso de que estuviese disponible en el país simplemente no podrían comprarlo, que un rico es alguien con una renta mensual de 300€. Pero la malaria afecta solo a unos pocos occidentales que van por ahí sin tomar su profilaxis.
A lo mejor si don Warren, don Amancio, don Mark “caralibro”, don Carlos Slim soltasen de forma adecuada sus diezmos, cruzar Ghana, por poner un ejemplo, no sería la tortura que es hoy, quizás apretando un poquito a sus dirigentes se pudiera actuar en los temas básicos de salud, de educación, de infraestructuras de los que están tan necesitados.
Y que no se nos olvide, la mano de Europa está detrás de estos desastres humanitarios, que por esas zonas se habla inglés, francés y español, y la herencia que les hemos dejado es una puerta cerrada al primer mundo, sea desarrollando sus potenciales, sea migrando a las zonas que en su momento les ocuparon, o comerciaron con sus cuerpos durante los períodos de transporte de esclavos, y desde luego utilizaron la madera de sus bosques, su recursos minerales, su petróleo.
No voy a repetir el cabreo que desde estas líneas en otras ocasiones he manifestado, cuando he hablado de los movimientos migratorios, bien causados por las guerras que se mantienen contra el Islam, bien por la pobreza y ausencia de ninguna esperanza de progreso que se respira por esas latitudes, pero debemos seriamente considerar la actitud no solo de esos grandes millonarios, sino de todos y cada uno de nosotros, cuando nos enfrentamos a lo que significa vivir y sobrevivir en ese mundo globalizado, que lo que ha hecho ha sido más o menos, servirnos a base de cookies, solo la información que creen nos interesa, según nuestros hábitos de búsqueda y la miríada de parámetros que nos han robado, y desplazar la riqueza hacia las áreas más pudientes de la sociedad, que encima no consumen en el mismo porcentaje sobre ingresos que lo hace la mass media, empezando un círculo vicioso de reducción del comercio bastante curioso, que alguien debería estudiar.
Pero el mundo está montado sobre estructuras injustas per omnia saecula saeculorum, amén, y esto no lo cambia el Sursum Corda, lo tenemos levantado hacia el G.A.D.U.
Amén

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