Nostalgia,

Ayer estuve en el Real, había que terminar la temporada en Madrid. En las tablas “Il trovatore”, ese drama prácticamente desconocido de García Gutierrez, al que le puso coro el bueno de Verdi.

Recuerdo en la escuela cuando el profesor Segarra, nos contaba el teatro del romanticismo español, y en aquellos años preadolescentes, no olvido que se nos inflamaba el espíritu con las peripecias y los sacrificios excelsos de sus personajes.

Pues qué bien, que al fin y al cabo, el bueno de García Gutiérrez lo que quería era eso, despertar cierto sentimiento en el alma de quienes fueran al teatro.

Ese malo malísimo, ese bueno que parece tonto (de hecho es tonto) y esa chica angelical, estaban diseñados para emocionar, de la misma forma que la truculenta historia de la bruja gitana que es madre de un hijo que no es suyo, que al suyo lo sacrifica por error y en aras de la venganza.

Buenos mimbres para un cesto, a los que Verdi apoya con un coro de gitanos inolvidable, y un par de arias de tenor de esas que cuando un tenor quiere demostrar su calidad lo intentan.

Se regresa al medioevo, con ambientaciones intimistas, y esas interminables señas que nos hacen reconocer el tiempo romántico donde todo esto se enmarca. Hasta aquí todo bien, y uno se sienta en su butaca, con esa intención, sana, de rememorar historias de la preadolescencia, de esas que a uno le inflamaban el corazón (luego me enteré que eran las hormonas, pero no importa), y claro se ve uno con la hormona muy desgastada por el uso, y lo que espera encontrar ya se ha ido.

Siempre se me ha dado bien echar la culpa a otros de mis cagadas, que pienso debería haberme dedicado a la política o a la administración pública, al grito de no he sido yo, ha sido ese.

Así que al no sentir emoción lo primero que pensé es que la representación no estaba a la altura de mis expectativas, que el hecho de tener la escena configurada como un cajón negro con una columna de luz que se mueve a lomos de los personajes, y un torreón simbólico que parece una chimenea de diseño estaba pensado, seguro para emocionar a alguien, no a mí, claro, pero a alguien, y es que no se puede ser tan egocéntrico.

Tampoco el hecho de que no supiera encontrar emoción en las voces de Leonora o de Manrique, no implica que no la estuvieran imprimiendo. Seguro que sí, pero en un universo paralelo al mío, ya que no faltaba ni técnica ni potencia. Mi percepción era que se habían ajustado al protocolo.

He buscado un Trovatore de la Callas y Di Stefano, que a pesar de oírlo en casa, si me ha emocionado. El diagnóstico es claro, estoy viejo de cojones.

Que bien se muere Leonora, que bien se entrega al maluto, que suavidad en ese Ah, si ben mi. Qué emoción me transmite esa vieja grabación de más de cincuenta años, qué ritmo encuentro en Di quella pira. Y no sé si son los timbres de los artistas, la mano de Von Karajan que anda por ahí detrás dando la lata.

No lo sé, a lo mejor es que mi oído de vecchio uomo no es sensible más que a la delicadeza, y no vibra ni con la potencia ni con los protocolos, que los sentidos esclerotizados tienen muchas limitaciones. ¡Qué más dá!.

Y el problema, es que la cosa no fue solo ayer, que sentí el mismo vacío delante de una Tosca el otro día en mi Liceu, y así, día tras día.

Creo que la historia es que se acaba la historia. Me acuerdo de cuando decía aquello de que la vida de las cosas termina cuando ya no te sorprenden, cuando ya no te emocionan, y estoy llegando, creo a ese punto en mi vida. Pero que nadie se alarme, que no me encuentro a gusto con demasiadas cosas que el mundo actual se empeña en ofrecerme, pero siempre está mi mundo, con aquellas referencias en las que encontré las sensaciones que me acompañan en mi vida.

Me duermo con las series esas de Net-bo-prime, pero echo mano de aquellas historias para no dormir, y no lo hago.

Quizás me acuerde de tiempos pasados, yo, que nunca estuve demasiado de acuerdo con Manrique, que cualquiera tiempo pasado fue mejor, me encuentro rebuscando en los viejos baúles. Cosas que pasan. Empiezo a distanciarme de este mundo en el que la inmediatez es el nuevo becerro de oro, esa inmediatez que te deja sin amigos si no contestas de forma inmediata al “chat” de tu grupo, esa inmediatez que te hurta la posibilidad de reflexionar, que si no, te pisan la opinión o llega tarde cuando la conversación ya va por otros derroteros.

Vivo en un mundo en el que ser profesional de la vértebras cervicales, es lo único que te garantiza la continuidad laboral, ¿qué le vamos a hacer?. Y siento decirme que no me encuentro nada cómodo en él, que ya me gustaría que la cosa fuera diferente, pero no puedo pretender que todo se ajuste a mis deseos, ya que el gran principio de la ecología es precisamente el contrario, quien no se adapte al entorno, debe desaparecer del mismo.

Pronto iré a escuchar una Luisa Miller, que espero sea, al menos, acorde con algún protocolo, pero, por si las moscas me estoy entrenando con mi vieja grabación de la Caballé y el Pavarotti, si, ese que una compañera, una vez me insistió que se llamaba Tutto.

Estoy seguro que, o dejará de importarme que en la plaza de Oriente de Madrid no sean capaces de darme unos boquerones decentes en la Taberna del Alabardero, y que las gambas al ajillo haya que devolverlas, o simplemente dejaré de entrar en el teatro y dejaré de sentarme en las terrazas de la plaza, que las cosas son así, y para ser feliz hay otras muchas cosas disponibles, sobre todo personas que pueden hacer que todo eso no importe.

Con su pan se lo coman

5 comentarios sobre “Nostalgia,”

  1. Tus reflexiones de hoy son exactamente las mismas que tengo con mucha frecuencia, tiempos pasados fueron mejores?, no exactamente, pero que bien lo pasamos!, estamos, en líneas generales, rodeados de vulgaridad y gilipollez en grado sumo, sobre todo a nivel político y de medios de comunicación, si hace años me chocaba ese lenguaje un tanto antiguo, rancio y rebuscado del Nodo ahora me choca el soez demasiado moderno del Sálvame y cía.
    En fin, por fortuna tenemos nuestras aficiones y nuestros recuerdos.
    Un abrazo amigo

  2. Alma de pollo! Que si te pones a la Caballé y al Pavarotti…. poco me vas a disfrutar de la Luisa Miller!!!
    Pero toda la razón en Il Trovatore y en los boquerones!
    Quizás el año que viene nos toque una buena de las de verdad!!!

    1. Pero a 250€ la butaca, y los boquerones a precio de Zalacaín prefiero a los mencionados en el estéreo doméstico, un pan con tomate con láminas de 5J,y un Rosarito bien frío…qué quieres que te diga.

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