¿Quedamos para diciembre?

Me había negado a ver el espectáculo de la supuesta investidura de un presidente que pudiese formar un gobierno para este nuestro país, pero hoy finalmente me he pegado al televisor para escuchar el resumen de las escusas que los diputados electos nos iban a dar para que el mandato que se les ha dado por parte de la ciudadanía haya quedado en agua de borrajas.
Debo reconocer que he sentido vergüenza, frustración y al final un cabreo monumental, teniendo en cuenta que me importa muy poco quién, no tanto cuando, y bastante el cómo. Se ha ignorado la soberanía popular, una vez más, y las discusiones no han sido más que un ¿y de lo mío qué?.
No voy a hurgar más en el tema, se me cortan las palabras ante el espectáculo esperpéntico ofrecido, y culminado con la propuesta del actual gobierno del exministro Soria, presunto lo que queráis, para formar parte en representación de España, del consejo directivo del Banco Mundial. Suena a sarcasmo, que ese señor dijo que lo dejaba todo, y a lo mejor lo creímos.
Espero tardar mucho en volver a hablar de esta “tropa”, ineficaz, engreída, mentirosa, cerril, traidora, ambiciosa en el peor de los sentidos del vocablo, cainita y miserable.
Ciertamente desde que el gobierno está en funciones, las cosas parece que van bien en nuestra tierra, y es lo más positivo de todo esto, ver la “Gaceta de Madrid” sin decretos leyes, sin iniciativas legislativas que normalmente no esconden más que prebendas para grupos concretos de ciudadanos bien relacionados con el poder. Así, que eso nos ahorramos, y si no hay más remedio que prorrogar los presupuestos, y el 0,25% de aumento de pensiones no llega, será un precio muy bajo para pagar tanto latrocinio oficial, incluyendo la posible multa de Bruselas, a quienes, por cierto podrían ir dándoles también por donde amargan los pepinos.
Así que corto y cierro, que no estoy dirigiendo el Nabucco, que no soy el gran Muti, y no puedo poner en pié a la ópera de Roma, tras echarle un broncazo monumental a su dirigente político, porque tampoco hemos conseguido un elemento aglutinador como lo es el “va pensiero” en Italia, ni nuestros intelectuales son capaces de defendernos de forma que los entendamos sin, en general, tener que usar el chiste bajo o el exabrupto.
No he podido sentir mayor rechazo intelectual como el que sentí ayer escuchando pedros, iglesias, marianos, rufianes y demás caterva, intentando dar lecciones de no se qué a todos los que les rodeaban. Ellos, que en ningún caso, sin excepción, han ganado cátedra de excelencia moral, intentaban desde el foro que es propio de los españoles dar clases de amplitud de miras, de anhelos ciudadanos, de sueños de justicia, que a las claras, y para el más lerdo de sus escuchantes (yo mismo), no esconden más que mezquinas ambiciones de camarillas bien paniaguadas.
Ya se ha hablado muchas veces de las soluciones posibles para evitar este sistema corrompido de origen, en la que los representantes de los ciudadanos tuvieron que votar sin secreto, casi a mano alzada, para que su señorito supiera bien a las claras que no había voces discordantes en su coro. ¿Habría sido diferente el resultado con voto secreto?. No lo sé, y tampoco me importa mucho. ¿habría sido diferente si se hubiera votado en secreto a varios candidatos, valiendo la mayoría simple?, tampoco lo sé.
Lo que si se, es que tenemos un sistema esclerotizado, y fácil de controlar por los grupos de presión que deseen hacerlo, teniendo bien cogido al jefe de filas, lo demás va solo.
Todo esto, además, se da en un escenario en el que los Parlamentos nacionales en los países occidentales están perdiendo poder a velocidad “c”, dejándolo en manos de las grandes corporaciones transnacionales, que además pueden mover a la opinión pública a través de sus mecanismos de manipulación electrónica.
Y sea esto dicho por el maldito caso de la manzana mordida, que llora amargamente porque le piden trece mil millones, a ellos, a los herederos del Señor Trabajos, que se creían que eran más listos que nadie, que todo valía a la hora de trincar pasta. Y llevan razón, nuestros gobiernos lo han permitido, con lo fácil que sería marcar impuesto cero, y cambiarlo por una tasa de acceso a mercado interno para compañías no nacionales. ¿Quieres acceder al mercado de electricidad?, vale, sea, la tasa es…..Recordad que ya se hizo algo parecido cuando las compañías telefónicas querían acceder a licencias de telefonía móvil. Y se hablaba de miles de millones.
Quien no se haya enfrentado nunca a una declaración de impuesto de sociedades, es imposible que pueda entender la cantidad de escapes legales que se le ofrecen a las corporaciones, en forma de exenciones, amortizaciones diferidas, tratamiento de créditos, y normas específicas a sectores o incluso compañías determinadas, fruto de negociaciones totalmente opacas a la ciudadanía, y que se traducen al final en una menor disponibilidad de fondos para atender las necesidades ciudadanas de forma conveniente.
Nada es casualidad, y parece que el famoso y denostado TTIP, hace aguas, de forma que la bofetada a los coches alemanes en América, debe tener su contrapartida europea, y si a un banco alemán se le amenaza en casa del tío Sam, veremos cómo se responde por la vieja Europa. Y los Parlamentos ni se enteran, entre otras cosas porque no existen como elementos funcionales, que actúan al dictado, como decía Forges en una lúcida viñeta del Ibex 35, o del SP 500, que es mucho peor, me temo.
Pero hay que asegurar las carreras de los políticos, las puertas giratorias, de los que no dejan de ser empleados de esas compañías en uno u otro puesto, aunque no estén en la nómina oficial, por el momento.
Y de eso no se libran ni vascos, ni catalanes, ni gallegos, ni madrileños ni andaluces, que esos servicios de rellenar “La Gaceta de Madrid”, deben tener siempre una compensación.
Otra cosa es la del señor Wert, o el señor Soria, como últimos ejemplos de personas que siguen representando a los ciudadanos después de haber demostrado palmariamente su ineptitud. Que ya se intentó esa vía antes, y nos devolvieron al señor Momentin para que lo enchironáramos nosotros.
No señorías, me temo que no sirven para nada, son ustedes prescindibles, como anda diciendo uno de ustedes en estos días refiriéndose a no sé qué, son prescindibles bajo esta estructura obsoleta, funesta, que aleja a los ciudadanos tanto del poder como lo hacían aquellas cortes franquistas de la democracia orgánica.
Yo no sé si en algún momento podré sentirme representado en el Parlamento nacional, pero llevo demasiados años en que nada de lo que allí se decide lo reconozco como favorable al pueblo español, todo lo contrario, y no es cuestión de crisis, o de coyunturas geoestratégicas, simplemente es que no están ahí para nosotros, por mucho que lo digan.
Buenas noches, y buena suerte

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