Todos somos Charlie…(si interesa)

Lo que se oye, no se sabe si tiene gracia, si esa gracia es para todos, si incluye mensajes ocultos para que solo tenga gracia para los elegidos, o si no tiene ninguna gracia.
Que puede hacerme gracia que Chrlie Hebdo saque a Pooch-the-Mont disfrazado de terrorista islámico, de esos que saben cultivar los franceses en tantos y tantos suburbios de sus ciudades. Y la cosa, pues ya ves, va por barrios, que a mí, no sé si me hace demasiada gracia, más bien ninguna.
Y me explicaré:
Que desde el punto de vista del guerrero del Islam que vive un poco más allá de Porte de Neully, no creo que ver su imagen rellenada con alguien que ha huído de la forma más cobarde, sea algo que le haga demasiada gracia.
A los de Charlie, no sé si les hace gracia, rellenar con tamaño personaje el dolor que el uniforme les causó hace poco más de dos años, aunque lo hayan hecho y publicado. ¿Será un mensaje para alguien?. Yo no soy un iniciado, y consecuentemente no lo pillo, ¿qué le voy a hacer?.

No sé lo que pensarán las víctimas del ataque islamista en las Ramblas de Barcelona viendo disfrazado de tal guisa al responsable de no haber protegido suficientemente a sus ciudadanos de tal barbarie, cuando tantas energías y recursos dedicó a la creación de un estado independiente. Para aparecer disfrazado de yihadista. No, no tiene gracia.
Si lo que Charlie quería decir es que es el tal Pooch-the-Mont, es alguien con una ideología hija del fascismo nacionalista, lo podría haber disfrazado a semejanza del Duche, o de su primo alemán, vamos, el austríaco con bigotito de Charlot.
Tengo que confesar que no le veo la gracia, y me da que tampoco le veo la gracia a la viñeta, que quizás está relacionada con una nueva imagen de la estelada, bien anclada a la cintura de Pooch-the-Mont, eso sí, para asombro de los ciudadanos islámicos normales, y el imbécil de turno inmortalizando el momento con su teléfono más inteligente que él.
Y no, no entiendo esa mezcla que molesta, (aparentemente) a todos los implicados, que era mucho mejor la de la semana anterior donde sin ninguna duda se afirmaba que los indepes catalanes eran más gilipollas que los indepes corsos.
Porque a lo mejor simplemente utilizando al burro que es el símbolo del independentismo, poniendo su cara en vez de la cabeza del animal, y manteniendo las orejeras, la cosa quedaba mucho mejor.
No se ofendía a nadie, los indepes felices viendo su símbolo identitario encabezado por le testa del Ex – Molt Honorable, y los que quisieran ver otros símbolos, pues allá ellos, que en estas cosas se puede dar cancha a todo el mundo.
Para mi humilde nivel, no estoy preparado para entender la sutileza del Hermano Charlie, lo reconozco, y quizás envíe una de esas cartas al director, para que si tiene a bien, y siempre desde el punto de vista de curiosidad intelectual por mi lado, y su a buen seguro interés pedagógico por el suyo, acabo comprendiendo el intríngulis de la cosa.
Al final esto va de que uno no entiende al ser humano, no entiende sus motivaciones, de tanta farfolla que se dice, se comenta, se escribe, se susurra. Me da que todo no es más que campañas de márketing para que compremos algo.
Y es que en las relaciones humanas, sea cual sea su ámbito, lo único que importa es crear una imagen que pueda ser aparentemente aceptada por la tribu en la que te incluyes. Y es que Chuchita va y se cose el virgo, Borja Mari se compra el deportivo, Don Ambrosio se me viste de nazareno, eso sí tras haber ejercido de Barrabás, y Doña Encarnación de santa enlutada, para que el Mosén le dé comunión delante de la tribu.
Y cada uno envuelto en sus mentiras, en sus medias verdades, va a por sus ambiciones, a por sus anhelos que nadie sabe lo que son, que quienes les rodean no son más que miserables instrumentos que deben hacer cosas por todos y cada uno de nosotros.
Y así andamos con el indepe, con el imbécil que se hace eco de una u otra posición, del inútil que no ha sido capaz de ser más diligente, o más lúcido para no ver venir los acontecimientos, sean cuales sean.
Que Tito Trump defiende lo de las escopetas, y es que al nen le gusta matar elefantes o lo que se le ponga por delante, para enseñar a su red social el rabo del animal desmembrado.
Pero Tito Trump defiende en su discurso la industria nacional, y el sacrosanto derecho escondido en la segunda enmienda de la Constitución Americana. Para que le den más presidencia. ¡Que se joda el elefante, que hay muchos!, y si se mueren a tiros unos pocos ciudadanos, no hay que preocuparse, somos muchos.
No lo sé, repito que no lo sé, que esto ya es esquizofrenia, que uno cuando recibe un mensaje, de la prensa, de Chuchita, de Borja Mari, o del vecino del tercero, a lo mejor lo que hay que hacer es echar mano de la cartera y apretarla, que a lo mejor es eso, solo eso.
Yo voy a pasear un ratito, que es lo que tienen los domingos, si Doña Carmena te deja aparcar el coche, no te atropella una familia de ciclistas en el Paseo del Prado, que seguro son todos mensajes para que a este o aquella alguien acepte la imagen que tanto esfuerzo les costó crear.
Y como Madrid es provinciano, no creo que encuentre el Charlie último en los quioscos de la ciudad, así que no me preocuparé profundizando en el mensaje del semanario, que lo mismo no es para mí, y me acaba amargando el aperitivo.
Así, que disfruten ustedes de su domingo, si es lo que quieren, y usen el tiempo para afinar su imagen externa, si es lo que les pone, que al final de la calidad de sus medias verdades, de sus mentiras de corto plazo será de lo que dependa su estatus es la tribu, y eso es lo que importa a muchos.
Con su pan se lo coman