Un respiro

Pues si, parece que ese otoño que anhelábamos por fin ha aterrizado, y constato, que como todos los años, aquí, en la meseta, acabo sacando las chaquetas “tweed” para el Pilar. No falla.

Me dirán los del cambio climático que las medias ponderadas de las temperaturas globales, ciertamente, andan algo desmadradas hacia arriba, y no seré yo quien le quite la razón al señor Gore, o se la dé a Tito Trump, que uno es de natural pacífico, en esas batallas no gano nada, y a la que me descuido me cuentan en la lista de seguidores de unos y de otros, y ya estoy muy mayor para aspirar a título de más popular de mi high school.

Lo que más me divierte de todo este follón que se ha organizado es el hecho de que hay perras invertidas en ambos lados de la línea. Los que no se creen el calentamiento y los que se lo creen, vamos lo de una de las dos Españas ha de helarte el corazón, pero a lo bestia, que esta vez le toca a todo el mundo.

Oyes en las noticias que lo de las emisiones de los coches, “sucios”, dicen los que invierten en otras formas de contaminación, en Europa se van a reducir un 35% en unos años. Bien parece.

Pero nadie me dice qué va a pasar con la contaminación química que irán produciendo las baterías que vayan quedando obsoletas. Seguro que se recicla todo y no pasa ni un picogramo al medio ambiente, cosa que yo no sé y usted a lo mejor se llega a creer.

Si tengo mis duros invertidos en las minas de carbón, o en pozos de petróleo, le juro a usted que no me creo al señor Gore, que de calentamiento por mi culpa, nada de nada, que son los pedos de las vacas, esas que producen los beef steaks que usted se desayuna, por cierto. Faltaría más.

Pero yo quiero vender coches eléctricos, paneles solares, molinos de viento mata paisajes, y mata pájaros, así que por favor no dude usted que hay que cambiar el sistema de utilización de los recursos naturales, vamos, y además deprisita que tengo reunión con analistas financieros y cierre de trimestre, a ver si no voy a poder pagar el cupón correspondiente.

Los que viven del petróleo, lo tienen claro, los que necesitan energía barata, de esa que sale del carbón aunque luego no se vea a un metro de distancia en Pekin, los que ….bueno, creían tener el gato en la gatera, andan diciendo que eso de que suba el nivel del mar es irrelevante, que ellos viven en el Pamir, y el agua no les llega por mucho que la cosa se caliente.

Y así vamos, con los de la energía renovable ganando la batalla del márketing a los de la energía tradicional. Que unos crecen y otros no, que unos son sucios, contaminantes, cavernícolas, enemigos de la Humanidad y de las Malvinas, enemigos de lo azul y del Planeta, en fin, lo que quieran ustedes, y los otros querubines dignos de un cuadro de Murillo.

Y alguien debe llevar razón, que la cosa va por ahí, que nos están llenando el planeta de porquería, que tenemos los pulmones hechos un asco, y que además, bueno, además, son o chinos o republicanos, gente nada cool, y poderosa. Y los otros son los demócratas, los liberales de Harvard, los restos de las izquierdas que dejó huérfanos el comunismo.

Algo de eso habrá, que parece que seguimos usando los derivados del crudo como locos, y los precios no dejan de subir, que no dejamos de enriquecer a los ricos con nuestras necesidades de pobres aunque nos desplacemos con patinetes eléctricos por el centro de la ciudad.

Y todo esto me lo trae al coleto el hecho de que tengo que desempolvar el tweed, que el Pilar está a la vuelta de la esquina, y la tradición es la tradición, que aguantaremos sin calefacción hasta Todos los Santos, y se nos llenará, como siempre, la atmósfera de partículas de esas dañinas que nos dejan las tecnologías anticuadas de utilización de la energía.

Aunque me dicen que mi Carmena va este año a evitar que se nos suba la mugre en Madrid, vamos, que va a cerrar la ciudad a los que vienen de Alcorcón e incluso de más allá. Que no quiere esos coches viejecitos que tienen los pobres, que los motores dice que le engorrinan las estadísticas.

Nadie nos ha dicho nada de si se van a incrementar las frecuencias de metro, nadie nos ha dicho si se van a incrementar los servicios de cercanías, nadie nos ha dicho nada excepto la amenaza de lo que se va a prohibir por nuestro bien.

La condena de los pobres, ya se sabe, agradecer al esbirro los latigazos que te dan, y a sonreir mientras chorrea la sangre.

Aún recuerdo aquel prohibido prohibir que se gritaba en las algaradas de los anarquistas de salón cuando se colaban en los patios góticos de mi Alma Mater de la plaza de la Universidad, y mi Carmena seguro que los escuchó, quizás hasta los secundó, no lo sé, y la verdad es que no me importa.

El único cuidado que debo tener es que andando por mi acera de Serrano, absorto en los brillos de los escaparates de Suárez o de Rabat, no me atropelle un patinete con exceso de velocidad, que parece que aunque la regulen, no llevan matrícula ni identificación alguna. Se llaman andana, y encima no hay presupuesto para radares de bicis, radares de patinetes. Tremendo.

Solo falta ya que regulen también a los corredores mañaneros y vespertinos, que van a veces más deprisa que Doña Eduvigis, y además no llevan intermitente para señalar la maniobra. Me la arrollan. Seguro.

Pero sea todo en aras de conseguir un aire como el desodorante, ese que huele a limones frescos del Caribe, que si los chinos son malotes quemando carbón, y nosotros tenemos que hacerlo para salvar la minería asturiana, habrá que compensar con esas necesarias e importantes medidas que se toman desde nuestras casas consistoriales.

Gracias Sr. Gore.

Con su pan se lo coman