Un soneto me manda hacer Violante

La importancia que tiene el lavado de cerebro o el agobio informativo que nos acosa, hace muy difícil que al sentarse enfrente del teclado, o a la hora de coger la pluma, no se te vayan los ojos y los dedos directamente al lío que nos están montando en mi tierra.
Es quizás por esa razón por la que quiero escapar de ese puñetero círculo vicioso, que me tienen literalmente hasta los pelos, y claro, cuando uno se pone a revisar los posibles temas que le vienen al cacumen, me quedo asombrado de hasta donde tengo colonizado el cerebro.
Y es que de “jumbor” no me apetece, que para eso están los sabios de taberna, lo del cambio climático, (que ya va a climaterio), me lo quitó un pollo muy gore, que con la pasta que invirtió en el asunto, le salió una verdad (la suya, claro) de lo más incómoda.
La influencia rusa en la política mundial me la ha metido esa prensa que creí que no leía, pero mira tú por donde sí leo, y además aparca en la trastienda de mi coco, así que tampoco.
La corrupción política, diremos que está “sub iudice”, y así no molestamos ni al poder político, ni provocamos murmullos de togas, que para tal se bastan y se sobran.
Claro que de la corrupción del currito, o de la sociedad en general, o incluso de que si todos vivimos en la cultura de la corrupción, pues tampoco me voy a poner, que menos aquel día que no pedí factura con IVA en la tienda de los tiramisú y confieso, las otras corrupciones personales, son secreto de confesión.
Podríamos hablar de la evolución de la economía “post crisis”, pero la verdad es que no tengo ideas propias, que todo son inoculaciones, y aquí incluyo cualquier posición y su contraria, y si se trata de decir que la macroeconomía va bien, diremos que la micro está hecha unos zorros, o que el señor Draghi se chotea de nosotros, o que la señora Yellen se chotea de Tito Trump, y que ambos están mirando al Comité Central del Partido Comunista Chino, que cada día les viene más grande.
Y si la conferencia que me dá el taxista, que de buena tinta sabe, pues tampoco me voy a poner exquisito, que ¡a saber si no está asueldo de Moscú…o de Venezuela que últimamente tal y como está el patio, todo es posible.
¿Por cierto le ha dejado al final Putin los siete mil quinientos milloncejos a Maduro?, es que no me han dicho nada en la peluquería, y estoy hecho un lío.
Y Pepe, el parado de la escalera, anda muy jodido el pobre, que me dice que no sabe si le llega la ayuda no contributiva, y tampoco sabe qué hacer para que le baje el recibo de la luz.
Pero eso es lo que dicen, que de verdad yo no tengo ni idea de lo que hay, porque si miro a esa cosa tan moderna de la geoestrategia, de la geopolítica, y de la geoeconomía, pues ¿qué queréis que os diga?, que no sé yo si las fuentes de inoculación cerebral que me he buscado o que me han encontrado (tampoco estoy muy seguro), son las adecuadas, o son filtraciones interesadas del foro de Davos para que me ponga a comprar Matildes de forma compulsiva, que hay un pollo en la radio que me sugiere entran en un ETF de esos que invierte en armas informáticas, y en sistemas de seguridad. No sé, que lo único que quiero es comprarme la hogaza para la semana. Que me decía siempre mi abuela que eso de pan tierno es cosa de casa de mal gobierno.
De la última peli, ya os dí la tabarra el otro día, pero tampoco nada nuevo bajo el sol, que si el Creador, que si la obsolescencia, que si parecemos electrodomésticos coreanos, ¡yo qué sé!.
Y como me he negado a ir a ver la Carmen que trae el Bieito al Real, que nos saca a escena a la Legión, y a Merimèe le da un pasmo si lo ve, que Bizet tenía tendencias más suicidas, y no estaba para legionarios. Así que no me podré cabrear con eso.
Y en el teatro, desde que Carlos Lemos no está para presentarnos un buen Casona, la cosa ya no es lo mismo, y estoy muy mayor.
Que te levantas por la mañana, y ves que hace sol otra vez, y te parece aburrido, y crees que vas a ser de lo más original al decir que el anticiclón de las Azores…por ahí tampoco
Mientras escribo me envían mensajes mis amigos, los amigos de los amigos, que están todos con lo de lo que yo creía que era mi tierra, y ahora no lo sé, y lo dicho me aburre, me desconcentra, y no hago más que darle vueltas al hecho de a quién interesan estas cosas.
A quién interesa que haya cambio climático o que no lo haya, a quién interesa, que el reino Unido de la Gran Bretaña se vaya de un club al que voluntariamente accedió en su momento, o que se quede.
A mí que me expliquen dónde están las motivaciones verdaderas de tantos y tantos acontecimientos que van ocurriendo en este puñetero mundo, y es que no lo sé, y nadie que lo sepa de verdad está dispuesto a explicarlo.
Pero no, que alguien estará pensando ahora que me he puesto conspiranoico a ver si me fichan los de la revista “Enigmas”, no es eso, la verdad es que no lo sé, no lo sabemos, y al final cuando hablamos, cuando opinamos, cuando creemos que estamos bien informados, al final lo que ocurre es que estamos contaminados por esta o aquella tendencia, que no podemos comprobar toda la información que nos llega.
Y así, la que más brilla, la que nos coge desprevenidos, la que ha sido diseñada con más habilidad, la que ha ido siendo sembrada con paciencia es la que anida y hace que nos formemos una opinión, que si la edulcoras te hace parecer el más docto, el más sabio de la escalera.
Por lo tanto, la verdad, no sé de qué escribir, que no encuentro nada en mi almario que reconozca como propio, que al final son todo injertos, unos que han crecido, otros que andan medio enquistados
“Ya estoy en el segundo, y aún sospecho
Que voy los trece versos acabando;
Contad si son catorce, y está hecho.