Ya de vuelta.

Unos por carretera, otros en…bueno, en cualquier medio a disposición, y la rutina está pesada porque como es rutina, aunque cambie, nos parece la misma, ya estamos aquí, dispuestos a escuchar de nuevo al experto que te habla del síndrome post vacacional.
Ya estamos aquí, de nuevo, para escuchar las reacciones de los vagos llamados políticos que han parido un ratón en forma de acuerdo, sin ningún tipo de precisión, con todas las generalidades posibles, titulares de mercachifles, propuestas de gastos imposibles para una investidura.
De los temas que de verdad nos importan, es decir, de nuestro trabajo, de nuestra salud, de nuestra educación, ni pío, que luego sale el sol por Antequera, y no quiero que se vea mi sombra canalla.
Y eso los que han hecho algo, aunque sea miserable, porque los que dicen que podemos se han liado a cantar lo de la minga Dominga, y a la fabla gallega en tierras de Don Fraga, que eso de trabajar no les viene mucho a los penenes que se creen intelectuales, y que seguramente no aprobarían la reválida de cuarto de bachillerato que me tocó con trece años.
Ya no quiero ni pensar en los socialdemócratas de toda la vida, que con eso de la traición que hicieron al pueblo español cuando por la puerta de atrás dijeron, cambiando la Constitución, que antes era pagar a los banqueros que atender las necesidades de los ciudadanos, se han quedado en blanco, y pronto con menos diputados que la UCD.
Solo una propuesta, ¡No!. Si a menos hubiese sido un a eso no, pero, ¡hombre! mira a ver si a esto le conseguimos algo positivo, que hay cuarenta y seis millones de españoles y sus vidas esperando. Pero no, el orgullo de unos y otros, el personalismo del que se cree líder y no vale ni para gestionar su escalera, al final nos lleva al esperpento. Lo que no hubiera escrito Don Valle acerca de esta caterva de inútiles con traje de cacique unos, y con oportunismo de eterno advenedizo otros. La carrera es patética, y el calor que hace la torna insufrible.
Claro que al final lo que importa es al sueldo de sus señorías, sus prebendas, sus contratos con amiguetes, su nepotismo, sus abusos legales sus sueldos por sus juegos de pelota, (tocárselas ellos y así tocárnoslas a nosotros).
Y aquí estamos de nuevo, con Madrid sin barrer y dentro de poco con los muertos sin enterrar, que puestos a limpiar, lo que no limpien los ciudadanos, esta panda, por mucho dinero que les pongamos en las manos para que nos devuelvan los servicios que esperamos, seguirán dándolo todo en las fiestas sean homo o heterosexuales, que de todo ha de haber, que lo que importa es salir en la prensa, aunque el letrerito de Cibeles de welcome refugees, suene a sarcasmo, una vez colocado al sirio del fútbol.
Y mi otra tierra, mi querida Barcelona, ya no sabe qué hacer con la gente que tenía que haberse emborrachado en Lloret en Platja d’Aro, o en Calella de la Costa y se empeñan en hacerlo desde el Paseo de Gracia hasta la Barceloneta.
Y ya estamos todos, tenemos que empezar el curso, la rueda sin dientes que es esta España debe rodar lo antes posible, aunque los indepes se peleen entre ellos porque este o aquel quieren lo suyo, y al ciudadano que le den. Que la Diada estará muy bonita, seguro, que la van a hacer en el patio de la Generalitat, que con no dejar que entre la prensa, decimos el día doce en tv3 y en La Vanguardia, que se juntaron 10 millones de indepes en el pati de las tarongas, y a otra cosa. Por cierto, con las comisiones que están dejando los últimos desahucios, espero que hagan una campaña para repintar las esteladas, que andan descoloridas y tristes, algunas a jirones en los balcones de mi tierra, pueblos incluidos.
Y el que quiere trabajar a cambio de un salario justo y no le dejan, lo que se ahorra es el síndrome postvacacional, mire usted, que su síndrome es otro, es el síndrome de la angustia, y ese no le importa a nadie, ni siquiera a quienes dicen que les importa, que esos están con la minga y la Dominga, que es mucho más divertido, sobre todo si se alcanza el final glorioso de la jota.
Y sí, ya estamos todos, de forma que ya podemos, en la mejor tradición franquista aprovechar este momento de síndrome postvacacional para tocar las facturas de los monopolios, que se viene arriba el precio de la electricidad, la gasolina, y la suscripción de las telecomunicaciones, que te hacen comprar el “jumbo”, aunque seas progre, (usted no, Señor Anguita, usted no). Deben estar los Solis, Girón, López Rodó, y similares descojonándose, estén donde estén, anden donde anden, que los usos son los mismos, y hay un gallego, (bien que de Pontevedra), toreando en el Ruedo Ibérico.
Ya estamos todos, y el nudo de Manoteras recibe a los del síndrome con el primer atasco del año, que las obras no hemos sabido acabarlas, que con esto de la transparencia, para darle los contratos a los de siempre hay que hacer más papeleo, y más paripé, y si las rodalias no andan, ya se sabe, Madrit ens roba, y el súbdito, con las pelotas bien tocadas y con el sídrome posvacacional, el que tiene suerte de tener un curro, sabe que tiene que volver a empezar.
Es la rueda de la jaula del ratoncito blanco, comes, bebes, cagas y te mueves todo el día sin salir de la jaula, que no te sacan ni para darte la alegría de eso que antes se llamaba un polvete, y ahora se llama contacto sexual consentido.
Pero, claro, una vez comido por los mosquitos playeros, haber peleado por un sitio al sol donde poner tu sombrilla, arruinado por el chiringuito de Pepe, (es que si vinieran todo el año podría bajar los precios), por los de los monopolios, rojo mitad de sol (me puse protección cincuenta), mitad por las medusas esas del calentamiento global, hay que regresar urgentemente antes que los cacos te vacíen ese pisito tan mono que se compró tu papá en Moratalaz, o en el Congreso Eucarístico, que la mierda es la misma.
Y me pregunto yo, entre extrañado y confuso, eso del calentamiento global ¿no estará causado por que el noventa y nueve y pico por ciento de la gente se está calentando con tanta agresión a sus derechos en aras de enriquecer a los que se sienten “cool”?.
A lo mejor es así, yo no lo sé, pero me da que eso del retorno a la vida “normal”, a la rutina, incrementa la temperatura del cuerpo humano, y así, tacita a tacita….
Buenas noches, y buena suerte

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