El panfleto del día

Hazlo circular, si no te molesta….

Sin caminantes hay camino.

El centro de investigación Príncipe Felipe (Valencia) ha despedido a 108 trabajadores de los 258 empleados con los que contaba, 79 son científicos, los que se quedan tienen una reducción de salario. Se han cerrado 14 líneas de investigación, algunas eran sobre el cáncer, Parkinson o Alzheimer.

Pero han gastado 3 millones de € organizando un campeonato de golf de un fin de semana en Castellón. 15 millones de € en unas torres de Calatrava que al final no se van a construir.

Han comprado «por un precio simbólico» la empresa Valmor Sports, encargada de la organización de la fórmula 1, pero se hace cargo de 30 millones de € de deuda.

El viernes es el día mundial del Cáncer. Te agradecería que lo reenviaras.

El 93% no lo hará

Ah!!! La única petición es que mantengas esto circulando, aunque solo sea a una persona más. Por la memoria de alguien que conozcas que ha sido vencido por el cáncer o que aún vive con él.

Vicente Lahera
Catedrático de Fisiología
Departamento de Fisiología Humana
Facultad de Medicina
Universidad Complutense de Madrid (UCM)
28040 Madrid

He recibido hoy en una de esas conversaciones múltiples de la aplicación para móviles Qué?, y no he podido por menos que darme cuenta de varias cosas, siendo la primera de ellas la antigüedad en años de los hechos que se comentan, ya que esos despidos se hicieron hace varios años.
La segunda cosa, es que al parecer, el Profesor Lahera nunca firmó un manifiesto de ese tipo, cosa que del análisis del texto casi se deduce, ya que los comentarios detallados a otros gastos del gobierno valenciano, huelen a pluma de politicastro cutre. ¿Qué queréis que os diga?.
Desgraciadamente, y por la posición profesional que en su momento tuve, conozco bastante el tema de la investigación científica en España, y cómo nos las gastamos, y desde luego, y estando muy de acuerdo con algunas de las consideraciones del antedicho panfleto, siento diferir en la ausencia de autocrítica que nuestros estamentos dedicados a la investigación padecen.
Tuve ocasión allá por 2010/2011, no recuerdo bien, visitar el centro con ocasión de unas jornadas que mi compañía organizó, para presentar equipos destinados a la investigación, y hablo de espectrógrafos de masa, de absorción atómica, de secuenciadores de DNA, de equipos para la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), de secuenciadores de RNA…y muchos equipos menos sofisticados, de reactivos adecuados a esas técnicas, y lo necesario para que un centro de alta investigación saque adelante su trabajo.
Pues bien, lo que me encontré una vez crucé las puertas del centro, como director para España de la multinacional para la que trabajaba, y tras haber visitado durante mi carrera profesional centenares de instituciones de ese tipo, fue que estaba dentro de un edificio muy bonito, luminoso, con una aqrquitectura adecuada, con una sala de conferencias cómoda y luminosa, y con medios básicos, sino deficientes para las presentaciones. Vaya, que lo primero que pensé, y juro que fue así, estuvo relacionado con los faraones, porque me habían enseñado los logros del circuito de F1, los nuevos campus universitarios, y un montón de nuevas obras con las que se había dotado la ciudad, incluyendo el teatro de ópera, que por dentro parece una cancha de baloncesto. Pero eso ya es harina de otro costal.
El caso es, que dada mi posición, el director del centro, me enseñó las instalaciones, con gran amabilidad, ya que intentaba que mi compañía aportase dinero para la institución.
Vamos a ver, me dije, y fui pasando por salas vacías, por salas con algún equipo muy sofisticado, de esos que valen seis dígitos, y que tenían el aspecto de no haber sido utilizados nunca. Ví equipos sin desembalar, y pensaba yo que cuando lo hicieran la tecnología del tal cacharro, ya estaría obsoleta, y por fin en un departamento un grupo de personas con bata blanca, charlando animadamente, y cierto aspecto de que en ese ámbito algo se hacía.
Sin la posterior charla en el despacho del director, ya me había dado cuenta de que estaba en una institución, cuanto menos ineficiente. La cosa se acabó de fastidiar cuando le pedí al director un proyecto formal de investigación perfectamente detallado, para comentarlo con los responsables de mi compañía, que lo auditarían y decidirían sobre la conveniencia o no de financiarlo. Nunca tuve la respuesta, y el asunto quedó así.
Desgraciadamente en aquel, como en demasiados centros de investigación en España, ocurren cosas parecidas, es decir, cuatro gatos trabajando en un rincón en proyectos de los de “tente mientras cobro”, aparatos sofisticados y muy caros infrautilizados, o simplemente si utilizar, y obras faraónicas, muchas obras faraónicas, de esas que dan muy bonito en el papel couché, que en la próxima campaña electoral hay que salir muy guapos.
Hago estas reflexiones, con la esperanza de que las cosas en el día de hoy hayan cambiado, pero la nota del encabezamiento tiene muchos años y en fue en aquellos años cuando yo he tenido la experiencia que acabo de narrar y otras que espero sean ilustrativas.
En mi compañía el fin de año era frenético en España, porque entre otras mandangas, los centros de investigación debían cerrar los gastos, y con ellos los presupuestos. Es decir, dinero que no hubieses utilizado para instrumentación, a fin de año se consideraba no gastado por la institución, se devolvía al ministerio, y el presupuesto del año siguiente se veía mermado. Así que por favor señores suministradores de equipos científicos, acepten el pedido de última hora de un equipo carísimo, que no sé si voy a poder utilizar en algún momento, pero antes muerto que me rebajen el presupuesto para el año que viene.
En esa época, era práctica común, y como consecuencia tenemos, perdón teníamos, aparatos no utilizados, o infrautilizados, departamentos enteros de nuestros centros de investigación sumidos en el ostracismo, bien por falta de personal adecuadamente cualificado, bien por carencia de directores de investigación que supieran planificar correctamente la labor investigadora, bien por la política de Recursos Humanos llevada a cabo por la administración, bien por…en fin, que entre todos lo mataron y el solito se murió.
Quiero por tanto destacar que aquellos que consideren la investigación científica como un gasto y no como una inversión a largo plazo, de las más rentables por cierto, están haciendo un daño irreparable a su sociedad, y si además esa consideración de gasto conlleva que en un momento dado se puedan realizar recortes de presupuestos de forma indiscriminada por atender otras necesidades, lo que consiguen es que todo, absolutamente todo el dinero invertido se pierda. Lo que permanece es la foto del edificio con los políticos en la puerta sonriendo.
Sin ganas de extenderme mucho más y volviendo a ese pestilente panfleto que anda por las redes, quisiera pedir a nuestra comunidad de investigadores en ciencias puras o aplicadas, que por favor hiciesen el esfuerzo de organizar su sector de forma que la producción investigadora fuese un argumento contra el que nadie pudiera discutir, que los infinitos reinos de taifas escondidos en cada uno de los centro de investigación, se transformaran en partes de un todo coordinado, con la suficiente fuerza en la sociedad para que ésta les apoyara sin fisuras, y sobre todo, sobre todo que no olviden que de ellos depende la salud, el bienestar y el progreso de su sociedad.
¡Ah!, pero que no olvide esta comunidad investigadora, que su competencia está en otros países, y que si esa solución para ese determinado tipo de cáncer (lo utilizo porque el panfleto lo ha hecho de forma miserable), no sale de aquí, lo hará de cualquier otro laboratorio del mundo, que las líneas de investigación son muchas veces paralelas.
Pero seguro que esto ha cambiado ya.
Con su pan se lo coman

Vendido a Lucifer

“Pues voy a ver si un día de estos me pongo y lo arreglo, que no sé si hoy estoy preparado para hacerlo”. Es el mantra del vago, o el mantra del indeciso, que estas cosas nunca se sabe por dónde andan, y normalmente lo hacen por donde menos te lo imaginas.
Porque uno, desde su cátedra del jubilata se puede permitir muchos lujos, y en sus cosas casi concederse el “vuelva usted mañana”, pero no dirigiéndose al administrado estando uno en su atalaya de funcionario, que eso es muy aburrido, y además, ya habló de la cosa el bueno de Larra hace casi dos siglos, si no desde la misma tierra, esa que hay que pisar con los pies día a día.
No, lo del jubilata es un algo de, “mire, no me maree mucho hoy, que tengo la mente en otra parte”, o es que tengo una cita en el tee del uno, y no me voy a poner a ver si llamo al fontanero, que lo mismo me dice que viene, y la liamos.
Así, que uno recuerda la cantidad de urgencias inútiles que ha tenido que aguantar en su vida, normalmente para nada, o al menos para nada que le beneficiase a uno directamente, y reconozco que es muy placentero, es decir, casi morboso, el poder marcar uno las urgencias, marcar uno los imprevistos, e ignorar a derechas, o hacerlo a izquierdas según convenga.
Aún en mi vida de empleadillo en activo, recuerdo mi respuesta cuando me decía alguien, “por favor atiende a Fulano, que dice que es muy urgente”.
-Será para él, contestaba yo, que si la urgencia hubiera sido mía ya habría llamado yo, así que vaya pidiendo una tila.
Cierto que tiene algo de exageración, no voy a negarlo, pero ya en aquellas épocas mostraba maneras que hoy se han ido afianzando, y no quiero ni pensar lo que de mí pueden estar diciendo aquellos que no me interesan demasiado y esperan algo de mí, no ya por las redes sociales esas, sino simplemente por el WhatsApp familiar, o de amigos íntimos.
Quizás sea aquello de a la vejez viruelas, pero reconozco que no estoy para urgencias, ni siquiera estoy para agobios no esperados, y he desarrollado una habilidad para salir de ese tipo de situaciones increíble.
Y es que después de mucho tiempo, me he dado cuenta, que el hecho de poner tu culo en consejo, no acaba en que obtengas un beneficio, solo termina en que unos dirán que es blanco, y otros dirán que es negro, amén que puedes llevarte un pellizco no deseado, y sin ningún tipo de compensación.
Las urgencias ajenas son así, tú cometes el error, normalmente por una cuestión de vanidad, de ofrecerte, de hacerte visible, que es lo que se dice ahora, y ciertamente lo consigues. Cuelgas cuatro fotos para que las vea todo el mundo, transformas a quien quiera, (sin examen de entrada previo, claro) en tu círculo de ¿amigos?, dices cuatro paridas con más o menos gracia, o copias/pegas algo ajeno que te haga brillar en tu visibilidad, y ya está eres visible.
Lo que quiere decir que te transformas en alguien en teoría a disposición de eso que ahora se llaman “mis amigos”, del Twitter, del Facebook, de Linkedin, incluso, o si eres poco comedido del mismísimo WhatsApp, y ahí es donde empiezan las urgencias ajenas, que ¡cómo no atenderlas, si son de mis amigos!. Ya has caído en la trampa, acabas de transformar tu vida en un espectáculo ajeno, a cambio de nada, o quizás sí, a cambio de ver otros espectáculos similares. Bueno, si eres consciente de que es así, y te gusta, felicidades.
Porque diferente es el obtener algo de todo ese maremágnum, que créanme ustedes, es casi imposible, ya que no acostumbra nadie a ofrecerte ni trabajo, ni amistad sincera, de esa de contigo hasta donde haga falta, y al final hacen que pierdas el Norte, siendo carnaza de publicidad no deseada, que es de lo que todas estas porquerías viven.
Entiendo que mi postura a veces es demasiado radical, y me temo que es cierto, aunque quiero también destacar, que estas (no todas, sólo alguna de ellas), bien utilizadas y con los controles necesarios, pueden servir para no perder el contacto con gente cercana en el corazón, pero lejanas en la distancia física.
Así, que voy a ver si un día de estos, me pongo y lo arreglo, que si no lo mismo voy y me aburro, y nada hay peor para un jubilata que eso del aburrimiento.
Ya, que sí, ya lo sé, hay muchas cosas que arreglar, hay muchas cosas en las que pensar, y mientras uno anda con la excusa del curro, de los niños, de la hipoteca, y de si te están poniendo los cuernos, por un decir, que te tienen ocupado, como los del WhatsApp, como los del Facebook, así que lo mejor es que lo haga mañana, o mejor, que no lo hagas nunca, que tampoco pasa nada, pues al final siempre estás regalando tu tiempo a otro que se enriquece con él.
Y pasa el tiempo, ves una vieja foto, y casi no te acuerdas de aquella vivencia, de lo que pudo significar un momento en tu vida, porque entre muchos te la vampirizaron, la absorbieron hasta el fondo, y a ti, casi no te quedó nada, las manos vacías, que a lo mejor te estaban llamando desde la oficina, quizás te estaban llamando para que hicieras algo inane para alguien huero, y como era tu amigo, le diste ese irrepetible trozo de tu vida.
Así somos, quizás sea ese el precio de ser parte de la tribu, de querer disponer de un espacio en ella, y a cambio solo te queda vender tu alma a un diablo que te rodea, que interfiere contigo, y que, a cambio de nada o como mucho de hacerte creer que eres algo alabando tu orgullo, te roba la vida.
Será porque hoy llueve en Madrid, y no es otoño, que sé de buena tinta que a muchos les cabrea, pero no, es que estamos en momentos de hartazgo con estos foros económicos diseñados para que gente que no lo merece siga acaparando, y el ninot coreano tirando cohetes como si esto fueran las Fallas.
Mientras no le estalle la mascletá en los morros todo seguirá más o menos bien.
Con su pan se lo coman

Esto va bien….Señor conde

Hoy leía algo sobre las nuevas elites laborales y escuchaba un par de barbaridades en boca de uno de esos economistas que aún se creen a Keynes, y me salta a la cara la miseria de este país.
Aún le estoy dando vueltas al maremágnum de mantras que como un milagro se abren paso en el inicio de este segundo trimestre de un año que alguien nos quiere vender como maravilloso.
Y quizás lo sea, pero no está claro para quién, e iré más o menos, paso a paso a caballo de mi cabreo. Veamos:
¡Tachíiinnn!. Se han vendido un 7% más de coches que el primer semestre del año pasado…¡guau!, el número parece la leche, pero resulta que quienes han subido las compras, han sido las empresas que los usan para ciertos trabajadores un 10%, o así, las empresas de alquiler algo parecido, pero el ciudadano de a pié, ese está casi plano…menos de un 2%, y seguimos en un país con un parque móvil viejo, o muy viejo.
Pero es que las elites laborales hoy andan ganando menos de 1000 euros al mes, que los que lo superan son los reyes, y con eso todo el mundo sabe que no se vive, digan lo que digan los voceros que se nos asoman a los medios de comunicación que se las meriendan todas, a cambio de prebendas, supongo, que por estos pagos, el más imbécil hace relojes.
Y es que al principio de esa mal llamada crisis, que no ha sido más que un proyecto exitoso de esquilmar a las clases medias, el mileurista de 2007, era contemplado con pena, que además el tal pollo hablaba idiomas, tenía su licenciatura, su master, su camisita y su canesú, ¡ah!, y pagaba menos impuestos, y ya, puestos a esquilmar, la administración del Estado se nos apuntó al bombardeo. Miserable, entre mucho e inaceptable.
Y el pollo ultraliberal keynesiano, se me descuelga hoy con que le parece injusto e inasumible por el Estado que los nuevos pensionistas anden recibiendo unos mil cien euros de media como pensión de jubilación, cuando los sueldos andan hacia los ochocientos. Bien mi querido keynesiano, posiblemente con dinero de familia y salario de cuatro dígitos, permítame que le recuerde varias cosas:
Posiblemente esté usted pagando menos impuestos de los que pagaría en Francia, sin ir más lejos, así que con ese “ajuste”, a sus ingresos y a otros parecidos la cosa se empezaría a equilibrarse´
Seguramente los treinta o cuarenta mil millones de euros que nos cuesta aún la corrupción que afecta a los contratos públicos, ayudaran a restablecer cierto equilibrio, especialmente si usted y otros como usted cargasen las tintas en eso en vez de insistir en lo altas que son las pensiones.
Porque no es eso, que la grasa que le sobra a nuestra administración pública, y que sirve para pagar prebendas y favores de los corruptos que usted ignora, teniendo como tiene a su disposición una tribuna de alta difusión, arreglarían en buena parte ese problema que usted apunta, y que por cierto no hemos causado los ciudadanos.
Y por último en cuanto a sus comentarios mezquinos, le recordaré que el problema está en los salarios que la reforma laboral ha permitido que se paguen en España, y que en nuestro entorno, más competitivo, por cierto, como Francia, Alemania, o el Benelux, se considerarían de miseria, ¡ah!, y no me venga con milongas con la cantinela del paro, que con salarios medios entre dos y tres veces las nuestras el nivel del paro es menos de la mitad.
A lo mejor cuando hablamos de las generaciones mejor preparadas de la historia de España, nos estamos equivocando, y no es así, que la sensación que tengo es que tienen más títulos que nunca, cierto, pero la formación me da que es pobre, muy pobre, con la excepción de las elites de siempre que han alcanzado la formación de los “high flyers”.
Y es que a lo mejor nos están preparando como ya he dicho otras veces, para ser los camareros de Europa, y en ello estamos, con unos sindicatos que deberán posiblemente tomar nota de los acontecimientos que se preparan en Francia cuando el Señor Macron, a ver si son capaces de hacer ese “master” en defensa de los ciudadanos de este país.
Y por cierto, quiero recordarle a usted y a la ministra Bañez, que deben avergonzarse de que en este país tengamos el 18% de la población en paro, cuando en Alemania, Reino Unido, o USA, andan por el 4%, y pagando a 15 dólares la hora, viene a dar 27000 dólares al año de salario mínimo.
Deduzco por tanto que a lo mejor el problema está en otro sitio, como por ejemplo la educación que han recibido las últimas generaciones, que ha servido a esas gentes como adoctrinamiento ideológico, y poco más. O quizás esté en los ejecutivos cutres y ramplones de los que este país se nutre, amiguetes de los amiguetes, y negocietes entre ellos.
Que no pasa nada, si quiebra el banco, pues tan pichis, que me cargo Abengoa, pues ¡ea! A bailar una sevillanas a la caseta de la feria.
Y luego la clase política ramplona y mal formada, cutre, inútil y sembrada de pícaros y ladronzuelos, que no llegan a Duque de Lerma, ni tienen la gracia de Lázaro de Tormes.
A La porquería en que hemos transformado este nuestro país, a costa de un desplazamiento brutal de rentas hacia las áreas más favorecidas es inaudita, y la reacción de la ciudadanía que se lo ha merendado con patatas, sin buscar soluciones de las que realmente pueden mover las cosas me hace pensar que a lo mejor es que nos gusta.
Los que ahora están preparando la campaña de rebajas, no las tienen todas consigo, en cuanto a lo que va a dar de sí el consumo interno, que parece que hablan temblando de que si el dos, o algo parecido, y es que parece que no se den cuenta, o si se la dan, cantan el mantra que le dictan, porque cayendo los salarios a límites casi búlgaros de dónde coño esperan que la gente saque el dinero para comprar la baratijas de las rebajas.
Así, que me encantaría que alguien empezase a llamar las cosas por su nombre, desde nuestro Marianico hasta el de la coleta o el flequillos de Girona. Nadie, ninguno de estos, ni siquiera los de los sindicatos, ni la prensa, nadie son capaces de tomar las riendas por los más desfavorecidos, esos a los que les van a ahorrar siete euros al mes por la rebaja de impuestos.
Miserables.

El turista nada accidental

Esta mañana, leyendo uno de esos artículos de opinión que me ofreció, en este caso El País, sobre lo que significa la expansión imparable del turismo, recordé que los mismos argumentos que el comentarista, Don Julio Llamazares, apuntaba, los llevo dentro de mí desde hace un par de décadas por lo menos.
Por diversas razones que no vienen al caso, soy una persona que he viajado por encima de lo que la media de la población acostumbra a hacerlo, y me he ido dando cuenta, poco a poco, de los cambios que en el entorno se han ido produciendo, como llega a decir el Señor Llamazares hasta convertir el hecho de viajar en una especie de tortura.
Él matiza, que hace unas cuantas décadas, eso de viajar por turismo era cosa de élites, digamos con cierto músculo financiero, y era cierto, y eso permitía que llegabas a Roma y entrabas a ver la Capilla Sixtina, sin problemas, o te acercabas a Praga y podías disfrutar de un Don Giovanni cogiendo entradas el mismo día, o entrar en una cervecería y ser el único extranjero.
Las ciudades ofrecían varias cosas que hoy son impensables, que si paseas por Vía Condotti, por el Paseo de Gracia, por el Fabourg de Saint Honoré, por la Quinta Avenida o por New Bond Street, el paisaje es el mismo, solamente cambia la divisa de los escaparates, las tiendas son las mismas.
Y las colas para entrar en los monumentos, o los empujones que te dan los clientes de Ryannair, enfundados en sus calzones cortos, y sus sandalias de Geox respira, son los mismos en todas partes, que es igual de incómodo e impersonal cruzar el Puente de Carlos, que arrastrar los pies por el Rialto o por el Ponte Vecchio. Es lo mismo, siempre es lo mismo.
Y es que ni siquiera puedes disfrutar del contacto humano que la población local puede ofrecerte, porque eres un puñetero enemigo, que has hecho que sea imposible para ese ciudadano poder vivir en su casa, poder pagar sus facturas, poder disfrutar de su ciudad, de sus cafés, de sus restaurantes de su vida local. Simplemente porque ha desaparecido, se la hemos robado uno a uno los turistas de la mano de las low cost, de los Air BNB, de la mano al fin, de la maldita globalización.
Mala cosa, que aún recuerdo cuando en España esta cosa de recibir visitantes que no fueran las tropas de Escipión o de Tariq, o de Napoleón, era algo bueno…¡hemos llegado al turista un millón!.
En aquellos tiempos significó la apertura de nuestros ojos a formas diferentes de ver la vida, de entender que por estos pagos había que pelear mucho si queríamos ser como los suecos, como los ingleses, como los alemanes. Y eso creo que fue uno de los gérmenes que hicieron que nuestra sociedad cambiase, que incluso la dictadura acabase.
Pero la percepción hoy es totalmente diferente, hoy estamos frente al más importante de los problemas, ya que hemos transformado buena parte de nuestras ciudades en puñeteros parques temáticos, donde pagas el billete de entrada, y puedes subirte a todas las atracciones, que además tienes que decir en la oficina, a la vuelta, lo bien que has aprovechado la oferta de Easy Jet, y la habitación de literas compartida, de Air BNB cerca de todas partes.
Es un turismo nada accidental, es un turismo como ya he dicho, de parque temático, de superficie de escaparate o de borrachera, que también se dá, a veces mezclado. Pero no es el turismo de intercambio cultural, eso ya no existe.
Este año del que andamos ya a mediados, he visitado Roma, Londres, Florencia y Lisboa, como ciudades “Parque temático”, y debo reconocer que en todos los casos debía llevar las entradas para las atracciones, que si no, vi la Sixtina, ni la Accademia, ni Westminster, ni San Jorge, y una vez dentro…empujones masas de cosas sudorosas, con piernas…(yo era uno de ellos).
Sintiendo además la tremenda presión de la ley de la oferta y la demanda. Yo era la demanda, y como yo millares de imbéciles, así que el precio de las cosas estaba diseñado de forma especial para esquilmarme. Lo dice también el Señor Llamazares en su trabajo de esta mañana, por si faltaba algo, encima somos carne de cañón y directamente abusan de nosotros en los precios.
Y es que la globalización es lo que tiene, y cuando andas por Londres, por un decir, no tienes la lista de precios “on line” de las pintas de British Ale en los treinta pubs más cercanos a tu posición determinada por el GPS de Google, y si lo tienes, a lo mejor el consumo de gigas, hace desaconsejable la consulta, que a seis euros el giga, a lo mejor vale la pena no andarse con consultas y pagar media libra más.
Y ese flujo de personas y dinero, al final desaparece de las ciudades, que el comercio tiene sede en las Caiman, las cadenas hoteleras en Gibraltar, las cadenas de pubs en Jersey, y los restaurantes en Bahamas, por lo menos.
Que el “comidas caseras de Doña María” ya es propiedad y segunda marca de Burger King, por lo menos.
Así que se paga al trabajador nada y menos que las cadenas le dicen luego a los políticos que si les molestan les dejan a tropecientos mil en el paro, y eso si que no.
Y ahora estoy llegando a mi Barcelona, donde no sé si soy local o turista. Siempre me ha gustado un pescadito en la Barceloneta, pero ya no quedan más que dos o tres que no son de cadenas, o de pakistaníes, que no saben de qué va la cosa, y que se especializan en el paellador y la alpargata con calzón corto…y esa no es mi Barcelona.
Además me temo que esto no lo arregla ni un Catexit exitoso, el camino está trazado, el ciudadano tendrá que dejar paso a la turba de dos días entre crucero y crucero, que cualquier excusa es buena para ver un edificio de Gaudí, entrar en el Gucci de turno, y pedir de golpe los cien montaditos, a ver si revienta alguien.
Con su pan se lo coman