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El apocalipsis en tinieblas

Se despierta uno un sábado cualquiera, de esos en los que el sol se ha quedado dormido, y todo son dificultades psicológicas para abandonar el dulce lecho, pero, gracias a las rutinas (Yo no tengo ya obligaciones, solo me quedan las rutinas) y haciendo un esfuerzo sobrehumano consigo poner el pie a tierra.
Te levantas, sacas lo de musulmán que aún corre por tus venas, y vas presto a tus abluciones, que no a tus oraciones, que estoy muy mayor para eso y no soy el Don Guido machadiano, ni en mi baño tengo marcado el Este.
Se abre ante mi una larga mañana, que debes tratar de llenar con algo que no te aburra demasiado. Difícil, pero no imposible, buscas en la discoteca, y encuentras al protegido de Don Luciano, “Il cieco Bocelli”, que se pone a cantar unas arias de esas que hasta los bebés tararean en la cuna. Pero ya me vale.
Que sí, que la “donna” sigue siendo “mobile”, “malgré” las feministas al uso, esas que aplauden cual posesas, cuando las lleva el presupuesto oficial al palco del Liceu, se enfrentan al Rigoletto, y ven que el quinto piso se levanta con el ¡bravo! en la garganta, con el último do de pecho del Villazón de turno.
Pero no estoy para estas cosas, que no sé por qué los dedos me han llevado hasta el opúsculo ese de Don Józef Teodor Konrad, en el que un lechuguino sube el Río Congo, hasta llegar al “productor” de marfil, a Mr. Kurtz. Y lo que son las cosas, que una te lleva a la otra con facilidad, y cómo no, llego al otro Kurtz, al coronel que monta su secta en el confín de Camboya y Vietnam, Coppola dixit.
Pienso que una de las mejores mezclas que se han dado en el Imperio, es la de los italianos que en segunda generación nacieron hablando inglés, pero que llevaban en sus genes los milenios de educación y tradición del otro Imperio, el antiguo, el de verdad, el que hacía romanos a los galos, a los iberos y a los escoceses no, que eran incivilizables, y los dejaron para los presbiterianos, que si se atrevieron a saltar el muro de Adriano.
Y tipos como Coppola, Scorcesse, Puzo, Cimino, De Palma o como Sinatra, Minelli,o Di Carpio (estos en menor medida), o como otros muchos con esas características, que hasta premios Nobel hay (siete), han sido capaces de filtrar la cultura puritana con la romana, infinitamente más abierta, crítica, y por supuesto humanística.
Voy directo a lo que hizo nuestro Coppola con la obra de Konrad, y como la utilizó para hacer un tratado de usos y costumbres como a Konrad no se le hubiese ocurrido nunca, aunque seguro que tampoco lo pretendía, y que independientemente de sus orígenes Ucranio/polacos, fue, al final un viajero de los siete mares, que adoptó el idioma del Imperio Británico, y buena parte de su moral.
Coppola, se atreve a presentar su obra, a poco de la vergonzante salida de Vietnam de las derrotadas tropas del Imperio, sin ahorrar casi nada de lo que llevó a esa derrota que empezó con otra derrota, esta vez del orgulloso ejército francés en Dien Bien Phu. No hablaré de muertos de uno y otro lado, no hablaré de las barbaridades que hicieron los hijos de los puritanos que quisieron controlar aquello, no hablaré de lo que significó para la sociedad americana de Boston a San Diego y de Miami a Seattle.
No hablaré del desprecio con que se percibió el trato que a los excombatientes les profesó su Estado, del racismo que en ese trato se manifestó, y además de la discriminación que se percibió a la hora de reclutar ricos y pobres.
El capitancito alcoholizado que remonta el río para buscar el templo de Kurtz, consigue tener su conversación con el coronel, que sabe perfectamente que viene a matarle, y tiene que escuchar del boina verde aquello de “Nuestra sociedad ha decidido enseñar a nuestros jóvenes a matar, es más les anima a ello, pero reciben un castigo si escriben “puta” en las letrinas”.
Pues sí, querido coronel, nuestra sociedad, que ahora con eso de la globalidad y las redes sociales, distingue poco de culturas, está llena de gente castigada por escribir en las paredes, o como decía el otro pollo, “Hay gente que puede robar un caballo, pero otros van presos por mirar la brida”. La herencia puritana de Calvino, el asesino de Servet, ya que me pongo.
No es para disculparlos, pero es lo que mamaron al principio de su historia, que cuando llegaban los vikingos a sus costas no era para civilizarlos, era para rapiñar, simplemente, y eso se les debió quedar, ya que aunque los romanos llegaron para darles lengua, leyes y construcciones, eso no se les quedó.
Y ahora, ahí están, que quieren que todo el mundo sea una república presidencialista democrática hasta las cachas, puritana a ser posible, que los ciudadanos se conozcan entre ellos, para ejercer el mayor control posible en sus comunidades, y negar el pan y la sal al que no vaya el domingo a escuchar al pastor y, por supuesto, deudora de Wall Street si es posible.
Tan democrática sociedad, quizás debería haberse planteado, preguntando a los pueblos que ha atacado de forma tan impune, si querían tener una sociedad como la que les querían imponer, si estarían dispuestos a renunciar a sus dioses, a cambio de asistir a al sermón dominical del pastor de turno, pasar de comer arroz o carne de cabra, a degustar un KFC, o Mcburguer.
Y sí, que la geopolítica importa, que no vamos a dejar que Mao o Kruschef se salgan con la suya, que son unos ateazos y además estaban promocionando estados totalitarios y expansionistas, y eso sí que no. Https://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/pentagon/pent14.htm
Consultar este enlace, donde podréis ver el punto de vista del Pentágono, y justificar la ayuda a los gobiernos del sur de Vietnam, posteriormente en 1964 del envío de tropas, para parar el avance de los comunistas malos.
Como colofón repetiré una vez más el alto precio que hemos pagado al recibir la ayuda de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, que seguramente compensa si pensamos lo que representaría vivir bajo un régimen nacional sindicalista, o directamente comunista. Pero eso es ciencia ficción, lo que nos queda es saber que seguimos gobernados por minorías, que nuestra voz ciudadana no llega a hacerse realidad casi nunca, que somos una línea de una página excel en nuestra empresa, que se puede borrar, y casi no se nota en la última linea de la derecha. Que se compra y se vende nuestra intimidad con cookies o sin cookies, y nuestra persona es otra línea en las grandes bases de datos del consumo mundial.
No sé si preguntarme que es lo que de verdad importa, pero hoy, escuchando a Bocelli lo que me viene es la miseria del Imperio hijo de presbiterianos y puritanos, que se empeñan en que todo el mundo piense como ellos, invaden para destruir, invaden para aniquilar las poblaciones que se encuentran. (Ahora si lo digo, en Vietnam los americanos mataron entre uno y tres millones de personas en veinte años, es decir entre cincuenta y ciento cincuenta mil personas al año).
No quiero pensar que el teniente coronel que interpreta Duval en la película, y que arrasa un poblado desde los helicópteros al son de la cabalgada de las Walkirias, al que el olor a napalm por la mañana le “pone”, o se empeña en hacer surf bajo el fuego enemigo no sea una clara expresión de la arrogancia anglosajona, con su sombrero del quinto de caballería, en honor del General Custer, empeñado también, por cierto en el exterminio de poblaciones autóctonas.
No sigo que me cabreo

Bradbury, Huxley y Orwell


Los pongo por orden alfabético, para que no se diga, pero al enfrentarme a sus obras más representativas para lo que quiero desarrollar, tanto monta monta tanto.

Y esas obras a las que me refiero, son, como ya se pueden ustedes imaginar, Farenheit 451, Un mundo feliz, y 1984. Obras que no solo nos describen mundos que allá por la primera mitad del siglo XX, suenan mucho a futuro incierto, sino que me plantean hoy la reflexión de lo que de proféticas tienen.

La base común es la existencia de sociedades regidas por regímenes autoritarios, élites, o directamente dictatoriales en forma de castas que intentan neutralizar la libertad del ser humano, su creatividad y su posibilidad de desarrollarse fuera de unos cauces estrictamente marcados por el poder.

Bradbury y Orwell buscan el camino de la represión, cambian la historia por las bravas, y obligan a los ciudadanos a actuar de una forma, en demasiadas ocasiones, contraria a su deseo, o a su necesidad. En ambos casos lo que consiguen es rebeldía, y esa rebeldía, al final supone un riesgo para el mantenimiento del orden social preestablecido.

La caída del régimen soviético, en donde la represión intelectual, acaba volviéndose contra el régimen es un ejemplo palmario y acaba con él, si hablamos de algo más cercano, nuestro régimen franquista sufre el mismo final, por las mismas causas. El legado de Franco, se diluye en poco tiempo, y las sociedades que ocupan el espacio liberado inician caminos nuevos.

Hasta ahora no hemos hablado de libertad, ni cuál es es estado de Rusia ahora, o de España. En el primer caso, sigue el mismo patrón de reprimir el desarrollo de la creatividad humana por la fuerza, y aparentemente siguen sus ciudadanos intentando reaccionar contra la tal situación. Posiblemente lo consigan, o quizás no.

El asunto no es tanto si se consigue un hálito de libertad o no, el asunto es si la fuerza y el terror son eficaces para mantener una estructura de poder sobre la gente, y yo creo que no, contra eso el ser humano reacciona, ya saben ustedes, la violencia genera violencia.

Prefiero la posición de Huxley, que directamente elimina la variedad humana, define las castas que se producen de alfa a epsilon según las necesidades sociales, las integra en una cadena de producción , a lo Henry Ford, y a sacar Ford T, o Mustang según convenga. 

De hecho, y Orwell también lo hace, intenta que la gran masa de seres humanos, estén idiotizados, el SOMA de Huxley y el mensaje que Truffaut sitúa en el metro «No piense, diviértase» es todo un paradigma. Las castas de Orwell son más bravas, pero al final se trata de que los beneficios de las sociedades, caigan sobre una élite, y el resto sobrevivan en el convencimiento de que eso es lo mejor a lo que pueden aspirar, Orwell acaba con la ¿libertad?, usando la tortura.

Las novelas, que supongo conocéis, y tenéis en vuestra mesilla de noche, junto con «El príncipe» y el «Arte de la guerra», van por su camino, y siempre aparece, como en La Fundación, un «Mulo», que lo revienta todo. 

Hay un dolor común en las tres, y es que el marxismo aún duele. A Huxley porque lo tiene encima, (A british distance, of course) a Orwell y a Bradbury porque ya saben qué significa, aunque en su aura romántica se sienten demasiado cerca de lo de protección a las clases desfavorecidas que conlleva ser de izquierdas moderadas.

Me hace mucha gracia que Bradbury nos comente, que eso de quemar libros le viene de Mcarthy, al que veía con cara de hacer una pira como la de la Humboldt, y lo tenía de los nervios, que la tal caza de brujas con la que convivió era apechuscante como poco.

Pero sigamos con estos mundos distópicos, y con una característica que hay, creo yo, que tener en cuenta, y es el lenguaje. Para eso Orwell se inventa el Ministerio de la verdad, todo un laboratorio de manejo del lenguaje, para influir en lo que las personas (permitan ustedes que use ese término hablando de manipulación del lenguaje, que no es lo mismo decir súbdito, ciudadano, el pueblo…) ya que nos crean en el cerebro imágenes y conceptos diferentes, de forma que su utilización derivan el entendimiento del concepto hacia donde el manipulador desea. Cada vez que oigo que en España tenemos un Ministerio de Igualdad, se me viene el mundo distópico de Orwell encima desbordándose.

¿Cómo nos defendemos hoy los individuos (no súbditos, no ciudadanos, no parte del pueblo) de todo esto que alguien (en singular o en plural reducido) ha diseñado para poder dirigir según sus intereses a la sociedad (nunca nuestros intereses)?. Mala respuesta tiene la tal preguntita, y a poco que nos demos cuenta, caeremos en que hay una lista casi infinita de simplificación del lenguaje, que evita la puesta en marcha de los mecanismos de discernimiento basados en los estímulos que las palabras y los matices crean en  nosotros. Esa es la base de la discusión, del entendimiento del entorno.

Orwell lo explica muy bien cuando habla de como el Ministerio de la Verdad, va reduciendo el vocabulario…..»No necesita decir que algo es malo, di que es «no bueno» y no digas que es excelente, dí que es bueno+. 

En fin, ya sabéis, «La guerra es la Paz», «La libertad es la esclavitud», «La ignorancia es la fuerza», y sobre todo potenciar la existencia de un enemigo común, externo e inalcanzable, en el que verter los famosos dos minutos diarios de odio. Por cierto hoy es lo que nos toca a los españoles en Sudamérica, que tenemos a políticos acorralados que nos necesitan de enemigos para tapar sus vergüenzas….

Con estas premisas, por lo menos, podremos identificar varias cosas:

El Gran hermano, no está en grandes pantallas públicas, lo llevamos en el bolsillo. Nos ve siempre, nos escucha siempre, nos lee siempre, y además, le decimos lo que pensamos. Es más, si no pensamos como «se debe», hay mecanismos para redireccionarnos a las áreas que seamos útiles al «poder». Los famosos algoritmos, nos pueden redirigir hacia donde convenga. Lo saben todo de nosotros. Lo tienen fácil. 

El Soma de Huxley, también está en esas pantallitas. El juego que nos hace más felices está a nuestro alcance de forma automática, y dedicaremos horas y horas a poner la bolita en su sitio, o en matar al malo, en vez de analizar nuestro entorno, para poder tomar libremente nuestras decisiones. 

¿Y la neolengua?, pues sí, estamos perdiendo palabras en las redes sociales, de forma que en aras de la inmediatez, quitamos letras, reducimos vocabulario, y con ello reducimos nuestra comprensión del entorno, de forma que lo que nos queda es el «No pienses, diviértete».

Y lo siento, Mr. Bradbury, ya no es necesario quemar los libros. ¿Para qué?, ya no leemos, hay cosas que nos entretienen más con mucho menos esfuerzo, y por cierto, no cesan de crecer en número.

Yo puedo acordarme de las películas que ví, desde que tenía uso de razón hasta que las plataformas audiovisuales hicieron su aparición, que ahora no sé siquiera qué mierda de serie, o de película de la Marvel estoy viendo. Y eso son horas que le robo a mi comprensión del entorno.

Permítanme ustedes que les recuerde algunos malditos eufemismos que suenan a orwelianos, y que hoy, con cierta perspectiva, pueden darnos la dimensión de lo que sucede.

«Esta guerra es para llevar la democracia a Irak»..George Bush.

«Estamos sufriendo un crecimiento negativo» Cualquier político durante la depresión de 2008.

«La crisis sub prime» Para definir la depresión del 2008

«No es un despido, le estamos dando la posibilidad de que descubra nuevas vías de desarrollo personal» Paradigma de ¿Quién ha robado mi queso?.

«Hay que ir a la moderación salarial», ¡como si los salarios en algún momento se hubieran desmadrado!

«La flexibilización del mercado de trabajo es la solución», A nadie le gusta un esquema rígido, aunque sea el que mantenga los derechos de los más.

Y así….»ad nauseam»

Podemos seguir con las falsas noticias que se nos aparecen a cada esquina, y de las que cada día tenemos menos posibilidades de defendernos, ya que se nos mezclan con una multitud de impactos, en los que hay verdades y mentiras.

En definitiva, parece que se ha conseguido, al menos en el mundo occidental la capacidad de análisis y de conocimiento de la realidad de nuestro entorno, se ha reducido, en las dimensiones apuntadas por estos tres escritores, y veo difícil la marcha atrás. 

Y es que a la edad en la que mi generación leía Moby Dick, las aventuras de Tom Sawyer,  las aventuras de Kipling, London, o la picaresca española, por ejemplo, hoy se está navegando en zonas exentas de un lenguaje que facilite el desarrollo del sentido critico, y consecuentemente direccionar a esas generaciones va a estar chupado.

¡Nos están dando por donde amargan los pepinos!

…..Sangre de Hispania fecunda

Mi amigo el Profesor Felipe Debassa, ha publicado un cabreo a cuentas de las campañas que se están extendiendo en Hispanoamérica acerca de lo malutos que hemos sido los españoles, aprovechando una entrevista de una televisión colombiana al Profesor Azcona. No he podido por menos que responderle, y recomendar que se busque en You Tube la citada entrevista.

Me ha encantado el comentario que haces a la entrevista del Prof. Azcona, de la misma forma que me ha parecido magnífica la respuesta al entrevistador, a quien por cierto le ha dejado sin demasiadas ganas de réplica, y planteándose cuántos oyentes manipulados iba a perder al emitir esas cosas…..en fin.
Si me permites, quisiera añadir algo, no desde el punto de vista de un profesional de la historia, que no soy, ni podré llegar a serlo, dada mi provecta edad, sino del pobre gachupín pendejo que se ha pateado el continente, que por cierto debería llamarse Colombia, desde St John’s a Ushuaia, y desde Vancouver al Cabo de Hornos, a Juneau no pude llegar, que los yankis descubrieron que había visitado Persépolis e Isfaán, y me negaron la entrada. (No voy a entrar en detalles si desde Edmonton a Punta Arenas, o al Chalten, pero también).
Desgraciadamente no he conocido ni Uruguay ni Paraguay, aunque los he visto de lejos, pero eso no vale.
Cuando cruzo el norte, hasta el Río Grande, por mucho que me esfuerzo, no logro escuchar ni una sola palabra en las calles en las lenguas autóctonas americanas anteriores a la llegada de los ingleses, mejor dicho, de los puritanos, y de sus enemigos, en aquella época, y aún hoy, los prebiterianos escoceses. Todos hablan un mal inglés, porque bien es sabido, que ni en las películas se encuentra a un descendiente de los indígenas pre Pérfida Albión, ¡Ah!, y los negros, ciudadanos de segunda o tercera que si no los eliminaron, no fue por falta de ganas, unos porque les cultivaban el algodón, les calentaban la cama, y les limpiaban la casa, y otros por aquello de la pela, que si se cargaban el esclavismo, se cargaban a un competidor, y ahí los dejaron a comerse los mocos, que como no eran WASP, pues que les den, que aquí somos muy demócratas, ssi tu etnia es la apropiada.
Los que quedan, están recluídos en reservas, y sus posibilidades de alcanzar la presidencia bien de Canadá bien del vecino del sur, son directamente cero. Y llevas razón querido Profesor, a eso se llama genocidio, y lo demás son bobadas.
Dejando las islas a un lado, (mucho habría que hablar del Caribe, del esclavismo, de Jamaica….pero será otra vez) lo primero que te encuentras al cruzar el Río Grande, es que la fisonomía de la gente ya no es la del blanquito, alto, rubio, de ojos azules, sino que son morenito, bajitos, de pelo oscuro, vaya, que tienen mucho de precolombinos, con algún toque extremeño, los hay ladinos(mestizos) a partes iguales, o directamente precolombinos. Paseas por Chiapas y ….tamblén se habla castellano, entras en Guatemala, y si te preguntas donde están los mayas, y por qué se extinguieron, resulta que no, que los hay a cientos de miles, hablando su quechua, o alguna de sus variedades, y en algún caso, algo de castellano. Poco genocidio vi por aquí, es más, si vas a Chichicastenango, verás como se adora a la Pacha Mama, a la Virgen con tres niños, y caminarás entre gente y mercados milenarios, y en el lago Atitlán podrás darle algo al Maximón….y si quieres
Y así vas viendo, a medida que te adentras en el continente, que la Amazonia está poblada por los de siempre, hasta por tierras de Manaos, a pesar de las industrias caucheras, que algo de mezcla trajeron.
Quito es una ciudad indígena, menos los palacios e iglesias que construyeron los «genocidas» españoles, no te digo Cuenca, no te digo…..De La Paz, de Sucre hasta de Potosí, o Arequipa..(por cierto, repasaros la biografía de Antonio José de Sucre, ya que estamos.

Entrad en el Altiplano, y ya me diréis lo que hay de genocidio,
Y sí, como dice el Profesor Azcona, está lleno de Universidades fundadas por los genocidas españoles, de hospitales, de templos religiosos, de edificios civiles y oficiales, que nadie parece decidido a eliminar, para que no quede nada de lo que trajo el Imperio español, ¡malditos genocidas!. Si quitas la herencia española, no sé yo lo que queda, pero lo veo «futut». Eso sí, una estatua es baratito tirarla, y ademas sale en la tele y se hace viral.
He visitado las misiones en Bolivia y en Argentina. En Bolivia siguen en pié, y siendo útiles a la manera del siglo XXI al los chiquitanos, y no ví a nadie que renegara de esa herencia, todo lo contrario, (debe ser el síndrome de Estocolmo). He visto los pueblos mochicas cerca de Trujillo viviendo como siempre, Lima, Cuzco, llenas de templos, de palacios, que si recuerdan al genocida español deberían arrasarlos de una vez, incluída la Iglesiuca de San Martín de Porres, que a la postre fue un efecto colateral de la religión de los malditos españoles.
¿Qué quedaría de Bogotá si destruimos Santa Fe?, ahí, recordando como nos dedicamos a apiolar indígenas.
Los españoles llegamos a ese lado del Atlántico, con permiso de la Santa Sede, a cristianizar, que si no, nasti de nasti, así que lo primero que se hacía era bautizar, lo que te convertía en ciudadano español con todos los derechos, a la romana, vamos, y sí, que hubo quienes se pasaron, cierto, pero también lo hacían en España, y hoy lo hacen los seguidores de las economías ultraliberales, los políticos corruptos, y quién tú quieras. Pero a esos, aunque tarde y mal , ayer y hoy se les persigue y, a veces, se ganan un pescozón. Si la genocida España, no hubiera protegido a los nuevos subditos de la corona, Fray Bartolomé de las Casas, jamás hubiera levantado la voz, y ciertamente, parió una forma de «Declaración Universal de los Derechos Humanos». Un anglosajón jamás lo haría, (recordad el otro genocidio británico en Australia), allí a los aborígenes, directamente no se les consideró seres humanos por ley dándoles derechos, hasta la segunda mitad del siglo XX.
Así, que no me fastidien, que estoy muy mayor, que si no llegamos los españoles, andarían aún comiendo corazones recién sacados de los pechos de los prisioneros, o directamente, si hubieran aparecidolos ingleses, no quedaría nadie.
Así, que por favor, hagan lo que quieran, pero digan la verdad, y esa está en los estudios científicos de los historiadores, que, por cierto, deberían abundar más, de forma que llegasen a las escuelas, que es donde estos temas deberían explicarse, y sobre todo evitando el presentismo.
Para terminar, solo se me ocurre una frase o comentario que he debido oír o leer en algún sitio: «La conquista, la hicieron los aborígenes americanos, y la liberación la hicieron los españoles»
Valet

EL ECOSISTEMA

  Antes, uno cuando tenía que buscar una definición se iba al Espasa, que es lo suyo, y si eras de los de nariz levantada y monóculo, a la British Encyclopaedia, hoy reconocida como Britannica, así que me encuentro cuando busco eso de ecosistema:

“The complex of living organisms, their physical environment, and all their interrelationships in a particular unit of space”…..pas mal, me vale, que ahora ya no se puede consultar la Espasa.

A lo mejor si estuviera aún vivo mi profe de estas cosas, D. Ramón Margalef, le preguntaba a él, que los apuntes no sé ahora mismo donde andan, pero si recuerdo como allá por los albores de los setenta del siglo pasado, nos insistía D. Ramón en la conveniencia de aplicar modelos matemáticos al conocimiento del “complex of living” que dice la Britannica.

Y no nos vendría mal ahora ponernos a estudiar las poblaciones de un ser vivo en particular, al que de golpe le han cambiado su entorno “physical environment”, y sus interrelaciones en una unidad de espacio particular. Porque es lo que nos acaba de pasar al grupo de animales que se llama“Ser Humano”.

De golpe nos lo han cambiado todo, y los ecologistas callados en el fondo de su ignorancia, fuera de la de obtener dinero de su actividad política.

Tampoco los ecólogos de verdad se han dado cuenta, o no les hacen caso, que también es posible, de lo que está pasando, y sobre todo de lo que pasará. D. Ramón, me enseñó que cuando un sistema en el que viven seres vivos se altera, las consecuencias son diversas, y fundamentalmente le afectan según la profundidad de dichas alteraciones.

Es básico. De forma que aquellos organismos que antes se adapten a las condiciones del nuevo entorno en el que se desarrollarán sus vidas, saldrán reforzados, frente a los que no lo hagan, que por otra parte, corren el riesgo de desaparecer.

D. Ramón ya en 1987 en un discurso de aceptación del Doctorado Honoris Causa que le ofreció la Universidad de Laval en Quebec, nos soltó, sin despeinarse que:

“Es justo preocuparse por la lluvia ácida y los distintos tipos de contaminación, pero no voy a ocultar que el reto de nuestro futuro concierne a otros aspectos de la ecología, incluída la movilización y el control mediante el aumento de las fracciones de la energía humana que influye en la organización del espacio, y lo más preocupante, la organización de las relaciones entre los seres humanos”

. Pues es el momento. De pronto, ha entrado un elemento en el ecosistema en el que se desarrolla la vida humana, que cambia de golpe la organización del espacio y las relaciones entre los seres humanos. Nadie ha considerado en su conjunto, como va a influir este cambio ambiental en los seres humanos, y sobre todo en sus relaciones a futuro.

Hoy en la radio, un profesor del IESE, indicaba que las relaciones con sus alumnos van a sufrir cambios importantes, ya que ha descubierto que la forma de transmitir los conocimientos de forma no presencial, tiene unas ventajas añadidas a la forma tradicional, de forma que las cosas al final de esta adaptación forzosa, no serán iguales, y seguro podrán ser más eficientes.

Eficientes, palabra mágica para D. Ramón, que consideró siempre un elemento a tener en cuenta el uso de energía por parte de un sistema donde los seres vivos se desarrollan.

Y es en ese contexto donde deberemos considerar si la forma de vida y de relacionarnos con los otros seres de nuestro entorno, puede ser más eficiente en términos energéticos. Los elementos que conforman hoy nuestra sociedad, y en este momento me refiero a la occidental desarrollada, pasa por consumos inútiles de energía y por supuesto de recursos de todo tipo, simplemente por tener que desplazar a los puestos de trabajo a los millones de trabajadores que podrían hacer esa misma labor desde sus casas.

La reducción del consumo de energía y consecuentemente de los efectos adversos que conllevan junto con el posible cambio en las relaciones interpersonales del entorno, son aspectos que deberían estudiarse en profundidad.

Toda esta alteración de nuestro ecosistema, probablemente sea como la bola de nieve que va a cambiar en profundidad muchas de las cosas con las que hasta ahora hemos convivido, y sin ir más lejos imaginemos lo que puede suponer la eliminación del treinta o cuarenta por ciento de los desplazamientos diarios a su puesto de trabajo de aquellas personas que se están dando cuenta del incremento en la eficiencia por utilizar las herramientas del tele-trabajo.

Hasta las estructuras de las ciudades deberían cambiar, en cuanto a las necesidades de oficinas, por ejemplo, y desde luego no quiero ni pensar en los cambios de los mercados inmobiliarios, y su subsidiaria, la industria del automóvil dada la ausencia de necesidad de estar yendo y viniendo del trabajo por parte de un considerable segmento de la población.

Quizás sea una oportunidad para repoblar zonas a las que hoy han abandonado sus ciudadanos. Los cambios en las relaciones personales, y lo que conlleva me temo que van a ser importantes, que veremos si en el futuro me voy a meter en un ascensor con gente que no conozco, o voy a aceptar dinero físico lleno de miasmas, o la tosecita del pollo del asiento de al lado en el teatro, que no sé yo.

Y eso sin hablar de subirme a un avión ocho horas con cientos de personas apelotonadas respirando el mismo aire.

Todo va a cambiar, o al menos buena parte de lo que conocemos, aunque este virus pase, porque sabemos que vienen otros detrás y sobre todo que mi vecino me puede matar, dándome los buenos días en el ascensor.

Desde luego los hábitos de consumo tienen el riesgo de sufrir una importante modificación, desde el vestido al ocio, desde el deporte hasta las vacaciones, que a ver quién es el guapo que se apelotona en la playa de Benidorm a broncearse con otras cien mil personas alrededor.

Esos que creen que la vieja Gaia se está vengando del ser humano que la estaba enguarrinando demasiado, a lo mejor llevan razón, que es la forma fácil de verlo, pero quizás haya que estudiar más a fondo la evolución de los ecosistemas, cuando la energía consumida es insoportable.

Habrá que ver

En Cuarentena

El confinamiento tiene sus ventajas, qué queréis que os diga, decía un amigo mío, ese que de vez en cuando se me echaba encima mientras en mi rincón de Boadas apuraba mi Negroni.

Yo la verdad no tengo el coño para farolillos, y me cuesta ver los beneficios del tal ejercicio, mayormente porque no me pongo a pensar las cosas que hago en este estado.

La primera es que he dejado de jugar al golf, como si eso contagiare o contagiase, que yo juego solo y mantengo la distancia de seguridad de doscientos metros que nos pide el Marshall del campo, para no romperle la cocorota a Don Fermín que va jugando su partido de jubilata con tres de su quinta, y tiene previsto acabar el algo menos de seis horas y bajar de ciento sesenta golpes, Mulligan flotante incluído.

Si, ya sé que el empleado de recepción tiene que cobrarte el “fee”, y cuando acabas, el paso por el hoyo diecinueve, es obligado, y ahí también puedes liarla parda.

Tremendo, solo te queda coger el wedge de sesenta grados y tratar de meter la bola por el agujero del fregadero, aunque con mi grado de precisión puedo acabar con todo el menaje.

Pero no hay mal que por bien no venga, al menos no perderé bolas en los barrancos de la Alcarria, que lo de los lagos americanos, lo tengo ahora dejado a un lado a la espera de tiempos mejores.

Las cosas son así, y cuando te has cansado de noticias, has visto todas las series de todas las plataformas, te has chupado los documentales de la dos, sin pestañear, y en un alarde de masoquismo rayano al suicidio, empiezas a ver los de ARTE, en gabacho y en alemán, es cuando te das cuenta de que tu amigo, el atorrante, el que te interrumpe los Negroni en Boadas, no va a convencerte de las maravillas de la cuarentena, ni de coña.

Que ahora que no lo tengo enamorado, le ha dado por la introspección, que no está mal, aunque mi amigo introspecciona hacia afuera, y así no vale.

-Que te pones a pensar, dice, en todas las cosas buenas que has hecho, y en los errores que has cometido, y te abocas a una especie de catarsis liberadora.

Yo medito un poco lo que dice, me pongo más absolutista que Fernando VII, y le suelto un “¡Vivan las caenas!”, que no estoy ahora para liberarme, y menos vía introspección, con lo que apenas me queda, una vez desechado el tema de las series de televisión el programa que me sugería mi tía Maria Luisa, lo de “Lavadero y biblia” Era una forma de pasar los fines de semana cuando no había un duro, ni se le esperaba, que la mujer pasaba a la terraza de la parte de atrás de su casa, donde daba el sol, se remangaba las enaguas, y sentadita al sol, pasaba tranquilamente leyendo algún capítulo del Deuteronomio o del libro de los jueces, que no importaba. A lo mejor sonaba Ama Rosa en la radio, ni me acuerdo, ni tampoco es importante, lo importante era aquel confinamiento no deseado, como este, pero provocado por la falta de dineros, no del exceso de virus de diseño.

Mi amigo me dice también, que este confinamiento es una oportunidad de oro para reorganizar la casa, y no sé cuántas cosas más, que si poner bombillas, limpiar los lomos de los libros, y sobre todo para darle a la lejía en superficies, y no sé cuántos sitios más.

Será así, pero no tengo ningunas ganas de hacerle caso, que lo que me apetece ahora es dilucidar si las fuerzas armadas de este país van a conseguir a fuerza de multas pagar la factura de todo esto, que me dicen que ya es uno de abril, y los de Hacienda ni perdonan ni olvidan….¡hay que ser rencoroso!.

Yo tranquilo por otra parte, ya veis, escribiendo un poco, y escuchando, a la que me descuido, el parte de guerra del que hablábamos ayer, que sigue sin mencionar lo del ejército rojo desarmado, de forma que ni parece que los del prucess salgan de chirona, ni de coña aparece la famosa luz al final del túnel.

Me dicen que tengo que salir al balcón a aplaudir, no sé si al gobierno, o a los que se juegan el pescuezo intentando resolver las cagadas de nuestras autoridades, atendiendo enfermos, o poniendo multas a ritmo de naranjero, capa verde, tricornio y bigote a la turca como la sonata de Mozart.

Pues sea, aplaudiremos, balaremos como las ovejas manipuladas que somos, e iremos a donde el pastor diga que tenemos que ir, que estas cosas son así, y sobre todo no olvidemos que hay que declarar a Hacienda los logros del año pasado, y que nadie se alarme, que nos van a devolver unos diez mil millones que trincaron de más el año pasado, y de intereses de demora, nadie habla, que los que hicieron la ley bien lo tuvieron en cuenta.

Me estoy poniendo pesado, y veo que además el móvil no da para más que se me acaba antes de que caiga la tarde. Será que le estoy metiendo caña, que ya dije que eso de la introspección hoy no me apetece, aunque mi amigo que no deja que me tome tranquilo mi Negroni, cuando me ve en Boadas, insista.

Así que quizás, mañana más, que todo esto ya empieza a preocuparme, y no es por la posibilidad de que el bicho me pille, sino por todo lo que me temo que se va a llevar por delante este tinglado de la antigua farsa.

Respirad

Las consecuencias del bicho

Dicen que la primera víctima de la guerra es la verdad. Puedo aceptarlo, aunque darle el título de “la primera” quizás no sea muy preciso.

Porque hasta llegar a la muerte de la verdad, seguramente ya ha muerto algún cristiano, y las muertes que van asociadas, incluyen a buen seguro la libertad, y en aquellos casos en que exista, el gobierno reconocido como democracia, aunque realmente nunca sepa que realmente si he vivido bajo ese régimen, o no.

Y no hacen más que decirme que con esto del bicho, estamos en guerra, que esta guerra la vamos a ganar, que hay un enemigo común, que, bueno no sé cuantos que he podido leer y escuchar estos días.

Y salen militarotes por la tele, en la radio, y en las fotos de los periódicos, aunque sean digitales. El ejército es quien desinfecta, el ejército es quien controla, que la Guardia Civil es un cuerpo del ejército, que los hospitales esos rápidos que nos hemos inventado, son hospitales de campaña, y esa campaña es siempre campaña de guerra.

Todos en casa, nos dicen, y llevan razón, que es el refugio antiaéreo de cuando llegaban las V2 a London, y mantenemos el lenguaje militarista forzoso en un estado de guerra como el que dicen que nos encontramos, solo ya nos falta, que se declare el toque de queda formalmente, y ya tenemos todos los elementos.

Mientras escribo esto, la radio está dando el parte de guerra, tantos muertos, tantos heridos, tantos prisioneros, tantos liberados. A ver si uno de estos días nos salen con aquello de “Cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La Guerra ha terminado”.

Y por cierto, que nadie olvide que es lo que vino después, ruina económica, ruina de convivencia, ruina en los derechos civiles, y enormes beneficios para la élite de los vencedores. Mañana será el octogésimo nono aniversario del tal parte de guerra, no lo olviden.

Reconozco que la excusa que a los gobernantes les está dando este episodio epidémico es demasiado golosa para que las almas totalitarias que en tiempos de paz están reprimidas no afloren con todo su esplendor.

Aún me está asombrando, (quizás lo viera venir) como el presidente polaco acaba de erigirse dictador único para salvar a su país en este estado de guerra que nos dicen es la realidad que nos rodea, o cómo nuestro admirado Benjamin Netanyahu ha aprovechado que el Pisuerga pasaba por Tel-Aviv, y suspender lo suspendible, hasta los juicios por presunta corrupción que tiene pendientes.

Otro dictador único, que estamos en guerra. En esta nuestra piel de toro, por el momento no parece probable que Pedro Sanchez se erija en dictador único, aunque no pienso lo mismo de su vicepresidente.

Y es que no hay más que ver las decisiones que se están tomando en esta crisis,(para mí no es guerra), que parecen sacadas de un manual bolchevique, tratando a los que fuimos ciudadanos, como si lo único que deseáramos fuera engañar al poder establecido, y saltarnos las normas. ¡Y dicen que el poder emana del pueblo!

Las tentaciones que han tenido los gobernantes desde siempre en transformarse en mandones, tienen ahora visos de poder realizarse, que usted no se preocupe, que gracias a Vodafone, y a Movistar ahora podemos perseguir por donde se mueven no sea que estén siendo malutos, y no hagan caso de eso de no moverse, y las fuerzas del orden (ordeno y mando), no les pillen.

¡Es que son ingobernables!, que diría nuestro añorado Paco Paredes. Alguien decía hoy en la radio que veremos al salir de este túnel, si tenemos una estructura democrática sólida, o volveremos a una dictadura, o cosas incluso peores, que se nos transforma en Fernando VII nuestro Felipe VI, que los genes son los genes, y la liamos.

Lo que me preocupa en todo esto es que China, que es una dictadura, a caballo de datos no contrastados, están dando al mundo una supuesta vía de salida de esta crisis, que dicen que han tenido tantos contagios, y a saber, que se les han muerto cuantos, y a saber, que ahora ya casi no tienen …..y a saber.

Y es que el negocio, con el resto del mundo literalmente acojonado, puede ser interesante, que ahora van a ser los únicos que pueden fabricarlo todo, y venderlo al precio que les dé la gana. Así, que como estamos en guerra, (consecuencia pensarán ellos de la guerra comercial con Tito Trump), pasan ustedes por caja, que con eso de ahorrar en el pago de la hora trabajada, hemos desmantelado buena parte de nuestras capacidades de fabricación, y todo ahora para China.

No se han enterado aún, me temo, en este occidente caducado contra quién estamos luchando en esta, me dicen, guerra, quién es de verdad el enemigo, que no es el bicho, que no lo es. El bicho es la excusa, el señuelo.

La salida de esto me temo que no me va a gustar ni un pelo. Si empezamos por nuestra vieja Europa, se nos acaba de abrir un agujero por el que se nos puede vaciar el tinglado.

Porque, ¿seguiremos admitiendo como socios a Polonia, ahora que tienen dictador único?. ¿Resistiremos la manifiesta falta de solidaridad de la Europa del Norte rica, frente al Sur doliente?

. No lo sé, pero me temo lo peor. ¿Serán capaces de desistir nuestros gobiernos del uso de medios electrónicos para violar la intimidad y los derechos de los ciudadanos?. Que entre lo del seguimiento del móvil, y del pague usted con tarjeta de crédito, le tenemos pillado por el órgano reproductor, amigo, y entiéndalo, el dinero contante lleva el virus.¡¡¡UUHH, que viene el CORO!!!

La posguerra económica va a ser terrible para los más del mundo, y fantástica para los menos, que lo mismo volvemos al estraperlo, y aquí solo comen los que tengan huerto y gallinas, y lo demás se paga con los excedentes.

Cierto que las circunstancias no son las idóneas para mostrarse optimista, ni mucho menos, pero si lo son para reflexionar, y me temo que esta película ya la hemos visto. Los bárbaros del este se van a comer el Imperio, con su Gran Khan al frente.

-¡Tito Trump!, estás acabado, lo que no importa, pero sí lo que representas, y eso puede ser un alivio. Así que todos al refugio, que dicen que vienen las V2 ¡

A cascarla!

La Excusa de la Pandemia

 Sí, es cierto, estamos pasando un trago duro, y creo honestamente que sin excepciones de países, razas, creencias, o posición económica. Todos estamos expuestos a que nos toque esa no deseada lotería de la infección por el tal virus. Las consecuencias inmediatas ya las estamos viviendo. La gente encerrada en casa, demasiados mayores, o personas con deficiencias de salud se están marchando antes de tiempo, y no parece justo.

Las siguientes consecuencias son las de las libertades individuales, que también se están deteriorando a pasos agigantados. A golpe de decreto se nos confina en casa, lo que no es demasiado ilógico, a mi parecer, dadas las características del reto que tenemos delante, pero al fin y al cabo es una primera libertad que se nos restringe, y eso no es bueno.

Esas libertades, que a lomos de un decreto dictado deprisa y corriendo a lomos de la ola del pánico, no solo restringen los movimientos de algunos ciudadanos, sino que trasforman en jueces a policías que sin ninguna formación jurídica deciden quién y quién no está cumpliendo con la normativa gubernamental. Y eso, eso, me parece que va contra lo que debería ser un estado de derecho, para transformarlo en un estado policial.

Las autoridades han emitido una norma llena de agujeros, que pueden, a criterio del policía de turno, transformar en culpable, sin juicio a un ciudadano inocente. No podemos permitir que los guardias decidan si ir a comprar el pan, solo el pan, es un incumplimiento, ya que la norma nada dice de qué tipo de alimentos hay que avituallarse, ni de las cantidades que deben comprarse, ni a qué centro o supermercado hay que ir para realizarlas.

Me he tomado la libertad de leer el Artículo 7 del citado Real Decreto 463/2020 y su corrección en el 465/2020, y una vez leídas las limitaciones me surgen las siguientes dudas, que por supuesto un guardia erigido en juez, sentenciará.

a) Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.

-Aquí, no se especifican cantidades, centros a los que hay que ir, no se especifican que se entiende por productos de primera necesidad, lo que se deja a criterio del representante del régimen policial al que estamos siendo abocados, establecer la sentencia. Comento esto por la noticia que ha salido en los medios de una multa de mil euros a alguien que le dijo al agente que iba a comprar Nocilla, que a mi entender es un alimento.

Quiero recalcar que no estoy de acuerdo con la actitud del multado, pero sensu estricto, no infringió la norma, y el policía decidió si comprar Nocilla era legal o no. Eso es estado policial colgado de una ley mal hecha.

b) Asistencia a Centros Sanitarios,

–Yo supongo que si me duele un dedo de la mano izquierda, y decido ir a que me visite mi médico particular que pasa consulta en su casa, estoy cubierto por la ley, y tengo derecho a hacerlo. ¿Pero cómo convenzo al representante del estado policial?. La ley no dice nada, absolutamente nada, lo que me lleva como ciudadano que era a un estado de inseguridad jurídica inquietante.

c) “El apartado 2 del decreto, viene a decir que los agentes de la autoridad podrán practicar las comprobaciones en las personas, bienes, vehículos, locales y establecimientos que sean necesarios para comprobar y, en su caso, impedir que se lleven a cabo los servicios y actividades suspendidas por este real decreto, salvo las expresamente exceptuadas. Para ello, podrán dictar las órdenes y prohibiciones necesarias y suspender las actividades o servicios que se están llevando a cabo

.” -Esto es una definición de estado policial, en toda regla.

d) Cuando hablamos de atender a personas mayores, o discapacitados, ¿De qué hablamos?.

No se hace ninguna mención al grado de discapacidad, o a la edad de la persona, o si tiene una incapacidad temporal. Así que cuando el Sr. Agente te para, no sabes, dejando a un lado tu palabra de honor, como demostrarle al tal agente policial que lo que ha provocado que estés en tránsito, se ajusta a la norma.

De nuevo dejamos la sentencia en manos de una persona que no está preparada ni diseñada su labor para estos menesteres.

Cuando hablamos de la residencia habitual, a qué nos referimos. ¿A la dirección fiscal?, a donde duermes más de no sé cuántos días al año, o quizás a la casa de ese familiar al que te desplazaste para atenderle durante estos días de confinamiento.

Y de nuevo, ¿Cómo diantres le demuestro esto al agente? No dice nada el Real Decreto de la documentación que debe mostrarse al policía cuando estás yendo a tu puesto de trabajo en un hospital, por ejemplo, con lo que dejamos de nuevo a criterio del guardia la sentencia sobre la situación.

Y así lo mismo, si voy al banco, o causa de fuerza mayor o necesidad. ¿cómo se define fuerza mayor, o necesidad delante del guardia? Lo que es necesidad para mí, no lo es para él, y él juzga….

El tal real decreto está lleno de imprecisiones, que al final acaban con mi libertad coartada, lo que si se ha decidido que sea así por parte del gobierno, es una canallada, y si es por falta de profesionalidad…vosotros mismos.

Si buscamos en internet la modificación del decreto, el 465/2020, veremos que es una continuación de la canallada o de la chapuza, que viene a ser lo mismo, y si leemos las interpretaciones que la abogacía del estado da a las cuestiones planteadas, tampoco aclara nada, ya que al no haber sentencias judiciales al respecto, la indefensión del ciudadano sigue viva.

Que conste, que soy el primero en no salir, en intentar seguir escrupulosamente las indicaciones que se nos dan, ya que creo en ellas. Pero como se nos han transmitido, como se han publicado las normas, y como se le ha dado un poder a las Fuerzas de Orden Público, me parecen un ataque a las libertades que la ciudadanía tiene.

Y para terminar, y apoyando este argumento de estado policial, la normativa no explica el tema del paseo de las mascotas, nada hay escrito en el BOE, pero eso sí, la Policía ya ha empezado a decir lo que se puede y lo que no se puede hacer. Y lo siento, no es su trabajo, no lo es.

Que os vaya bonito

El Puente de San José

Me parece que en estos días de confinamiento, uno ha de darse a la literatura de viajes, que es una forma de abrir la ventana y enseñarle el dedo corazón enhiesto al tal coronavirus.

Tiene un cierto regusto masoquista, pero qué quieren ustedes que haga uno, aquí en la cárcel de papel, que las cosas están como están, y a Don Álvaro de la Iglesia, no creo que no le importa que use su invento.

De las cosas que ha leído uno, y puestos a sonsacar, no sé si empezar por aquella Anábasis, que a lo mejor es un poco bestia, porque desde luego de turismo, lo que se dice de turismo, no iban, mejor recordar la Odisea, o la Eneida, que aunque no son sensu estricto viajes de placer turístico, tienen su aquel epicúreo, épico, romántico, libidinoso, y hasta como precursores de la Picaresca del Siglo de Oro, nos vale.

También podríamos darle a los cantares de gesta, que ni Roldán ni Mío Cid, o Sidi, que nos diría el Reverte, se estaban quietos. Que si de paseo por Roncesvalles, con lo suyos que son los vascones, que si al destierro con doce de los suyos, que diría el otro Machado. Polvo sudor y hierro, que es lo que traen estos viajes.

Hay otros viajes, que uno no puede olvidar, y Chretien de Troyes, o Wolfram Von Eschenbach, nos llevan de la mano ya que estos son viajes de perfeccionamiento, son los viajes en busca de ese Grial que solo lo alcanza el puro de espíritu.

El hecho de que no todos los que empiezan la búsqueda, alcancen la luz es algo a tener en cuenta, que en los ciclos artúricos a Lancelot, se le niega el Grial por haberle puesto los cuernos a su viejo señor, que tenía, dicen, aburrida a la gentil Ginebra.

Todos los viajes, de alguna forma tienen su punto iniciático, y con el tal palabro me refiero a inicio del conocimiento de uno mismo, que el viaje, al final no es nada más que una búsqueda interior, aunque vayas en Ryanair.

No sé si meterme con el Libro de las Maravillas, que siendo un libro de viajes, no deja de ser de viaje de trabajo, que la pela era importante.

Pero entre las cosas vividas y las cosas contadas, te hace pasar por sitios de esos que necesitas ver antes de morirte.

Quizás, hablando de viajes debería pararme en el bueno de Ali-Bey, o de Ibn Batuta, ambos viajeros por el Islam en momentos en los que no era demasiado recomendable pasear por aquellas tierras, con “pasaporte español”. A uno se le honra aún en Tánger, y el otro mantiene una calle en su Barcelona natal.

Pero no se me pueden olvidar ni Pedro Páez, ese jesuita español que ve por primera vez con ojos de europeo las fuentes del Nilo azul, ni los viajes de Burton, Speke, peleándose por ver si el chorrillo que salía del lago Victoria llegaba a Alejandría, o no.

O hasta de mosén Livingstone, y el periodista americano Stanley, que quería rescatarlo y no era el caso, que el buen Doctor escocés estaba muy a gusto por tierras de Rhodesia, hoy Zimbawe.

A quien no acompañaría sería a Lope de Aguirre, que El Dorado a ese precio, pierde mucho interés, de veras, prefiero llegar a ver el Pacífico, aunque me coman los mosquitos.

También podría dar la vuelta al mundo, en la Nao Victoria, ¿por qué no?, cualquier cosa menos pasar el puente de San José enclaustrado, que son días de Fallas y playa de Cullera, por lo menos.

Y siguiendo las estelas de los grandes viajes, quizás podría alistarme en la expedición Balmis, que con la que está cayendo, hasta podría tener cierta coherencia, que las vacunas son las vacunas.

En este punto me gustaría saber cuál será la posición de los anti-vacunas, cuando esté disponible una para prevenir a este bichito cabrón que nos tiene a todos metidos en la jaula.

A lo mejor no quieren que les pinchen, ni a ellos ni a sus abuelitos. Acompañar a Malaespina y a Bustamante en una de sus fragatas, La Atrevida o La Descubierta, también me hubiese venido bien para este fin de semana laaaargooo, pero cuando fui al puerto de Cádiz ya había salido la expedición, y Malaespina había sido laminado por el tal Godoy.

Qué será que cuando pienso en Godoy, en Fernando VII, y en su casquivana hija, pienso en la gestión del gobierno en estos días de ventana y memes.

Si hubiera existido, me hubiese gustado acompañar a Miguel Strogoff, por las estepas rusas, llevando la carta del zar a sus tropas acuarteladas junto al lago Baikal, allá en la inhóspita Irkutsk siberiana. Pero no había sitio en el caballo, y cruzar los ríos siberianos a nado nunca fue muy recomendable…..El Obi, el Yenisey, el Lena, que canturreaba en clase de geografía universal. ¡Qué tiempos!, ¡Y es que con esos ríos me pasaba como con el Nilo, que no me entraba en la cocorota que fluyeran de sur a norte. ¡Cosas de chicos!

No quiero olvidar que me hubiese gustado ir con Amundsen, y ver el Polo Antártico, y la verdad es que me hubiese gustado solo por molestar a los ingleses, que negaron la evidencia hasta que les dieron unas buenas collejas.

Que el bueno de Scott, llegó tarde, no volvió, pero fue un valiente, mal preparado, posiblemente prepotente, pero pago con su vida los errores que cometiera.

Para mí el último de esos grandes viajes fue la visita de Amstrong al satélite de los enamorados, y de los lobisomes, que a partir de ahí, ya no viajas, te viajan, que no es que esté mal, pero es mucho más aburrido, seguro

. Así que intentaré hablar con Urdaneta, a ver si me consigue un camarote en el Galeón de Manila, y me hago el tornaviaje como un señor, incluyendo la travesía de Acapulco a Veracruz, la visita a La Habana, y una semanita de descanso en Sancti Petri antes de tomar de nuevo el AVE, para casa, que me dicen que tengo que seguir encerrado unos días más, con lo que solo podré hacer ese viaje iniciático que es el Juego de la Oca, pero eso lo dejo para otro día

¡Auuuuuuuu!

Epicuro en Confinamiento

Muchas veces me ha dado por escribir instalado en ese aforismo epicúreo del “carpe diem”, y miren ustedes que como en esta ocasión de reclusión, ninguna que recuerde.

Que lo del epicureísmo en tiempos de vino y rosas tiene, entre poco y ningún mérito, que ahora es el momento de echar mano de la fuerza de la creencia y tratar de buscar el placer en el entorno de aislamiento en el que nos encontramos.

El sus escribe, (suscribe dice el fisno), no ha tenido, gracias al diablo, la oportunidad de encontrarse en confinamiento físico, más que el correspondiente a un catarrillo de esos que se curan con el jarro, y además el confinamiento lo decidió el estado de postración, la fiebre, y algún elemento vivo del entorno que se empeñaba en quien siguiera en la cama.

Lo de ahora es un confinamiento de cárcel, leve, pero cárcel, que no te dejan salir al patio con los otros reclusos, es más es un confinamiento sin derecho a vis a vis, sin contacto con tu abogado, y con penas amenazantes de mutas dinerarias.

Poco queda, pero como es un confinamiento con papel higiénico, intentare hacer como el bueno del Marqués de Sade, que según tengo leído escribió desde su calabozo bastillero en tal soporte, cosas como las ciento veinte jornadas de Sodoma, o las historias de Justine.

Claro que mis amigos, esos que no son unos atorrantes, no sé si van a estar muy felices si continúo por los caminos del tal Marqués, que su ateísmo es galopante, y sus tendencias a lo escatológico quizás sean algo exageradas para algunas sensibilidades.

Por otra parte, hay que reconocerle al bueno de M. Alphonse, el ser un verdadero espíritu libre, libertino, diría el pacato, que el poner freno moral a las acciones o a las opiniones, puede ser un freno a la libertad.

Y Sade, al final era, es, que sigue viva su obra, un canto a lo que puede hacer el ser humano en libertad. Pero claro, no hay que olvidar que las acciones siempre tienen consecuencias, y el mostrar las más (según la moral generalmente aceptada) abyectas situaciones, en donde se trata del dominio de los seres más puros no es más que ofrecer una posibilidad al lector, y él sabrá como tiene que obrar.

Ha habido dos lecturas en mi vida en las que realmente he temido pasar una página, por miedo a enfrentarme a una situación que dudaba poder soportar, sin un sentimiento negativo de asco, repulsa, o simplemente de daño moral al ponerme en la posición de la víctima, y una ha sido esta obra de Sade, “Las ciento veinte jornadas de Sodoma” ; la otra más moderna, ese American Psicho de Bret Easton Ellis, ambas seguidas por sus correspondientes versiones cinematográficas, la primera del gran libertino-provocador Passolini, y la segunda de no sé quién, así que a quien le interese que pasee por la Wpedia, que en confinamiento hay tiempo para todo.

Alguien diría que ambas son obras que acarrean una carga de apología de la violencia demasiado obvia, pero la verdad es que siendo desde cierto punto de vista, cierto, yo no me siento nada motivado a matar a patadas de mis pulcros zapatos cordovanes de Adler, a un pobre “homeless” de la ciudad americana de turno, ni me apetece hacer comer mierda, a la rubita angelical, ni violarla, ni matarla siguiendo un rito perfectamente marcado por mis colegas y yo.

Todo lo contrario, los escritores me muestran lo que se puede hacer, por si no había caído en la cuenta, y ya es cuestión mía, el procesarlo de una u otra forma.

¡Faltaría más! Y en el estado de reclusión en el que me encuentro, sin haber hecho nada, pero para no hacer daño a nadie, me enfrento a mi epicúreo “Carpe diem”, y al reto de utilizar ese tiempo en disfrutar, que es lo que dice que debo hacer mi manual de autoayuda “Como ser epicúreamente feliz en diez pasos” “by Dale Carnegie.

Y en ello estoy. ¿A satisfacer los instintos más bajos?, confinado en soledad, queda el onanismo, y no sé yo, vamos que no emociona. Puede uno darle un tiento a la bodega, pero va a pasar esto del bichejo, querrás celebrarlo, y verás con tristeza que aquella botellita del Domaine de la Romaneé Conti, te la cepillaste por un aquel de sacar adelante el epicureísmo durante la reclusión.

Así que tampoco, que los grandes placeres, en libertad, ¡coño! Y se van cerrando las opciones, aunque uno de mis amigos, me suelta aquello de que hay que hacer un ejercicio intelectual que proporcione placer.

Bien está, placer al que se ejercita, y placer, quizás a quienes siendo sujetos pasivos, puedan a través de la discusión encontrarlo. Es una idea, y a mí estas ideas me producen ganas de provocar, que siempre hay alguien que entra al trapo, y ya tenemos toros esa tarde.

Así que no sé cómo voy a epicurear esta jornada, segunda de las ciento veinte de Sodoma, pero lo más probable es que una vez ya leído el opúsculo de Pessoa sobre los masones y el ocultismo, que por cierto me ha parecido, por partes, un cabreo monumental contra un político imbécil, y luego unas disquisiciones más obtusas que el pensamiento de Zubiri, me he encontrado que por ahí no va Epicuro, y habrá que buscar otras alternativas.

Quizás sacar del armario esa Bohéme de Zefirelli, que aún tengo en la retina por haberla visto en demasiados sitios, y siempre con emoción, pero no sé.

Luego, claro, te vas a la otra reclusión, la de Fray Luis de León, y no me veo sembrando huertos en la ladera del monte, que además ahora los municipales no me dejan, así que no por ahí tampoco.

Si no fuera tan rebelde y tan cabrón me dejaría llevar, por cualquier céfiro que pasase, pero a lo mejor va lleno de miasmas, y tampoco.

Será pues asunto de buscar mi túnica negra, mi sombrero de alas, mis gafas de protección, mis zapatos puntiagudos, mis guantes ceñidos, y mi máscara de medico veneciano, que esto es 1348, y la peste está aquí.

Luego a la caída de la tarde, mientras aplaudo a los médicos, esperaré ver pasar la Santa Compaña, que encabeza Max von Sydow esta semana, me monto una danza de la muerte estilo medieval, y luego ya veremos.

Planazo!!

El Virus Coronado

No lo sé muy bien, me lo imagino, quizás sea por lo de la maldita epidemia que nos tiene a todos contra la cuerdas, encerrados, mirando por la ventana, recordando, quizás, a los escolares de Machado, “Monotonía de lluvia tras los cristales”.

No lo sé muy bien, pero de pronto, veo que los libros que tengo en la mano ahora mismo, tienen títulos inquietantes….”La Peste”, “Peste y Cólera”, y cosas por el estilo. Hasta Thomas Mann anda por aquí con su profesor Von Eschenbach y el “Bello Tadzio”.

Habrá que poner el adagietto de la quinta de Mahler, y ambientar la cosa, ya que hoy ando algo lejos de los salones del Excelsior en el Lido.

Así que en vez de coger el periódico que me informa de lo que pasa al otro lado de la Laguna, tendré que conformarme con el “Parte” que a buen seguro nos brindará Radio Nacional.

Van contándose los infectados, los fallecidos, y aquí, en el siglo XXI, con las murallas de la ciudad cerradas, vemos a los médicos pelear casi sin armas contra la epidemia.

Parece, por lo que tengo leído una nueva Orán camusiana, o la Viena de 1348, que al final es lo mismo. Y también el comportamiento humano se empeña en ser idéntico, llenando el que puede la despensa, el que puede ignorando la importancia de la solidaridad, y claro, siempre la casta, que hay médicos en palacio, y no a todos los ciudadanos se les ha de dar el mismo trato.

Al fin y al cabo es el Sultán quien nos lleva de la mano. El grito del “Fu” Cuerda,: -¡Solo Vos sois necesario, que nosotros somos contingentes! Las cosas son así, las luchas contra los microbios, llevan al Papa a postrarse delante de la imagen que salvó a Roma de la Peste, después de haberla arrasado.

Quizás los nuevos artistas de la escultura, de la pintura, nos regalen monumentos en acción de gracia a la marcha de esta pandemia, ¿quién lo sabe?, ¿a quién le importa?. Estamos como los europeos del siglo catorce, peleando con miasmas que van por el aire, de esas que vienen en los barcos de Marco Polo, o en el tren de la seda.

Que si antes era la Yersinia pestis, hoy es el bicho más pequeño y no cabalga a lomos de los piojos de las ratas. Lo que sigue sin importarnos un comino, que lo único que nos importa es sobrevivir, tener de paso la barriga llena y el culo limpio, lo que a buen seguro habrá de ocurrir, siempre que no seamos eso que ahora se llama “población de riesgo”.

Las cosas son dolorosas, y en estos primeros días de prisión parece que intentamos colocar una cobertura de humor a lo que hay, y no está mal el intento, pero veremos lo que dura la cosa, que empiezo a recordar aquellos experimentos de ratas encerradas en cajas con una población exagerada de congéneres.

En el terreno de la broma, parece que este bicho, nos está suavizando lo de las emisiones de CO2, y el confinamiento a lo mejor resuelve lo de la natalidad de occidente. No me gustaría que me llamasen de la generación del COVID 19. Que también están los del apagón de Nueva York, y los del Baby boom de López Rodó, por lo menos.

Si hay algo que siento es el no estar ya en activo, para intentar ayudar desde mi profesión a todos los que ahora están dando el callo como campeones en tantos y tantos puestos que son vitales ahora para que el trago pase lo más rápido y con el menor daño posible también.

La parte decepcionante de todo este panorama está en nuestros políticos, y cuando digo nuestros hablo de todos, desde Tito Trump a Boris, desde el jeque árabe al ruso, desde nuestros….mejor no hablar de ellos.

Que a las políticas no les iban a quitar el gustazo de contaminar Madrid con su manifestación, ¡que nosotras podemos!, si hija expandir la epidemia, que salir en la tele gritando no tiene precio, y unas cuantas vidas no son nada.

La verdad es que ignoro si lo que ha ocurrido ha sido pura y simplemente estupidez, que dado el pelaje del personal involucrado, ya podría ser, o un simple me importa un carajo el que mate a unas cuantas personas más, siempre y cuando salga en la tele vestida de morado, como el Cristo del Gran Poder.

Para Tito Trump es el bichito europeo, y lo que le preocupa de verdad no es que se le mueran ciudadanos, si no que el sistema financiero tenga un aspecto feo cuando tengan que elegirle sus ciudadanos.

Para don Boris, parece que epatar es lo suyo, y si tengo que infectar el país, matar unos cientos de miles, y salvar la economía, ¡pues misión cumplida!.

Que el ruso y el moro se tiren de los pelos por unas décimas de penetración en el mercado mundial de petróleo, es lo que se puede esperar de esta gente.

Y al ciudadano se le aplica la ley vigente, que no puede ser de otra manera.

Y sálvese quien pueda, y a no preocuparse que Don Aznar ya anda en Marbella, que allí las penas son con pan, y ya se sabe, con pan son menos penas.

Y yo con la pena de no haber podido seguir a mi líder y montar mis reales en La Zagaleta mientras esto pasa o no pasa.

No quiero ser malo pero seguro que Felipe está navegando por algún sitio tranquilo, que es lo suyo, lejos de las miasmas, que matan a los que fuman puros, dicen.

Me dicen que ya no hay noticias de guerras, que haberlas haylas, me dicen que Don Erdogán ya no se pelea con la U.E. por un quítame allá esos refugiados, y que los griegos ya no son importantes para impedir que entren refugiados en Europa.

No se manda papel higiénico a los campamentos y en dos semanas se ha vaciado.

El Hombre, el Ser Humano es el que sobra, y si la economía no peta, ya tenemos excusa para darle una vuelta de tuerca más al tema laboral, que últimamente se nos estaba escapando de las manos.

La parte más bonita, al final la han dado los ciudadanos, que me he ido a apuntar a una página web de voluntarios para ayudar a la gente que necesite lo que sea, y en la página de la Comunidad de Madrid, salía un mensaje de agradecimiento, que las siete mil plazas necesitadas estaban cubiertas, en un plis, parece.

¡A mí no me tosan!