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El apocalipsis en tinieblas

Se despierta uno un sábado cualquiera, de esos en los que el sol se ha quedado dormido, y todo son dificultades psicológicas para abandonar el dulce lecho, pero, gracias a las rutinas (Yo no tengo ya obligaciones, solo me quedan las rutinas) y haciendo un esfuerzo sobrehumano consigo poner el pie a tierra.
Te levantas, sacas lo de musulmán que aún corre por tus venas, y vas presto a tus abluciones, que no a tus oraciones, que estoy muy mayor para eso y no soy el Don Guido machadiano, ni en mi baño tengo marcado el Este.
Se abre ante mi una larga mañana, que debes tratar de llenar con algo que no te aburra demasiado. Difícil, pero no imposible, buscas en la discoteca, y encuentras al protegido de Don Luciano, “Il cieco Bocelli”, que se pone a cantar unas arias de esas que hasta los bebés tararean en la cuna. Pero ya me vale.
Que sí, que la “donna” sigue siendo “mobile”, “malgré” las feministas al uso, esas que aplauden cual posesas, cuando las lleva el presupuesto oficial al palco del Liceu, se enfrentan al Rigoletto, y ven que el quinto piso se levanta con el ¡bravo! en la garganta, con el último do de pecho del Villazón de turno.
Pero no estoy para estas cosas, que no sé por qué los dedos me han llevado hasta el opúsculo ese de Don Józef Teodor Konrad, en el que un lechuguino sube el Río Congo, hasta llegar al “productor” de marfil, a Mr. Kurtz. Y lo que son las cosas, que una te lleva a la otra con facilidad, y cómo no, llego al otro Kurtz, al coronel que monta su secta en el confín de Camboya y Vietnam, Coppola dixit.
Pienso que una de las mejores mezclas que se han dado en el Imperio, es la de los italianos que en segunda generación nacieron hablando inglés, pero que llevaban en sus genes los milenios de educación y tradición del otro Imperio, el antiguo, el de verdad, el que hacía romanos a los galos, a los iberos y a los escoceses no, que eran incivilizables, y los dejaron para los presbiterianos, que si se atrevieron a saltar el muro de Adriano.
Y tipos como Coppola, Scorcesse, Puzo, Cimino, De Palma o como Sinatra, Minelli,o Di Carpio (estos en menor medida), o como otros muchos con esas características, que hasta premios Nobel hay (siete), han sido capaces de filtrar la cultura puritana con la romana, infinitamente más abierta, crítica, y por supuesto humanística.
Voy directo a lo que hizo nuestro Coppola con la obra de Konrad, y como la utilizó para hacer un tratado de usos y costumbres como a Konrad no se le hubiese ocurrido nunca, aunque seguro que tampoco lo pretendía, y que independientemente de sus orígenes Ucranio/polacos, fue, al final un viajero de los siete mares, que adoptó el idioma del Imperio Británico, y buena parte de su moral.
Coppola, se atreve a presentar su obra, a poco de la vergonzante salida de Vietnam de las derrotadas tropas del Imperio, sin ahorrar casi nada de lo que llevó a esa derrota que empezó con otra derrota, esta vez del orgulloso ejército francés en Dien Bien Phu. No hablaré de muertos de uno y otro lado, no hablaré de las barbaridades que hicieron los hijos de los puritanos que quisieron controlar aquello, no hablaré de lo que significó para la sociedad americana de Boston a San Diego y de Miami a Seattle.
No hablaré del desprecio con que se percibió el trato que a los excombatientes les profesó su Estado, del racismo que en ese trato se manifestó, y además de la discriminación que se percibió a la hora de reclutar ricos y pobres.
El capitancito alcoholizado que remonta el río para buscar el templo de Kurtz, consigue tener su conversación con el coronel, que sabe perfectamente que viene a matarle, y tiene que escuchar del boina verde aquello de “Nuestra sociedad ha decidido enseñar a nuestros jóvenes a matar, es más les anima a ello, pero reciben un castigo si escriben “puta” en las letrinas”.
Pues sí, querido coronel, nuestra sociedad, que ahora con eso de la globalidad y las redes sociales, distingue poco de culturas, está llena de gente castigada por escribir en las paredes, o como decía el otro pollo, “Hay gente que puede robar un caballo, pero otros van presos por mirar la brida”. La herencia puritana de Calvino, el asesino de Servet, ya que me pongo.
No es para disculparlos, pero es lo que mamaron al principio de su historia, que cuando llegaban los vikingos a sus costas no era para civilizarlos, era para rapiñar, simplemente, y eso se les debió quedar, ya que aunque los romanos llegaron para darles lengua, leyes y construcciones, eso no se les quedó.
Y ahora, ahí están, que quieren que todo el mundo sea una república presidencialista democrática hasta las cachas, puritana a ser posible, que los ciudadanos se conozcan entre ellos, para ejercer el mayor control posible en sus comunidades, y negar el pan y la sal al que no vaya el domingo a escuchar al pastor y, por supuesto, deudora de Wall Street si es posible.
Tan democrática sociedad, quizás debería haberse planteado, preguntando a los pueblos que ha atacado de forma tan impune, si querían tener una sociedad como la que les querían imponer, si estarían dispuestos a renunciar a sus dioses, a cambio de asistir a al sermón dominical del pastor de turno, pasar de comer arroz o carne de cabra, a degustar un KFC, o Mcburguer.
Y sí, que la geopolítica importa, que no vamos a dejar que Mao o Kruschef se salgan con la suya, que son unos ateazos y además estaban promocionando estados totalitarios y expansionistas, y eso sí que no. Https://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/pentagon/pent14.htm
Consultar este enlace, donde podréis ver el punto de vista del Pentágono, y justificar la ayuda a los gobiernos del sur de Vietnam, posteriormente en 1964 del envío de tropas, para parar el avance de los comunistas malos.
Como colofón repetiré una vez más el alto precio que hemos pagado al recibir la ayuda de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, que seguramente compensa si pensamos lo que representaría vivir bajo un régimen nacional sindicalista, o directamente comunista. Pero eso es ciencia ficción, lo que nos queda es saber que seguimos gobernados por minorías, que nuestra voz ciudadana no llega a hacerse realidad casi nunca, que somos una línea de una página excel en nuestra empresa, que se puede borrar, y casi no se nota en la última linea de la derecha. Que se compra y se vende nuestra intimidad con cookies o sin cookies, y nuestra persona es otra línea en las grandes bases de datos del consumo mundial.
No sé si preguntarme que es lo que de verdad importa, pero hoy, escuchando a Bocelli lo que me viene es la miseria del Imperio hijo de presbiterianos y puritanos, que se empeñan en que todo el mundo piense como ellos, invaden para destruir, invaden para aniquilar las poblaciones que se encuentran. (Ahora si lo digo, en Vietnam los americanos mataron entre uno y tres millones de personas en veinte años, es decir entre cincuenta y ciento cincuenta mil personas al año).
No quiero pensar que el teniente coronel que interpreta Duval en la película, y que arrasa un poblado desde los helicópteros al son de la cabalgada de las Walkirias, al que el olor a napalm por la mañana le “pone”, o se empeña en hacer surf bajo el fuego enemigo no sea una clara expresión de la arrogancia anglosajona, con su sombrero del quinto de caballería, en honor del General Custer, empeñado también, por cierto en el exterminio de poblaciones autóctonas.
No sigo que me cabreo

Vidas Paralelas

Trump, Craso, y los partos

 Uno que se acuerda de vez en cuando de las cosas que ha leído….y escuchado, siendo además un fan declarado de las comparaciones, o mejor dicho de las relaciones entre las cosas, o entre los hechos, no puedo por menos que intentar ligar estas tres cosas, bueno estas dos cosas y el pueblo de los partos.

Para no hacer buscar en el Espasa o en la Larousse, que coño es eso de los partos, o mejor quién coño eran, solo diré que así se llamó en la antigüedad a los habitantes de la rica tierra del sur del Mar Caspio, sí, ese que está lleno de caviar y petróleo, y que ahora se llama Irán.

¡Qué cosas!, gente brava esa que anda por esas tierras, muy suyos ellos, que por llevar la contraria, se la han llevado al Islam mayoritario, (ellos muy chiítas, y a los sunníes que les den), se la llevaron a los griegos, y por un quítame allá de una Salamina, un Maratón y una Termópilas, hoy no estamos hablando parsí, que mire usted, también sirve para comunicarse uno.

En tiempos más modernos, hartos de que los americanos apoyaran a aquel infausto Reza Pahlavi, impusieron a su querido Jomeini, implantaron su régimen islámico, y a otra cosa.

Luego se liaron a tortas con sus vecinos iraquíes, secuestraron a no sé cuántos americanos en la embajada de la bella Teherán durante cuatrocientos cuarenta y cuatro días, sin despeinarse, se pasan el día apoyando a los sirios de el Assad, y madre mía, y…

Pues nada, que andan a ver si ya de una vez montan algún pepino nuclear, que están de los israelíes hasta los pelos, casi tanto como de los yanquis, y casi tanto como de los sunníes.

No pasa nada, que llevan trastopecientos años a tortas con cualquiera que huela a Imperio, y tan pichis ellos. La verdad es que eso de invadir se les ha dado siempre fatal, que lo de Grecia se lo pararon a base de técnica militar, que lo de Irak acabó en tablas, pero ahí están ellos, que quieren los muchachos vender su petróleo, sacarlo al mar por el Líbano, si es posible, que la Ruta de la Seda está hecha unos zorros, e Ispahan ya no es lo que era.

Cierto que a ellos también les sacudieron, que la historia es así de pesada, que hubo tiempos en que andaban dentro del Imperio Meda, que también fueron parte del Imperio aqueménida, y del seleúcida, y Alejandro el Macedonio, también pasó por ahí. ¡Claro que sí!, que miles de años dan para eso y mucho más.

Para Roma, fue un grano en el culo, más claramente una especie de posible fuente de honores y poder para algún patricio que no andaba muy contento con lo que tenía, aunque lo tenía todo.

Y hablo del tal Marco Licinio Craso, ese asombrosamente rico patricio del triunvirato, que andaba con César, (el de las Galias), y Pompeyo, el que hizo a César decir aquello de “Alea jacta est”, .

Dicen del tal Marco que tenía casi doscientos millones de sextercios, que debe ser una pasta, tanto que le permitió tener casi su ejército propio, y ser un alguien en esa Roma del último siglo antes de nuestra era.

En algunas cosas nuestro Craso se parece a Tito Trump, salvando las distancias, pero el perfil….¡Ay! el perfil. Me dicen los de Wilkipedia, que el pollo hizo su fortuna “negociando, especulando, casas de prostitución, brigadas de bomberos…(brigadas que solo apagaban el incendio si el propietario accedía a vender el edificio en llamas a precio de saldo).

Le procesaron por acostarse con una vestal, y salió indemne del proceso, sobornó a todo el que pudo, usó siempre intermediarios para sus negocios, nada nuevo.

Sus guerras fueron acabar con la rebelión de Espartaco, cosa que hizo de la forma más sangrienta posible, subió al poder de la mano de Pompeyo, y con la aquiescencia de César, que le pareció suficientemente populista.

A pesar de sus esfuerzos, de repartir grano entre los ciudadanos a manos llenas, y de estar en el poder, su popularidad nunca superó a la de Pompeyo…¡Vaayaaa!.

Su adscripción al Triunviriato, parece que tuvo que ver con un intento de conseguir exenciones de impuestos en la provincia de Asia, y poder controlar el reparto de tierras de los veteranos de guerra.

Por esas cosas, le tocó administrar la tierra Siria, y se empeñó en cruzar el Éufrates, y liarse a tortas con los partos. Nunca lo hubiera hecho, que el hombre andaba tras la gloria militar, se metió donde no le llamaban.

Cruzó el Éufrates, le avisaron los partos de que el asunto no era bien visto, pero el se dedicó a lo que sabía, a controlar el territorio y como gobernador, hacer del saqueo el doctorado de su trayectoria vital.

Una pena. Llegó la inevitable batalla de Carras, donde nuestro amigo perdió siete legiones, vamos fueron masacrados, murió su hijo y él fue hecho prisionero.

Dicen que fue muerto vertiendo en su garganta oro fundido, en alusión a su desmedida avaricia. Su cabeza y su mano derecha, fueron llevadas al banquete de bodas de los hijos del vencedor parto, donde se recitaron los versos de las bacantes de Eurípides: “Traigo desde el monte/un tallo recién cortado para el palacio/caza bienaventurada. (Leed la Legión perdida de Santiago Posteguillo, donde se explica perfectamente cómo fue esta historia, o directamente a Plutarco en la biografía del personaje).

No sé si Tito Trump acabará bebiendo el oro de los partos, pero está haciendo oposiciones, y parece que con los partos se juega mal desde los todopoderosos imperios.

No estoy aquí para desear el mal de nadie, pero seguro que tarde o temprano, algún erudito nos regalará unas “Vidas paralelas” Tito Trump / Marco Licinio Craso, y si no al tiempo.

Yo con esto, simplemente sentiré que hayan matado al “Parto Soleiman”, y a sus acompañantes, que a continuación ha venido el aviso de los partos, por haber cruzado el Éufrates, mientras en el Imperio, se dedican a esas cosas de las sanciones comerciales, que no es más que una forma de eliminar competidores a lomos del poder que crees te dan las armas.

¡Total Nada!

IL “FU” ES QUIEN DECIDE*

 Asistí hace unos días a una conversación entre dos personas de la que aún no me he repuesto, no tanto por lo insólito de la historia, sino por la naturalidad con la que se narró y se aceptó por el oyente. Diremos entonces que contesció en un país del ecuador africano que una mujer joven, digamos que de unos sesenta años falleció por causas naturales, quizás con algo de ayuda por parte de la ineficacia médica que en esa parte del continente caracteriza a las instituciones sanitarias.

Nada especial en el hecho del fallecimiento, algo cotidiano, que es ley de vida y estamos todos obligados a pasar por el trance, incluso tenemos derecho de expresar a nuestros allegados algunos deseos íntimos que deben ser ellos quienes los lleven a cabo, cuando nosotros hayamos realizado el tránsito.

Y es debido conocer que esta señora, tenía sus deseos, expresados claramente a sus familiares y amigos en vida, y que por otra parte no eran nada difícil de cumplir.

Estos eran que deseaba reposar junto a su marido, que ya había fallecido y junto a un chico que sin ser su hijo biológico había querido como a tal, y que también, por desgracia, había fallecido en vida de esta dama.

La familia tenía los medios necesarios para llevar a cabo la voluntad de la difunta, y de hecho, era la opción más razonable, dado que el fallecimiento tuvo lugar en la localidad donde estaban enterrados sus seres queridos.

Para entender el contexto de todo este asunto, hay que conocer algunas de las costumbres locales relativas al rito funerario, que aunque no son demasiado alejadas de nuestra cultura, significan algunas diferencias que en este caso fueron significativas. Y es que cuando una persona fallece, la familia debe despedirse del “FU”, y ello conlleva desplazamientos que sin ser muchas veces excesivos en distancia si lo son en tiempo y en dinero, ya que la familia del “FU” debe correr con los gastos provocados por las miríadas (es una exageración), de familiares y allegados que desean despedirse.

Además, como hasta que no se han despedido todos, no está bien proceder a la inhumación, puede alargarse el funeral varios días, quizás hasta casi dos semanas. En este caso, al parecer, la mayoría de la familia vivía a una distancia considerable y se consideró como solución más razonable, trasladar los restos a la localidad de procedencia del grupo familiar, a unos setecientos kilómetros del lugar del fallecimiento, y del sitio en que la difunta, “IL FU”, quería ser inhumada.

Subieron pues el féretro al tren, junto con otros seis o siete féretros de otras personas que iban a ser enterradas en la localidad de origen de la familia, y donde les esperaban para el funeral.

Quiero también indicar, que en esta parte de la tierra, los funerales y las bodas son ocasiones en las que el clan se junta, se dirimen casi siempre de forma positiva, viejos pleitos, se perdonan muchas ofensas, (las perdonables diría yo), y la fiesta es algo consustancial, de forma que se alarga el proceso un tiempo más que razonable.

De hecho, y a lo mejor no les falta razón, sienten cierta pena por nosotros dada la forma en que nos despedimos de los nuestros cuando se van. Piensan que nos los quitamos de encima, y a lo mejor no están demasiado equivocados.

Pero esa es otra historia. Tenemos a nuestra amiga en el tren, alejándose del sitio en el que deseaba ser enterrada, y a no muchos kilómetros de la salida, un descarrilamiento de otro tren, bloqueó las vías, de forma que era imposible proseguir el viaje.

Tampoco es muy extraño ese tipo de accidentes en esa ruta, que el mantenimiento de las instalaciones no es el más avanzado, de forma que se decide bajar los féretros introducirlos en furgones funerarios para proseguir viaje, esta vez por vía aérea. Pero cuando van a cargar el féretro de esta dama, resulta imposible hacerlo, que entre seis fornidos muchachos no podían moverla para subirla al furgón. En ese momento, la hermana de la difunta, se acerca al ataúd y dirigiéndose a la finada, le dice

-No te pongas en ese plan, si no te quieres mover, no pasa nada, yo me quedo aquí contigo, y te enterrarán por esta zona, que no es lo que tú querías, pero es lo que va a pasar, así que se razonable.

Dicho y hecho, un solo hombre pudo subir al furgón, con toda facilidad el féretro, y se dirigieron al aeropuerto. Se pudo cargar el ataúd en el avión, pero cuando fue a despegar tuvo un fallo mecánico que impidió la salida. Hubo que bajar los féretros, y esperar otro avión, y buscar,  por supuesto zonas de almacenamiento refrigeradas, que los más de treinta grados y los noventa por ciento de humedad no son las condiciones idóneas para conservar los cuerpos.

Y la escena se repitió, al intentar volverla a subir a otro avión que la alejaba del lugar en que esperaba ser enterrada, fue imposible. No se podía mover el cuerpo, ni con un Caterpillar.

No es difícil imaginar la desazón de la familia, que a setecientos kilómetros de allí estaba esperando a su familiar para despedirse de ella, según sus tradiciones, además con un gasto de dinero casi inasumible, que cada día crecía más, y por supuesto los sentimientos de todos por no poder despedirse como debían de su ser querido. Finalmente se toma la decisión de hacer caso a “IL FU”, y le dicen que tranquila, que la van a enterrar donde ella quería, momento en el que todo vuelve a ir como una seda, acaba el sepelio, y hasta hoy.

La familia vuelve a casa, y ya está, ya está menos la cara que se me puso a mí cuando, estando yo de testigo, oí narrar esta historia, y a la persona a la que se lo contaban le parecía de lo más lógico toda la peripecia

. -¡Pero,¿ cómo se os ocurrió no hacer caso de la voluntad de la difunta?! .¡Menos mal que al final le dijísteis que la ibais a enterrar donde ella quería!.

Pienso, después de oír esta historia, lo que este mundo industrial y tecnológico ha hecho que perdamos en cuanto a nuestras capacidades de comprensión del mundo que nos rodea, especialmente lo relativo a las sensibilidades intangibles, a la incomprensión de planos diferentes al nuestro, fuera del racionalismo más duro. Alguien me dijo que hemos perdido la mitad de nuestra conciencia y de nuestra capacidad de comunicación, ya que se inscribe únicamente al plano físico en el que nos movemos. ¡Nos vemos!

*En Italia, es el que fue, es decir el difunto. Lean “IL FU Mattia Pascal” de Luigi Pirandello. Deliciosa novela.

ebola en kivu

Me están diciendo que la cosa del Ébola en la frontera de la República Democrática del Congo se está empezando a poner seria, ya que al parecer las organizaciones internacionales activas en la zona, llevan contabilizados unos mil ochocientos fallecidos, y conociendo las condiciones de las comunidades rurales centroafricanas, posiblemente la cifra sea aún mayor.

El brote empezó, creo recordar hace más de un año, y al parecer no solo no se ha podido atajar, sino que ni siquiera parece que estemos en condiciones de controlarlo. Independientemente del drama que representan los muertos que se ha cobrado esta epidemia.

El problema parece que además se centra en los vivos, en los que han superado la infección, y en los que simplemente viven en la zona. Los ruandeses han cerrado, informan la frontera con la R.D. Congo, y ese posiblemente sea la primera fuente de perjuicios para los habitantes de la zona que no han sufrido contagio, es decir, la mayoría de la población.

Vamos con algunos datos ilustrativos, imprecisos seguramente, que no los he sacado de la British Enciclopedia, que vienen de Wilkipedia directamente;

Goma está a unos doscientos kilómetros al sur de la línea del Ecuador, en las orillas del lago Kivu, que sin ser el más grande de Africa está más que bien.

Hablamos de 90 kilómetros de largo por 59 de ancho, aproximadamente. Esto, lo transforma, siendo no solo fronterizo, sino de soberanía compartida, en una pieza importante para la supervivencia de los dos millones de almas que viven en Goma, que seguro son muchas más, pero dejémoslo ahí.

Goma está acostumbrada a sufrir, si al sufrimiento puede uno acostumbrarse, ya que allá por 1994 recibió a más de un millón de hutus que escapaban de la masacre tutsi en Ruanda. Esa llegada masiva se cobró innumerables vidas por un brote de cólera, fruto posiblemente de las condiciones higiénicas y sanitarias que conllevó la llegada de los refugiados hutus.

Pero luego ha sido escenario de las guerras civiles de su país, la primera y la segunda, amén de sufrir batallas entre Ruanda y Congo, por no hablar de los hutus que se echaron al monte, aquí a la selva, para intentar sobrevivir, a hombros de un Kalasnikov.

ahora les llega el Ebola, otra plaga divina que interrumpirá el comercio, con unas consecuencias impensables para una población que en su mayoría vive al día de los pequeños intercambios en los mercados de la ciudad.

Me gustaría que pudieseis ver las fotos de la ciudad que ofrece Wilkipedia, que son infinitamente más ilustrativas que mis palabras a la hora de describir la situación de la ciudad, su urbanismo, y las presumibles condiciones de vida de la población.

Que en términos occidentales, tener una epidemia que se lleva mil ochocientas vidas en una población como la R.D. Congo, en más de un año, es preocupante, solo preocupante, pero en esas latitudes es un verdadero drama.

Porque las estadísticas de las organizaciones humanitarias que actúan en la zona no pueden decirnos cuál va a ser el impacto que los dos casos que se han diagnosticado en la ciudad va a tener en sus habitantes.

No sabremos nunca cuántas personas serán rechazadas de sus familias por la sospecha de que puedan estar infectados, qué significará para los que hayan sobrevivido ese estatus a la hora de regresar a sus entornos familiares.

Lo ignoro con precisión, pero en un entorno de bajo nivel de cultura, las decisiones posiblemente quedarán en manos de los mayores de los grupos familiares, y eso no augura nada bueno.

Vuelta al problema sanitario, la llegada de una infección de ese tipo a una ciudad como Goma, es un verdadero drama, ya que las infraestructuras sanitarias son inexistentes, y la medicina es otro negocio más a caballo entre la corrupción, la estafa, y el curanderismo,  con el añadido de la situación de conflicto armado que se vive en la zona desde 2004….¡quince años!.

Hablando de la población, según la Universidad de los Grandes Lagos, la región cuenta entre seis y siete millones de habitantes., lo que implica que podemos estar frente a un problema humanitario superior a lo que la infección en sí puede causar.

Quiero dedicar esta entrada en mi bitácora, con todo mi cariño al pueblo y a los dirigentes belgas, así como a su casa real en la persona del difunto Leopoldo, y por extensión a toda su descendencia hasta nuestros días, por su actuación en aquel territorio que en su tiempo estudié como Congo Belga.

Es vergonzoso que una sociedad como la belga, haya depredado de la peor forma posible a uno de los territorios más ricos del mundo, y no hayan dejado absolutamente nada, ni educación ni comunicaciones, ni sanidad, ni derechos.

Siento vergüenza de que mi país sea socio de un estado que se ha comportado como el belga de una forma tan ruín, y que hoy, no se esté volcando para resolver el problema que su acción depredadora creó en el Congo.

No quiero olvidar que desde el vil asesinato de Patrice Lumumba, en 1961, por, presuntamente un acuerdo entre belgas y estado unidenses, la guerra y el latrocinio a través de los presidentes títeres, de esos territorios ha sido constante.

A cambio de nada, por supuesto, que no dejan de ser malditos negros.

Y aunque la lectura de esta paginilla no llega a más de cinco o seis personas, quiero, al menos, que mis lectores recuerden los que tienen edad para ello, y los que no por lo que hayan descubierto en su vida, que estamos delante de una de las situaciones más miserables que se pueden vivir actualmente en el mundo.

Y lo que nos preocupa son mil ochocientos muertos por un brote de Ébola, que es preocupante, pero que hay que poner en el contexto adecuado, conocer de qué polvos vienen estos lodos.

El mismo año del asesinato de Lumumba, (primer presidente electo del Congo independiente), Moise Tshombe, o cualquiera de sus aliados, y hablo de intereses mineros americanos, sudafricanos, ingleses y belgas, presuntamente lideró el asesinato de Daj Hammarskjöld, que en aquel momento era secretario general de la ONU, y fue a aquellos territorios a intentar que se frenase la guerra de M.Thsombe.

Todo esto según Göran Björkdahl que mantiene que el DC-6 que le transportaba a él y otras quince personas no sufrió ningún accidente sino que fue derribado en la frontera de Zambia.

Dice este autor que la muerte de Daj Hammarskjöld, si benefició a alguien, fue a la compañía belga L’Union minière. a Sudáfrica, y seguro que a los USA y a Gran Bretaña, que muy posiblemente a través del MI6, y la CIA, mucho tuvieran que contarnos.

Por cierto, el asesinato de Lumumba, y el posible asesinato de Hammarskjöld, fueron realizados durante el mandato presidencial de Kennedy.

¡ Yo también quiero una oficina de prensa y propaganda que cuide mi imagen!

. ¡Porca Troya!

Esoterismo y ciencia

 

Define en cuatro acepciones el diccionario de la Real Academia de la Lengua la palabra esoterismo:

  1. Oculto, reservado
  2. Dicho de una cosa: Que es impenetrable o de difícil acceso para la mente.
  3. Dicho de una doctrina: Que se transmite oralmente a los iniciados.
  4. Dicho de una doctrina de la Antigüedad: Que era transmitida por los filósofos solo a un reducido número de sus discípulos.

A mí estas cosas del esoterismo siempre me han gustado, es decir, el uso de casticismos que hacen de una disciplina que puede ser inteligible para la mayoría, pase a ser impenetrable y dar un aire de importancia los acólitos de la tal disciplina.

Puedo entender que en los oficios, sea cualquiera su naturaleza, haya que denominar las herramientas, y está bien, que debemos entendernos. Me parece de perlas que mientras se va profundizando en el conocimiento de una actividad vayamos adornando con neologismos todo aquello que de hecho es nuevo y se va incorporando a los protocolos de trabajo que, como fruto del avance, se van creando. Es así, y no se me ocurre forma diferente de hacerlo para avanzar.

Y ya nos lo cantó nuestro entrañable Tomás Bretón, en su Verbena de la Paloma, “ hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad” a lomos de aquel científico insigne, Don Hilarión. Y claro, siendo ese el panorama, las cantidades de signos, símbolos, casticismos, textos procedimentales que van apareciendo, no hacen más que elevar en cada disciplina el grado de esoterismo en el que de forma voluntaria van envolviéndose, que hay que sobrevivir.

Es que no sé de qué me estás hablando…le dice el médico al arquitecto, y éste se lo repite al letrado que nos recuerda aquello de que ¿no es más cierto…?, que como es bien sabido es la forma en los que no estamos iniciados nos dirigimos a la parienta cuando queremos preguntarle por cualquier asunto de la convivencia diaria.

No te preocupes te dice el médico, se lo diré para que lo entienda, que lo que tiene usted es una infección leve en el estómago que se la ha producido una comida que estaba mala.

¡Gracias Doctor!, Que cuando le oí que tenía una gastroenteritis producida por un coliforme, lo primero que me vino fue lo de hacer testamento.

Las cosas son así, y mucho peor incluso, o por no utilizar adjetivos peyorativos, más complejas. Y es que desde siempre se ha tenido por un hecho irrefutable, que el uso de símbolos era cosa de grupos secretos, de sectas, incluso, con fines terribles de esos que tendían a dominar el mundo, y a conseguir el poder sobre todos los seres humanos, bien por la obtención del oro alquímico, ese que podía surgir de la redoma en cantidades ingentes, o por llegar a controlar el alma humana de forma que fuera posible inducir deseos acordes con las intenciones de los miembros de esos grupos secretos.

Sí, parece que la cosa va por esos caminos, y es que los seres humanos somos muy nuestros, y por mucho que aparentemente se nos llene la boca con deseos de diversidad de pensamiento, acabamos huyendo como alma que lleva el diablo de los que piensan de forma diferente, siempre y cuando no intuyamos la posibilidad de convencerlos de alguna forma y llevarlos a nuestro redil.

La ciencia, hoy y ayer sigue preñada de simbología, de casticismos, como ya hemos dicho que debe ser, pero y volviendo a Don Hilarión, la cosa, creo que ha dado una vuelta de tuerca muy interesante.

Y esa vuelta de tuerca va a conseguir el sueño de la dominación del ser humano por símbolos mágicos desarrollados por brujos iniciados en sus cuevas secretas, y en algunas ocasiones en sus aquelarres, también conocidos como congresos científicos o Google Campus, que lo mismo me da.

Y me estoy refiriendo a la eficacia a la hora de hacer pensar al ser humano de manera uniforme que han conseguido esos símbolos que los mortales no iniciados conocemos como algoritmos.

De alguna forma han comprado nuestra alma a cambio de espejitos de colores, que incluso se doblan y todo, para poder hacer un gurruñito de los que se llevan en el pantalón, y que parecen el viejo pañuelo mojado de alergias.

Pero a esos símbolos esotéricos, que al parecer la ciencia matemática ha desarrollado, estamos entregando el alma, los caminos por los que discurre nuestra vida, en qué nos pulimos nuestra hacienda, y hasta lo que nunca creímos hacer, le damos el teléfono de Chuchita, la foto de aquel día en que….

Todo, lo damos todo, lo que pensamos, lo que vamos a pensar, nuestros sueños, nuestra historia, nuestros anhelos, nuestra vida, y encima pagamos por nuestro espejito mágico una fortuna.

Sí, ha sido el triunfo de la ciencia esotérica, de esa que pasa de maestros a aprendices, a lomos de signos concentrados en algoritmos, que solo están al alcance de los iniciados, o a veces ni siquiera, que a lo mejor lo ha diseñado una Inteligencia artificial, en un descuido del creador.

De hecho el sueño del alquimista, a caballo entre el charlatán, el estafador, el hombre de ciencia y el iniciado, que era capaz de hacerle un poquito de oro al Emperador, o de venderle un manuscrito ininteligible, cargado de símbolos y que hoy conocemos como Voynich al mismísimo Rodolfo II, se está apareciendo poco a poco, parte viene de la mano de embaucadores, pero la mayoría viene del esoterismo científico que con el manejo de grandes, de ingentes cantidades de datos, convenientemente filtrados a través de símbolos esotéricos están haciendo que hasta la pareja de tus sueños no la encuentres en las fiestas del pueblo de al lado, te la ofrecen, con un 93,75% de posibilidades de éxito, unos símbolos desconocidos, manejados por inquietantes algoritmos diseñados por los nuevos brujos del siglo XXI.

Pero al final, nada nuevo bajo el sol, nos diferencia la cantidad y la calidad, no la intención, que es la misma que tuvieron el gran Julio César, el no menos grande Gengis Khan, y hasta la Reina Victoria si me apuras, es decir dominar el mundo y a sus habitantes de forma que se amolden lo más posible a su forma de pensar, y es que estar todo el día discutiendo, agota a cualquiera.

He dicho

Lucifer

 

Saber oculto

Hay veces que me planteo si esa afición mía, modesta desde luego por conocer los secretos que esconden los arcanos es algo que realmente tiene sentido o no.

Y verán ustedes cual es la cosa, que no es otra que esa necesidad de saber, de conocer que es lo que hay a mi alrededor, pero no solo lo que me enseñan, que eso es siempre una información interesada, bueno, casi siempre, sino aquello que forma parte de lo que hemos dado en llamar saber oculto.

Que tampoco sé muy bien que quiere decir eso, pero para empezar nos entendemos, o al menos lo creo, que cuando uno empieza a navegar por los secretos del universo, al final se encuentra con más preguntas que cuando empezó, y desde luego al ser un terreno tan resbaladizo las puertas de la especulación y de la “boutade” se abren de par en par.

Porque los hay que me cuentan que la Esfinge de Gizah a lo mejor no es egipcia, que es anterior a la formación del pueblo de los faraones, que me hablan de hace diez o doce mil años, y seguramente es cierto.

Lo que ya me empieza a preocupar es que esa tecnología que dió para levantar al león con cara humana, seguro que permitió otras muchas cosas que desconocemos. Que también me dicen que llovió mucho aquellos días, y a lo mejor es cierto, que en la mayoría de las culturas de las que tenemos alguna noticia, siempre se habla de agua anegándolo todo.

Pero no sabemos qué pasó, y como los habitantes de la caverna andamos como locos mirando las huellas de las sombras para discernir si detrás de este o aquel símbolo hay un significado que esconde un hecho que solo pueden entender los iniciados.

Que tampoco crean ustedes que entiendo muy bien esa historia de los iniciados, fuera de diferenciarlos algo de los lerdos, aunque como las cosas van ahora por especialidades, uno es un lerdo en latín, pero conoce como nadie los secretos de la formación de los Continentes, por ejemplo.

Y sí, los iniciados parece que requieren superar una ceremonia, como la Reina de Inglaterra, que siguió un rito iniciático ancestral como sus antecesores, sin ir más lejos, o cualquiera que entre en la carrera eclesiástica, o supere el examen para catedrático de instituto, terror de los chicos brutos.

Lo que ya se me escapa, es si existe tras las ceremonias de iniciación, con toda su simbología colgante, un acceso al conocimiento de todo aquello que formando parte de nuestro mundo se nos oculta.

Me temo que no, me temo que es el disfraz de la mona, que aunque se vista de seda, mona se queda, y eso que no cesan de recordarme que existieron, personajes que sí alcanzaron esa luz con la que iluminaron, para ellos claro, lo oculto.

Que si Hermes Trimegisto, que si Cagliostro, que si Newton, bueno la lista no es muy larga, y la verdad es que en mi ignorancia no entiendo si realmente la iluminación que les llegaba daba para conocer todo el entorno de sus vidas, o eran otros habitantes de la caverna quizás un pelín más espabilados.

Y luego los símbolos, los gestos simbólicos que hasta donde vengo sabiendo para poco más que reconocer si alguien es miembro de este o aquel club de poco más sirve.

Que los Templarios tenían sus símbolos, claro que sí, arquitectónicos, de uniforme, de pensamiento, y hasta ese supuesto Bafumet, que muy bien nadie me ha podido explicar qué diantres era.

Pero en todos los grupos humanos la simbología existe para diferenciarse del resto, para reconocer a los acólitos, y sobre todo para que al conocer su significado ahorremos tiempo y esfuerzo al querer transmitir una idea.

Y realmente me parto de risa cuando veo que ahora a los símbolos hemos dado en llamarlos emorticones, y nos sirven para lo mismo que cualquier marca de cantero, para decir algo, pero solo a quien pueda entenderlo, que a los demás les importa un pepino la fiesta.

Como me encuentro dentro del grupo de los ignorantes curiosos, me muero por descubrir las vías del saber oculto, que el que se emite en abierto, más o menos, parece estar al alcance de uno. Sin embargo no hay forma, que ni siguiendo los programas de misterio, ni leyendo a Ceram, ni visitando Persépolis, o bajando el Nilo desde Assuan hasta Alejandría, o buscando las construcciones mayas que se esconden en la selva, no soy capaz de ver más allá de construcciones, símbolos de piedra, que hasta cierto punto puedo hasta interpretar, pero realmente no me llevan al conocimiento del saber oculto.

Seguramente me diría mi amigo el filósofo que no me preocupe demasiado, que al final el hombre lo que ha querido siempre ha sido comer todos los días, dormir ocho horas y sobre todo transmitir sus genes, y esas cosas del conocimiento oculto posiblemente no sean más que formas de hacer ese camino del ser humano.

Que las grandes preguntas que nos hacemos los seres humanos siguen sin la respuesta, no sabemos qué hacemos aquí, no sabemos de dónde venimos, no sabemos a dónde vamos, no sabemos quién nos ha fabricado, o qué diablos significa eso que llamamos alma, inteligencia, ni siquiera si ha sido creada con un fin distinto al que creemos.

¿Qué le vamos a hacer?, las cosas son así, y reconozco que me encanta buscar entre los signos que se esconden en el Zohar, o en las páginas de Cretien de Troyes, que me encanta identificar los símbolos de la alquimia o entender el alma de los cátaros.

Pero no hay forma, al final veo el símbolo, veo el mensaje que me envía quien lo dibujó o esculpió, pero sigo sin saber qué diantres hago aquí fuera del devenir cotidiano de acontecimientos, ni a donde voy a ir, y no me parece que en Hermes o en Cagliostro, o en los libros de los muertos egipcios o chinos aparezca realmente la vía de nuestra trascendencia si es que acaso existe.

No voy a marear más, pero si alguno tiene las claves del saber oculto, por favor hagan de mí un gnóstico, que a mí solo no me sale.

Dándole a usted las gracias anticipadamente por su ayuda, aprovecho la ocasión para hacerle legar mi más atento saludo

 

Ha muerto Mao.

-Ha muerto Mao.

-¡ Pues una lástima, porque hacía una cerveza estupenda!

Viejo y mal chiste, pero valga la cosa para recordar que eso de las revoluciones son una cosa demasiado seria para dejarlas en manos de los políticos.

Y como a mis amigos los tengo bombardeados con esas cosas de que la Revolución Francesa, no me pareció más que una guerra civil sin más consecuencias que los muertos que dejó en el camino, voy, por última vez, y atendiendo a las solicitudes del oyente a dejar lo más claro que pueda cual es mi visión de esta cosa de las revoluciones, que una vez aceptada la etiqueta de contrarrevolucionario y reaccionario que se me ha colocado, me da que tengo patente de corso.

Que a pesar de los romanticismos que nos ha transmitido la historia, cada vez que he oído e incluso leído algo sobre una revolución se me han puesto los pelos como escarpias, y evidentemente hablo de las revoluciones encabezadas por líderes medio sicópatas, o sicópatas del todo, que han logrado en un momento dado arrastrar a una masas, a las que acaban devorando, como no podría ser de otra manera.

Para mí, a la historia de la Revolución Francesa, lo único que le sobra es la ordalía sangrienta que conllevó. Y es que la Revolución ya estaba hecha, al menos en el pensamiento, en el desarrollo de la técnica que hizo crecer una nueva clase social con necesidad de espacios para desarrollarse, la burguesía ilustrada, que hubiese cambiado, y de hecho lo hizo, la sociedad sin necesidad de tanta salsa de tomate.

De la misma forma, el régimen zarista, estaba muerto cuando en 1917 estalla la Revolución Bolchevique, y todo lo que hizo fue cambiar el nombre del Zar, de Nicolas a Iósif, que la vida de los mujiks siguió tan miserable antes y después de la asonada de la toma del Palacio de Invierno. Bueno, no, quizás a unos cincuenta millones de personas si les cambió la vida, que fueron directamente eliminados por tito Stalin, unos a balazos, unos en hambrunas organizadas, y otros en el famoso GULAG siberiano.

Y hoy, la única diferencia, es el nombre del Zar, Don Vladimir, que la estructura social sigue teniendo como eje central la veneración casi mística del padrecito, que estará allí, hasta que se muera o hasta que lo muera. Suena a conjura de los boyardos, a Iván el Terrible. Cierto que desde el aspecto cotidiano algunas cosas han cambiado, pero siempre gracias a los desarrollos científicos, a los desarrollos de la tecnología, y a los desarrollos del pensamiento aparejado.

La lucha de clases, esa gran bandera que hay que seguir con los ojos cerrados para que no te califiquen de forma inmediata de reaccionario, carca, y no sé cuantas cosas más. Pero es que si Stalin pensaba que la clase campesina era un lastre para la sociedad que él deseaba crear, Mao lo consideraba desde el punto de vista contrario, ¡los campesinos son los que importan!.

Las campañas de Mao, La Revolución Cultural y el Gran Salto Adelante, basadas como en el caso de Stalin en una brutal dictadura, provocaron millones de muertes, hambrunas sin tasa. Pero su librito rojo lucía lindo en nuestras manos de adolescentes, como hubiera lucido el Bardo Todol, si nos los ponen y dicen que mola.

Pero al final, se creó una nueva casta, una estructura corrupta, una guardia pretoriana, los guardias rojos, y una serie de acontecimientos que hasta el Partido Comunista Chino en 1981, cinco años después de su muerte, publicó un análisis nada favorable acerca de la responsabilidad de Mao en demasiados errores cometidos durante su desempeño.

Pero lo dicho, China, como Rusia, había asistido en 1911 a la caída de su estructura imperial, perdón a la caída de las personas que se sentaban en la cúspide de esa estructura, el país había sido invadido por los japoneses que se habían quedado a gusto haciendo barbaridades en Manchuria, y el poder estaba huérfano. Así, que bienvenido el primero que lo tome, con la etiqueta que sea.

Esa idea revolucionaria con orígenes en el pensamiento ¿marxista?, desgraciadamente se extiende con la consecuencia de crear dos bloques en el mundo, que por otra parte sigue adelante, ignorando, creo el hecho de que el sistema sea de una ideología liberal-capitalista, o colectivista popular, que las revoluciones nos siguen llegando de otro lado y por cierto de forma incruenta, con el apellido de progreso científico y tecnológico, y el nombre de expansión de la cultura entre una base ciudadana cada vez más amplia.

No quiero pensar en lo que significó la revolución de los Kjemers rojos en Camboya, con aquel asesino que la encabezó, el tal Pol-Pot, y que se cargó a la mitad de la población sin despeinarse, o de la situación vietnamita una vez les dan la patada de Charlot a los gabachos en Dien-Dien-Phu, y a los yanquis, solo se que cuando he visitado esos países, constato que si en algo ha mejorado su vida es gracias a los elementos tecnológicos que esa revolución silenciosa de la cultura, la técnica y la ciencia les ha ido aportando.

Que la ofensiva del Tet, ese desastre militar del ejército comunista se transformó en el escaparate necesario para la sociedad occidental en el que se vió la dureza de la guerra, y sobre todo su inutilidad. Fue la cultura, la tecnología aplicada a la información, al final quien acabó con la guerra de Vietnam.

Y tanto en Camboya, como en Vietnam, cuando los visitas, ves que los usos en la vida de la población son similares a los de hace siglos, salvo la llegada de los móviles, los elementos mecánicos de transporte individual, y poco más que ninguna revolución de las cruentas, salvo en lo referido al cambio de familias en el poder ha mejorado la vida los ciudadanos.

He escuchado alabar los logros de aquel mayo del sesenta y ocho en Paris, al que parece le debemos la proliferación del sesenta y nueve. ¡Joder con los franceses!¡Qué bien venden sus cosas!, Si hasta nos colocan el Nouveau Beaujolais a poco que bajemos la guardia. La revolución sexual del sesenta y ocho la había empezado Hugo Hefner en 1953 cuando comenzó a publicar aquellos artículos tan interesantes y tan profundos en su revista cultural, el Play Boy. ¡No mareen!, y en caso de duda, por favor lean los panfletillos aquellos de “La Perla”, o el “Caballero audaz”, y miren la fecha.

Y es que cuando una sociedad lleva una generación sin guerras, y me refiero a la europea, piensa también en eso del sexo, que todo ha de ser revisitado, y readaptado, a las condiciones sociales del momento. Que en aquel momento, la gente estudiaba, y deseaba romper unas estructuras, por otra parte ya rotas de forma individual, que se trataba de buscar nuevas vías de desarrollo personal.

Claro todo a caballo de unas mejoras tecnológicas importantísimas en los campos de la salud, de la tecnología doméstica, de la difusión de la cultura, de la facilidad del transporte. Que es donde siempre he visto la verdadera revolución. Lo demás ha sido propaganda política, luchas por el poder de unas minorías, y crímenes sin  ninguna justificación posible.

En esos sacos incluyo a los ya mencionados líderes, a los Hitler, a nuestro Franco, a los Castro, a los Stroëssner, a los Pinochet, a todos, que no hicieron más que utilizar unas estructuras que estaban en fase Terminal para llenar el nicho ecológico que estaba vacío.

Espero que no surja otro de estos asesinos iluminados que condene a parte de la humanidad a otro baño de sangre en aras de cualquier lema, y sigamos en la revolución diaria que nos está trayendo el desarrollo tecnológico, y que realmente mejora nuestra forma de vida, nuestra salud, nuestra percepción del entorno en el que nos movemos.

Así, que continuaré intentando aprender cada día algo nuevo, en la confianza de que si quiero ser libre, nadie me tiene que dar la libertad, la tengo que conquistar día a día a caballo de la cultura, que debe darme algo de sabiduría, y es que “sapientia sola, liberta est”…

¿O no?

 

¡To! ¡Cermeño!

 

Mi primo Carlitos, es un cermeño de pro, y como él, con mayor o menor intensidad sus múltiples hermanos, es decir mis primos, que hubo de todo en aquella casa, desde físicos destacados con carrera internacional, médicos, maestras, de todo, hasta banqueros como padre, de todo hubo en aquella admirable casa de mis tíos y mis primos, hasta generosidad infinita con sus mayores, que supieron acoger los últimos momentos, años, de sus padres.

Yo iba por aquellas tierras con olor a comuneros, con tintes beltranejos, altivos de tantos y tantos siglos de luchas peleas, ostracismos, esplendores. Por aquellas tierras que siempre han estado a caballo entre la iglesia y la milicia, entre el pan y el vino de la tierra.

Y es que al final muchas veces se secaban los ojos cermeños de mirar al cielo, como nos contaba Delibes de forma angustiosa, esperando esa gota de agua que no llegaba, y en ella iba la vida de la familia, la comida o el hambre.

Desde esa loma donde se asienta la ciudad a la que, desde la estación había que subir, se contempla el bello paisaje de la vega, con el río, la cascada y la curva ( ¡Mariano!, decía mi madre,  coge las maletas que yo cojo a los niños, que Julio no ha bajado con el coche a recogernos).

Así que caminito arriba, hasta la casa de mis tíos con los calores de los veranos áridos de la meseta norte, después de habernos bajado del mixto que nos llevaba desde Zamora, en un par de horitas de nada, o luego, cuando las cosas se modernizaron, con el Ferrobús rápido que solo tardaba unos ciento veinte minutos, eso si, con vías de traviesas de hormigón y tramos soldados que anulaban el traqueteo.

Y allí nos recibía la familia de cermeños, unos naturales y otros adoptados, por el Campu Gothorum, que aún no había sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad, pero era lo mismo, que el Arco del Reloj no se inmutó con esas cosas de la ONU, y la calle Abrazamozas siguió donde siempre, que solo faltaría.

Mis recuerdos son de preadolescente, son de veranos muy cálidos, con mis primos mejor adaptados que yo al entorno, y a los que les debo alguna que otra experiencia enlazada con la libertad que gozaban ellos en contraposición a las limitaciones que los chicos de barrio obrero de ciudad grande teníamos que soportar, por aquello de los sacamantecas.

Mi tío, era el director de la sucursal del Banco de Bilbao, y eso a mí me parecía la hostia, que me imaginaba al hombre mandando en todo el banco, y fuera de cualquier consideración económica, se me daba que tenía una especie de poder omnímodo. Las casas de sus conciudadanos estaban siempre abiertas, para él y para los suyos. Eso lo percibí siempre.

No me acuerdo de donde vivían, creo que al final de Candeleros, en un piso enorme, que nunca supe contarlos a todos, debían ser diez u once en aquella familia entrañable, y a los muchachos, con buen criterio nos barrían de casa de buena mañana.

Bajar al río, al padre Duero, cerca de la cascada, era una gozada. Yo creía que era libre y sin control de nadie, porque no me fijaba a cuantas personas saludaban mis primos, a la ida y a la vuelta, que al llegar a casa al cocido mi tía sabía con precisión por donde habíamos andado toda la mañana.

Había siestas, como no, que las dormíamos, a veces, pero se tocaba silencio en el cornetín familiar, que mi tío había currado en el banco toda la mañana, y el hombre era de buenas costumbres.

Más mayor me enteré que en aquellas fechas de cosechas, mis tíos cogían el coche e iban a visitar a los campesinos que acababan de vender el trigo, y tenían el dinero fresco en casa.

Me confesó mi tía que en el carrito de la compra, llegó a transportar treinta millones de pesetas, de aquellas de los sesenta y pocos, y que no iba nerviosa. Ríete de los transportes blindados de hoy en día. El campesino, tranquilo, que dejaba su esfuerzo en buenas manos, y el banco a lo suyo, a comprar dinero, lo más barato posible.

Las tardes tenían dos aspectos fundamentales, la merienda y el paseo, y de ambos aprendí mucho, pero que mucho.

Como eran épocas después de la cosecha, de mucho sol, y ánimo festivo, tocaba merendar en alguna de las bodegas de los amigos de la familia, en cuevas horadadas en los oteros donde no faltaba una buena hogaza de ese pan blanco y prieto que dan los trigales de esas tierras, ese queso que siempre me hace feliz encontrarlo….y el vino. ¡Joodeer con el vino!, recio, áspero, oscuro como las pozas del Duero, que trasegábamos de las botas, aquellas que se quemaban por dentro gracias a la capa de pez con que se embadurnaban después de curtir la piel.

Era vino para el sifón, ¡voto a tal!, con sus más de catorce grados, que luego me han dicho que los cermeños se han hecho fisnos, finos a su manera ya lo eran, que en un campo de godos en el que se celebraron cortes, se agarrotaron en la verja de su casa a seguidoras de Juana la Beltraneja, se batieron los comuneros frente al rey cervecero que acabó con su gota y sus excesos algo más al sur en Yuste, no caben más qe gentes de esas que se visten por los pies. Y de eso hablamos.

El paseo por el Espolón a mí me descolocaba, que mis primos manejaban el asunto con una soltura envidiable, sobre todo con las mozas, a quienes además los forasteros llamábamos la atención. Así que Espolón arriba, Espolón abajo, Arco del Reloj, calle Mayor, Plaza Mayor….consumían la tarde noche, antes de la llamada de fagina, que recuerdo era flexible, al fin y al cabo estábamos de vacaciones.

Y en fiestas por los pueblos de la Vega, que había bailes, y mi tío con eso de recoger la cosecha llenaba el coche de críos y nos soltaba en las fiestas de aquí o de allá.

Se me quedó, para los restos, el baile en el Pego, pueblo de la Vega, que se celebraba en un almacén de vaya usted a saber de qué. La orquesta la componían dos paisanos con trompeta, de las de la mili, y un tercer paisano con tamboril. Interpretaban solo una pieza, la muy conocida sintonía del anuncio del detergente ESE, u OMO, que no me acuerdo, aquella que decía lo de ESE lava blanco, blanco blanquísimooo…ESE lava limpio, limpio limpísimoooo.

El baile abarrotado, y con estructura muy conveniente, que las parejas casadas, las familias, los abuelos, en fín todos menos los jovenzuelos se quedaban en el centro del recinto, el mocerío agarraba moza, y empezaba a empujarla alrededor de la zona central donde estaban los mayores, de forma que iban dando la vuelta al recinto, el de frente, ella de espaldas, sin más posibilidad de movimientos que el de seguir la corriente. Todo al son de la música que interpretaba la orquesta.

De allí supongo, que las familias del centro, habían controlado quien empujaba a su hija, durante cuantas vueltas, y al revés lo mismo, que no sea que el muchacho se me aficione a tetas poco convenientes, que con esa familia tenemos unos pleitos muy largos por unos lindes mal interpretados.

Te servían vino con de todo, le echaban canela, fanta, gaseosa, y lo que hiciese falta. Por supuesto, en tierras de hombres y mujeres derechos, nadie te pedía el carnet de identidad, y si te tocaba vomitona por un exceso, el pescozón te lo llevabas por idiota. Eran otros tiempos.

El aspecto cultural no había que dejarlo a un lado, que en el plano gastronómico, a lo dicho, había que añadirle los buenos pimientos picantes, esos que lo hacían a la entrada y a la salida, las frutas de la finca que otro tío mío tenía en la curva del río en Fresno de la Ribera, los chorizos hechos para hombres y mujeres de pelo en pecho, en fin elementos todos que ayudaban a trasegar aquel vino, si, el que le dio a mi tío un paisano por calificar convenientemente su solicitud de crédito.

Y la Colegiata de Santa María, al castillo no le prestábamos mucha atención, donde mi padre me hacía siempre buscar la mosca en el cuadro de la virgen. El pórtico policromado aún no estaba como ahora, y no lo recuerdo.

Por supuesto me hacía mirar las escamas de la cúpula, (bizantina según él), y que a mí siempre me gustó, e insistía que buscase sus dos primas en Zamora y en Salamanca, que allí están.

No os voy a marear más, me voy a Toro otra vez, con otros ojos, con otros amigos, y seguro que una lagrimita de emoción o de nostalgia se me escapa, aunque siempre diré que es que no esperaba que el chorizo del aperitivo picase tanto.

In vino veritas

 

Marat/Sade

 

Charlotte Corday, una girondina acabó con la vida de Marat, apuñalándolo en el pecho, mientras Jean Paul estaba en la bañera que utilizaba para aliviar los terribles picores que su infección herpética cutánea le producía.

Una puñalada en el pecho de una girondina a un jacobino. Al final un hombre que hoy podríamos considerar un intelectual de izquierdas, muere a manos de una “casi girondina”, que de hecho estaba empeñada en un problema muy local. La guillotina por la muerte de Marat fue su premio.

Pero la figura de Marat, un intelectual que tras su formación científica como médico escondía una personalidad rebelde frente a las formas de la sociedad y que fuera de lo que el intelecto pudiera representar abominaba de reyes, dioses, nobles….e iletrados, acabó siendo considerado, bien que por un espacio corto de tiempo tras su muerte en una figura deificada por los sans culottes, llegando a reposar sus restos en el Panteón, hasta que los retiraron, cosa de poco tiempo.

No recuerdo muy bien, creo que fue en el sesenta y ocho, o en el sesenta y nueve, en aquella Barcelona de Teresa Gimpera, cuando los pobres no podíamos acercarnos a Palamós o a S’Agaró, se nos dio un regalo que aún tengo en la memoria.

Desde mi localidad del último rincón del paraíso del teatro Poliorama, aquel maestro de la escena que fue Adolfo Marsillac, me permitió asistir al reglao de “La persecución y asesinato de Jean-Paul Marat representada por el grupo teatral de la casa de salud mental de Charenton bajo la dirección del Marqués de Sade”, que había escrito Peter Weiss, y traducido Alfonso Sastre.

No voy a entrar a buscar paralelismos entre estos tres personajes y alguna de las tendencias de Marat, pero si me pongo, nos ponemos, las encontramos, seguro, que al final Marsillac tuvo que sufrir la represión franquista, siendo incluído en las listas negras de Televisión Española, a raíz del montaje de esta obra, y del Tartufo. La censura del Dictador nunca se llevó bien con la cultura y la libertad.

Peter Weiss, se arrastró por la Europa de la guerra y la posguerra, y supo en esta obra recoger la herencia de Artaud y Brecht, dejándonos un elemento en donde el teatro épico, el teatro del absurdo, el de la crueldad, se mezclan de forma que hacen sentir un verdadero desasosiego al espectador de platea, al que finalmente acaba atacando física y desaforadamente. Y es que allá por los sesenta del siglo pasado empezaba la nueva revolución de los intelectuales con sangre jacobina, que diría Machado.

Y Alfonso Sastre que aunque anclado de alguna manera en los nacionalismos vascos, ha aportado su visión jacobina de la sociedad, a través de su obra. Quizás otro sans culotte de familia bien.

Posiblemente la parte más importante de la obra es la representación sangrienta del sufrimiento del hombre que plantea la duda de si la verdadera revolución se produce cambiando la sociedad o cambiándose a uno mismo. Es decir, la base de la Revolución francesa, y la base de los movimientos sociales que comienzan en el siglo XIX. Y es la pregunta de qué es más importante si el individuo o la colectividad.

El juego, al final, es el juego del poder, y el poder parece que se nos indica está en la violencia, que antepone la muerte de los demás, (no poderosos) frente a la muerte propia. Y con ese axioma podemos empezar a discernir lo que representa la libertad del individuo inmerso en el tejido social. Si el individuo es libre, puede no sentirse en la necesidad de ser parte de la colectividad en cuanto a ceder parte de su parcela de libre albedrío, que solo al alcanzar cotas de poder, que siempre emanan de la violencia (sea del tipo que sea) podrá desarrollar en mayor o menor grado.

En una terrible obra de Sade , “Saló o los ciento veinte días de Sodoma), de la que recuerdo lo que me costaba pasar las páginas por el miedo a leer una barbaridad mayor de la que ya había acabado de leer en la página anterior, en donde el poder de la violencia es el que va definiendo el desarrollo de la sociedad creada a base de la tenencia de los esclavos capturados por el grupo de dirigentes. La libertad solo puede existir en quien ostenta el poder, los demás quizás con las sombras o los restos debamos conformarnos. La película de Passolini no me tranquilizó, fue peor. Puso imágenes a la expresión más depravada de la utilización de la libertad por parte de quien ostenta el poder.

Es la lección de la Revolución Francesa, el poder lo ejerció el Terror, hasta que ese terror fue sustituido por otro más estructurado, y ostentado por quienes lo habían disfrutado siempre. Nada cambió.

¿Qué es al final lo que se discute en el juego de Weiss en su obra que no deja de ser teatro dentro del teatro, sino el control de gentes incapaces por su locura, dominadas por los nobles que regentan la institución de Charenton, y por mucho que se discuta sobre política, sobre filosofía, sobre la muerte, lo que al final le transmite a la sociedad burguesa sentada en el patio de butacas, (napoleonistas en Marat/Sade), o a los burgueses del patio de butacas del Poliorama, es que aunque ostenten el poder, un día la verja se rompe y ellos de forma individual y limitada sucumben a un ataque desordenado y sangriento, pero su “clase” sigue manteniendo el poder, y cotas de libertad que nunca para los locos de Charenton, estuvo disponible.

Charlotte Cordey mata al jacobino Marat, al hombre que intenta navegar en las aguas turbulentas donde su ilustración, sus conocimientos científicos, e incluso sus relaciones con gente de la talla de Benjamin Franklin, no hacen más que exacerbar su oposición a todo lo burdo que en el ámbito de su sociedad se le ofrece, y ello desde posiciones de cierto poder.

Así que la carta que aparece en el cuadro de Jacques- Louis David, esa especie de “Pietá” de la Revolución nos deja un mensaje desolador.

Dice Charlotte Corday:

Du 13 Julliet 1793

Marie Anne Charlotte Corday au citoyen Marat

Il suffit que je sois bien malheureuse pour avoir droit á vôtre bienveillance.

Que no es más que la posición eterna del oprimido frente a quien ostenta el poder.

Y a otra cosa.

 

El camino

Los dibujos sobre los caballeros templarios, nos muestran siempre a dos de ellos montados en un solo caballo.

Por supuesto con su armadura y sus armas al completo, lo que siempre me llevaba a ciertas reflexiones.

La primera lo mal que debía pasarlo el caballo, al trote o como decidiese quien empuñase las riendas, con cerca de doscientos kilos de carne templaria en el lomo, en medio de una batalla. Una pasta en caballos debía costarle a la Orden.

 

“Sigilum militus Xisti reza el lema (Sello de los soldados de Cristo)

 

Luego pensé que siendo tan pocos y tan ricos los tales componentes de la orden del Temple, (caballeros eran unos pocos, sirvientes y soldadesca a su disposición ya era harina de otro costal), debían ser híbridos de escoceses y catalanes de tierra adentro, hábiles en el arte de mantener la bolsa cerrada.

También es obvio, que la tal disposición, en la batalla, no parece que fuese demasiado eficaz, sino todo lo contrario, ya que entre el cansancio del caballo, la falta de maniobrabilidad, y la dificultad de movimientos de los jinetes, los partidos los perdían por cuatro a cero. Y es que para hacerlo medianamente razonable deberían montar un zurdo junto a un diestro por lo menos….en fin.

Pero parece que no es así, que como en tantas cosas de la vida, lo que tenemos delante no es más que un símbolo reflejando la estrecha unión entre los caballeros, que iban en parejas a la batalla, dependiendo el uno del otro, y con la máxima de no rendirse nunca. Victoria o muerte.

Parece ser que estos Caballeros, procedentes de las mejores familias de Europa, vivían en la más absoluta de las austeridades, cosa por otra parte muy útil, si quieres mantener un cuerpo y na mente en condiciones de cumplir la máxima de la orden que no era otra, (oficialmente) que proteger los Santos Lugares en Jerusalén.

Así que, honor, abnegación, austeridad, castidad, (dicen que no podían tocar a una mujer, ni siquiera a su madre o a su hermana), pero dinero, sobre todo dinero, que les llega de las comisiones que cobraban por sus servicios de banca para viajeros. No prestaban con intereses, que eso era pecado, aunque si lo hacían a la casa real francesa, y es lo que al final les acabó costando el pescuezo, que Felipe el Hermoso, era muy suyo.

En este símbolo de los dos soldados montados en el mismo caballo, creo que podemos leer la importancia del hecho de que dos personas, de forma voluntaria sigan el mismo camino, sin importar quién lleve las riendas, que no hay distinciones entre los dos caballeros, no hay jefe, no hay subordinado, hay únicamente un elemento, el caballo, que les permite seguir el camino.

Desde luego no se me está ocurriendo pergeñar un ensayo sobre el Temple, la literatura y los estudios sobre la orden son innumerables, y muchos de ellos incluso de altísima calidad, lo que pretendo únicamente es a la escasa luz de mis conocimientos, reflexionar un poco sobre alguna de las enseñanzas que el Temple, y organizaciones similares hayan podido dejar en nuestras vidas.

Y eso asumiendo que nada ni nadie es perfecto, que estos templarios eran muy brutos que diría Juan Eslava Galán, pero ya fueran ellos, o su fama, descubrimos que fueron grandes arquitectos, con los mensajes simbólicos escondidos entre sus piedras, tanto en las grandes construcciones como Montalbán, Ponferrada, Jerez de los Caballeros, o las más modestas como la Vera Cruz en el camino de Zamarramala o Santa María de Eunate.

También financieros, y cómo no, ligados al gran negocio de la Historia que no es otro que la guerra, llegaron a tener un poder inmenso como organización, tanto desde el punto de vista económico como cultural, eso sí manteniendo la pobreza en todos y cada uno de los miembros de la orden.

Y es que al final es tremendamente importante para las organizaciones humanas el mantener objetivos, disciplina, austeridad, y discreción a toda costa, que con esas claves el poder llega siempre, junto con las envidias, y las consecuentes traiciones.

Nunca he entendido como una organización tan poderosa fue eliminada en na sola noche, de forma coordinada en toda Europa, sin que nadie diese la voz de alarma, o se organizasen defensas a no ser que todo fuese una farsa acordada, se limpiase la orden de elementos no deseados (lucha interna por el poder), y que posteriormente con otros nombres (Calatrava o la Orden de Cristo) hayan sobrevivido los objetivos templarios de forma aún más discreta hasta nuestros días.

Y es que ese caballo que transporta dos jinetes quizás sea uno de los elementos esenciales para realizar ese camino de perfeccionamiento personal, de búsqueda de ese Grial íntimo, con el compañero que estará siempre a tu lado esperando tu ayuda cuando flaquee, y ofreciéndotela cuando seas tú quien la necesita, la verdad es que no lo sé, pero esta Orden de los Pobres Compañeros de Cristo Caballeros del Templo de Salomón, parte de nueve nobles franceses liderados por Hugo de Payns, que poseía estrechas relaciones con Balduino I, con el Patriarca de Jerusalén, con Bernard de Claraval, toma como objetivo proteger el camino que lleva a Jerusalén, y obtiene todas las facilidades para llevar a cabo su tarea de salvaguarda.

El hecho de su discreción, su relación con la construcción de templos, el uso de sistemas de comunicación no descifrables para los mensajes internos, el hecho de la necesidad de una ceremonia de iniciación de los nuevos miembros, el hecho de dejar marcas de cantero en sus construcciones, ha producido, sin duda, que su leyenda y su poder hayan permanecido vivos hasta nuestros días. Aún más el manejo de dinero en un contexto de estar el préstamo con intereses mal visto por la autoridad religiosa, quizás llevo a la Orden a una demolición controlada manteniendo su legado entre otras órdenes religiosas, o en asociaciones civiles que tienen como objetivo los lemas de igualdad, fraternidad, libertad, junto al desarrollo de un camino de perfección personal y una importante carga de filantropía en sus objetivos.

Hay muchos Templos que construir, muchos templos que proteger, muchos caminos que transitar al abrigo de la seguridad económica, física y espiritual, con lo que la antorcha que enciende (o recoge) Hugo de Payns sigue a buen seguro viva, pero de forma discreta.

Y esa discreción junto al poder adquirido, consiguió que el Temple, y muy posiblemente aquellos herederos de sus ideales y sus procedimientos se conformaran como un estado dentro de los estados, una Iglesia dentro de la Iglesia, y sobre todo un faro ideológico con repercusiones decisivas en la historia de la Humanidad.

He dicho