Muchos, por no decir todos los periódicos que han caído hoy en mis manos, hablan de la mayor salvajada que un país ha cometido contra otro, y su setenta aniversario. La venganza de los miserables asesinos que tomaron esa decisión, seguro que les dejó el alma serena pensando que el asesinato de población civil inocente compensaría el ataque contra su base militar en Pearl Harbor.
No quiero hablar más de ese país y su gente que aún siguen buscando razones para la tal barbaridad, son unos asesinos quienes lo hicieron, sus linajes serán linajes de asesinos por los siglos de los siglos.
(Hiroshima hace sesenta años- ¡¿Qué grupo terrorista hizo esto?!
Hibakusha es el término que en japonés se utiliza para denominar a la gente que ha sido bombardeada, y nadie como los habitantes de Hiroshima y Nagasaky, fueron bombardeados de forma tan criminal.
Con el tiempo, esta bella palabra Hibakusha, se ha transformado en la definición que agrupa a los que aún sobreviven los bombardeos de principios de agosto de 1945.
Todo mi respeto para esa gente que a través de estas décadas, han luchado por las soluciones pacíficas de los conflictos entre países, por la desnuclearización de los arsenales de cualquiera de los ejércitos del mundo.
Memorial en Hiroshima al bombardeo criminal.
Han formado lobbys que han influído de forma notable en los sucesivos gobiernos japoneses, que como es sabido tienen en su constitución la prohibición de la intervención militar fuera de sus fronteras, aunque ahora con los problemas del mar de la China, la cosa parece que está en entredicho.
Punto de la ciudad en cuya vertical a seiscientos metros estalló la bomba.
No he estado en Nagasaky, pero si en Hiroshima, y debo reconocer que la ciudad me impresionó. Fue un viaje desde Tokio casi relámpago, dormí una noche en la ciudad y aproveche luego para disfrutar de la costa, y del maravilloso templo de Itsukushima, durante una ceremonia de té, con cientos de damas con su kimono de fiesta, sirviendo el té a sus allegados. Precioso.
La delicadeza de la puerta ceremonial en el mar, es inolvidable.
Eso fue lo que me salvó el día.
No quiero en cualquier caso que alguien pueda pensar que soy de los que piensa lo de pobrecitos japoneses….en la misma ciudad de Hiroshima en el museo donde se cuentan los desastres del bombardeo, con imágenes siempre menos crudas de lo que la realidad debió ser para aquellos seres humanos, hay unas terribles imágenes de lo que hicieron ellos en la guerra de Manchuria, como continuación de la primera guerra que supuso en 1894/1895 la humillación de China, y la desaparición de su último emperador. El famoso estado de Manchukuo en Manchuria, supuso una verdadera masacre y humillación del pueblo chino. Pero eso es otra historia. Los japoneses fueron también unos asesinos, pero hoy no están orgullosos de lo que hicieron.
Hechos ya todos estos comentarios, quiero reflexionar un poco acerca de la palabra Hibakusha, porque de alguna manera, y ciñéndonos a su etimología, creo que todos somos Hibakusha, con la diferencia de que no nos decidimos a unirnos, y a ejercer realmente una presión de lobby en su más dura acepción.
Somos Hibakusha, cuando a través de cualquier medio de comunicación nos bombardean con mensajes, políticos, económicos, de cómpreme usted señorito esto o aquello que se lo pongo en el ojal.
Somos Hibakusha cuando tenemos que ver como las empresas energéticas roban nuestro dinero, a pesar de las contínuas bajadas de los precios de la energía.
Somos Hibakusha cuando nos niegan la curación de nuestras enfermedades por razones económicas.
Somos Hibakusha cuando se nos arrebata nuestro trabajo para que las compañías repartan más dividendos a sus accionistas. (Indra ha subido más de un 9% en el momento en que se ha comunicado la supresión definitiva de 1700, aproximadamente, empleos).
Somos Hibakusha, cuando nuestros hijos, no reciben la educación adecuada por peleas ideológicas de aquellos que tienen la responsabilidad de ofrecernos la mejor del mundo.
Somos Hibakusha, cuando después de haber pagado una hipoteca para pagar tu casa, durante 29 años, al fallar los tres últimos meses, un banco se la queda, y tú a la calle.
Somos Hibakusha, cuando hemos pagado unas vacaciones y el tour operador quiebra, o una huelga hace imposible que las disfrutemos.
Somos Hibakusha, cuando las administraciones incumplen descaradamente las leyes, para meter la mano en nuestros bolsillos.
Somos Hibakusha, cuando se utiliza el cuerpo de bomberos para desahuciar a un anciano, que como dice el bombero gallego hoy juzgado por negarse a hacerlo –Mi trabajo es salvar personas, no bancos.
Somos Hibakusha, cuando políticos en el poder, y solo por sus ambiciones personales (económicas claro) toman decisiones que pueden arruinarnos a todos menos a ellos.
Somos Hibakusha, cuando deliberadamente se manipulan las compras de las administraciones del estado.
Somos Hibakusha, cuando matan a una mujer, y los jueces y la policía no ha sabido evitarlo, o no han querido.
Somos Hibakusha, cuando nos mienten en las etiquetas de las cosas que compramos, para obtener nuestro dinero con engaño.
Somos Hibakusha, cuando nuestros gobernantes en su ambición desmedida, aumentan la carga impositiva que soportamos, mientras nos bombardean con el mantra de que los reducen.
Somos Hibakusha, cuando desde las confesiones religiosas nos bombardean con consignas, para que dejemos nuestro óbolo, y vivamos como alguien ajeno a mí, quiere que viva.
La lista es interminable, somos seres bombardeados, no con una bomba de hidrógeno, pero cientos de veces al día con bombas que no percibimos como tales, y sobrevivimos (algunos) al bombardeo.
Como estoy panfletario, y cabreado, no voy a seguir con esto. Solo que creo sería de gran utilidad para todos formar grupos de presión que pudieran tener al menos una parte del poder que tienen los Hibakusha originales, y que el hecho de sobrevivir a las bombas nos lleve a conseguir su desaparición, o su transformación al menos en bombas de chocolate.
Echemos nuestros faroles con luces a nuestro río para recordar lo que somos, lo que hemos sido, y por lo que tenemos que luchar.
Buenas noches y buena suerte