Descubriendo Bolivia, Santa Cruz de la Sierra

 

Hoy La Bitácora de Luis Miguel, toma un aire, digamos más literal, ya que durante los próximos días posiblemente se transforme en un cuaderno de viaje en el sentido más técnico de la palabra.

Así que después de una noche en el vuelo de Air Europa, disfrutando de su cutre clase business, me planté en Viri Viri, aeropuerto de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en el corazón de América del Sur. Como recomendación a mis amigos de la profesión turística, diré que lo que vende esta compañía es espacio a bordo, sala VIP, más equipaje, y fast track. El resto es un catering de turista, entretenimiento con un Ipad, que no cogí, y un diseño de cabina anticuado en su Airbus 330/200, pero prácticamente al precio que otras compañías te cobran por ir en turista. Así que claramente diré que la relación calidad precio, es excelente.

El hecho de viajar a Bolivia, tiene su origen en varias circunstancias.

Es el penúltimo país del subcontinente que me quedaba por visitar, el otro es Uruguay….pero al Uruguay, guay, yo no voy, voy, poooorqueee teeemo naufragar, y ya sabéis que yo soy de los de lista de la compra y muesquecita, una vez realizada la misión, y eso, las Misiones, las reducciones jesuíticas de la Chiquitania, es otra de las razones del viaje.

Ya había paseado por la provincia de Misiones en Argentina para ver lo que los jesuitas hicieron por estas tierras, pero creo que el sitio donde aún guardan un recuerdo vivo y activo de la idea original, es aquí, en Bolivia. Así que ya iré contando.

La siguiente, es acabar de comprender, cuál ha sido la herencia que España ha dejado en estas tierras, que, aunque lo voy teniendo cada vez más claro, me gustará en este viaje darme la oportunidad de acabar de fijar mis ideas sobre lo que ha significado, y significa la obra que junto a los locales hemos entre todos levantado.

Por eso querré visitar Sucre, Potosí y La Paz, tres ciudades que creo conservan aún la tradición española, con ese maravilloso filtro que ha recibido de las culturas autóctonas.

Luego, en el Altiplano, me apetece ver el otro lado de Atacama, y el increíble salar de Uyumi, esto en plan amante de la naturaleza.

La parte boliviana del Titicaca, me es desconocida, aunque ya navegué desde Puno este increíble lago, pero la razón es visitar tanto las ruinas de Tiwuanaco, como las de Puna Punku, llenas de secretos aún no descifrados, y que mantienen buena parte del negocio del periodismo de misterio, al que por cierto soy aficionado, pero sin exagerar.

La última parte de este viaje será visitar la Amazonia boliviana, con lo que tendré una idea somera de lo que significa la cuenca fluvial más grande del mundo tras haber andado por Iquitos y por Manaos.

Salvo algunos datos, que dedico a mis amigos, profesionales de turismo y viajes, no pretendo hacerle la competencia a Lonely Planet, que lo hace mejor que yo, con más tiempo, y con la tele. Yo me voy a limitar a dar mis impresiones de un viaje invernal a esta tierra.

Ya sabéis que me gusta viajar solo, pero esta vez, y después de oír el año pasado a los chilenos soltar pestes de la inseguridad en este país, decidí buscar un viaje en el que, al menos, durante buena parte del mismo, viniera un pequeño grupo de personas. Y así ha sido.

Santa Cruz de la Sierra parece cuando desde el Aeropuerto te trasladas al centro, una ciudad nueva, con comercio activo, y con un diseño a la milanesa, en círculo, a excepción del centro, que está trazado a cordel, lo que denota su origen hispano. No voy a entrar en detalles, ya que todo eso está en el Espasa.

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Me gusta ver la gente caminar por la calle en los días laborables, dice mucho de su sociedad, y es lo que he hecho. En la plaza de detrás de la Catedral, había hoy una exhibición de ciencias médicas, donde te tomaban la presión arterial, o te enseñaban lo que era una fractura abierta, sin desdeñar un puesto dedicado a las infecciosas, u otro donde te vacunaban contra la rabia.

 

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Siempre que en Sudamérica me he acercado a la ciencia, y lo he hecho muchas veces, y de formas muy diferentes durante mi vida profesional, recibo una sensación de superficialidad, seguro que sin razón. Es la actitud que me transmiten una mezcla de acercamiento naif y entusiasmo por ser parte del entramado. Espero que me perdonarán, pero es como si fueran felices por acercarse a un tema que ha sido mágico por siglos, y que puede dar un status social cercano al del antiguo chamán.

Claro que saben perfectamente que no es así, pero yo lo percibo, y que quede claro, que no dudaría, en caso de necesidad, poner en sus manos mi salud. Es otra cosa.

Como los españoles fuimos muy malotes, y nos dedicamos a exterminar a las poblaciones autóctonas, aquí solo quedan decenas de etnias originales, que incluso, mantienen, con la normal adaptación al siglo actual muchas de sus costumbres, vestidos, fiestas…ahora uno alto con los ojos azules, si lo ves por aquí es turista. Fijo.

El comercio poco animado, y de un nivel medio bajo. Se nota que el país está luchando por salir de la extrema pobreza que ha sufrido desde la independencia pronto hará dos siglos. No sé cual es el nivel de mérito del gobierno actual, pero he visto una ciudad limpia, con todos los servicios funcionando. Poca o ninguna miseria, ya la veré, seguro. Pero hoy no ha tocado.20150814_210900

Por la noche la plaza de la Catedral, estaba llena de familias, chicos con sus novias, paseando, sentados en los bancos, mientras vendedores de café con leche iban paseando para colocar su mercancía. Vendedoras de manises, con su ropa tradicional, y hasta puestos con aquellas manzanas cubiertas de caramelo rojo, y con un palito, como en mi infancia veía por alguno de los pocos parques de Barcelona.

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El ambiente provinciano español, sin duda. Es el paseo vespertino por Santa Clara, o por el Espolón. Me ha encantado. La gente en su mayoría vestida con sencillez, pero muy dignamente. Da gusto verlos.

Así que el comienzo ha sido agradable, y espero que lo que siga ande por la misma línea, ya veremos. Por el momento mañana a ver las reducciones jesuíticas.

Buenas noches y buena suerte