El encanallamiento de las cosas

Seguimos con la alegría desbordada en estos pocos días que llevamos del puto bisiesto que enfrentamos, parece que el mundo se nos viene abajo, vamos que están cayendo las veintiocho fichas del dominó una a una.
El desayuno hoy nos lo han dado otra vez los chinos, que nos la están liando, con nuestra colaboración inestimable, día tras día, sin pausa, sin tregua,
Ya he comentado mi creencia de que el capitalismo ha ganado la guerra de los últimos cien años, que las cosucas de Marx y Engels ya no mueven a la peña, que prefiere el Amarican way of life, siempre que le pongan delante la cara amable, que la otra no le gusta a nadie. Pero como te la disimulan tan bien con ejercicios de comunicación que prometen el oro y el moro, pues nada, a esperar el ciclo de vacas gordas.
Lo que tiene una economía de corte leninista, que pretende aunar un cierto marxismo con el capitalismo más feroz, es que por lo menos reacciona deprisa. Lo que en Europa tiene que discutirse “ad nauseam”, o en USA al menos en varias reuniones, (son más ágiles que nosotros), los chinos leninistas, lo deciden en un plis, y es lo que han hecho.
Que la bolsa china se va para abajo, no “poblema” “akuna matata” se cierra, y hasta luego. Que no exportamos lo que queremos, pues lo mismo, se devalúa el yuan sin anestesia, y que paguen los japos, los yanquies, o incluso los alemanes, que tienen muchos posibles. Cosas de las economías intervenidas por el partido.
Que los coreanos del norte, miran con ojos golositos ese río que les separa del supuesto paraíso chino con cara de emigrar, ya sabes, pasta al gordito y que diga que le han traído los reyes, la befana, o su pastelera madre, una bombita de hidrógeno para jugar a ver quién mea más lejos, y se lo ponga crudo a sus compatriotas para andar cruzando fronteras por donde no deben.
Veremos lo que le aguantan las veleidades a este pollo, porque no deberían olvidar lo que le pasó a Cuba cuando la matrioska rusa dejó de comprar el azúcar a precio de oro, que cuando la vida subvencionada acaba, el invierno es muy frío.
Las cosas se están encanallando este 2016. Las guerras parece que se van enrocando con saña, ninguna de las que están en marcha apunta siquiera un atisbo de resolución. Todo está encanallado.
Como está encanallado el espectáculo catalán, o la situación post electoral que disfrutamos a nivel del Estado. Todo enquistado, encanallado, una pelea a muerte con los las piernas enterradas hasta las rodillas. Apaleando sin cejar, pero sin moverse del sitio.
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Pie de foto: Junts y CUP esperando que se mueva el otro, ¿O es el PP y el PSOE?
Menos mal que a Benítez lo han cambiado, aunque me suena a «deja vu»

Encanallado está el porvenir de aquellas personas que perdieron su trabajo y cruzaron la frontera de los cuarenta y cinco. Encanallado el futuro de los andaluces y extremeños. Encanallado el presente de los jóvenes, encanallado poder vivir de tu salario con dignidad.
Por encanallarse hasta el tiempo se nos está encanallando, quizás sea el Niño, o el calentamiento ese que dicen que sufre el Planeta, pero se desbordan los ríos desde Australia hasta California, parece que tuviera sentido y voluntad para envilecerse, para corromperse.
Como envilecidos se nos están poniendo los malditos procesos que deberían haber concluido ya y que afectan a políticos, a empresarios de poco escrúpulo, como ese Sr. Díaz Ferrán que echa en sede judicial la culpa de todo a su socio muerto. Todo encanallado, corrupto, envilecido. Los Pujolone, los Bárcenas, los ERES, como poco, y añadamos los que se me han olvidado, o los internacionales, los de las trampas en los coches, los de las trampas en los bancos, en las ingenierías.
Encanallamiento en Brasil, en Venezuela, en las plazas alemanas durante el fin de año, envilecimiento danés, envilecimiento sueco, encanallamiento al final de las mafias turcas que dejan morir a los refugiados que vienen del este, en las playas mediterráneas.
Este sin embargo es un encanallamiento como el anticiclón de las Azores. Está aquí para quedarse, no se mueve, y por eso tenemos esa sensación de agobio, de estar atrapados bajo un inamovible montón de basura, ni siquiera los grupos de rock cambian.
Creo que le preguntaré a mi astrólogo de cabecera. A lo mejor nos está influenciando uno de esos planetas plastas que te traen una desgracia, y no hay forma de que el aire circule y se la lleve. Seguro que me dice cuando acaba el maldito tránsito por nuestra zona de influencia, y se va a dar la lata a los marcianos. Por aquí empezamos a estar cansados, así que espero algún movimiento en cualquier momento.
Las cosas se están encanallando, mientras menos movimiento, más envilecimiento, no hay renovación, el año nuevo parece que no ha llegado, todo huele aún a diciembre, ¡qué digo!, huele aún a fritanga de agosto, sudor de siesta, arena en los pies, todo pudriéndose.
Y a lo mejor es lo que tenemos que hacer, echarnos a dormir la siesta hasta los idus de marzo, fecha de buenos augurios, y a lo mejor el anticiclón de las Azores mueve su panza y nieva en la Bonaigua, sopla viento en el estrecho, sube el precio del pan, y comienza la Revolución Francesa, aunque desde los idus de marzo falten aún tres meses para la toma de la Bastilla.
Esperaremos pues, mientras dormimos, o en vigilia, que no parece que vaya a pasar nada, Madrid seguirá sucio, Cataluña seguirá peleándose por el acceso a una comisión sobre obras públicas, los turistas encanallando los restaurantes de la Barceloneta, o buscando una habitación sin vistas en Tetuán de las Victorias. Mejor si se tiran a la piscina desde el balcón de su hotel de veinte euros todo incluido, como siempre, cayendo en el borde y rompiendo el cemento con su cabezota.
Lo único que tiene esta cosa del anticiclón canalla, es que no trae la gripe, trae diarreas de verano, legionelosis, de esas que crecen en una gota de agua en la palma de tu mano, horchata y sexo sudoroso. Así que habrá que disfrutar de lo que nos ofrece nuestro ecosistema, que saldremos fortalecidos, aunque aburridos.
Buenas noches, y buena suerte