La zona de confort

Me contaba el otro día un querido amigo un cuento muy ilustrativo, acerca de lo bien que puede resultar el hecho de que a uno le fuercen a abandonar su zona de confort.
Cuenta la historia que un maestro y su alumno andaban por los caminos en busca de la familia más pobre del país, cuando llegaron a una casa, bueno, un chamizo miserable donde vivía una familia con varios niños, abuelos…y solamente tenían una vaca famélica, que de vez en cuando les daba algo de leche, y con eso aguantaban el hambre.
Pidieron posada, la familia les acogió, y dijeron al maestro y a su alumno que fueran a dormir a la zona donde la vaca también dormía.
Así lo hicieron, y cuando todos estuvieron dormidos, el maestro cogió un cuchillo, degolló a la vaca, y con su alumno salieron a toda prisa de aquellas tierras.
El alumno quiso saber el porqué del comportamiento de su maestro, pero éste dio el silencio por respuesta, y prosiguieron su camino.
A los dos años de este incidente, volvieron por esas mismas tierras, y el maestro se dirigió con su maestro a la casa que antaño les acogió.
Para sorpresa del alumno, encontraron, donde estaba el chamizo, una bella casa de piedra, cuidada, donde se veía la prosperidad rezumar por todas partes.
Llamaron a la casa, en solicitud de posada, y les recibieron las mismas personas que lo hicieron dos años atrás, esta vez gordos, y bien vestidos, pero no les reconocieron.
El maestro alabó la propiedad en la que estaban, la belleza de los campos que había a su alrededor, y el buen gusto de los vestidos de los dueños.
Así, que les preguntó cómo habían llegado a ese nivel de prosperidad, y la respuesta fue la lección que recibió el discípulo…
-Hace dos años vivíamos en la miseria, alimentándonos únicamente de la poca leche que nos daba una vaca que era toda nuestra propiedad y fuente de alimento.
Pero una noche dos viajeros a los que dimos asilo, se portaron de la forma más miserable matando a la vaca en pago de nuestra hospitalidad.
Al ver que no teníamos nada que comer, empezamos a sembrar el campo que teníamos alrededor de la casa, y pronto vimos que la producción de la tierra era superior a nuestras necesidades, con lo que al vender los excedentes, pudimos comprar más tierras y así crecimos como ves…..
Creo que este puñetero siglo veintiuno que empezamos, se ha empeñado de muchas formas en sacarnos a todos de nuestras zonas de confort, y eso nos tiene entre apechuscados, nerviosos, y despistados, sobre todo porque la mayoría de nosotros aún no hemos sido capaces de adaptarnos al nuevo ecosistema que la pérdida de nuestras zonas de confort ha conllevado.
Se nos está exigiendo que dejemos a la vaca famélica para sembrar la tierra, y muchos no lo entendemos todavía, incluso cuando han llegado a matarla. No hemos sido capaces de mirar a nuestro alrededor, a buscar tierras que sembrar.
Pero ha sido siempre así, y la eliminación de las zonas de confort, que fueron produciéndose, bien por los desarrollos tecnológicos, bien por otros motivos, incluidas las guerras, ha conllevado siempre el sacrificio de los que no han podido readaptarse, y se quedado mirando la desolación que en sus espíritus les dejo la visión de su vaca muerta.
Reconozco que no es fácil, cuando te echan de tu cueva calentita, darse cuenta que, de hecho, era una cueva miserable en la que estabas preso, y que el mundo con todos sus retos y peligros se te ofrece, por si quieres luchar de nuevo para crear tu próxima zona de confort.
Vaya mi reflexión de hoy, hacia aquellos que no han sabido encontrar una salida a la evolución del ecosistema en el que vivían cuando de pronto este cambió. Es la historia del dinosaurio que tuvo que dejar sitio al pequeño mamífero, que si podía adaptarse al nuevo entorno.
Y no, no les llamo dinosaurios, y no les recomiendo que se mueran lo antes posible, que no es eso. Solo quiero decirles que siempre hay más oportunidades, que lo único que hay que hacer es buscar, formarse, luchar, e intentar hacerse mamífero.
Tanto estos cuentos orientales, que nos intentan dar pautas de comportamiento, como los modernos libros de auto ayuda –recuerdo en este tema el famoso ¿Pero quién me ha quitado mi queso?-, no son la panacea, y no sirven para todo el mundo, que muchos deciden abandonarse, creándose una zona de confort que no conlleve superación, pero en la degradación, algunos encuentran el confort.
La verdad es que estoy con los mayas, esos que dijeron que estamos en una época en el que el mundo se acaba, porque de hecho es lo que está pasando, estamos en el proceso de crear algo totalmente nuevo, en casi todos los aspectos de la vida, y desechando lo que fue nuestro soporte vital durante bastantes generaciones. La era de Acuario se está abriendo paso con fuerza, y no creo que sea mejor el futuro para el individuo, simplemente será diferente, y se necesitarán seres humanos con nuevas capacidades, que enfoquen sus intereses hacia zonas inexploradas.
El ser humano vivirá otra era en que los soportes morales serán diferentes, siendo los mismos, son las palabras del Príncipe de Salina…..Todo ha de cambiar, para que todo siga igual.
Entre otras cosas porque los principios morales que aceptamos vienen de muy atrás, y todo lo que hemos construido sobre la ética griega, no es más que su observación desde diferentes ángulos, junto con interpretaciones adaptadas al momento.
Hemos de pasar a entender las consecuencias morales que implicarán la llegada de tecnologías que hagan trascender al ser humano a longevidades no imaginadas, a la utilización de soportes de memoria externa que hagan de nuestras capacidades actuales algo obsoleto. Y empieza a tener plazos cortos para quienes quieran evolucionar.
La desaparición de enfermedades, la comida y el agua disponibles para toda la humanidad, harán que nuestro entorno no sea el mismo, de hecho ya está cambiando, pues podemos decir sin temor a sacar demasiado los pies del tiesto que ya hay creada una forma de pensamiento único que se expande por las redes sociales.
Creo, en consecuencia, que no debemos temer perder nuestra vaca famélica, pero no mirando hacia atrás, si no hacia adelante.
Hay una parte demasiado importante de la sociedad occidental que está intentando reinventar las zonas de confort que ya se dejaron atrás. Y estoy hablando de todos esos movimientos políticos de gente cabreada, con razón, por supuesto, que buscan la solución de su pérdida en la recomposición de los nacionalismos, en la recreación de aquellos reinos de taifas de los que los musulmanes españoles nos dejaron memoria de cómo no hacer las cosas.
La última, tras los movimientos de los que ya he hablado suficientemente, relativos a los nacionalismos exagerados, ha sido la reaparición del partido para la independencia de California…quieren un CALEXIT, o algo así.
Y parece que están dispuestos a cambiar la constitución del Estado de California, que no es un estado, ahora dicen algunos que es una nación.
Pero eso no deja, de hecho, de ser na confirmación de las amenazas políticas del señor Trump, en cuanto a su pretensión de que el Imperio no sea mundial, y quede circunscrito a su terruño, dejando sin efecto los acuerdos internacionales de comercio que ya se habían firmado.
Esos acuerdos que siempre me han parecido mal a mí, no por su pretensión de internacionalizar el comercio, si no por el hurto de poder que se le hace al ciudadano, al negociarse a sus espaldas.
Por lo demás, creo que se nos viene encima un mundo nuevo, y otra vez serán los mejor adaptados los que acaben pasando sus genes evolucionados.
Porque no estamos en Setiembre, que si no me iba a ver una berrea.
Con su pan se lo coman