Los Mosquitos

 

 

Hoy voy a copiar un cuento de Yalal Al-Din Rumi, un recopilador o quizás cuentista original, que entre otras cosas nos transmite la filosofía de la rama más pacífica del Islam, el sufismo.

“ Tú te pareces a un mosquito que se cree alguien importante. Al ver una brizna de paja flotando en una charca de orina de asno, levanta la cabeza y se dice:

-Hace ya mucho tiempo que sueño con el océano y con un barco, y ¡aquí están!.

Esta charca de sucios orines, le parece profunda y sin límites pues su universo tiene la estatura de sus ojos. Tales ojos solo ven océanos semejantes. De repente, el viento desplaza levemente la brizna de paja y nuestro mosquito exclama:

-¡ Qué gran capitán soy!.

Si el mosquito conociese sus límites, sería semejante al halcón. Pero los mosquitos no tienen la mirada del halcón.”

Leer este cuento y empezar a pensar en las barbaridades que uno lee en la prensa esos días en los que uno decide destrozar su mañana, en vez de largarse a jugar un buen partido de golf, es todo uno.

Como estoy hoy en mi amada Catalunya, (y lo digo sin ningún retintín), que lo es y desde lo más profundo de mi corazón, empiezo a enumerar los mosquitos que nos gobiernan, a todos los niveles tanto dentro de la región como de sus corifeos mosquitos que rellenan columnas (bien remuneradas, supongo, desde las arcas públicas) en los periódicos locales.

El primer mosquito local, ¡El Gran Capitán!, creo que desde su brizna de paja no ve más que su bolsillo, y el bolsillo de aquellos que le soportan para que represente sus intereses.

Las opiniones que vierte, las actitudes que adopta, me parecen dignas del cuento sufí.

No voy a hablar de los espectáculos de mosquitos, en el Ayuntamiento de mi ciudad de adolescencia y niñez, ni de los mosquitos que pululan por el Parque de la Ciudadela.

Ni de los otros mosquitos que de forma vergonzante, aparecen de nuevo a enseñarnos sus miserias, en plena ancianidad, e intentando salvar el cuello de sus innumerables hijos mosquitos, de los que mamá dice que no tenen res de res.

Ni de esos columnistas que desde sus sospechosas tribunas, advierten de desastres como los del 98 en Cuba y Filipinas. No, no quiero hablar de ellos, ni siquiera de sus ideas de mosquito.

No quiero tampoco hablar de mosquitos que vuelan por otros aires peninsulares, que tampoco hay diferencias, navegan en sus briznas de paja, sin mirar más que por sus ojos de mosquito. Los que creen que tienen poder, y los que quieren acceder a eso que creen que es poder, no quiero hablar de ello, ni de ellos.

Nuestra tierra está navegando ahora en un verdadero océano, no quiero recordar a nadie el tipo de tormenta que nos rodea y lo difícil que va a ser llegar a algún puerto, y todos estos, enhiestos en su brizna de paja creyéndose los grandes capitanes del charco de meados de asno.

En ese charco, hemos perdido la posibilidad de que nuestra tierra se gobierne, Los nuevos dueños que han comprado ese derecho, lo han ganado con dinero en los mercados de deuda, y deberemos hacer por siempre lo que nos digan desde fuera.

Seguirá nuestra población esclavizada, o incluso peor, ya que no somos un activo, que somos un gasto, y los gastos se cercenan.

Nuestros grandes capitanes, nos han vendido, nos roban a razón del 5%, y toda la discusión que son capaces de poner encima de la mesa, es que si independentistas que si unionistas, que monárquicos, o republicanos.

Que si el Barça es independentista, pero jugando con los unionistas, que si, que si, que si.

Pero quizás lo que necesitamos son verdaderos capitanes, con ojos de halcón, gente que realmente sepa como impedir que generación tras generación se pierdan en la ineficacia de quienes en vez de ofrecer la educación adecuada, entran en disputas de mosquito, para asegurarse un voto en el futuro, que ya se sabe, si digo un millón de veces cualquier barbaridad, acabamos creyendo que Espanya nos roba, que los andaluces son unos vagos, que los vizcaínos son unos asesinos, y los catalanes….bueno, ya se sabe.

Reconozco que no será fácil en esta España cainita, miserable, inculta y mosquitera. Pero ya va siendo hora, de que nosotros, el pueblo, los ciudadanos empecemos a pensar que no podemos seguir tragando consignas día tras día, que debemos empezar a pensar, a beber de fuentes que estén limpias de esas ideologías de charco de meados, donde navegan barquitos de mosquitos.

O mucho me equivoco, o me da la sensación de que nos lo quitarán todo. Y cuando digo todo, es todo. Voy a seguir con detalle lo que va a pasar en Grecia ahora, una vez que el Estado ha sido humillado durante décadas. Por su élites financieras primero, por sus políticos mosquitos después, y por el poder económico mundial, que han adquirido un país, a cambio de unos papelitos que llaman euros/dólares, y que alguien ha decidido que tienen el valor de comprar vidas y haciendas.

Felipe II quebró cinco veces al Estado español, y no pasó nada. Claro que tenía más barcos que nadie, los ejércitos mejor formados, y se podía permitir el lujo. Aquí como no se nos ocurra secuestrar turistas al mejor estilo EI, no vamos a ganar la libertad de decidir nuestro destino ni de broma, porque otra cosa no sé si sabremos hacer para pagar lo que debemos, y vivir como queramos con lo que tenemos.

Los últimos mosquitos que nos quedan, son esos empresarios cutres, que defienden intereses como si fueran los lindes de su predio en el campo. Un empresario que se cree grande, con mentalidad de monopolio, que teme a la competencia como se teme al pedrizo, y solo piensa en cazar un bicho muy grande en Africa, o llevar cuatro duros a Andorra navegando, claro, en su brizna de paja surcando un charco de orines de asno.

En fin, creo que me voy a la droguería a comprar un buen lote insecticida, de ese de matar mosquitos, y una bayeta grande, para secar los charcos de meados de asno, para que no se reproduzcan más.

Buenas noches y buena suerte