Los resultados del domingo

Si digo que no me gusta el fútbol, miento como un bellaco, pero si digo que me gusta, miento como un miserable, así que tendré que pensar que soy un bellaco y un miserable, que no se debe estar en misa y repicando.
A lo mejor la cosa está relacionada con la oportunidad, quiero decir con el momento que te pille, quizás sea eso, porque desde luego no me encontrarás nunca en un campo, o por lo menos eso creo, y lo avalo con mi tradición personal, que la última vez que me vieron, Butragueño jugaba en el Castilla.
Hoy parece que una parte de la temporada se acaba, y como coincide con las votaciones del Partido Socialista, habrá celebraciones, en Ferraz o en San Telmo, que en Baracaldo no lo veo, pero también las habrá a saber, en Canaletas o en Cibeles.
Así que procuraré que no me pille la cosa por esas zonas, no sea que algún pollo con el móvil cuelgue una foto mía en la red, y parezca lo que no es´
Y ese final de campeonato regular, o ese final del Partido Socialista, que gane quien gane, me parece que huele a pescado podrido, la verdad es que me importa un bledo, literalmente.
Y es así porque ni uno ni otro van de ninguna manera a influir en mi vida, que no sonreiré pase lo que pase, por el hecho de que pase, que el Madrit o el Barça no me darán de comer, y al Partido Socialista me lo van a dejar entre todos estos al nivel de la Asociación Cultural de jubilados de Pitorrillos de Abajo, como poco.
Y sin embargo, me consta que las televisiones, que las radios, que la prensa incluso, van a llenar horas de emisión y páginas en sus publicaciones contándonos las proezas de tal o cual jugador, o el futuro de nuestro país en el análisis del juego democrático que esta tarde ha representado el socialismo español.
Pues qué bien, que habrá alguien hoy frotándose las patitas delanteras como las moscas hacen delante del cagarro humeante que están prestos a atacar, que lo han conseguido, que otra vez hemos dado “circensis” a la plebe, y así no nos tocan las pelotas y mucho menos los dividendos.
Volver a lloriquear como una plañidera de esas de a cincuenta euros la hora, la verdad, no me apetece, aunque no pueda evitar ver de nuevo lo que hay montado para que se desvíe el foco de atención del ciudadano.
Oía esta mañana mientras paseaba por el Retiro, antes de que las casetas de la feria del libro lo dejen hecho unos zorros, uno de esos programas de radio, en los que se contaba un poco la historia de los magos, y me refiero a los de la cuerda de Houdini, Copperfield o Tamariz, cuando se me ha quedado en la cabeza el secreto de la magia espectáculo, que no es otro que cambiar el foco de atención del espectador, para que cuando mire a derechas, el cisco te lo monten por detrás.
Y es a eso a lo que me está sonando este domingo, en que el foco está claramente desplazado, que lo que me gustaría saber es de qué han hablado los jeques árabes y Tito Trump, pero de eso, que probablemente me afecte en un plazo más o menos corto, lo que me llegarán son los comunicados oficiales, y nada más.
Lo que daría por ser la mosca de la pared, aunque luego acabes como Assange, durmiendo en la embajada de Ecuador, que una cosa es enterarte y otra piar, y los secretillos de alcoba, ni se comentan ni se fotografían, ni se publican, aunque ahora parece que se entrena a la gente para que lo haga, que si no te mandan el “me gusta” a tiempo, ya lo sabes, no eres nadie, y la competencia es cada día más fuerte.
Y por el momento no podemos cruzar el Rubicón, que lleva demasiada agua o demasiado fango, y nos quedamos como siempre en este lado, en el que nos han colocado los mensajes, las propagandas, los adoctrinamientos, los ¡no importa!, así que volveremos a perder el tiempo comentando las jugadas que se están desarrollando esta tarde, que ya son ganas de comentar.
A lo mejor lo que hay que hacer es tomarse esto a la inglesa, y leer el Times del domingo antes del lunch, y por la tarde cuidar el jardín. Que sea el único comentario la calidad del té que acompañe la media tarde.
Así que me temo que no, que no quiero estar pendiente de quién va a ganar el campeonato, ni quiero saber si Susana, o Patxi, o el otro pollo será quién entierre ese socialismo que aún anda discutiendo por las agrupaciones, entre partida y partida de petanca, si Marx está vigente, o si la guerra civil se hubiera podido ganar si se hubiera actuado de otra manera.
A mí, todo eso no me importa, que prefiero saber, mirando por el ojo de la cerradura, que se está tramando para el futuro de esos seres humanos que antes éramos siervos de la gleba, más tarde súbditos, luego creímos ser ciudadanos, pasaron algunos por el arco de los camaradas, y ahora nos hemos transformado en la mezcla de todo lo anterior para devenir en consumidores.
Sea pues, consumamos lo disponible que para eso estamos, y disfrutemos de nuestra ración de “Soma”, como buenos seres de tercera que somos, y dejemos de marear a quienes deciden por nosotros, que ya tienen bastante con que les sirvan el Martini bien hecho en la cubierta de popa.
Y por hoy ya tengo bastante, que luego se sabe todo, voy a ver si me pongo a leer algo sencillito, que si no me caliento y por la noche no duermo aunque me ponga música de fondo, y dejaré para mañana cuando me despierte el escuchar los resultados, y los sesudos comentarios, que a buen seguro, nos darán de lo acontecido tantos y tantos comentaristas especializados.
Por mí con esto basta y sobra

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