Doña Clinton, Don Trump y la “Viagra”

Menudo cabreo que han cogido la señora Clinton y el señor Trump, con eso de que la “Viagra” se va a jugar al golf a Adare Manor, y a tomarse unas Murphys o unas Guiness en el Johnny Fox’s.
Y yo que me creía que doña Clinton era una señora. ¡Dios mío!, ¡Qué gritos!, una verdulera cuando le han tocado allá donde más duele.
Del inmigrante alemán, ni hablo, ya que dejando a un lado la estupenda suite que me puso una vez en su hotelito de Columbus Circus, dando a Central Park, todo lo que de él sé, directamente no me gusta, empezando por su estilo, siguiendo por su mensaje miserable, y acabando por su tupé de paleto del medio oeste.
Al principio, cuando les oí gritar, pensé que el problema se ceñía a posibles problemas de erecciones, que sin la blue pill, a gente tan estresada, y a sus edades, ya se sabe. Y ni don Trump, ni don Clinton andan bien, me temo, sin muletas.
Es el caso del segundo, el que me ha dado que pensar, ya que doña Clinton debería alegrarse, el Dick de Bill, ya no le molestaría….pero seguro que desde lo de Mónica, ya no le molesta, así que ¡claro!, si no anda por ahí dándole a la blue pill, en casa todo el día. Todo un reto fastidioso para la buena de Hillary en plena campaña.
Pero no, las cosas no van por ahí. Una de las mejores definiciones que he escuchado nunca acerca de los gobernantes, sean del color que sean, es que son depredadores de rentas ajenas. Y como buenos depredadores son insaciables, creando castas aquí y allá de gentes que viven de meter mano en los presupuestos de los países tanto como puedan.
Y no digo que lo estén haciendo de forma ilegal, esa es otra historia.Simplemente mientras haya más recursos que gestionar, más se queda entre las uñas. No es otra cosa, y todo muy legal, que las leyes las redactan ellos, y el que parte y bien reparte, ya se sabe qué parte se queda.
Cuando miramos los impuestos que se pagan, en general, en las democracias llamadas occidentales, aunque algunas sean orientales, la impresión es que son muy altos, un poquito más cada año, llegándose niveles confiscatorios como los que M. Holland ha conseguido en Francia, al superar el 75% para ciertos niveles de renta o de patrimonio.
Al final, el patriotismo no compensa, seiscientos mil ricachones se han largado de Francia para que no les roben, o para no repartir lo que consideran suyo, y como Depardieu, se te hacen rusos, el Ducasse se lleva sus patés y sus Borgoñas a Montecarlo, o como Pfizer, se te hacen irlandeses. Es lo que tienen estas cosas, al fin y al cabo los irlandeses cruzaron primero el Atlántico, y llegaron a presidentes, ¿verdad señores Kennedy?, que no todos se quedaron en taxistas de Nueva York o en el NYPD. Quid pro quo.
Nadie como los políticos para echar las culpas de las consecuencias de sus actos a otros, y es lo que doña Clinton, y don Trump, están haciendo, como en su momento hizo el tío Paco gabacho.
Se marchan porque no sienten los colores patrios…¡Anda no me jodas!. Se largan porque los servicios que les ofreces, no están compensados por el precio que pagan, ni más ni menos, y además pueden hacerlo.
Lo mismo hay que aplicar a la “fuga” de empresas de mi estimada Catalunya.
Los que se largan de la “Catalana Terra”, es porque es económicamente provechoso, dejar un ámbito territorial que deja de ser equilibrado. Lo de la estelada, o lo de roja y gualda se les da una higa, es la economía ¡imbécil!.
En Cataluña, en este momento, y la tendencia es muy mala, las posibilidades de que se abandone la zona euro, de que se creen fronteras comerciales con los principales mercados en los que se vende, y como no, que los costes en impuestos suban de forma desorbitada, siendo ya muy altos, animan a tomar decisiones a las que responden los políticos con un envoltorio de bandera, y un grito al patriotismo. (Dolor de bolsillo se llama esa figura)
Puedo garantizaros, como directivo que he sido, que a la hora de mirar los gastos en una cuenta de resultados, los impuestos se analizan con el mismo cuidado que el precio de las fotocopias, y los gestores están para que las fotocopias valgan un poquito menos de su precio justo.
Porque, y hay que recordar lo obvio, las empresas son entidades con ánimo de lucro, además deben ser de máximo lucro, ya que en caso contrario, simplemente desaparecen. Por lo tanto, es su obligación tomar decisiones como las de Aguas de Barcelona, o Pfizer, o incluso de la Sánchez Vicario, Alonsito premio Príncipe de Asturias o el mismo Depardieu, y un buen gobernante en vez de ponerse a gritar como si estuviera en un debate de Telecinco, debería analizar no solo el por qué ocurre eso, si no las formas de atajarlo, y si es posible atraer a personas físicas o jurídicas a sus territorios.
En alguno de los escritos de esta bitácora, he comentado que el mundo, desde mi punto de vista está eliminando las fronteras comerciales, en aras del progreso de la humanidad, teniendo ese hecho un montón de connotaciones diferentes de las que podemos algunas podemos citarr.
La primera es que el proteccionismo, al bloquear los intercambios comerciales, va directamente contra el progreso de las sociedades que lo implantan.
La segunda, es que la eliminación de esas barreras, desde luego beneficia claramente al más fuerte de los vecinos, con lo que ello conlleva.
La tercera es que nuestros políticos deberían darse cuenta de algunas cosas muy importantes a la hora de fijar los costes de los servicios que ofrecen a los ciudadanos, y es que en el país de al lado lo mismo son más competitivos.
Para el modesto pollo de a pié tomar las decisiones de Pfizer, o de Depardieu son cosas difíciles, de las que ningún gobernante debería aprovecharse. En Europa, la primera barrera con la que nos enfrentamos, es la idiomática, la segunda cultural, nos pongamos como nos pongamos, y la tercera es que si un belga se va a vivir a Sevilla, se dará cuenta de lo difícil que es encontrar una buena choucroute. Así que como no podemos deslocalizarnos en masa, pues otra vuelta de tuerca a nuestros bolsillos.
Ahora, dile eso a los de Aguas de Barcelona, a los de Grifols, o a los de Pfizer, por ejemplo. No hacen más que estudiar la localización idónea, y quién haya hecho en su empresa algún estudio de buscar el emplazamiento ideal de una compañía, verá la enorme lista de variables que se estudian, desde la cercanía de Universidades de calidad, a la logística que las rodea, al precio de la energía, a los impuestos, a la seguridad jurídica, y así hasta trastopecientos apartados, por lo menos.
El asuntillo este de Internet, facilita todos estos movimientos, ya que entre videoconferencias, transacciones electrónicas en microsegundos, y servicios parecidos entre los veinte o treinta países más desarrollados, el tema de lo que cuesta tener la sede, cuenta y cuenta mucho.
Así que animo a los gobiernos de todos los países, autonomías, y hasta pueblones, a considerar si son competitivos a la hora de atraer impuestos con el maldito ratio servicios/costos, y dejan de cabrearse como monas si una empresa se les abre para pagar menos por lo mismo, que en su derecho están.
Supongo, que tarde o temprano se irán dando cuenta y aplicarán las fórmulas que impidan, no solo las deslocalizaciones de las sedes sociales, si no las deslocalizaciones de producciones que tanto daño han hecho al mundo durante la crisis que estamos viviendo.
Y recuerden, no se trata de bajar salarios, se trata de ofrecer paquetes completos que sean competitivos en el mundo global en el que vivimos.
Buenas noches, y buena suerte

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