Formalismos

Cada vez que vuelvo de mi pueblo, ando algo más mosqueado que de costumbre, y sin darme cuenta me pongo estupendo, tiro de traje negro y corbata, que parezco salido de esas escuelas francesas de estudios administrativos que acaban haciéndote presidente.
Y claro, me pongo plasta, porque saco el libro de estilo, y no admito un tuteo, no admito unos tejanos si alguien viene a venderme algo que no sean….unos tejanos, exijo que se cumpla la letra pequeña, y además no tolero ni una sola imprecisión ni en el lenguaje, ni en las formas, sobre todo, si el que paga soy yo, que es lo más habitual.
Y hoy ando así, de los más pesado, y mejor entonces que no me toquen mucho las narices, ya que si no lo hacen siguiendo el más estricto de los protocolos bien aceptados por todo el mundo, antiguo, carca, pero devoto de una civilización que se extingue, no me venden ni un Bentley de saldo.
Y no, no soy Luis, ni de broma, que mi nombre es Luis Miguel, y sin el Don delante, el círculo de íntimos amigos y familiares que tienen el derecho a usarlo es muy limitado.
Así, que esta mañana ya he sacudido un par de buenos cortes sin despeinarme, que las falsas familiaridades, al final conducen al trabajo mal hecho, ¡que somos colegas!.
Me dicen, que son cosas para que nos sintamos jóvenes, que estamos en el mismo “team”, que entre colegas se arreglan las cosas mejor, y toda una serie de zarandajas que cuando ando mosca, reconozco que me fastidian entre mucho y muchísimo.
Y si alguien piensa que soy un carca, es muy dueño, faltaría más señor mío, pero seré un carca que mantendré las distancias con las personas que no quiero que se acerquen demasiado, que no todo el mundo huele a lavanda, y hay pestazos que no te los quitas de la ropa ni a tiros.
Y me doy cuenta, que en los nuevos ejecutivillos de medio pelo, que van proliferando en la falsa postcrisis, todo el mundo quiere tener la imagen de Steve Jobs, por ejemplo, y salir a la palestra en tejanos (de cinco mil dólares), en zapatillas, (de Prada por lo menos)…y así eres moderno.
No, chaval, así eres un pobre memo que imita una imagen de aparente frescura, que pudo ser válida para “Il fu” Jobs, pero para ti, que no eres más que una puñetera línea del protocolo de actuación de una multinacional cualquiera, la imagen que das es lamentable, aunque te hayas depilado el pechito y no se te marque el sudor de la camiseta con eslogan de viva mi amo.
Pues sí, me revientan esas familiaridades gratuitas, y sobre todo me revientan por la zafiedad con que te las presentan, que supone reducir la relación profesional a un ¿qué passsa tío?, y si el que paga soy yo, lo reconozco, me cabrea.
Menos mal que las cosas aún las puedo manejar, cada vez con mayor dificultad, cierto, que la gente ya no se te presenta de la forma en la que los límites de la camaradería y la negociación seria deben, creo, dejarse claro.
Y por eso me molesta que en nuestro Parlamento se actúe en demasiadas ocasiones de esa forma, en la que parece que somos todos colegas, donde desde luego no lo somos.
Y prefiero un tipo con el pelo bien cortado que una coleta, perfiero una chaqueta a una camiseta…y así. Porque del de la chaqueta tengo claro que debo defenderme, pero el de la camiseta, quiere transmitirme una sensación de camaradería que no existe. Es tan celoso de sus objetivos personales como el de la chaqueta, pero me está diciendo…¡A un colega como yo se le permite todo!. Y no es así, porque como el encorbatado, el de la camiseta, quiere tu dinero, tu voto, tu aplauso, para medrar él en detrimento tuyo, siempre, sin excepción.
Así que me pongo estupendo, que a los mayores se nos permite casi todo, y dejo al “oye tú” confuso y sin el pedido, eso sí, autodisculpado, que su jefe le dijo que el tono jovial y desenfadado vendía más. Y a él no le dejan ni pensar ni adaptarse al entorno.
Como mis amigos transhumanistas están convencidos que pronto la Inteligencia Artificial habrá superado a la Inteligencia Humana, confío en que los nuevos inteligentes obvien todos estos formalismos, que no son más que defensas que la sociedad ha ido estableciendo, y no necesitemos nunca más el contacto entre nosotros, que las sensaciones necesarias para nuestra felicidad, se nos suministrarán en forma de impulsos eléctricos a nuestro cerebro, o a lo que quede de él…si algo queda, claro.
A todo esto, lo que si parece es que vamos directos hacia la soledad postindustrial, que el contacto humano se ha hecho estándar, y apoyado en las malditas redes sociales, vamos a perder la capacidad de interactuar en persona, y si no fijémonos en la sociedad Japonesa, que ha desarrollado la aversión al contacto de pareja en porcentajes dentro de los jóvenes que llegan casi al cincuenta por ciento. Y es tremendo, porque perderé la posibilidad de ponerme estupendo, y estiradito cuando crea que lo necesito, que la cosa estará, ya como hoy, a tiro de un click.
Así, que voy a disfrutar de los últimos tiempos que le quedan a las formalidades, mientras la AMEX aguante, por supuesto, y llamar de usted y tratar de señora a la cajera del super que tiene 20 tacos, y si no lo entiende, si no entiende el símbolo, peor para ella, y empezaré a volver a utilizar más las chaquetas formales, si el calor lo permite, claro. Y así, poco a poco, todo y por su orden, que pienso seguir cediendo mi asiento, cediendo el paso, dar la mano a los señores, y hacer el gesto de besársela a las señoras, que eso de los besitos mejilleros nunca me han gustado…de entrada, que para mí ni son colegas, ni son amigos, así que si hay que establecer una relación se hace con base de consideración y respeto, que para familiaridades habrá tiempo, y hay que ganárselas….digo yo.
Reciban mis más atentos saludos

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