Los Bloques, Oriente y Occidente

Europa ha sido durante demasiados siglos el referente mundial de todo lo que aparentemente tenía sentido en la Historia. Tomó en su momento el relevo del Imperialismo Egipcio, de su cultura, de la misma forma que éstos lo habían tomado de los Imperios de Oriente Medio desplazando a sumerios, acadios, hititas, sasánidas….Empujones cada dos o tres mil años, más o menos, en los que la preponderancia mundial cambiaba de manos.
Como europeo que soy, tiendo siempre a olvidarme de lo que no tengo en los alrededores de mi ombligo, así que ignoro al Imperio chino, con su imperialismo extendido dentro de unos límites siempre ceñidos al Pacífico por el este, al Indico por el sur, y con las grandes montañas asiáticas por occidente.
Si no nos gustan los bloques, es lo que tenemos desde que la historia es historia, o casi, con la curiosa particularidad de que bien por causa de lejanía, o falta de interés nunca se ha intentado la dominación de uno de estos bloques por el otro. Es como si atravesar los Himalayas, el Hindú Kush, el Pamir, y el Karakorum, para enfrentarse luego, o antes, según de donde se venga, al Gobi, desanimó secularmente a unos y a otros.
Claro, que el Islam/Otomanos algo tienen que decir, y la Madre Rusia también, pero menos, creo yo.

El mar no sirvió para invasiones, solo para el comercio y las consecuentes guerras para defenderlo. De hecho, solo el bloque occidental lo utilizó, el otro bloque, lo miró siempre con cierto desdén, quizás con la excepción de la gran flota de Zheng She, a finales del siglo XIV, con fines de exploración científica y comercial.
Contactos hemos tenido, y desde que Juan de Isla, allá por el XVI, considerara seriamente la invasión de la China de los Ming, o de la presencia inglesa en Shangai, con sus guerras del opio y de los Boxer incluidas, la verdad es que poco más ha habido, sin ponernos muy pesados, siendo además todo para garantizar las vías comerciales.
Menos mal que Felipe II, miró la caja de las perras, y vio que no tenía para cincuenta mil soldados en la otra esquina del mundo.
Europa desarrolló una tecnología militar que la hizo dominadora del mundo, los europeos, desde Alejandro Magno, tuvimos siempre y debido al desarrollo de esa tecnología la oportunidad de pasearnos por donde nos apeteció.
Hay que reconocer el mérito de dos épocas, la de las legiones romanas que hicieron de la disciplina el complemento idóneo de su manejo de los metales y del diseño de sus ingenieros de las máquinas de guerra. No tuvieron rival durante siglos, a pesar del acero de Damasco.
La segunda nos corresponde a los españoles, que tras setecientos años de guerra civil contra el Islam, desarrollamos una tradición militar que nos dio por doscientos cincuenta años el dominio del mundo, de un mundo mucho más grande que el que consiguió controlar Roma.
En concreto los españoles consiguieron los cuerpos de ejército más terribles que se pueda imaginar, “Los Tercios”, y sobre todo algo que nos hizo realmente invencibles, la tecnología naval.
La tradición la siguió el Imperio Británico, con aquellas tropas que cuando disparaban lo hacían en descargas de varios cientos, que no se agachaban cuando les disparaban a ellos, y volvieron a dominar el mundo.
Pero la China se rozó, se rozó y gracias, a pesar de que las potencias europeas en el XIX se pusieron pesadas a mitad del siglo, con los intentos de mantener algunas de las misiones jesuíticas, el comercio del opio, pero de cambiar la sociedad, las costumbres, nada de nada.
Cuando hablo de China en este contexto, no me ciño a su territorio legal de hoy en día, incluyo lo que hoy sería Vietnam, Coreas, Japón…es decir áreas de similares culturas a nuestros lejanos ojos europeos, en los que la presencia de la cultura occidental ha sido violenta pero nada profunda. Dejemos por el momento a los chinos en su chinar.
La segunda guerra mundial, que en esa parte del mundo no acaba hasta la salida por piernas de los yanquies de Saigón, según me gusta decir, significó un intento de presencia occidental por el deseo americano de ampliar sus miras hacia su occidente, para establecer una frontera en Asia que protegiera sus costas californianas, pero la cosa no cuajó, menos en Filipinas, medio siglo antes, y tampoco demasiado, excepto que les enseñaron a hablar inglés.
Los franceses se fueron tras Diên Biên Phú, los ingleses mantuvieron Hong Kong hasta el 97, debido al final de una especie de concesión China.
Pero eso tampoco ha funcionado del todo, nuestras diferencias son, creo yo, demasiado grandes como para que cuajen presencias de poder prolongadas en uno y otro lado. Así, que de forma inmiscible los dos grandes bloques culturales del mundo siguen conviviendo como siempre, entrando de puntillas como mucho, hasta el recibidor de la casa, poco más.
Los chinos, por su parte, cuando salen de China, aunque sea para hacer ferrocarriles en América, acaban metidos en sus guettos, y tan felices. No se hacen americanos ni en San Francisco después de varias generaciones. Las diferencias culturales son demasiado grandes, y ambos bloques se miran pero mantienen su cultura y sus tradiciones sin ceder un ápice.
Todo esto viene a colación de alguna de esas cosas que andan pasando por este mundo en estos comienzos de siglo que tan preocupado me tienen.
Los bloques están interactuando, a través de una nueva ruta de la seda electrónica, hoy que lo tenemos todo al alcance de un click, pero seguimos sin entendernos, nos cuesta horrores entender su forma de comerciar, a pesar de recibir cursos de esos del Dale Carnegie y a ellos les pasa tres cuartos de lo mismo, por mucho que quieran occidentalizarse, solo consiguen un precario acercamiento a nuestra cultura.
La cuestión, ahora es que vamos a tener que convivir con ellos y ellos con nosotros en prácticamente todos los aspectos económicos de nuestra vida, y por ende, un reparto del poder mundial empieza a ser ya una realidad entre estos dos bloques.
Menos mal que hasta ahora los chinos, no han sido extremadamente beligerantes fuera de sus fronteras, y áreas de influencia cercanas, lo que nos ahorra seguramente el riesgo de confrontaciones cruentas, pero debemos estar preparados para ver en las próximas décadas enfrentamientos económicos quizás con peores consecuencias, que posibles enfrentamientos armados
No lo sé. Debo reconocer, que he empezado el año de lo más pesimista, pero la impermeabilidad de los bloques, me hace pensar que las áreas de entendimiento cultural son muy escasas, y eso dificulta enormemente, el desarrollo de empatías más allá de los posibles intereses económicos compartidos, y esa es una situación que a mí no me gusta ni un pelo..
Por cierto, cerrando esta página, me manda la CNN un suelto. “El precio del barril de petróleo baja de los 30$, por primera vez desde 2003”. ¿Tendrá algo que ver la supuesta caída de la producción industrial China, que imaginamos, con nuestros ojos occidentales, pero no conocemos?
Buenas noches, y buena suerte

Un comentario sobre “Los Bloques, Oriente y Occidente”

  1. Mae mía.. los chinos asustan… yo ya conozco chinos de 4 generación, que se han introducido de una forma tan sibilina en nuestra sociedad, que no te das cuenta, hasta que no mirar los carteles de las tiendinas de barrio!
    Recuerdo cuando leí el libro de “EL CHINO”…. Da miedito ver que todo se está cumpliendo!

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